The Toolbox Murders

Terminando de ver “The Toolbox Murders” (1978) de Dennis Donnelly con Cameron Mitchell, Pamelyn Ferdin, Wesley Eure, Nicolas Beauvy, Tim Donnelly, Aneta Corsaut, Faith McSwain, entre otros. 

Película de terror “slasher”, se basó libremente en una serie de asesinatos en serie cometidos por un hombre que atacó a mujeres utilizando varias herramientas, por lo que la película fue comercializada como “una dramatización de hechos reales”, aunque ninguna fuente puede confirmar esto; siendo prohibida en el Reino Unido durante el pánico “video nasty”; sin embargo la película ha cosechado un seguimiento de culto en los años transcurridos desde su lanzamiento, y ha sido citada por el escritor de terror Stephen King, como “una de sus películas de terror favoritas” 

La acción sigue una serie de asesinatos violentos centrados alrededor de un complejo de apartamentos de Los Ángeles, seguidos por el secuestro y desaparición de una adolescente que reside allí.  

Toda la trama es más un “thriller” que recopila la carnaza en los 20 minutos iniciales, para después centrarse en las andanzas de los personajes; por lo que se centra mucho en la psicología de sus integrantes. 

Pero el principio del film apunta claramente a su condición más básica de “slasher”, con la brusca presentación del asesino dando muerte a toda chica guapa que desfila por la pantalla... y entre tinieblas vemos cómo las mujeres caen una tras otra mientras la técnica de Donnelly, rudimentaria a más no poder, intenta evocar los “giallos” de Sergio Martino, Joe D'Amato y Mario Bava; y la estilizada filmación de éste, Dario Argento y Brian DePalma.  

Así, la película da lo que promete: 

Sangre, interesantes herramientas de muerte, retorcido humor negro y erotismo del más grueso, a veces incluso yendo un poco más allá... sin embargo esta carnicería, que no se aparta del morbo por lo horrible, es excesiva, y el espectador llega a preguntarse a la media hora si no va a haber algo más, salvo chicas preciosas amontonándose y la policía dando vueltas por el escenario del crimen sin hacer nada... 

Pero bueno, la justificación puede estar en que se rodó durante un total de 18 días, con un presupuesto de aproximadamente $165,000; con un guión entre el “slasher” y la película de suspenso neurótico. 

Claro que tiene gore y desnudez en abundancia, pero creo que ha sobrevivido tanto tiempo como lo ha hecho porque altera por completo las expectativas de los espectadores en su segunda mitad: 

Al comenzar como un típico “slasher” y terminar como un “thriller” psicológico, su lado sangriento es lo suficientemente sangriento y su lado espeluznante lo suficientemente espeluznante como para que valga la pena verlo para aquellos interesados en la tarifa de explotación.  

Si bien las mutilaciones vienen rápido y furioso, no hay mucho gore del que hablar; en cambio hay un tono fatalista que impregna cada fotograma, reforzado por la absurdamente portentosa partitura de George Deaton 

Del reparto, Cameron Mitchell como Vance Kingsley, el loco y fanático; la pobre y sufrida Pamelyn Ferdin como Laurie Ballard como la “Final Girl” y Wesley Eure como Kent Kingsley en un giro algo sorprendente... 

Total, el filme está lleno del desprecio de la sexualidad, una malsana obsesión religiosa, obvio con la misoginia justificada, traumas del pasado que destapan los trazos de un amor incestuoso nunca revelado y, como colofón, forzada inversión de roles en un desquiciado intento de recuperar lo perdido, una vida que se fue.  

En definitiva sigue siendo una odisea desagradable y dura a través de los personajes más cambiantes de Los Ángeles de los años 70. 

“¡Lo que le hace a tus nervios es casi tan aterrador como lo que le hace a sus víctimas!” 

RECOMENDADA 




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