Bloodline

“Fatherhood can be murder”

La violencia familiar es un problema muy extendido que afecta a personas de todos los contextos sociales, religiosos, educativos, geográficos y económicos.
Los costes económicos y sociales relacionados con la violencia familiar, incluyen un aumento de la necesidad de acción judicial, acción policial y recursos de salud mental.
Por “violencia familiar” que puede referirse al abuso físico, verbal o sexual con el cónyuge, hijos o personas mayores; y en este texto quiere limitarse a la violencia física contra el cónyuge.
Una vez que dentro de una relación se produce una conducta agresiva, ésta suele desarrollarse convertirse en un patrón estable a lo largo del tiempo.
Así, una conducta agresiva puede, y a menudo lo hace, como vemos continuamente en las noticias; empeorar con el tiempo y llegar a terminar en un asesinato.
Los intentos de separación llevados a cabo por la parte que es víctima de un sujeto abusivo, puede terminar en un homicidio.
¿Pero qué consecuencias trae todo esto?
¿Hasta dónde llegarías para mantener a tu familia unida, y quién es peor, el padre o la madre?
¿Qué crea un psicópata:
La sociedad en la que viven?
¿Es necesario liberar o sentirse liberado?
Que las relaciones familiares nunca son sencillas es algo que puede testimoniar cada hijo de vecino; pero hay clanes que en comparación, hacen agradecer de rodillas pertenecer al tuyo.
“We’re gonna have to cut this short I’m affraid”
Bloodline es una película de terror, del año 2018, dirigido por Henry Jacobson.
Protagonizado por Seann William Scott, Mariela Garriga, Dale Dickey, Kevin Carroll, Christie Herring, Raymond Alexander Cham Jr., Leith M. Burke, Nick Boraine, Dusty Sorg, Sean H. Scully, Larsen Thompson, Hudson West, Matthew Bellows, entre otros.
El guión es de Avra Fox-Lerner, Will Honley y Henry Jacobson; es un “thriller” criminal psicológico, inspirado en el estilo de las películas de terror de los años 70, de directores como Brian De Palma y Dario Argento; por lo que Bloodline es una película de terror oscura, retorcida e impactante, en la que nunca se sabe lo que sucederá después.
Como primera película como director de Henry Jacobson, se configura como un “thriller” psicológico, en el que los crímenes, de explícita y sangrienta violencia a lomos del afilado acero, resaltan el carácter anómalo de unas personalidades martirizadas.
Su empleo, lejos de suponer una extravagancia, van dando forma a los elementos nucleares que surgen del relato:
Una juventud de abusos y malos tratos, cuyas consecuencias se prolongan de por vida, unida a un pedestre sentimiento de protección hacía lo propio.
Pero se llega al punto de cierto “vigilantismo” hecho por asesinos en serie, que hace de Bloodline, una visión satírica sobre el mismo “vigilantismo”
Para Evan Cole (Seann William Scott), la familia es lo más importante.
Él acaba de ser padre; y su madre, Marie (Dale Dickey), acompaña a la pareja en la casa para ayudar en la crianza del bebé.
Evan trabaja como asistente social en un centro de secundaria; y tiene que lidiar a diario con chicos problemáticos, pertenecientes a familias desestructuradas y con infinidad de problemáticas… pero él se lo va a tomar muy en serio… tal vez demasiado; y no pasará mucho tiempo antes de que su esposa, Lauren (Mariela Garriga), empiece a sospechar de las actividades de su esposo, todo cargado de violencia, por lo que la pareja pronto perderá el control.
Y es que todo aquello que amenaza con destruir la paz que reina en la familia de Evan, tendrá mal desenlace; y por desgracia para él, las cosas se complican cuando sus tendencias violentas comprometen sus actos, convirtiendo su vida en un baño de sangre; por lo que se convierte en un brutal asesino en serie vigilante, que se dirige a todos aquellos que abusan de los niños que confían en él, especialmente si los abusadores son sus padres.
Porque el ser padre, a Evan le sacó su lado más oscuro, y no va a permitir que otros niños sufran como él sufrió su infancia.
El elenco protagonista, Seann William Scott, Mariela Garriga y Dale Dickey, es capaz de soliviantar al espectador con miradas y expresiones faciales en los que se atisba la paranoia; por ello es imprescindible contar con buenos actores; y aquí, Seann William Scott le da la espalda de una vez por todas a su actuación en la saga “American Pie” con este hombre de familia y asesino en serie a tiempo parcial; y Bloodline gana terreno e interés, al abordar las relaciones entre los 3 personajes principales, donde la relación materno-filial es mostrada a partir de “flashbacks”, graduando una intriga que difumina la trivialidad.
Mientras que la del matrimonio se sostiene a partir de una ingenuidad que se desvanece a fuego lento.
Y claro está, el hecho de ser padre, cambia a todos la perspectiva de la vida.
Bloodline tiene un final efectista y brillante; en consonancia con la lúgubre brutalidad que impregna su puesta en escena, donde lo más impresionante ha sido la naturalidad, lo común, lo psicológico y lo arriesgado, donde la complicidad familiar, como si fuera una mafia, lo es todo.
“Please describe to me the feelings and sensations you experience when beating your son”
El escritor y director novato, Henry Jacobson, hace su debut cinematográfico de larga duración, como escritor y director en esta excelente película de serie B, y lo saca del estadio.
Jacobson dijo de la génesis:
“Hubo un guión original que se creó en Blumhouse, antes de que Will Honley lo hiciera.
Avra Fox-Lerner había estado trabajando en otro proyecto, y yo había hecho un documental para Blumhouse en la televisión; y les había presentado este otro proyecto que pensé que era interesante que pudiera dirigir como mi primera narrativa; y pensaron que era genial, pero demasiado extraño para ellos…
Me dijeron que tenían otro proyecto, y me pidieron que echara un vistazo al guión.
Me enviaron Bloodline, y tenía ese tipo de idea central de “el asesino en serie tiene un bebé”, y realmente me atrajo.
Mi esposa estaba embarazada en ese momento con nuestro primer hijo, e inmediatamente comencé a pensar en ello, y lo envié a Avra, y de alguna manera lo tomamos en esta dirección para hacerlo realmente sobre la familia.
Luego tuvimos que presentar nuestra versión a Blumhouse y, en última instancia, a Seann William Scott, que ya estaba vinculado al proyecto, pero que sabía que quería llevarlo en una dirección diferente, y quería contratar a un director para que lo hiciera.
Obviamente, no estoy defendiendo a un asesino en serie, pero en cierto modo, era difícil odiar a este personaje, considerando las motivaciones detrás de los asesinatos.
¿Intentábamos hacer que fuera un antihéroe?
Sí y no.
Quiero decir, sí; creo que en un sentido, solo por la realización de películas, necesitas un héroe.
El público espera un héroe, y tienes que construirlo de alguna manera; pero creo que para nosotros, parte de esto se basó en una investigación real que hicimos sobre psicópatas y asesinos en serie.
En realidad, es bastante común que tengan un universo moral que construirán para justificar su comportamiento; incluso con los psicópatas, que no necesariamente matan a las personas, pero que construyen una lógica, les permite comportarse de la manera que lo hacen, lo que no se ajusta a las normas sociales.
Definitivamente queríamos jugar con esa idea, y en el mundo de Evan, tratamos de hacer eso sobre la familia, y lo que descubrimos, sin revelar demasiado, es su pasado, que lo lleva a tomar esas decisiones.
Creo que en algún momento de la película esperamos que el público empiece a cuestionarle su lealtad para que no sea tan blanco y negro; y realmente me encantan las películas que hacen eso, y una de las personas de las que hablamos mucho cuando trabajamos en el guión, es Paul Schrader.
Él es alguien que hace eso muy, muy bien, de establecerte con alguien que es un héroe, y en algún momento hacerte dar cuenta de que tal vez el héroe es el monstruo después de todo”
Para empezar, quiero señalar, cómo la partitura puede hacer o deshacer cualquier producción cinematográfica, y en esta película, fue la perfección, acumulando la tensión y el suspenso en los momentos correctos; sin olvidar los efectos visuales para las partes sangrientas, que fueron tan realistas como pueden ser, y la cantidad justa de sangre en los momentos correctos sin exagerar.
El “casting” fue perfecto, y todos los actores fueron sobresalientes y convincentes en sus papeles, con una actuación excepcional de Seann William Scott quien logró un personaje memorable; tanto que aquí se revela como un actor de grandes matices, capaz de dar profundidad y misterio.
Podría decir con toda justicia, que él debería hacer papeles más serios; porque cuando piensas en Seann William Scott, probablemente no pienses en “un asesino a sangre fría”
Si bien el actor ha hecho una fructífera carrera en la comedia, interpretando a un sin número de idiotas, en Bloodline da un enorme cambio de registro como un asesino en serie que exalta los valores familiares; porque Evan Cole está viviendo “El Sueño Americano”
Vive cómodamente, siendo de clase media/baja; tiene una esposa amorosa, una madre solidaria y abnegada, y un hermoso bebé.
Durante el día, Evan se reporta a un trabajo que ama, asesorando a estudiantes en riesgo; y por la noche, se reporta a un trabajo que ama aún más, asesinando brutalmente a los abusadores de niños y cualquier otra persona que no coincida con sus estándares de valores familiares, a veces demasiado altos.
Y cuando llega el momento de las muertes, y créanme, Bloodline no pierde el tiempo para llegar a las muertes, la película es brutal y sangrienta como El Infierno; y presenta a Evan como una fuerza de violencia despiadada y rápida, que empuña un cuchillo de caza de gran filo, y se va detrás de charcos de sangre… aunque se deshaga de ellos, al final…
En la forma, Bloodline se basa en gran medida en la tradición del cine de asesinos en serie, particularmente en los clásicos de “giallo”, donde son todos guantes negros, cuchillos relucientes y colores saturados; también hay una cantidad notable del cine de Brian De Palma en el ADN de la película, particularmente en los elementos estilísticos, con reacciones extremas de primer plano, paisajes urbanos centelleantes en la noche teñida de azul, ríos de sangre que fluyen por la forma femenina desnuda, e incluso una pequeña pantalla dividida para la acción de acuerdo a las perspectivas.
Esas influencias, ciertamente hacen que la película se vea muy bien, con un trabajo impresionante del director de fotografía, Isaac Bauman, pero a veces también es francamente sórdido, como por ejemplo, ver una secuencia gráfica de un nacimiento, intercalada con escenas de los intestinos de un hombre saliendo de su cuerpo, y en los primeros 15 minutos, es muy visceral.
Eso es bueno o malo, dependiendo de los gustos, pero Bloodline ciertamente no dejará sedientos a los sabuesos; y mucho menos cuando esa secuencia, brutal como es la concepción, donde el coito es ciertamente un apuñalamiento, que “enferma” a la mujer durante 9 meses, no tiene un final agradable, como es el parto; vamos, ciertamente es algo horrible de ver; y que para la gente trastornada, como los espectadores sedientos de sangre, tan retorcidos como cualquier psicópata, hace “click” a deseos reprimidos, u olvidados como en el caso de Evan; y salen a la luz a tomar control del cuerpo, por necesidad… o satisfacción.
Narrativamente, Bloodline no podrá evitar las comparaciones con otros filmes del género, o con otras series de TV, como “Dexter”, que siguió a un asesino en serie con un código, y también ofreció al público la indulgencia misántropa de ver morir horriblemente a todas las personas malas.
Y como sucedió con “Dexter”, se pueden encontrar placeres culpables al ver a Evan destruir a los nazis y a los abusadores de niños, un placer que se disipa cuando la persona equivocada termina en el extremo malo de su cuchillo, y el acto final de la película, puede tomar demasiado tiempo… en una inmersión moral para algunos cinéfilos.
Desafortunadamente, Evan no es tan convincente o aterrador como lo era Dexter, ni por escrito ni por actuación; pero Scott realmente apaga esa sonrisa de megavatios que lo convirtió en un favorito de la comedia, y puede ser aterrador, pero gran parte de su carisma, desaparece.
Él clava la determinación de un tiburón nadando entre sus presas, lo que puede hacer que se arraigue, especialmente cuando su brújula moral comienza a sesgarse.
Por otro lado, Bloodline también trabaja en una historia de fondo, trillada, para explicar las compulsiones de Evan, y si bien es justo decir que el abuso infantil y la violencia temprana son desencadenantes reales para un creciente “asesino en serie”; también es justo decir que la forma en que se presentan en la película, no es particularmente cinematográfico o intrigante.
La dinámica entre Evan, su esposa y su madre, es mucho mejor, construyendo una dinámica de poder compleja entre un primer trío familiar al borde de ahogarse en secretos.
Más de su dinámica, provocada por los inquietantes besos de madre e hijo, que hace suponer un ligero incesto; y la sorprendente camaradería entre las mujeres, podría haber ayudado a compensar el sentimiento de familiaridad a veces mortal.
Y en ese sentido, de lo femenino, algo que la película hace muy bien, es mostrar cuán difícil es tener un bebé recién nacido.
De hecho, durante la película, pensé que la verdadera historia de terror aquí es en realidad con lo que tienen que lidiar en términos del bebé… ya saben, el ser padre primerizo, desde el problema físico de “hacer las mamas”, hasta el cambio biológico del bebé que no conoce de horarios, y perturba las noches de los padres.
Algo más que noté en ciertas escenas, es que Scott es capaz de poseer ojos increíblemente intensos; y en ello, las miradas que da en ciertos momentos son bastante cautivadoras, muchas veces, el diálogo no es necesario, y la famosa “mirada Kubrick” dice suficiente, y en eso, los 3 actores principales demuestran que saben actuar.
Por otro lado, vale agradecer que el asesino es un asesino real; es decir, es un padre trabajador, de clase media baja, que desea un mundo mejor para su hijo, y como tal, espera que los demás tengan “ese mundo ideal” que Evan le prometió a su bebé al nacer:
“Que nada mala le va a suceder”
Esa extrapolación realista, ¿quién no lo desea? es lo que hace que la película sea tan poderosa; y por ello, estoy agradecido de que el director, Henry Jacobson, haya tomado la ruta más auténtica, donde inclusive la desnudez se filma, no como excitación o explotación, sino para agregar realidad y credibilidad a la película, desde el simple parto común, que llega a ser perturbador, hasta un desnudo femenino frontal, que debería ser perturbador, es demasiado común.
Aquí también hay muy poco sensacionalismo, y eso fortalece la historia, además de aumentar la tensión y la inquietud; donde no hay tiempo para “charlas” y se va a lo que se va, de golpe, ese segundo asesinato, donde no hay tiempo para “el ritual” grabado, es demasiado gráfico y brutal, un ensañamiento que no se muestra del todo, pero llega al espectador.
En lo técnico, Jacobson también trabaja la luz y los ángulos perfectamente para dar un ambiente que se arrastra por la piel; y sin nada de esto, tendrías una historia estándar de psicópatas.
Si bien, es un concepto relativamente simple en la superficie, la película se ve realzada por florituras estilísticas intensas.
La iluminación colorida refleja estados de ánimo cambiantes, primeros planos de los asesinatos desde la perspectiva del asesino, hacen eco de los “thrillers” de “giallo” y una pulsación de sintetizador impulsa cada escena crucial.
Todo esto combinado con un guión inteligente, que funciona dentro de su propia lógica surrealista, crea un espectáculo melodramático que es jugoso y absorbente desde la primera escena, que como en “Psycho” (1960) provoca un giro total y absoluto.
Siempre critico a Blumhouse porque sus películas, incluidas algunas de las buenas, están rodadas de la misma manera; sin embargo, el cineasta debutante, Henry Jacobson, fue libre de ser creativo aquí, lo que hace que la película sea visualmente atractiva en todo momento.
La paleta de colores, que consiste principalmente en azules y rojos vibrantes, proporciona una sensación de temor al tiempo que refleja el estado mental de los personajes en escenas específicas.
El trabajo de la cámara, es particularmente impresionante, ya que los actores se filman constantemente a través de tomas medias o completas, técnicas que les permiten actuar con todo su cuerpo, y también hacen que la escena se sienta realista.
¿Qué se le puede achacar entonces?
Los escritores, Avra Fox-Lerner, Will Honley y Jacobson, le dan al público una historia de fondo agradable, aunque predecible... con un ligero giro.
También son expertos en crear algunos personajes y situaciones muy realistas, donde Evan parece ser débil; sin embargo, pronto descubrimos que se trata de una máscara.
Su esposa, Lauren, comienza a dudar de él; sin embargo, esto comienza sutilmente al principio, y a medida que crecen sus sospechas, uno comienza a preguntarse si su amor por él y su familia puede ganar…
La relación entre Evan y su madre, Marie, es oscura y su curiosidad se pregunta qué tan oscura es realmente…
Así, el filme es muy ambiguo en interiorizar en los personajes, pues ni siquiera conocimos la adolescencia de Evan, y si esas ansias de muerte fueron exploradas en esa etapa de su vida… no se sabe; y la mayor preocupación que sugeriría es que la película carece de conflictos, especialmente durante la primera mitad.
Cuando lo miras hacia atrás, todo salió demasiado bien, e incluso cuando la película se arma con algo que cuelga de la parte trasera de un tronco, no llega a nada.
Sin embargo, la segunda mitad de la película se da cuenta de esto, y lo aclara.
Por tanto, Bloodline es digno de elogio por tener las agallas para hacerlo, todo dentro, y hay mucho trabajo técnico impresionante en el camino, incluido un golpe de una partitura de sintetizador retro de Trevor Gureckis; eso la hace una película atractiva y bien construida, pero no hay mucho para comprar más allá de las luces brillantes y la sangre roja.
Por otro lado, puede resultar demasiado familiar, y sorprendentemente serio al respecto; claro, la película puede sorprender a los espectadores normales con imágenes de carne eviscerada, sin duda es un poco más divertida que otras propuestas, y tiene menos calidad comercial que gran parte de la tarifa tradicional de alto concepto de la productora especialista en terror, Blumhouse; pero eso significa que la película está dirigida a un público específico, como también significa que hay audiencia que ya ha visto todo esto antes.
Pero tampoco así, Evan no está escuchando ninguna voz que le diga:
“Kill-kill-kill” en su cabeza, pero ciertamente se inspira, o sigue la línea de “Psycho” o “Friday The 13th”, con la peligrosa relación entre madre e hijo.
A nivel interpretativo, por las cualidades ingenuas especiales de Seann William Scott, Jacobson eligió a su lado, a una actriz con una de las personalidades más duras del cine contemporáneo, Dale Dickey, cuya cara y voz es sinónimo de terror contundente, o calidez campechana.
Su personaje de madre, aparece cuando Evan comienza a agitarse, siendo ella el radar para detectar la pérdida de control de su hijo; no obstante, no hay suficientes escenas con Scott y Dickey actuando juntos, y se habría beneficiado enormemente de explorar más esos polos opuestos; pero Scott por sí solo no es lo peor...
Cuando Evan se vuelve violento, y lo vemos secuestrando y matando a los atormentadores de sus alumnos, todavía hay una cualidad infantil sobre él, nuevamente, totalmente diferente de los tipos de vengadores masculinos a los que estamos acostumbrados.
Su herramienta preferida de tortura, es un cuchillo de cocina viejo y normal, y aunque a veces pierde el control y se vuelve más inestable, la mayor parte de la violencia que presenciamos, muestra a Evan probando las aguas, empujando a sus víctimas casi delicadamente en el abdomen, no como si fuera jugando sádicamente con ellos, pero como si estuviera revisando algo de su lista de tareas:
“No puedes tomar tu postre hasta que apuñales el hígado y el corazón de este tipo” como bien pudo decir su madre…
El guión no solo se mete en la psicología atormentada de Evan como producto de un padre violento que mató en defensa propia para salvar a su madre; también explota los horrores específicos en torno al parto, y la esterilidad clínica de los entornos hospitalarios y las personas que trabajan en ellos; donde una enfermera (Christie Herring) se convierte en el florete constante de la familia, corrigiendo más o menos a Lauren cuando no puede lograr que el bebé se prende al pecho, y la castiga cuando reacciona de forma exagerada por una fiebre.
Hable con cualquier padre nuevo, y encontrará que generalmente hay un trabajador del hospital en el que proyectan todas sus ansiedades por fallar como padre… y también en la falta de sensibilidad y empatía de parte de los profesionales de la salud, que han llegado a mecanizar a los pacientes, tratándolos como si fueran producto de una cadena industrial.
La familia de Evan, sin embargo, tiene una solución fácil y probada para el problema:
¡El asesinato!
La forma en que Bloodline presenta las interacciones, me lleva a la otra gran sorpresa en la película:
Seann William Scott se cuela en la primera actuación sólida de su carrera y, en algunos momentos, solo podía ver a Evan en la pantalla, como si el actor se transformara completamente en sí mismo.
El personaje que estaba interpretando.
Claro, el desempeño de Scott fue respaldado por el uso experto de la cámara y el diseño de sonido, pero aun así logró ser una de las mejores partes de esta película.
A pesar del desarrollo mínimo del personaje, como miembro de la audiencia realmente simpatizas con Evan de una manera que no son capaces de transmitir muchas películas de terror basadas en asesinos en serie, y hasta he llegado a creer en el listón que ha dejado Apocalipsis de “X-Men” o Thanos de “Avengers” donde sus intenciones son “absurdamente buenas” y no me lapiden por ello, porque Evan, como todo anti héroe, lo que quiere es deshacerse a propia mano de lo que está mal en el mundo, partiendo del suyo propio.
Como dije antes, Bloodline es una película muy gráfica, está clasificada R en los Estados Unidos y 18 en Europa; y se beneficia de efectos prácticos fantásticos.
Aquí, la sangre no se muestra por diversión, donde cada secuencia violenta se siente inquebrantable, y algunas de ellas son realmente inquietantes.
Esto es especialmente positivo, porque el contenido gráfico implementa el personaje de Evan, y reemplaza esos molestos y manipuladores sustos de salto que son tan comunes ahora en el género.
Así las cosas, Bloodline funciona perfectamente como el estudio del personaje de un individuo perturbado, paranoico y con problemas; que es intransigente, atractivo, aunque no se explote y es de agradecer ese detalle, que genera tensión en el espectador durante todo el tiempo de ejecución.
Y para ello, Seann William Scott puede ser un buen protagonista cuando se lo dirige bien; y Blumhouse puede hacer una película visualmente atractiva que no dependa de sustos baratos.
Scott, claramente se divierte haciendo en este papel, manteniendo un cuidadoso equilibrio entre un hombre de familia y un asesino en serie trastornado; pero también muestra una cara de frustración y melancolía, siendo meticulosamente elaborado sobre los extremos a los que llegarán algunas personas para proteger a sus familias.
Sin olvidar las actuaciones de Mariela Garriga como la esposa de Evan, Dale Dickey como su madre; y el mismo detective Overstreet (Kevin Carroll), realmente complementan el personaje de Evan de una manera profunda.
En particular, Dickey ofrece una deliciosa actuación como la mentora de su hijo al estilo “Dr. Jekyll & Mr. Hyde”; mientras que Garriga, se puede decir que es el personaje más intrigante, ya que seguimos desde su perspectiva, la extraña conducta de su esposo, mientras él abandona su hogar por misteriosos paseos nocturnos...
Ella siente curiosidad por lo que está haciendo a altas horas de la noche, y poco a poco llega a comprender la verdad no dicha sobre Evan.
Finalmente, para el detective de policía Overstreet, Lauren tiene uno de los monólogos más importantes de la película cuando describe la sensación de “crisis y pánico” involucrados en la crianza de los niños; y deja al detective sin palabras, con su historia de las presiones de ser padre.
Otro discurso crucial es pronunciado por el padre del joven Chris, uno de los estudiantes a quienes Evan aconseja en East Angeles High School.
El padre de Chris, le dice a Evan que lo reconoce de otros “monstruos” a los que se ha enfrentado mientras estaba en prisión; y él predice a Evan, que es solo cuestión de tiempo antes de que su verdadera esencia sea revelada a sus seres queridos.
Ese intercambio parecería ser un punto de inflexión en la película, ya que las cosas comienzan a desmoronarse en la serie de asesinatos en serie de Evan.
¿Se desenmascararán Evan y su madre como Norman Bates y su madre en “Psycho” (1960) de Hitchcock?
No, y en ello, en su giro final, es donde radica lo original de la propuesta.
Al tiempo que los guionistas han incorporado al guión una serie de momentos sorpresa en esta película bien elaborada; también hay algunos toques de humor perversos que provienen de la madre de Evan, quien, en su encarnación más joven en la película, instruyó a su hijo en el arte más fino de la jardinería, mientras enterraba el cuerpo de su esposo en el patio trasero... donde al parecer, “descansará junto a otros 3 anteriores”, o al menos eso supone la toma…
En definitiva, si bien los cineastas se basaron en demasiados elementos rutinarios de violencia de las películas de “slasher”, fueron los matices psicológicos en el desarrollo de los personajes, lo que fue más convincente; y se supone que se trata de ayudar a las víctimas indefensas maltratadas, ¿verdad?
Pero eventual y finalmente, toda la familia estará involucrada, porque tiene sangre en sus manos y procuran mantener esa “línea de sangre” del título para proteger a su bien más preciado a como dé lugar; por lo que puedo entender por qué se hizo lo que hizo
Hemos visto esta historia antes; hemos visto la locura y la violencia transmitidas de generación en generación, y toda clase de venganza; sin embargo, Jacobson intenta canalizar la inocencia, y generar empatía por Evan, quien cree que está haciendo lo correcto, lo que le han enseñado a hacer toda su vida, solo para descubrir que causa más daño que bien.
Sin lugar a dudas, en más de un sentido, Bloodline es un sucesor espiritual de la franquicia “Friday The 13th”; y si alguna vez hubo un reemplazo adecuado para la gomosa y sonriente Betsy Palmer como Mrs. Voorhees, sería Dale Dickey.
Bloodline no está abriendo nuevos caminos aquí, pero tiene la personalidad suficiente para no ser enterrado con otras imitaciones menores.
“When you have a baby everything changes, it’s like going crazy”
Los problemas familiares son una serie de reacciones en cadena que van de persona en persona, de mente en mente, torturando; y tratando de asimilar dichos conflictos que rompen corazones humildes llenos de amor hacia tal persona; hay decepción y traición en forma de telarañas y vacío en los mismos corazones de los desdichados; porque la familia es lo único bueno de verdad en esta vida, “se nos dice” y lo creemos porque es verdad, pero ese amor se pierde mientras haya traición por traición, ojo por ojo y diente por diente, mentira tras mentira, y regalos y aparatos para cerrar una tumba llena de calumnias en un cementerio de ilusiones.
Una familia disfrazada de felicidad, solo hace perdurar más los sentimientos en las personas, esos sentimientos que caracterizan mal a una familia:
Odio, rencor, pleitos, traición, infidelidad… padres que creen que lo saben todo, maltratan hijos desde sus inicios creando monstruos peores que ellos mismos, así, poco a poco, la humanidad se llena de personas que solo ven el mal en los demás a través de ojos rojos en llamas.
O esos hijos crecen con mala influencia a sombra de las mentiras de sus padres, a través de fajazos, golpes y maltrato, crean personas tristes, sensibles con miedo al acercamiento y al amor de los demás, por no tener confianza.
Uno aprende de las cosas que le ocurren en la vida, y muchos tratan de cambiar a cómo fueron tratados, o algunos son iguales a sus progenitores.
Los malos padres no comprenden a veces que la forma en que están formando a sus hijos, es la sociedad que también están construyendo.
Siempre es momento oportuno para reflexionar sobre el núcleo fundamental de la sociedad que es la familia, aun cuando nadie nació sabiendo cómo ser buen padre.

“A happy daddy makes a happy home”



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