Cri-Crí El Grillito Cantor

“Allá en la fuente
había un chorrito
se hacía grandote,
se hacía chiquito…”

Si Walt Disney es para los “grandes” de todo el mundo, sinónimo de nostalgia, de “los años maravillosos”; Cri-Crí lo es también para los mexicanos y los latinoamericanos.
Francisco Gabilondo Soler nació hace tiempo, el 6 de octubre de 1907, entre cerros, lluvia, bosques y manantiales, en la ciudad de Orizaba, estado de Veracruz.
En su niñez gozaba de los cuentos y las fábulas de Esopo, y sus autores favoritos incluían a Los Hermanos Grimm, Christian Andersen, Wilhelm Hauff, Jules Verne y Emilio Salgari; los cuales le dieron muchos de los elementos mágicos que lo ayudaron a inspirarse en sus futuras composiciones.
A pesar de que Gabilondo Soler tenía un apetito voraz por estudiar, no le gustaba ir a la escuela, y prefería pasar tiempo en el monte, estudiando sus libros.
Era aficionado a los idiomas y al origen de las palabras; tanto que adquirió diversos conocimientos, no sólo por lo aprendido en libros sino por lo que sus oídos le permitían asimilar:
Voces de mil seres diferentes con el canto del agua que formaban música en su cabeza, y se sumaban a la algarabía de una abuelita que lo entusiasmaba con narraciones infinitas y alegres melodías al piano.
A pesar de que a sus 10 años de edad enfrentó circunstancias difíciles, como asimilar el deceso de hermanos pequeños, el divorcio de sus padres, una economía apretada, vivir en internados, y tomar la decisión de establecerse con su papá; su infancia giró en torno a su abuela, la fantasía y la naturaleza, a quienes años después dedicaría tantas canciones.
Se consideraba metódico y autodidacta; e indagó en diversas áreas del conocimiento.
De joven practicó natación, boxeo e intentó torear, disciplina en la que fue conocido como “El Estudiante”, pero no le convenció, sobre todo porque no le parecía la idea de matar al toro. 
Creció muy alto, y era aficionado a aprender; así aprendió todo lo que pudo, especialmente geografía, matemáticas, astronomía, cuentos y música.
Estos 2 últimos los aprendió más, de modo que los combinó en distintos tamaños y formas; tanto se dedicó a eso, que acabó trabajando de compositor.
A los 19 años aprendió a tocar el piano, viendo los patrones en las teclas de una pianola de unos baños públicos de Orizaba.
Llegó a La Ciudad de México en 1928, en busca de cumplir su sueño de estudiar astronomía; y en ese mismo año, ingresó al Observatorio Nacional como voluntario, pero lo dejó por falta de recursos económicos.
Antes de componer canciones para niños, compuso melodías de tango, danzones y “fox-trot”
Al solicitarle una oportunidad a Emilio Azcárraga Vidaurreta, el empresario le dijo que no podría competir con figuras como Agustín Lara o Gonzalo Curiel, por lo que lo incitó a tocar música para los niños, un segmento que no estaba cubierto en esa época; y aunque nunca la ejerció, estudió la carrera de Linotipia en New Orleans; la cual es la técnica y procedimiento de composición de textos tipográficos por medio de la linotipia, una máquina inventada por Ottmar Mergenthaler en 1886, que mecaniza el proceso de composición de un texto para ser impreso; pero gracias a que estaba quedó cautivado por el alma musical de esa ciudad de Estados Unidos, en donde el movimiento de jazz, junto con otros géneros que estaban en pleno apogeo, lo motiva también para su formación como compositor.
Su primer filtro fueron siempre sus hijos, quienes eran muy jóvenes en esa época; y se basó en las miradas y sonrisas de los niños, para saber si las canciones que había compuesto, tenían potencial con el público al que quería llegar.
En 1932 se inició en la estación de Radio XYZ, con un programa humorístico y de crítica social, por el cual se ganó el apodo de “El Guasón del Teclado”
Posteriormente, tuvo la oportunidad de presentar canciones para niños; y el 15 de octubre de 1934, al cumplir los 25 años, comienza profesionalmente su carrera musical, en una emisión de 15 minutos y sin patrocinadores en la XEW, interpretando temas de humor, que eran de su inspiración, en la que narraba historias sobre animales y otros personajes.
Sus vivencias de la niñez, las plasmó en canciones infantiles, y poco después de iniciado el programa, el gerente artístico de la estación, le sugirió que algún animalito narrara las aventuras de sus canciones, por lo que Francisco, quien ya contaba con la colaboración del violinista Alfredo Núñez de Borbón, pensó en un grillito e, influenciado por el idioma francés, decidió llamarlo “Cri-Crí, El Grillito Cantor”, personaje que a 15 días de haber nacido, ya era patrocinado por La Lotería Nacional; y Francisco Gabilondo también se empezó a llamar “Cri-Crí” y cantó sus cuentos musicales en la radio durante casi 27 años; siendo su última emisión, el 30 de julio de 1961.
Luego continuó con su vocación de aprender, asimilando mucha historia, idiomas y grandes cantidades de astronomía; pues consideraba que “ver un astro a través de un telescopio, era todo un espectáculo”
Como hombre polifacético donde los haya, también fue boxeador, astrónomo e incluso marino.
La década de los 40, vino cargada con una fuerte “norteamericanización” de México.
Esto era en parte una herencia de los lazos creados entre ambos países durante La Segunda Guerra Mundial; pues el gobierno estadounidense temió que con la llegada de ideas como el socialismo, el comunismo y el nacionalismo, ideologías contrarias a la suya, su poder en Latinoamérica disminuyera.
Para enfrentar el problema, EEUU creo La Oficina del Coordinador de Asuntos Interamericanos (OCAI), cuyo primer director fue nada menos que el millonario Nelson Aldrich Rockefeller.
La misión de esa Comisión, fue generar un punto de vista positivo sobre el “American Way Of Life” entre los pueblos de Centro y Sudamérica, tarea nada fácil, pues la gran mayoría mostraban antipatía a los Estados Unidos.
Entre otros colaboradores, se encontraba el productor de dibujos animados, Walt Disney…
Mientras la mitad del mundo está siendo obligada a decir “Heil Hitler”, la respuesta latinoamericana era decir “Saludos amigos”
Por su parte, Walt Disney buscó la forma de obtener empatía con el público latino, además de producir películas con personajes basados en conceptos del sur de continente como “Three Caballeros” (1944), y de emplear para ello a gente local.
Y Walt notó la popularidad de la música de Cri-Crí en la región, por lo que hizo una oferta para comprarle su música y personajes, cuyo monto nunca fue develado al público; pero Gabilondo Soler no accedió, ya que decía que “el personaje era un legado para los niños mexicanos”, y esa declaración se ha mantenido intacta hasta nuestros días, gracias a la fundación que ostenta su nombre; por lo que Disney creó tiempo después a “Pepito Grillo”, el personaje del Grillo parlante en la película de Walt Disney, “Pinocchio” (1940) que adapta la novela “Il Grillo Parlante” de Carlo Collodi; y cuyo nombre es a su vez, una adaptación libre del original inglés Jiminy Cricket; el cual acompaña fielmente a su amigo Pinocho; siendo su conciencia.
Una versión popular en México, cree que Walt Disney creó a Pepito Grillo inspirado por el personaje mexicano del Cri-Crí; pero tienen diferencias sustanciales:
Pepe Grillo nunca utilizó un violín para hacer música, en vez de eso, usaba su “silbidito” para sus escenas musicales del film.
Otras diferencias notables, son su carencia de antenas, y el tono verde pálido de su piel.
Y e que Cri-Crí es conocido como “El Grillito Cantor”, y representa el personaje principal del universo fantástico de las canciones de Soler, quien dialogaba con el grillo para contar sus historias a través de canciones.
Visualmente, el personaje fue representado años después como un grillo antropomórfico que toca un violín en forma de hoja de árbol, y viste un frac, como fue plasmado en un cortometraje animado por Walt Disney Studios en 1963.
Según el hijo de su creador, el nombre de Cri-Crí, provendría de como los niños franceses llaman a los grillos; y la razón de ser un grillo, fue que según su creador, en los cuentos clásicos europeos, hay grillos como violinistas.
En lo sucesivo, los programas radiofónicos en los cuales Gabilondo participaba siempre, abrían con una rúbrica donde se escuchaba el llamado del compositor al grillo ficticio para contar historias:
“¿Quién es ese que anda ahí?
Es Cri-Crí, es Cri-Crí.
¿Y quién es ese señor?
El Grillo Cantor”
Los personajes de las canciones de Soler dialogaban con el grillo, y en algunos cuentos impresos editados a lo largo del siglo XX, Cri-Crí aparecería como el líder del universo fantástico de los animales y personajes que previamente habían sido famosos en canciones de Soler 
En el mundo real, sería el mismo Soler quien sería el interlocutor con el grillo, a quien entregaba los mensajes de los niños admiradores del personaje.
El primer dibujo de Cri-Crí, apareció en 1963, luego de que la editorial Reader's Digest llamara a un concurso para crear el personaje bajo las ideas de su creador, y que ilustraría una colección de cuentos impresos.
En dichos materiales, Cri-Crí además tendría aventuras con los personajes de Soler, y aparecería como un grillo suspicaz y sabio.
El diseño del personaje Cri-Crí, fue realizado por José Luis Tamayo Barbosa, en el año 1962; y fue el resultado del concurso, ganando $8,500 pesos de premio.
El diseño se caracteriza por tener una cabeza en forma de óvalo triangular, grandes ojos y sonrisa, un frac rojo con las alas levantadas, y una hoja y varita con tela de araña, que hacen las veces de violín.
Antes de 1962, ninguno de los numerosos dibujos de Cri-Crí tenía ese diseño, ni tampoco llevaban un violín de hojita.
Esas características gráficas, fueron creadas en 1962, y es el diseño con el cual toda la gente asocia con el personaje Cri-Crí; y a pesar de la negativa de la venta de derechos, los estudios Disney y la obra de Cri-Crí, sí llegaron a colaborar...
En 1941, Gabilondo decide trabajar como marinero en un barco mercante, y viaja por Sudamérica a lugares muy remotos, lo que amplía sus horizontes y le da más material para sus composiciones.
En 1944, regresa su programa de canciones infantiles a la XEW, deleitando a todos los radioescuchas, comenzando su carrera meteórica, y cuyo legado perdura hasta nuestros días. 
En el ámbito de la astronomía, ingresó a La Sociedad Astronómica de México (SAM) como miembro activo el 31 de octubre de 1951, y construyo un observatorio en el pueblo de Tultepec, estado de México, para que los aficionados de La SAM hicieran prácticas.
Después de 28 años de deleitar a chicos y grandes con sus canciones, se retira en 1962, al pueblo de San Miguel Tocuila, cerca de Texcoco, donde mandó construir una casa con cierta semejanza a la que tuvo en su infancia, quedando sus fantasías musicales como un legado cultural.
En 1984, se le rinde un homenaje radiofónico, en el cual se hace acompañar únicamente del piano, y por 15 minutos, se recrea la versión de los 40 de su programa radiofónico.
En la música, cuenta con 216 canciones como:
“Caminito de la escuela”, “El Ratón Vaquero”, “La marcha de las vocales” o “La Patita”, que marcaron la infancia de muchas generaciones de las cuales 120 fueron grabadas; creó más de 500 personajes, y escribió más de 3.500 páginas de textos y cuentos.
Animales como las hormigas o un chorrito de agua, protagonistas de una canción, así como conejos, ratones, patos, cochinitos, venados, guacamayos, gatos, objetos como muñecos olvidados, zapatos, ollas, comales y hasta un Rey de Chocolate pueblan sus ingeniosas historias, que en el criterio de muchos, no son escritas con una premeditada intención moralizante.
Cri-Crí fabula con las decenas de personajes que emergen todo el tiempo de su imaginación, universos de fantasía que no solo cuentan con la acogida de los niños, sino también de los adultos, quienes durante décadas siguieron su programa; y fue capaz de mezclar una variedad de estilos en sus canciones, incluyendo el fox-trot, el tango, como en la canción “Che Araña”; la música country estadounidense con “El Ratón Vaquero”; y la música ranchera mexicana, siempre empleando una orquestación y un ritmo notablemente imaginativos.
Las canciones de Cri-Crí, de las cuales escribió tanto la música como las letras, se convirtieron en fábulas que tenían tanto un valor educativo como de entretenimiento; y algunas de sus canciones se hicieron tan populares a lo largo de las décadas, que algunos de sus personajes se han arraigado para siempre en la cultura popular mexicana, como “La Muñeca Fea”, una canción que cuenta la historia de una vieja muñeca rota, que tristemente es olvidada en un ático y se hace amiga de un ratón.
Y es que Cri-Crí fue un músico históricamente único, debido a la resistencia multigeneracional de sus canciones y letras; y un rasgo a tener en cuenta en parte del amplio repertorio de Gabilondo Soler, es la circunstancia de que se halla impregnada del paisaje y la cotidianidad nacionales.
En “El chorrito”, por ejemplo, la presencia dominante del Pico de Orizaba sitúa necesariamente la historia narrada en un contexto muy particular, el de la ciudad de igual nombre.
Más tarde, será la capital el espacio, en el que se desarrollen sus cuentos y canciones, con algunas excepciones.
Por otra parte, la cultura del país, se hace sentir, a través de costumbres y topónimos usados y citados en diferentes textos:
“El comal”, procedente del náhuatl, que es la plancha usada en la cocina tradicional; las ollas y cacerolas, las canastas o términos como ropero, picardía, calcetín/medias, lumbre/fuego, rascuache/maltrecho/absurdo, macaco, canicas, que son pequeñas esferas de vidrio u otros materiales utilizadas en un juego infantil; y otras, remiten de inmediato a identidad mexicana.
De igual forma, ciertos ritmos, temas, comportamientos y referencias a cuentos como “El gato con botas”, “Pulgarcito”, “El soldadito de plomo”, “Pinocho”, “Caperucita roja” o “El gato Félix”, conferirán a numerosas composiciones, una universalidad manifiesta, como se apreciará más adelante.
En el amplio catálogo de Gabilondo Soler, tienen cabida toda suerte de personajes, casi siempre animales u objetos que encarnan sentimientos humanos.
La mayoría se mueve en un ambiente urbano, el de La Ciudad de México, si bien el compositor crea pueblos de ficción como “Guantía”, el país de los ladrones; o “Lenguonia”, cuyos habitantes hablan todo el tiempo, ente otros; además de situar algunas historias en países como China, “Chong Ki Fu”; o Argentina “Che Araña” y “Tango medroso”
Este patrimonio artístico, lo integran más de 500 personajes, incluidos algunos genéricos, como el mismo Grillito Cantor; y las popularidad de las canciones de Cri-Crí, lo llevaron a ser famoso en todo el mundo, por lo cual, algunas de sus canciones han sido traducidas a 35 idiomas; y su obra ha sido interpretada por diversos grupos y cantantes, tales como:
Libertad Lamarque, Hugo Avendaño, Plácido Domingo, Emmanuel, Timbiriche, Chabelo, Alejandra Guzmán, Enrique Bunbury, Eugenia León, Iraida Noriega y Voz en Punto, entre otros.
En lo personal, El Maestro Gabilondo apreciaba la soledad, motivo por el cual rehuía a los homenajes y festivales en su honor; en cambio, disfrutaba las reuniones con sus amigos astrónomos, grupo al que denominó “Los astrolocos” y apelativo que, desde luego, él mismo se aplicaba.
Decía que mucha gente pensaba que la astronomía consistía en “estar viendo pa’arriba”, aseguraba que era falso, y citaba una frase escrita en la entrada de la Escuela de Platón, en la antigua Grecia:
“No entre quien ignore la música y la astronomía”
Cuando cumplió 30.385 días de edad, o sea 83 años, a causa de una falla cardiaca, optó por irse a vivir definitivamente al País de Los Sueños, el 14 de diciembre de 1990.
Pero dejó una maleta con canciones y kilos de cuentos con las aventuras de su alma musical:
Cri-Crí, El Grillito Cantor.
Como homenaje, el artista Ernesto Paulsen construyó una fuente en 1974 en la tercera sección del Bosque de Chapultepec, la cual es una paráfrasis escultórica de la canción “El Chorrito”; y en el centro posee otra escultura de una clave de Sol, y en su base de cantera, están grabados los nombres de algunas canciones de Cri-Crí.
En octubre de 2007, El Servicio Postal Mexicano, imprimió estampillas conmemorativas con la imagen de Cri-Crí, y algunos de sus personajes de las canciones.
El nombre Francisco Gabilondo Soler, es una marca registrada propiedad de la Fundación Francisco Gabilondo Soler, Cri-Crí, A.C., asociación sin fines de lucro, y representada por Carmen Vizcayno de Gabilondo y Oscar Gabilondo, responsables de conservar por derecho único de Jorge Gabilondo Patiño, el archivo histórico y pensamiento de Francisco Gabilondo Soler, legado de la familia Gabilondo.
“¿Quién es el que anda ahí?
¡Es Cri-Crí!
¡Es Cri-Crí!
¿Y quién es ese señor?
¡El grillo cantor!”
Cri-Crí El Grillito Cantor es un musical mexicano, del año 1963, dirigido por Tito Davison.
Protagonizado por Ignacio López Tarso, Marga López, Eduardo Alcaraz, Carlos Amador, Luis Aragón, Amparo Arozamena, Emilio Brillas, Susana Cabrera, Micaela Castejón, Lucila de Córdova, Juan Antonio Edwards, Hugo Goodman, Aarón Hernán, Enrique Lucero, Lori Martin, Guillermo Orea, José Peña, Gloria Ramírez, Carlos Riquelme, María Teresa Rivas, Nicolás Rodríguez, Adriana Roel, Joey Scott, Francisco Gabilondo Soler, Emilio Tuero, Pedro Vargas, Lupita Vidal, Fernando Wagner, entre otros.
El guión es de Edmundo Báez y Tito Davison, basados en la vida del compositor mexicano, Francisco Gabilondo Soler; y como la vida real, más bien discreta y muy reservada, del conocido y querido autor de canciones infantiles Gabilondo Soler, como película, Cri-Crí no ofrecía mayores emociones, ni incidencias melodramáticas, pero el persistente empresario Carlos Amador, decidió rodear al personaje de lo que él consideró un espectáculo de grandes proporciones:
Una secuencia de dibujos animados de los estudios Walt Disney, un número con el inevitable ballet en patines “Holiday On Ice”, 2 niños actores estadunidenses para una fantasía musical, y las apariciones de algunas figuras del ambiente artístico y radiofónico; en un biografía dramatizada que incluye algunos musicales de los grandes éxitos de Cri-Crí.
Y uno de ellos, es de especial interés para los fans de Disney:
La película que no fue producida por Disney, cuenta con una colaboración especial del Estudio del Ratón, y es la única colaboración que El Estudio tendría en un largometraje extranjero de producción ajena.
Si bien, Disney no posee ningún tipo derecho legal sobre la película, o la animación realizada para la película, esta no se puede pasar por alto.
Estrenada el 13 de diciembre de 1963 en México, Cri-Crí El Grillito Cantor nunca ha sido exhibido en EEUU; y lamentablemente no está a la venta; y temo que de editarla algún día en DVD, no incluyan el segmento animado, pues supongo que Disney posee los derechos sobre los personajes de los tres cochinitos y el lobo; y no creo que en México se tomen la molestia de pedirle permiso a Disney para incluir sus personajes en una futura edición…
Quién sabe, claro, todo puede pasar... lo bueno es que recientemente se han editado en DVD muchos títulos mexicanos de diferentes épocas del cine nacional.
La filmación tuvo lugar en Los Estudios Churubusco de México; y sigue la vida de Francisco Gabilondo Soler (Juan Antonio Edwards/Ignacio López Tarso) desde pequeño, cuando vivía con su abuela (Micaela Castejón), hasta sus últimos años en los que ya no hacía su programa de radio.
En la película se interpretan diversas canciones escritas por él, y también incluye una secuencia animada por Walt Disney para la canción de “Los Cochinitos Dormilones”; por lo que el valor documental de este filme, se complementa con la presencia del compositor en la secuencia final del mismo.
“Escondida por los rincones, temerosa de que alguien la vea, platicaba con los ratones, la pobre muñeca fea. 
Muñequita, le dijo el ratón; ya no llores tontita, no tienes razón.
Tus amigos no son los del mundo porque te olvidaron en ese rincón.
Nosotros no somos así”
Cri-Crí, El Grillito Cantor, es un personaje que ha traspasado la barrera del tiempo, gracias a la inspiración de Francisco Gabilondo Soler, quien desde 1934, creó personajes como La patita, El ratón vaquero, La muñeca fea y Los tres cochinitos, que se convirtieron en leyenda debido a los temas que transmitió en un programa de radio infantil por 27 años en la XEW.
La importancia de Francisco Gabilondo Soler, Cri-Crí, como se le conoció desde hace casi 80 años, fue tal que en 1963, se le hizo una película cuya trama giró en torno a su vida; algo inusual, puesto que el cantautor era muy selectivo para dejar que sus temas se tocaran en otros lados, y más aún, para que se reflejara algo tan íntimo para él; sin embargo, aceptó la propuesta del productor Carlos Amador, quien se encargó de realizar Cri-Crí El Grillito Cantor, bajo el alero de producciones Carlos Amador, y distribuida a nivel mundial por la división mexicana de United Artist, con una inversión de 3 millones de pesos, y las técnicas más avanzadas de la época:
Color y Cinemascope, la incorporación de varias partes en caricatura creadas por Walt Disney, 14 números musicales, y la actuación estelar de Ignacio López Tarso; que le valieron 5 premios Ónix, y el título de la mejor película del año.
Pero esta película se gestó en 1961, año en que Gabilondo Soler decidiera poner término a su programa radial, luego de 27 años al aire, y en la misma estación de radio, invita a su última emisión, al actor Ignacio López Tarso, a que lo acompañara, de ahí se gesta la idea de hacer la película sobre su vida, y para los mediados de 1962 comenzar el rodaje.
Ésta biografía, en homenaje al célebre compositor de música infantil, cuenta desde su infancia como pastor de borregos, cuando cree oír un grillo cantor, y su abuela trata de enseñarle a tocar el piano.
El relato sigue con la llegada de Gabilondo a la ciudad para estudiar solfeo, llega a vivir en la pensión de la viuda Margarita Marga López, de la que se enamora, y quien no lo corresponde, y escribe canciones para la hija de ella:
Chachita (Lupita Vidal Pelusa/Adriana Roel)
La infancia Gabilondo niño, más o menos de 6 años de edad, es presentada como pastor en la hacienda, en que podemos suponer que nació.
Toca la flauta mientras las ovejas pastan, pero no produce más que 2 o 3 sonidos, antes de quedarse dormido.
En el campo, y sin que él se dé cuenta, un grillo lo acompañará siempre.
Este grillo, que el niño no ve nunca, ayuda a la cámara en su papel de narrador.
Y es que Francisco Gabilondo vive solo con su “pobre” abuela en una gran casa, bien cuidada, limpia e iluminada.
Su abuela le llama por su apellido, y hace lo más que puede por instruirlo, reconociendo que “bastante es cuidar borregos durante el día y estudiar por la noche”
Se nos presenta a un niño inteligente, curioso, trabajador y constante, pero también soñador, idealista y genial.
Compone sus propias melodías en la mente, las chifla y hasta es capaz de tocarlas en el piano de la casa; pero de hecho, nunca queda claro en la película, si Gabilondo imagina el piano, o si realmente hay uno en la casa…
Un maestro de escuela, don Cosme, trata de convencer a la abuela de que se vayan a la capital, para que Gabilondo pueda tener contacto con otros niños, y estudiar música.
Ella no quiere irse, y contesta que “ni cuando los señores dueños se fueron, quise irme de estas tierras”, pero acepta que Gabilondo sea conducido allá por don Cosme, ya que Gabilondo está muy solo en la hacienda, y que nunca está contento en compañía de otros niños; no pertenece pues, a ese mundo:
“Sus intereses son otros”
Para comunicarle esta decisión, la abuela lleva a Gabilondo a la feria del pueblo, “folklore inevitable” en la película casi costumbrista; donde en la lotería, Gabilondo gana una flauta de barro que se rompe poco después, cuando salta asustado del caballo del carrusel, al ver a otros niños que se pelean cerca de él:
“¿Por qué los niños pelean y se sacan sangre?”
Según la respuesta de la abuela, estas son cosas que él todavía no puede entender; y le promete reparar la flauta y le anuncia la separación:
“Mañana don Cosme te lleva a la capital, yo ya cumplí con mi deber en la vida, ahora tú tienes que cumplir con el tuyo”
El niño acepta con tristeza, pero también con docilidad y valor, sin llorar, ya que “no hay que llorar en las grandes ocasiones”
Al día siguiente, los viajeros se ponen en marcha, en un carro tirado por 2 caballos.
El grillo nos confía, que él sigue siempre a Gabilondo, sin que éste se dé cuenta, y agrega:
“Gabilondo luchaba en la gran ciudad, y solamente para que yo cantara... para que yo cantara”
En la película hay un dato interesante, y es la vida paralela de Gabilondo, con la de Benito Juárez, y que fue Presidente de México; y es interesante notar el gran parecido entre la caracterización de Gabilondo niño, y la que se hace oficialmente de la infancia de Benito Juárez, sobre todo cuando se trata de contar la vida de este héroe nacional a los niños:
Benito Juárez nació en 1806, un siglo antes que Gabilondo, en San Pablo Guelatao, Oaxaca, y murió en 1872, en México.
Cuando Benito tenía apenas 3 años, falleció su padre, y pocos meses después, su madre; entonces él y sus hermanas, quedaron por algún tiempo al cuidado de sus abuelos paternos.
Gabilondo tampoco vivió con sus padres, y es evidente que también es huérfano.
No se sabe si se trata de la abuela paterna o materna con quien vive, pero ella habla sobre todo del padre de Gabilondo.
Durante algún tiempo, Juárez fue pastor, y se cuenta que Benito vivió como cualquier otro niño de la sierra; y muy temprano llevaba a los borregos a pastar, y a que tomaran agua en el arroyo...
Pero no es únicamente el hecho de que Gabilondo sea presentado como huérfano y pastor, que se le atribuya una flauta, no hay pastor sin flauta, y que se insista en ello de manera casi forzada, haciéndole ganar otra flauta en la lotería:
Esto último podría significar un esfuerzo por recordarnos la vocación de músico de Gabilondo, quien se pone a tocarla inmediatamente.
Los 2 factores anotados, adquieren tanta más importancia en relación con la caracterización de Juárez, cuanto que no son los únicos que nos remiten a ella:
El sentido de la justicia de Gabilondo, y su evidente desaprobación de la violencia ante los niños que se pelean en la feria, son tal vez los vínculos más significativos entre estas 2 caracterizaciones.
Pero las coincidencias no terminan ahí:
La historia de Gabilondo que nos presenta la película, vuelve a la historia de Juárez, en el momento en que propone matrimonio a la señora de la casa de asistencia en que él vive.
El nombre de esta mujer, es el mismo que el de la mujer de Juárez, Margarita, quien era la hija de don Antonio Maza, en cuya casa vivió y trabajó Juárez, en Oaxaca.
Pero la Margarita de Gabilondo, no es tan joven como lo era Margarita Maza, ésta tenía 15 años menos que Juárez; y no es tampoco la hija de la casa, sino la dueña, viuda y ella misma madre de una hija.
A partir de aquí, el desarrollo de la película se aparta definitivamente de la biografía oficial de Juárez, precisamente porque es viuda, la Margarita de Gabilondo, no puede aceptar la proposición de matrimonio de un hombre tan bueno y quien, por consiguiente, merece casarse con una mujer que no lleve “la sombra de otro amor”
Así, según la película, no sólo Gabilondo no se casa nunca, sino que además, permanece fiel a este amor “imposible”
Y sin embargo, cuando García le pregunta a Gabilondo:
“¿Es cierto que la astronomía y la navegación le quitaron mucho tiempo a Cri-Crí?”, él confiesa con orgullo:
¡Y las muchachas!... También fui pecador... es muy difícil zafarse de eso pero, pues la vida, ¿no?... y la gente decía:
Pero cómo ¿Cri-Crí de Don Juan?...
¡Pues sí!, aunque es una imagen que no se lleva pero... me decía Sordo Noriega:
“Yo no sé cómo haces canciones para el sector ingenuo, teniendo tú esa cara de bandido”
Mientras que la película nos presenta a un Gabilondo que pasa todo su tiempo trabajando, ayudando a otros, y observando el cielo, en la realidad no sólo no permaneció fiel a ningún amor imposible, que aparentemente no existió, sino que se casó 3 veces, y “las casas de mujeres” no le eran desconocidas.
Fue precisamente en una de estas casas, donde conoció a Agustín Lara, cuando él tenía apenas 16 años:
“Por el año de 1923, conocí a Agustín Lara, que tocaba en una casa de “turismo”, así les decían entonces...”
Por otra parte, de acuerdo con la fecha de nacimiento de Francisco Gabilondo Soler, cuando él tenía 6 o 7 años como nos lo presenta la película, La Revolución Mexicana era un suceso que no podía ser ignorado por nadie, y que afectó al país entero.
¿Habrá podido la familia Gabilondo-Soler escapar por completo a la realidad del momento, como lo sugiere la película?
¿No cambió nada para ella, entre 1910 y 1917, durante la lucha armada que se extendía por todo el país?
La película no nos muestra absolutamente nada de eso...
No obstante, Gabilondo dice a García que “como estaba tan fuerte la cosa de la revolución, nos vinimos a la capital, porque vivir en la provincia era terrible.
Yendo al colegio se pasaron los años”
Así pues, efectivamente estuvo en la escuela en la ciudad de México, pero no llegó ahí con el único fin de estudiar, y no estaba solo, contrariamente a lo que nos dice la película.
Además, no permaneció en El DF desde la infancia, puesto que él mismo dice también a García:
“Regresamos a Orizaba cuando las cosas ya estaban calmadas...”
Y no se instaló definitivamente en La Ciudad de México, sino una vez ya casado, y entonces buscaba oportunidades de trabajo y no de estudio.
Por otro lado, Gabilondo parece haber buscado siempre las oportunidades para abandonar la escuela, más que para entrar a ella; y en la película no vemos nunca al niño Gabilondo en la escuela.
Pero en general, en los cuentos y canciones, Cri-Crí rara vez está de acuerdo con las escuelas, en donde siempre tiene problemas con el director o con el profesor.
En la película, Gabilondo aparece como amigo de Chachita, la hija de Margarita; una amistad con complicidad, como en el caso de los niños de los cuentos.
Compone canciones para ella, se burlan juntos del anciano que vive en la misma casa, y que está siempre de mal humor, “como el chorrito”, observa Chachita; y se queja continuamente.
Gabilondo se va precisamente antes de la adolescencia de Chachita, cuando su madre rehúsa casarse con él.
Éste dice entonces a Chachita, que debe hacer un largo viaje hacia el interior de sí mismo, y le aconseja ser buena.
Aunque el único personaje infantil con quien Gabilondo tiene relación directa es Chachita, las relaciones de Cri-Crí con todos los niños, es decir con su público, son evidentes:
Recibe numerosas cartas de niños en la radio, y él las comenta.
Está el niño que lo invita a comer a casa de sus padres, o aquél que no quiere tomar su medicina:
“Cri-Crí no cantará si Miguelito no se toma su jarabe”
En ese momento, la cámara pasa a la recámara de Miguelito, y vemos a una niña pequeña que da una cucharada al niño, un poco más chico que ella, y “como premio, El Grillito Cantor les va a relatar la historia de unos cochinitos
Somos entonces transportados al interior del cuadro enmarcado que se encuentra en una de las paredes de la recámara, en el que vemos a los 3 cochinitos de Walt Disney.
Evidentemente, es la canción “Cochinitos dormilones” la que canta Cri-Crí, acompañada por la secuencia de dibujos animados de Disney:
“Los tres cochinitos en una fantasía musical de América Latina”
La canción de Gabilondo, es mezclada entonces no sólo con los personajes de Disney, los 3 cochinitos, el lobo y, además, los 3 caballeros en México, sino también con la música de las 2 películas a las cuales pertenecen estos personajes:
La famosa “Whos afraid of the big bad wolf”, por ejemplo.
Así, igual que en los cuentos del Reader’s Digest, Cri-Crí da a los niños la posibilidad de entrar al País de los Cuentos, aunque aquí sea a través de Disney.
También en los cuentos de los discos, los niños que escuchan son frecuentemente implicados, y Cri-Crí supone que éstos no son sólo los niños mexicanos:
“En muchas de mis canciones hablo con modismos mexicanos.
Temo que en lejanas tierras los niños no comprendan lo que traté de decir”
Es claro que la intención de Cri-Crí en los cuentos y canciones, no es la de educar, sino la de divertir.
Es sólo al final de los discos, cuando los niños deben regresar al mundo real, que él les aconseja por primera vez, obedecer, olvidarse pues de que los adultos son incomprensibles, o hasta irracionales, como él mismo lo había hecho notar a lo largo de los cuentos; y afirmaba que sus canciones no habían sido hechas para ser cantadas por los niños.
Además, dice que no se trata de canciones, sino de cuentos musicales; según él, su éxito se debía precisamente a este carácter fantástico, “sobre todo junté el cuento con la música, y eso fue lo que más pegó porque, fíjese usted que siempre hay o buenos músicos o buenos cuentos, pero falta el enlace... porque realmente mis canciones son fantasías, no son canciones infantiles, porque vamos a decir que canción infantil es una como las que enseñan en los jardines de niños; son canciones que tienen poco alcance, que son muy fáciles para pasar de una nota a otra, ¡esas sí son canciones infantiles!
Lo mío son ¡canciones para divertir!... y eso es muy distinto, y que para los chicos son difíciles, inclusive para la gente que sabe cantar”
Por otro lado, desde la producción de la película, el hijo del compositor, Tiburcio Gabilondo dijo que al igual que Walt Disney y muchos otros, aceptaron participar en la película porque era realizada en beneficio del Instituto Nacional de Protección a la Infancia (INPI), y agrega que, además, esta institución no recibió lo que se le había prometido.
Así pues, quienes contribuyeron a la producción de la película, no serían más que víctimas del productor, de las que “Gabilondo fue la primera”
Asimismo, la utilización de las ilustraciones del álbum de Selecciones del Reader’s Digest, así como la evidente publicidad para la colección de cuentos y canciones, no sería más que una “inserción pagada”
Esta sería pues, la razón por la que Gabilondo prefería olvidarse de la película:
“Ya no me hable de la película”; sin embargo, Jorge Gabilondo, otro de los hijos, figura como productor…
Además, las referencias a la colección de cuentos y canciones de Cri-Crí, publicada por Selecciones del Reader’s Digest en 1963 son notorias en la película, por ejemplo:
Desde la mención “Cri-Crí”, en el título, reconocemos los mismos caracteres y colores que los utilizados en el estuche y en el álbum que acompañan los discos; junto con los créditos, aparecen algunos de los dibujos contenidos en el álbum como ilustración de los cuentos; ciertas escenas son evidentemente representaciones de estos mismos dibujos, por ejemplo, cuando Gabilondo niño monta un caballo del carrusel mecánico en la feria, su pose es la misma que la de Cri-Crí en el dibujo que se encuentra en el álbum, al final del cuento; por lo que el carácter comercial de la película, al igual que sus vínculos con la colección del Reader’s Digest, es evidente más claramente poco antes del final, cuando somos transportados al interior de una tienda de discos, en la que se ve en primer plano una gran cantidad de ejemplares de esta colección, presentados a la manera de los “best sellers” en las librerías.
La cámara nos muestra la tienda entera, y regresa inmediatamente en gran plano a la colección de Cuentos y Canciones de Cri-Crí, donde permanece por un buen rato; por tanto, no sólo la película constituye una parte del epitexto de la colección del Reader’s Digest, sino que ésta se convierte así a la vez, en uno de sus intertextos, y evidentemente, en una de las instancias del epitexto de la película.
Los vínculos con organismos gubernamentales, son también evidentes desde los créditos, por los cuales nos enteramos de que la música de fondo es interpretada por La Orquesta de Bellas Artes, “Por cortesía del INBA” (Instituto Nacional de Bellas Artes), así como por el coro de niños de Morelia y La Orquesta de la “Sección de Filarmónicos del STPC de la RM”
Cuenta también con la participación de organismos no gubernamentales y de sociedades particulares, entre los que destacan las aportaciones del “Holiday on Ice” y de Walt Disney.
Por su lado, el Holiday on Ice presenta una buena parte de un espectáculo en el que coinciden los personajes de Walt Disney con los de Gabilondo Soler, Cri-Crí.
Este espectáculo es presentado en la película, como un homenaje a Gabilondo, poco después de que se retira de la radio.
Por otro lado, los vínculos entre los organismos gubernamentales y las sociedades particulares no están ausentes:
Es el Instituto Nacional de Protección a la Infancia quien “agradece la valiosa participación” del Holiday on Ice y del “genial Walt Disney”, así como la de Marga López, Lori Martin y Joey Scott.
Sin embargo, no parece notorio que esta película se haya realizado, por lo menos en parte, en beneficio de una institución pública...
La participación, y por tanto, la aprobación de Gabilondo es evidente.
Francisco Gabilondo, en persona, aparece al final de la película, y su hijo mayor, Jorge Gabilondo, figura como productor asociado.
Sin embargo, la película nos muestra a un Gabilondo totalmente distinto de la idea que nos dan de él las otras fuentes.
En una visión por demás romántica, nos presenta al músico-compositor incomprendido, de “buen corazón y mala suerte”, en un mundo en que la guerra es más importante que la creación artística, en que se confunde la calidad artística de una obra con su explotación comercial, y la importancia del artista con su imagen pública, por lo que aquél debe estar rodeado de riquezas materiales de todo tipo, y en el que la violencia y el uso que de ella hace el comercio son mucho más dignos de atención que la preservación de la inocencia infantil.
Un mundo que no está preparado aún, pues, para comprender a alguien tan genial y “humano” como Francisco Gabilondo Soler, El Grillito Cantor, y éste se retira de la vida pública.
Sin embargo, la bondad, la sencillez, la sinceridad y el amor del compositor y de su obra por los niños y por la humanidad, triunfan sobre la maldad del mundo y de la sociedad moderna, que reencuentra así los valores perdidos.
El verdadero Cri-Crí, es decir el verdadero grillo en una cajita que pasa de la bolsa del saco del actor, a la del compositor, y el verdadero Gabilondo, se presentan al final de la película, en un acto de reconocimiento general, en que se ven 3 generaciones reunidas que se regocijan y se identifican con las canciones de su héroe.
Aunque sus estudiosos insistan en la no intencionalidad moralizante de sus canciones, no puede negarse que al exponer sus historias, Cri-Crí está mostrando a sus pequeños oyentes, el lado bueno que debe preponderar en ellos.
Así, en “Los cochinitos dormilones”, se aprecia que mientras los mayores sueñan con riqueza y paseos, el más pequeño lo hace con crecer “para ayudar a su pobre mamá”
Está latente también la veneración por la historia familiar, por esos objetos que en un viejo escaparate, nos evocan, con ternura el pasado, a la vez que apuntan al respeto por la memoria.
Y la amistad y la bondad, se entronizan en “La muñeca fea”, emblemática canción que coloca de protagonista a una modesta muñeca de trapo que formaba parte de los tesoros de su abuela.
Y mucho debe Walt admirar a Cri-Crí cuando, en 1963, un Disney universalmente conocido, a punto de estrenar “Mary Poppins”, una de sus obras cumbre, acepta participar por primera y única vez en su vida, en un largometraje de producción extranjera; y se trata de animación exclusiva para el largometraje jamás editada por separado en ningún otro medio.
Pues bien, los cochinos:
Práctico, Violinista y Flautista, son los protagonistas del único segmento animado del largometraje, de sobra esa decir que fue animado por Disney, al más puro estilo de los clásicos, y cuya canción elegida fue “Los cochinitos dormilones”, donde se reutilizaron los diseños de los 3 puerquitos de caricatura usados por Disney en la película “The Three Little Pigs” producida en 1933; donde uno soñaba que era Rey, y de repente quiso un pastel; otro soñaba que en el mar, en una lancha iba a remar; pero el tercero sueña con ayudar a su madre a pagar la renta, pues de lo contrario, El Lobo Feroz los desalojará.
Es entonces que se le ocurre participar con sus hermanos en “La Fiesta de Las Flores”, un festival de música donde el premio sería en efectivo.
El baile de los 3 cochinitos sale triunfador, y ganan el dinero.
La novedad de esto, aparte de ser la única colaboración de Disney animando en una película extranjera de producción ajena, es la introducción al mundo animado de un nuevo personaje:
La Mamá de Los 3 Cochinitos, que anteriormente no había tenido alguna aparición en alguna publicación de Disney.
Siendo realistas, la película, incluyendo el segmento animado, no es ninguna obra de arte cinematográfica, pero logra hacerte pasar un rato ameno, sobre todo si creciste con las canciones de Cri-Crí; y es imposible que no se te corran las lágrimas al escuchar canciones como “El ropero” o “Di por qué”
De los actores, la película es protagonizada por grandes del cine, teatro y televisión de México, verdaderos íconos del entretenimiento:
Instituciones como Ignacio López Tarso interpretando Gabilondo, y la desaparecida Marga López; para los más familiarizados con la televisión que con el cine y teatro, podremos reconocer también a la versátil Amparo Arozamena, y a la gran actriz María Teresa Rivas.
No podrían faltar también, el inconfundible José Manuel Rosano como el invisible grillito Cri-Crí, voz característica de incontables filmes de Disney, así como 3 de las estrellas más características del famoso estudio de animación del Ratón:
Los 3 cochinitos acompañados del malvado Lobo Feroz.
Francisco Colmenero y Carmen Dona Dío, grandes del doblaje, también participan en la película.
Los 150 minutos finalizan con la presentación por parte de Ignacio López Tarso, en un homenaje a su personaje, el único e inigualable Grillo Cantor, Francisco Gabilondo Soler.
Para López Tarso:
“Lo mejor, para mí claro, de esta película fue que me dio oportunidad de conocer a Gabilondo Soler, un hombre muy simpático e interesante, al que bueno, creo que todos y no sólo los niños, admiramos mucho por la fantástica imaginación y la riqueza musical de sus canciones.
Primero durante la filmación y luego ya lo tratamos, mi familia y yo, en un plan algo más personal.
Mis hijos y ahora mis nietos siguen conociendo y les siguen encantando sus cuentos y sus canciones.
Él se tomaba todo este relajo del homenaje de manera muy flemática, pero nunca puso objeciones ni peros a la película.
Carlos Amador era movidísimo y como productor, muy difícil para la discusión de condiciones del contrato.
El personaje de acuerdo al guión, no era demasiado atractivo, pero al principio pensé que la idea era que yo cantara las canciones y eso me gustó; luego resultó que siempre no, que para no confundir a los niños se usaría la voz de Gabilondo; me quedé con la cosa de cantar y muchas veces se me antojó estar en un musical, pero no fue sino hasta hace muy poco que pude hacerlo, cuando Silvia Pinal me ofreció “Hello, Dolly!”
El caso es que la confusión que Amador temía, ni siquiera se evitó, pues ese final en Bellas Artes, cuando aparecía Gabilondo y yo medio explicaba el asunto, dejaba a los niños muy confundidos; para colmo, cuando me veían en la calle, las mamás les decían:
“¡Mira, ahí va Cri-Crí!”
En el fondo, la película constituye sin duda el mejor ejemplo de la manipulación comercial de la imagen y la popularidad de Cri-Crí, pero a la vez viene ciertamente a reforzarlas; y parece ser también la versión más alejada de la vida real de Gabilondo.
A 50 años de distancia de su estreno, su hijo, Tiburcio Gabilondo, reveló en 2013, que este proyecto significó una mala experiencia para su padre, pues no quedó a gusto con el resultado:
“La película que se hizo en 1963, con el productor Carlos Amador y el director Tito Davison, fue un gran mérito y un honor, lamentablemente la película se queda en eso, porque fue un desastre, no reflejó la vida y la persona de Francisco Gabilondo Soler.
Para empezar, distorsiona muchos de los hechos, pese a que Francisco Gabilondo aportó la información necesaria para que se realizara el guión, la verdad es que reinventaron todo.
Lo dibujaron como un tipo amargado, pero la realidad es que él era alegre, creativo, siempre buscó soluciones para los problemas, no se dejaba amedrentar por nadie, seguía sus propios lineamientos, era poco convencional, pero era un hombre encantador, y quien tuvo oportunidad de conocerlo lo dicen”, aseveró Tiburcio.
En uno de los fragmentos cruciales de la trama, Cri-Crí aseguró que deja el programa de radio, cuya última emisión fue el 30 de julio de 1961, porque los niños ya no creen en él, y ya no hay fantasía; esto, aseguró su hijo, está muy lejos de la realidad:
“Él no se retiró del programa porque tuviera algún tipo de apreciación, se acabó la emisión, punto.
Y como cualquier proyecto, si no hay patrocinio o financiamiento, se termina, es normal, no es malo, siempre sucede, aquí se manejó de un modo demasiado sentimental, que no es coincidente”, explicó.
El actor Ignacio López Tarso, quien dio vida al compositor, recordó que cuando lo conoció, recibió instrucciones para la realización del rol:
“Es una lástima, pero ahora ha ido perdiendo importancia este personaje.
En aquella época era muy conocida toda su música.
Para hacer su personaje, nos reunimos varias veces, fue a la filmación, revisó el guión, estuvo de acuerdo, me vio hacer el “playback” de sus canciones, en fin, se convirtió en un amigo, estricto, pero gran amigo, lo conocí bien, era muy culto e interesado en la astronomía, tenía un observatorio en su casa”, comentó el primer actor.
Con lo exigente y cuidadoso que era, y que incluso hizo una aparición al final de la cinta en la que López Tarso lo invita a subir al escenario, mientras el público le hace un reconocimiento real, entonces:
“¿Por qué aceptó realizar la cinta?”, se le preguntó a su hijo.
“Sí era selectivo para dar sus canciones, Cri-Crí siempre fue su propio editor y administrador de sus temas, y conste que no se trató de que no puedan hacer las cosas diferentes, lo que le importaba era que se hicieran las cosas bien, así era mi padre”, explicó Tiburcio Gabilondo.
“Él dijo que sí a la cinta, porque no le pareció tan mala idea, el problema es que ya en la realización no fue lo que se le prometió, y claro él estaba muy ocupado atendiendo otro proyecto muy importante”, ahondó.
Su hijo aseguró que, de cualquier forma, Cri-Crí acudió al set como lo comentó López Tarso, pero que finalmente como no era su rama y como se filma en partes, no entendió del todo lo que vio.
“Mi padre no era gente de cine, era de radio, y él estaba entusiasmado por otro proyecto”, reiteró Gabilondo, quien añadió que no hay planes de remasterizar la cinta porque no sabe quién la tiene.
Hace 50 años, mi padre trabajaba arduamente en el álbum de cuentos acompañados de las canciones que había grabado y que se llama Cuentos y canciones de Cri-Crí, salió a la venta en 1963, y fue un proyecto mejor que la película, porque se mantuvo en catálogo de distribución durante 43 años”, comentó.
“Para nosotros, la película fue una mala experiencia de mi padre, y queda como parte de la filmografía clásica mexicana, pero afortunadamente existen otros materiales como esta música”, aseguró.
Por último decir que la banda sonora estuvo a cargo de Gustavo César Carrión, con canciones compuestas e interpretadas por Gabilondo Soler, cantadas por él junto a El Cuarteto Ruffino, Las Tres Conchitas y Teresita Ruiz, que incluyen:
“El Rey Bombón”, “El Ropero”, “El Chorrito”, “El Baile de los Muñecos”, “El Carrousel”, “Di por qué”, “El Sillón”, “La Patita”, “Los Palomos”, “Campanitas”, ”Dímelo al Oído” de Francisco Lomuto cantada por Emilio Tuero; “¿Quién teme al lobo feroz?” de Frank Churchill y Ted Sears, con letras en español de Edmundo Santos.
“La patita, de canasto y con rebozo de bolita; va al mercado a comprar todas las cosas del mandado.
Se va meneando al caminar como los barcos en altamar…”
En 2007, en El Centenario de su nacimiento, México le rindió homenaje con todo tipo de actos; y en plena Era del Internet, en 2012, para conmemorar el 105 aniversario del nacimiento del creador del grillito más famoso del mundo, Cri-Crí fue elegido por Google como “el doodle del día”
Este 2017, Francisco Gabilondo Soler cumplió 110 años.
Aunque, sin duda, las generaciones sobrevivientes del siglo XX recuerdan su música, cabría preguntarse, si el legado que dejó a los niños mexicanos, tiene la vigencia que merece.
¿Las nuevas generaciones, sobre todos las posteriores al 2000, siguen escuchando al Grillito Cantor?
Con el bombardeo constante de contenidos infantiles al que son expuestos los menores hoy en día, donde cada año hay estrenos infantiles de películas de grandes estudios estadounidenses; uno no puede más que imaginar lo que sería para las nuevas generaciones de México y habla hispana, escuchar la música de Cri-Crí.
¿Sabrán los niños de ahora, que hubo un latinoamericano que también hizo historias para entretenerlos y educarlos?
¿Sabrán que el sueño de este señor, era que ellos disfrutaran su legado por siempre?
La magia de las películas es que una de ellas, te lleva mágicamente a otra película, y así a descubrir o redescubrir un mundo “olvidado”
Fue con “Macario” (1960) de Roberto Gavaldón con Ignacio López Tarso, que me llevó a Cri-Crí El Grillito Cantor de Tito Davison, también con Ignacio López Tarso, y gracias a los comentaristas del primer film, estimularon mi curiosidad, que fue tal, que en el transcurso del film, me hizo retroceder a cuando tenía al menos 10 años, donde los discos del Cri-Crí de 45rpm, hacían las delicias de mis tardes, o eran la banda sonora de los cumpleaños infantiles a los que asistía.
Y aunque mi rigor de adulto ha castigado cinematográficamente la película, confieso que todavía tiene magia, una que me hizo lagrimar y reflexionar porque, si bien hubo tiempos mejores, esos tiempos no hay que dejarlos morir, así como aquel “allá en la fuente había un chorrito, se hacía grandote, se hacía chiquito”
Gracias a Walt Disney por la colaboración del segmento de “Los 3 Cochinitos”, la película logró mucha publicidad, y hoy la revisioné con el grillito en el corazón.
Una película mágica, que es necesaria que los adultos no la olvidemos; y es un homenaje a la niñez y al autor, un canto antibelicista importante, para no olvidar lo que realmente importa en la humanidad, los niños, y aquellos que llevamos dentro uno, no lo dejemos crecer en el corazón, así como el grillito.
El fenómeno Cri-Crí, ha revestido en la contemporaneidad nuevas formas.
Páginas web, discos recopilatorios, su presencia en los libros primarios de texto y talleres de musicoterapia, son algunos de los medios e instrumentos a través de los cuales permanece vigente.
¡No hay que dejarlo morir!

“Di por qué, frente al ropero donde hay tantos retratos.
Di por qué lloras a ratos, dime abuelita, por qué…”



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