Boy on a Dolphin

Terminando de ver “Boy on a Dolphin” (1957) de Jean Negulesco con Alan Ladd, Clifton Webb, Sophia Loren, Alex Minotis, Jorge Mistral, Laurence Naismith, Piero Giagnoni, Gertrude Flynn, entre otros.
Película de aventura y comedia ambientada en Grecia, y filmada en DeLuxe Color y CinemaScope, basado en la novela homónima escrita en 1955 por David Divine que sigue a una mujer cuando encuentra una estatua de un niño de oro montado sobre un delfín de bronce, y se debate entre 2 hombres:
Uno que quiere venderlo y otro que quiere regalárselo a Grecia.
El estreno mundial de la película, el 10 de abril de 1957 en New York, fue en beneficio para El Fondo de Los Huérfanos Griegos de La Reina Friederike Luise Thyra Viktoria Margarete Sophie Olga Cecile Isabelle Christina de Hannover, que era la madre de la futura Reina Sofía de España.
El llamada “primer verdadero Maestro de CinemaScope” llevó a que Sophia Loren hiciera su primer filme en inglés, por cierto, mucho antes del dominio de su esposo Carlo Ponti; y sobre ella, Jean Negulesco arroja toda la grandeza y belleza del lugar en CinemaScope, que explota maravillosamente en calidez, glamour, belleza y sexo, a través de frecuentes y liberales poses de ella en vistas plenas y significativas, con su escultural belleza que nos recuerda lo que El Mediterráneo puede ofrecer en gracia y riqueza; y eso que ella por sí sola demostraba ya su condición de estrella en el cine moderno, tanto en comedia como en belleza, y se comprueba en su primera escena:
Tras bucear en el mar, ella sube a una lancha con la blusa mojada transparente, mostrando sus enormes pechos, sin sujetadores, que dejaban ver su condición de futuro símbolo sexual.
Sin embargo el filme atrajo la atención en la diferencia de altura entre Loren de 1,73m y Ladd de 1,68m que provocó complicaciones en el rodaje, de hecho, algunas de sus escenas juntos requirieron que él se parara en una caja, mientras que otra obligó a cavar una trinchera para Loren cuando la pareja caminaba por la playa.
Y el estira y encoje se da pues entre Alan Ladd, que hace un buen contraste con el ingenio seco de Clifton Webb, que aquí vuelve a robar cámara como patán, un villano/pelele que da mucha lata, y que curiosamente es propietario de un yate muy parecido al Cristina de Aristóteles Sócrates Onassis.
Desde lo técnico, el filme tiene una bonita partitura de Hugo Friedhofer que fue nominada para un Premio Oscar, y una hermosa fotografía de Milton Krasner, que representó la primera película de Hollywood rodada en Grecia, de ahí que la película se toma su tiempo para mostrar la belleza y el contraste del país.
La factura viene a que la película muestra su edad en las actitudes “buenistas” del guión, sin mucho peso en el fondo, que es el expolio y las diferencias de clases como la confrontación entre los ricos de la ciudad de Atenas y los pobres campesinos de los alrededores, por lo que también esta película tiene un poco de aventura, más desarrollo en una historia de amor, y algo de suspenso con el telón de fondo de Hydra, una de las islas del Egeo más encantadoras, y como “desahogo” la comedia tontorrona.
Eso sí, el filme nos da una gran enseñanza moral, la lucha por sobrevivir, por descubrir la belleza de la vida y el amor sincero antes que el dinero.
Como dato, La Casa de Los Delfines de Grecia tiene un pavimento de mosaico con delfines y jinetes junto a unas bandas decoradas con motivos de olas simples que sujetan los emblemas de varias deidades griegas, en concreto:
Un tirso, un caduceo, un tridente y otro objeto que falta debido a los daños sufridos por el mosaico; y por coincidencia, 2 años después que la novela fuera lanzada, una figurilla 16" de bronce de la diosa Artemisa fue encontrada cerca de Delos, cuya fecha probablemente data de La Era Pre-Romana Helénica.
“¿Qué puede lograr una estatua?”
RECOMENDADA.



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