El Cartel de Los Sapos

“De buenas intenciones está lleno el infierno”

Cuando alguno de los sicarios preguntaba, si se podría salir del negocio criminal, el gran capo respondía:
“Si quieres seguir viviendo, tienes que ser narco el resto de tu vida”
Con la prohibición de droga, productores y traficantes, formaron carteles clandestinos armados en Colombia.
Durante la década de 1980, al incrementarse la demanda, los carteles se expandieron, y se organizaron en grupos criminales de mayor envergadura, usualmente liderados por uno o más capos, como fue el caso del Cartel de Medellín, o con un liderazgo confederado, tal como sucedió con El Cartel de Cali, o El Cartel del Norte del Valle.
Algunas de estas organizaciones criminales, emprendieron guerras contra El Estado, al tratar de evitar los tratados de extradición con Estados Unidos, y cometieron actos terroristas contra la población civil, actos que se extendieron con La Guerra entre Carteles.
Ya en las décadas de 1990 y 2000, varios de estos carteles, consolidaron una infiltración en las instituciones del Estado, al tiempo que consolidaban igualmente las alianzas con grupos al margen de la ley, incluidas guerrillas, y paramilitares.
En especial, El Cartel del Norte del Valle, fue un cartel de drogas, que operó principalmente en El Norte del Valle del Cauca, al Suroeste de Colombia, y tuvo un importante crecimiento a mediados de los años 1990, después de que los carteles de Medellín y Cali se fragmentaran, y es conocido como, una de las organizaciones más poderosas, dedicadas al negocio de tráfico de droga.
Este, tuvo grandes golpes, cuando en el año 2008, su jefe Wílber Varela alias “Jabón”, fuera asesinado el 28 de enero, y sus otros 2 líderes, Juan Carlos Ramírez Abadía alias “Chupeta”, y Diego León Montoya, fueran capturados.
El Cartel del Norte del Valle, se forma después de que los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, jefes del Cartel de Cali, organizan una reunión sorpresa, donde el tema principal era, entregarse a la policía, para acabar con este negocio ilícito, pues les habían prometido un máximo de 5 años de cárcel, sin que la policía hiciera extinción de dominio sobre sus propiedades.
Hubo personas que no estuvieron de acuerdo con ésta repentina disolución del Cartel, que competía contra el temible Pablo Escobar, Jefe del Cartel de Medellín.
Los que se fueron aludiendo, que querían seguir con el negocio, fueron los que conformarían El Cartel del Norte del Valle; este nuevo Cartel, tenía como cabeza visible, a los hermanos Henao:
Fernando Henao Montoya “El Grillo”, Arcángel de Jesús Henao Montoya “El Mocho”, Lorena Henao Montoya “La Viuda de La Mafia”; y en especial, al temible Orlando Henao Montoya “El Hombre del Overol”, Jefe máximo del Cartel.
También, contaban con Andrés López López “Florecita”, Luis Alfonso Ocampo Fómeque “Tocayo”, Víctor Patiño Fómeque “El Químico” o “La Fiera”, Carlos Alberto Oviedo Alfaro, Juan Carlos Ramírez Abadía “Chupeta”, Wilber Alirio Varela Fajardo “Jabón”, Efraín Hernández Ramírez “Don Efra”, Iván Urdinola Grajales “El Enano”, Diego León Montoya Sánchez “Don Diego”, Luis Hernando Gómez Bustamante “Rasguño”, y con la ayuda del Coronel de la policía, Danilo González.
Según los archivos del FBI, acerca de Don Diego, el gobierno de Estados Unidos, lo acusa de participar en la producción y distribución de varias miles toneladas de cocaína en los Estados Unidos.
También lo considera, y a su organización, como involucrados en violencia, y de gozar de la protección de los grupos armados ilegales, de izquierda y derecha, clasificados como terroristas, por el gobierno de Estados Unidos.
Montoya, fue capturado en septiembre de 2007.
Su sucesor, como cabeza del Cartel, Óscar Varela García “Capachivo”, fue detenido por la policía colombiana, en julio de 2008.
Según una acusación del gobierno de los Estados Unidos, en 2004, entre 1990 y 2004, El Cartel del Norte del Valle, exportó más de 1,2 millones de libras de cocaína, o 500 toneladas, de valor superior a $10 mil millones, de Colombia a México, y en última instancia, a los Estados Unidos para la reventa.
Los cargos dicen, que El Cartel del Norte del Valle, utilizó la violencia y la brutalidad, para llevar a cabo sus metas, incluyendo el asesinato de rivales, gente que no pudo pagar la cocaína, y socios que se creían, eran informantes de las autoridades.
La acusación alega, que los miembros del Cartel, emplearon los servicios de Las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), una organización paramilitar de derecha, internacionalmente clasificada como terrorista, para proteger las rutas de la droga del Cartel, sus laboratorios de droga, y sus miembros y asociados.
Las AUC, son una de las 37 organizaciones extranjeras, identificadas como terrorista, por El Departamento del Estado de los EEUU, en 2004.
Se les acusa de tener nexos con la política colombiana, principalmente en Zarzal, Valle del Cauca, con su alcaldesa de cabecilla.
En lo personal, Andrés López López, alias “Florecita” se mete al negocio, todavía siendo un simple estudiante de 15 años.
Cuando era adolescente, trabajando en los laboratorios de cocaína, igual que la mayoría de sus compañeros y vecinos; a poco andar, se convirtió en dueño de uno de esos lugares, luego en exportador de la droga y, finalmente, en su distribuidor en Estados Unidos, viviendo en países como Panamá, México, y España.
Cuando López se quiere retirar del negocio, se da cuenta que no lo puede hacer, a menos que se atenga a las consecuencias, ya que es una pieza clave para la organización.
Después se entrega en Estados Unidos, y durante su tiempo en prisión, escribe un libro llamado “El Cartel de Los Sapos” (2008), que develaría todo, sobre uno de los carteles más poderosos del mundo:
El Cartel del Norte del Valle.
López, era el mejor amigo en la juventud de Fernando Henao, quien lo introduce al mundo del narcotráfico; siendo a la vez, uno de los sobrevivientes de este cartel de narcotraficantes.
Y es que 6 años han pasado, desde que Jack Gibson, Agente Especial de Drug Enforcement Administration (DEA), cuando se entrevistó con Andrés López, para ese entonces, narcotraficante activo, en el “Headquarter” de La DEA en Miami, y 6 años desde que se convierte en El Enemigo Público Número Uno, de un grupo de peligrosos narcotraficantes colombianos.
Ellos, fueron responsables de los hechos de espionaje, traición, delación, y asesinatos, más escalofriantes e impactantes, jamás cometidos por organización alguna.
Desde su condición de narcotraficante, y después de colaborador de la justicia de EEUU, Andrés tuvo acceso a agentes federales del Gobierno, informantes, narcotraficantes, paramilitares, guerrilleros, amigos, enemigos, y cerebros de la organización; hasta incluso, tener contacto con fuentes ultra secretas, al interior de la narcoactividad.
De esta manera, logró revelar la verdad.
Una verdad que por primera vez se escribe desde la profundidad de ella misma, no sólo por lo que cuenta, sino también por quien lo cuenta.
“El Cartel de Los Sapos” (2008), es un libro escalofriante, en cuyo límite, la realidad y la fantasía, parecen confundirse.
Escribir sobre el narcotráfico, desde la perspectiva de uno de sus sobrevivientes, es también conocer una verdad terrorífica, muchas guerras, muchas misiones, muchas traiciones, y un sólo protagonista.
Casi todo se conoce en el mundo de las drogas, y quizás mucho de ello se ha escrito, lo que no es tan sabido, es que esos mismos “barones de la droga”, son los autores de la destrucción de su propia organización.
Así pues, debido a la insistente persecución de La DEA, y la cooperación con las autoridades de los carteles rivales, López decidió entregarse a la justicia, proceso que concretó en 2001.
Ahí fue condenado a 11 años de prisión, considerando atenuantes, como que no se le acusaba de ningún homicidio…
Eso sí, gracias a su cooperación con distintas investigaciones, su sentencia se redujo a 20 meses; y fue durante su estadía en la cárcel, que escribió el libro “El Cartel de Los Sapos”, que sirvió como base para la telenovela del mismo nombre, y que cuenta, en primera persona, toda su experiencia como criminal.
“Mi historia, da a conocer lo que sucedió después de que muere Pablo Escobar Gaviria, que fue el punto de partida de una nueva generación de narcotraficantes.
En esa época, se pensaba que, muerto Pablo, se acababa el fenómeno del narcotráfico, y nada más distante a esa premisa.
Su muerte, dio partida al surgimiento de una nueva generación de narcotraficantes, quizás más poderosa que el mismo Pablo.
Y esa es la historia que la gente va a encontrar aquí”, detalla López.
“A Rey muerto, Rey puesto”
El Cartel de Los Sapos es una película colombiana de acción, del año 2011, dirigida por Carlos Moreno.
Protagonizada por Manolo Cardona, Juana Acosta, Diego Cadavid, Robinson Díaz, Julián Arango, Andrés Parra, Fernando Solórzano, Juan Pablo Raba, Kuno Becker, Pedro Armendáriz Jr., Adriana Barraza, Saúl Lisazo, Tom Sizemore, Sandra Echeverría, Fernando Lara, Rodrigo Oviedo, entre otros.
El guión es de Luiso Berdejo, Juan Camilo Ferrand, y Andrés López, basado en el libro homónimo de Andrés López López, publicado en 2008, que se convirtió en un éxito de ventas; y con motivo de la popularidad que llegó a alcanzar la serie televisiva de “El Cartel”, se realizó El Cartel de los Sapos - La Película, que cuenta la historia sobre la ascensión de Martín González, en parte activa y vital del peligroso Cartel del Norte del Valle.
Como dato, el éxito de “El Cartel de Los Sapos” afianzó el fenómeno de las conocidas como “narconovelas”, exitoso subgénero que se ocupa, precisamente, de historias sobre la mafia de las drogas, en sus distintas facetas.
Todo inicia en 2008, cuando Manolo Cardona fundó una empresa familiar, junto a sus hermanos, Juancho y Francisco.
La empresa, se dedica a la producción de cine y televisión; y su ópera prima es, El Cartel de Los Sapos - La Película, una de las producciones cinematográficas más ambiciosas en la historia del cine colombiano.
La versión cinematográfica del libro, del ex narcotraficante colombiano, Andrés López López, alias “Florecita”, que escribió el libro durante su estadía en prisión, había comenzado 5 años antes, en junio de 2001, cuando López decidió entregarse a La DEA, luego de un año y medio de tratativas con las autoridades; donde confluyen hechos reales, con hechos imaginarios; que a diferencia de la serie y película, los personajes no llevan su nombre, ni su alias real.
“Andrés López, tuvo 2 caminos para elegir:
Haber seguido en el mundo de la delincuencia, o el que tomó.
Seguramente, el de la delincuencia hubiese sido el más fácil, porque haber tomado la línea del bien, me acarreó que la misma sociedad me tirara las puertas en la cara, pero no me importa”, afirmó el autor en una entrevista.
Los seres humanos “de una forma directa o indirecta, terminamos haciendo lo que nos gusta”, indicó López, que nació en Cali en 1971, y entró en el narcotráfico, en su adolescencia.
En el año 2001, López, que había ascendido dentro del Cartel del Norte del Valle, y sobrevivido a las guerras internas, se entregó a la justicia estadounidense.
“Lo más importante al final, es saber que cuando se responde por las equivocaciones, y se paga por ellas, Dios nos da una segunda oportunidad”, dijo.
El autor aseguró, que nunca ha sentido temor de contar las historias, y que no ha sido amenazado por ello.
“Creo que todos esos personajes oscuros, involucrados en el narcotráfico, encontraron en Andrés López, ese canal para que sus historias, que en el fondo, ellos también quisieran contar, salgan a la luz pública.
Son esos personajes, los que muchas veces, por intermedio de sus abogados o familias, me buscan para contarlas”, afirmó López López.
Respecto a la producción cinematográfica, en los últimos 32 años, Colombia ha participado con 20 películas en la categoría de Mejor Película Extranjera, en Los Premios Oscar, siendo El Cartel de Los Sapos, seleccionada por La Academia Colombiana de Artes y Ciencias Cinematográficas, para representar al país en 2013.
Laura García, Presidente de dicha Academia, sostiene que:
“El Cartel de Los Sapos, representa una tendencia fílmica, que contempla la gran industria mundial:
Historia sólida, factura diáfana, dirección, y actuaciones impecables, que trascienden lo ordinario; una cinta que seguramente será reconocida y admirada por audiencias de muchas latitudes.
Pero hay algo tan vital, como todo lo anterior:
La conformación del equipo artístico y técnico, es casi en su totalidad nacional.
Y eso pesa.
El Cartel de Los Sapos, es un producto de aroma mundial”
Lamentablemente, El Cartel de Los Sapos no fue seleccionada en la lista final de nominaciones.
El Cartel de Los Sapos se rodó en New York, Los Angeles, Miami, México DF, Tijuana, Cali, Bogotá, Buenaventura, y Tulúa.
El Cartel de Los Sapos sigue a Martín González (Manolo Cardona), alias “Fresita”, cuando es un niño de clase baja, que descubre en el mundo del tráfico de drogas, la forma de ascenso social, fundamentalmente para ganar el amor de Sofía (Juana Acosta), una buena chica, inalcanzable a priori, que es su amor desde la infancia.
Su audacia, inconsciencia, y su juventud, lo llevan a convertirse en parte activa y vital del peligroso Cartel del Norte del Valle, una organización criminal, que se define como un dispositivo poderoso y sanguinario, que superó al Cartel de Cali, en el poder, la astucia militar de la corrupción, y el poder económico.
El problema sucede, cuando La CIA comienza a investigar los carteles en Colombia y las propuestas que ofrece a los delincuentes, por ser sapos de su investigación.
Varios años de tráfico de drogas, y malas amistades, llevan a Martín a ascender posiciones, y conseguir la atención de Sofía.
¿Será suficiente el poder y el dinero, para ganar su amor?
El Cartel de Los Sapos no es una historia nueva en Colombia, pero a diferencia de anteriores, es sólida, y bien lograda en sus detalles.
La corrupción, la muerte, y el dolor causado por las grandes bandas criminales de la droga, es un universo recurrente en el cine, y la televisión colombiana, pero que sigue entreteniendo a un público que dice estar “cansado” de lo mismo, pero que mundialmente está aplicada a la realidad de Colombia, un país que la historia de narcotráfico está inevitablemente estigmatizada en su pasado.
“El que tiene rabo de paja, no se acerque a la candela”
El Cartel de Los Sapos es una buena película de acción.
Una historia violenta con  explosiones y tiroteos bien logrados, atravesada por un drama sentimental, que se desarrolla en la Cali de los años 90.
Las discotecas de salsa, las fincas, mansiones y carros lujosos, acompañan la vida de Martín, un joven de clase baja, que aprende a traficar al lado de los grandes capos.
El guión, escrito por Berdejo, Ferrand, y López, llevan al espectador, en un recorrido no lineal, por la vida de Martín González, y su fijación por ganarse el amor de Sofía, en un mundo donde todo tiene precio, y todo puede comprarse.
El director, al que el tema del amor obsesivo parece interesarle bastante, logra recrear aquí, un clima bastante romántico, frente a esa relación que se adivina imposible, pero que intenta infructuosamente escapar de un penoso sendero del que difícilmente “hay salida”
La metáfora del joven hastiado, que entra en la alcantarilla en plan de transformarse en otro miembro del Cartel de Los Sapos, está excelentemente lograda.
Y no se escatimaron gastos, para contar esta historia de amor, enmarcada en el mundo del narcotráfico.
Las mejores locaciones, en 3 países, de acuerdo a las necesidades del guión:
Con yates de lujo en la costa de Miami, o buques cargueros en alta mar, persecuciones, balaceras, fiestas, casas lujosas, y todo aquello que permitiera reflejar el poderío económico, que llevó al Cartel del Norte del Valle, a arrodillar a todo un país a punta de bala, miedo, y cocaína.
A diferencia de la serie, que salió primero al aire, la película presenta algunos nuevos personajes, que se suman los recursos técnicos, que nos muestran desde el aire, desde el mar, y hasta de subterráneos apartes, una historia cargada de promesas, ambiciones, odios, mentiras, y manipulación.
La calidad actoral del elenco, es el principal activo, que reúne a los más grandes talentos colombianos, así como a importantes figuras mexicanas, de gran reconocimiento en Latinoamérica, como es el caso de:
Kuno Becker como Damián, Sandra Echeverria como Eliana, Adriana Barraza como la abuela Isabel, y Pedro Armendáriz Jr. como Don Modesto, una institución en el medio.
“Kuno, es un narco mexicano, y tiene una buena participación.
Adriana, es la abuela colombiana del personaje de Manolo, y la verdad es que el acento le queda bien.
Armendáriz es el tío de un narco, y Sandra es la novia de otro, también colombiana”, explicó García.
El argentino, Saúl Lisazo como El Coronel Ramiro Gutiérrez, y el estadounidense Tom Sizemore como El Agente de La DEA, Sam Mathews, también hacen parte del reparto.
“Hay una premisa en El Cartel de Los Sapos que dice, que “éste no es el camino correcto, no es una película que engrandezca a la mafia, habla de la realidad que vivimos”
Otra de las premisas, tiene que ver con la historia de amor de estos personajes en medio del caos, creo que eso le da un tono diferente”, afirma Kuno Becker.
“El crimen no paga, y no queremos vender a estos personajes, como unos héroes, sino que se vea la realidad, que nunca nadie terminan bien, si toma la ruta del mal”, expresa Manolo Cardona, quien además de protagonizar, se aventuró a ser productor.
Cardona habla de su papel:
“Mi personaje, siempre está en la ambivalencia del bien y el mal, es un papel que se ve, que pudo elegir otra cosa para su vida, pero se dejó llevar por el dinero y la vida fácil”
Confieso que nunca vi ni un solo capítulo del seriado de televisión…
Tampoco he leído la novela de Andrés López, pero sé lo complicado que resulta, adaptar una larga historia, con muchos personajes, y muy variadas vertientes, a un solo filme de menos de 2 horas, porque, quienes conocen una cosa u otra, siempre reclamarán que faltaron tales escenas, o que éste o aquel personaje, no apareció…
Por ello, en principio, encontré que la historia andaba a tijeretazos muy rápidos, para poder llegar al asunto que, hechas las cuentas, le interesaba al director.
No es de extrañar, entonces, que la versión fílmica de “El Cartel”, cuente con modificaciones, respecto de su versión en la pantalla chica, aunque siempre se mantiene el elenco original:
Manolo Cardona como protagonista, Diego Cadavid como Pepe Cadena, Robinson Díaz Milton Jiménez “El Cabo”, Andrés Parra como Alfonso Rendón “Anestesia”, Fernando Solórzano como Óscar Cadena, y Juan Pablo Raba John Mario Martínez “Pirulo”, entre otros nuevos.
Por lo que respecta al talento mexicano, se dio tomando en cuenta, que parte de la trama, se realiza en México.
No obstante, El Cartel de Los Sapos es de una dupla:
Manolo Cardona y Diego Cadavid, sobre todo este último, que si bien está como caricaturizado, logra una actuación brillante, llena de diálogos ingeniosos, y ambos actúan como el Ying y el Yang, o mejor dicho, como un Caín y Abel, paridos por el narcotráfico.
El problema reside en los papeles secundarios, al ser una película muy coral, todos se diluyen por ser satelitales, aunque tengan su momento de brillo en pantalla.
Algo que molestó, es que no hubo ningún atisbo del surgir de Martín, en el mundo de la droga desde su adolescencia, por lo que se hace obligatorio ver la serie para llenar demasiadas lagunas del guión de la película; por lo que he leído por ahí:
“Es un desperdicio ver a Waldo Urrego, deambulando por ahí como un fantasma, como sucede también, con el infravalorado Juan Pablo Rada, que en la serie, demostró todo su talento”
El guión, tiene algunas ideas originales, geniales, como:
La del enano en la caja, es hilarante, y a la vez aterradora por la balacera que viene después.
Algunas escenas de transición, consiguen algo que dentro del género de acción, puede funcionar bastante bien, y hablo de la poesía.
Poesía es el brillo del agua de la piscina, en el cuarto de “Fresita”; el marrano del Capo destripado en un cuarto pestilente; el sol saliendo en la capital de los aztecas, una fotografía muy bien lograda.
Sin embargo, da la impresión que, tanto en la novela, como en la telenovela, se trata la época en la que los protagonistas eran jóvenes adolescentes, y en la película, esta parte apenas queda reflejada.
Todo discurre prácticamente siendo adultos, demasiado rápido, desde el comienzo, entramos perdidos en el tiempo, y en el espacio…
Como es posible, la combinación de carros modelo 2010, en 1993, con un intento fallido de llevarnos a esta época, con Toyota Prado, modelo 2010, en pleno 1993, errores por montones en arquitectura, modelos móviles, ropa, y accesorios, tomas precisas en la calle del estado actual de las ciudades citadas.
Vemos pasear a todo un mundo moderno, en un 1993, que no sé si el director se acordaba del ambiente de esa época, y eso desmerita por la falta de cuidado, al mostrar estos grandísimos errores.
Por la temática, El Cartel de Los Sapos parece hecha para que les guste a los estadounidenses, para que vean que en Colombia, hay “traquetos” que se redimen en los brazos de La DEA; y algo que no me cuadra, algo irreal, algo mucho más cerca de allá, que de acá, hace que no me parezca colombiana, y es la producción:
Fotografía, montaje...
Y se lamenta, que no haya minutos dedicados a una mayor cocción de la trama, y su desenlace, que por la misma ralentización del inicio, terminaron siendo simples, como el corte de un mal carnicero, pretenciosamente vertiginoso.
Un final con cara de “se nos acabó el dinero”, y hay que acabar esto ya, y como sea…
“Fue por lana, y termino trasquilado”
“En la cárcel, fue el único momento en que tuve la oportunidad de transformar mi vida, tomar conciencia”, cuenta, y añade hablando de sí mismo, en tercera persona, Andrés López, que “también estaba la necesidad de Andrés de contarles a sus hijos, su verdadera versión de los hechos.
No la versión venenosa, que rondaba en todas las esquinas.
Era una forma de hacer catarsis, y de mutar todas esas cosas que había vivido” dijo el autor.
Y remata:
“También, está la necesidad de hablar con alguien, porque encerrado en un cuarto de 2x2m., no puedes hablar con nadie.
Fue una necesidad, se juntaron todas esas cosas, y ese día, Andrés encontró que había una gran profesión en su vida.
Pero lo más lindo es que se logró, y que aprendí que había una forma decente en que se podía ganar la vida”, acotó.
Una de las cosas más difíciles que enfrentó, una vez fuera de la cárcel, cuenta él mismo, fue explicarles a sus hijos, la experiencia como criminal.
“Ese es un momento muy doloroso, cualquier ser humano que se enfrenta a sus hijos de 5 y 6 años, edad que tenían en ese momento sus 2 niños, a los que les tiene que decir la verdad, que en este caso era bastante dolorosa, y era que su papá era un delincuente.
Uno, difícilmente le puede explicar a un niño, que uno es un narcotraficante.
Ese fue el momento más complejo de mi vida.
Hoy lo cuento distante, y ya no me afecta tanto, pero en ese momento, fue una tragedia”, relata.
El Cartel de Los Sapos es una historia, que deja muy claro a donde conducen todas estas locas aventuras…
Y gusta, porque su historia, basada sin duda en hechos reales, cuenta la que ha sido, no la única, sino una de las muchas historias de amor que se han dado entre los muchachos que viven del tráfico de drogas.
Jóvenes que nacen, y crecen colmados de carencias económicas, afectivas, educativas… pero que muy dentro, sienten el ímpetu de ser alguien, de salir de la nada, y tener muchas de las cosas que la televisión, el único asequible medio de entretenimiento que se encuentra en Colombia, hasta en el más mísero tugurio, ofrece día a día, minuto a minuto, con la promesa de que el narcotráfico:
“Te hará sentir feliz”, “serás exitoso socialmente”, “vivirás con lujo y comodidad”, y “tendrás suerte con las mujeres”
A estos muchachos, ni la moral ni la dignidad les preocupan en nada, porque no la ven brillar entre sus gobernantes, y además saben que, muchos de los que manejan los grandes negocios turbios, se encuentran entre sus filas...
Entre sus familias, también escasea el ejemplo por la falta de educación, y de oportunidades laborales que sufren sus padres y hermanos… y porque las opciones de acceder al vicio, y al delito impune, están a la vuelta de la esquina.
Así pues, El Cartel de Los Sapos, como obra literaria, teleserie, y película, no fueron las únicas incursiones como escritor de López, quien ha seguido una exitosa carrera.
Al libro y su secuela: “El Cartel de Los Sapos 2” (2011), se sumó “Las Fantásticas” (2009), sobre las esposas de los narcotraficantes, y que luego se convirtió en la teleserie:
“Las Muñecas de La Mafia”, en 2010.
Y posteriormente, Telemundo estrenó su última producción:
“El Señor de Los Cielos” (2013), sobre la vida del ex jefe del cartel de Juárez, Amado Carrillo Fuentes.
Además, el guionista, lanzará un libro del mismo nombre.

“A grandes males, grandes remedios”



Comentarios

  1. Gracias! Excelente crónica, como siempre nos tenés acostumbrado...

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  2. Gracias Anónimo por el seguimiento, la lectura, y su nota. A la orden.

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