Thunder Road

“I'm emotional, sorry' moments”

“Thunder Road” es una canción del músico estadounidense Bruce Springsteen, publicada en el álbum de estudio “Born to Run”; y está generalmente considerada por la prensa musical, como una de las mejores canciones de la carrera musical de Springsteen, y aparece en varias listas de “las mejores canciones de rock de todos los tiempos”
Como dato, la canción experimentó una evolución considerable tal como fue escrita; y entre otros cambios, incluyen letras completamente diferentes para algunos versos, en una letra que describe a una joven llamada Mary, su novio, y “su última oportunidad para hacerlo realidad”
El título se traduce como “La Carretera del Trueno” y la letra dice:
“La puerta se cierra de golpe, el vestido de Mary ondula como una visión, baila a través el porche mientras suena la radio.
Roy Orbison cantando para solitarios, Hey, ése soy yo y sólo te quiero a ti.
No me envíes a casa de nuevo, no podría soportar mi soledad otra vez.
No regreses adentro cariño, ya sabes para qué estoy aquí; sé que estás asustada y piensas que quizá ya no seamos tan jóvenes.
Muestra un poco de fe, hay magia en la noche.
No eres una belleza, pero no estás nada mal y eso es suficiente para mí.
Puedes esconderte bajo tus mantas y estudiar tu dolor, hacer cruces de tus amantes, tirar rosas en la lluvia, desperdiciar el verano rezando en vano para que aparezca un salvador en estas calles.
Yo no soy un héroe, eso está claro.
La única redención que puedo ofrecerte está bajo este sucio capó con una oportunidad de conseguirlo de alguna forma.
¿Qué otra cosa podemos hacer ahora excepto bajar la ventanilla y dejar que el viento agite tu pelo?
La noche está empezando:
Estos 2 carriles nos llevarán a cualquier parte.
Tenemos una última oportunidad de hacerlo real, de cambiar estas alas por unas ruedas; así que sube.
El cielo nos espera al final del camino…
Oh oh vamos, coge mi mano, conduciremos esta noche buscando La Tierra Prometida.
Oh, Carretera del Trueno, Carretera del Trueno, Carretera del Trueno…
Estirada allí, como un asesino bajo El Sol.
Ya sé que es tarde, pero podremos lograrlo si corremos…
Oh Carretera del Trueno, siéntate, agárrate fuerte…
Carretera del Trueno…
Conseguí esta guitarra y aprendí cómo hacerla hablar.
Y mi coche está ahí atrás si estás preparada para ese largo paseo, desde tu porche hasta mi asiento delantero, la puerta está abierta, pero el viaje no es gratis.
Y sé que anhelas oír las palabras que no he dicho, pero esta noche seremos libres.
Todas las promesas se romperán, había fantasmas en los ojos de todos los chicos que rechazaste, rondan esta polvorienta carretera de la playa.
En los viejos esqueletos de quemados Chrevolets, gritan tu nombre por la noche en la calle, tu túnica de graduación yace en harapos a sus pies y en la solitaria calma antes del amanecer.
Oyes rugir sus motores pero cuando llegas al porche se han ido con el viento, así pues, sube Mary, es una ciudad llena de perdedores, y yo me largo de aquí para triunfar”
“Thunder Road” ha ido cambiando a través de los años, tanto en el la forma como en el fondo de la canción y la interpretación, y no sólo por la forma de actuar de Springsteen, sino también por cómo evoluciona su significado cuando su cantante va madurando.
Como dato, algún tiempo después del lanzamiento de “Born to Run”, Springsteen escribió un seguimiento de “Thunder Road” llamado “The Promise”, que menciona explícitamente la primera canción por su nombre, pero revela una perspectiva mucho más pesimista sobre la vida y el futuro del narrador.
Inaugurado durante años, “The Promise” ganó una considerable leyenda por sus actuaciones en el Tour de 1978; y finalmente se materializó en una versión regrabada en 18 Tracks de 1999, antes de aparecer en su álbum homónimo “The Promise”, lanzado en 2010.
El título de la canción, proviene de la película de Robert Mitchum, “Thunder Road” (1958) donde Springsteen declaró, que de alguna manera estaba inspirado en la película a pesar de no haberla visto.
Como él dice:
“Nunca vi la película, solo vi el cartel en el vestíbulo del teatro”
En 2016, el actor, escritor y director, Jim Cummings, lanzó un cortometraje de comedia dramática llamada “Thunder Road”, que incluye una extensa escena que muestra a Cummings vestido de policía en el funeral de su madre, cantando “Thunder Road”, mediante la grabadora rosa de su hija.
El corto se hizo famoso, tanto que ganó El Premio al Gran Jurado por Cortometraje en El Festival de Cine de Sundance de 2016.
“Officer Arnaud loved his Mom”
Thunder Road es un drama del año 2018, escrito y dirigido por Jim Cummings.
Protagonizado por Jim Cummings, Kendal Farr, Nican Robinson, Jocelyn DeBoer, Chelsea Edmundson, Macon Blair, Ammie Leonards, Bill Wise, Jordan Ray Fox, Frank Mosley, Jacqueline Doke, Chris Doubek, William Kevin Olliff, Tristan Riggs, entre otros.
El guión dramático con humor muy negro, está basado en un cortometraje de 12 minutos del mismo nombre, del año 2016; sobre un policía de Texas llamado Jimmy Arnaud (Jim Cummings), que a partir de la muerte de su madre, su mundo emocional se desmorona:
Su trabajo, la custodia de su hija, sus amistades y entorno.
Su hija Crystal (Kendal Farr) y su esposa Rosalind (Jocelyn DeBoer) están en el funeral, y Cummings captura ese hábil equilibrio de preocupación y lástima, cuando ve que alguien tiene un colapso público; pero Jim tendrá más de uno…
Todo se está desmoronando en su vida, y sus reacciones empeoran las cosas; al tiempo que tiene dificultades para conectarse consigo mismo y con los demás.
El filme es un retrato de un perdedor emocionalmente desequilibrado, que lucha contra el dolor y una cascada interminable de desgracias mayores y menores; diciendo lo primero que se le pasa por la cabeza, casi siempre fuera de lugar, resulta a la vez un poco inquietante, incómodo, sensiblero y terriblemente conmovedor.
La pauta está marcada, y Cummings lo da todo, y no nos soltará hasta el final, navegando entre el drama de extrarradio profundamente negro, y un singular y burlesco tono agridulce; pues lo que pasa es que Jim Arnaud, el honrado y condecorado policía, es un tipo un tanto frágil, lleno de buenas intenciones e íntegro, pero que siempre está al borde del ataque de nervios.
El título del filme proviene por el tributo que este policía hace a su madre en su funeral, cantando y bailando la canción de Bruce Springsteen, “Thunder Road” que la madre del personaje adoraba; y por ello esboza un improbable baile sin música.
Todo ello en los primeros 10 minutos, casi sin cortes, que serán la clave de lo que veremos en el desarrollo, largos planos con mucha emotividad a flor de piel.
Cummings dijo en múltiples entrevistas, que la película se escribió en más de 2 meses, durante sus viajes diarios a CollegeHumor, y que vendió sus anillos de boda para ayudar a financiarla:
“Queremos inspirar a una nueva generación de cineastas para crear historias reflexivas y humanas en sus vecindarios”
Sorprende ver que el presupuesto es muy limitado, pero se tiene la sensación de golpe muy fuerte; en una sorprendentemente e intensa actuación, de plomo, no vista durante mucho tiempo.
Por otro lado, la historia y la escritura toman un camino nuevo, que toma caminos inesperados muy apreciados, en un filme digno de estudio sobre las emociones humanas más comunes, en un hombre que tiene uno de los trabajos más difíciles, pues lidia con los problemas de los demás, con la muerte y la violencia; y entre la tragedia y la comedia, este largometraje aborda el tema de la identidad masculina:
¿Cómo lidiar con tus emociones, si eres un hombre sensible, y si siempre te han enseñado a reprimirlas?
Es una buena película, con un tema interesante, manejado de manera original; es una gran obra del cine independiente, sin ser Obra Maestra, demuestra la fragilidad de los hombres en momentos muy pocas veces explorados en el cine, y eso es muy meritorio; al tiempo que ofrece una descripción memorable de un hombre que no está preparado para lidiar con sus propios sentimientos, una viva imagen de lo que nos sucede a muchos de nosotros; y que el visionado, probablemente afectará a un nivel emocional especialmente con aquellos que ya perdieron a su madre, y quizás no hace mucho tiempo.
“Honey, you can’t wear make-up to school… you look”
Este proyecto cinematográfico comenzó hace unos años, en forma de cortometraje dramático, en el que Jim Cummings pronunciaba un discurso durante el funeral de su madre, en el que acaba bailando y cantando en mitad de la iglesia, la canción favorita materna, “Thunder Road” de Bruce Springsteen…
Tras su éxito en El Festival de Cine de Sundance en 2016, el polifacético cineasta decidió ampliar el metraje, para contar lo que sucede días después del funeral, y cómo el policía debe hacer frente a diversos problemas de la vida cotidiana; una mezcla de humor y tristeza; que es un pequeño detalle dulce que tiene un corazón palpitante debajo de él.
Thunder Road, que originalmente era una película B que inspiró a Bruce Springsteen a escribir la primera canción del álbum “Born to Run”, ahora inspiró al cineasta Jim Cummings, sin relación con el actor de voz “en off”, en la historia de lo que le sucede a un joven policía que está en un funeral por su madre, y tiene que hablar delante de todos… por lo que el cortometraje es la escena de apertura del largometraje; y desde allí seguimos a Jim al campo como Oficial, lo seguimos a su casa, donde él es un padre soltero, y lucha por una batalla de custodia, y lo seguimos avanzando para mejorar su relación con su hija como una carta de amor a su fallecida mamá…
La característica principal, es una mezcla inteligente de comedia igualmente dramática, sobre las dificultades de ser padre; una experiencia de risa en voz alta para el público joven, así como un drama reflexivo; pues es uno de los primeros dramas en profundizar en la crisis del corazón de Estados Unidos:
El enamoramiento del espíritu que surgió de un colapso del mercado laboral y la adicción a las drogas y la pérdida de fe subyacente.
En Thunder Road, Cummings crea un personaje indeleble, que está todo enredado en ese desastre, pero con una terquedad que se convierte en algo así como un valor o fuerza interna que se libra de él; y se salva a sí mismo convirtiéndose en un ser humano.
Es un alivio dejar de reírse de él, solo para darse cuenta de que es posible que desee llorar por él; porque Jim es un Oficial de Policía en pleno proceso de divorcio, al que su carrera profesional no le está yendo del todo bien:
Su vida diaria se resume a que 3 días a la semana cuida de su hija Crystal, con la que no llega a tener unos fuertes lazos afectivos; y mientras se enfrenta a la desintegración de su matrimonio y a la implosión de su carrera, su madre fallece, lo que le provoca un desequilibrio emocional.
En lo personal, Jim es tan narcisista que no consigue ver las necesidades de los demás, y antepone siempre las suyas, lo que le hace estar perdido, y que rehacer su vida sea todo un problema.
No es casual que el personaje sea irónicamente policía; y uno un poco tonto, que está emocionalmente molesto en el funeral de su madre; y que debería estar de licencia porque fue violento con su jefe, pero decide ir a trabajar, y termina siendo más violento de lo que debería con un civil, por lo que es enviado a casa…
Su ex mujer, adicta a los archivos del Tribunal, cambia la custodia de su hija para que esté con ella todo el tiempo, porque está planeando mudarse, y no quiere que la molestia de viajar para llevar a la niña donde el padre con frecuencia.
En La Corte, Jim dice algo que el estúpido juez elude como una amenaza… y decide ponerse del lado de su esposa.
Pero tiempo después, la esposa es encontrada muerta por sobredosis… por lo que Jim, ahora sí tendrá que hacer frente a sus problemas mayores:
Él mismo.
El filme de bajo presupuesto, unos $250.000, hace un excelente empleo de los medios, pero todo el peso recae en Jim Cummings, que dirige, produce, escribió el guión, editó el filme, hizo parte de la banda sonora y actúa; al borde de la sobreactuación, su personaje es realmente patético, querible, comprensible, admirable y tremendamente conmovedor, los cambios de registros de Jim, que pasan de un momento a otro con gran rapidez y naturalidad, es digno de elogio y de gran técnica; siendo uno de los pocos actores que sostienen un primer plano de una manera hermosa, que permite al espectador, acercarse al personaje sin poderlo capturar en toda su dimensión, porque uno queda con ganas de que a este policía le vaya lo más bien en la vida, que con cada tropiezo, uno se interesa por saber cómo va a lidiar con ello, y cómo va a levantarse.
En el fondo, podemos encontrar las consecuencias de la educación carente en la sociedad actual de “La América Profunda” que son plasmadas en un personaje con dislexia, y que tiene ciertos problemas psicológicos, como el manejo de la ira y las emociones; en una historia que tiene mucha más profundidad de la que parece a simple vista.
La atención se centra en la crianza de los hijos, la vida, el estrés, la felicidad, la ansiedad, la salud del metal, el trabajo, el compañerismo y el amor.
En un momento en que el concepto mismo de la policía conlleva una acusación desconcertante en la cultura estadounidense, los derrumbes torpes de Cummings personifican la desconexión.
La insignia de este policía puede tener un sentido del deber, pero es imposible reconciliar esa noción patriótica e incuestionable con su apego a un ser humano imperfecto; por lo que Thunder Road ofrece en su narrativa de tono sombrío con humor matizado y delicadeza; y en lo técnico, “se compone de muchas escenas que se cubren en desafiantes tomas individuales.
Contamos la historia de esta manera, para acercar al público a la experiencia de los personajes, así como para impresionarlos con la artesanía cinematográfica.
Las tomas largas requieren ensayos, así como una extensa preparación de la cámara”, dijo el director.
Progresando en largos bloques de secuencias, la puesta en escena de la película es muy fluida y suave, y está hecha desde la distancia apropiada, completamente al servicio de la actuación de un actor de todo punto alucinante, si tenemos en cuenta que es alguien que nunca ha dado una sola clase de interpretación en su vida; por lo que Cummings ofrece lo que todo aprendiz de cineasta debería querer ofrecer a una sala de cine, a saber:
Un enorme “all in”, con una onda emocional sin barandilla de seguridad.
En eso va hasta el fondo, hasta el punto de no retorno; con una mezcla inusual de empatía, compasión, ligereza y desconcierto en respuesta a su desempeño.
Y parece bastante obvio que Cummings escribió el papel del Oficial Jim Arnaud teniendo en mente a sí mismo para el papel, y por esa razón era excepcionalmente capaz de navegar tan hábilmente esa cuerda estrecha ambivalente que es el drama cómico, o comedia dramática.
Cummings es un cineasta nacido que planta plántulas de drama crudo que brotan de formas inesperadas y conmovedoras; y la película se presenta como una serie de instantáneas de la vida de Jim, como viñetas, explorando su experiencia en la fuerza policial:
Él es un oficial condecorado, que no es tímido al usar su arma, y que a menudo parece protagonizar una versión clave del serial “Cops”, y también sus perversos encuentros con su burlona esposa, su angustiada hermana, Morgan (Chelsea Edmundson), su compañero de policía afroamericano, Nate Lewis (Nican Robinson) y el profesor de su hija, Dustin Zahn, un brillante cameo a cargo del siempre independiente Macon Blair; quien le explica que Crystal es una niña problemática, siempre actuando, como una advertencia que Jim no puede asimilar porque se interpondría en su postura de que “todo está bien”
Y es que Jim, que es delgado y guapo, con un corte de cabello conservador, pero tiene el tipo de bigote que ya nadie usa, lo hace parecer un psicópata de los años 70; pero él no lo es, sí está obsesionado, fundamentalmente consigo mismo, y parte de la comedia es que no lo sabe…
Él es un narcisista aturdido, que ha hecho un desastre en su vida, pero como no puede poner las necesidades de las personas que ama por delante de las suyas, está perdido; sin embargo tiene un buen corazón.
Jim se está divorciando, y 3 días a la semana cuida a su hija Crystal, que está en 4º, sin embargo él no puede conectarse con ella, su afecto, aunque genuino, se encuentra con una indiferencia de la que carece de habilidades de crianza, y no tiene ni idea de que está a punto de ser destrozado por el complejo industrial del divorcio.
Todo se está desmoronando para él, pero él está llamando en su vida.
Pero los impulsos de Jim son buenos; hay una dulzura que viene a través de su mirada fija y sincera; y como policía trata de proteger a las personas, incluida una adolescente que está “jugando” con 2 tipos en el estacionamiento de un centro comercial, no hay nada de ilegal en eso, pero Jim sabe que está mal… y una de las razones por las que se está volviendo loco, es por sus impulsos a hacer el bien, que nunca parece valer la pena; y es que él todavía vive en un mundo de “Boy Scout” de su imaginación; y lo que sigue saliendo a la superficie, y atornilla a Jim porque no lo expresa, es su ira.
Y luego, finalmente, la rabia aparece en el estacionamiento del departamento de policía, en una escena sorprendente, que es como un eco de fondo de ese funeral de apertura, con Jim ahora literalmente quitándose la armadura.
Es en gran medida, un “cri de coeur” del hombre estadounidense blanco, desesperado y reincidente, el tipo que “jugó según todas las reglas” y aun así, según sus propios ojos, recibió el extremo corto del palo.
Pero la razón principal por la que la vida de Jim es un desastre, es que en el fondo nunca ha dejado de ser un niño, y esa es la forma que toma su privilegio de hombre blanco.
De esa manera podemos decir que Thunder Road es la historia de un buen policía que es un alma perdida porque, debajo de todo, sigue siendo un friki furioso y despistado; y la película trata sobre cómo la vida conspira para hacernos crecer.
De las actuaciones “periféricas”, decir que sirven para que Cummings desarrolle un personaje que bien puede decirse es como “un monologo” donde nos cuenta su día a día.
Su compañero policía, interpretado por Nican Robinson, le da una oportunidad con resultados esporádicos; mientras el único punto brillante en la vida de Jim, proviene de su pequeña hija, pero él apenas está presente en su vida, y está luchando por volver a conectarse con su esposa separada, incluso cuando está en el proceso de divorciarse y reclamar la custodia de la niña.
La situación se profundiza y empeora, pero eso es casi todo el alcance del arco de la película; que nunca abandona por completo sus raíces, con la sucesión de momentos de la vida de Jim, que se desarrollan más como una serie de viñetas que solo ocasionalmente tienen un efecto acumulativo.
Muchos de los derrumbes de Jim, se sienten intercambiables, aunque Cummings inyecta muchas de estas escenas con una sorprendente combinación de comedia y tragedia; como la simple manera de cómo logró jugar perfectamente a las manos con su hija…
En una escena, por ejemplo, visita al maestro de la escuela de su hija, y pierde la paciencia cuando le cuenta el mal comportamiento de la niña, y recoge un escritorio sobre su cabeza en un ataque de ira; entonces se entera de que está sosteniendo su asiento...
Por un momento, mientras el objeto pesado se cierne sobre su cabeza, “Thunder Road” se asienta en una impactante fusión de “slapstick” e incomodidad que aclara los temas de la película; y no es frecuente que se disfrute de una película con cambios de tono tan constantes, pero esta lo cumple con creces.
Básicamente, la película hace reír, se siente lo emotivo y lo intenso, y hace pensar y reflexionar, que es todo lo que un espectador puede pedir realmente.
Desde el extraordinario monólogo de apertura, la película atrapa al espectador y te lleva a la mezcla embriagadora de comedia y tragedia.
Algunos van a odiarla por eso.
Hay momentos de comedia negra en escenas de drama real, que no deberían funcionar; pero lo hace correctamente, sin parecer impositivo o “metido a calzador”
La factura viene porque en ocasiones, las emociones incontenibles del personaje pueden llegar a ser muy repetitivas, pero eso demuestra lo ordinario y lo común que es lidiar con esas emociones, como lo es crecer; y es que el personaje principal tiene que soportar tantas dificultades, que es difícil de creer; y toda la película está llena de angustia, de muchas taras, pero tiene corazón.
Y Jim tiene la habilidad de actuar para llevar a cabo su propia visión escrita de este inestable Oficial de Policía que puede escapar de la calma, la perturbación y el dolor varias veces dentro de una escena.
Impresionante, porque debe hacer esto casi, sino toda, esta película de 90 minutos que lleva a cabo este personaje complicado a través de la pérdida de su madre, su esposa en el divorcio, su hija en la custodia, su trabajo y todo lo que él aprecia mientras se hunde en la desesperación.
Pero la narrativa se mueve, y está dedicada a la voluntad humana, lo que puede soportar un hombre en una sociedad que le impone a hacerse el duro, y lo que puede superar en las circunstancias más extremas cuando sea necesario.
Siento que es un testimonio de la experiencia humana; cuando la vida puede golpearte duro, una y otra vez, y tienes que volver a subir… ese es el mensaje que obtuve.
“I hope I get mom’s boobs”
Es asombroso atestiguar, cómo muchas personas, quizás principalmente las mujeres, de verdad creen que los hombres no tienen sentimientos...
Esto no es posible; sin embargo, conviene acotar que las emociones son un conjunto complejo de respuestas químicas y neuronales que forman un patrón distintivo, en respuesta a estímulos externos o internos; mientras que los sentimientos son la evaluación consciente que hacemos de la percepción de nuestro estado corporal durante una respuesta emocional.
Entonces:
¿Por qué se puede llegar a creer que los hombres no tienen sentimientos?
Por la forma de expresarlos, que suele ser distinta a la de las mujeres.
Los hombres suelen ser socializados para no demostrar ciertas emociones, como no llorar y no hablar para expresar sus sentimientos; y el efecto de eso es que se les trata de manera más fría; la sociedad se “rinde”, y ya no se buscan maneras de enseñarles de niños o facilitarles de adultos la expresión emocional; y la expresión de los sentimientos en los hombres, suelen traducirse socialmente, siendo catalogados como “femeninos”, como la tristeza o la vulnerabilidad en otros más “masculinos” como el enojo o el orgullo.
 Mientras que una mujer puede expresar la tristeza y frustración por haber terminado su relación, un hombre puede mostrarse “indiferente”, enojado y con desprecio hacia la pareja perdida; una mujer es más libre de expresar su inseguridad y miedo abiertamente, mientras que un hombre suele mostrar explosiones de enojo cuando está asustado; por lo que cuando una mujer siente que no puede con algo, busca ayuda; mientras el hombre suele mostrarse necio, rígido e intolerante ante cosas que no puede resolver; y es más probable que una mujer acepte que se ha equivocado en algo o sienta vergüenza por ello, mientras que un hombre buscará exteriorizar la culpa para evitar la vergüenza; y suelen expresarse en entornos seguros, en donde sienten que no serán negativamente juzgados.
En general entonces, los hombres prefieren no compartir con las mujeres sus sentimientos, pues desconfían de una respuesta empática de la mujer; y son juzgados como machistas, malos o como débiles.
Y es que los hombres no tienen la práctica necesaria para canalizar emociones y manejar sentimientos, así que hacen lo posible por evitar que fluyan.
Como la cultura no nos lleva a ocuparnos de la enseñanza de las emociones en los niños varones, no tienen práctica para aprender a identificar y canalizar emociones y sentimientos; y cuando se presentan situaciones que rebasan la capacidad de ajuste emocional del hombre, se ven abrumados, y suelen actuar de maneras impulsivas.
Muchos niños se muestran asustados u horrorizados cuando ven a su padre llorar, pero si la madre llora, será algo que a lo largo de su vida puedan ver más de una vez, y no les provoque una reacción de confusión.
por ello es necesario modificar las expectativas y estándares culturales que se imponen a los hombres desde la infancia, para conocer realmente cómo es su emocionalidad y sentimientos cuando se expresan con total libertad.

“You’re gonna be fine today honey”



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