Just, Melvin: Just Evil

Terminando de ver “Just, Melvin: Just Evil” (2000) de James Ronald Whitney con Melvin Just, entre otros.
Documental sobre el abuelo del director, Melvin Just, y las devastadoras consecuencias del abuso sexual que infligió a 10 de sus familiares:
Su madre, tíos y tías/madrastras, algunos de tan solo 2 años. 
El abuso resultó en una disfunción que abarcó 3 generaciones donde se revela el estado de vida precario, de sus luchas con la adicción al alcohol y las drogas, y los episodios de indigencia y prostitución. 
El director, James Roland Whitney, gira la cámara hacia él y su familia, examinando el papel que su abuelo Melvin, abusivo sexual y asesino, tuvo en sus vidas, por lo que es un retrato lacerante de un monstruo, un filme desafiante que revela el costo real del abuso que no solo vieron su infancia violada, sino también su capacidad para disfrutar de su vida adulta destruida; pero también muestra la fuerza profunda del amor familiar.
En el fondo, es una película difícil de ver, porque expone los problemas familiares, especialmente desde adentro, algo que nuestra cultura sensacionalista considera a menudo un tabú, y una manipulación franca. 
De hecho, muchos pueden sentirse tentados a hacer comparaciones en programas de entrevistas dada la naturaleza de la película, las revelaciones de tipo “Tengo un horrible secreto” y las condiciones de vida de muchos de los involucrados; sin embargo, tales comparaciones hacen que los incidentes de los que se habla en la película, con bastante libertad y sin insistencia aparente por parte de Whitney, no sean menos reales.
Y hay testimonios tan horripilantes como escandalosos, como aquel que relata cómo Melvin les pagaba a las niñas 25 centavos a $1, dependiendo de la profundidad de la penetración; y cómo las obligó a “entrenarse” usando crayones y salchichas…
Por impactantes que sean esas revelaciones, a menudo se presentan de una manera que disminuye su efecto emocional; pero también es por el estado mental de muchas de las víctimas; todas ellas, incluida la madre del director muestran comportamientos y conductas erráticas y paranoicas, casi esquizofrénicas producto del abuso sistemático del padre/padrastro. 
Técnicamente, la película está increíblemente bien armada, pese a su pobre presupuesto, su edición, ritmo y estructura de los eventos contados crea una imagen grotesca, que recuerda a filmes de terror de metraje encontrado. 
El uso de fotos antiguas, las ubicaciones elegidas, el tono completo es como un paso atrás hacia ciertas partes de la infancia, muchas extrañas, y lo que hace mejor es transmitir la estética de la vida rural/tráiler en torno al ser víctima de violencia sexual. 
Aquí todos se abren y cuentan los detalles más pesados, algunos espantosos, algunos realmente conmovedores rayando la locura, y el viaje hacia atrás, estancado, que no evolucionó en hogares de los años 60 y 70 que no han cambiado en los años 90, llenos de secretos y fotos familiares que se desvanecen de grupos de personas que ahora se odian, viviendo una nostalgia amarga y pérdida, y que por increíble que parezca, sigue el curso hacia el abismo, donde la madre del director aparenta ser la única “cuerda” del grupo de víctimas, no es casual que el director se centrara en alguien que no sea él mismo como para demostrar que él se ha esforzado por conocer su pasado y afrontar el futuro lo mejor que puede, aunque también le resuenan los problemas mentales…
Y es que en ciertos momentos se pueden leer entre líneas lo suficiente como para saber que es un proyecto personal, que utiliza la vida de los que están a su alrededor para concretar los objetivos del director. 
En general, el documental ricamente detallado, adolece de una estructura ordenada, lo que dificulta desentrañar los vínculos familiares entre sus numerosas víctimas; pero nada nos prepara para las escenas finales, las de un funeral donde un pastor lee palabras de consuelo, inútiles, mientras sus hijas borrachas alternan entre el dolor y la rabia.
En última instancia, “Just, Melvin: Just Evil” es una historia humana envolvente; es una exploración de un mundo tan cercano que aterra. 
Es realidad, es confesión, es catarsis…
Hay mucho dolor y curiosamente hay mucho “humor” que sirve como medio para lograr no solo la curación, sino la conciencia y finalmente la justicia.
“Todos tenemos nuestros defectos”
RECOMENDADA.




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