Anne of The Thousand Days

“He was King.
She was barely 18.
And in their thousand days they played out the most passionate and shocking love story in history”

La Familia Boleyn, era una prominente familia inglesa en La Nobleza y La Aristocracia que alcanzaron la cima de su influencia durante El Período Tudor, cuando Anne Boleyn se convirtió en la 2ª esposa de Henry VIII, y su hija se convirtió en Elizabeth I.
Del apellido Boleyn, originalmente “Bullen”, entre sus miembros destacaron:
Anne Boleyn, Reina consorte de Inglaterra, 2ª esposa del Rey Henry VIII de Inglaterra, y primera Marqués de Pembroke; fue muy controvertida como Reina Consorte; creció en El Castillo de Hever, en la zona de Kent.
Durante su adolescencia, ella y su hermana Mary, fueron enviadas a Francia como Damas de Compañía de La Reina francesa; pero Anne se quedó más tiempo que su hermana, convirtiéndose así en la perfecta cortesana, culta, ingeniosa y refinada.
Ya de vuelta en Inglaterra, Henry VIII se fijó en ella, cuando era una de Las Damas de Compañía de La Reina Catherine de Aragón, y la cortejó, pero ella se negó a acostarse con él.
El Rey, que estaba obsesivamente enamorado de Anne Boleyn, rompió con La Iglesia Católica para casarse con ella en 1533.
Tras el nacimiento de Elizabeth, La Reina tuvo varios embarazos que terminaban con abortos, lo cual le hizo ir perdiendo el favor de su marido; y 3 años más tarde de su boda con Henry, La Reina Anne fue acusada de “traición, brujería, incesto y adulterio”, y fue decapitada a los 25 o 35 años, el 19 de mayo de 1536, en La Torre de Londres.
Anne Boleyn era tan atractiva como para que nadie se fijaba de primeras en el defecto físico de su mano izquierda, pues se dice que tenía 6 dedos, que ocultaba con mangas largas, puesto que en la Inglaterra de Los Tudor, aquello podía pasar como un signo de brujería…
En la actualidad, muchos historiadores aseguran que Anne era inocente de los cargos que se le acusaron, y que fue víctima de una conspiración para apartarla del trono, y que El Rey se casase con Jane Seymour, una de Las Damas de Compañía de Anne.
Cuando Henry ordenó su muerte, y ella fue decapitada en La Torre de Londres, por supuesta infidelidad, al despótico Rey no sólo le bastó con quitarle la vida, además confiscó el hogar de Los Boleyn, y se lo regaló a su 4ª esposa, Anne de Cléveris.
Siglos más tarde, en 1903, el millonario estadounidense, William Waldorf Astor, compró el recinto y lo restauró.
Mientras Mary Boleyn, hermana mayor de la anterior, y posible amante de François I de Francia, y de Henry VIII de Inglaterra, con el que habría tenido 2 hijos:
Henry y Catherine Carey.
Durante el reinado de su hermana, Mary fue una de sus Damas de Honor hasta que se casó con William Stafford, provocando el enfado de Los Boleyn, siendo expulsada de La Corte por Anne.
No obstante, siempre fue Anne Boleyn quien más ayudó a su hermana con sus problemas financieros, incluso después de que fuera expulsada de La Corte.
George Boleyn, hermano de las anteriores, nombrado Vizconde de Rochford en la época en la que el ascenso de Los Boleyn al poder, era imparable debido al romance entre Anne y El Rey de Inglaterra.
Sin embargo, en 1536, se vio involucrado en el juicio contra su hermana Anne, y acusado de haber cometido incesto con ella, y fue decapitado junto con 4 hombres más, supuestos amantes de Anne.
Jane Parker, más conocida como Lady Rochford, Vizcondesa de Rochford, y esposa de George Boleyn; se cree que su matrimonio era infeliz, y que la relación con La Reina Anne, no era buena debido al carácter celoso de Jane, que veía cómo George estaba más unido a su hermana, que a su esposa.
Su testimonio fue crucial para enviar a los 2 hermanos al cadalso, aunque muchos historiadores dudan de su veracidad.
Fue Dama de Compañía de las 5 primeras esposas de Henry VIII, y ayudó al Rey a librarse de su 4ª esposa, Anne de Cléveris, testificando que La Reina le había confesado que el matrimonio no estaba consumado; siendo ejecutada en 1542 por traición, junto con la 5ª esposa del Rey, Catherine Howard, ya que Jane la había ayudado a cometer adulterio con uno de los hombres del Rey.
Thomas Boleyn, diplomático y político inglés, padre de Mary, Anne, y George; y Elizabeth Howard, su esposa.
Se cree que durante los primeros años del reinado de Henry VIII, El Rey habría mantenido un breve romance con esta noble, pero no hay pruebas veraces de ello.
Otros descendientes de Los Boleyn, son:
Geoffrey Boleyn, Lord Mayor de Londres; Lady Margaret Boleyn y William Boleyn, padres de Thomas, y abuelos de Anne Boleyn.
Y es que Los Boleyn no eran diferentes a ninguna otra prominente familia Tudor, salvo por el hecho de que tuvieron 2 hijas que llamaron la atención del Rey, y el hecho de que esas 2 brillantes hijas fueron asesinadas bajo falsas acusaciones de traición.
Sin eso, Thomas y George serían recordados como 2 cortesanos exitosos de la misma manera que Thomas Wyatt, Francis Bryan, Nicholas Carew, Charles Brandon, etc., que jugaron sus cartas de la misma manera que todos estos hombres, al igual que La Familia Seymour, La Familia Howard, y todos los otros miembros de La Corte de Henry.
No solo Anne y George cayeron en 1536, toda la familia fue derrotada con ellos…
¿Y para qué?
¿Por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado?
¿Por tener un tirano, cruel y paranoico por Rey, que quería volver a casarse sin impedimento?
Ciertamente, Anne no lo fue por ser culpable...
A un leal sirviente del Rey le quitaron su carrera.
Los padres, perdieron a 2 de sus hijos en las circunstancias más trágicas que puedan imaginarse, y una esposa quedó viuda; siendo 2 jóvenes inocentes los que perdieron sus vidas, y su honor por las acusaciones más sucias y crueles que podrían concebirse.
Lo que pasó con Los Boleyn, no fue merecido.
¿Qué hicieron posiblemente para merecer lo que les sucedió?
¿Por qué sentimos la necesidad de seguir destruyéndolos, una y otra vez?
A lo largo de los siglos, Anne Boleyn ha inspirado, o ha sido mencionada, en muchas obras artísticas y culturales, y por tanto, retuvo su poder en la imaginación popular, tanto que se la ha llamado “La Reina Consorte más influyente e importante que Inglaterra haya tenido”, ya que proporcionó la ocasión para que Henry VIII anulara su matrimonio con Catherine de Aragón, y declarara la independencia de la iglesia inglesa de Roma.
En las artes, tenemos a “Ana Bolena”, una ópera compuesta por Gaetano Donizetti, basada en la vida de Anne Boleyn, que la muestra inocente, en sus últimos días de vida, y ve cómo su marido elabora una farsa para deshacerse de ella, y así casarse con Jane Seymour, una Dama de Compañía de Anne.
El papel protagonista, ha sido interpretado por grandes divas de la ópera, como María Callas o Montserrat Caballé.
Y luego está Anne of The Thousand Days, película de 1969, dirigida por Charles Jarrott, que describe brillantemente el encaprichamiento del Rey Henry VIII con la bella Anne Boleyn, hermana pequeña de una antigua amante suya, y Dama de su entonces actual esposa, la española Catherine de Aragón.
“For six years, this year, and this, and this, and this, I did not love him.
And then I did.
Then I was his.
I can count the days I was his in hundreds”
Anne of The Thousand Days es un drama del año 1969, dirigido por Charles Jarrott.
Protagonizado por Richard Burton, Geneviève Bujold, Irene Papas, Michael Hordern, John Colicos, Katharine Blake, Anthony Quayle, Valerie Gearon, Peter Jeffrey, Elizabeth Taylor, entre otros.
El guión es de Bridget Boland, John Hale y Richard Sokolove, basados en la obra homónima de 1948, de Maxwell Anderson, un drama histórico en verso blanco; basada en la vida de Anne Boleyn, 2ª esposa del Rey Henry VIII.
Como dato, el “verso blanco” es un tipo de composición poética que se caracteriza por tener una métrica regular, y carecer de rima.
Como obra de teatro, Anne of The Thousand Days se estrenó en Broadway en 1948, protagonizada por Rex Harrison y Joyce Redman, interpretando al Rey Henry VIII y Anne Boleyn respectivamente; del que Harrison ganó el premio Tony al mejor actor.
El rodaje de esta película tuvo que esperar hasta 1969, debido a sus francas discusiones sobre el adulterio, la ilegitimidad y el incesto; porque El Código de Producción de películas, en vigencia de 1930 a 1968, no habría permitido una película en la que se discutieran estos temas.
Por lo que Charles Jarrott viene a mostrarnos la experiencia de una mujer desdichada e inocente, que ni provocó ni fue dueña de su destino; y un Rey que, por una mujer, será capaz de asesinar y romper con La Iglesia Católica.
Los “mil días” que hace referencia el título de la película, y el título de la obra teatral, se refieren a los 1000 días en que Anne Boleyn conoció, se casó, amó, odió y fue decapitada por El Rey Henry VIII.
De acuerdo con la exposición, Inside Oscar Academy Awards, Universal Studios montó una costosa campaña de publicidad que incluía servir Champagne y Filet Mignon a los miembros de La Academia después de cada proyección; y obtuvo resultados, siendo nominada a 10 Premios Oscar:
Mejor película, actor (Richard Burton), actriz (Geneviève Bujold), actor secundario (Anthony Quayle), guión adaptado, dirección artística, cinematografía, banda sonora, sonido; y ganó el premio al Mejor Vestuario.
Como dato, Anthony Quayle fue el único nominado al Oscar al mejor actor de reparto, por una película nominada a la mejor película; y esta fue la primera de 2 películas consecutivas de vestuario histórico, dirigidas por Charles Jarrott sobre un monarca británico del siglo XVI.
La segunda fue “Mary, Queen of Scots” (1971), que se refirió al conflicto de más de 20 años entre el personaje principal, la sobrina nieta de Henry, y La Reina Elizabeth I, la hija de Henry y Anne Boleyn.
Anne of The Thousand Days se rodó en Penshurst Place y Hever Castle, y en Pinewood y Shepperton Studios.
Hever Castle fue uno de los escenarios principales de la película; también fue el hogar de la infancia de Anne Boleyn.
La acción tiene lugar en 1536, con El Rey Henry VIII (Richard Burton) firmando las órdenes de ejecución contra un grupo que supuestamente conspiraba contra él, entre los que se encuentra su esposa, Anne Boleyn (Geneviève Bujold)
De ahí se sigue un largo “flashback” que describe el encaprichamiento del Rey con la bella Anne, ya comprometida con otro hombre, a lo que se suma el agravante de que Henry VIII, casado legítimamente con Catherine de Aragon (Irene Papas), ha tenido como amante a la hermana, Mary Boleyn (Valerie Gearon), que le ha dado un hijo bastardo, y la evolución de ésta de joven, que le para los pies como una mujer ambiciosa a la que le encanta probar las mieles del poder, así como su ejecución por varios crímenes que jamás cometió.
En la historia, como El Papa no accede a concederle el divorcio, Henry rompe con La Iglesia de Roma, y crea La Iglesia Anglicana, según El Acta de Supremacía de 1534; convirtiéndose así, en la suprema autoridad eclesiástica de Inglaterra.
Años después, El Rey acusa a Anne de alta traición, y ordena que sea ejecutada.
A Henry VIII nos lo pintan como un ser caprichoso, vanidoso y despótico.
Amante de las mujeres, que después de 22 años de matrimonio con Catherine de Aragón, y sin haber engendrado un niño, conoce a Anne Boleyn, y se propone conquistarla, pero ésta es ambiciosa, inteligente y poco escrupulosa, y no cederá ante El Rey, a menos que haya matrimonio de por medio.
Esto desencadenará una crisis a nivel de Estado pues, para lograr su propósito, El Rey no dudará en enfrentarse a sus aliados, a España, y a la todopoderosa Iglesia de Roma.
Rompió con ellos, expulsó y ejecutó a sus opositores, y se declaró Jefe de La Iglesia de Inglaterra.
Se autorizó a sí mismo a divorciarse, y se casó con Anne.
Esta alcanzó en ese periodo un gran poder pero, lo mismo que le aupó en el trono, significó su caída...
Anne of The Thousand Days es cine histórico muy bien realizado, que muchos miran con cierta reticencia, porque hay mucha paja que se ha colado en el género, pero que resuelve bien su novato director, que debutó con esta, su más interesante película; que en absoluto ha perdido su fuerza cinematográfica.
Una película que convence, y con la que aparte de entretener, enseña muy bien y sencillamente un hecho histórico crucial para Inglaterra que le marcaría para su futuro.
“The days we bedded.
Married.
Were Happy.
Bore Elizabeth.
Hated.
Lusted.
Bore a dead child... which condemned me... to death.
In all one thousand days.
Just a thousand.
Strange.
And of those thousand, one when we were both in love, only one, when our loves met and overlapped and were both mine and his.
And when I no longer hated him, he began to hate me.
Except for that one day”
Es sabido que cuando un tema tan recurrente como éste es tratado con veracidad, empaque y sirviéndose de grandes actores, el éxito está asegurado, como ocurrió con esta gran producción de Universal, que además, ha contribuido e expandir la cultura histórica popular que, desgraciadamente, tanto escasea en el cine con que se nos mortifica en estos tiempos que corren.
Porque Anne of The Thousand Days es una muy buena película que retrata la época inglesa del siglo XVI, en la que se iniciaba La Colonización en América, y en la que Henry VIII de La Dinastía Tudor, reinaba en Inglaterra.
Famosas son las hazañas matrimoniales de Henry VIII, y su predilección por la decapitación, aunque en realidad sólo 2 de sus 6 esposas recibieron tal distinción.
Por lo que Anne of The Thousand Days se centra en el encoñamiento de Henry por Anne Boleyn, circunstancia que precipitará toda una serie de acontecimientos trascendentales para la historia de Inglaterra, y por ende de Europa:
La ruptura con La Iglesia Católica, el nombramiento de Henry como cabeza de la nueva iglesia escindida, La Anglicana, y toda una serie de ejecuciones de personajes valiosos, como Thomas More, y otros que pasaban por allí.
Se trata de la clásica producción británica correcta en todos los apartados, agradable de ver, y que no se olvida después del visionado; pero los acontecimientos históricos, están convenientemente manipulados en la obra teatral de Maxwell Anderson que da pie a la película, con el fin de que el espectador medio, se haga una idea de lo que se cocía por aquellos lares.
La película comienza cuando El Rey Henry está firmando sentencias condenatorias contra supuestos conspiradores, entre los que está Anne Boleyn; y la acción se retrotrae en el tiempo:
Henry VIII de Inglaterra, está casado con Catherine de Aragón, una hija de los Reyes Católicos, y era su 2ª esposa; hasta que El Rey se encapricha de Anne Boleyn, Dama de La Corte, y quiere casarse con ella.
Pero Anne está prometida a Lord Percy (Terence Wilton), y El Rey no les permite casarse; no solo eso, sino que obligan a Percy a casarse con otra.
Sin competencia, El Rey necesita el permiso del Papa, y éste no le concede el divorcio, a lo que Henry  rompe con La Iglesia de Roma, y crea La Iglesia Anglicana, mediante El Acta de Supremacía de 1534; y así  se convierte en la máxima autoridad eclesiástica de Inglaterra.
Y es que Henry VIII ha tenido como amante a la hermana de Anne, que da un hijo bastardo… por lo que los padres de Anne están de parte del Rey, pero Anne se opone frontalmente, y es obligada a ir a La Corte como Dama de Catherine.
Fue una vez allí, que Anne reprocha frontalmente al Cardenal Thomas Wolsey (Anthony Quayle) de su excesivo poder.
Mientras, La Reina Catherine está en sus habitaciones bordando, ajena a las intrigas; llega El Embajador de España, y la informa del rumor:
El Rey quiere divorciarse de ella, y anular el matrimonio.
El Embajador dice a La Reina, que informará a su sobrino, El Emperador Carlos I de España y V de Alemania; por lo que La Reina se aflige, y recuerda al Rey, que tiene una hija, La Princesa Mary, joven y sana.
Le dice que ella estuvo casada con Arthur apenas nada, que no se consumó el matrimonio, que tenían 15 años, y la apartaron 7 años, hasta que les interesó casarse con ella.
Con todo, se celebra el juicio, y Roma no autoriza el divorcio, a lo que Henry echa de sus dependencias al Cardenal, y Thomas Cromwell (John Colicos) aprovecha el momento para hacerse valer con triquiñuelas legales; y aconseja al Rey, romper con Roma.
Así, Henry se casa con Anne Boleyn sin haberse divorciado de Catherine.
Anne Boleyn tiene una hija, y Henry se irrita profundamente por ser niña; pues ya hay 2 herederas, la hija de Catherine y la hija de Anne Boleyn, y ningún varón legítimo; pero El Rey ya se ha encaprichado con otra:
Jane Seymour (Lesley Paterson)
Para entonces, Anne Boleyn está resultando ser tanto o más ambiciosa como parecía:
Cruel, egoísta, y despiadada; pero en su pecado lleva la penitencia; siendo acusada por Cromwell de ser infiel al Rey, por tanto, acusada de alta traición y finalmente ejecutada.
El director Charles Jarrott dirige muy bien este film, presentando de un modo cómodo este hecho histórico de gran complejidad, que marcó un punto de inflexión en este país; un momento que dirigió al país hacia una nueva religión y hacia un futuro heredero de la corona que no estaba claro.
Y es que esta historia era fácil de que cayera hacia una trama aburrida en lo que a narración histórica se refiere; o centrándose en unos hechos románticos palaciegos que son importantes, pero no imprescindibles.
Pero como decía, el director utiliza un enfoque muy interesante, y hace que el espectador sea testigo de estos años convulsos, y comprenda perfectamente estos movimientos legales de gran complejidad; gracias a que observa lo que ocurre fuera y dentro del palacio, y los papeles de la iglesia y los jueces; y por ello el film convence.
Uno se engancha desde el minuto uno, y no desconecta hasta el final; aunque desde el principio se sepa el desenlace, ya que la historia es famosa y estudiada por todo el mundo, en este excelente fresco histórico de uno de los episodios más importantes de Inglaterra, y que ha sido llevado al cine y televisión en numerosas ocasiones.
Pero en esta espléndida película se recrea con gran autoridad a la bestia parda que fue Henry VIII, que motivado por su obsesión de tener un varón y, también en buena medida, por su frenética lujuria, se deshizo de 6 mujeres y, de paso, fundó La Iglesia Anglicana.
En cuanto a la trama, expone en forma bastante sintética los eventos más importantes de la vida de Henry y Anne; sin dejar de lado todas las repercusiones políticas, sociales, religiosas que desencadenó tal relación en el reino inglés.
Desde la ruptura con La Iglesia Católica Romana por el fallido juicio de divorcio de Henry con Catherine, que supuso la caída del Cardenal Wolsey, pasando por el juicio y castigo de los opositores de la relación del Rey con Anne, debido al Acta de Supremacía, y El Acta de Sucesión, entre ellos, Thomas More, hasta la muerte de Anne, orquestada muy bien por Thomas Cromwell, y cuyo motivo principal fue la ira de Henry, porque Anne no le pudo dar un descendiente varón, ya que tuvo 2 abortos, uno de ellos de un varón, para que reinara luego de su muerte.
A pesar de la extensión, la misma no parece aburrida y tediosa, ya que siempre mantiene la atención de los espectadores.
Por su parte, el escritor de la obra, Maxwell Anderson disfrutó de gran éxito comercial con una serie de obras ambientadas durante el reinado de La Familia Tudor, que gobernó Inglaterra, Gales e Irlanda, desde 1485 hasta 1603; y aquí hubo cambios en el guión sobre la historia de Maxwell Anderson, que usó versículos blancos, para partes de su trabajo, pero la mayoría de los ejemplos de esto fueron eliminados del guión.
Un episodio de versos blanco que se retuvo fue el soliloquio de Anne en La Torre de Londres.
La apertura de la obra, también fue cambiada, con Thomas Cromwell diciéndole a Henry VIII, el resultado del juicio; y Henry recordando su matrimonio con Anne; en lugar de Anne hablando primero, y luego Henry recordando en retrospectiva.
Pero los eventos históricos de la vida de Henry y Anne, se mantienen, como la ruptura con La Iglesia Católica Romana por el fallido juicio de divorcio de Henry con Catherine; y la caída del Cardenal Wolsey; el juicio y castigo de los opositores de la relación del Rey con Anne, debido al Acta de Supremacía, y El Acta de Sucesión, entre ellos, Thomas More; la muerte de Anne, orquestada por Cromwell; el motivo de la ira de Henry, porque Anne no le da un descendiente varón, etc.
Por su parte, Charles Jarrott debuta en una de esas películas que han forjado el tópico de la calidad y el rigor asociados al cine británico, una producción histórica de cuidada ambientación, y con actores de prestigio.
O tal vez lo que buscaba Hal B. Wallis, responsable de todo el tinglado, era mantener el control contratando a un realizador obediente, que no le diese problemas.
No en vano, Wallis pertenece a esa estirpe de antiguos productores que no dejaban que la creatividad de ningún artista se interpusiese al beneficio económico, ni al reconocimiento de su autoría en los créditos iniciales.
Vista hoy, Anne of The Thousand Days se antoja como un fastuoso espectáculo de época, una sucesión de referencias pictóricas ordenadas en la pantalla con pulcritud y esmero; que incluye las luchas de poder y las conspiraciones que se urdían en La Corte del siglo XVI; por lo que la película conserva el poso del original literario, con abundantes batallas dialécticas, y varios giros dramáticos que hacen que sus 2 horas y media de metraje, transcurran sin perder interés.
Eso sí, que nadie espere combates cuerpo a cuerpo, sangrientos asesinatos ni escenas de sexo, tal y como se estila en los actuales relatos ambientados en La Edad Media.
En Anne of The Thousand Days, la violencia es siempre verbal y refinada, y tanto las ejecuciones como los coitos, se resuelven mediante elipsis.
Lo que no resta contundencia al conjunto, al revés:
Wallis y Jarrott saben que no hay nada más excitante que la mente estimulada del espectador.
Así pues, lo que prima en el film, son los sentimientos, representados por un elenco que incluye a actores de relumbrón como Richard Burton, Irene Papas y Anthony Quayle, y a una joven canadiense, Geneviève Bujold, que despunta como protagonista.
Burton, vuelca en su interpretación de Henry VIII, los excesos e incontinencias del personaje, hasta el punto de caer en ocasiones en el tic teatral y en la caricatura.
Se nota que ha tenido en cuenta la recreación que hizo Charles Laughton casi 40 años antes en “The Private Life Of Henry VIII”, película que proyecta su sombra sobre ésta.
Aunque si en algo se debe destacar a Anne of The Thousand Days, es en su habilidad de actualizar la moraleja del relato:
La película termina con una proclama en favor de la autonomía femenina, que deposita en las generaciones de futuras, mujeres la capacidad de elegir sus destinos, y de tomar el poder que les corresponde.
En suma, la opera prima de Charles Jarrott, se erige como un pulcro ejercicio de cine histórico que, tal vez, hubiese necesitado a un director con mayor personalidad y carácter, para aprovechar todo el potencial que contiene el texto original; porque la película está rodada con corrección, pero no termina de ser memorable, tiene inteligencia pero le falta pasión... y esto se debe en parte a su calculada indefinición respecto al género.
Cuando Anne of The Thousand Days teme resultar aburrida, opta por la comedia; y cuando quiere trascender, deriva hacia el drama, siempre en ambos casos, con el componente romántico y la rigurosidad de la recreación histórica.
Demasiados condicionantes que provocan algunos desajustes en cuanto al tono y a la densidad del acabado.
Nada que justifique el olvido al que se ha visto relegada, una película que merece ser rescatada, aunque sólo sea para aproximarse de manera amable y entretenida a uno de los episodios que definieron el pasado de la vieja Europa.
Sobre los anacronismos:
Anne Boleyn podría no haber tenido 18 años en 1527; su fecha de nacimiento no está registrada.
La mayoría de los historiadores de hoy, creen que debe haber sido alrededor de 25 en 1527.
No hay pruebas de que Henry VIII ordenó la ruptura del compromiso de Henry Percy y Anne Boleyn, porque quería a Anne para sí mismo en ese momento.
La familia de Percy, Northumberlands, era una de las principales familias del norte de Inglaterra, y siempre había querido que Henry Percy se casara con Mary Talbot, una rica heredera de la misma región, y no con una chica de una familia comparativamente inferior.
Podrían haber preguntado a la intervención del Rey y del Cardenal Wolsey, cuando el compromiso se hizo conocido.
De hecho, para no tener ningún impedimento para el matrimonio de Henry VIII y Anne, todas las partes siempre negaron que haya tenido lugar algún compromiso.
La mayoría de las historias del período, no dicen nada sobre Anne, presionando a Henry para que More sea ejecutado.
La hermana de Anne, Mary Boleyn, se muestra embarazada después de ser descartada por Henry VIII.
Aunque ella había sido su amante, no hay pruebas concluyentes de que Mary tuviera hijos de Henry.
Henry, no intervino en el juicio de Anne; a ella se le negó el derecho de interrogar a los testigos en su contra.
Ella y El Rey, se encontraron la última vez en una justa el día antes de su arresto, por lo que, mientras Anne está encarcelada en La Torre de Londres, y Henry VIII la visita es falso, él nunca la vio cuando ella estaba prisionera.
El matrimonio de Anne, fue anulado de todos modos, y nunca le ofrecieron un trato que le hubiera dado la libertad.
Elizabeth y Mary, fueron declaradas ilegítimas, pero estaban en la línea de sucesión, pero no hasta después de la muerte de Anne.
Por tanto, en ese momento, las posibilidades de que Elizabeth heredara La Corona parecían bastante bajas.
La hija de Catherine de Aragón, Mary, no estuvo presente en el momento de la última enfermedad y muerte de Catherine; pues las había separado a la fuerza.
Al tiempo, la representación de Catherine de Aragón por Irene Papas era bastante errónea, en términos de apariencia, ya que está bien documentado que La Reina tenía el pelo castaño rojizo, y una tez muy pálida; mientras La Papas fue elegida porque tiene una apariencia mediterránea estereotipada que coincide con suposiciones populares falsas sobre cómo se vería una noble española.
No obstante, Anne of the Thousand Days representa a Anne como inocente de los cargos; considerado históricamente correcto, según las biografías de Eric W. Ives, Retha Warnicke, Joanna Denny, y el historiador de Los Tudor, David Starkey, todos los cuales declaran su inocencia de adulterio, incesto y brujería.
Por lo que los diálogos de la película son brillantes, y a diferencia de lo que ocurre con frecuencia en otras películas históricas, no caen en la grandilocuencia o solemnidad; y la narración fluye con brío, explicándose convincentemente actitudes de personajes y los hechos históricos aunque no se esté muy al tanto de los mismos; y aunque la acción transcurre casi íntegramente en decorados, están también muy cuidados, aunque sin grande alardes; y las escenas de exterior, sobre todo, el desfile nupcial y las escenas de patíbulo, son cuidadosas.
Hay que prestar especial atención al soberbio vestuario, premiado merecidamente con un Oscar; no solo por la variedad de trajes y vestidos exhibida, sino también por la estudiada disposición de los mismos según sus colores.
Es frecuente ver en un mismo plano, varios personajes vistiendo cada uno trajes con una tonalidad distinta, cromatismo que queda brillantemente resaltado por una fotografía esplendida, apréciense por ejemplo, los rojos fuertes que viste El Cardenal Wolsey.
Del reparto, la interpretación de Richard Burton es genial.
Puede parecer sobreactuado, e incluso excesivo, pero es que la vida y el poder de Henry VIII era así de ilimitado.
Un tipo que manda a la horca a cientos de personas, no tiene nada que esconder.
Por tanto, sus gritos, su gestualidad están más que justificados; y la presencia de Richard Burton, inevitable en los repartos con anhelos de prestigio de aquella época, es una constante fuente de inspiración del realizador, tan resuelto a lo largo de todo el metraje de la cinta, como cabe esperar en uno de los grandes especialistas del género:
Meticuloso y aplicado en su tarea, y con todo, Richard Burton odió tanto la película como su actuación, que se sorprendió cuando recibió una nominación al Oscar por mejor actor; pero Burton fue castigado una vez más, y se premió injustamente al peor de los candidatos, a John Wayne, como él reconoció:
“Me han dado un Oscar por ponerme un parche”
En cuanto a Geneviève Bujold, que se dio a conocer en todo el mundo con este filme, su actuación es también destacada:
Por un lado empieza como una joven inocente que no quiere saber nada del Rey, y que cuando conoce el poder, se transforma para ser una mujer deseosa de ser Reina, y de que sus hijos hereden el trono de Inglaterra por delante de los otros hijos del Rey.
Si Henry es un personaje complejo, también lo es Anne Boleyn que, por una parte, en principio le odia por haberla obligado a anular el matrimonio con el joven al que estaba prometida, y luego acaba queriéndole y, por otra, va contaminándose de la mentalidad y los usos de Henry, y exigiendo ella misma, que rueden las cabezas de sus enemigos.
Esa tensión entre contrarios y, sobretodo, entre los propios sentimientos e intereses de los protagonistas, dan dimensión dramática al espectáculo de decorados y vestuarios, y a la lección de historia de Inglaterra.
Irene Papas, en su papel de Catherine de Aragón y esposa de Henry VIII, hasta que llega La Boleyn, es muy corto, y está caracterizado un tanto oscuro.
Es una pieza más del puzle que encaja de manera adecuada.
Como curiosidad, Irene Papas es griega de origen; y por tanto, ella es cristiana ortodoxa, y se supone que Catherine de Aragón es española y cristiana católica.
Cuando Papas entra al tribunal, y hace la señal de la cruz en su pecho, lo hace de forma ortodoxa, con los 3 dedos, no toda la palma de su mano derecha.
Por otra parte, Elizabeth Taylor, la entonces esposa de Richard Burton, quería interpretar a Anne Boleyn, pero al tener 37 años, fue rechazada por ser demasiado mayor para interpretar el papel que La Reina en un momento en que se afirmaba claramente que ella tendría apenas 18 años de edad al comienzo de la historia.
Por lo que Elizabeth Taylor hace una breve aparición sin dar crédito, y ella misma estuvo presente en el rodaje de la escena final de La Torre de Londres, por temor a que su esposo, Richard Burton, y su coprotagonista Geneviève Bujold, tuvieran una aventura amorosa.
Y antes de que comenzara a filmar la escena, Bujold sabida de la Taylor, furiosa, le dijo al director:
“¡Voy a darle a esa perra, una lección de actuación que nunca olvidará!”
Hubo mucha especulación sobre un asunto así, pero la verdad aún se desconoce.
A Elizabeth Taylor le pagaron $46 para aparecer en un cameo como la cortesana enmascarada que interrumpe las oraciones de La Reina Catherine, alrededor de una hora después de la película.
Al terminar el rodaje, y el romance, fue cuando Burton pidió perdón a Taylor regalándole el famoso collar luciendo la famosa Perla Peregrina, que ella misma promocionó en prensa, valorada en $1,5 millones, y que lució en los Oscar cuando anunció La Mejor Película de 1969.
Finalmente, Anthony Quayle, encarnando al Cardenal Wolsey, y John Colicos, en su composición del repugnante Thomas Cromwell, se llevan el gato al agua.
Richard Burton junto a Charles Laughton y Robert Shaw, recibieron las nominaciones al Oscar por interpretar al Rey Henry VIII.
Mientras en 1999, Judi Dench y Cate Blanchett, fueron nominadas por interpretar a su hija, La Reina Elizabeth I.
Tanto Laughton como Dench, ganaron El Oscar protagónico y de reparto, respectivamente.
Por último, Georges Delerue aporta una suntuosa banda sonora inspirada en la música de la época, y es un elemento importante de la película, porque, junto con los ambientes, grandes salones y castillos, nos traslada literalmente al pasado, haciéndonos evocar pasajes de la época.
“Yes, Elizabeth, child of Anne the Whore and Henry the Blood-Stained Lecher, shall be Queen!
And remember this:
Elizabeth shall be a greater queen than any king of yours!
She shall rule a greater England than you could ever have built!”
La historia de Los Boleyn podría compararse con una tragedia griega:
Eran una familia consumada, ennoblecida dentro de un corto período de tiempo, solo para encontrarse a sí mismas como víctimas de la misma prominencia tan desesperadamente buscada y lograda por el padre de Anne, Sir Thomas Boleyn.
La rápida ascensión de su hija al trono, debido a su propia influencia, también sería la perdición de toda su familia, cuando Anne fue acusada de traición.
Todavía hoy, el vocabulario español sigue sin perdonar del todo a Anne Boleyn sus desprecios hacia la madrileña Catherine de Aragón, y en su época se la apodó “La Mala Perra” y, según el diccionario actual de La RAE, una “Anabolena” es una “mujer alocada y trapisondista”
Algo así como “una mujer traicionera y poco de fiar”
La 2ª de las 6 esposas del pérfido Henry VIII, es recordada en el imaginario popular, como una mujer excesivamente ambiciosa, siendo la detonante de una infidelidad que cambiaría la historia de Europa; porque Henry se apasionó con Anne, que se había atrevido a decirle que no.
La quiso no solo hacer su amante, sino también su Reina.
Y no era la primera persona que quedaba fascinada por la personalidad de Anne Boleyn.
Enamorado locamente, Henry VIII propuso al Papa una anulación matrimonial, basándose en que se había casado con la mujer de su hermano.
El matrimonio era nulo, en tanto era incestuoso.
Catherine se interpuso, recordando que ella nunca consumó el matrimonio con Arthur, por lo cual, ni siquiera era válido.
Haciendo caso a la española, El Papa Clemente VII rechazó la anulación, mas sugirió como medida salomónica que Catherine podría retirarse simplemente a un convento, dejando vía libre a un nuevo matrimonio del Rey.
Así las cosas, el obstinado carácter de La Reina, que se negaba a que su hija Mary fuera declarada bastarda, impidió encontrar una solución que agradara a ambas partes.
La intervención del sobrino de Catherine, Carlos I de España, neutralizó las amenazas de Henry VIII hacia Roma.
Cansado de esperar una respuesta favorable, Henry VIII tomó una resolución radical:
Rompió con La Iglesia Católica, y se hizo proclamar “Jefe Supremo de La Iglesia de Inglaterra”, que todavía perdura entre los monarcas ingleses.
En 1533, El Arzobispo de Canterbury declaró nulo el matrimonio con Catherine, y el soberano se casó en La Abadía de Westminster con Anne Boleyn, a la que parte del pueblo ya denominaba “La Mala Perra”
La pareja se consolidó definitivamente con la noticia del embarazo de Anne, que los astrólogos y magos anticiparon un niño… y se equivocaron.
Nació otra niña, la futura Elizabeth I, condenada como la hija de Catherine, a una infancia traumática.
Antes de morir a causa posiblemente de un cáncer, la madrileña escribió una carta a su sobrino Carlos, pidiéndole que protegiera a su hija, la cual sería desposada posteriormente con Felipe II.
Además, dirigió una carta a su esposo, donde le perdonaba por sus errores, terminando con estas palabras:
“Finalmente, hago este juramento:
Que mis ojos os desean por encima de todas las cosas.
Adiós”
Con aquel gesto, Catherine se aseguró quedar a ojos de la historia como la buena del cuento, frente a la trapisondista de Boleyn.
Eso a pesar de que cierta corriente historiográfica sitúa a la inglesa, como una mera víctima de su entorno.
Anne repartió prebendas y nombramientos para garantizarse una posición fuerte en La Corte, en paralelo al litigio que mantenía su marido, siendo que al final, aquel séquito le empujó a exponerse en exceso.
Según la tradición, Henry VIII y Anne Boleyn celebraron una fiesta en Palacio, y el monarca prohibió guardar luto en La Corte en las fechas en las que murió Catherine.
Quería celebrar su victoria, aunque en verdad le quedaban poco tiempo como esposa del Rey.
Coincidiendo con la muerte de Catherine, Anne sufrió un aborto de un hijo varón.
Henry, ni siquiera se tomó la molestia de ir al lecho de parturienta a consolarla…
Solo unos meses después, Anne fue decapitada en La Torre de Londres, acusada por el consejero del Rey, Thomas Cromwell, falsamente de emplear la brujería para seducir a su esposo, de tener relaciones adúlteras con 5 hombres, de incesto con su hermano, de injuriar al Rey, y de conspirar para asesinarlo.
El 19 de mayo de 1536, Anne Boleyn subió las escaleras del patíbulo instalado en el patio de su prisión, y se dirigió a los presentes antes de su ejecución:
“No quiero acusar a ningún hombre, ni justificarme de mis decisiones, solo deciros que rezo a Dios para que proteja al Rey, y le conceda un largo reinado, porque es el más generoso príncipe que hubo nunca:
Para mí fue siempre bueno, gentil y soberano.
Y si alguna persona se vincula a mi causa, les requiero que obren en conciencia.
Acepto pues mi partida de este mundo, y solo les ruego que recen por mí...”
Decapitada con una espada, fue enterrada en una tumba sin nombre en La Capilla de San Pedro ad Vincula.
Su esqueleto fue identificado durante las renovaciones de La Capilla en 1876, en el reinado de La Reina Victoria, y la tumba de Anne, ahora se identifica en el piso de mármol.
Como dato, tras esa exhumación, no se descubrieron anomalías en su cuerpo, que fue descrito como delicado, aproximadamente 5'3 ", con dedos finamente formados y afilados.
Ningún retrato contemporáneo de Anne Boleyn sobrevive.
Un busto de ella fue lanzado en un medallón conmemorativo en 1534, que se cree que fue hecho para celebrar su 2º embarazo.
Pero para 1536, 5 miembros de La Familia Boleyn fueron destruida o, al menos, fundamentalmente dañada.
Anne y George, fueron ejecutados por falsas acusaciones de incesto, adulterio y traición.
Thomas y Elizabeth Boleyn perdieron una hija y su hijo y heredero.
Thomas, también perdió su posición en La Corte, su carrera y su reputación.
Jane Boleyn, perdió a su marido y posición social; y más tarde pasó a perder su vida.
Desde que Anne Boleyn llamó por primera vez la atención del Rey, y desde que comenzó a perseguirla por todo el país, La Familia Boleyn ha sido vilipendiada.
Supuestamente eran escaladores sociales ambiciosos, Thomas procreó a sus hijas al mejor postor, y así sucesivamente.
La difamación obviamente aumentó cuando Anne fue acusada de adulterio e incesto, y de conspirar para matar al Rey.
Todos los cargos que ahora conocemos, no tenían sentido, como muchas personas en el momento de su caída.
Pero a los seres humanos les encanta patear a una persona cuando está deprimida.
Entonces, cualquiera que estuviera celoso de Los Boleyn, o que odiara la reforma religiosa de la que eran punta de lanza, o que fueran leales a Catherine de Aragón y Mary, aprovechaba todas las oportunidades para difamarlos.
Cuando Henry decidió deshacerse de Anne, utilizando todos los métodos disponibles, sus enemigos, o deberían ser rivales, deben haber estado frotándose las manos juntos en regocijo; porque es difícil imaginar, cómo Sir Thomas, el padre de Anne, logró continuar su papel en La Corte Real tanto durante el juicio de su hija, como después de su ejecución.
¿Se dislocó emocionalmente para proteger al resto de su familia, o quizás estaba convencido de que Anne se libraría del hacha del verdugo?
Lamentablemente, no hay registros escritos que hayan sobrevivido para contribuir a una comprensión más clara.
Pero el hecho de que el muy querido y único hijo de Sir Thomas, fue acusado de incesto, solo pudo haber servido para aumentar el grado de vergüenza y trauma que sufrió La Familia Boleyn.
Es desconcertante pensar, que el padre de Anne podría seguir trabajando tan cerca del asesino de sus hijos...
Ciertamente, el temor de lo que Henry pueda hacer a los miembros restantes de La Familia Boleyn, tal vez influyó en Sir Thomas, para que siguiera trabajando al lado de Henry.
Después de la muerte de la esposa de Thomas, en 1537, un año después de la muerte de Anne, falleció él mismo.
Se dijo que Elizabeth, la madre de Anne, había muerto de un corazón roto.
Una hija restante, Mary, murió en 1542, pero le sobreviven una hija pequeña y el rumorado hijo ilegítimo de Henry...
Menos de 8 años después de que Anne se convirtiera en Reina de Inglaterra y provocara el ennoblecimiento que su padre había buscado tan desesperadamente, ningún miembro de La Casa Boleyn inmediata había sobrevivido.
Se cree que los parientes restantes, estigmatizados por tales eventos trágicos, abandonaron las costas de Inglaterra con destino hacia Irlanda.
Al igual que le ocurriera a Catherine antes que a Anne, Henry VIII sustituyó a su 2ª esposa por una mujer más guapa y joven, Jane Seymour.
El día después de la ejecución de Anne, Henry contrajo matrimonio con ella, y engendró a su único hijo varón, El Príncipe Edward; y 12 días después de aquel parto, murió Jane por fiebres puerperales.
Todavía El Rey contrajo matrimonio otras 3 veces...
Ni siquiera consumó el siguiente, con Anne de Cleves, a la que llamaba en privado “la yegua de Flandes” por su escaso atractivo, que mostraba el rostro picado por la viruela, la nariz enorme, y los dientes saltones.
El envejecido y ya obeso soberano, se divorció de nuevo para casarse con Catherine Howard, a la que también decapitó.
El Rey inglés falleció en 1547, cuando todavía seguía casado con su 6ª esposa, Catherine Parr.
Le sucedió su único hijo varón, Edward VI, quien murió a los 15 años de edad por una tuberculosis.
Así La Corona Tudor pasó sucesivamente a las hijas marginadas del Rey:
Hermanastras e hijas de 2 antiguas rivales, Mary, hija de Catherine de Aragón, e Elizabeth, hija de Anne Boleyn, siendo esta última, una de las más importantes monarcas de la historia británica.

“Yes.
My Elizabeth shall be Queen!
And my blood will have been well spent!”



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