The V.I.P.s

“I love you for what you are.
Not what you think you are”

Se conoce como “Vip” a la voz proveniente de las siglas “V.I.P. del inglés, “Very Important Person”, o “una persona muy importante” que es una expresión que se emplea en diversos ámbitos para designar a personajes, políticos destacados, famosos, empresarios... hasta asistentes a un evento que requieren una atención o protección especial.
La persona con consideración “V.I.P.” en determinada situación tiene acceso a zonas reservadas como La Sala V.I.P. de algunos aeropuertos o en otros lugares públicos y privados donde aguarda la llegada de su avión.
Está extendido el uso de “los pases” o “entradas V.I.P.” de carácter gratuito, y con frecuencia utilizados en discotecas, conciertos y otras actividades, por ejemplo, presentaciones de productos o inauguración de nuevos establecimientos.
No obstante, el término “very important person” empezó a usarse entre 1927 y 1934, y nació en el idioma de los emigrantes rusos, muchos de los cuales eran los aristócratas que vivían en La República Francesa y viajaban al Reino Unido.
La expresión llenaba hasta cierto grado los títulos perdidos en 1917 de los ex nobles que les concedían el derecho de privilegios.
“That is what I love you for.
That I can make fun of you”
The V.I.P.s es un drama y comedia del año 1963, dirigida por Anthony Asquith.
Protagonizada por Elizabeth Taylor, Richard Burton, Louis Jourdan, Elsa Martinelli, Margaret Rutherford, Maggie Smith, Rod Taylor, Orson Welles, Linda Christian, Dennis Price, Richard Wattis, Ronald Fraser, Robert Coote, entre otros.
El guión es de Terence Rattigan, basándose en la historia real del intento de la actriz Vivien Leigh, de dejar a su marido, el actor Laurence Olivier; y volar con su amante, el actor Peter Finch, solo para ser retrasado por una niebla en Heathrow; lo que le dio tiempo a Olivier, para enfrentarse a los 2, y traer a Leigh a casa.
Pero Leigh abandonó el plan de fuga, después de horas de retraso por la niebla.
El director, Anthony Asquith, era hijo de Herbert Henry Asquith, El Primer Ministro Británico durante La Primera Guerra Mundial, y de Margot Asquith; conocido por su simpatía y homosexual no declarado, anduvo mezclado en El Escándalo Profumo, que estalló después de haber trascendido que El Ministro Profumo había tenido una breve relación con una corista de nombre Christine Keeler, quien aparentemente había tenido encuentros íntimos con un conocido espía soviético, de nombre Yevgeny Ivanov.
The V.I.P.s fue producido por Anatole de Grunwald, en Metrocolor y Panavision, y distribuido por Metro Goldwyn Mayer, siendo la 2ª de las 12 películas que protagonizaron juntos, Elizabeth Taylor y Richard Burton; y es con gratitud, una película romántica, animada y fascinante, cortada en el patrón siempre útil del antiguo y oscarizado filme “Grand Hotel” (1932), con múltiples personajes y situaciones que se encuentran.
The V.I.P.s obtuvo una sola nominación al Oscar, siendo Margaret Rutherford la que ganó como Mejor Actriz de Reparto.
La película fue filmada íntegramente en MGM-British Studios, Borehamwood, Herts, con unos pocos planos establecidos filmados en lo que entonces se conocía como el aeropuerto de Londres, más tarde Heathrow; y el conjunto de terminales, fue uno de los más grandes jamás construidos en El Reino Unido.
La acción sigue a Frances (Elizabeth Taylor), la esposa del magnate financiero Paul Andros (Richard Burton), que se dirige al aeropuerto para comenzar sus vacaciones en Jamaica.
Paul tiene fama de convertir en dinero todo lo que toca, pero no ha sabido ganarse el amor de su mujer.
La niebla cada vez se hace más intensa en el aeropuerto, y los pasajeros tienen que esperar en La Sala V.I.P. del aeropuerto.
Esta es una interesante película con reparto de lujo, en el que destaca además del famoso matrimonio protagonista, la labor del siempre efectivo Rod Taylor como Les Mangrum, a quien le toca pasar por momentos de apuro para sacar adelante su negocio; pues sus finanzas se van a pique, y en el hotel designado por el aeropuerto, tendrá que gestionar un crédito sobre la marcha.
Su eficiente secretaria, Miss Mead (Maggie Smith) le prestará una importante ayuda sin que él se entere.
¿Será que está un poco enamorada?
Este filme bien podría ser una especie de capítulo de la serie “Hotel”, pero con valores más altos; que por cierto, Rod Taylor volvió a aparecer en otro filme parecido, llamado justamente “Hotel” (1967), haciendo de Peter MacDermott, personaje quien luego llevó a la pequeña pantalla James Brolin.
“A hundred years ago, top people were top people because they were born top people, but you know something, love?
A hundred years from now, top people will be top people because they deserve to be”
The V.I.P.s es un producto estrictamente coyuntural, realizado en el momento álgido de las relaciones entre sus 2 protagonistas, Richard Burton y Elizabeth Taylor, que adopta la estructura de un melodrama coral en torno a 2 personajes centrales.
Su guión tiene cierto rigor, pero la realización es aparatosamente aburrida; sólo un excelente y extenso reparto, consigue animar algo la función, por las situaciones que viven.
Esos diversos personajes, cada uno con su historia y circunstancia, se quedan sin posibilidad de volar debido a la niebla; y durante ese tiempo, asistiremos a diversas vicisitudes, unas más mundanas y otras menos.
Está claro, los ricos también lloran… y el libreto, escrito por el espléndido dramaturgo Terence Rattigan directamente para el cine, en base a ese recurso de vidas paralelas tan popular hoy, y procurando lo que es de agradecer, unos cierres, sino definitivos, sí esperanzadores, casi a modo de fábula; es una elección tan respetable como otra cualquiera, que en cualquier caso no es óbice para que Rattigan despliegue toda su brillante ironía, comenzando por el mismo título en inglés; entre amistades interesadas y sostenidas por las relaciones de poder, y el redescubrimiento de otras, auténticas amistades, cercanas aunque desconocidas, tal vez por esa misma razón; y para los que reniegan de forma tajante, que los hay de un cine no adscrito a lo “independiente”, o sea, de buena parte de la historia del cine, The V.I.P.s supone una sátira moderna sobre los comportamientos sociales, que muestra cómo con “estrellas”, y bajo los auspicios de un estudio de Hollywood, también se podían decir cosas muy interesantes.
La acción se desarrolla dentro de La Terminal 3 del aeropuerto londinense de Heathrow, durante unas horas mientras pasa una densa neblina que impide el despegue de los aviones.
A medida que los vuelos se retrasan, los V.I.P. del título, interpretan el drama de sus vidas en una serie de historias ligeramente interconectadas.
Los retrasos han causado serias dificultades para la mayoría de los personajes, y han sumido a algunos de ellos en una profunda crisis personal o financiera.
La historia central se refiere a la famosa actriz Frances Andros, tratando de dejar a su marido, el millonario Paul Andros, y volar con su pretendiente, Marc Champselle (Louis Jourdan)
Debido a la niebla, Andros tiene la oportunidad de venir al aeropuerto para persuadir a su esposa de que no lo abandone.
Mientras que el productor de cine, Max Buda (Orson Welles) tiene que irse de Londres, llevándose a Gloria Gritti (Elsa Martinelli), su nueva protegida, antes de la medianoche para evitar pagar una considerable factura de impuestos.
La Duquesa de Brighton (Margaret Rutherford), mientras tanto, se dirige a Florida para tomar un trabajo, que le pagará el dinero suficiente para salvar su hogar histórico.
Les Mangrum, un empresario australiano, debe llegar a la ciudad de New York para evitar que su negocio sea vendido; pero su obediente secretaria, Miss Mead (Maggie Smith), está secretamente enamorada de él.
Siendo una cuestión de gran urgencia, Miss Mead decide acercarse a Andros, y pedirle que le preste una suma de dinero que salvará la compañía de Mangrum.
Por último, Buda ve un póster que representa la casa de La Duquesa; y le ofrece una suma de dinero, si permite que Buda lo use como ubicación en una película, lo suficiente como para mantener la casa que ama La Duquesa.
Andros, mientras tanto, a punto de perder a la mujer que ama, se ahorra un posible suicidio en el último minuto, cuando él y su esposa se reconcilian.
Estos son aspectos tan humanos, como el interés “afectivo” personificado en el matrimonio Andros, escindido tras 13 años de matrimonio por unas vacaciones a Jamaica para ella; y el regreso a las obligaciones diarias de él.
Y es que Andros es el hombre hecho a sí mismo, el magnate que todo lo puede, pero que ha de delegar en terceros para poder hacer un regalo, porque su tiempo es oro, aunque no pueda disfrutar de ninguna de las 2 cosas.
Paul comprenderá, que lo único que ha amado de verdad escapa a su poder, para colmo, a manos de un embaucador y gigoló profesional, Marc.
Se nota que el guión no se esfuerza en ocultar que no se ha reformado…
Por su parte, Frances ha de soportar que le digan lo atractiva que está cada vez que se encuentra con algún conocido:
Lo deseable no es elemento que yo pretenda pueril; precisamente ese es el problema, todos la encuentran tan hermosa que, o bien la envidian, o bien nadie se ha tomado la molestia de amarla realmente.
Hasta que la obligada permanencia en el recinto propicie la sinceridad; ocurre cuando hay tiempo para poder comunicarse.
En la frialdad de una niebla, las personas encontrarán cómo resolver sus problemas.
En contraposición, sin salir del punto de vista de lo afectivo, aunque desde otro ángulo tenemos a otro emprendedor pero en ciernes, Les Mangrum y a su secretaria, Miss Mead.
Ellos son la otra cara de la moneda del desamor:
Ella no es motivo de envidia física, pero es igualmente una buena mujer, y porque no, hasta bella.
Junto a estos, viajarían otros personajes, capaces que improvisar sociedades con vistas a evitar un abusivo pago de impuestos:
El productor y realizador Max Buda, y su futura y más que flamante esposa, Gloria Gritti, es una actriz bastante incapaz pero rodeada de oportunidades, otra cara de la belleza física.
Como dato curioso, Buda tiene como asistente a un hombre mucho mayor que él al que besa en la boca en al menos 2 ocasiones, y se da a entender que Buda y él son homosexuales, y que la sociedad les impide estar juntos, por lo que Gloria Gritti es la cortina de humo…
Por último está La Duquesa de Brighton, una viuda que ya no sabe cómo sostener un patrimonio declarado como “Bien Cultural”, muy a pesar por sus problemas con las píldoras y las bebidas alcohólicas.
Y bien, la referida niebla ha obligado a estos personajes a permanecer en el aséptico y poco glamuroso escenario del aeropuerto, “revestido” únicamente por los propios conflictos.
Más tarde, todos acabarán alojados en un hotel propiamente dicho, el del mismo aeropuerto.
Los destinos de cada uno son diferentes, pero no solo con respecto a los vuelos que han de tomar, sino a unas circunstancias que, pese a no ser por el inoportuno cambio climatológico, no se habrían visto alteradas en la forma en que lo van a hacer.
Esa es la bonita idea que subyace en la película; de modo que aplazamientos imprevistos y alteraciones en los planes, alguno de ellos de “importancia vital”, al margen de la honestidad de cada personaje, organizan un corpus que fija la atención en nuestra dependencia de los medios tecnológicos, una faceta por la que pienso que una obra como The V.I.P.s, al margen de su mítica o no en cuanto a los intérpretes, puede seguir resultando muy atractiva.
Todas las buenas obras, presentan temas humanos de interés.
Muy a pesar del interesante reparto que encontramos en el film, la presencia de Orson Welles da cache y poco más… pero no cabe duda que el motor que mueve todo son la pareja por antonomasia, Taylor y Burton; porque pocas parejas comparten plano con tanta fuerza que no tenían que actuar, simplemente mostraban lo que sentían, amor desaforado sin más…
Se cuenta que el director Anthony Asquith eligió a Sophia Loren para el papel de Mrs. Andros, recordando el éxito taquillero de la comedia romántica “The Millionairess” (1960) que hizo con Loren en el papel principal.
Sin embargo, Taylor, asustada por el atractivo que Loren tenía para Burton, convenció a Asquith para que la contratara, diciendo:
“Deja que Sophia se quede en Roma”
Y Taylor la interpreta apropiadamente, con un extraño tipo de desapego glacial, casi crueldad hacia ambos hombres, y es muy agradable de mirar, no genera mucha simpatía; pero ella es principalmente una instigadora de la incertidumbre y la angustia en ambos hombres.
Como dato, la mayoría de las joyas que usa Elizabeth Taylor en la película, pertenecen a su colección personal:
El broche de diamantes y esmeraldas, se cita como su primer regalo “If it's Tuesday, I love you” del futuro esposo Richard Burton.
Mientras la tiara de diamantes que se usó durante la escena de la cena de apertura de créditos, fue un regalo del tercer marido, Mike Todd.
Y cuando se le preguntó por su número en la película, Elizabeth Taylor dijo:
“Es Grosvenor 7060”, que era el número de la oficina de MGM en Londres en el momento en que se hizo la película.
Por otra parte, Peter Medak trabajó como asistente, y un día notó que Richard Burton estaba hablando con 2 de los personajes más importantes del inframundo londinense:
Ronald Kray y Reg Kray.
Y es que Burton tuvo algunas peleas con la prensa, y estaba buscando consejos sobre seguridad.
Casi 30 años después, Medak dirigiría “The Krays” (1990); y Tom Hardy protagonizaría la película sobre los Kray, en un doble papel en “Legend” (2015)
Pero aquí Burton es mejor que el esposo en la vida real, especialmente en las primeras escenas cuando se sobrepone al impacto de descubrir la perfidia de su esposa.
Aquí él se retuerce con ira y venganza elocuentes.
Es cuando la derrota se hunde, y comienza a tratar de meterse en la botella para que comience la frivolidad.
Pero está bien, su dificultad dramática, si bien puede tener un aspecto triste y superficial, es suficientemente conmovedora y fascinante como para formar un centro sólido para la película.
Y a su alrededor se arremolinan todas estas otras cosas divertidas y de suspenso.
Louis Jourdan como el gigoló, retrata a uno de esos derrochadores, uno de esos hombres elegantes pero patéticos que Terence Rattigan, que escribió el guión, siempre parece dibujar tan bien.
Él es suave, dueño de sí mismo, complaciente, encantador, dulce y respetuoso con la esposa de otro, quien es interpretada, por supuesto, por Taylor.
Mientras Burton es varonil hacia su esposa, con el fuego destellando de sus ojos, pero debajo de su exterior liso, debajo de su urbanidad, está un hombre preocupado, incierto, asustado e incluso solitario y vacío.
Por lo que Jourdan interpreta su papel en lo contrario, con delicados sentimientos y gracia.
Él es el personaje que probablemente encuentres más atractivo e interesante en la película; y hay que reconocer que tiene percha... aunque es dado que en sus producciones, Taylor siempre escogía actores opuestos con ambigüedades sexuales.
Hay una escena en la película que destaca sobre manera:
Cuando el personaje de Richard Burton asume que su mujer se le marcha con el gigoló, primero le da el bajón, intenta convencer a su esposa de que no lo haga, deambula por el aeropuerto en plan “dar pena”, luego acaba por marcharse…
Vuelve al rato, y mantiene una deliciosa conversación con Louis Jourdan.
Uno sentado frente al otro, Burton con una pistola encima de la mesa, con 4 o 5 copas encima, y con un cabreo evidente; el pobre Jourdan con un poco de acojone intenta lidiar como puede…
El resultado es un brillante dialogo entre marido abandonado y amante quitándole importancia.
Al final, Burton idea una estratagema tremendamente arriesgada, digna de estudio sociológico… pero efectiva si da resultado, y sin no da resultado… pues también.
Como dato, esta fue la primera vez que el actor australiano Rod Taylor interpretó a un personaje australiano en la película.
Terence Rattigan le permitió hacerlo en el diálogo.
Mientras Stringer Davis, el esposo de Rutherford, aparece en un pequeño papel como Mr. Stringer, un simpático camarero del hotel en una escena con ella.
Raymond Austin, un doble y amigo de Burton, aparece en la película como el conductor de Andros.
David Frost, personalidad de la televisión, retrata a un periodista que entrevista a los V.I.P. en el aeropuerto.
Y Dame Maggie Smith, en uno de sus primeros papeles, también es excelente como la secretaria privada de un magnate de tractores australiano en auge, y él es uno de los otros pasajeros atrapados como consecuencia de la fatídica puesta a tierra en La Sala V.I.P. del aeropuerto.
Ella está bien al revelar la lealtad y la adoración de un esclavo de cuello blanco para un empleador agresivamente desconsiderado, a quien Rod Taylor juega de forma práctica.
Y en una escena crucial con Burton, ella casi se roba el espectáculo.
Como dato, Christopher Plummer fue firmado originalmente para aparecer, y tenía sus trajes equipados cuando se enteró de que había un mejor día de pago disponible para “The Fall Of The Roman Empire” (1964)
Afortunadamente, los productores aún no habían puesto su salario en custodia, por lo que fue capaz de abandonar el barco, y partir a España para hacer de Commodus en la épica de Samuel Bronston.
Como errores, La Duquesa de Brighton le dice al portero nocturno del hotel, que Shakespeare se hospedó en su casa... y más tarde, cuando habla con la gente de la película sobre dejarles usar su casa como locación cinematográfica, dice que fue construida en tiempos de La Reina Victoria.
¿Habrán sido las copas, las que generaron la confusión?
Cuando ella cita a Shakespeare, con respecto a los narcisos en su propiedad, esa línea es de “The Winter's Tale”, Acto IV, Escena 4, por lo que no estaba tan perdida.
La aerolínea involucrada con los pasajeros de la película, B.O.A.C., es decir, British Overseas Airways Corporation, se formó en 1939, a partir de la fusión, por Ley de Parliment, de British Airways Ltd., e Imperial Airways.
En 1974, se fusionó con British European Airways, para convertirse en la actual British Airways.
El automóvil que espera a Paul y Frances en la llegada de su helicóptero al aeropuerto, es un Rolls-Royce Silver Cloud III LWB de 1963; mientras que el auto que deja a Max y Gloria, es un Cadillac Fleetwood 75 de 1959.
El helicóptero que lleva a Paul y Frances al aeropuerto, es un Hiller HT2, designación militar UH-12.
Ese mismo helicóptero, el registro G-ASAZ, también se puede ver en el filme de James Bond, “Goldfinger” (1964)
En general, y técnicamente, la atmósfera del aeropuerto está atrapada de forma vívida por las sensibles cámaras en color de Jack Hildyard; mientras Miklós Rózsa ha hecho una partitura musical sentimental, muy de acuerdo con las escenas.
“Pay no attention.
Drunks cry very easily.
It's only the whiskey”
Si el mundo tuviera que nombrar a 2 seres que se amaron más allá del tiempo, mucho más lejos de los océanos que vamos dejando, estos serían sin duda Elizabeth Taylor y Richard Burton.
Pero antes de ellos, estuvieron Laurence Olivier y Vivien Leigh.
Ellos parecían una pareja perfecta:
Olivier era el gran actor, y Leigh era la bella rosa inglesa.
Pero ella sufría fuertes crisis depresivas, y él era indiferente, aunque nunca dejó de amarla, ni siquiera cuando Leigh encontró a otro hombre…
Desde el principio, Olivier y Vivien tuvieron separaciones por exigencias profesionales, en ciudades diferentes, y países diferentes.
Las cartas de amor de Leigh, llenan muchas gavetas de los archivos de la British Library; y sin duda, Olivier debe haberse conmovido con las notas que ella garrapateaba para él en unas pequeñas tarjetas blancas que dejaba por toda la casa, para que Olivier las encontrara al levantarse, cuando Vivien había salido para un ensayo.
Su caligrafía, nunca demasiado legible, se hacía más grande y más abstrusa en momentos de miedo o de gran excitación.
Mientras evidentemente, él dejaba mucho que desear como amante.
Él tuvo aventuras, pero para su crédito, y como tributo al exasperado amor que sentía por su esposa, estuvo con ella durante 20 difíciles años, antes de casarse nuevamente con Joan Plowright.
En 1953, la filmación de “Elephant Walk” produciría el desastre:
Vivien se enamoró de su coprotagonista, Peter Finch.
Sin embargo, la verdadera caída del matrimonio comenzó antes:
En 1948, cuando la pareja completó una gira teatral de 6 meses por Australia, Olivier comentó que “perdió a Vivien”
Conocieron al actor australiano Peter Finch, con quien Leigh tendría una aventura de años, iniciado durante ese viaje.
Y sin saberlo, agregó combustible al fuego:
Olivier audicionó a Finch, y lo colocó bajo contrato con su compañía de producción, dándole a Finch una razón para mudarse a Londres.
Es posible que Olivier le haya agradecido que se ocupara de Vivien por un lapso, pero al poco tiempo, el productor Irving Asher llamó a Olivier para decirle que la conducta de Vivien era errática.
El actor viajó a Ceilán, donde se rodaba la película, y encontró a Vivien en su etapa maníaca, y en pleno romance con Finch.
Se quedó 3 días sin poder hacer gran cosa.
Vivien empeoró y, de regreso en Hollywood, su crisis se desencadenó:
Olivier fue llamado por David Niven y Stewart Granger, y allá fue, para encontrar a su esposa drogada y como en trance, confesándole su amor por Finch.
Pero Finch había desaparecido, y Olivier, enfurecido por el abandono del otro, intentó ayudar a Vivien, llevándola de regreso a Londres, e internándola para que fuera sometida a reiterados tratamientos de electroshock…
El matrimonio siguió, a los tropezones, durante un largo tiempo, otro embarazo perdido y enfermedades recurrentes, hasta el inevitable divorcio en 1960.
Finch fue a Notley, en una especie de “menage à trois”, que a Olivier no pareció molestarle demasiado, y cuando Vivien y su amante se fugaron, ni siquiera lo advirtió.
Con algunas escenas de violencia, en las que Olivier se salió de quicio, el matrimonio acabó definitiva y tristemente, como lo prueban los papeles de divorcio.
Pero muchos factores los mantuvieron unidos durante 23 años.
Ambos pertenecían a la nobleza actoral; él no quería incurrir en la culpa que le provocaría el divorcio y, a pesar de su concentración en el trabajo y su ambición, acabó por sentir pena por la enfermedad de Vivien.
Aunque nunca volvió a tener vínculos sentimentales, Olivier y Leigh se mantuvieron en contacto hasta su muerte por tuberculosis en 1967.
Olivier le escribió a Leigh poco después de su divorcio, deseándole felicidad…
“Quiero agradecerle por entenderlo todo por mi bien.
Lo hiciste noble, valiente y bellamente y lo siento muchísimo, lo siento mucho, que haya sido un infierno para ti”
En su última carta, justo 5 semanas antes de su muerte, Olivier se despidió con:
“Cariño sincero cariño, tu Larry”
El biógrafo de Olivier, Anthony Holden, relata que alguien que visitó al actor en 1986, lo encontró llorando mientras veía un viejo film de Vivien por televisión, y diciendo:
“Esto era amor, verdadero amor”
Le había llevado 50 años darse cuenta...
Pero la otra pareja en cuestión, Burton Taylor, comenzó su romance en Roma, durante la filmación de “Cleopatra” (1963)
Ambos estaban casados cuando se conocieron, y hasta El Vaticano criticó la relación.
Años después, la convivencia, el desencanto, las monumentales broncas, las espantosas borracheras entre uno y otro, acabaron en divorcio.
El primer matrimonio les duró casi 10 años, entre en 1964 y 1974; y 16 meses después del divorcio, Burton y el Taylor se volvieron un casar, era el año 1975.
Estaba comprobado que el amor entre ellos flotaba constante, les obsesionaba, y se necesitaban, nada se le podía comparar, nada era, a pesar de los problemas, como cuando estaban juntos.
La segunda unión causó sorpresa en el mundo cinematográfico, pero ellos los vivieron como si acabasen de conocerse entre el brillo del Palacio de La Reina del Nilo, y conservaran las vestimentas que los hicieron inmortales, rodeándose de unos recuerdos que ni todos los océanos del mundo podrían destruir.
Liz y Burton, estaban hechos el uno para el otro, y esto es indiscutible.
De manera alguna, las fotografías que tenemos de los actores en aquellos años 70 demuestran declive, sino todo lo contrario, expresan la esencia de una escandalosa relación, de algo apasionado, tormentoso, devorador e indestructible, una irrefrenable relación que los 2 mantuvieron más allá del tiempo.
Tal vez su pecado fue amarse hasta el paroxismo, siendo la suya, una de las más grandes historias de amor de todos los tiempos.
Desde que se conocieron rodando “Cleopatra”, supuso el comienzo de una nueva industria que unida a la cultura de la fama, a algunos les parecía inédita a escala de uno, pero jamás a la vista del ojo humano.
Ambos no solo consiguieron implantar una forma de relación, sino que en cierto modo con “Cleopatra”, el cine giró 360°
Además, el azote de los moralistas de entonces, al seguir haciendo filmes juntos, estarían en adelante siempre desvaído, y no ganaron la batalla de que Liz y Burton no siguieran estrechamente vinculados, porque trabajaron en obras de gran calidad, como:
“Cleopatra” (1963), “The V.I.P.s” (1963), “The Sandpiper” (1965), “Who’s Afraid of Virginia Woolf?” (1966), “The Taming Of The Shrew” (1967), “Doctor Faustus” (1967), “The Comedians” (1967), “Boom” (1968), el cameo de Liz en el filme de Richard en “Anne Of The Thousand Days” (1969), “Hammersmith Is Out” (1972), “Under Milk Wood” (1972), y el filme de TV, “Divorce His – Divorce Hers” (1973)
De todas las cartas de amor que Richard le escribió a la actriz, la última es la más importante, la única que Liz no ha mostrado nunca, y que recibió en su residencia de Bel Air, a principios del agosto de 1984, días después de la muerte de Richard Burton, tras haber asistido en Londres a su funeral, donde no se la permitió sentarse con la familia, por expreso deseo de Sally Hay, la joven esposa australiana del acto.
La actriz de ojos violeta, guardó esa carta al lado de su cama; y creo y afirmo que nunca se separaron, aunque pasaron muchos años cada uno con vidas diferentes, se amaron siempre, hasta cuando se odiaban, se peleaban o se emborrachaban, yo estoy convencido, de que lo hacían por el excesivo amor que latía en sus corazones, y si alguien duda de mis palabras, creo que las de Richard Burton, escritas en esas ya famosas cartas que siempre han estado en poder de la actriz, me darán la razón:
“Si me dejas, no tendré más remedio que matarme.
No puedo concebir la vida sin ti.
Aunque muera, yo despertaré y comprenderás que te amo realmente.
¿Quién inventó ese concepto?
Yo puedo estar destrozado para ciertos cerebros miserables que pecan de no encontrar una respuesta a nuestro amor...
¡Qué puede importarnos eso, si nosotros la encontramos hace muchos años!”
Para la crisis que retratan Taylor y Burton, en The V.I.P.s, una esposa y un marido que se separaron después de 13 años, es un asunto bastante solemne, espinoso y empapado de sentimientos, en el que ninguno de los personajes parece demasiado sensato o bueno; porque en la vida real, ninguno pudo separar sus almas, intentaron mantenerse alejados físicamente refugiándose en nuevos matrimonios; pero confesado por ambos, el recuerdo y el amor podía más que todas las distancias del mundo.

“What a ridiculous form of locomotion flying is.
They tie you to your chair and tell you you're going, then they make scarifying noises with their engines, then they untie you and tell you're not going at all.
Can you imagine the Queen Mary behaving like that?”



Comentarios

Entradas populares