Honor Thy Father and Mother: The True Story of The Menendez Murders

“Somebody killed my parents!”

En Éxodo 20, vienen “Los 10 Mandamientos” que Dios le dio al pueblo de Israel; el 5º, en Éxodo 20:12, es sobre los padres, y dice:
“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da”
Ese fue un mandamiento sencillo de Dios, escrito con su propia mano, y entregado por Moisés a ellos; era de naturaleza moral, y obligación eterna; y para que se entienda mejor, no se refiere solamente a esa alta estima en la que los hijos llevan a sus padres en el corazón, y al lenguaje respetuoso, gestos adecuados que se usan hacia ellos, así como la alegre obediencia que se les rendirá; sino también se refiere al honrarlos con su substancia, alimentándolos, vistiéndolos y supliéndoles con lo necesario para la vida, cuando estén en necesidad; lo cual es por todo el servicio, por todo el cuidado, gasto y problemas que se les han presentado, así como el haberlos criado en este mundo.
Pero que pasa con aquello de “cría cuervos y te sacarán los ojos”, “nunca es demasiado para aquel de está acostumbrado a desear”
El Caso de Los Menéndez, es una historia de riqueza, poder e incesto en el mundo surreal de Beverly Hills, que tuvo resonancia a nivel internacional; y puso en el banquillo de los acusados, a 2 jóvenes herederos de una fortuna amasada en el mundo del espectáculo, por el asesinato de sus padres, y planteó un interrogante perenne:
¿Puede haber justificación alguna para el parricidio?
El parricidio es el homicidio de los parientes consanguíneos en línea recta; es el asesinato de uno de los progenitores, o de ambos.
Algunos utilizan el término, para denominar a cualquier crimen cometido contra un familiar, pero esta acepción es incorrecta.
Al asesinato del padre, a manos de su hijo, se le denomina “patricidio”; y el “matricidio” es el asesinato de la madre, cometido por un hijo; ambos se consideran crímenes serios, con diferentes agravantes.
Los familiares asesinos, son homicidas cuyas víctimas son uno o varios miembros de su familia.
Si son varios, los asesinatos se cometen simultáneamente y en muchas ocasiones, los asesinos fingen que otra persona cometió el crimen.
Casi puede decirse, que el parricidio cometido por hermanos, es una categoría de crimen que se produce con bastante frecuencia, y que evoca ocultas disfunciones familiares.
Los hermanos, Joseph Lyle Menéndez y Erik Galen Menéndez, eran 2 jóvenes guapos y adinerados, que crecieron rodeados de lujo.
Desde afuera de la mansión de Beverly Hills en la que vivían, parecían dueños de una vida perfecta.
Su padre, José Menéndez, era cubano, miembro de una de las familias de la alta sociedad de La Habana, que cuando Fidel Castro llegó al poder, se mudó de la Isla.
Vivió algunos años en New Jersey, y luego se mudó a California, donde alquiló una mansión que había sido residencia de Elton John.
Ostentaba mucho dinero, con su vida repleta de lujos, le gustaba por ese intermedio, mostrarse poderoso y humillar a sus empleados, a los que con frecuencia maltrataba por considerarlos inferiores.
Su esposa, Mary “Kitty” Menéndez, había sido reina de belleza, y amaba el tren de vida que llevaba junto a su marido.
Sus hijos, Lyle y Erik, derrochaban la fortuna de su padre; ambos eran atractivos, y quienes los rodeaban, veían en ellos un prometedor futuro.
Kitty tenía 47 años, rellenita pero atractiva, pelo rubio y ojos verdes.
Él, de 44, era atlético, y aparentaba menos edad, aunque unas pícaras canas le teñían el cabello.
Cabe señalar que José Menéndez hizo una carrera un tanto oscura en los negocios, y llegó a ser presidente de LIVE Entertainment, una empresa asentada en California, que se dedicaba a la distribución y reproducción de videos.
Según cálculos de Lyle y Erik, la fortuna de sus padres ascendía a los $14 millones.
Pero ambos hermanos, fueron más conocidos por su condena en un juicio muy publicitado, por los asesinatos con arma de fuego de sus padres en 1989.
La educación dada a sus hijos, oscilaba entre actos de extrema crueldad para humillarles, y una vida llena de lujos, que siempre parecía poco a los jóvenes:
A los 16 años, cuando Erik recibió un Alfa Romeo como regalo de cumpleaños, le dijo a su padre que el coche “era una porquería”, porque lo que él estaba esperando era un Porsche…
José Menéndez educó a sus hijos con guante de hierro.
Les impuso reglas para todo:
Comer, divertirse, leer, y aprender.
Él quería que ellos fueran auténticos estadounidenses de éxito.
Esto los volvió inseguros, y desarrollaron extrañas conductas, dolores de estómago, rechinaban los dientes; y en el caso de Lyle, a los 14 años, aún se orinaba en la cama, y jugaba con muñequitos…
Para protegerse, los hermanos crearon fuertes vínculos entre sí:
Erik admiraba e imitaba a Lyle.
El primero era sensitivo y tranquilo; el otro, reservado, agudo y gracioso.
Ambos escogieron jugar tenis, porque José les exigió practicar un deporte individual, para que su autoridad no se viera disminuida.
Los hermanos crecieron en Princeton, New Jersey; y asistieron a la Escuela Matutina de Princenton, para sus estudios primarios; posteriormente, Lyle asistió a la Universidad de Princeton; y pronto mostraron deficiencias de aprendizaje, problemas de concentración, y generaron el rechazo de los otros compañeros.
Después de que la familia se mudó a California en 1987, cuando el padre logró un trabajo en Carolco; Erik asistió al colegio en Calabasas, California.
Lyle fue puesto en probatoria académica en Princeton, debido a su bajo desempeño y en libertad condicional disciplinaria, y finalmente se retiró después de acusaciones de plagio.
Para tenerlo ocupado, le dieron trabajo en LIVE, pero ahí no hacía nada, y sus subordinados lo consideraban un pesado, arrogante y egoísta.
Regresó a Princeton, y el primer día, sacó de la habitación a un compañero, porque él quería estar solo; nunca participó en las actividades del campus, y se rodeó de una pandilla de atorrantes.
Erik era otro “tortero”:
Misterioso y solitario, no jugaba con otros niños, la madre le hacía las tareas escolares, y estaba convencido de que sus padres lo entrenaban para ser el líder del hogar.
Cuando la familia se trasladó a California, formó una gavilla de rebeldes, pero Kitty comenzó a pensar que era homosexual…
Se hizo de una novia, pero esta lo dejó, porque una noche la encerró en una habitación.
Trabó amistad con Craig Cignarelli, capitán de un equipo de tenis, y ambos escribieron el guión de una película llamada “Friends”, sobre un hijo que mata a sus padres para heredar $157 millones.
En julio de 1988, los hermanos robaron dinero y joyas en varias casas de sus amigos.
José se encolerizó contra ellos; y fueron acusados de raterismo; Erik se declaró culpable para salvar a su hermano, y fue condenado a trabajos comunales.
En el verano de 1989, la novia de Lyle, una modelo llamada Christy, adujo que estaba embarazada, y la presionaron para que abortara; al parecer, un amigo de la familia le pagó $100 mil para que se fuera.
Las tensiones entre padres e hijos, se incrementaron:
La madre bloqueaba en las noches la puerta de su cuarto, los hijos no tenían llave de la casa, ella compró un arma, y fue donde un psicoterapeuta, el doctor Jerome Oziel.
Kitty le contó, que tenía miedo de que los muchachos fueran unos sociópatas, y no tuvieran conciencia del dolor que causaban a los demás.
Los describió como “narcisistas, inconscientes y exhibicionistas”
Todo cambió el 20 de agosto de 1989:
En el estudio de la familia, en el 722 de North Drive Elm en Beverly Hills; José y Kitty estaban cansados aquella tarde de verano, debido a que la familia había salido a pescar tiburones en un yate alquilado, llamado Motion Picture Marine, hasta la medianoche del día anterior.
Tanto Lyle, entonces de 21 años, y Erik de 19, habían salido esa noche; entonces José y Kitty se retiraron al estudio para ver el “thriller” de James Bond, “The Spy Who Loved Me” (1977)
Los vecinos reportaron más tarde, haber escuchado algo que sonaba como fuegos artificiales alrededor de las 10pm, pero lo desestimaron como nada importante por lo que preocuparse.
En realidad, se trataban de disparos...
José y Kitty, estaban descansado y tomando un helado, mientras veían una película, cuando los disparos de una escopeta Mossberg calibre 12, los sorprendieron.
En total, 13 tiros a quemarropa.
El primero impactó de lleno en la cabeza del padre.
Kitty quiso escapar, pero no pudo:
Un proyectil le dio en la pierna, y le provocó una fractura expuesta.
Volvió a intentarlo, pero resbaló en su propia sangre, y al caer, fue blanco fácil de otros disparos que le perforaron el tórax, y desfiguraron la cara.
Tanto a José y Kitty, les dispararon en la rodilla en un intento de hacer aparecer el crimen, como algo relacionado con la mafia.
Los hermanos, autores de los hechos, se marcharon del lugar, y arrojaron sus escopetas en Mulholland Drive, compraron los boletos en una sala de cine local, para ver la película “Licence to Kill” (1989), también de James Bond, para utilizar el hecho como coartada.
A eso de las 11:47pm, cuando los hermanos regresaron a casa, Lyle llamó al 911 y gritó:
“¡Alguien mató a mis padres!”
Inmediatamente la policía consideró sospechosos a los hermanos, pero no tenían pistas.
En el juicio, Erik dijo que vio un cartucho de escopeta que había dejado en el suelo, y lo quitó cuando el policía que hablaba con él, miró hacia otro lado.
La seguridad en la casa había sido siempre de un alto nivel.
La mansión tipo mediterránea, fue alquilada antes a celebridades de la talla de Prince y Elton John.
José Menéndez salía frecuentemente, dejando el sistema de alarma apagado, y las puertas abiertas, incluso después de que su Mercedes-Benz 560SEL, fuera robado en la entrada frontal semi-circular de la casa, apenas unas semanas antes de los asesinatos.
Kitty, por otro lado, se agitó en el período previo a los asesinatos:
Ella constantemente bloqueaba la puerta de su dormitorio por la noche, y mantenía un rifle en su armario; y mencionó a su psiquiatra, un par de semanas antes de los asesinatos, que tenía miedo de que sus hijos pudieran ser sociópatas.
En los meses después de los asesinatos, los hermanos llevaron una vida de derroche de dinero, lo que añadió sospechas a los investigadores en la participación de la muerte de sus padres.
En menos de un mes, los hermanos Menéndez gastaron casi $1 millón en carros lujosos, ropa de diseñadores, relojes, joyas, guardaespaldas, apartamentos, comidas, y $24 mil en equipos de sonido y aparatos electrónicos.
Lyle compró un costoso reloj Rolex de $15 mil, un Porsche Carrera 911 en $64 mil, y el Chuck's Spring Street Café, un restaurante de Buffalo Wings en Princeton en $550 mil.
Erik patrocinó con $40 mil un concierto de rock en el Palladium de Los Angeles; y también contrató a un entrenador de tenis a tiempo completo por $60 mil anuales, compitiendo en una serie de torneos como profesional en Israel.
Dejaron la mansión de North Elm Drive desocupada, y vivieron en 2 departamentos Penthouse separados en Marina del Rey.
Viajaron alrededor de Los Angeles en el Mercedes-Benz SL convertible de su difunta madre, se alimentaban de comidas caras, y se fueron de viaje al extranjero hacia El Caribe y Londres.
La fiscalía alegó posteriormente, que los hermanos gastaron alrededor de $1 millón en los primeros 6 meses como huérfanos.
“El Crimen Prefecto” de vino abajo cuando Erik confesó los asesinatos a su psiquiatra, Jerome Oziel, quien después de haber sido amenazado por Lyle, si los delataba, acudió a la policía.
Pese al secreto profesional, los dichos del joven no estaban a salvo, porque el miedo llevó al profesional a protegerse, y a compartir la siniestra información con la secretaria del consultorio, que era la amante y confidente del especialista.
Tras romper la relación con él, la mujer denunció a Oziel por abuso sexual, y contó lo que sabía de los crímenes de Beverly Hills.
De inmediato, la policía ordenó un allanamiento, y secuestró las cintas de las sesiones.
Para evitarse más problemas, Oziel terminó contándolo todo, a destacar que una de las excepciones a la confidencialidad entre médico y paciente, se produce cuando el paciente pone en peligro al terapeuta.
El 8 de diciembre de 1992, los hermanos Menéndez fueron acusados por El Gran Jurado del Condado de Los Angeles, bajo cargos de haber asesinado a sus padres.
Los hermanos Menéndez, y el asesinato de sus padres, se convirtieron en una sensación nacional, cuando Court TV difundió el juicio en 1993; siendo la primera vez, en que un juicio era transmitido en vivo.
El programa Court TV, actual Tru TV de CNN; y posteriormente, la CBS filmó una miniserie sobre el dúo homicida; así como Los Angeles Time, Vanity Fair y People, publicaron extensos artículos, teniendo el tema, un filón inagotable para el “show-business”
Por su parte, el abogado defensor del hermano menor, Leslie Abramson, saltó a la fama con su extravagante defensa, alegando que los hermanos buscaron la muerte por toda una vida de abuso de sus padres, incluido el abuso sexual de su padre, José.
A pesar de la teoría de la defensa, los registros de antecedentes penales de los hermanos, estaba en contraste con la teoría de “escape de abuso parental”
El juicio terminó con 2 jurados en punto muerto, aunque los hermanos fueron juzgados juntos, cada uno tenía un jurado independiente.
El Fiscal de Distrito de Los Angeles, Gil Garcetti, anunció de inmediato, que el juicio a los hermanos se volverá a intentar.
El segundo intento, fue un poco menos conocido, en parte porque el juez Stanley Weisberg, negó a permitir que las cámaras ingresen en la sala del tribunal.
Ambos hermanos, fueron declarados culpables de 2 cargos de asesinato en primer grado y conspiración para cometer asesinato.
En la fase de sentencia del juicio, el jurado no apoyaba la pena de muerte para los hermanos, pero las recomendaciones, apuntaban a una vida en la cárcel.
El jurado dijo más tarde, que la consideración de abuso expuesta por la defensa, nunca fue un factor en sus deliberaciones, y que el jurado rechazó la pena de muerte, porque ninguno de los hermanos tenía antecedentes penales, ni una historia de violencia.
A diferencia de los ensayos previos, el jurado rechazó por unanimidad la teoría de la defensa que los hermanos mataron a sus padres por miedo, pero cree más bien que los asesinatos fueron cometidos con la intención de hacerse con el control de la riqueza considerable de sus padres.
El 2 de julio de 1996, Weisberg condenado a Lyle y Erik Menéndez, a cadena perpetua, sin posibilidad de libertad condicional; y condenó a los hermanos a sentencias consecutivas por los asesinatos, y el cargo de conspiración para cometer asesinato.
El 10 de septiembre de 1996, El Departamento de Correccionales de California, separa a los hermanos Menéndez, enviándolos a las cárceles diferentes.
Ambos fueron clasificados como “presos de máxima seguridad”, y fueron separados de los otros.
El 27 de febrero de 1998, La Corte de Apelaciones de California, confirmó las condenas por asesinato, y el 28 de mayo de 1998, La Corte Suprema de California, votó a favor de mantener las condenas de asesinato, y condena de cadena perpetua, sin libertad condicional.
Ninguno de los Jueces de La Corte Suprema, votaron para revisar el caso.
Cabe destacar, que durante la fase de sentencia del juicio por asesinato en el caso de Erik y Lyle Menéndez, el abogado de la defensa Leslie Abramson, habría ordenado a un testigo de la defensa, el Dr. William Vicary, para alterar sus notas.
Leslie Abramson, no se enfrentó a una investigación criminal, y la oficina del fiscal de distrito, decidió que no iba a investigar esta infracción.
Los 2 hermanos, interpusieron recursos de anulación del juicio, alegando que sufrieron irreparables daños en la fase de sentencia, como resultado de las sugerencias de posible mala conducta y representación de Abramson.
“Police are looking for a motive tonight in the murders of a prominent show business executive and his wife.
They were found just before midnight last night, shot to death in their exclusive Beverly Hills home”
Honor Thy Father and Mother: The True Story of The Menendez Murders es un drama de suspenso del año 1994, dirigido por Paul Schneider.
Protagonizado por James Farentino, Jill Clayburgh, Billy Warlock, David Berón, Susan Blakely, Erin Gray, Elaine Joyce, John Beck, Stanley Kamel, Michael Paul Chan, Meg Wittner, John David Conti, Charles Lucia, Joseph Lamble, Marcos Farraez, Mike Scriba, Steve Bannos, Richard Zavaglia, Jeffrey Lee Broadhurst, Bobbie Phillips, Sean Graham, Taylor Leigh, Thom Klohn, Jeremy Kutner, Christina Miles, Ralph Votrian, Manny Fernandez, Steve Silver, entre otros.
El guión es de John Johnson, Michael J. Murray y Ron Soble; siendo una película hecha especialmente para la televisión, basada en la novela “Blood Brothers” de John Johnson y Ron Soble.
Filmada en locaciones reales en Los Angeles, la historia sigue los hechos verdaderos sobre los asesinatos:
Lyle (Billy Warlock) y Erik Menéndez (David Berón), asesinaron a sus ricos padres José (James Farentino) y Kitty (Jill Clayburgh) en Beverly Hills en 1989, alegando que estaban actuando en defensa propia, después de años de abuso; tanto para deshacerse de su padre autoritario, como para conseguir el dinero de estos.
Las autoridades, acusan a los chicos de la muerte de sus progenitores, por lo que van a prisión, y son sometidos a un juicio en el que intervienen la abogada de Lyle, Jill Lansing (Elaine Joyce), y la de Erik, Leslie Abramson (Susan Blakely), que basarán su defensa en el testimonio de los chicos.
Los asesinatos, ocurrieron en Los Angeles, donde ambas víctimas tenían fructíferas carreras en Hollywood.
Lo que más sorprendió a la nación, fue que los acusados, bien vestidos y de voz suave, afirmaron que sus padres los maltrataron toda su vida.
Esta dramatización sensacionalista, es la primera de varias películas de televisión, que explotaron a los hermanos y su juicio.
Fue un el primero de una gran cantidad de “shows” televisados y mediáticos que siguieron después.
“Mr. Menendez, you`ve heard the testimony of your brother that you and he killed your parents on August 20th, 1989, did you not?”
La verdadera historia de los asesinatos de Menéndez probablemente nunca será conocida, pero Honor Thy Father and Mother: The True Story of The Menendez Murders hace un buen trabajo, tejiendo juntos, la defensa del abuso de los hijos, con la evidencia que los hizo aparecer como asesinos de sangre fría.
Bajo el productor ejecutivo, Lance H. Robbins, y el productor Ronnie Hadar, la película de Fox, no toma partido, dejando a los espectadores sacar sus propias conclusiones sobre el motivo detrás de los asesinatos de José y Kitty Menéndez por sus hijos Erik y Lyle.
Poco tiempo se gasta en el juicio, en sí mismo, siendo una sabia decisión, ya que mucho se supo en la televisión, en la corte, y en las noticias durante semanas, que terminó en sentencias para ambos hermanos.
En cambio, se muestra el vínculo entre el Lyle, como protector, y el más débil, Erik, claramente definido; así como su relación con su exigente y demandante padre.
En general, la calidad de la imagen es alta, lo que es sorprendente para ser un filme televisivo, y dada la naturaleza salaz de la historia y la velocidad con la que se produjo; aunque posee tintes de melodrama y telenovela propios de la época, los hechos y la TV misma.
La adaptación de Michael Murray de “Blood Brothers”, es fiel al libro, y la dirección de Paul Schneider es imparcial.
Narrativamente, Honor Thy Father and Mother: The True Story of The Menendez Murders, abre y cierra con los asesinatos, con gran parte de la historia contada en “flashback”
El entrecruzamiento entre el pasado y el presente, ocasionalmente hace difícil decir, cuánto tiempo ha pasado entre escenas.
En su mayor parte, sin embargo, la historia es fácil de seguir, y hace un buen trabajo, exponiendo los puntos de inflexión del caso, como cuando Erik le dice a su psiquiatra, que él y Lyle asesinaron a sus padres.
Muy curiosamente, al tiempo del estreno de esta película de televisión sobre los asesinatos de Los Menéndez, otra versión fue lanzada el mismo año:
“Menendez: A Killing In Beverly Hills” de la CBS, que presenta mucho más detalles del caso, con mayor precisión, y con 4 horas de metraje.
Sin embargo, Honor Thy Father and Mother: The True Story of The Menendez Murders, le da al espectador, una reflexión para considerar lo que pudo haber sucedido, y los motivos de los asesinatos de José y Kitty Menéndez, por sus 2 hijos, Lyle y Erik; y se convierte en un caso lleno de intriga e interés, en una historia de una familia disfuncional, con problemas de ajuste y convivencia.
Por el metraje, hay detalles interesantes que son omitidos.
Y da como cierto el abuso sexual, cuando de hecho, no hubo evidencia de ello.
La naturaleza del carácter del emigrante cubano estadounidense, se deja sin comentar, o incluso se menciona.
Así como se deja por fuera, que había un montón de chicas alineadas, aplaudiendo por los Lyle y Erik, afuera de la corte, con pancartas en su apoyo.
Del reparto, Billy Warlock como Lyle es tan aterrador como el José de James Farentino.
David Berón, hace un buen trabajo como el emocional y conflictivo Erik.
Y tanto Warlock como Berón, se desenvuelven bien en sus papeles, haciéndolos creíbles.
Warlock en particular, es bueno al sugerir la ambición desafortunada de Lyle, de ser un hombre de negocios tan listo como su padre.
Pero si hay alguien que se roba la pantalla, es James Farentino como el demandante padre, que es bastante convincente.
Aterrador como el despiadado y frío José; su representación impacta en sus pocos minutos; y por su presentación, maquillaje y características naturales, se presta para hacer una referencia casi “draculeana”
Mientras su esposa Kitty, en Jill Clayburgh, es mostrada casi en estado de autocompasión, al verse alcohólica y amargada.
Pero el protagonismo de Kitty está incompleto, a tal punto que no se hace evidente, el peso real por el cual ella fue asesinada.
Kitty es retratado como una amargada, emocionalmente maltratada, que vive a punto de píldoras, que desprecia a su familia, más por las infidelidades de su esposo, y la estupidez de uno, y la homosexualidad del otro…
Se sugiere, que ella sabía que, como han alegado los 2 hermanos, José había estado abusando sexualmente de Lyle y Erik, desde que eran niños.
¿Y por qué no hizo nada para detener esto?
Según se dijo, ella había dicho:
“Nadie me ha ayudado nunca en mi vida”
Por otra parte, Susan Blakely, está desaprovechada, pues nunca captura la energía e intensidad casi maníaca de la abogada defensora, Leslie Abramson.
En honor a la verdad, si no puedes resumir la vívida personalidad de Abramson, que es escandalosamente combativo, no mereces hacer una película de Los Menéndez.
Pero quedan cosas para recordar:
Hay una escena que es inquietante en retrospectiva, cuando José está tratando de persuadir a su hijo Erik, a tener un acto sexual con él, y cuando el hijo se niega, le da bofetadas, lo consuela y le dice:
“Vuelve a la cama”
No es gráfica, pero sigue siendo escalofriante…
En cuanto a la verdad, si realmente ocurrió, no se sabe.
O cuando Kitty, en un ataque de temperamento, a tirones le quita el peluquín a Lyle…
Su gemido de dolor y humillación mientras se lo quita, y luego se muerta frente al espejo, con el cuero cabelludo expuesto, proporciona la única emoción verdaderamente cruda en 2 horas de metraje.
Como dato final, en un comunicado de prensa de Fox, se afirmó que “la audiencia televisiva, evaluará las pruebas, contradictorias o no, y formará sus propias opiniones de culpabilidad o inocencia”
Pero en realidad, Honor Thy Father and Mother: The True Story of The Menendez Murders termina montando una serie de excusas, muchas no probadas, solo en teoría y especulaciones para explicar por qué Lyle y Erik, mataron a José y Kitty a disparos, el 20 de agosto de 1989.
Según Honor Thy Father and Mother: The True Story of The Menendez Murders, José era un monstruo… y la madre merecía la muerte por el desprecio, por no haber hecho nada, sabiendo los abusos.
En conclusión, si crees que José y Kitty Menéndez, obtuvieron lo que se merecían, Honor Thy Father and Mother: The True Story of The Menendez Murders es tu película.
“We should keep it just between us or he’d kill me”
Todos quisiéramos tener padres cariñosos, pacientes, que nos entiendan y nos eduquen; pero desgraciadamente, la realidad es que algunos padres son irracionales, abusivos, manipuladores y amedrentadores; dejando heridas profundas, que probablemente no sean curadas durante toda una vida, jamás.
Es triste decirlo, pero hay padres que no son honorables, y no es fácil respetar a personas, cuya conducta no es honorable.
Pero por ello:
¿Hay que asesinarlos?
Desde su ingreso en prisión, ambos hermanos se han casado, a pesar del estado de California no permite visitas conyugales para los condenados de por vida por asesinato.
En enero de 1997, Lyle se casó con una amiga por correspondencia, con quien mantenía contacto desde hace mucho tiempo, Anna Eriksson, ex modelo.
El matrimonio terminó, según los informes, en menos de un año, después de que ella, supuestamente descubriera que Lyle le engañaba dirigiéndose por escrito a otra mujer.
Más tarde, en noviembre de 2003, Lyle, entonces de 35 años, se casó con Rebecca Sneed, editora de una revista, de 33 años de edad de Sacramento, en una ceremonia en el área de visitas de la prisión de máxima seguridad Mule Creek State Prison.
Lyle y Rebecca se habían conocido según los informaron, por aproximadamente 10 años antes de su compromiso.
En 1997, Erik se casó a través de una ceremonia telefónica en la Prisión Estatal de Folsom.
En junio de 1999, Erik, entonces de 28 años, se casó con Ruth Tammi Saccoman, de 37 años, en la Prisión Estatal de Folsom, en una sala de espera de la cárcel.
Tammi Menéndez, también auto-publicó un libro en 2005, titulado “They Said We'd Never Make It - My Life With Erik Menéndez”
Erik trabaja como conserje nocturno, y comparte una celda de 6x9 pies, con otro preso.
A partir de 2008, ambos están bajo el sistema del Departamento Correccional y de Rehabilitación.
Lyle, hoy de 48 años, está detenido en la Mule Creek State Prison de Ione.
Erik, hoy de 45, fue encarcelado en la Prisión Estatal del Valle Agradable en Coalinga.
Bajo los términos de las sentencias por sus múltiples crímenes, los hermanos esperan pasar el resto de sus vidas en prisión.
De acuerdo con Erik, él y su hermano, no han hablado el uno al otro, por más de 10 años.
¿Es aplicable en una situación injuriosa, la obligación de “honrar a tus padres”?
¿Cómo podemos honrar a padres, cuyo comportamiento no es digno de admiración?
La polémica, con hechos, está servida.

“Losers with money-that’s the worst kind”



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