42

Terminando de ver “42” (2013) de Brian Helgeland con Chadwick Boseman, Harrison Ford, Nicole Beharie, Christopher Meloni, Alan Tudyk, Lucas Black, John C. McGinley, Ryan Merriman, Jud Tylor, T.R. Knight, Brett Cullen, Hamish Linklater, Toby Huss, Brad Beyer, Rhoda Griffis, Mark Harelik, entre otros.
Drama de deporte que sigue a Jack Roosevelt Robinson, el primer beisbolista afroamericano en ingresar a Las Ligas Mayores de Béisbol; que además de jugar la mayor parte de su carrera profesional para los Dodgers, tuvo una destacada actividad política y comunitaria por la igualdad de derechos y la lucha contra la discriminación.
El filme se ambienta en 1946, cuando El Gerente General de los Dodgers de Brooklyn, contrata a Jackie Robinson para formar parte del equipo desafiando la famosa barrera del color que impide contratar a afroamericanos en el béisbol de Las Grandes Ligas; por lo que la historia muestra las vicisitudes que tuvo que soportar Robinson por su color de piel.
Como dato, el título de la película, “42” es una referencia al número de camiseta de Robinson, que se retiró en todos los equipos de la MLB en 1997; aunque 42 también podrían ser las lecciones que se van mostrando a lo largo del metraje sobre el poder de la dignidad y las convicciones; las bases que va conquistando el relato sobre la fuerza de la palabra y los hechos; alternando hábilmente su aspecto histórico-social; un argumento realista que busca representar el crudo comportamiento humano de 70 años atrás, que lamentablemente Donald Trump ha vuelvo a poner en azufre. 
Y más allá que esté bien hecha la argumentación, y parece con esto querer despegarse un poco del típico golpe bajo de las producciones de Hollywood para denunciar lo feas que eran las cosas en el pasado, las cuales no está mal, ya la idea es la esperada; porque si bien se nos muestra el espíritu de personas con mucho empuje que querían barrer y romper con los prejuicios de su época; una adelantada en el aspecto militar, con un país ya establecido como principal potencia mundial, pero que esconde detrás de sí un atraso cultural importante.
Por ello, “42” hace hincapié en “pudimos vencer al fascismo en Europa, pero todavía no podemos vencer al racismo en casa”, y por lo visto, sin guerras, EEUU vive todavía en trincheras, el país “de la libertad y el sueño” que siempre ha traído esclavitud y pesadillas.
Como película, pese a las muchas inexactitudes históricas y las licencias para aumentar el drama, se colaboró con la viuda de Robinson, Rachel, para garantizar la autenticidad de la historia, diciendo: 
“Para mí era importante porque quería que fuera una pieza auténtica…
No quiero que lo conviertan en un hombre negro enojado o en algún estereotipo”
Y es cierto, “42” no es una biografía completa, pero si es seria en sus objetivos, muy inspiradora y respetuosamente contada de un ícono deportivo estadounidense influyente, aunque puede ser un poco demasiado segura al mostrar reiteradamente y “en silencio” el calvario de Robinson, excluyendo prácticamente todo lo demás en su vida, de hecho la misma esposa es casi un florero; y muy a pesar del béisbol como trasfondo, que muchos ni siquiera saben de qué va, salvo por lo que denuncia, “42” puede ser un filme para un público meta, no para todos.
Y es que el talento de Jackie se ve, pero a cuenta gotas, ni se explica, y no es lo más importante que dejó en el béisbol; por lo que es una película donde la adversidad de una sociedad impide a una persona desarrollar el talento natural que tiene, ampliando su alcance para cualquier profesión u oficio; y de esa manera la película funciona en su mayor parte con respecto a los hechos de la historia y la personalidad de su protagonista, y obviamente en recordar al público por qué fue significativo; así como para revolver el estómago al ver cómo los seres humanos se siguen tratando como idiotas.
Del reparto, el carácter de Robinson, su uso de la no violencia y su talento que desafió la base tradicional de la segregación que entonces había marcado muchos otros aspectos de la vida estadounidense, influyó en la cultura y contribuyó significativamente al movimiento de derechos civiles; y eso aporta el gran Chadwick Boseman, que tiene el atractivo necesario, demostrando ser convincente como atleta, tanto que es expresivo a pesar del hecho de que el hombre que interpreta debe mantener sus verdaderos sentimientos reprimidos; y Boseman sabe interpretar y medir la personalidad fuerte del jugador para aguantar y sobreponerse a todas las adversidades. 
Este fue el 3 filme del actor y el primer papel importante con el que demostró no ser un actor cualquiera; de hecho el filme sería el inicio de una temática que lo acompañaría siempre: 
Los personajes que luchan contra el racismo.
Mientras que Wesley Branch Rickey, interpretado por Harrison Ford, un goloso papel de mánager empeñado en convencer a cualquiera desarmando la retórica de lo establecido, sus prejuicios y la intolerancia dominante; es un roba escenas que bien podría tener su propia película.
Porque Rickey jugó un papel decisivo en la ruptura de la barrera del color en Las Grandes Ligas por la incorporación de Jackie Robinson; además destacó como la contraparte del estereotipo más antiguo del folclore estadounidense del béisbol profesional, el “trader” yanqui astuto, trabajador y temeroso de Dios; por lo que el acto más memorable de Rickey con los Dodgers fue romper esa barrera del color que había sido una regla no escrita desde la década de 1880. 
Recordar que no había ningún estatuto que prohibiera oficialmente el béisbol a los negros, solo una regla no escrita universalmente reconocida, que ningún propietario de club estaba dispuesto a romper, y que fue perpetuada por el racismo culturalmente arraigado y el deseo de los propietarios de clubes de ser percibidos como “representantes de los valores y creencias del blanco estadounidense”
Y mientras el servicio de los estadounidenses negros en La Segunda Guerra Mundial, y los logros celebrados antes de la guerra de los atletas negros en los deportes estadounidenses, como Joe Louis en el boxeo y Jesse Owens en la pista, ayudaron a allanar el camino para el cambio cultural necesario para romper la barrera.
De esa manera, el filme está lleno de citas y el guión está estructurado para que se den las situaciones exactas para decirlas, de como “el béisbol fue una prueba positiva de que la democracia era real”; y agrega algo de actualidad como:
“No dice qué tan grande eres, o qué religión sigues, no sabe cómo votaste, o el color de tu piel, simplemente dice qué tipo de jugador eras en un día en particular”
Pero para Robinson la lucha tenía un propósito:
“Solo pretendemos que nos permitan vivir como viven ustedes, como nuestra Constitución lo demanda”
Sin olvidar las perlas de Rickey, que son muchas:
“Algún día conocerás a Dios, y cuando Él te pregunte por qué no saliste al campo contra Robinson en Filadelfia, y tú respondes que fue porque él era un negro, puede no ser una respuesta suficiente”
Así, la ruptura de Robinson de la línea de color del béisbol y su éxito profesional simbolizó estos cambios más amplios y demostraron que la lucha por la igualdad era más que un simple asunto político. 
De hecho, Martin Luther King Jr. dijo que era “una leyenda y un símbolo en su propio tiempo, que desafió los cielos oscuros de la intolerancia y la frustración”
Recordar que Robinson se desarrolló antes que King, por lo que sus esfuerzos fueron realmente un paso monumental en la revolución de los derechos civiles en Estados Unidos; pues sus logros permitieron a los estadounidenses blancos y negros ser más respetuosos y abiertos entre sí, y más agradecidos por las habilidades de todos.
En definitiva, confieso que vi el filme solo por Chadwick Boseman, que gran talento y que belleza de hombre, fallecido después de una batalla de 4 años contra el cáncer, cuya ironía descubrí que murió el mismo día en que la MLB celebra El Día de Jackie Robinson, el 28 de agosto.
“En un juego dividido por colores, nos hizo ver la grandeza”
RECOMENDADA.




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