Alice Doesn’t Live Here Anymore

“A picture for anyone who has ever dreamed of a second chance!”

Disfrutar de la vida tal como es:
¿No es acaso un privilegio?
Estar solo puede ser una circunstancia que facilite conocernos y valorarnos más positivamente a nosotros mismos…  y solo hay que vencer el miedo a la soledad.
Pero qué es la soledad, para muchos es la necesidad constante de afecto, temor a vivir sin pareja, y un yo sepultado bajo la sombra alargada de otra persona, casi siempre la pareja.
Esas son también algunas de las características de las personas dependientes emocionales, sujetos para los que vivir sin pareja no es nada sencillo, y suelen tener problemas para mantener relaciones positivas y duraderas, por lo que repiten constantemente el mismo patrón en su historial amoroso; y el perfil de estas personas se caracteriza por tener baja autoestima, aunque desde fuera resulten en muchas ocasiones autosuficientes o incluso triunfadores, presentan un bajo auto-concepto de sí mismos y una mala auto imagen; motivos que llevan a sentir ansiedad, mucho miedo a la soledad y a aterrarse ante la idea de quedarse sin pareja… de hecho, muchos piensan que están por encima de los demás, y pueden incluso tener un perfil problemático, tiene adicciones, están metidos en conflictos permanentes, o no aguantan en los trabajo.
¿Dónde está “El Sueño Americano” en “La América Profunda” reservada para la mujer?
¿Y en dónde está su parte del pastel?
“Alice has a 12-year old kid.
She hasn't got a job and she's on her own.
How come she has such a good time?”
Alice Doesn’t Live Here Anymore es un drama del año 1974, dirigido por Martin Scorsese.
Protagonizado por Ellen Burstyn, Alfred Lutter, Kris Kristofferson, Diane Ladd, Harvey Keitel, Jodie Foster, Billy Green Bush, Lelia Goldoni, Vic Tayback, Lane Bradbury, Valerie Curtin, entre otros.
El guión es de Robert Getchell; y como curiosidad decir que la actriz Ellen Burstyn, al leer el guión, compró los derechos, y se encargó de buscar director y reparto para realizar la película.
Fue tras su éxito con “The Exorcist” (1973), que el estudio le otorgó el control creativo total sobre este proyecto; el cual tenía 2 objetivos:
Hacer una película sobre mujeres con problemas de la vida real, y asegurar que el director sea una mujer; pero el segundo objetivo no se cumplió por falta de mujeres en el puesto, por lo que al seleccionar la secuencia de comandos, de Brian De Palma, que trajo a Francis Ford Coppola, quien le sugirió que considere Martin Scorsese; aunque impresionada con el talento de Scorsese después de ver “Mean Streets” (1973), Burstyn aún dudaba en contratar al director, temiendo que solo pudiera dirigir a hombres… y cuando ella le preguntó a Scorsese qué sabía sobre mujeres, Scorsese respondió:
“Nada, pero me gustaría aprender”
Satisfecha con su entusiasmo, Burstyn contrató de inmediato a Scorsese; el cual se rodeó con un personal extraordinariamente solidario de mujeres fuertes y muy bien conectadas, que incluía a:
Su amante Sandra Weintraub, hija del productor Fred Weintraub como productora asociada; Marcia Lucas, esposa de George Lucas, como editora de cine; y Toby Carr Rafelson, esposa del director y productor Bob Rafelson, como diseñadora de producción; y antes que Ellen tuviera el protagónico, la parte de Alice fue ofrecida originalmente a Shirley MacLaine, que rechazó el papel, y admitió en una entrevista de 2005, que lamentó esa decisión.
Burstyn recordó más tarde:
“Era una época temprana del Movimiento Femenino, y todos nos estábamos despertando y observando el patrón de nuestras vidas, y queriendo que fuera diferente... por ello quería hacer un tipo diferente de película.
Una película desde el punto de vista de una mujer, pero una mujer que reconocí, que sabía.
Y no solo yo, sino mis amigas, lo que todas estábamos pasando en ese momento”
Burstyn describió su colaboración con el director Martin Scorsese, haciendo su primera producción de estudio en Hollywood, como “una de las mejores experiencias que he tenido”; tanto que el director estuvo de acuerdo con su estrella, en que la película debería tener un mensaje:
“Es una película sobre las emociones, los sentimientos, las relaciones y las personas en caos.
Sentimos la necesidad de trazar todo eso, mostrar las diferencias y mostrar a las personas que cometen errores terribles arruinando sus vidas, luego darse cuenta y tratan de rechazar cuando todo se está desmoronando, sin meternos en la telenovela.
Nos abrimos a mucha experimentación”
Como dato, Alice Doesn’t Live Here Anymore fue una de las primeras apariciones notables de Jodie Foster antes de su “debut a lo grande” con “Taxi Driver” (1976)
Alice Doesn’t Live Here Anymore fue un éxito crítico y comercial, recaudando $21 millones de un presupuesto de $1.8 millones; y en La 47ª Edición de los premios de La Academia, ganó el premio de Mejor Actriz (Ellen Burstyn), y obtuvo otras 2 nominaciones:
Mejor actriz de reparto (Diane Ladd), y guión original.
Se cuenta que cuando Ellen Burstyn ganó el Oscar, no pudo asistir esa noche para aceptar su premio en persona; y ella le pidió a Martin Scorsese que lo aceptara en su nombre; y también le pidió que se agradeciera a sí mismo al aceptarlo.
El Oscar de Ellen Burstyn le fue entregado finalmente en una caja de licores por Jack Lemmon y Walter Matthau en la puerta del escenario del teatro de Broadway donde trabajaba.
Ella le preguntó a Matthau, qué significaba realmente ganar un Oscar, y él le dijo:
“Pongámoslo así, Ellen.
Cuando mueras, los periódicos dirán:
“La actriz Ellen Burstyn, ganadora del Premio de La Academia, murió hoy”
El filme estuvo asimismo dentro de La Selección Oficial del Festival Internacional de Cine de Cannes.
La película se filmó predominantemente en Tucson y sus alrededores, pero algunas escenas se rodaron en Amado y Phoenix.
Como dato, el set para la secuencia de apertura costó $85 mil, y Martin Scorsese lo llamó “la primera vez en mi carrera cinematográfica que pude construir un escenario adecuado”
Pues según Scorsese, contaba con los servicios de Darrell Silvera, decorador de set de “Citizen Kane” (1941), “The Magnificent Ambersons” (1942) y “Cat People” (1942); Silvera, sin embargo, no se acredita.
Todo comienza cuando conocemos a Alice Hyatt (Ellen Burstyn), casada con un repartidor llamado Donald (Billy Green Bush), y es madre de un rebelde hijo de 11 años, Tommy (Alfred Lutter)
Ellos llevan una vida mediocre en Socorro, Nuevo México; y un día, conversando con su confidente y vecina, Bea (Lelia Goldoni), recibe la noticia de que su marido ha fallecido en un accidente de tráfico.
A partir de ese instante, ella se plantea cambiar totalmente de vida y, tras vender sus escasas pertenencias, ella y su hijo se dirigen a Monterrey, California; su ciudad natal, y el único lugar donde Alice cree que podrá hacer realidad el sueño de su vida:
Cantar, y en el camino lo llega a hacer en un club nocturno, donde conoce a un hombre joven y encantador llamado Ben (Harvey Keitel)
Ambos salen hasta que Alice descubre que Ben está casado; y cuando ella trata de romper con él, él amenaza con matarla…
Asustada, ella y Tommy huyen a Phoenix, Arizona, donde encuentra trabajo como camarera en Mel's Diner, que está dirigida por Mel Sharples (Vic Tayback)
Al principio, ella tiene problemas con su nuevo trabajo, pero al final consigue dominarlo con la ayuda de la cínica camarera en jefe, Florence Jean “Flo” Castleberry (Diane Ladd); y también conoce a un granjero local, divorciado llamado David (Kris Kristofferson), y se enamoran; pero casi se separan cuando discuten sobre su futuro juntos, a lo que David finalmente le dice que la ama, a ella y a Tommy, y quiere pasar el resto de su vida cuidando de ellos.
Así, Alice decide quedarse en Phoenix con David, y decide casarse con él después de asegurarse de que todo está bien con Tommy.
Alice Doesn’t Live Here Anymore es una mirada texturizada, conmovedora y humorística del viaje de la mujer a la independencia; que tras la pérdida de su marido, decide viajar a re-buscar su pasado de felicidad, pero lentamente descubre que el mundo no atesora nada para ella…
Las frases:
“No puedo vivir sin un hombre” o “Se puede vivir sin un hombre” se pronuncian varias veces en el film, ya que resumen la temática del mismo en una tensión de fuerzas que discurren en la vida real de una mujer viuda con un hijo pequeño que persigue 2 sueños:
Ser cantante y encontrar una pareja adecuada; sin embargo, la premisa ha sido atacada y defendida por motivos feministas, y creo que pertenece a algún lugar fuera de la ideología, tal vez en el área del mito contemporáneo y el romance; pero precisamente por su reputación, la mera idea de ver la cinta del italoamericano, reconocido más bien por sus exploraciones de la virilidad, genera mucho interés; por lo que vale la pena abandonar nuestras concepciones ante esta película, pues prevalece el humanismo en un estudio que nos revela una compasión inmensa en Scorsese, que solo trata de enseñarnos cómo empezar de cero cuando todo sale mal, cómo no perder la esperanza y creer en ti mismo, cómo la gente comete errores y se levanta, y lo hace con tal precisión, con un guión tan elegante, tan trivial en el buen sentido de la palabra, que la historia podría pasarle a cualquiera.
Pasarán los años, y Alice Doesn’t Live Here Anymore seguirá siendo una de las grandes desconocidas de Scorsese, pero es en “las obras menores” donde de verdad los grandes se consagran.
“How are we supposed to have a meaningful family relationship if he's always on the verge of killing you?”
A los verdaderos maestros se los distingue porque son capaces de demostrar su talento fuera de su hábitat natural; y lejos del mundo del crimen, en el que se mueve como pez en el agua, el director Martin Scorsese borda aquí un relato, tan creíble como intenso, sobre una madre soltera que intenta abrirse camino en la vida junto a su malhablado hijo.
Lo que sobre el papel prometía un telefilm de la peor especie, se convierte en manos de este director, en una bella y emocionante historia sobre los vaivenes de la vida; gracias, en no poca medida, a las excelentes interpretaciones, donde Ellen Burstyn es el alma y el motor del proyecto.
Se cuenta que Martin Scorsese fue convencido por John Calley, de que trabajar con éxito en la película, le mostraría a Hollywood que podría hacer una película comercial, con el guión de otra persona con talentos establecidos, un gran presupuesto, múltiples ubicaciones, y protagonizada por una mujer.
Por ello, Alice Doesn’t Live Here Anymore es un estudio de la psicología de una fracasada, disfrazado bajo los hilarantes y ligeros momentos cómicos que contrastan con la desilusión y la violencia doméstica; y a pesar de una reducción en la intensidad de la cinta hacia el final, debemos interpretar la conclusión como una, no de esperanza, sino de recurrencia.
Y es que Scorsese nos brinda una excelente cinta que, si bien no es perfecta, sí contiene una brillantez humanística lejana al discurso feminista y más bien, consciente de la responsabilidad eludida.
Partiendo de un material con referencias del melodrama clásico de los años 30 y 40, véase los títulos de crédito, el prólogo, el epílogo, y los colores usados; en plan de “road movie” iniciática, Martin Scorsese construye un sutil retrato de la fragilidad del “Sueño Americano”, en el que las esperanzas chocan a menudo con la ignorancia; y en el que es inútil vestir de colores el gris devenir de los días.
Y a pesar de todo, el director regala un mensaje agridulce, que en parte debilita su discurso, pero en ningún caso lo anula.
La historia comienza en Socorro, Nuevo México.
Alice Hyatt, es una ama de casa, vive con su marido Donald y su hijo Tommy de 11 años.
La relación de Donald con su mujer, parece estar en una situación muy difícil para la convivencia, ya que ambos discuten y tienen diferencias constantemente.
En apariencia, el hijo trae muchos problemas a la pareja, y pareciera que no es hijo de él, sino de ella.
Las cosas cambian cuando Alice recibe una llamada telefónica, y le comunican que su marido ha muerto en un accidente.
Su preocupación por falta de dinero comienza a ser cada vez mayor, y decide irse con su hijo hacia Monterrey, California para poder buscar un trabajo mejor y estable; y su situación económica los lleva a tomar alojamiento en Phoenix, donde Alice encuentra trabajo como cantante y pianista en un bar de poca monta.
Allí conoce a un hombre, Ben, mucho más joven que ella, y aparentemente soltero, quien se siente atraído por ella, y consigue tener una cita…
Luego, Alice recibe una visita inesperada, se trata de Rita (Lane Bradbury), la esposa de Ben, quien sabe que su marido ha faltado varias veces a su trabajo por ir a citas con ella.
Pronto Ben llega al apartamento de Alice, reacciona violentamente.
Éste golpea a su esposa, y amenaza a Alice con romperle la mandíbula; por lo que  Alice toma la decisión de abandonar el apartamento, e irse a otra ciudad para no tener más problemas.
Ahora Alice y Tommy se dirigen a Tucson, y se alojan en un motel barato.
Más tarde, ella decide ir a buscar trabajo nuevamente para mantener a su hijo, y poder ocuparse también de ella misma; y al regresar, ésta le comenta a su hijo que consiguió trabajo como camarera en una especie de cafetería o restaurante.
Pero Alice no está a gusto con su nuevo empleo, y le dice a Tommy que muy pronto llegarán a Monterrey, mientras tanto, éste puede ir a recibir clases de guitarra en aquella ciudad.
En el primer día de trabajo, Alice conoce a David, quien frecuenta el restaurante para la cena, y tiene su primer disgusto con Florence, una de las camareras.
Alice comienza una vida normal junto a su hijo, pero nota algo extraño en David, quien se ha comportado muy amablemente con Tommy; y David se da cuenta que la única forma de poder conquistar el corazón de Alice, es a través de Tommy.
Así las cosas, en el caminar, Alice conoce a diferentes personajes que la llevan a evaluar sus decisiones, e incluso a cambiar su rumbo; pero el camino al sueño tiene sus contratiempos:
Hay que conseguir dinero para vivir durante la travesía, y parece que el resto del paisaje no es muy diferente a Socorro, aunque con voluntad inquebrantable, Alice se reinventa, o al menos lo intenta con dedicación, y consigue trabajos…
Conoce a un hombre que la llena de halagos, nace el romance y los problemas con violencia, y todo se desvanece.
Sin embargo, está en la ruta de nuevo, en otro pueblo en el que ya no hay trabajo de cantante, así que, con cierta tristeza, encuentra un trabajo de camarera.
El sueño roto de una felicidad truncada por el destino, pero que sacará a Alice de su confort, y la hará reflexionar y madurar, pues en el camino llegan los reclamos de un hijo pequeño, que se aburre por la soledad, y que parece no comprender del todo de qué se trata este viaje, y se rebela muchas veces.
Y aparece otro hombre, uno bueno; y hasta hace una nueva amiga.
El tiempo pasa, y Monterrey ya no está más cerca, ella ahora ya no será cantante, pero aún la sostiene la fuga hacia el futuro, aunque ese futuro se encuentre en el pasado; y muy a pesar de las búsquedas, serán los hombres los que marquen los tiempos y las decisiones de Alice que, al fin y al cabo, es un producto de su tiempo.
No es que al director Martin Scorsese le interese solamente mostrar el comportamiento de muchas mujeres durante su vida.
Es eso y mucho más; pues se trata de toda la sociedad y los roles que se nos estipulan, a hombres y mujeres, en forma mayormente subconsciente, y que generalmente representamos al pie de la letra, aunque eso nos aleje de la posibilidad de, soslayar al menos, la felicidad.
Alice Doesn’t Live Here Anymore trata del “American Way Of Life” o “Sueño Americano”, pero que se puede lógicamente extender fuera de esa sociedad en particular cuando Alice logra percibir su verdadera realidad:
Ella ya no vivirá más aquí… sea espacio, tiempo, estado y circunstancia…
En el caso de la mujer, su situación se condiciona aún más debido a su función dentro de la fecundidad.
Es lo más posible que la mujer tenga hijos; y esto es algo que le es dado… y la maternidad implica también una forma de llevar la vida con una mayor capacidad de comprensión de los demás, con una cuota mayor de empatía.
También me atrevería a entender que en la madre se incrementa a veces una sobreprotección de la cría que puede llevar al hijo a situaciones de conductas negativas y que lo dañan, o lo dañarán en su futuro.
Mientras que la función de la imagen paterna es necesaria para ayudar, dentro de mecanismos correctores aceptables y medidos, a encauzar esas situaciones en algún término de medida.
Podemos pensar pues que esta es una película de caminos, sin ser estrictamente una “road movie”; y también un melodrama que en cierto modo rinde un cariñoso homenaje al cine de los años 40 y 50, en los que en director, lejos de repetir los códigos del género, les da una vuelta de tuerca sin llegar a una ruptura en lo formal, esencialmente porque desde el prólogo deja bien en claro que es una concepción del cine que ya no tiene sentido en el escenario actual, ya que no sólo el cine ha cambiado, sino que los Estados Unidos que retrata también.
Esto se traduce en la forma en la que evita caer en los lugares comunes del género.
Técnicamente, la fluidez de las imágenes, el uso de la cámara como una herramienta expresiva al servicio de las miradas, los silencios, los gestos y una amplia gama de tensiones y reacciones internas y externas de los personajes, sumado a una puesta en escena sumamente original, dan a la película una personalidad propia.
Y, como siempre en el universo Scorsese, se hace evidente el uso de la música, la otra gran protagonista, con un repertorio variadísimo que va desde clásicos del cine como “Cuddle Up A Little Closer, Lovey Mine” de la película “Coney Island” (1943), interpretada por Betty Grable, hasta la contemporánea “Daniel” de Elton John, que aparecen como “fuera de contexto”, y que no hacen otra cosa que resignificar las imágenes.
Por ello, Martin Scorsese se apoya en la concepción del cine como un medio dinámico, histórico y en constante evolución; siendo de hecho, uno de los realizadores responsables del crecimiento narrativo del cine estadounidense; y producto de esa historicidad, es imposible realizar narraciones cinematográficas como las de “La Época de Oro de Hollywood”, como tampoco son posibles los finales felices en los que todos los sueños se concretan...
Y es así como “Alice ya no vive aquí” cierra el relato, sin tristeza, pero con mucha ironía:
Alice y su hijo llegan a Monterrey, pero al restaurant Monterrey de Tucson, porque a esta altura, “para cantar lo mismo da igual una ciudad que otra…”
Si bien la trama promete algo sencillo, digno de una cinta melodramática y carente de verdad alguna, es en los detalles y en la habilidad narrativa de Scorsese, caracterizada por la violencia y la crudeza, que los temas se desvían de la idea general planteada por el guión de Robert Getchell.
Por ejemplo, la relación entre madre e hijo, es particularmente reveladora de la intención del director, pues vemos una relación complicada en el retrato de un niño mimado y su permisiva madre en constantes encontronazos.
El cambio en el tono, de alegre a violento, es generalmente imprevisible, y aunque hay una tensión constante, los enfrentamientos comienzan instantáneamente, motivados por una broma demasiado pesada o un insulto cruel.
Esta relación es la más expresiva, en términos de la teoría del objetivo correlativo; por ejemplo, T.S. Eliot pensaba que “un objeto o una cadena de eventos debían reflejar el carácter y las emociones del protagonista”; y eso nos lleva a la noción de que Alice ha estado haciendo algo mal; su vida no es la de una víctima, y ahí es donde el argumento feminista se quiebra.
Como nos lo muestra la escena inicial, Alice es una mujer fantasiosa; ella recuerda, no vívidamente, sino de manera idealizada, su infancia en Monterey, California, durante la cual solía pensar que cantaba mejor que Peggy Lee...
Con un atardecer y un set que evocan a los del inicio de “The Wizard Of Oz” (1939), nos representan su imaginación y nos explican la clase de persona que es Alice.
El contraste inmediato con el “glam rock” de Mott The Hoople y una casa modesta en Socorro, Nuevo México, nos indican un cambio y una desilusión.
Alice no vive como sueña, y la muerte de su esposo no le causa tanta pena como se esperaría; por ejemplo, se le ve más triste de separarse de su mejor amiga, Bea, y su forma de actuar es generalmente patética hasta el punto en que admite haber cometido errores en su vida...
¿Tener un hijo con un hombre que la dejó?
No se dice, solo sabemos que tenía una pareja, y esa pareja se murió…
Alice es en realidad débil, “no sé vivir sin un hombre”, admite en un punto, y es obvio, pues no es sino hasta que muere su insoportable marido que sale en busca de algo mejor, y nada difícil le resulta caer en los brazos de otro, así sea un desequilibrado o un ilusorio.
Y su hijo malcriado y malhablado, es también un reflejo de los errores de Alice, un hombre más; que si fuera una madre modelo, él no se comportaría así, pero ella prefiere mostrarse sexy o patética para conseguir un trabajo como cantante y cumplir el sueño de su infancia, una regresión, por cierto, confirmada por el destino de su viaje:
Monterey.
La forma es también fundamental en esta cinta, pues la estimulación visual y la edición, se enaltecen a un grado sublime cada vez que Alice canta.
Scorsese busca representar el estado de ánimo de su personaje con su estilo, y nos advierte de la grandeza que está por alcanzar en “Taxi Driver” (1976) y que perfeccionara en “Raging Bull” (1980)
En la producción, Martin Scorsese programó varias semanas de ensayo antes de que comenzara el rodaje, lo que permitió a los actores improvisar muchas escenas; de las que Robert Getchell participó en estas sesiones, tomó notas, e incorporó el material improvisado en el guión.
Por ejemplo, en la primera versión del guión, Robert Getchell hizo que Tommy se suicidara… por lo que los primeros borradores del guión contenían algunos enfoques muy diferentes de lo que finalmente se vio en pantalla; y se pensó en que Alice se divorciara de su marido y huyera, pero a Martin Scorsese le gustó la idea de que su muerte sucedió de la nada, “la mano de Dios”, lo llamó, lo que la obligó a tomar la decisión de cambiar su vida.
El primer corte fue de 3 horas y 16 minutos; y Martin Scorsese lo redujo a poco menos de 2 horas para su lanzamiento, perdiendo secuencias y personajes completos.
Por ejemplo, estaba especialmente descontento por haber perdido tanto de la secuencia de Socorro, que creía que habría convertido al marido de Alice en un personaje más completo, pero las audiencias de la vista previa estaban aburridas con ello, y sintió que la película realmente no comenzó hasta que ella y Tommy se pusieron en camino; y mientras terminaba de trabajar en la película, Martin Scorsese también estaba trabajando en su documental “Italianamerican” (1974) sobre sus padres.
No es casual que los observadores notaran que la relación entre Scorsese y su madre en esa película se hizo eco del intercambio entre Alice y Tommy en esta; y mientras exploraba lugares en el centro de Tucson, Martin Scorsese se fijó en el letrero del Manhattan Bar, y puso el bar en la película, en homenaje a su ciudad natal, New York.
La fotografía de esta película es muy curiosa, ya que representa muy bien el cambio en la estética cinematográfica que se produjo en EEUU desde finales de los años 60 hasta bien entrados los años 70.
Scorsese, por supuesto, representa muy bien dicho cambio en el terreno de la dirección, siendo uno de los cineastas que, bien fuera por preferencia o por la escasez de medios con la que contaba en el inicio de su carrera, decidieron salir a rodar sus historias a localizaciones reales, en oposición al cine tradicional de Hollywood, de estudio, en el que todo el material se rodaba en platós, y a veces incluso los exteriores.
Por ejemplo, la secuencia de apertura, fue diseñada para ser un homenaje a “the Wizard Of Oz” (1939); y el propósito de la apertura altamente estilizada, según Martin Scorsese, “era encontrar una manera de representar cómo Alice veía su pasado.
En su mente, Monterey es fantasía, pura ilusión.
Así que grabé un “flashback” hasta finales de la década de 1940, como si fuera una película de Hollywood en un estudio de sonido.
Irreal.
Porque ahí es donde está Alice”
Según Ellen Burstyn, los ejecutivos de Warner Brothers querían cortar la secuencia de apertura, cuando ella era niña en Monterey, pero Martin Scorsese les dijo que tendrían que quitar su nombre del filme si lo hacían.
La actriz también dijo:
“Todavía no estoy del todo contenta con el final, pero no decimos que definitivamente se van a casar.
Decimos que todo lo que hagan tendrá que incluir las aspiraciones de Alice.
Pienso que, de cualquier forma en que terminamos, hubiera sido en parte insatisfactorio, porque esta película trata sobre algo que todos estamos pasando en este momento, y nadie sabe cómo va a terminar todo”
Como dato, Martin Scorsese decidió mantener la cámara en movimiento casi constante para reflejar la agitación emocional y la indecisión de Alice.
Al tiempo que se supo que Ellen Burstyn improvisó la línea “No canto con el culo” supuestamente basada en sus propias experiencias en el mundo del espectáculo.
Como curiosidad, en el momento del rodaje, Ellen Burstyn era la mejor amiga de la vida real, de su mejor amiga en pantalla, Lelia Goldoni, que interpretó a Bea.
Del resto del reparto, Martin Scorsese dijo que uno de sus hombres favoritos para dirigir, era Kris Kristofferson, ya que representaba al héroe masculino fuerte y silencioso al que Scorsese siempre había admirado, pero que rara vez había trabajado a lo largo de su carrera.
Por su parte, Kris Kristofferson tuvo sus propias emociones y experiencias personales que surgieron durante la producción; y más tarde dijo que tenía sentimientos de culpa debido a los 2 hijos que dejó atrás en un matrimonio roto cuando se fue en su “búsqueda para convertirme en lo que me estaba convirtiendo”
En la historia, su personaje también está divorciado, con hijos que nunca ve…
El director de “casting” de Scorsese, audicionó a 300 chicos para el papel de Tommy, antes de que descubrieran a Alfred Lutter:
“Conocí al niño en mi habitación de hotel, y él era un poco callado y tímido.
Pero cuando lo emparejó con Burstyn, y le sugirió que se desviara del guión, él sostuvo el suyo.
Por lo general, cuando estábamos improvisando con los niños, se congelaban y miraban hacia abajo o regresaban al guión.
Pero a este niño, no podías callarlo” dijo el director.
Y como es común en el “casting” de actores infantiles, la personalidad de Alfred Lutter III contenía muchas de las características que los realizadores buscaron para su personaje, Tommy.
Martin Scorsese mencionó, que la inútil historia de “disparar al perro” se improvisó en el guión después de un largo viaje en camioneta hacia atrás, desde una sesión de localización, durante la cual, Alfred repitió la historia a Martin sin cesar...
Martin quería tener esa sensación de ser un público cautivo sujeto a la implacable narración de la historia sin sentido en la película, por lo que la improvisaron en el guión mientras Tommy se lo repetía a su madre, y luego a David… una y otra vez…
Ellen Burstyn dijo que no estaba preparada para ver lo aterrador que estaba Harvey Keitel en la escena en la que Ben amenaza a su esposa y a Alice:
“Tuve un colapso después de rodar, y lloré durante 1 hora”, dijo.
Martin Scorsese, aun cuando conocía a Keitel, dijo que el actor lo aterrorizó desde el momento en que comenzó sus preparativos muy intensos y bastante demoníacos para la escena, todo un personaje de la factoría Scorsese, donde mucho del diálogo de la hebilla del escorpión es espontáneo, improvisado.
Como curiosidad, hay 2 cameos en interesantes:
El director Martin Scorsese se presentó como cliente, mientras que la hija de Diane Ladd, Laura Dern, se puede ver en la escena final de la cena:
Ella es la niña rubia con anteojos que se sientan al final del mostrador, que come un helado.
Como Dern recordaría años más tarde, fue después de la toma 19, y exactamente consumió muchos conos, tanto que el director Martin Scorsese le informó a Ladd, que si su hija podía hacer eso sin vomitar, sería una actriz...
Sin embargo, hay varias fallas en este relato:
Para empezar, el problema que se expone aquí, no es realmente el de la dominación masculina, sino el de la privación económica.
Me pregunto por qué Alice no recibió ninguna pensión de viudez, ni siquiera una indemnización por muerte en accidente laboral…
Precisamente, estas prestaciones sociales fueron introducidas por varones sexistas para no dejar desamparadas a las mujeres en tan difícil trance.
Pero vamos a otro tema:
Ella se queja de su hombre, pero volvemos a lo mismo, nadie la obligó a que se casara con él.
Esto nos lleva a que si Alice es una fracasada, es también culpa suya, no haberse formado convenientemente, no haber elegido un buen hombre, no educar bien a su hijo...
No, Alice no es una madre coraje, sino una mujer libre e inmadura que si no fuera porque el guionista la ayuda, acabaría mal.
Otra vez, una historia feminista deja en un feo lugar a las mujeres.
Mas voy a otra cosa más importante aún, la tesis feminista de que a lo que aspira una mujer, es sobre todo a realizarse profesionalmente.
Ella lo que desea desde niña es cantar, no enamorarse.
Y ahí está el gran error feminista.
Un niño o un hombre podrá soñar con ser mil cosas, pero lo que de verdad desea es a la chica o mujer, y su carrera es el medio para conquistarla:
El amor es siempre lo más importante.
Por otra parte, el personaje que más me ha impactado es el de Audrey, con una Jodie Foster maravillosa, andrógina, inadaptada, marimacho y niña a la vez.
Su vida sí que es terrible.
¿Será su rechazo a lo femenino, una manera de rechazar también una vida de mujer en la que se encuentra débil y en peligro?
No lo sé, pero me resulta curioso que al final la veamos con falda, y me queda la esperanza de que la influencia de Tommy, el hijo de Alice, la ayude a encontrar su sitio como mujer digna y fuerte, que es intrínseco a lo que considero el concepto de feminidad.
Finalmente, la música, que por cierto es una de las bases de la trama, al querer la protagonista dedicarse a ella en momentos muy difíciles, es alusiva y eficiente, usando el piano; por lo que la producción presentó a Ellen Burstyn con un nuevo desafío:
El canto.
“Tengo la peor voz.
No puedo llevar una melodía, pero estaba decidido a no dejar que Marni Nixon cantara por mí”, dijo Ellen; por lo que ella pasó 6 meses con el piano y los maestros de canto para prepararse.
La banda sonora incluye temas emblemáticos de la época, como:
“All The Way from Memphis” de Mott The Hoople; “Roll Away The Stone” de Leon Russell; “Daniel” de Elton John; “Jeepster” de T-Rex; y “I Will Always Love You” de Dolly Parton.
Y durante su acto de salón, Alice canta “Where or When” de Richard Rodgers y Lorenz Hart; “When Your Lover Has Gone” de Einar Aaron Swan; “Gone With The Wind” de Allie Wrubel y Herb Magidson; y “I've Got a Crush on You” por George e Ira Gershwin; son canciones que reflejan perfectamente el interior de la protagonista.
Y en un clip, de la película “Coney Island”, se escucha a Betty Grable cantando “Cuddle Up a Little Closer, Lovey Mine” de Otto A. Harbach y Karl Hoschna; y en otro clip de la película “Hello Frisco, Hello”, Alice interpreta “You'll Never Know” de Harry Warren y Mack Gordon.
“Well, look at my face, I don't sing with my ass”
Aunque parezca mentira, en pleno siglo XXI, la sola idea de vivir sin un hombre a su lado puede aterrorizar a algunas mujeres…
Ante el temor de una cama vacía o la frustración de llegar a una reunión sin un marido “para enseñar”, muchas se resignan a vivir de las apariencias.
¿Hoy día, una mujer necesita de un hombre para salir adelante?
Obviamente para algunas mujeres no.
Incluso muchas que aparentan ser muy independientes y autosuficientes, son capaces de aguantar lo que sea, hasta probadas infidelidades, con tal de no quedarse solas…
Pero las cosas están cambiando, y ya existe una generación de mujeres jóvenes y valientes que, bajo la bandera “nadie podrá amarme como yo misma me amo”, están dispuestas a enfrentar la vida sin una compañía masculina que proteja cada uno de sus pasos.
Y se puede estar solo y agradecido a la vida.
Disfrutar de la experiencia y encontrarnos a nosotros mismos con todas nuestras capacidades y potencialidades.
Porque estar solo no es estar aislado.
Podemos salir y entrar de esa situación, sacándole el mayor jugo que podamos.
Porque estar solo y feliz significa que, si en algún momento decidimos volver a unirnos con alguien, esa decisión no está condicionada por el miedo a la soledad, sino que será libremente escogida.
Amar por amor, y no por necesidad.
Estaremos dispuestos a entregarnos, porque tendremos suficiente para dar, sin buscar una relación que potencie la dependencia, y estaremos seguros para seguir solos cuando las relaciones se terminen, si es que tiene que ser así y, si no, será estupendo.

“That's why you can't make up your mind about your kid, your job, Monterey, or me”



Comentarios

  1. HOLA. TE ESCRIBO POR TUS ACERTADOS COMENTARIOS SOBRE LA PELICULA CATCH HELL CON RYAN PHILLIPPE. COMO PUEDE ALGUIEN VIOLENTAR ASI AL PUBLICO? DAR UN CIERRE FINAL QUE DESBARATA TODO EL ARGUMENTO QUE ANTECEDE? NO LO COMPRENDO.

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