Strike a Pose

“Ladies with an attitude
Fellas that were in the mood
Don't just stand there, let's get to it
Strike a Pose, there's nothing to it”

¿Recuerdan cuando Madonna solía ser juguetona y feroz, y sus acrobacias iconoclastas tenían el fin de ser provocaciones pop?
La apoteosis de esos “años dorados” fue el “Blond Ambition Tour” de 1990, que escandalizó al mundo conservador con su yuxtaposición de sexo y religión.
Y es que Madonna, como todos los buenos íconos de la cultura pop, era todo para muchos, me incluyo… y a principios de la década de los 90, ella o sus gerentes, vieron que esto podría consolidarse si parecía abrazarse y convertirse en una “santa patrona de la comunidad LGBTQ+ de la época”
Porque para entonces, Madonna fue vista en la televisión sacando a Sandra Bernhardt como su novia; de hecho se estaba viendo sentimentalmente con Warren Beatty…
Total, en la música, en ese tiempo, ella hizo un gran éxito de “Vogue”, no solo como una canción de moda “a la vieja tradición”, sino que fue sacada de la cultura “underground” gay y “drag”
¿Apropiación cultural?
¡Esa siempre ha sido Madonna!
Pero al comienzo, el “vogueing” fue un estilo de baile propio de los márgenes de New York, capaz de conjugar la pasión afro, con el deseo de capturar algo del espíritu de época; y por aquel entonces, Madonna se posicionaba como lo que aún es hoy:
Una pieza mítica dentro del universo del pop, a la que el tiempo parece impulsarla hacia un nuevo “más allá”
Era el año 1990, y la cantante supo transportar el “vogueing” hacia el corazón mismo de su gira “Blond Ambition”
Por tanto, la canción muy bien estilizada, “Vogue”, y la gira “Blonde Ambition” de la que formaba parte, requerían jóvenes bailarines de la subcultura de danza que explotaba; por lo que Madonna eligió a los bailarines, y pronto se convirtió en un círculo íntimo de élite de hombres principalmente homosexuales.
El “Blond Ambition World Tour” fue la 3ª gira de conciertos de la cantante; que apoyó su 4° álbum de estudio “Like a Prayer” y la banda sonora de la oscarizada película “Dick Tracy”, llamado “I'm Breathless”
Y es que Madonna no solo era la mujer más reconocible de La Tierra, era la fuerza pop más gloriosamente dinámica del planeta; por lo que “Blond Ambition” fue reconocida como la primera gira pop global en usar valores de producción de teatro de Broadway, con escenarios, y un “arco narrativo”
Y empezaron las audiciones para bailarines, que tuvieron lugar en New York y Los Ángeles.
La coreógrafa, Karole Armitage, publicó un anuncio en la revista Daily Variety que decía:
“Audiciones abiertas para bailarines feroces que conocen el significado del estilo de “trop, beat boy y vogue”
¡Wimps y Wanna-Bes no necesitan aplicar!”
Así llegó Luis Camacho y José Gutiérrez Xtravaganza, que habían trabajado previamente con la cantante en el video para su sencillo “Vogue”; y fueron los primeros en ser seleccionados.
Se habían conocido y audicionado para ella, aunque no en una audición formal, sino en un club nocturno en New York.
Después de su audición, Madonna también le pidió al bailarín, Carlton Wilborn, que la conociera en un club nocturno.
Señaló que ella estaba “buscando personas muy seguras, lo mejor de lo mejor, así que estaba muy consciente de cómo me estaba presentando.
Cuando hice el corte, supe que era una gran oportunidad”; y describió los ensayos como “un campamento de entrenamiento”
El resto de los bailarines seleccionados fueron Oliver Crumes, Kevin Stea, Gabriel Trupin y Salim Gauwloos.
Gauwloos era un belga que mostraba sus dotes de baile a fines de los años ’80, cuando audicionó para formar parte del ballet de Madonna.
Luego de ser incorporado al mismo, se transformó en todo un símbolo, apareciendo en los créditos iniciales del video “Vogue” con un encanto sacado de otra época.
Pero cabe señalar que José Gutiérrez Xtravaganza ha sido una de las personalidades más reconocidas que surgió de la escena del salón de baile de New York de la década de 1980.
Mientras estaba en la escuela secundaria, José comenzó a socializar entre la comunidad LGBTQ latina y afroamericana, que se reunía regularmente a lo largo de la costa oeste del área West Village de la ciudad de New York, comúnmente conocida como “los muelles”
Fue allí donde se dio cuenta por primera vez del vocabulario gestual y la actitud proyectada del “voguing”; que era el estilo de baile que surgió por primera vez como parte de la escena del salón de baile “underground” de New York, en la que los bailarines hacen la transición a través de una serie de poses que emulan las de las modelos de pasarela.
Al igual que el “break dance”, que se desarrolló simultáneamente, hay un aspecto competitivo inherente al “vogue”, en el que los bailarines intentan superarse entre sí, a través de poses cada vez más complejas, y la fluidez de su transición entre poses.
La escena del baile subterráneo y el “voguing” se popularizarían más tarde a través del documental de 1990, “Paris Is Burning”, en el que el mismo José aparece haciendo “vogue” en la competencia.
Y como bailarín formalmente entrenado, José quedó fascinado con el estilo de baile expresivo y gestual, recogiendo rápidamente los movimientos, e integrándolos con las posiciones más formales del ballet.
Cuando era adolescente, José comenzó a asistir y competir en bailes organizados por “las casas” de la ciudad de New York, donde los mejores “voguers” se reunieron para luchar en la pasarela por premios y reconocimientos.
Fue allí donde llamó la atención de “la madre”, Angie Xtravaganza, que  fue la matriarca del salón de baile “House of Xtravaganza” por lo que José fue invitado a ser miembro del grupo.
Así, de acuerdo con la tradición de la cultura del baile, José tomó el nombre de la casa como su apellido adoptado en 1986; y aprovechando su entrenamiento formal de baile, desarrolló un estilo único de “voguing” basado en líneas limpias, posturas de precisión y transiciones sin esfuerzo, con una proyección de disciplina y elegancia.
Esta combinación, convirtió a José en un oponente respetado en las competiciones de salón de baile, lo que le valió numerosos trofeos y premios; y para 1990, la escena del salón de baile y el “voguing” comenzaron a entrar en la corriente principal.
De esa manera, el galardonado documental de Jennie Livingston, “Paris Is Burning” relató la escena “underground”, e hizo celebridades a algunas de las estrellas de la escena del salón de baile, que hasta ese momento habían permanecido desconocidas para el gran público.
Filmada entre 1986 y 1989, la película captura a un muy joven José Gutiérrez Xtravaganza en competencia, presagiando su transición a bailarín profesional el mismo año del lanzamiento de la película.
Junto a Luis Camacho Xtravaganza, participó activamente en la escena del “ballroom” en New York; siendo ellos quienes idearon la coreografía del propio video para “Vogue” de Madonna.
Como dato, en 1993, el dúo Jose & Luis grabaron “Queen's English” con el productor musical Junior Vásquez; siendo publicado por Sire/Warner Brothers records, una canción que contó con la voz de fondo de Madonna, siendo el único disco en el que se le acredita como vocalista de fondo.
Las 2 pistas adicionales de Jose & Luis, “Do It To the Rhythm” y “You Want To Touch Me”, aparecieron como parte de la muestra de Sire Records 1993, llamada “New Faces”
Regresando a las audiciones, los otros bailarines fueron Kevin Stea, que Madonna lo contrató como capitán de baile, bailarín y coreógrafo asistente; Oliver Crumes que se destacó en la escena urbana, y Carlton Wilborn, que  siguieron el mismo camino, consolidando el baile y sus propias carreras a través de la alta exposición conseguida con su trabajo.
Recuerda Salim:
“Yo me había venido de Bélgica, porque allá las cosas de trabajo bailando eran muy limitadas, me había presentado a esas audiciones, y había quedado escogido, fue algo muy fuerte en mi vida.
Ahora todo resulta absolutamente distinto, con el crecimiento de Internet y el furor de las redes sociales; antes no era fácil comprobar lo que estaban haciendo los demás.
Tenías que estar muy atento a los recitales o las apariciones en televisión, que eran lo más masivo por entonces.
Pero hoy te alcanza con meterte en Internet y puedes encontrar todo, desde la gira completa hasta las coreografías de aquellos tiempos, de alguna manera toda esa expansión sirvió para crecer y mostrar nuestro trabajo con ella”
La gira fue muy exitosa, recaudó más de $62.7 millones, unos $120.24 millones en dólares de 2018, de 57 conciertos; además, Madonna fue nombrada “la 2ª  gira más exitosa en solitario” en ese momento, detrás de Michael Jackson.
Pero el “Blond Ambition World Tour” se ha destacado por su teatralidad y moda, algo poco común para los conciertos de la época; pues cambió el panorama de la cultura pop; el hecho de que el espectáculo se dividió en 5 actos temáticos diferentes representados, no solo en un nivel de planificación creativa inusual para los conciertos de la época, sino también en el gran volumen de material con el que Madonna tuvo que trabajar.
Además, la cantante había explorado previamente “el teatro musical conceptual como concierto” con su gira mundial previa, “Who's That Girl”, pero no fue hasta “Blond Ambition” que el arte, el espectáculo y la danza realmente se unieron.
Porque el objetivo de Madonna era romper todas las reglas.
Ella quería hacer declaraciones sobre la sexualidad, la sexualidad cruzada y la iglesia.
Y lo hizo.
El bailarín Luis Camacho dijo que Madonna quería elevar la fórmula del concierto “a un nivel de teatro.
Insertar el arte en eso, también, realmente quería darle al público una experiencia, en lugar de que ellos simplemente vayan a un concierto”
Por lo que el “Blond Ambition Tour” cambió la forma en que los artistas se presentan y actúan en estadios y arenas; y la gira solidificó el estado de Madonna como una gira cultural de fuerza como artista pop innovador.
Como era de esperar, debido a sus imágenes sexuales y católicas, la gira generó controversia:
En Italia, varias organizaciones religiosas protestaron y la condenaron, y El Papa Juan Pablo II instó al público en general y a la comunidad cristiana, a no asistir a la gira, calificándolo como “uno de los espectáculos más satánicos en la historia de la humanidad”
Las protestas fueron exitosas, y 1 de las 3 fechas italianas planeadas fue cancelada.
Mientras en Toronto, la policía recibió una alerta sobre “el contenido lascivo e indecente”, en particular la presentación de “Like a Virgin”, que presentaba a Madonna acostada en una cama de terciopelo rojo, flanqueada por 2 bailarines travestidos, y simulando masturbación…
La cantante y su equipo, además fueron amenazados con cargos a menos que se cambiara esa parte específica.
Pero lo que no se esperó fue los bailarines de Madonna para la gira, que eran casi todos homosexuales, mostraron su identidad homosexual, alentados por Madonna para “ser y expresarse”; por lo que recibieron numerosos comentarios, mensajes y cartas de los fanáticos, para quienes esa libertad significaba un gran ejemplo, de tratarlos como modelos a seguir e inspiración para vivir su propia identidad sexual.
De hecho, en 1991 se lanzó una película documental llamada “Truth or Dare”, que relata el tras bambalinas del “Blond Ambition World Tour”
En el documental, todo comienza el 13 de abril de 1990, cuando ella da por iniciado el “tour”
En el escenario, Madonna canta y baila interpretando su papel como “diosa del sexo”, como una escandalosa y provocadora mujer; y entre los bastidores, se muestra “su lado real”; mientras que sus bailarines son como una familia, y discuten sus problemas de amor, de familia y diversión; y tanto en el escenario como detrás, Madonna aparece llamando la atención con una actitud irreverente.
La gira pasa por diversas capitales del mundo, donde Madonna y su equipo conversan con personajes populares; y en Estados Unidos conoce a las familias de sus bailarines.
Por ejemplo, Oliver ve a su padre por primera vez en varios años… y mientras Madonna trabaja en su habitación de hotel, las voces de su familia, amigos y compañeros de trabajo, describen a la estrella.
Aunque ahora es más feliz que en su última gira, Sandra Bernhardt no cree que se tome el tiempo suficiente para disfrutar de sus éxitos… mientras otros la describen en términos poco halagadores:
Luis Camacho dice, “siento que es una niña perdida en la tormenta a veces.
Sabes, solo hay un torbellino de cosas que suceden a su alrededor, y a veces se ve atrapada en eso”
A medida que la gira termina, el grupo juega “Truth or Dare”, o  “Verdad o Desafío” donde se preguntan o se obligan a hacer cosas irreverentes…
Finalmente, ella invita a sus bailarines y cantantes de respaldo, uno por uno, a unirse a ella en la cama, donde imparte “palabras de sabiduría” a cada uno...
El documental de la gira fue generalmente bien recibido por los críticos, y tuvo éxito en la taquilla, con un ingreso bruto mundial de $29,012.935, un estimado de $53.34 millones en dólares de 2018; y siguió siendo el documental más taquillero de todos los tiempos, hasta que “Bowling for Columbine” lo superó en 2002.
Pero ahí no acaba todo, la extravagancia “queer” que derrochaban los bailarines homosexuales de la diva, y la valentía para asumir su sexualidad fue tomada muy en serio, como ejemplo a seguir por miles de chicos en todo el mundo; donde algunos de ellos veían por primera vez a 2 hombres besándose en la gran pantalla, gracias al conocido documental, que acabó convirtiéndose en una pieza de culto entre el público gay.
Todo esto, unido a la cada vez mayor fama de “La Reina del Pop”, convirtió a esta “troupe” en auténticos famosos:
La gente los reconocía por la calle, en los mejores clubs se los rifaban en sus fiestas, el “voguing” llegó a las grandes masas, e incluso algunos de ellos aprovecharon para mostrar su faceta como cantantes y lanzar CDs.
Pero el 21 de enero de 1992, 3 de los bailarines de la gira, “Blond Ambition Tour”:
Oliver Crumes, Kevin Stea y Gabriel Trupin; presentaron una queja judicial en contra de Madonna.
El hecho que se denunció fue que “la cantante había invadido la privacidad de sus bailarines durante la filmación del documental, y se había beneficiado a través del fraude y/o el engaño, la tergiversación, la supresión deliberada de la verdad, y la imposición intencional de angustia emocional para los hombres a la vista de la intimidad en el documental”
Según fuentes de la época, alguno de los bailarines había desvelado su homosexualidad ante las cámaras, sin pensar que la grabación se difundiría masivamente en cines…
Por su parte, en un comercial para la campaña Rock The Vote de MTV, más tarde ese año, Madonna bromeó acerca de la demanda, diciendo:
“Probablemente pienses que esa no es una muy buena razón para votar...
¡Así que demándame!
Todos los demás lo hacen”
Recuerda Salim:
“Aquello que vivieron algunos de mis compañeros, fue una cosa tensa, porque ellos estaban sentados de un lado de la mesa con sus abogados, y ella estaba frente a ellos del otro lado, con su equipo de acciones legales.
La película documental mostraba que, en ese momento, se difundió la identidad sexual de ellos, algo que legalmente no estaba permitido, tampoco olvidemos que cuando pasó todo eso, estaba creciendo el fenómeno del SIDA, y la gente estaba muy asustada con las noticias que llegaban de todas partes del mundo.
No cambió la relación que tenía con ella, pero un grupo de los que bailaban en ese momento, se habían visto forzados a aclarar la situación por los problemas que habían aparecido”
Y debido a la notoriedad internacional de Madonna, la demanda se convirtió en un tema mediático generalizado, con Kevin Stea discutiendo en las noticias y apareciendo en programas de entrevistas como Maury Povich.
En octubre de 1994, después de más de 2 años de litigio, la demanda fue retirada, y se llegó a un acuerdo no revelado…
¿Total, qué se necesita para expresarse?
La sorprendente y conmovedora historia de la compañía de bailarines más famosa de Madonna, en 2016 se reúnen en un documental donde miran atrás sobre el impacto de esa gira, sobre lo que ha sido sus vidas, y lo que ha estado sucediendo en el fondo, a nivel emocional.
Así, el vertiginoso éxito acabo transformándolos en juguetes rotos, olvidados bajo la sombra de “La Diva”, con adicciones a las drogas, problemas de salud y muerte.
Un olvido del que también se hizo extensible a la propia Madonna, pues nunca más volvió a contar con ellos... como grupo.
De ese modo, sus historias revelan, cómo el miedo a ser juzgados, les impedían aceptarse a sí mismos, y 25 años más tarde, ellos buscan inspirar una vez más.
“Do we care what people think about us?”
Strike a Pose es un documental holandés, del año 2016, dirigido por Ester Gould & Reijer Zwaan.
Protagonizado por Kevin Stea, Carlton Wilborn, Luis Xtravaganza Camacho, José Gutiérrez Xtravaganza, Salim Gauwloos, Oliver S Crumes III, Gabriel Trupin, Sue Trupin, entre otros.
De los directores, decir que Ester Gould es una directora experta en el cine documental; mientras Reijer Zwaan es un periodista y cineasta neerlandés, cuyo trabajo ha sido influenciado por su formación en Ciencia Política, realizada en Ámsterdam y New York¬, así como por sus estudios en actuación; y ha hecho periodismo de investigación en temas de actualidad de su país.
Este fue su primer largometraje, parcialmente financiado por el International Documentary Film Festival, y producido por la CTM Docs y The Other Room; además de la colaboración de Serendipity Films y NTR.5, la producción empezó en 2013, y su rodaje se alargó casi 1 año.
Todo nació cuando Ester y Reijer, impresionados en su infancia por lo transgresor que fue “Truth Or Dare”, decidieron ponerse manos a la obra, y reunir de nuevo a ese grupo de estrellas efímeras, para ver hacia dónde les había llevado la vida, y conocer su visión de aquella “época dorada”
Algunos aceptaron participar rápidamente en el film, pero otros se mostraron más reacios a enfrentarse a la sombra de La Ciccone, pese que a la figura de La Diva se muestra como algo anecdótico en el documental.
Según Salim:
“Estuvimos 25 años sin vernos, los directores de esta película querían que recién todos nos encontráramos en el final de la filmación para ver nuestras reacciones, pero primero ellos nos filmaron por separado.
Está claro que hicimos este documental para contar todo lo que vivimos en aquel momento, pero no es un documental contra Madonna, es recordar las experiencias de aquello que pasó.
Carlton fue el primero que aceptó participar de esta realización, el último fue José, y yo fui 4° a la hora de aprobar la participación en la película.
Sin dudas, resurgió esa tensión de lo que podía pasar con 6 bailarines, uno sabe dónde se mete, y obvio que juegan los egos personales, pero también la creatividad nos había hecho otras ofertas para participar de películas como esta, pero la mayoría las había rechazado, en cambio con este equipo de directores todo fluyó naturalmente.
Yo estuve 25 años sin contarle a nadie lo que había pasado conmigo, pero en realidad fueron 29 años desde que los médicos me comunicaron la noticia...
Tardé 25 años en admitir que tenía una doble vida, pero hicimos esta película para inspirar a toda la gente que pueda estar pasando lo mismo, o que haya vivido algo así; fue nuestra forma más clara de mostrarle a la gente como “salir del closet”, en su momento pasamos cosas muy bravas con la enfermedad, no es justo que un médico te diga que, “te quedan 5 o 10 años de vida”, porque no sabes en realidad lo que va a pasar”
Así, Strike a Pose actualiza el mensaje que estos bailarines lanzaron en los 90, dándole una mayor fuerza; no solo lucharon por los derechos de su sexualidad, también les tocó luchar contra sus adicciones y enfermedades.
Una historia de auto-superación y reconciliación, donde el rencor hacia “La Reina del Pop” no tiene cabida.
Pese a ello, Zwaan cree que estos no fueron unos simples bailarines de relleno a ojos de Madonna:
“Creo que ella quiere también saber de ellos.
Creo que una vez que lo vea, se sorprenderá.
Seguro que se conmueve como yo me conmoví”
Y es que a lo largo de más de 140.000 kilómetros, en distintos países, Madonna defendió en cada uno de sus conciertos, con los conos puestos o el traje de monja, la libertad sexual y religiosa, y los derechos de la comunidad gay.
Era 1991, y la gira se llamó “Ambición Rubia”, y a su lado estaban 7 bailarines, 6 de ellos homosexuales; y de aquel tour salió el documental “Truth or Dare”, un retrato de lo que sucedía entre bastidores.
Más de 2 décadas después, esos jóvenes han entrado en la cuarentena, y han decidido contar cómo se sobrevive a una de las artistas más importantes de la historia del pop; por lo que la trama se centra en los bailarines, tras 25 años de la gira.
Después de este evento, muchos se dedicaron a la actuación en cine y televisión, además de seguir en la danza.
Sin embargo, los directores se centraron en la historia sobre el olvido de la cantante por los bailarines, y también el vertiginoso éxito de ellos.
El filme también relata los problemas personales de estos bailarines, como El SIDA, consumo de drogas y la falta de vivienda.
De los 7 bailarines, solo aparecieron 6; pues Gabriel Trupin murió por complicaciones del SIDA en 1995; siendo su madre, Sue Trupin, quien aparece en la película representándolo.
Todos ellos se convirtieron en íconos, y por “Truth or Dare”, Madonna la utilizó como medio para defender los derechos de los gays y la libertad de expresión; y tras obtener la fama, estos bailarines expandieron sus carreras en el mundo del entretenimiento, algunos llegando a ser cantantes; y también se convirtieron en un ejemplo a seguir para miles de personas en todo el mundo, al demostrar abiertamente su sexualidad.
Gauwloos y Xtravaganza dijeron:
“En ese momento, con 18 años, no éramos conscientes de cómo estábamos contribuyendo al activismo gay... ahora, en cada estreno, nos damos cuenta, por las historias que nos cuenta el público, de la importancia de aquella gira”
Xtravaganza también explica que, el haber trabajado con Madonna, fue la manera de entender el negocio:
“Aprendí cosas tan básicas, como leer un contrato, buscar un representante y mucha disciplina”
Por su parte, Gauwloos mencionó:
“Nunca vi a nadie trabajar tan duro como a ella, siempre decía:
“La mente por encima de todo”
Al final, ambos coincidieron que “estamos aquí por ella y seguimos consiguiendo muchos trabajos porque aún nos reconocen como los bailarines de Madonna”
Así fue que llegó Strike a Pose, que surgió de una duda en 2013.
“Los cineastas holandeses, Ester Gould y Reijer Zwaan, se preguntaron qué había sido de todos nosotros, nos buscaron por Internet, y empezaron a contactarnos de manera independiente”, relata Gauwloos.
“El rodaje se alargó casi 1 año, y en ese tiempo, por orden de los directores, siguieron sin saber nada los unos de los otros”, dijo.
Por ello, Strike a Pose recrea con testimonios y material de archivo, cómo fueron aquellos “locos días” de gira; pero en esta ocasión, Ester Gould y Reijer Zwaan, ponen fuera de foco a “La Diva” y se arrojan a documentar los deseos y el declive de sus bailarines:
7 jóvenes esculturales, que vivieron el meteórico ascenso a la fama, pero también la inevitable caída.
De cómo cada uno de ellos sobrevivió para contarlo, se trata el documental, que puede ser irónico y reflexivo sobre aquellos ’90, pero que no deja de lado el material más sentimental y, por qué no, lacrimógeno.
Convocados a revisar su pasado, los otrora acompañantes de “La Reina del Pop” abren la puerta a sus vidas, y piensan en el compañero que los dejó tras, en una errática lucha contra El SIDA, demasiado incipiente como para poder hacerle frente con éxito.
Otros corrieron mejor suerte, porque sobrevivieron, aunque sobreponerse a la estigmatización implicó una tarea ardua y penosa.
En la película, se habla sin eufemismos sobre Madonna, tan adepta a pasar de un escenario a otro, en el que los otros artistas se revelan como una parte del decorado; y tangencialmente, se esboza una imagen de ella igualmente vulnerable, impecable en su rol de “show-woman”, híper exigente con ella misma y con los demás.
En conclusión, es una película verdaderamente triste, donde vemos a estos hombres, entonces jóvenes y talentosos aún, que alcanzaron grandes alturas; y se hicieron famosos por derecho propio.
Eran como una familia, y Madonna, que tenía 30 años en ese momento, era como “su madre”
Pero cuando terminó la gira, se enteraron de que no eran realmente una familia...
Unos de los bailarines se quejaron de que Madonna los había revelado en la película “Truth or Dare” (1991); y otro murió de SIDA; mientras otros han luchado contra el VIH, el alcohol y las drogas; ninguno de ellos mantuvo las alturas que habían alcanzado durante “Blond Ambition”
Todos ellos están luchando; algunos más que otros, pero aún luchan.
En retrospectiva, estos hombres talentosos, probablemente habrían tenido mejores resultados si no hubieran sido elegidos…
Nadie lo hubiera creído entonces, pero podemos verlo ahora.
Después de todo, cada uno siguió su propio camino, y en algunos, ese camino fue malo; por lo que la película revela, cuán poderoso fue el impacto que la participación en pantalla de los bailarines mayormente homosexuales tuvo en sus propias vidas, como una audiencia convencional que rara vez había estado expuesta a hombres homosexuales, sin filtro, que eran retratados como personas tridimensionales.
El documental está lleno de muchos momentos inusualmente conmovedores, y los participantes son encantadores, y se articulan de diferentes maneras, por lo que, en última instancia, la película presenta un fuerte argumento para sí misma como pieza complementaria de “Truth or Dare”
La fama siempre es mejor, hasta que la luz alumbra a otra orilla; pero estos artistas, que por un puñado de años tuvieron a los ojos del mundo sobre ellos, no pueden dar marcha atrás.
Entonces, cuando aparecen las drogas y sus consecuencias; la cinta se vuelve densa, y adquiere un aire atribulado que, por momentos frena su encanto.
Sin embargo, los realizadores no olvidan que sus protagonistas son bailarines; y hay espacios cotidianos que se convierten en refugios a media luz, donde aquellos hombres se pueden trastocar en cuerpo móvil que, sufriendo o no, danzan para hacerse visibles, verbo y carne aún.
Hacia el final, los testimonios y las confesiones cesan, para dar paso a un reencuentro final, simbólico y conmovedor.
Ese es el mejor momento de la película; donde todos pierden consciencia del lente que los observa, dejan de lado la contención propia del entrevistado, y se convierten en hombres tras la máscara, fibras nerviosas del corazón.
Pero ojo, esta película no trata sobre Madonna, sino sobre sus leales y extremadamente talentosos bailarines, y las secuelas de la gira que nos llevan al presente, lidiando con sus problemas profundamente personales por los que ha pasado cada bailarín.
Es una película emocionalmente conmovedora, y no se trata de un ejercicio historiográfico que detalle el contexto histórico de finales de los 80 y principios de los 90; más bien, funciona como ritual de ordalía, ocasión para que los protagonistas purguen sus demonios a través de una última confesión, total y traslúcida.
Son historias de ascenso y caída, documentos de una época de contiendas funestas, con la epidemia del VIH que todavía sigue cobrando miles de víctimas; experiencias que encontraron ebullición catártica en la Madonna de aquellos tiempos, que no era cualquier Madonna, sino la que abanderó a toda una generación hastiada de tanta pecatería y odio, al ritmo de 3 himnos de orgullo e identidad sexual:
“Vogue”, “Like a Prayer” y “Express Yourself”
“Hey you don’t be silly put a rubber on your willy!”
Supongo que para comprender esta película, tienes que entender, qué era Madonna a principios de los 90:
Ella fue innovadora.
Era inaudito que un intérprete tan convencional, adorara prácticamente la escena gay y la pusiera en la cara del público de la misma manera que Madonna... junto con estos bailarines.
Como jóvenes homosexuales en ese momento, significaba mucho ver que esto sucedía frente a los ojos, comenzando también el viaje de muchos que se dieron cuenta de que estaba bien ser homosexual.
Todo inició con la masificación del “voguing” como baile y estética más allá de la propia subcultura, que vino de la mano de la cantante, en 1990.
Con su canción “Vogue”, el video dirigido por David Fincher, y la gira llamada “Blond Ambition”, los bailarines se transformaron en protagonistas de la historia que comenzó en los barrios pobres neoyorquinos, y que alcanzó una fama que perdura hasta hoy.
Po ello, los directores Ester y Reijer, mientras eran pequeños en la época en que el documental, “Truth or Dare” se proyectó, quedaron sorprendidos por la naturaleza trasgresora del filme; y según ellos, esto les motivó a reunir de nuevo a los bailarines, para conocer la visión de aquella época, y la vida personal después de haber trabajado con la artista.
Reijer Zwaan comentó:
“...la vi decenas de veces en VHS, con mi hermana.
Para mí, estos chicos eran algo más grande que la vida: estaban de gira con Madonna, y eran parte de todo aquel show.
Cuando conocí a Ester Gould, que también era una gran fan del filme, nos preguntamos, dónde estarían esos 7 bailarines que nos habían cambiado la vida, como a mucha otra gente.
Y ahí nació la idea de esta película.
Empezamos a buscar en Internet, y también había un montón de personas preguntándose lo mismo.
La gente decía:
“Gracias a ellos salí del armario” o “Gracias a ellos pude liberarme”
Y es que muchos documentales intentan representar una historia de éxito, que calienta el corazón; pero este trata sobre las duras realidades del fracaso.
Y no solo el fracaso de alguien que nunca tuvo una oportunidad, sino el fracaso de un grupo de personas que solían tenerlo todo.
El trasfondo:
En 1990, Madonna se enfrenta a un grupo de jóvenes bailarines hambrientos, elegidos a mano de la entonces próspera comunidad de arte gay clandestino que se trataba de “tener actitud”
Y aparecen prominentemente en su gira, y en el documental correspondiente.
Este debería ser su boleto al estrellato y la riqueza, pero no lo fue, al menos no por mucho tiempo; y unos pocos años más tarde, están involucrados en demandas contra Madonna, y luchan contra la enfermedad y la drogadicción.
¿Es su culpa por ser ingenuos, y dejar que Madonna los construya como “sexy y arrogante” y queme todos sus puentes?
¿La culpa de Madonna por explotarlos para parecer joven, nerviosa y “underground”?
La película no toma una posición clara, y está bien, la verdad probablemente esté en el medio de todos modos.
Madonna y su equipo, sacaron a 7 bailarines jóvenes, atractivos y con un talento increíble, para apoyar su gira, donde 6 son homosexuales, y están en su mayoría, encerrados del mundo exterior, y tienen una importante formación en ballet y danza.
El 7º intérprete, no es gay y procede del mundo del hip-hop.
Durante muchos meses, estos jóvenes se presentaron con la cantante pop más famosa del mundo, en audiencias para cada concierto que van desde 20 hasta 80 mil fanáticos.
Fue una experiencia embriagadora, en la que se concentraron en apoyar a su estrella, y en que todas sus necesidades fueran atendidas por el personal del tour entre bastidores.
Todo fue de primera clase.
En este momento embriagador, los bailarines vestían ropa de diseñador, fueron fotografiados en todas partes con Madonna; siendo un poco mayor que ellos, se convirtió en su hermana mayor, madre de gira, y su estrella brillante.
Como tal, posiblemente, la estrella más grande del mundo en ese momento, Madonna fue valiente en sus pronunciamientos.
En el apogeo de la crisis mundial del SIDA, Madonna fue abierta en su apoyo a los amigos que estaban muriendo y, en el proceso, insistió en que aquellos, lo suficientemente valientes como para salir del closet, merecían el respeto y la compasión del mundo.
Era una suposición ingenua, y obligó a que algunos de sus bailarines salieran del closet cuando no estaban emocionalmente listos para compartir esa información.
Uno de ellos se reveló públicamente y murió de SIDA; y una vez que terminó la gira, hubo una realidad escalofriante, de que las vidas volverían a ser ordinarias nuevamente, y algunos de los bailarines la demandaron por violación de la privacidad.
Herida y enojada, Madonna se retiró de ellos por completo.
Ahora, al menos 2 miembros más del grupo, contrajeron el VIH, y tuvieron que aprender a lidiar con su miedo.
Oliver por su parte, se fue directamente a Las Vegas después de la gira, donde se unió a la escena del club, y se ahogó en la bebida por mucho tiempo.
Solo hubo un miembro realmente exitoso, y ese fue Kevin Alexander Stea, pues trabajó con Michael Jackson, Gloria Estefan, Prince y Beyoncé, entre otros.
Y Carlton Wilborn ha tenido éxito como actor y escritor.
Pero todos fueron arrastrados por la órbita de Madonna, que luego los dejó para que cada uno haga sus vidas; pero la mayoría estaba mal equipado para hacer esa transición.
Y esa es la inspiración y la angustia de este documental.
Madonna fue generosa al dar a los cineastas acceso a la música y las imágenes de la gira; pero ella está completamente ausente aquí, y eso es una lástima…
Todos los bailarines, profesaban no tener amargura, o sentimientos de que se les debía algo de ella, y eso es una buena prueba de la realidad.
No fueron explotados por haber trabajado con ella, excepto tal vez por su celo excesivo al sacar a algunos de ellos.
Todos ellos expresan un profundo amor, respeto y agradecimiento a Madonna, por tocar sus vidas; aun cuando la vista que ofrece la película sobre la vida actual de algunos, no es bonita:
Uno se mudó con su novio, a la casa de su madre, que abiertamente lo culpa por dejar que todo se le haya escapado de las manos; y trata de forjarse una existencia como profesor de baile, donde de vez en cuando suele bailar con el espectáculo de Madonna para pequeños públicos sin interés.
Mientras otros intentan aferrarse desesperadamente a su atisbo de fama, cuando el resto del mundo ha avanzado mucho.
Presumir de todas las cartas de “cambiaste mi vida, me hizo aceptar ser gay” que supuestamente aún reciben.
Eran jóvenes ingenuos, apenas adolescentes, y nada sofisticados con los peligros del mundo.
Eran hermosos, y porque eran bailarines, tenían cuerpos hermosos y eran admirados por su aspecto y su talento.
Este período en sus vidas, no podría haber sido fácil de atravesar sin algunas consecuencias emocionales.
Y claro está, el momento de la catarsis, la cena final de la reunión, es escalofriante.
¿Cómo podría no ser?
Eran un equipo brillante, que ahora se estaban reuniendo, pues no se habían visto en años.
Su alegría de estar en compañía del otro es palpable; donde pueden compartir historias de guerra desde su juventud y medir su propio sentido de autoestima.
No es casual que una gran parte de la película se detenga ahí; incluso hay un nuevo juego de “Verdad o Desafío”, donde Salim revela que VIH positivo; que Oliver nos cuenta, cómo solía despreciar a los gays y sus enfermedades…
Lamentablemente, ninguno ha logrado lo que se consideraría un éxito en el sentido material; y la mayoría parece vivir el día a día.
Para Oliver Crumes, que frecuentemente expresó su pesar por sus comentarios homofóbicos durante la gira y posterior documental; dijo:
“He llegado a ver que todos somos seres humanos, que tenemos emociones, corazones y sentimientos.
Lo único que nos hace diferentes, es nuestra elección de diferentes o del mismo género para amar”
Y dijo estar en contra de comentarios similares contra la violencia hacia personas de la comunidad LGBTQ; enfatizando que su perspectiva ha cambiado desde la gira.
Por otro lado, Xtravaganza confirma y recalca que, el recuerdo de aquel trabajo aparece con una mezcla de alegría y nostalgia.
“Estamos aquí por ella, y seguimos consiguiendo muchos trabajos porque aún nos reconocen como los bailarines de Madonna”
Pero a medida que avanza el metraje, el glamour de la fama se diluye.
El día que acabó “Blond Ambition” los bailarines bajaron del escenario y el golpe de fama los abofeteó sin piedad.
Después de los “flashes” llegó la oscuridad:
Drogas, alcohol y las consecuencias del SIDA.
Durante meses compartieron el grito de Madonna por la normalización de la enfermedad y la defensa de sus derechos; pero uno, Gabriel, tal vez ya tenía conciencia de estar enfermo de SIDA durante la gira.
Y en ese mismo tiempo, en el que respondían a la máxima de su líder “express yourself”, algunos no estaban listos para decir siquiera que eran gays, aun cuando “lo evidente no se pregunta”
A las tinieblas le siguieron nuevos trabajos, en la mayoría de los casos como coreógrafos; las rentas de la fama se agotaron en los bares.
Ahora sus casas representan a la clase media estadounidense.
Se levantan para trabajar cada día, y hacen fila, como el resto de sus compañeros de gremio, para conseguir nuevos proyectos.
“Es cierto que desde aquel momento nunca he vuelto a ser un bailarín más”, explica Gauwloos, “ya sea en mi escuela o cuando era modelo o me presentaba a “castings”, yo era “el chico de Madonna”
Lo cuenta sin acritud.
No se arrepienten de nada.
Y aunque en Strike a Pose se recuerda la denuncia que 3 de los bailarines interpusieron ante la artista por incumplimiento de contrato, y la frustración de la madre de Gabriel, porque su hijo participara de aquella gira, “esta no es una película contra Madonna”, dicen los bailarines; y con ironía, ninguno de ellos ha vuelto a hablar con Madonna, excepto Carlton que trabajó con ella en “The Girlie Show”
Pero todos saben que ella ha visto la película, porque para poder realizarla, los productores tuvieron que pedirle permiso para usar imágenes.
“Aún quedan muchas proyecciones por el mundo, su respuesta llegará.
Estoy seguro de que tiene muchas preguntas que hacernos”, piensa Xtravaganza; mientras Salim dice:
“Hay una escena muy especial en la película, de un show de la gira mundial cuando Madonna evoca a un bailarín fallecido.
Se me notaba incómodo; y me acuerdo perfectamente cuando murió Gabriel Trupin; y Madonna lo recordó en unos de los conciertos donde estábamos bailando.
Cuando ella tomó la hoja para contar todo lo que estaba sucediendo, y recordar que Gabriel había sido fiel al precepto de “expresarse y no ocultar nada”, me quedé petrificado, ella terminó de hablar en ese momento, y yo salí casi corriendo del lugar.
No quería estar ahí”
Gabriel no estaba orgulloso de ser gay, en absoluto, y después de pedirle a Madonna que no mostrara la escena del beso que iba a sacarlo de closet ante su familia y amigos, presentó una demanda contra ella.
Años más tarde, murió de SIDA a los 26 años, una enfermedad que lo había avergonzado en silencio.
Gabriel no era el único; años después, Carlton era seropositivo, y casi colapsó guardando el secreto, pues años de vivir una mentira cambiaron su vida hasta el día de hoy.
Finalmente, Salim ya no esconde esa parte importante de sí mismo, y ahora quiere contarlo todo.
Por último, todos hablan de Madonna, pero ella no está aquí.
Sí, Madonna los explotó, pero en su visión del mundo también les dio una oportunidad.
4 meses de fama, y toda una vida de frivolidad.
Una oportunidad desperdiciada para hacer algo productivo para ellos y sus familias.
Ella era una estrella masiva y era prácticamente imposible ignorarla.
Para mí, Strike a Pose la humaniza de una manera sorprendente.
Pero también se le puede achacar algo…
“Éramos como una familia”, es el motivo, pero en más de 20 años no se volvieron a ver.
Ellos eran empleados de Madonna.
¿Realmente pensaron que iban a ser amigos con ella una vez que terminara la gira?
Las múltiples demandas presentadas contra ella rebajan las afirmaciones de “ser familia”, pero anhelan volver a estar en su seno.
¿Su hipocresía eclipsada solo por su gula?
¿Intentos infundados de adquirir fortuna gracias al arduo trabajo de otra persona?
Nada más que las acusaciones infundadas de empleados descontentos que fueron pagados según lo acordado, mientras disfrutaban de numerosas ventajas y beneficios.
¡Bailaste, recibes un cheque, fin del recorrido y sigue adelante!
También hay un momento oscuro, el de la madre de Gabriel, o las condiciones de vida de José, en “un precario barroco”
De todos los bailarines, este es aquel cuya espiral descendente parece no tener fin, y se le nota.
Pero la pregunta más incómoda, no se hizo a tiempo:
¿Qué haces con tu vida, si llega a su punto máximo cuando tienes 22 años?
Oliver es mesero, pero está implícito que todavía están bailando.
No se dan detalles y la idea es irse con una nota optimista.
Lo que me encantó de este documental, fue que estos hombres compartieron un momento muy breve y loco en el centro de atención, pero se negaron a ser definidos por esta historia.
Han seguido adelante, pero reconocen la importancia de este tiempo para ayudarlos a convertirse en los hombres que son.
La belleza física de los bailarines es innegable:
Su juventud, su destreza para llamar la atención y su habilidad es impresionante, y casi 30 años después, sus rostros siguen siendo hermosos, y sus historias siguen llamando la atención.
Fue como ver a viejos amigos, escuchar sus luchas, algunos son desgarradores, y sentir que su determinación y espíritu les han ayudado a elevarse y liberarse de lo que podría haber sido una historia unidimensional.
“The ultimate Dare is to tell The Truth”
Es difícil explicar a la gente, cuán innovadora fue Madonna.
Era una sensación global que se negaba a tener ideas convencionales, líneas de género y sexualidad.
En ese momento, inicio de los años 90, con conocimiento general limitado, se pensaba que El SIDA y el VIH eran una sentencia de muerte.
La gente realmente susurraba esas palabras.
Salir del closet fue un gran paso, y muchas personas vivían con miedo de ser expulsadas.
Por tanto, Madonna jugó un papel muy importante en instigar discusiones abiertas.
Para Salim, “todos los recuerdos de aquellos días son felices por las cosas que pudimos vivir con ella, sin dudas siempre estaremos agradecidos de la oportunidad que nos brindó Madonna, lo que pasó en aquél momento con el “Blond Ambition Tour” y el documental “Truth Or Dare” fue decisivo para que nos hiciéramos conocidos a nivel mundial.
Hoy en día, todos los que estuvimos con ella somos conocidos, y eso es insólito, porque actualmente ella está de gira con un promedio de 35 bailarines y no conoces a ninguno de ellos.
Madonna en ese momento fue casi como una madre con nosotros, nos protegió de un montón de cosas que pasaron por aquel entonces, no hay que olvidarse que la gira estuvo precedida de varias situaciones tensas, presión de la Iglesia y también de algunos gobiernos que se oponían a la presencia del show en sus países.
Sin dudas, gracias a su forma de ser con nosotros en ese momento, ahora puedo decirte sin ínfula alguna que somos conocidos en todo el mundo.
Por ello, Strike a Pose se hizo por muchos motivos, uno tiene que ver con “salir del closet”, pero nos importaba motivar a la gente para que tengan “sexo seguro”, por más que haya ahora una cierta batería de medicinas para combatir el problema, en su momento las cosas no eran tan fáciles como pueda pensarse, recuerdo que Carlton, uno de los bailarines tenía aquel problema y lo había contado, pero los médicos no encontraban el cóctel de medicinas para darle y enfrentar la enfermedad, estuvo 5 años padeciendo ese problema.
Y Carlton se estaba volviendo loco.
Creer que hay una supuesta medicina para enfrentarlo, también es un asunto peligroso, porque hoy más de 3 millones de chicos en New York que no se cuidan, ya no del HIV, sino que tiene enfermedades como gonorrea, creen que porque hay algún cóctel, pueden hacer de todo.
El mensaje que intentamos con la película, por sobre todas las cosas, es seguir a tu corazón, pero más que nada, serví a tu corazón.
Eso resulta ahora fundamental”
Por tanto, esta es una sorprendente y sincera deconstrucción de quienes están al margen de la fama, y un verdadero interrogatorio de la sinceridad del arte pop comercial.
Un relato de época, como diario íntimo, pasadizo entre bambalinas y novela furiosa de una época que dejó marcas:
Todo eso es Strike a Pose, un trabajo audiovisual que empieza en plena parafernalia pop, y se abre, poco a poco, hacia los sentimientos a flor de piel de 6 sobrevivientes de la pista de baile.
Y confieso que este documental lo he querido ver desde hace ya 3 años, porque crecí con Madonna, y con ese MEGA concierto en especial, que fue decisivo para mí en muchos aspectos personales, desde la confianza en mí mismo hasta encontrar el valor de expresarme tal y como soy.
Tenía 18 años, y cuando fui a EEUU, todo giraba en torno a ese concierto, donde la sexualidad y la religión eran mostradas sin tapujos… y si la controversia era porque una mujer lo manifestaba, fueron los bailarines, tan cercanos como valientes, hicieron que esa imagen a seguir sea aún más cercana.
Eran los años en que El SIDA causaba estragos, y declararse homosexual no solo era revolucionario, sino hasta peligroso; pero “El Sueño Americano” duró poco y es momento de “despertar”
Por ello, el documental da la impresión que hace una retrospectiva hacia mí mismo, sobre lo que yo, como fan de ella (y de ellos) he logrado, qué he alcanzado, qué he vivido y qué se he perdido en el camino.
El viaje de ellos, fue también el mío, por lo que “todavía hay pista de baile que marcar, y poses que hacer”

“Keep people together forever and ever”



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