Chris & Don. A Love Story

“Think of two people, living together day after day, year after year, in this small space, standing elbow to elbow cooking at the same small stove, squeezing past each other on the narrow stairs, shaving in front of the same small bathroom mirror, constantly jogging, jostling, bumping against each other’s bodies by mistake or on purpose, sensually, aggressively, awkwardly, impatiently, in rage or in love; think what deep though invisible tracks they must leave, everywhere, behind them!”

Calvin A. Tripp, en su libro “The Homosexual Matrix” comenta que las parejas homosexuales, son mejores que otras en cuanto a las diferencias.
Esta historia, ciertamente lo demuestra.
El escritor Christopher Isherwood, y el pintor Don Bachardy, uno es el sustento del otro, y ese otro es el fundamento de aquel, ambos aunque con carreras dispares, uno dedicado a las letras, el otro dedicado a los pinceles y a los colores, plasmaron en sus obras la cosmogonía homosexual y homoerótica que les tocó vivir.
Ellos eran entes o personajes distintos, pero al mismo tiempo fueron uno solo.
Christopher William Bradshaw-Isherwood, fue un escritor guionista, novelista y profesor universitario británico, naturalizado estadounidense en 1946, pareja de muchos años del artista y retratista, Don Bachardy.
Nació en Wyberslegh Hall, High Lane, Cheshire, en el noreste de Inglaterra, y su infancia transcurrió en los sitios donde su padre, Coronel de La Armada Británica, fue destacado.
Al morir su padre en La Primera Guerra Mundial, se estableció en Londres; y trabó relación con Edward Upward y Stephen Spender, con quien pasaría largo tiempo en Alemania.
Así abandonó su extracción aristocrática, y se mudó a la desenfadada capital de La República de Weimar; y como profesor trabajó en Berlín, donde conoció a Gerald Hamilton, William Plomer, E.M. Forster, que sería su mentor, y a Jean Ross, que inspiraría el personaje de Sally Bowles en su relato “Goodbye to Berlin” (1939), a su vez inspiración de la pieza teatral “I am a camera”; y del musical y posterior film “Cabaret”
Abandonó Berlín en 1933 por sus diferencias notables con el régimen nazi, y el temor a la persecución; pero antes había viajado por Europa, viviendo en Copenhague y Sintra; y también viajó por China en 1938.
En enero de 1939, viajó a Estados Unidos, donde decidió establecerse, casualmente justo antes del estallido de La Segunda Guerra Mundial.
Después de algunos meses en New York, se mudó a Hollywood, California; donde conoció al místico e historiador Gerald Heard, fundador del monasterio de Trabuco Canyon, a través de quien tomó contacto con el Swami Prabhavananda, y la escuela Vedānta, uniéndose así a un grupo de aficionados a la filosofía india que incluía a intelectuales como Aldous Huxley, Bertrand Russell, Chris Wood, John Yale, o el filósofo Jiddu Krishnamurti; y gracias a Huxley, conoció a Ígor Stravinski; hasta pensó en hacerse monje durante su estancia en un monasterio; pero la exigencia de la castidad, no cuadraba con Isherwood, que acumulaba amantes masculinos.
En lo profesional, durante mucho tiempo hubo un cierto menosprecio a su obra, dada su gran sencillez y la alegría que transmitían los textos.
Igualmente se le reprochó durante su estancia en California, cierto antimilitarismo que él combatió enérgicamente.
Una cierta clasificación de Christopher Isherwood, y también de otros, como autor gay, tiene mucho que ver, como es lógico, con la rotundidad de las manifestaciones literarias y personales del escritor británico, en relación a su opción sexual.
No sólo en sus libros son explícitas su mirada y su contenido homosexuales, sino que Isherwood fue uno de los primeros escritores del siglo XX, en reconocer públicamente su condición sexual en entrevistas, en militar abiertamente a favor de ella, y esto es importante, en dotar a sus libros de una abundante y franca carga autobiográfica, relacionada con sus experiencias sexuales.
Sin pertenecer originariamente a ningún grupo literario autoafirmado como tal, el joven Isherwood formó parte, con sus íntimos amigos los poetas, Wystan Hugh Auden, también homosexual; y Stephen Spender, bisexual; de una polícroma corriente de la literatura inglesa, o si se quiere, de su ambiente literario que prolongó desde el inevitable eje culto Oxford/Cambridge, la modernidad que había representado el Grupo de Bloomsbury.
De hecho, Virginia Woolf fue amiga y editora de Isherwood desde Hogarth Press; e intensificó la adhesión de ciertos intelectuales británicos a las ideas izquierdistas, fugazmente comunistas, antes del desengaño; y añadió un rechazo expreso a la opresiva atmósfera, para ellos, de Gran Bretaña, traducido, entre el exilio y el nomadismo, en la salida de su país de todos ellos.
A destacar del resto de su obra, su última novela “A Single Man” (1964) posteriormente convertida en película en 2009, dirigida por Tom Ford y protagonizada por Colin Firth.
Como dato, Don Bachardy hizo su aparición esa película, que retrata a un profesor en la sala de profesores, a quien Firth dice:
“Hello Don”
Bachardy dijo al respecto:
“Chris tuvo la idea de ese libro, cuando él y yo estábamos teniendo una crisis doméstica.
Habíamos estado juntos 10 años.
Me estaba haciendo muchos problemas, y me preguntaba si Chris debería estar pasando por un período muy difícil, así que mató a mi personaje, Jim, en el libro, y se imaginó cómo sería su vida sin mí”
Aunque anteriormente Don había hecho un cameo en un filme importante:
“The Rose Tattoo” (1955), como el pasajero en el asiento trasero del coche, cuando tenía aspiraciones de actor.
Otra obra, realizada en conjunto entre Chris y Don fue “Frankenstein: The True Story” (1973) que también se llevó al cine.
Y una obra autobiográfica “Christopher and His Kind” (1976), sobre la relación del autor con un joven alemán, Heinz; también fue llevada al cine.
Fue a los 48 años, que Isherwood conoció al joven pintor de 18 años, Don Bachardy, quien se convertirá en su compañero hasta su muerte en 1986.
Donald Jess “Don” Bachardy, hoy de 83 años, es un retratista estadounidense, que actualmente reside en Santa Mónica, California, en la misma casa que compartió con Isherwood por 50 años, donde pinta retratos para exposiciones de galerías y con comisiones.
Su primera exposición individual, se realizó en octubre de 1961, en la Redfern Gallery de Londres; y se encontró con el escritor Christopher Isherwood, El Día de San Valentín de 1953.
La diferencia de edad, conmocionó a muchos de sus amigos, pero en sus memorias, Isherwood observa que “no me siento culpable, pero yo estaba impresionado por la intensidad emocional de nuestra relación desde el principio; extraña sensación...
Yo sabía que esta vez estaba realmente enamorado”
Sin dejarse intimidar por los prejuicios sociales de la década de 1950 y 60, generalizada, incluso entre amigos en Hollywood, la pareja tuvo una relación compleja, y de una devoción romántica envidiable.
Este romance supero las barreras sociales que lo culpaban a él de pederasta, y al joven Bachardy, de chulo y arribista por muchos de sus contemporáneos, sin embargo, el amor profesado por los 2 en su relación, ahuyento todos los malos presagios y malas intenciones, y se convirtieron en una de las parejas más sólidas del movimiento gay en EEUU.
El mundo de las letras, vivía dentro del críptico y más amplio mundo de la homosexualidad de mediados de siglo.
En él, Isherwood y Bachardy, podían expresarse mediante un código personal, en lo que se convertiría en la perdurable metáfora de los animales:
Bachardy era Kitty el gato, e Isherwood, un caballo llamado Dobbin.
Establecido en Santa Mónica, Don vivió el resto de sus días junto a Bachardy.
Su vida, inspiró el documental “Chris & Don. A Love Story” (2007)
Christopher Isherwood había fallecido en 1986, a los 81 años, de cáncer de próstata.
“I am a camera with its shutter open, quite passive, recording, not thinking”
Chris & Don. A Love Story es un documental del año 2007, escrito y dirigido por Tina Mascara y Guido Santi.
Protagonizado por Don Bachardy, Christopher Isherwood, Michael York, Liza Minnelli, Ted Bachardy, Leslie Caron, Gloria Stuart, John Boorman, Michael Norwood, Shayn Scott, Ken Grimes, Eduardo Correia, Matt Kelling, Charlie Gordon, Jim Malloy, entre otros.
Este es un documental sobre 2 hombres, 2 artistas, en el amor, en una relación de muchísimos años, junto con la geografía, el exilio, los antecedentes, las celebridades, la cronología, la hilaridad, el amor y sus descontentos que hacen para un retrato dual.
De cómo Chris Isherwood, un escritor algo canónico, sobre todo por sus historias de Berlín, viviendo la pasión del siglo XX en una insoportable Alemania pre-fascista, termina en Hollywood, California, procedente de la clase alta rural de Inglaterra; y un encantador adolescente que termina con el amor de su vida.
Un artista digno, también.
De cómo todo lo que esto conlleva:
¿Qué influencia, cuáles son las apuestas, la juventud que llega a la edad, el arte, los celos, la hombría, el disgusto por los hongos, y lo que es peor, El Tratamiento de Choque, y cuál es el uso de un caballo que es con un gato, a lo largo de otras materias?
Y es que este documental, cubre muchos temas:
Sexualidad, envejecimiento, muerte, espiritualidad, arte, literatura, guerra, celebridad, estilos de vida alternativos, tragedia, salud mental, consumo de drogas, y amor.
Amor puro y simple, en una película que narra la relación de por vida entre el autor Christopher Isherwood y su amante mucho más joven, el artista Don Bachardy.
El documental combina entrevistas de hoy en día, imágenes de archivo tomadas por la pareja de los años 50, extractos de los diarios de Isherwood, y animaciones lúdicas para contar su romance.
Y en las reflexiones del pasado de una mente todavía aguda y brillante; Bachardy se muestra como un personaje literalmente colorido, un tipo dulce y sentimental, y sus pensamientos son realzados visualmente por maravillosas viejas películas caseras, de su viaje con Isherwood, días felices y turbulentos.
Michael York nos narra sucintamente de los diarios, que Isherwood mantuvo de 1939 a 1960, y varias celebridades y biógrafos relatan sus experiencias en conocer o investigar a los 2 hombres.
Uno romance que comenzó en las playas de Santa Mónica, en la década de 1950, cuando Christopher Isherwood a los 48 años, conoció a Don Bachardy quien entonces tenía 18 años.
Isherwood, un autor establecido con obras como “The Berlin Stories”, que ayudó a inspirar el oscarizado filme “Cabaret” (1972), ayudó a Bachardy a descubrir y desarrollar su afinidad por el dibujo y la pintura, convirtiéndose en un renombrado pintor de retratos durante la segunda mitad del siglo XX, hasta la actualidad.
El documental, incluye información de los amigos, entre ellos, Liza Minnelli, Leslie Caron y John Boorman, que hablan de las innumerables luchas que ambos enfrentaron como una de las primeras parejas abiertamente homosexuales en Hollywood.
A pesar de la diferencia de edad, la pareja sufrió hasta que Isherwood sucumbió al cáncer de próstata, en 1986.
Aunque Isherwood y Bachardy eran un amor homosexual durante una época en que estas relaciones fueron examinadas con crítica, incluso en el California más liberal, Chris & Don. A Love Story es de alguna manera capaz de fijar el factor sexual a un lado, y centrarse en cambio en la profundidad de la personalidad de los protagonistas.
Al final, te sientes tan íntimo con ambos, que es casi natural querer saber más sobre ellos y su arte; porque es un retrato refinado, bien dirigido, y una oportunidad para la realización de películas ejemplares, que fácilmente cautivará al público.
“Things get their full meaning when played backwards”
Sabía de otros romances en la historia, como la del filósofo Ludwig Wittgenstein y su alumno Ben Richards, 39 años de diferencia; o del compositor Benjamin Britten, que mantuvo su relación con Peter Pears durante 30 años... pero no mucho de Chris y Don.
Aquí la trama está servida en película narrada principalmente por el amante más joven, Don, ahora ya mayor, que recuerda su relación con el escritor Chris Isherwood, desde que se conocieron hasta el final de sus días.
Sus viajes, sus miedos, sus dudas...
El encuentro en Hollywood con famosos actores, la personal evolución como artista del retrato de Don, y la fama de Chris como guionista.
La historia está muy bien narrada, y teniendo en cuenta la veracidad de los hechos, el film se torna conmovedor y emotivo; un maravilloso ejemplo de la tenacidad del amor.
La narrativa hace uso de caricaturas para ilustrar momentos íntimos, en una historia de un gatito y un caballo, basados en los propios dibujos de estos 2 personajes, que se enviaban por carta representándose a sí mismos.
Un contrapunto gracioso, para una bonita historia, de cuando Christopher Isherwood conoció a Don Bachardy.
En un primer momento, él tenía 46 años, y Don tenía 16 años.
Él era un escritor famoso, y Don era desconocido e “informado”
Él era de la aristocracia terrateniente inglés, y el padre de Don era un trabajador en la industria aeroespacial.
Ambos se conocieron a través de Ted, el hermano mayor de Don, también gay, en la playa habitual de homosexuales en Santa Mónica.
De hecho, Chris se acostó con Ted primero… y 2 años más tarde, durmió con Don...
A partir de ahí se unieron para toda la vida, y permanecieron juntos hasta la muerte de Isherwood, 34 años más tarde.
Como dice el director John Boorman:
“De toda la gente que conocí en Los Ángeles, su matrimonio fue el único que soportó.
La gente dijo que no durarían.
Ellos estaban equivocados”
En los años 50, salieron como una pareja abiertamente gay, que incluso los sofisticados de Hollywood, donde Chris era entonces escritor exitoso, no estaban acostumbrados, porque estaban comprometidos el uno con el otro, y Christopher Isherwood reconoció la importancia de no ocultar su sexualidad o su amor.
Isherwood, era en parte un padre de Don, que necesitaba descubrir quién era.
En el transcurso de este proceso, Don muy pronto adaptó las maneras de hablar y los manierismos de Chris, tan completamente, que Boorman sintió como si Chris se “clonara” a sí mismo.
Entonces, cuando surgió el talento artístico de Don:
Chris lo envió a la escuela de arte, donde fue un estudiante dedicado y exitoso, dándolo el apoyo y el aliento que necesitaba.
Tal vez, como algunos dicen que el éxito posterior de Don como artista de retratos fue “por qué” la relación duró, ciertamente es cómo Don salió de debajo de la sombra de Chris, pero en realidad, la relación era difícil en sus primeros años, porque Don fue despreciado por “ser el juguete de Chris”, un blanco.
Entonces, cuando Don se dio cuenta de todos esos comentarios salvajes, que Chris había sembrado en esos 30 años, se rebeló, y hubo un remiendo áspero cuando Don amenazó con irse con otra persona...
Durante este tiempo, Isherwood fue al norte durante 3 meses, como conferenciante invitado, lo que llevó a Don a darse cuenta de lo importante que su amante mayor era para él, y lo relativamente poco importante que era la nueva persona...
Del mismo modo, el documental muestra la vida de Don, antes de Chris, y después, incluyendo un feo encuentro homofóbico con Joseph Cotton para Don…
Hay perspectivas importantes de Boorman, Leslie Caron, Lisa Minnelli, de quien Chris encontró a su Sally Bowles demasiado “profesional”, pero estaba alegre que la película era popular; y otros.
Hay comentarios útiles de los archiveros y cronistas de Isherwood, fotos caseras de Don y Chris, en los primeros días juntos, entrevistas de archivos de cine con Chris, diarios de Isherwood leídos en voz alta por Michael York, y sobre todo, mucho tiempo pasado con Don como él es hoy:
Un elegante y vigoroso hombre mayor, rodeando de la soleada y bonita casa de la ladera, donde vivió desde que se mudó allí con Chris en la década de 1950, pintando a hombres desnudos hermosos; trabajando en el gimnasio, recordando sus años con Christopher Isherwood.
Es suficiente ver, cómo los ojos de Bachardy aún se iluminan cuando habla de su primer encuentro con Chris, de cuántas veces se ríe al recordar cosas, de saber que el suyo, era un amor feliz y duradero.
De hecho, durante los últimos días en que Isherwood estaba muriendo de cáncer de próstata, Don hizo hasta 10 grandes dibujos de él al día, y luego sacó su cadáver... para pintarlo…
“Chris habría dicho, que eso era lo que haría un artista”, dice Don.
Y eso es lo que hizo un artista.
Cuando Chris murió, Don comenzó a leer los diarios de Chris, empezando desde el presente, hacia atrás; y no podía esperar para llegar al momento en que se conocieron…
Hay muchos detalles interesantes:
Un tema importante, es la fascinación temprana de Don y de su familia con las películas y las estrellas de cine, y cómo muchos conocidos de Chris en el mundo de las películas, alimentaron a Don y lo deslumbraron, hasta que la realidad vino, cuando descubrió en un rodaje, la humillación de los actores extras… que Anna Magnani se pedorreaba como cualquier persona.
Está claro que más de 2 décadas desde la muerte de Chris, Don todavía prospera, pero no todas las preguntas sobre su vida actual son respondidas:
¿Con quién sale?
También falta algún signo de la amiga de Chris, Julie Harris...
Por lo inusual y escandaloso que pueda ser la historia de amor retratada en esta película, o mejor dicho, podría haber sido en el momento en que ocurrieron los hechos, como lo narra el dúo cinematográfico y productor de Guido Santi y Tina Mascara, es tan sofisticada, suave y armoniosa, que realmente te trae de vuelta a la atmósfera en las películas más románticas de Hollywood de los años 50.
Tal vez sea porque la relación sentimental entre Isherwood y Bachardy, fue mediada por un intercambio artístico tan increíble, que elevó su pasión a las filas de una obra de arte.
O quizás es porque los autores han elegido sabiamente mirar su amor con discreción, sin pretensiones, como si la cámara estuviera siempre tratando de mantenerse lo suficientemente discreta, como para asegurar la máxima autenticidad en los emocionantes y vívidos recuerdos de Bachardy de su pasado juntos.
Porque el personaje central aquí, es Don Bachardy, y se le permite la libertad de decir lo que quiere, de maneras muy divertidas, y se retiene poco.
También recordemos, cómo un viejo roto y anciano, el hermano de Don Bachardy, y su triste tratamiento contra la esquizofrenia...
Y aún más serio, cómo dice la voz de su hermano, en un tono herido, con todos los poderes de una vida amortiguada, y todavía de hecho, el tratamiento de choque que arruinó su vida.
Chris & Don. A Love Story, es una de las películas más conmovedoras, románticas y cinematográficamente innovadoras que he visto en mucho tiempo.
En primer lugar, no olvidemos que es un documental, con todas las dificultades visuales y narrativas asociadas con el género.
Segundo, es la historia de amor entre 2 hombres; sin embargo, es más implicación emocional, que si se tratara de una versión ficticia, y esto es porque mientras lo observas, eres consciente de todo lo que se dice, es absolutamente cierto.
A pesar de esto, la película nunca se complace en el aspecto de la homosexualidad, pero mira esto como sólo una extraordinaria historia de pasión entre 2 personas vinculadas, emocional y artísticamente.
No hay tiempo para juzgar la diferencia de edad o sus estilos de vida.
Sea cual sea el poder de permanencia de las palabras escritas de Isherwood, su legado como un ser humano apacible, se conserva para siempre en esta película.
Y si Don Bachardy fue o no abusado por un hombre mayor o no, estamos tan deslumbrados, como el joven Bachardy debió haber sido, por el mundo que ha invitado a Isherwood, no tenemos tiempo para juzgar…
Y eso es algo bueno, porque al final del día, y al final de esta película, como al final de la vida de estas personas, les corresponde a ellos decir si su historia era de amor cumplido, o algo patológico.
Y lo que aquí se revela por los diarios de Christopher Isherwood, y el testimonio amoroso de su compañero, no puede ser negado.
Creo que fue durante una entrevista con Leslie Caron, cuando se acuerda de algo que Isherwood dice, que retrasa su muerte porque “Don no está listo”
Ahí me di cuenta, de que no era una historia de amor normal, era una verdadera historia de amor; al tiempo que es desgarrador, y abridor de la mente.
Sin embargo, encontré algunas de las decisiones de Bachardy, bastante mórbidas, como la fascinación sin fin, de esbozar a la pareja moribunda durante sus últimos meses, una y otra vez... pero puedo pensar que la intención es recordar cada línea del cuerpo de su amado de manera pictórica, literal y mentalmente.
Y no acaba de quedar claro, por qué 2 hombres adultos querrían escribirse simulando ser un caballo y un gato… pero ¿acaso las parejas no se ponen apodos?
Después de todo, hay algo hermoso en ver a Christopher Isherwood como otra persona más a la que el amor vuelve inescrutable, y a veces insufrible, un amante que envía dibujos de gatos con caballos por correo, a la única persona que comprenderá su verdadero significado.
“Don isn't ready”
¿Qué es el amor y cómo nos ejercita?
Cómo, sin importar la edad o la experiencia, buscamos, bailamos o trotamos, o hacemos lo que queremos para realizarnos, vivimos la forma de vida que elegimos, no hay en algún momento, para algunos de nosotros, un encuentro de impacto profundo con otra persona que desafíe nuestras expectativas, nuestros temores, incluso nuestro amor…
Por no hablar del hecho de que, por ejemplo, el comentario fugaz de un amigo, puede desencadenar una memoria desagradable...
Chris & Don. A Love Story se puede ver fácilmente como una meditación.
Es una especie de maravillosa meditación sobre la impermanencia, la naturaleza transitoria de la juventud, la belleza y la salud, sobre la inevitabilidad de la pérdida, y finalmente, sobre el triunfo de la muerte.
Un arte de perder y lidiar con el dolor.
No es a menudo en nuestros días, que alguien tiene el tiempo, y se le permite un ritmo lento al hablar con usted, como en esta película.
Especialmente, no en asuntos muy sutiles e íntimos; y eso es loable.
A menudo, no ves que el amor es tratado espiritualmente.
A menudo no ves a alguien que sigue a un compañero de vida hasta el mismo umbral de la muerte y del pasado; haciendo dibujos del cadáver, amorosamente, sin disgusto, ni siquiera llorando.
Eso es algo impresionante, que queda dentro de la realidad.
Como pintor, su novelista pareja, fue el primer modelo de Bachardy; que ahora es bien conocido por sus desnudos, su fuerte homoerotismo, y por la desapasionada y tranquila sensualidad de sus modelos o desnudos que parecen flotar en otra dimensión, sin el temor del “qué dirán”, o a los prejuicios sociales.
Bachardy, también es conocido y admirado por los retratos de artistas, músicos, escritores y notables de Hollywood, como Tennessee Williams, Igor Stravinski, Joan Didion, Anais Nin, Dorothy Parker, Lynda Benglis, David Hockney y Aldous Huxley, entre otros intelectuales y personajes.
Sus retratos, son hechos expresa e intencionalmente en una sola sesión, a fin de no perder la intensidad del momento.
La orientación y la sensibilidad en las obras de Bachardy, tanto en el dibujo y la pintura, capturan la esencia del modelo, y revela un enfoque reduccionista que se hace eco de la obra de David Hockney.
Pero entre las mejores obras, y más conocidas de Bachardy, están los dibujos y pinturas que realizó de su amante y pareja, Christopher Isherwood, que abarcan 3 décadas, y capturan al novelista en una asombrosa variedad de estados de ánimo.
Los dibujos en los últimos momentos de Isherwood, son conmovedores, angustiantes, pero hermosos, donde se refleja la energía entre el artista y su amado que agoniza.
A medida que el cáncer avanzó en Isherwood, Bachardy hizo los dibujos hasta el final de la vida de su pareja, pues Bachardy, muy pocas veces se separó del lecho de Isherwood, incluso en la muerte, ambos se amaron, y no dejaron de quererse.
Los retratos resultantes, son el testimonio de un espíritu y un cuerpo en transición, y Bachardy plasmo todo ese proceso.
Él usó papel de acuarela de gran formato de diferentes tamaños, en su mayoría de unos 40 x 32 pulgadas, lo que permite composiciones de tamaño completo, mientras mantiene una tierna intimidad.
Algunas imágenes, son finamente matizadas y detalladas, mientras que otras son un procesamiento rápido de las sombras y las formas del rostro demacrado de Isherwood.
Los últimos retratos de la serie, se realizaron después del último suspiro de Isherwood, el 4 de enero de 1986.
De hecho, varias ediciones posteriores de las novelas de Isherwood, presentan los retratos de Bachardy, a lápiz.
En el otoño de 2011, Don exhibió los retratos realizados en los últimos 40 años.

“No one believed they could last so long...”



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