The Two Popes

“Once, a young man was walking in the woods.
His name was Francesco Bernardone.
Suddenly, he found a chapel… ruined, with the walls destroyed.
He stepped inside.
A crucifix was still there, where the altar had been.
Francesco felt captivated.
The crucifix spoke to him and said, Francesco, repair my Church”

Se denomina “renuntiatio pontificalis” a la renuncia al Papad o renuncia Papal, al abandono de su cargo por parte del Papa, la máxima autoridad de La Iglesia Católica, y se concibe como una posibilidad a partir del canon 332 § 2 del Código de Derecho Canónico, y el canon 44 § 2 del Código de Los Cánones de Las Iglesias Orientales.
Como “el reinado” del Papa ha sido convencionalmente desde la elección hasta la muerte, la renuncia es un evento poco común:
Antes del siglo XXI, solo 5 Papas renunciaron inequívocamente con certeza histórica, todos entre los siglos X y XV; además, hay reclamos en disputa sobre la renuncia de 4 Papas, que datan de los siglos III al XI; y un 5° caso en disputa puede haber involucrado a un anti-Papa… y algunos Papas durante el “saeculum obscurum” fueron “depuestos”, es decir, expulsados del cargo por la fuerza.
La historia y la pregunta canónica aquí es complicada; en general, la lista oficial de Papas del Vaticano parece reconocer tales “deposiciones” como renuncias válidas si El Papa acepta, pero no si no lo hizo.
El desarrollo posterior del Derecho Canónico ha sido a favor de la supremacía Papal, sin dejar ningún recurso para la eliminación involuntaria de un Papa.
A pesar de los paralelismos con otros Jefes de Estado o cargos importantes, los documentos oficiales de La Iglesia en vigor solo hablan de “renuncia” y no usan otros términos como “cese”, “dimisión” o “abdicación”, que no son adecuados.
Las únicas condiciones para la validez de la renuncia, son que se haga libremente, por tanto, que no sea forzada por terceros, y ser “debidamente manifestada”
El Derecho Canónico no prevé ningún individuo en particular, entidad, o personas a las que El Papa debe manifestar su renuncia; sin embargo, algunos especialistas sostienen que El Colegio de Cardenales, o al menos su decano, debe ser informado, ya que Los Cardenales deben estar absolutamente seguros de que El Papa ha renunciado a la dignidad válidamente antes de que se proceda a elegir a un sucesor mediante un Cónclave; tampoco es necesario que nadie acepte formalmente la renuncia.
La Ley Canónica no prevé que un Papa sea incapacitado por razones de salud, ya sea temporal o permanentemente; ni específica qué organismo tiene la autoridad para certificar que El Papa está incapacitado.
Establece que “cuando La Sede Romana está vacante, o completamente impedida, no se debe hacer ninguna innovación en el gobierno de La Iglesia Universal”
Así, entre la muerte o la renuncia voluntaria de un Papa y la elección de otro, todos los votantes del Colegio de Cardenales gobiernan La Iglesia.
Algunos expertos de La Iglesia han dicho que si, por alguna razón, un Papa que está incapacitado de alguna manera, no renuncia por su propia cuenta, El Colegio de Cardenales podría realizar esas tareas, que no están reservadas explícitamente al Papa.
La mayoría de los puestos en La Curia romana ocupada por Obispos o Cardenales, se detienen, al menos hasta que el próximo Papa reconfirme a esas personas en el cargo; y se espera que un Obispo diocesano ofrezca su renuncia al gobierno de su diócesis cuando cumpla 75 años; y Los Cardenales sean excluidos de votar en un Cónclave una vez que cumplan 80 años; por lo que no hay límite de edad establecido para un Papa.
Desde la promulgación de estas normas sobre Los Obispos y Cardenales diocesanos, solo 4 Papas:
Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco han cumplido los 80 años durante sus pontificados; pues Juan Pablo I murió a los 65 años.
De esa manera, al cumplirse la fecha y hora que el propio Papa escogió para renunciar, da comienzo el periodo de “Sede Vacante”, el cual termina con la elección de un nuevo Papa.
Pero también ha habido renuncias condicionadas, nunca puestas en vigor:
Antes de partir hacia París para coronar a Napoleón Bonaparte en 1804, El Papa Pío VII, que gobernó de 1800 a 1823; firmó un documento de renuncia, el cual solo podría surtir efecto si fuera encarcelado en Francia.
Se ha afirmado que durante La Segunda Guerra Mundial, El Papa Pío XII elaboró un documento con las instrucciones para que, en caso de que fuera secuestrado por los nazis, debía considerarse que había renunciado a su cargo, y que se evacuase El Colegio Cardenalicio a Portugal; país neutral en la contienda, para allí poder elegir a un sucesor.
En febrero de 1989, El Papa Juan Pablo II escribió una carta de renuncia al decano del Colegio Cardenalicio, en la cual le comunicaba que iba a renunciar al cargo de Papa, si se presentasen 2 escenarios:
Si tuviera una enfermedad incurable que le impidiera ejercer el ministerio apostólico o, en el caso de un “deterioro grave y prolongado” que también le impida seguir ejerciendo las responsabilidades del Papado.
Si bien, El Derecho Canónico no prevé, qué cargo o cargos le deben corresponder a un ex-Papa, puede dar una idea aproximada sobre el protocolo que corresponde para otros casos de personas de avanzada edad en La Curia Romana, para los que se contempla la transferencia de sus cargos de Obispo o Arzobispo al estado de emeritazgo, por el cual deja de poseer alguna responsabilidad diocesana, pero puede seguir celebrando misa, en la medida en que se lo permitan sus fuerzas.
Siendo El Papa, Obispo de Roma, al igual que cualquier otro Obispo diocesano católico al retirarse o jubilarse, adquirirá el título de “Obispo Emérito de Roma”
Los Obispos Eméritos continúan perteneciendo al Colegio Episcopal, pero en algunos casos no forman parte de La Conferencia Episcopal; aunque son requeridos consultivamente, en razón de su experiencia y venerabilidad.
En algunos casos, cuando El Episcopado se encuentra en Visita Ad Limina, uno o varios Obispos Eméritos representan a La Conferencia Episcopal en ausencia de los Obispos que ejercen dichos cargos dentro de este organismo.
Así las cosas, La Enciclopedia Católica registra las renuncias del Papa Ponciano que gobernó de 230 al 235; del Papa Marcelino de 296 a 308; del Papa Liberio de 352 a 366; y Papa Juan XVIII de 1004 al 1009; quien se retiró a un monasterio a terminar su vida como un monje, aunque se ha postulado que tal vez no habría sido por decisión propia, sino haber sido forzado por Crescencio III, muriendo allí después de unos meses, en julio de 1009.
La primera históricamente incuestionada renuncia a un Papado, fue la del Papa Benedicto IX, en 1045.
Con el fin de librar a La Iglesia del escándalo, El Papa Gregorio VI dio a Benedicto posesiones valiosas al renunciar al Papado a su favor.
Gregorio VI, renunció en 1046, debido a que el acuerdo que había firmado con Benedicto IX, fue considerado “simonía” o “negociar con cosas espirituales”
El sucesor de Gregorio VI, El Papa Clemente II, murió en 1047, por lo que Benedicto IX se convirtió nuevamente en Papa.
La renuncia a un Papado más conocida, es la del Papa Celestino V en 1294.
Después de sólo 5 meses de Pontificado, emitió un decreto declarando solemnemente permitido que un Papa renunciase, y luego hizo lo propio.
Posteriormente vivió 2 años más como un ermitaño, pero terminó sus días encarcelado por su sucesor, El Papa Bonifacio VIII, que le temía como a un rival; por lo que fue canonizado.
El decreto Papal que emitió, terminó con cualquier duda entre los canonistas sobre la posibilidad de que una renuncia de un Papa sea válida.
El Papa Gregorio XII, que gobernó de 1406 a 1415, renunció en 1415 para poner fin al Cisma de Occidente, en donde se había llegado a un momento en el cual había 3 reclamantes al trono Papal:
El Papa Romano Gregorio XII, el anti-Papa Benedicto XIII de Aviñón, en El Papado de Aviñón; y el anti-Papa Juan XXIII, fruto del Concilio de Pisa.
Antes de renunciar formalmente, al ya existente Concilio de Constanza lo autorizó para elegir a su sucesor.
Así, durante los siguientes 598 años no ocurrieron nuevas renuncias Papales, hasta que el 11 de febrero de 2013, cuando El Papa Benedicto XVI anunció que iba a renunciar el 28 de febrero de ese mismo año, debido a su avanzada edad, con la intención de dedicarse a la oración y el retiro espiritual; siendo sucedido por el jesuita, Jorge Mario Bergoglio, de 76 años, oriundo de Argentina, quien eligió el nombre de Francisco.
Benedictus PP. XVI, de nombre secular, Joseph Aloisius Ratzinger, es el 265° Papa de La Iglesia Católica, y 7° soberano de La Ciudad del Vaticano; que resultó elegido el 19 de abril de 2005, tras el fallecimiento de Juan Pablo II, por Los Cardenales que votaron en El Cónclave.
Oficialmente, Ratzinger ha elegido el nombre pontifical de Benedicto XVI en homenaje a Benedicto XV.
El Santo Padre explicó a los peregrinos la razón del nombre que eligió, al ser nombrado Obispo de Roma y Pastor de La Iglesia Universal:
“He querido llamarme Benedicto XVI, para relacionarme idealmente al venerado Pontífice Benedicto XV, que ha guiado a La Iglesia en un periodo atormentado por el primer conflicto mundial.
Fue valiente y auténtico profeta de paz, y actuó con extrema valentía desde el inicio, para evitar el drama de la guerra, y después al limitar las nefastas consecuencias”
Haciendo explícita referencia al tema de la reconciliación, manifestó el deseo de “poner mi ministerio al servicio de la reconciliación y de la armonía entre los hombres y los pueblos, profundamente convencido que el gran bien de la paz es sobre todo don de Dios, don frágil y precioso que debe ser invocado, tutelado y construido día tras día con el aporte de todos”
Asimismo hizo referencia al Padre del monacato occidental, diciendo que
“el nombre de Benedicto evoca, además, la extraordinaria figura del gran “Patriarca del monacato occidental”, San Benito de Nursia.
La progresiva expansión de La Orden Benedictina fundada por él, ha ejercido un influjo enorme en la difusión del cristianismo en todo el continente.
San Benito es por ello muy venerado en Alemania y, en particular, en Baviera, mi tierra de origen.
Constituye un fundamental punto de referencia para la unidad de Europa, y un fuerte reclamo a las irrenunciables raíces cristianas de su cultura y de su civilización”
Como Cardenal de La Iglesia, Ratzinger ha estado presente en 3 Cónclaves:
El de Juan Pablo I, Juan Pablo II y el de su elección.
Y antes de convertirse en Papa, fue una figura importante en el escenario del Vaticano durante ¼ de siglo; teniendo una influencia insuperable a la hora de establecer prioridades y direcciones de La Iglesia, como uno de los confidentes más cercanos de Juan Pablo II; por lo que ha vivido en Roma desde 1981.
El 19 de abril de 2005, fue elegido sucesor de Juan Pablo II después de 2 días de Cónclave y 2 fumatas negras.
El Cardenal Ratzinger había repetido sucesivas veces que le gustaría retirarse a una aldea bávara, y dedicarse a escribir libros pero, más recientemente, había reconocido a sus amigos estar listo para “cualquier función que Dios le atribuyera”; y en lo personal, se sabe que está profundamente interesado en la música clásica, y es un pianista consumado.
Su compositor favorito es Wolfgang Amadeus Mozart, de cuya música dijo:
“Su música no es solo un entretenimiento; contiene toda la tragedia de la existencia humana”
Benedicto también declaró, que la música de Mozart lo afectó mucho cuando era joven y penetró profundamente en su alma.
Las obras musicales favoritas de Benedicto, son “El Concierto para Clarinete” y “El Quinteto para Clarinete” de Mozart; de hecho grabó un álbum de música clásica contemporánea en el que canta y recita oraciones a La Santísima Virgen María.
Su elección como Papa generó de inmediato algunas críticas, centradas en su supuesto perfil neoconservador; y se lo acusó de desear restituir la organización y doctrina de La Iglesia a la que tenía antes del Concilio Vaticano II.
Algunos analistas preveían que con él, La Iglesia endurecería sus posturas en lo referente a la prohibición del aborto, la homosexualidad, la eutanasia o el uso de métodos anticonceptivos; mientras que sus partidarios aducen que durante su prefectura, sólo uno de los procesos abiertos acabó en excomunión:
El del Arzobispo ultraconservador, Monseñor Marcel Lefebvre; y también se recordaba su asistencia al Concilio Vaticano II, y que había sido de los más progresistas, proponiendo reformas novedosas.
Sus prolíficos escritos, generalmente defienden la doctrina y los valores católicos tradicionales; en especial, su 3ª Encíclica firmada el 29 de junio de 2009 y presentada el 7 de julio, donde aplica las enseñanzas de sus 2 primeras Encíclicas:
“Deus caritas est” y “Spe Salvi” a los grandes temas sociales del mundo de nuestros días.
En una primera parte examina las enseñanzas de sus 2 predecesores:
Pablo VI, especialmente en su encíclica “Populorum progressio” y Juan Pablo II;  y en la 2ª parte recorre las grandes amenazas que se ciernen sobre la humanidad en nuestros días.
Aborda con realismo y esperanza los problemas creados por la crisis financiera, por la falta de instituciones internacionales capaces de reformar la ineficacia burocrática que alarga el subdesarrollo de muchos pueblos, y por la falta de ética de muchas mentalidades que predominan en las sociedades opulentas.
Originalmente, Benedicto fue un teólogo liberal, pero adoptó puntos de vista conservadores después de 1968; y durante su Papado, abogó por un retorno a los valores cristianos fundamentales para contrarrestar la creciente secularización de muchos países occidentales.
Él ve la negación del relativismo de la verdad objetiva, y la negación de las verdades morales en particular, como el problema central del siglo XXI; y enseñó la importancia de La Iglesia Católica y la comprensión del amor redentor de Dios.
También revivió una serie de tradiciones, incluida la elevación de la misa tridentina a una posición más prominente; fortaleció la relación entre La Iglesia Católica y el arte, promovió el uso del latín; y reintrodujo las vestimentas Papales tradicionales, por lo que fue llamado “El Papa de la estética”
De hecho ha sido descrito como “la principal fuerza intelectual en La Iglesia” desde mediados de los años 80.
Y es que Ratzinger llevó las riendas de La Congregación para La Doctrina de La Fe, lo que le hizo ganarse críticas de “duro y conservador” entre los sectores más progresistas de La Iglesia; por lo que en marzo de 2010, algunos manifestantes en Europa exigieron la renuncia del Papa, debido a la difusión de una serie de escándalos de pederastia relacionados con sacerdotes; y argumentaron que él era consciente de la situación, incluso desde antes de que fuera electo máximo dirigente de La Iglesia Católica, mientras estaba al frente de La Congregación para La Doctrina de La Fe, y “no reaccionó con rapidez ni con fuerza” pese a que había solicitado la investigación de algunos casos, y de que intentó atajar el problema con penalizaciones más severas a los culpables.
Los escándalos tuvieron un efecto mediático notable en la imagen de La Iglesia Católica y en especial en su figura Papal.
Después de que él anunciara oficialmente su renuncia, la revista italiana Panorama, dejó entrever que “El Escándalo VatiLeaks”, en el que fueron filtrados a la prensa, varios documentos confidenciales del Vaticano; y pudo haber influido en la decisión de Ratzinger.
El jueves 24 de mayo de 2012, El Consejo de Vigilancia del Instituto para Las Obras de Religión (IOR), conocido como “El Banco del Vaticano”, votó a favor del cese del presidente, Ettori Gotti Tedeschi, un economista de 67 años, por supuestas “irregularidades en su gestión”
El IOR estaba siendo sometido desde hacía casi 1 año a una investigación judicial por supuesta violación de las normas de blanqueo de capitales; por lo que Gotti Tedeschi, tras el voto de desconfianza y un durísimo comunicado, dimitió inmediatamente y declaró:
“Prefiero no hablar.
Si lo hiciera, solo diría palabras feas.
Me debato entre el ansia de explicar la verdad y no querer turbar al Santo Padre con tales explicaciones”
Un largo informe de Gotti Tedeschi tras su dimisión, escrito para ser entregado al Papa, acabó en manos de La Fiscalía de Roma, al ser descubierto casualmente por la policía de Roma, que investigaba un caso totalmente ajeno.
La expulsión de Ettore Gotti Tedeschi por “irregularidades de su gestión” fue promovida por Benedicto XVI, así como su reemplazo por El Barón Ernst von Freyberg.
Posteriormente, el viernes 25 de mayo de 2012, se filtra a la prensa que 2 días antes, La Gendarmería de La Ciudad del Vaticano detuvo al mayordomo del Papa, Paolo Gabriele, de 46 años, casado y con 3 hijos, supuestamente por revelar y difundir documentos secretos, aparecidos en diversos medios y en el libro “Sua Santità. Le Carte Segrete di Benedetto XVI” o “Su Santidad: Los Secretos Papeles de Benedicto XVI” que el secretario personal de Benedicto XVI, el sacerdote alemán, Georg Gänswein, guardaba en su pequeña oficina del apartamento Papal.
El portavoz de La Santa Sede, el padre Federico Lombardi, llegó a admitir que La Iglesia Católica está sufriendo su particular “VatiLeaks”; y pocos días después de la detención del “cuervo”, nombre habitual en Italia para este tipo de actuaciones, El Papa se refiere al asunto, recordando que Jesús también fue traicionado, y acusando a los medios de comunicación de magnificar el problema.
En el libro, se revelaron detalles sobre diversos temas:
Las finanzas personales del Papa; el sistema de soborno que existe para obtener una audiencia Papal; reproducciones de cartas confidenciales y memorándums entre Benedicto XVI y su secretario personal; una carta dirigida al Papa por un administrador de jerarquía del Vaticano, en la que le ruega no ser transferido del Vaticano por haber hecho públicos alegatos de corrupción, que le costaron a la Santa Sede millones de euros en sobreprecios en varios contratos; detalles sobre un escándalo en 2009, que conciernen a un ex-editor del periódico de La Conferencia de Obispos Italianos; detalles sobre una cena a la que asistió El Presidente de Italia; una carta fechada en 2011, de un conductor de programa italiano de televisión, dirigida al Papa, en la que adjuntaba un cheque por 10.000 euros “para sus labores de caridad” y en la que solicitaba a cambio una audiencia privada; cables diplomáticos de las embajadas de La Santa Sede en diversos países; las conclusiones del Comité Papal que investigó las acciones de la orden religiosa Legión de Cristo, que fue afectada por el escándalo de pedofilia que involucró a su fundador, el sacerdote mexicano, Marcial Maciel Degollado, en la que le advierten que “si bien la situación financiera de la orden no es grave, sí es seria y está en apuros”; también se habla de los supuestos escándalos del Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado de La Santa Sede.
Sobre Bertone figuraba prominentemente que parece haber reprobado al Secretario General de La Gobernación del Vaticano, El Arzobispo Carlo Maria Viganò, por informar evidencia detallada de nepotismo, amiguismo y mala gestión general; que terminó posteriormente con Viganò siendo transferido del Vaticano a Washington DC como Nuncio Apostólico.
Bertone culpó del escándalo por los documentos filtrados del Vaticano a periodistas poco éticos, y a un espíritu de hostilidad hacia La Iglesia Católica.
“Muchos periodistas juegan a imitar a Dan Brown; y continúan inventando fábulas o repitiendo leyendas”, dijo.
Bertone hizo sus comentarios, cuando los jueces del Vaticano estaban investigando filtraciones a los periodistas italianos de docenas de documentos, incluidas cartas al Papa y cables encriptados de las embajadas del Vaticano en todo el mundo, varios de los cuales apuntan a luchas de poder entre los funcionarios de La Santa Sede.
“La verdad es que existe una voluntad maliciosa de producir división” entre los colaboradores del Papa Benedicto XVI, dijo.
Durante y después de la fuga escándalo del Vaticano, Bertone fue ampliamente culpado por el amiguismo, en su defecto a la dirección de la corrupción, y no haber impedido que muchos escándalos financieros y éticos bajo Benedicto XVI.
Algunas opiniones sobre el libro, lo presentan como “uno controversial que presenta al Vaticano como un pesebre, donde la intriga, los celos y los golpes bajos son el pan diario de las peleas faccionarias”
Luego de su primera publicación, El Vaticano tildó al libro de “criminal”, y amenazó con tomar acciones legales en contra de su autor, su editor y quienquiera que fuese culpable de “soplar” los documentos.
De esa manera, Gabriele fue condenado e indultado, y visitado en prisión por Benedicto XVI.
La Gendarmería anunció que encontró documentos clasificados en el departamento de Gabriele, y la acusación contra este, por robo de papeles confidenciales; pero Gabriele declaró a los investigadores, que él actuó de esta manera porque vio “maldad y corrupción en todas partes de La Iglesia”
Con todo, la renuncia de Benedicto XVI, fue muy criticada y llenada de Teorías Conspirativas; eso sí, fue el primer Papa en renunciar al cargo desde que Gregorio XII renunció para poner fin al cisma occidental en 1415; siendo el primero en hacerlo por iniciativa propia desde Celestino V en 1294; por lo que su acción fue inesperada, dado que Los Papas de La Era Moderna han ocupado el cargo desde la elección hasta la muerte; siendo calificado por algunos como “un acto revolucionario”, al ir contra la costumbre católica.
El anuncio, Benedicto lo realizó en latín durante El Consistorio de Canonización de los mártires de Otranto, causando la sorpresa de los asistentes.
Según sus palabras:
“He llegado a la certeza de que mis fuerzas, debido a mi avanzada edad, no se adecuan por más tiempo al ejercicio del Ministerio Petrino.
Con total libertad declaro que renuncio al Ministerio de Obispo de Roma y sucesor de Pedro”
No obstante, después de su renuncia, Benedicto XVI conservó su nombre Papal en lugar de volver a su nombre de nacimiento; y continuó usando la sotana blanca pero sin “la pellegrina” o “fascia”; dejó de usar los zapatos Papales rojos; y devolvió El Anillo Oficial del Pescador, que generalmente es destruido por los funcionarios del Vaticano a la muerte de un Papa, para evitar la falsificación de documentos.
Tras los hechos, Benedicto XVI abandonó La Ciudad del Vaticano en helicóptero, aproximadamente a las 17:00 horas; y mientras sobrevolaba Roma, las campanas de todas las iglesias y basílicas de la ciudad, tañían a la vez; llegado a Castel Gandolfo, su nueva residencia en los 2 primeros meses tras su renuncia, donde compareció en el balcón del Palacio Apostólico, y dirigió sus últimas palabras como Papa a la gente congregada en la plaza:
“Gracias, gracias de corazón.
Gracias por vuestra amistad y vuestro afecto...
No soy más El Sumo Pontífice de La Iglesia.
A partir de las 20:00 horas, seré simplemente un peregrino que continúa su peregrinaje sobre La Tierra y afronta la etapa final...
Gracias y buenas noches”
Seguidamente, dio la bendición y se retiró.
A las 20:00 horas, La Guardia Suiza que custodiaba el portón del palacio fue relevada, a la vez que se cerraban los postigos, simbolizando de este modo el fin del Pontificado.
Como consecuencia, durante el tiempo de Sede Vacante, hasta el 2 de mayo de 2013, Benedicto XVI residió en Castel Gandolfo; luego, ese mismo 2 de mayo, se trasladó al Monasterio Mater Ecclesiae, que se encuentra dentro de los muros del Vaticano.
Allí vive dedicado a la oración y a sus aficiones, junto con su secretario privado, Georg Ganswein; 4 laicas consagradas de la comunidad “Memores Domini” que le ayudarán con las labores domésticas; y un diácono belga.
Además hay disponible una habitación para que se aloje su hermano, Georg Ratzinger, cuando este le visite.
De este modo, Benedicto vive cerca de su sucesor, El Papa Francisco, en la propia Ciudad del Vaticano, siendo esto un acontecimiento único e histórico dentro de La Iglesia Católica; al tener en vida a 2 Papas.
“Any journey, no matter how glorious, can start with a mistake”
The Two Popes es un drama del año 2019, dirigido por Fernando Meirelles.
Protagonizado por Jonathan Pryce, Anthony Hopkins, Juan Minujín, Cristina Banegas, Sidney Cole, Luis Gnecco, Federico Torre, María Ucedo, Thomas D Williams, Pablo Trimarchi, entre otros.
El guión es de Anthony McCarten, basado en su propio libro “The Pope” (2017)
McCarten es un célebre novelista, dramaturgo, periodista, escritor de televisión y cineasta, nacido en Nueva Zelanda, mejor conocido por escribir las biografías generadoras de premios Oscar:
“The Theory of Everything” (2014), “Darkest Hour” (2017) y “Bohemian Rhapsody” (2018)
Por lo que The Two Popes le da al espectador una mirada fascinante sobre la política y las responsabilidades del Papado, con esos interminables diálogos que estimulan el pensamiento crítico de una de las religiones más conservadoras que existen.
Producido por NETFLIX, y basado en hechos reales, la acción sigue el momento en que El Cardenal alemán, Joseph Ratzinger (Anthony Hopkins), se convierte en El Papa Benedicto XVI, pero los escándalos lo abruman, y prefiere renunciar para no hacer daño a La Iglesia; por lo que llama a su mayor rival del Conclave:
El Cardenal argentino Jorge Bergoglio (Jonathan Pryce), para conversar sobre el presente, el pasado y el futuro de La Iglesia Católica, así como el futuro Papa Francisco reflexionará sobre su pasado, en vista de la posibilidad de convertirse en “Preferiti” del próximo Conclave.
Esta es una historia íntima, de una de las transiciones de poder más dramáticas de los últimos 2000 años.
Frustrado con la dirección de La Iglesia, El Cardenal Bergoglio solicita permiso para retirarse en 2012, al Papa Benedicto.
En cambio, ante el escándalo y la duda, El Papa Benedicto, introspectivo, convoca a su crítico más duro y futuro sucesor a Roma, para revelar un secreto que sacudiría los cimientos de La Iglesia Católica.
Detrás de los muros del Vaticano, comienza una lucha entre la tradición y el progreso, la culpa y el perdón, ya que estos 2 hombres muy diferentes, confrontan su pasado para encontrar un terreno común, y forjar un futuro para mil millones de seguidores en todo el mundo.
Los sucesivos encuentros entre ambos, de miradas opuestas sobre el estado de las cosas en el mundo en general, y en La Iglesia en particular; irán acercándolos incluso desde el disenso, permitiéndoles compartir sus dudas, culpas y traumas.
En el caso de Benedicto, su mal manejo de los escándalos de abusos sexuales; y, en el de Bergoglio, su polémico accionar durante la última dictadura militar.
El filme es un “tour de forcé” interpretativo, que se beneficia de una narrativa que viaja al pasado y regresa al presente de manera muy hábil y ágil, contribuyendo a formar un perfil psicológico de 2 personas que tienen y han tenido bajo sus conciencias a millones de personas en todo el mundo, donde su pensamiento personal se ve reflejado en la doctrina, sin olvidar los errores del pasado, las omisiones y los llamados a reflexionar, por lo que el filme hace hincapié en lo malo para sanar, no para perdonar, pues hablar de lo bueno sería muy egocéntrico.
El filme tiene algo muy especial, no es un panfleto católico, ni intenta convertir ni llevar a gente a La Iglesia, el filme es introspectivo desde lo espiritual, como un combate de 2 ideologías antagónicas, que como polos opuestos y necesarios, son imprescindibles para no dejar morir “la empresa”
El filme puede verse como una batalla de pensamientos, de ideologías con mucha filosofía, de formas de ver La Iglesia y el mundo, donde la culpa por el pasado debe ser repartida, y debe tener nombre, pues si no lo tiene, la culpa es de todos.
El filme tiene muchos mensajes inspiradores, motivadores y emotivos, de mucha reflexión no solo religiosa, sino más bien espiritual y muy humana; señalando siempre los problemas de La Iglesia actual, y del mundo actual como seres humanos, como El Muro de Donald Trump, los emigrantes, el estado del planeta mismo, las guerras, los sacrificios personales, la vocación, y hasta hay tiempo para la música, el humor y el fútbol.
Es una película sobre diferencias y convicciones en un mundo donde el poder y la autoridad están plagados de corrupción.
Por ello, el guión de Anthony McCarten no presenta personajes que buscan imponer su razón, sino una narración sobre la búsqueda de humanidad y misericordia entre 2 personas de iguales creencias, pero diversos ideales.
Y en el fondo es una bella historia sobre redención, tolerancia y perdón.
“The most important qualification for any leader is not wanting to be leader”
El director brasileño, Fernando Meirelles, logra dejar su sello aun cuando The Two Popes es una película cuya mayor baza es el guión, siendo difícil que destaque la dirección; aunque siempre al servicio del libreto, él es responsable de imprimir la elegancia y solemnidad necesaria en las imágenes que se ven en pantalla; y da testimonio de uno de los hechos más fascinantes de la historia reciente:
La coexistencia de 2 Papas en el seno de La Iglesia Católica, que como en un gran combate, aunque armados con grandes filosofías y expresiones en lugar de sus puños; marca mucho las personalidades de ambos personajes, y como eso influye en sus visiones del mundo desde la perspectiva de la religión, y cuáles son las decisiones que deben tomar para un bien mejor.
Por ello, la cinta explora en el alma de esos 2 Papas, de cómo enfrentan sus miedos ante esas circunstancias; pero sobre todo, el filme es como una confección de estos 2 personajes.
El acierto de Fernando Meirelles, aparte de su muy elegante y cuidada dirección, atención a los planos con los que comienza la película, o a cómo filma los momentos previos a la salida al balcón de Francisco en su primera aparición como Papa; es poner el foco en la humanidad de los 2 personajes.
Antes que sacerdotes, Cardenales o Sumos Pontífices; Ratzinger y Bergoglio son 2 personas, con sus fortalezas y debilidades, con sus puntos en común y sus divergencias, pero que logran encontrarse y entenderse en el camino; atención a las escenas durante los créditos finales, un momento lleno de simpatía e incluso ternura.
Así es la tremenda humanidad de los personajes la que cautiva al espectador, independientemente de lo que piense de los Papas reales.
El guión es sumamente ambicioso al tocar temas tan diversos y complejos como la naturaleza humana, la fragilidad de la fe, la relación del ser humano con la religión, cualquiera que sea, así como la crisis de La Iglesia Católica ante una horda de fieles cada vez más escéptica ante su mensaje; por lo que el filme ahonda en estas cuestiones, permitiéndose ser sobria, pero no pesada.
Los dilemas filosóficos están bien esbozados, sin caer en la pedantería intelectual en la que pudo haber tropezado fácilmente; y sobre todo, porque se permite sus golpes de humor, muy bien dosificados, de manera que sirvan como un respiro ante el existencialismo vertido en los diálogos.
Eso sí, la comedia es bastante mesurada y acomedida con sus protagonistas, ya que esquiva la sensiblería en el tono de las “good feeling movie”, que no es el más idóneo para el propósito de esta cinta.
Por el contrario, es loable que busquen acercar al público a 2 personajes que, por los papeles que han desempeñado en la historia, a veces suelen perciben lejanos o ajenos al plano terrenal, sobre todo en el caso del Papa Benedicto XVI.
Y lo que hacen en este filme, es dibujar 2 perfiles sólidos y respetuosos, pero a los que se les dota del carisma y personalidad que muchas veces estos personajes no se permiten exhibir, un estudio de ellos mismos.
En abril de 2005, El Cardenal Jorge Mario Bergoglio, Arzobispo de Buenos Aires, es llamado a La Ciudad del Vaticano tras la muerte del Papa Juan Pablo II para elegir un nuevo Papa.
Bergoglio es considerado por algunos Cardenales como una alternativa contra el favorito, El Cardenal alemán Joseph Ratzinger, quien finalmente es elegido Papa, y se convierte en El Papa Benedicto XVI.
Posteriormente, 7 años más tarde, La Iglesia Católica se ve envuelta en lo que se conoce como “el escándalo de las filtraciones del Vaticano”, mientras que el mandato de Benedicto se ve empañado por las acusaciones del público sobre su papel en el escándalo.
Mientras tanto, Bergoglio quiere renunciar a su cargo de Arzobispo, pero no puede lograr que El Papa responda sus cartas; y decide ir a Roma; reserva su vuelo y unos días después recibe una carta del Papa invitándolo a ir al Vaticano.
Bergoglio y El Papa se encuentran en la residencia de verano, en Castel Gandolfo, y en medio de una conversación en el jardín, los 2 tienen un debate tenso sobre el papel de Dios y el papel de La Iglesia.
Bergoglio intenta persuadir al Papa para que acepte su carta de renuncia, pero El Papa Benedicto rechaza enojado la idea, diciendo que parecería al mundo como un voto de no confianza en el liderazgo de Benedicto, y debilitaría a La Iglesia Católica.
A pesar de su pelea, Benedicto le pide que permanezca en El Palacio para cenar, comiendo en habitaciones separadas...
Luego, Bergoglio es invitado a una sala, donde Benedicto a menudo viene a relajarse, y los 2 tienen una conversación informal, dejando de lado sus diferencias, y lentamente comienzan a acercarse mutuamente.
Benedicto habla sobre su interés personal en la música, y ven el programa favorito de Benedicto, “Kommisar Rex” en la televisión, juntos; a lo que Bergoglio comienza a hablar sobre su vida temprana, y cómo decidió convertirse en sacerdote:
Se une a los jesuitas, y se les presenta al padre Franz Jalics, (Lisandro Fiks) y al padre Orlando Yorio, que se convierten en sus amigos espirituales.
Al día siguiente en Roma, El Papa Benedicto XVI se reúne con Bergoglio en La Capilla Sixtina, y le confía sus intenciones de renunciar al Papado.
Sorprendido, Bergoglio se opone y defiende la tradición y la continuidad de La Iglesia; pero Benedicto argumenta que ha cambiado de opinión acerca de la tradición, y considera que el cambio ahora es esencial.
Benedicto también comenta que Bergoglio, que quedó en 2° lugar en El Cónclave de 2005, podría ser su sucesor, pero Bergoglio rechaza esta idea, alegando que su supuesta colaboración con La Dictadura Militar Argentina, y el fracaso para enfrentar con éxito a La Junta, pueden haber contaminado sus posibilidades; y explica que después de “La Guerra Sucia” había perdido su puesto como jefe de los jesuitas en Argentina, y fue exiliado por la orden de servir durante 10 años como párroco ordinario entre las personas más pobres.
Con el tiempo, el padre Jalics se reconcilia con Bergoglio, pero Bergoglio lleva la culpa de no encontrar nunca la reconciliación con el padre Yorio; por lo que sus recuerdos de sus propias acciones e inacción durante la dictadura, continúan obsesionándolo.
Benedicto lo consuela, y le da la absolución.
Ambos luego comparten una pizza juntos en La Sala de Las Lágrimas, donde Benedicto, después de hacer su propia confesión, admite que ya no puede escuchar La Palabra de Dios, y afirma que quiere abdicar.
Bergoglio, a su vez lo consuela, y también le ofrece la absolución.
Los 2 salen de la sala donde las personas que recorren La Capilla Sixtina se sorprenden al ver al Pontífice; Benedicto sale, solo y sin vigilancia, para saludar a la gente y se toma “selfies” con ellos.
Cuando Bergoglio regresa a su hogar en Argentina, El Papa y Bergoglio realizan un improvisado baile de tango juntos, visto por toda su comitiva; y 1 año después, El Papa Benedicto XVI entrega su renuncia al mundo, por lo que El Cardenal Bergoglio es elegido sucesor de Benedicto en El Cónclave Papal de 2013, convirtiéndose en El Papa Francisco.
La película termina con la amistad de los 2 Papas, y se muestra mientras miran juntos la final de La Copa Mundial de La FIFA 2014 entre Alemania y Argentina.
La película trabaja en diferentes capas, una de ellas es la relación de 2 seres humanos más allá que son Papas.
Tiene otra capa que tiene que ver con lo espiritual, y también hay una capa que es más con lo político que excede a La Iglesia Católica y a los religiosos, a los católicos, por eso tiene una repercusión y una audiencia más amplia, ya que no solamente habla del público católico.
Francisco es una voz importante, ahora hablando de líderes mundiales, y tiene una agenda que es muy interesante y novedosa para La Iglesia.
Y la verdad es que temía que el filme fuera demasiado religioso, e intentara esconder los pecados de La Iglesia.
Ese no fue el caso; aunque no lo hace de manera tan profunda como me hubiera gustado, la historia sí abarca temas de abuso sexual a menores, además de que no esconde el hecho de que mucha gente veía a Benedicto como un “nazi” y no intenta lavarte el cerebro con ideas sobre Dios.
Por ello, Fernando Meirelles hace un buen trabajo mostrando la ridícula política que existe dentro de La Iglesia, sobre todo en las escenas de elección de un nuevo Papa; y es que estamos ante “una pareja dispareja”:
Bergoglio es un opositor de las ideas conservadoras de Benedicto, quien se encuentra bajo presión derivada de muy serias acusaciones en contra de La Iglesia y su mandato, por tanto no puede permitirle la renuncia a Bergoglio, porque eso representaría una crítica definitiva contra su Papado.
De esta manera, nos embarcamos en una serie de fascinantes conversaciones filosóficas que funcionan gracias a la chispa y gracia de Pryce y Hopkins; y creo que me reí más con las cotorras y muy dulces conversaciones entre estos 2, que con la mayoría de comedias que vi en 2019.
Otra cosa que hace muy bien el guión de McCarten, es sacarle humor a los contrastantes aspectos de la personalidad de sus protagonistas, para así empatizar con ellos, sobre todo con Bergoglio.
Por ejemplo, Benedicto no le encuentra gracia al fútbol, prefiere tocar el piano y meditar en silencio; mientras que Bergoglio se va al restaurante local para apoyar a la selección argentina desde la barra, y agradecer a Dios por “los dones del Pipita Higuain”
Situaciones como ésta, le dan enorme autenticidad a la historia, pues en vez de ver a un poderoso sujeto de La Iglesia, estás ante un ser humano que también come pizza en la calle, y disfruta de un buen partido de fútbol.
Y no solo eso, la persuasión del uno sobre el otro para que no abandone la actividad religiosa, y el convencimiento mutuo de que sus 2 formas de pensar pueden coexistir en el universo de manera simultánea, son pruebas de que el filme pueda motivar una discusión real, y no como un documental para elevar a la santidad a ninguno de los pontífices actuales, el que uno está en ejercicio, y el otro es emérito.
Por el contraste, por la gama de los grises que hay en cualquier existencia humana, se pasea este filme de Fernando Meirelles, y se establece en el equilibrio de la reflexión desde que en estas últimas 2 décadas se ha pronunciado la frase en latín “Habemus Papam”
Desde lo técnico, la fotografía es muy hermosa, los escenarios y el sonido, si, el sonido es muy importante, que junto a ciertos momentos puntuales de los personajes en algunos espacios, hacen que la elocuencia sea mejor captada.
Destila detalles de auténtica magia cinematográfica con sus tomas cenitales, primeros planos, “zooms” y “travellings” que revelan una maestría inigualable a la hora de retratar espacios que se convierten también en personajes; y combina con sabiduría 2 partes bien diferenciadas:
Una de corte documental, realista y objetiva; y otra mucho más teatral, intimista y personal.
El resultado es que el espectador asiste con “veracidad” a los entresijos que propiciaron un esperanzador cambio al frente de La Iglesia Católica.
Probablemente decepcionará a los que esperaban del comprometido Fernando Meirelles, un relato mucho más crítico con los erráticos comportamientos recientes de La Iglesia; incluso algunos percibirán una visión demasiado complaciente con las sombras de Ratzinger, o el comprometido pasado de Bergoglio…
Al ser preguntado por, cómo había convencido a La Iglesia Católica para que les dejaran rodar en La Capilla Sixtina, el director Fernando Meirelles respondió, en tono de broma:
“NETFLIX tiene tanto dinero que decidieron construir su propia réplica”; y así fue, una notable reconstrucción en los estudios Cinecittà de La Capilla Sixtina, un impecable uso de los efectos visuales para exponer la dinámica interna y externa del Vaticano; y para el equipo de producción, nunca se contempló la idea de hacerles un homenaje a los 2 personajes más poderosos de La Iglesia Católica en la época actual:
Se tomaron rasgos de cada uno, y a partir de eso, los actores empezaron a establecer los cimientos para que sus representaciones tuvieran visos de realidad.
“Me relaciono con El Papa Francisco.
Comparto algunas de sus políticas, y hasta me parezco a él, hablo como él, camino como él.
Es un gran líder mundial, y esta película me parece que nos permite entrar en una discusión de manera racional, muy distinto a lo que pasa con otros personajes de la historia”, dijo el actor galés, Jonathan Pryce.
Y si bien Anthony Hopkins no se parece a Ratzinger, sí que tiene mucho de su espíritu, y se hace palpable su personaje como Su Santidad, hay momentos en que la cámara, usando diferentes lentes, logra captura momentos muy íntimos del Papa, como aquellos de los turistas que le toman fotos mal enfocadas.
El desempeño de Hopkins es especialmente físico, interpretando el papel de un Papa callado que no era conocido por su retórica, sino por una rígida lealtad a la vieja forma de hacer las cosas.
Mientras con Pryce, el filme es para su lucimiento, su modulación, en la forma de hablar, inclusive el español, sus movimientos y sus gestos, no son solo imitación, sino un estudio psicológico a profundidad de un personaje muy carismático.
Y como Francisco, es el reformador radical en el corazón de la campaña para modernizar La Iglesia Católica; por lo que su actuación es más verbal y casi por extensión que la del protagonista, hablando en perfecto español, latín e inglés.
Como dato, los 2 actores, Jonathan Pryce y Anthony Hopkins, contaban con 72 y 81 años, respectivamente, para dar vida a sus personajes.
Por su parte, El Papa Benedicto tenía 85 años cuando renunció, mientras que El Papa Francisco tenía 76 años.
Y más allá de que la “argentinidad” de Bergoglio, se presenta con ciertos clichés:
Bailes de tango, fanatismo por el fútbol; y en los “flashbacks” que exponen el pasado, durante las décadas de 1950, cuando abandona a último momento un casamiento pautado, y se convierte definitivamente en un hombre de fe; y de 1970, cuando se enfrenta a otros jesuitas por sus negociaciones con La Junta Militar, con el objetivo de salvar unas cuantas vidas; lucen cuidados y bastante bien documentados; no es casual que el guionista es Anthony McCarten, un experto en “biopics” que ha llevado a más de uno a ganarse el premio Oscar.
El principal problema es, sobre todo, de verosímil, ya que el “look” de Bergoglio joven, en el actor ateo, Juan Minujín, poco tiene que ver.
Pero una de mis secuencias favoritas, es cuando lo conocemos de joven, profundizar en la ética y la historia de vida de alguien que muchos de nosotros admiramos, pero que pocos conocemos.
Es en estos momentos que la película corre el mayor de sus riesgos, pero también tiene los mayores beneficios.
“Me instruí bastante en tener una noción religiosa en el sentido de tener fe y cosas.
Si uno no es religioso, como es mi caso, es una sensación un poco desconocida por lo cual trabajé bastante en eso.
Sentir “el llamado de Dios” para alguien que es ateo, es algo que hay que construirlo y tratar de entenderlo profundamente.
Teníamos un asesor, un cura jesuita que nos ayudó mucho a todos en la película y que conoce bastante a Bergoglio.
Pasé mucho tiempo con él, charlando y obviamente investigando sobre la vida de Bergoglio desde joven hasta ya cuando era Cardenal y una figura pública”, dijo.
La película tiene algunos textos interesantes en relación a las dudas de fe, las debilidades humanas, la culpa y el perdón vivenciados justamente por los que deberían mostrar más virtudes, y administrar cierto tipo de perdón; y tiene un buen balance entre los hechos reales y las licencias que admite la ficción.
Por su parte, Jonathan Pryce comentó sobre su parecido físico con El Papa Francisco:
“El día que El Papa Francisco fue declarado, Internet estaba lleno de imágenes de él y de mí, y “¿Es Jonathan Pryce El Papa?”
Incluso mi hijo me envió un mensaje de texto:
“Papá, ¿eres El Papa?”
Además del Papa Francisco, Jonathan Pryce también interpretó a otro argentino, El Presidente Juan Perón, en la película musical de 1996, “Evita”
Otro dato curioso, es que se puede ver al actor, Juan Minujín, como el joven Jorge Bergoglio besándose el pulgar después de persignarse, una práctica muy común entre los católicos latinos/hispanos; donde los dedos pulgar e índice forman una cruz, que se besa como una señal de respeto.
Si bien, por sí sola esta película es valiosa, lo que la convierte en una experiencia inolvidable es que Jonathan Pryce y Anthony Hopkins, en un duelo actoral que se percibe más bien fraternal, toman un guión de por sí destacable, y lo elevan de manera que las notas celestiales se quedan cortas ante este milagro cinematográfico; y es curioso lo que sucede, ya que aunque la historia está sobre todo al servicio del Papá Francisco, a nivel interpretativo, el que roba-cámaras es el Benedicto de Hopkins.
Lo anterior resulta irónico, porque la película pareciera que es más condescendiente y amorosa con Bergoglio, incluso por momentos parece un “semi biopic” de éste, ya que nos muestran varios pasajes de su pasado, haciendo de él un personaje más cálido y carismático, centrándose en él como ser humano antes que en su estatus Papal.
En cambio, es un tanto más severa y menos generosa con Ratzinger, del que a duras penas ahonda en su pasado, y solo se centra en su figura de Papa.
Al primero lo idolatra, mientras que al segundo, únicamente lo justifica.
Sin embargo, en el plano interpretativo, sucede a la inversa:
Pryce está más al servicio de la historia, siendo un noble histrión canalizando la sobriedad el guión, pero sin el material de lucimiento que su coprotagonista sí tiene.
La parte más exquisita se la lleva Hopkins, ya que partiendo de que Benedicto XVI es una figura un tanto más misteriosa y hierática que El Papa Francisco, su evolución es más paulatina, beneficiándose de tener las mejores líneas, y la parte más dramática en la que su humanidad, más oculta que la de su par, sale a relucir de manera conmovedora.
¿Entonces esta es una película para humanizar a Ratzinger, o para incentivar la imagen del Papa Francisco?
Es posible.
Aquí, ya al principio se informa a los espectadores que se basó en hechos reales; sin embargo, esta declaración no debe entenderse literalmente, y la película misma debe ser percibida como un documental ficticio.
En fin, los fragmentos de la trama argentina no corresponden con fuentes biográficas; y el elemento central del guión, la reunión del Cardenal Bergoglio y Benedicto XVI en la residencia Papal de verano en Castel Gandolfo, en 2012, es con gran certeza, ficción cinematográfica.
En cualquier caso, no hay fuentes que confirmen el viaje del Cardenal Bergoglio a Italia para encontrarse con El Papa, y presentarle una solicitud por escrito de jubilación.
El Cardenal Bergoglio o cualquier otro jerarca, no tendrían que realizar acciones tan complejas.
Las disposiciones del Código de Derecho Canónico indican el principio del retiro automático de Obispos y Cardenales a la edad de 75 años.
Roma puede ejercer este derecho contra ellos, pero si el jerarca goza de buena salud, puede continuar sirviendo en la diócesis.
El Cardenal Bergoglio alcanzó la edad de jubilación en 2011, por lo que no fue necesario que fuera al Vaticano en 2012 con una solicitud de jubilación.
Entonces, hasta que fue elegido Papa en 2013, mantuvo la dignidad del Arzobispo de Buenos Aires y, por supuesto, el capelo Cardenalicio que recibió en 2001.
Tampoco hay razón para afirmar que Benedicto XVI quería, como muestra la película, entregar la oficina Papal justo al Cardenal Bergoglio.
Esta trama se basó en el hecho ampliamente conocido, de que el futuro Papa Francisco ya era uno de los “Papabili” en El Cónclave en 2005.
Benedicto XVI, quien finalmente renunció, y voló del Vaticano a Castel Gandolfo el 28 de febrero de 2013, no influyó en el curso del Cónclave en marzo, ni siquiera participó en él.
La película indica claramente, que los efectos del escándalo VatiLeaks, pueden haber influido en la decisión de abdicar del Papa.
Sin embargo, todavía nos estamos moviendo aquí en la esfera de las conjeturas, porque el propio Benedicto XVI no confirmó públicamente tales motivos para su decisión de febrero de 2013.
Por tanto, el director creó las conversaciones conjuntas entre Benedicto XVI y su sucesor en las salas y jardines de Castel Gandolfo.
En la película, son ficticias las conversaciones de ambos en La Capilla Sixtina, además de reuniones posteriores de ambos en varias ocasiones, en un estilo divertido viendo un partido de fútbol de la final entre Alemania y Argentina en La Copa del Mundo en Brasil en 2014 mientras bebía cerveza.
Eso sí, en los últimos minutos de la película, hay imágenes reales de una de las reuniones de 2 Papas que han tenido lugar desde 2013.
Finalmente, vale la pena prestar atención al elemento de la oposición que crea confusión en el guión, que se construye entre los personajes interpretados por Anthony Hopkins y Jonathan Pryce.
El contexto de la reminiscencia del Cónclave de 2005, y las largas conversaciones mantenidas en la película por ambos jerarcas en Castel Gandolfo, sugiere que después de 2005, El Cardenal Bergoglio fue el centro principal de una especie de “oposición” en La Iglesia al Pontificado de Benedicto XVI.
O incluso, un crítico ferviente del pontificado del Cardenal Joseph Ratzinger...
Este argumento no se basa en hechos reales.
El Arzobispo y Cardenal argentino nunca criticó a Benedicto XVI, no lo acusó de conservadurismo, ni se posicionó como el líder del ala reformista o liberal de La Iglesia; por lo que la película presenta aquí tesis demasiado radicales y divergentes.
Justificar el activismo dentro de la fe competentemente, no es infalible, por supuesto, y su tratamiento de la homosexualidad y los casos de violación por sacerdotes, es terriblemente superficial, quizás por miedo a la audiencia, quizás por el bien de la narrativa…
Aun así, le queda un destello político que la posiciona en un palco interesantísimo de películas que no condenan abiertamente al catolicismo, y sin embargo promueven la reforma de los valores católicos tradicionales como ventana a la voz de Dios.
No importa que por momentos la película apueste por el sentimentalismo, que cojee en su falta de postura que parecía clara al principio, y luego se deje de lado, que sea irregular en dedicar una parte al pasado de Bergoglio, pero no al de Ratzinger, finalmente se llama “Los 2 Papas” y no “El Papa Francisco”
Aunque podrían ser escenas inverosímiles, las de esos encuentros en los que Bergoglio y Benedicto comparten gustos como el vino, la música y el futbol; en manos de Hopkins y Pryce resultan elocuentes, convincentes y divertidas.
Y asimismo potentes, como es el caso de ese primer encuentro en el jardín, feroz y puntual, detallado con exquisitez por Meirelles.
Es además un rasgo divertido que Benedicto hable latín, cuando tiene algo difícil de decir, porque así prácticamente nadie lo comprende a su alrededor, lo que pone en evidencia una falta de cultura en la cúpula eclesiástica.
La reconstrucción de La Capilla Sixtina, es un logro de la producción, y es ahí donde ocurre una de las escenas más elocuentes de la película.
En resumen, no hay pruebas que haya existido tal encuentro, y se puede considerar una licencia del autor; aun así conduce a algo incorrecto:
Los Papas no eligen sucesores ni nombran delfines.
Hay muchísimo material periodístico que contradice esta “Pax Augusta” que inventó el guionista; donde Benedicto nunca quiso que Bergoglio fuera Papa.
Además de tantos “flashbacks” para mostrar el pasado del Papa Argentino, no se ven compensados del lado del alemán; al fin y al cabo, un Papa es un hombre como cualquier otro; y Meirelles parece recordarnos que lo importante es que ese hombre, con sus imperfecciones, no olvida nunca de dónde viene.
Por último, en el filme escuchamos composiciones y “covers” de Mercedes Sosa, The Beatles, ABBA, además de una gran partitura de Bryce Dessner, que utiliza violines, saxofón y guitarra clásica como base.
La utilización de esta música es excelente, y permite enriquecer con elegancia las conversaciones y montaje de escenas; siendo un elemento que ayuda a empatizar aún más con los personajes; y para resaltar algo anecdótico, ha llamado la atención la inclusión de The Beatles, y 2 canciones que no son 2 casualidades:
Benedicto XVI le dice a Francisco, que en Abbey Road grabaron un disco suyo, y Francisco le pregunta si le gustan The Beatles; y como ejemplo, le cita la canción “Eleanor Rigby”
Lo curioso es que el padre Mackenzie escribía un sermón que nadie iba a escuchar...
Más tarde, ya casi al final de la película, y sin previo aviso, suenan sólo unas notas, una frase de la canción “Blackbird”:
“Estabas esperando este momento para resurgir”
Y lo que vendría después queda en el aire, en el fuera de campo:
“Blackbird, fly”
Pero la película termina justo cuando el pájaro abatido comienza a levantar el vuelo, y el padre Mackenzie se dispone a dejar de escribir sermones.
Meirelles podría haber terminado con “Let it be”, que también se traduce como “Amén”
“I cannot feel the presence of God.
I do not hear His voice, do you understand me?”
Tras su renuncia, el hasta entonces Papa mantiene su nombre Benedicto XVI, y desde su renuncia ostenta el título de Papa Emérito o Pontífice Emérito, así como Obispo Emérito de Roma, con el tratamiento de Su Santidad.
Sobre “la renuncia”, en vida, Juan Pablo II, predecesor de Benedicto XVI, sostenía que renunciar al Papado era como abandonar La Cruz, y advertía para sí mismo “como grave obligación de conciencia, el deber de continuar desarrollando la tarea a la que Cristo mismo me ha llamado”; y en 1994, durante su permanencia en el hospital Gemelli, Juan Pablo II expresó:
“No hay lugar en La Iglesia para un Papa Emérito”
Pero un diálogo mantenido entre Juan Pablo II y Henri Grouès, más conocido como “el abate Pierre”, constituye un contrapunto ilustrativo sobre el tema:
“Cierto día, durante una visita en Roma, el abbé Pierre aludió a su avanzada edad.
“Pero El Papa es más joven que usted”, bromeó Juan Pablo II.
Y el abbé Pierre, de 84 años, respondió de inmediato:
“Es verdad, pero quizá El Papa, como Obispo de Roma, haga a los 65 años lo que exige a todos los Obispos”
Y yendo aún más lejos, recordó el final de Pío XII:
“Fue un desastre para La Iglesia.
El Papa es un hombre que tiene responsabilidades respecto del mundo entero.
No se puede dejar en el puesto a un hombre de 80 o 90 años.
No es serio”
Juan Pablo II suspiró:
“Eso merece reflexión”
El propio Joseph Ratzinger señaló, que en los últimos años del pontificado de Juan Pablo II, el sufrimiento que padeció fue casi una forma de gobierno:
“Sí, se puede gobernar también con el sufrimiento.
Sin duda es algo extraordinario.
Pero después de un largo pontificado, y después de tanta vida activa del Papa, era significativo y elocuente un tiempo de sufrimiento, que devino casi en una forma de gobierno”
Por otra parte, y en referencia a Benedicto XVI, la revista La Civiltà Cattolica,  publicación romana de los jesuitas, considerada en “sintonía” con La Santa Sede, expresó en su nota editorial que “El Papa renuncia al Ministerio Petrino, no porque se siente débil, sino porque advierte que están en juego desafíos cruciales que requieren energías frescas”
Y finalizó señalando:
“Al renunciar al Pontificado, Benedicto XVI está diciendo algo a La Iglesia de hoy:
La invita a no temer, a dedicar sus fuerzas para abrirse a los desafíos, y a no temer la rapidez y el peso de los cambios”
En la misma línea de análisis, se señaló que la clave para comprender en profundidad la decisión de Joseph Ratzinger, quizás requiera atender a su racionalidad, y al valor que le otorga a la conciencia personal.
En la última de las audiencias, y ante cerca de 100.000 personas, Benedicto XVI expresó que la renuncia al Papado no necesariamente implica bajar de La Cruz:
“No abandono La Cruz, sigo de una nueva manera con El Señor Crucificado...
Y siempre he sabido que la barca de La Iglesia no es mía, no es nuestra, sino suya, en referencia a Jesús, y no la deja hundirse.
Es Él quien la conduce, por supuesto, a través de los hombres que ha elegido.
Esta es una certeza que nada puede ofuscar, y es por ello que mi corazón está lleno de agradecimiento a Dios...
Amar a La Iglesia significa también tener la valentía de tomar decisiones difíciles, teniendo siempre presente el bien de La Iglesia, y no el de uno”
En plena Sede Vacante, El Cónclave de 2013 inició el 12 de marzo, y concluyó al día siguiente, cuando, a horas de la noche, El Cardenal argentino, Jorge Mario Bergoglio fue electo como el nuevo Papa, adoptando el nombre de Francisco.
Francisco es el #266 de la historia, el primer Papa Jesuita, el primero de América, el primero del hemisferio sur, y el primer Papa de fuera de Europa desde el sirio Gregorio III, que reinó en el siglo VIII.
Y cuando fue elegido, en lugar de aceptar las felicitaciones de sus Cardenales mientras estaba sentado en el trono Papal, Francisco los recibió de pie, según los informes, como una señal inmediata de un enfoque cambiante de las formalidades en El Vaticano; y durante su primera aparición como Pontífice en el balcón de La Basílica de San Pedro, llevaba una sotana blanca, no la “mozzetta” roja, adornada con armiño utilizada por los Papas anteriores.
También llevaba la misma cruz pectoral de hierro que había usado como Arzobispo de Buenos Aires, en lugar de la de oro que usaban sus predecesores.
Después de ser elegido y elegir su nombre, su primer acto fue otorgar la bendición de “Urbi et Orbi” a miles de peregrinos reunidos en La Plaza de San Pedro; y antes de bendecir a la multitud, pidió a los que estaban en La Plaza de San Pedro que rezaran por su predecesor, “El Obispo Emérito de Roma”, El Papa Benedicto XVI, y por sí mismo como el nuevo “Obispo de Roma”
Sobre Francisco, los principales medios de comunicación populares, con frecuencia lo retratan como un reformador, progresivo o con valores liberales moderados.
Por su parte, El Vaticano ha afirmado que los medios de comunicación occidentales, a menudo buscan retratar su mensaje con un tono de Papado menos doctrinal, con la esperanza de extrapolar sus palabras para transmitir un mensaje más misericordioso y tolerante.
En los medios de comunicación, tanto los fieles como los no creyentes, a menudo se refieren a una fase de “luna de miel” en la que El Papa ha cambiado el tono de las doctrinas católicas, y supuestamente inició una reforma eclesiástica en El Vaticano.
Los sistemas de medios, también difieren, no solo en su cobertura de las posturas de Francisco, sino también en cómo se representan los eventos individuales.
Sobre su vida temprana, es cierto que en sus primeros años trabajó en la sección de alimentos en El Laboratorio Hickethier-Bachmann, donde su jefa era Esther Ballestrino; y antes de unirse a los jesuitas, trabajó como portero de bar y como conserje barriendo pisos, y también realizó pruebas en un laboratorio químico.
Y en la única crisis de salud conocida de su juventud, a la edad de 21 años, sufrió una neumonía potencialmente mortal, y 3 quistes; y le extirparon parte de un pulmón poco después.
Como buen deportista, Bergoglio ha sido un seguidor de por vida del club de fútbol San Lorenzo de Almagro, y también es fanático de las películas de Tita Merello, del neorrealismo y del tango, con afición por la música tradicional de Argentina y Uruguay conocida como “la milonga”
En su fe, Bergoglio encontró su vocación al sacerdocio mientras se dirigía a celebrar El Día de Primavera:
Pasó por una iglesia para confesarse, y se inspiró en el sacerdote.
Posteriormente estudió en el seminario arquidiocesano, Seminario Inmaculada Concepción, en Villa Devoto, Buenos Aires, y después de 3 años ingresó a La Compañía de Jesús como novicio, el 11 de marzo de 1958.
Él ha dicho que, como joven seminarista, estaba enamorado de una chica que conoció, y brevemente dudó de continuar la carrera religiosa...
Ya como novicio jesuita, estudió humanidades en Santiago, Chile; y al concluir su noviciado en La Compañía de Jesús, se convirtió oficialmente en jesuita, el 12 de marzo de 1960, cuando hizo la profesión religiosa de los votos iniciales, perpetuos de pobreza, castidad y obediencia de un miembro de la orden.
Como Cardenal, Bergoglio se hizo conocido por la humildad personal, el conservadurismo doctrinal, y el compromiso con la justicia social.
Un estilo de vida simple, contribuyó a su reputación de humildad:
Vivía en un pequeño departamento, en lugar de en la elegante residencia del Obispo en el suburbio de Olivos; tomaba el transporte público, y cocinaba su propia comida.
Limitó su tiempo en Roma a “visitas relámpago”, y era conocido por ser devoto de Santa Teresa de Lisieux; de hecho adjuntó una pequeña foto de ella en las cartas que escribió, llamándola “una gran santa misionera”
Después de la muerte del Papa Juan Pablo II, el 2 de abril de 2005, Bergoglio asistió a su funeral, y fue considerado uno de los “Papabile” para su sucesión, y participó como Cardenal elector en El Cónclave Papal que eligió al Papa Benedicto XVI.
Las acciones de Jorge Bergoglio durante la dictadura cívico-militar argentina, ocurrida entre 1976 y 1983, han sido objeto de certezas más que de controversias.
Algunas personas acusaron al entonces provincial jesuita, de relación con el secuestro de 2 sacerdotes de su orden:
Orlando Virgilio Yorio y Francisco Jalics, aun cuando ninguna denuncia fue presentada formalmente.
El poder judicial argentino, por su parte, investigó lo sucedido, y descartó la validez de dichas acusaciones, persistiendo, no obstante, en que Bergoglio no era ajeno a lo que estaba ocurriendo en esos años.
Por otro lado, diversas personalidades, incluyendo a los acosados durante la dictadura, han afirmado que Bergoglio ayudó a quienes fueron perseguidos.
Tras su elección como Papa, desde La Santa Sede se afirmó que las acusaciones contra Bergoglio “eran parte de una campaña difamatoria” promovida por una publicación a la que acusaron de anticlerical, y “que en ocasiones es calumniosa y difamatoria”; remarcando que “jamás ha habido una acusación creíble” contra Bergoglio, y que “hizo mucho para proteger a las personas durante la dictadura”
Por otro lado, como Papa, su actitud es menos formal que la de sus predecesores inmediatos:
Lleva un estilo al que la cobertura de noticias se ha referido como “sin lujos”, y señala que es “su toque común y accesibilidad lo que está demostrando la mayor inspiración”
Como dato, en la noche de su elección, Jorge Bergoglio tomó un autobús de regreso a su hotel con Los Cardenales, en lugar de ser conducido en el automóvil Papal.
Al día siguiente, visitó al Cardenal Jorge María Mejía en el hospital, y conversó con pacientes y personal.
En su primera audiencia en los medios, el sábado después de su elección, El Papa dijo de San Francisco de Asís:
“El hombre que nos da este espíritu de paz, el hombre pobre, cómo lo haría como una iglesia pobre y para los pobres”
Así las cosas, a lo largo de su vida pública, El Papa Francisco se ha destacado por su humildad, dando énfasis en la misericordia de Dios, visibilidad internacional como Papa en la preocupación por los pobres y el compromiso con el diálogo interreligioso; y se le atribuye tener un enfoque menos formal del Papado que sus predecesores, por ejemplo, elegir residir en la casa de huéspedes Domus Sanctae Marthae, en lugar de en los apartamentos Papales del Palacio Apostólico utilizados por los Papas anteriores; y sostiene que La Iglesia debería ser más abierta y acogedora.
No apoya el capitalismo desenfrenado, el marxismo o las versiones marxistas de la teología de la liberación; y mantiene los puntos de vista tradicionales de La Iglesia con respecto al aborto, el matrimonio, la ordenación de mujeres y el celibato clerical; se opone al consumismo y al desarrollo excesivo, y apoya tomar medidas sobre el cambio climático, siendo este un foco esencial de su Papado con la promulgación de “Laudato si '”
En diplomacia internacional, ayudó a restablecer temporalmente las relaciones diplomáticas plenas entre los Estados Unidos y Cuba, y apoyó la causa de los refugiados durante la migración europea y la crisis centroamericana.
Desde 2018, El Papa Francisco se ha opuesto abiertamente al neo-nacionalismo; y se ha enfrentado a críticas cada vez más abiertas, particularmente de los conservadores teológicos, sobre muchas cuestiones, incluida la admisión de católicos divorciados y casados civilmente a la comunión con la publicación de “Amoris laetitia” y sobre la cuestión del supuesto encubrimiento del abuso sexual del clero, contra el cual promulgó “Vos estis lux mundi”
En resumidas cuentas, 5 meses después de esa elección Papal, Benedicto XVI señaló a una persona de confianza que lo visitó en el antiguo monasterio Mater Ecclesiae de La Ciudad del Vaticano que, cuanto más constataba el gran “carisma” de su sucesor Francisco, más comprendía que su decisión había sido “voluntad de Dios”, que su renuncia había sido “inspirada por Dios”
Y según funcionarios anónimos del Vaticano, la presencia continua de Benedicto en La Ciudad del Vaticano, ayudará con la provisión de seguridad, evitará que su lugar de retiro se convierta en un lugar de peregrinación, y le brindará protección legal contra posibles demandas; a la vez, claro está, que la presencia de 2 Papas tan antagónicos, logre dar balance a un cambio radical en La Iglesia, propio de los tiempos, en 2000 años.

“We are seeing a globalization of indifference.
There is a culture of conflict, which makes us think only of ourselves.
Makes us live in soap bubbles… which, however lovely, are also insubstantial.
We've become used to the suffering of others.
“It doesn't affect me”
No one in our world feels responsible.
Who is responsible for the blood of our brothers and sisters?
The refugees washed up on the shores of the Mediterranean?
“I don't have anything to do with it.
Must be someone else.
Certainly, not me”
When no one is to blame… everyone is to blame”



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