Die Abenteuer des Prinzen Achmed

“Prinz Achmed war jung und mutig und hatte keine Angst vor Abenteuern”
(El Príncipe Achmed era joven y valiente y no temía ninguna aventura)

Cuando nuestros parientes lejanos se bajaron del árbol y descubrieron el fuego, vieron las figuras que en las cavernas creaba la luz de las fogatas… después hicieron dibujos en las paredes… y muchísimos siglos después inventaron el cinematógrafo, en 1895; pero antes ya hubo distintos intentos de contar historias con imágenes en movimiento, lo que se llama “los antecedentes del cine”
La animación de siluetas es una técnica cinematográfica que emplea figuras recortadas para proyectar sombras; usando las técnicas habituales de fotografía fotograma a fotograma, y cambiando la posición de las siluetas en cada uno se consigue la animación o ilusión de movimiento; y suelen usarse figuras articuladas que puedan mover partes por separado; por lo que se diferencia de la animación de figuras planas, en que no se ilumina frontalmente la figura sino que esta se proyecta sobre un plano, por lo que, si se usa el color, es por transparencia.
La técnica de las figuras recortadas tiene una larga tradición anterior al cine en los teatros de sombras, como las marionetas de Java, el Karagoz en Turquía... y en los juegos cortesanos.
Pero nació inspirado tanto en el juego de sombras europeo, “ombres chinoises”, como en el corte de silueta europeo de Etienne de Silhouette y Johann Caspar Lavater, el medio de animación de silueta en la película parece haber sido inventado independientemente por varias personas al mismo tiempo, siendo el más antiguo conocido, el cortometraje “The Sporting Mice” (1909) del cineasta británico Charles Armstrong.
Mientras que las sombras chinescas o “sombras chinas”, era un precedente del teatro de sombras, y es una forma antigua de narración y entretenimiento que utiliza figuras planas articuladas en recorte que se mantienen entre una fuente de luz y una pantalla translúcida; por lo que constituyen una de las más antiguas artes del teatro de títeres y marionetas; donde las formas recortadas de los títeres, a veces incluyen colores translúcidos u otros tipos de detalles, se pueden lograr varios efectos de moviendo, tanto de los títeres como de la fuente de luz; por  tanto, un titiritero talentoso puede hacer que las figuras parezcan caminar, bailar, pelear, asentir y reír.
El juego de sombras es popular en varias culturas, entre niños y adultos en muchos países del mundo; y se sabe que más de 20 países tienen grupos de espectáculos de sombras; y se cree que el popular teatro de sombras evolucionó no linealmente en diapositivas proyectadas y, finalmente, en cinematografía.
Queda por escribir, pues, que la historia del lenguaje empleado por las sombras chinescas o “la linterna mágica”, fueron las primeras narradoras ingenuas de cuentos e imágenes; donde el principio común en estas innovaciones, fue el uso creativo de la luz, las imágenes y una pantalla de proyección.
No es casual que existen muchos paralelismos en el desarrollo de las sombras y el cine moderno, como el uso de la música, la voz, los intentos de introducir colores y la popularidad masiva.
El primer filme en haber sobrevivido, que se sepa, es “The Clown and His Donkey” (1910) del mismo Armstrong; sin embargo, es muy probable que ni la animadora alemana Lotte Reiniger, ni el titiritero estadounidense Tony Sarg supieran de su trabajo, siendo Reiniger quien estableció por primera vez muchas de las prácticas estándar del formante con su primera película:
“Das Ornament. des verliebten Herzens” o “El adorno del corazón enamorado” de 1919; por lo que su largometraje “Die Geschichte des Prinzen Achmed” o “Las Aventuras del Príncipe Achmed” de 1926, se una de los filmes con características animadas más antiguas de todas, pues coincidió con un resurgimiento del interés por las siluetas, y provocó varios imitadores.
Así, las películas de siluetas son tradicionalmente monocromas, con el primer plano en negro sólido y el fondo con varios tonos de gris; y cuanto más distantes sean los elementos, más pálido será el tono de gris, creando así una ilusión de profundidad.
En “Die Geschichte des Prinzen Achmed”, diferentes escenas fueron teñidas en diferentes colores, como era la práctica estándar entre las características de la época; y entre otros cineastas posteriores, el método dominante de filmar películas de silueta en color, ha sido imitar el aspecto teñido del filme de Reiniger mediante el uso de fondos con muchos tonos diferentes de un color, o a veces, 2 colores cercanos o complementarios.
De esa manera, la animación de recorte a todo color en la que los personajes se ven principalmente en el perfil, a veces se describe como una película de silueta de color, aunque esto depende de la definición de una silueta, a diferencia del perfil o los puntos de vista laterales en general.
Por ello, la animadora Charlotte “Lotte” Reiniger, fue pionera y una de las más importantes contribuidoras a este género de la animación durante el siglo XX.
A ella le interesó el cine desde su adolescencia, especialmente las películas de Georges Méliès, por sus efectos especiales; y más tarde las del actor y director Paul Wegener, hoy recordado por sus 2 versiones de “Der Golem”
En 1915, la joven Reiniger asistió a una conferencia de Wegener, y quedó entusiasmada ante las posibilidades del cine de animación; por lo que la animación de silueta tradicional inventada por ella, es la subdivisión de la animación de recorte, una de las muchas formas de “stop motion”, que utiliza figuras recortadas de cartón, a veces reforzadas con finas láminas de metal, y atadas en sus juntas con hilo o alambre, generalmente sustituido por sujetadores de plástico o papel metálico en producciones contemporáneas; que luego se mueven cuadro por cuadro en una animación, tras pararse y filmarse de arriba hacia abajo con una cámara.
Fue en 1923, que se le presentó una oportunidad única:
El banquero Louis Hagen, admirador de su obra, le ofreció financiarle un largometraje, ese fue “Die Abenteuer des Prinzen Achmed”, una película narrada en 5 actos con 1811 metros de película, que realizaría en un estudio construido encima de su garaje, cerca de su casa de Potsdam.
El resultado fue el filme más antiguo de animación en larga duración que se conserva, con una trama que es un pastiche de varias historias relacionadas con “Las Mil y una Noches”
La película tuvo éxito tanto de crítica como de público, por lo que Lotte Reiniger se anticipó en una década tanto a Walt Disney como a Ub Iwerks en utilizar la cámara multiplano para ciertos efectos; además de contar con las siluetas de Reiniger como actores del film, la obra se beneficiaba de los oníricos decorados de Walter Ruttmann, que había colaborado con Reiniger en la silueta de un halcón para una secuencia onírica de la primera parte de “Die Nibelungen” (1923) del director Fritz Lang, y de la música de Wolfgang Zeller; al tiempo que contó con algunos efectos adicionales que corrieron a cargo de Carl Koch y Berthold Bartosch.
Y es que Lotte Reiniger tenía un estilo artístico distinto en sus animaciones que era muy diferente de otros artistas en el período de los años 1920 y 1930, particularmente en términos de personajes; y especialmente en la década de 1920, los personajes solían depender de las expresiones faciales para expresar emociones o acciones, mientras que los personajes de Reiniger se basaban en gestos para mostrar emociones o acciones.
También ella utilizó la técnica de metamorfosis a menudo en sus animaciones.
Este enfoque en la transformación, beneficia enormemente su tendencia a trabajar con historias de cuentos de hadas; por lo que “Die Abenteuer des Prinzen Achmed” adapta específicamente elementos fantásticos para aprovechar la animación y mostrar cosas que no se pueden mostrar en la realidad.
Además, Reiniger consideró que la separación de la animación de las leyes del plano material, eran una de las mayores fortalezas del medio.
Debido a esto, los personajes de Reiniger no suelen ser biológicamente correctos, pero son capaces de expresar una fluidez que es muy importante para su estilo de expresionismo; aunque hay otros animadores en ese período de tiempo que usaron estas técnicas, Reiniger se destacó porque pudo lograr este estilo usando animación de recorte.
Así, las figuras de Reiniger se parecen a la animación “stop motion” en la forma en que se mueven.
Hoy, por todo lo anterior, se cree que “Die Abenteuer des Prinzen Achmed” es una de las películas de animación de largometraje más antiguas, si no la más antigua; y también se la considera como la primera película animada de vanguardia de larga duración.
“Wir dienen Pari Banu, Herrscher der Inseln der Geister von Wak-Wak.
Bleib bei uns, attraktiver Fremder!”
(Servimos a Pari Banu, gobernante de las islas de los espíritus de Wak-Wak.
¡Quédate con nosotros, extraño atractivo!)
Die Abenteuer des Prinzen Achmed es una película animada alemana, del año 1926, escrita y dirigida por Lotte Reiniger.
La historia es ya extraordinaria porque la filma una mujer y en 1926.
La cineasta alemana quedó fascinada con los recortes y los títeres desde la infancia; y después de ver una película muda del gran Georges Méliès cuando era adolescente, supo que las películas serían su destino.
A Reiniger le encantaba creer, y eventualmente haría películas sobre toda una serie de personajes fabulosos, desde Dr. Dolittle en 1928, y El Gato con botas en 1936; hasta Pulgarcita en 1954 y Hansel y Gretel en 1955.
Pero el área de especialización de Reiniger, fue la animación de siluetas:
Usando un par de tijeras, produjo imágenes increíblemente elaboradas de papel negro, y luego las hizo retro-iluminar, fotografiando un cuadro a la vez, moviendo los recortes ligeramente cada vez, produciendo así la ilusión de movimiento.
Su obra maestra, después de 3 años de trabajo, fue sin dudas Die Abenteuer des Prinzen Achmed, producida 11 años antes que “Snow White and The Seven Dwarfs” (1937) de Walt Disney, convirtiéndose así en la primera película animada de larga duración del mundo.
Y es que para Die Abenteuer des Prinzen Achmed, Lotte Reiniger cortó figuras de cartón negro con tijeras, y unió las partes móviles con hilo para animarlas.
De 1923 a 1926, se hicieron alrededor de 250,000 fotogramas cuadro por cuadro, y se usaron 96,000 en la película.
Su esposo, Carl Koch o Karl Koch, fue responsable de la fotografía en todas sus películas hasta su muerte en 1963.
Así, para esta producción, se usó la técnica de animación con siluetas que Reiniger había inventado, consistente en manipular recortes de cartón y láminas finas de plomo bajo una cámara.
La técnica que empleó para la cámara, es similar a las sombras del “Wayang kulit” o “títeres javaneses” que es un teatro de sombras protagonizado por títeres de varillas y de sombra, tradicional de Indonesia y Malasia; donde el término “wayang” significa “teatro” y “kulit” significa “cuero” en indonesio y malayo.
Este término javanés, se puede interpretar también como “sombra” o “imaginación”, y tiene además la connotación de “espíritu”; por lo que las representaciones del “wayang kulit” se acompañan tradicionalmente con un “gamelan” en Java, y por un conjunto musical similar de estilo teatral en Bali.
La película original de Die Abenteuer des Prinzen Achmed, estaba coloreada; y la historia está basada en elementos tomados de “Las Mil y una Noches”, especialmente “La historia del príncipe Ahmed y el hada Pari Banu”, que aparece en “The Blue Fairy Book” de Andrew Lang; y con la ayuda de Aladino, el Brujo de La Montaña de Fuego y un caballo mágico, el protagonista luchará contra un hechicero africano para conseguir la mano de Peri Banu.
Para la realización, Lotte Reiniger requirió varios años, desde 1923 hasta 1926, para hacer esta película; por lo que cada fotograma debía filmarse minuciosamente, y se necesitaron 24 fotogramas por segundo.
También se cree que no se conservaron copias de nitrato de celulosa de la película; aunque la película original estaba entintada, las copias anteriores a la restauración estaban todas en blanco y negro.
Trabajando con copias de nitrato, archivistas alemanes y británicos restauraron la película, añadiendo tras el original, fondos coloreados en pastel, durante 1998 y 1999, al tiempo que fue incluida la restauración de la imagen teñida original mediante “el método Desmet” también conocido como “Desmetcolor”, que es un método utilizado para restaurar los colores de las primeras películas mudas, que originalmente habían sido sometidas a los procesos de tintado de película, que es un proceso que cubre toda la imagen con un solo color; la tonificación, que es un proceso que colorea solo las partes oscuras de la imagen; y una combinación de los 2, que fue desarrollado por Noël Desmet, un archivero y restaurador de cine que trabaja para La Cinémathèque Royale en Bruselas, Bélgica.
Y es fascinante cómo estas piezas de papel negro pueden evocar una respuesta emocional del espectador; siendo un testimonio del maravilloso arte de su creadora, una mujer que merece ser celebrada por aquellos interesados en la historia del cine.
Lamentablemente, el productor Louis Hagen no pudo percibir los ingresos esperados, al punto que el filme tardó mucho tiempo en ser estrenado en Alemania, y sólo los contactos de la pareja de directores en Francia, permitió su estreno en el vecino país galo.
Se cuenta que aunque no logró encontrar un distribuidor durante casi 1 año, una vez que se estrenó en París, gracias al apoyo de Jean Renoir, se convirtió en un éxito crítico y popular; pero debido a este retraso, sin embargo, Die Abenteuer des Prinzen Achmed, de estilo expresionista, no encaja con el realismo que se estaba volviendo muy popular… y cuando finalmente el público alemán pudo verlo en las salas de cine, la asistencia fue un rotundo fracaso.
La historia es tremendamente simple, y nos muestra cómo un hechicero africano crea un corcel volador como regalo al Rey de una ciudad.
Su intención es usarlo como moneda de cambio, y contraer matrimonio con la hija del patriarca.
Así, se dirige a la ciudad, donde El Rey está celebrando su cumpleaños, y le ofrece el trato tras demostrar las habilidades del animal; y para facilitar el asunto, engaña a Achmed, hermano de La Princesa, y le monta sobre el corcel, llevándole lejos del lugar, quitándose una posible resistencia de encima.
A partir de este punto seguimos la historia de Achmed, de una bella Princesa y del propio hechicero, enlazándolo hasta con el mismísimo Aladino.
La historia tiene varios giros, el 90% innecesarios, pero que a fin de cuentas son atractivos y alargan esta historia fantástica, este cuento alemán con un regusto único por El Oriente, no en vano se basa en una de las historias de “Las Mil y una Noches”, hasta un límite totalmente admisible.
En definitiva, Die Abenteuer des Prinzen Achmed es una auténtica joya dentro de lo suyo, la animación, una cinta sublime a nivel técnico, adelantada a su tiempo sin lugar a dudas, que merece ser vista por su carácter único en la historia del cine, porque se trata del nacimiento de la animación europea a través de una cinta entretenida de aventuras, repleta de exotismo, con monstruos, caballos que vuelan, hechiceros, etcétera.
Además, la escenografía tiene una paleta de colores espectacular, y hasta los intertítulos y la grafía, son detalles que pueden parecer nimios, pero están cuidados con mimo.
Sin olvidar la banda sonora que es una de las más bellas que he escuchado, enfatizando impresionantemente cada una de las aventuras que se nos narra en 5 actos.
Así, esta película confirma al expresionismo alemán como uno de los periodos más fértiles e imaginativos de la historia del cine.
Hoy en día, a 93 años de su estreno, no podemos dejar de comparar al Príncipe Achmed con “The Thief Of Bagdad”, y las sagas “Star Wars” o “The Lord Of The Rings” así como muchos otros clásicos de aventuras, los cuales le deben mucho.
“Folge mir in mein schönes Heimatland”
(Sígueme a mi hermoso país de origen)
Seguramente habrán escuchado más de una vez esa máxima que reza que “Snow White and The Seven Dwarfs” (1937), dirigida por David Hand y producida por Walt Disney, fue el primer largometraje de animación de la historia...
Esta afirmación podría ser cierta si considerásemos únicamente las producciones de dibujos animados, pero si tomamos el término animación en toda su amplitud, coincidiremos en que una película realizada mediante la técnica de “las sombras chinescas” entraría perfectamente dentro de ese término.
Naturalmente resulta complicado imaginar que se pudiese crear un largometraje realizado con esa técnica en una fecha anterior a “Snow White”, principalmente porque tendría que crearse usando un sistema análogo al que hoy en día conocemos como “stop motion”
Era complicado, pero no era imposible para una mujer con la creatividad, la imaginación y la capacidad de trabajo de Lotte Reiniger.
La tarea de crear una producción animada, no era nueva para la alemana, puesto que anteriormente ya había realizado cortos usando siluetas; pero en 1923 se propuso ir más allá, y crear un largometraje de más de 60 minutos.
A una velocidad de 24 imágenes por segundo, rodar 1 hora supondría capturar nada menos que 86.400 tomas, por eso no es de extrañar que tan titánica tarea le ocupase 3 años de su vida.
Y no estuvo sola, sino que contó con el apoyo de su marido, Carl Koch; de Walter Ruttmann, autor de la escena de los demonios de Wak-Wak; y de Berthold Bartosch.
Este equipo liderado por Lotte, fue capaz de ir salvando todos los escollos que se le presentaron, abriendo nuevos caminos en la producción y en el lenguaje cinematográfico, y sentaron las bases de la industria de la animación.
Un logro que hoy en día no parece haber sido suficientemente valorado, ya que Die Abenteuer des Prinzen Achmed no suele encontrarse entre el selecto grupo de películas que casi cualquier persona conoce, aún sin haberlas visto.
Una gran injusticia, sin duda, ya que nos encontramos no solo ante una pionera, sino ante una obra de gran valor artístico.
Considerada en algunas listas como “una de las 1000 mejores películas de la historia del cine”, Die Abenteuer des Prinzen Achmed fue creada por una pionera que diseñó el guión de la historia, recortó las figuras y los trasfondos, y configuró sus movimientos con ayuda de Alexander Kardan y Walter Türck.
Su marido, Carl Koch, se ocupó de la dirección ejecutiva y el control técnico; mientras que Walter Ruttmann experimentó con las configuraciones del cine y creó la lucha con los demonios de Wak-Wak; por lo que Berthold Bartosch compuso los movimientos de las olas para el temporal que sorprende a Aladino durante su huida.
La propia Lotte Reiniger contó lo siguiente de los preparativos de ese ambicioso proyecto cinematográfico y las necesarias reflexiones dramatúrgicas en su característico estilo personal lleno de humor:
“Desde hace siglos, El Príncipe Achmed como personaje de “Las Mil y una Noches” vivía feliz y contento con su caballo mágico, gozando de gran popularidad.
Esa existencia pacífica, se vio interrumpida un buen día cuando a una sociedad cinematográfica se le ocurrió la idea de utilizar sus aventuras y otras muchas similares de la misma fuente para la realización de una película animada.
Con este fin hubo de “renacer”, como muchos otros compañeros de infortunio de otras fuentes literarias y, por cierto, con mucha más minuciosidad de la que suelen requerir otras filmaciones, donde se elige a intérpretes que se correspondan más o menos con el carácter del protagonista de la historia, y se les enseña dicho papel.
Pues tenía que ser una película de siluetas, por la sencilla razón de que el realizador de la misma, obsesionado con la idea, es decir, yo, no sabía hacer sino películas de siluetas…
Si bien hasta la fecha sólo había hecho películas de ese tipo de 10 minutos de duración, Die Abenteuer des Prinzen Achmed debían durar más de 1 hora, por lo que para el guión tuvimos que emplear muchos otro argumentos del rico tesoro que albergan “Las Mil y una Noches”
Al Príncipe Achmed mismo, hubimos de dar una forma humana, dibujarlo, recortarlo, darle movimiento, iluminarlo, moverlo y grabarlo.
Todo ello tuvo lugar en los años 1923 a 1926 en Berlín; fue el período que se necesitó para realizar la película.
¿Por qué?
Porque por cada segundo de una película semejante, deben tomarse 24 imágenes individuales.
Y dejo a la capacidad algebraica del lector, el cálculo de las imágenes necesarias para un “opus” de más de 1 hora de duración.
Y no es ésta la única razón…
A lo largo de ese trabajo hubieron de realizarse sobre la marcha y probarse constantemente nuevos inventos para representar la trama fantástica.
Así, cuanto más duraban las tomas para El Príncipe Achmed, tanto más exigente eran sus deseos; y el cine animado estaba haciendo en aquel entonces sus primeros pinitos, donde todavía ni existía el ratón Mickey; por cierto, sí que había artistas desperdigados que buscaban sus propios caminos”
De esa manera, la trama inicia con un hechicero africano, “der afrikanische Zauberer” que evoca un caballo volador, que muestra al Califa.
Cuando el hechicero se niega a venderlo por cualquier cantidad de oro, El Califa ofrece cualquier tesoro que tenga.
El hechicero escoge a Dinarsade, la hija del Califa, para su gran angustia.
El príncipe Achmed, hermano de Dinarsade, se opone, pero el hechicero le persuade de probar el caballo… que lo lleva lejos, más y más alto en El Cielo, pues él no sabe cómo controlarlo; mientras que El Califa tiene al hechicero encarcelado.
Cuando Achmed descubre cómo hacer descender el caballo, se encuentra en una extraña tierra extranjera…
Él es recibido por un grupo de doncellas atractivas; y cuando comienzan a luchar por su atención, vuela nuevamente hacia un lago.
Allí, observa como Pari Banu, una soberana hermosa de la tierra de Wak-Wak, que llega con sus asistentes a bañarse; y cuando lo localizan, todas vuelan lejos, excepto Pari Banu, porque Achmed tiene su traje mágico de plumas que hacen que ella pueda volar.
Ella huye a pie, pero él la captura; y gana su confianza cuando regresa sus plumas, por lo que ellos se enamoran.
Ella le advierte, sin embargo, los demonios de Wak-Wak tratarán de matarlo.
En otra escena, el hechicero se libera de sus cadenas transformándose en un murciélago, y busca a Achmed.
El Príncipe persigue al hechicero, de nuevo en forma humana, y él cae en un pozo; mientras Achmed lucha contra una serpiente gigante, el hechicero lleva a Pari Banu a China, y la vende al Emperador.
El hechicero vuelve, y deja a Achmed bajo una roca en la cima de una montaña.
Sin embargo, el brujo, “die Hexe”, de la montaña llameante, lo rescata porque el hechicero es su archienemigo, por lo que ayuda a Achmed a rescatar a Pari Banu de las garras del Emperador.
Pero los demonios de Wak-Wak encuentran a la pareja y, a pesar de la fiera resistencia de Achmed, se llevan a Pari Banu.
Achmed obliga a un demonio cautivo a llevarlo a Wak-Wak, sin embargo, las puertas de Wak-Wak están bloqueadas.
Luego de matar a un monstruo que ataca a Aladino, éste le cuenta cómo él, un sastre pobre, fue reclutado por el hechicero para recuperar una lámpara mágica en una cueva, y cuando Aladino regresó a la entrada de la cueva, el hechicero exigió la lámpara antes de dejarlo salir.
Aladino se negó, por lo que el hechicero lo dejó en la cueva… a lo que él soltó accidentalmente uno de los genios de la lámpara, le ordenó que lo llevara a casa.
Luego cortejó y se casó con Dinarsade; pero una noche, el magnífico Palacio de Aladino y la lámpara desaparecieron…
Culpado por El Califa, Aladino huyó para evitar ser ejecutado.
Una tormenta en el mar, lo llevó a tierra en Wak-Wak; y cuando intentó arrancar la fruta de un “árbol”, que luego se convirtió en un monstruo, lo agarró, pero ahí es cuando Achmed entra en el relato, y lo mató.
Entonces, el brujo de la montaña llega; ya que sólo la lámpara puede abrir las puertas, acepta atacar al hechicero para conseguirla; y ambos se involucran en un duelo mágico, cada uno transformándose en varias criaturas...
Después de un tiempo, reanudan sus formas humanas, y lanzan bolas de fuego entre sí.
Finalmente, la bruja mata al hechicero; y con la lámpara, son capaces de entrar en Wak-Wak, justo a tiempo para salvar a Pari Banu de ser ejecutada.
Así se da una feroz batalla, con un demonio que roba la lámpara, pero la bruja la recupera, al convocar criaturas de la lámpara que derrotan a los demonios.
Pero una criatura parecida a una hidra, se apodera de Pari Banu, y cuando Achmed corta una de sus cabezas, 2 más crecen inmediatamente, pero la bruja detiene esta regeneración, permitiendo que Achmed la mate.
Así llega un Palacio volador que se instala en el suelo; dentro, Aladino encuentra a Dinarsade, y las 2 parejas se despiden de la bruja, y vuelan a casa en El Palacio, dando por terminada la aventura.
Más allá del arduo trabajo de poner en movimiento a 100,000 siluetas pacientemente elaboradas, junto a 250,000 imágenes individuales; la directora demuestra su genialidad tratando a las figuras de modo que consigan representar a auténticos personajes, únicos, capaces de esbozar una personalidad propia tan sólo con sus movimientos y los simples perfiles de sus rostros.
La expresividad, tan importante en los “live-action” y en futuras películas animadas, es acá imprescindible, lo cual honra aún más a la obra.
Sin olvidar el erotismo de La Princesa Pari Banu, que es notorio con la sencilla agitación de sus manos, o su escaso ropaje traslúcido, mientras que la nariz inclinada del archi conocido Aladino constituye el elemento que lo marca como un ser inferior a Achmed, más allá de las circunstancias de la historia, en la que no exhibe demasiada astucia; este último, presenta justamente un contorno semejante a un busto grecorromano, lo que implica nobleza; sin olvidar el aspecto “reptiliano” del hechicero, o la “negritud” de la bruja de la montaña.
En cuanto a la temática, Lotte Reiniger es increíble en su capacidad de mezclar la aventura con el erotismo, e incluso la comedia.
Ésta se percibe claramente en la escena de la llegada de Achmed al país de las hadas en Wak-Wak, donde es bienvenido con todas las ceremonias y se pasea de fémina en fémina, plantándolas al final con mucha gracia cuando debe partir a proseguir su misión.
Una escena algo más romántica, pero con un tinte de humor, ocurre cuando El Príncipe descubre a Pari Banu bañándose con sus doncellas en la laguna…
Tremendo erotismo para 1926… y el realismo mágico de la secuencia no puede ser mejor:
No se necesita demasiada imaginación para proyectar en la mente a una bella joven desnuda que es espiada por un respetuoso noble al estilo oriental… mientras las montañas chinas del fondo, transforman inmediatamente el panorama azulado en una vívida imagen que nada tendría que envidiar a los filmes con una fotografía espectacular.
Sin olvidar la técnica usada para el reflejo en el agua, espectacular, o el movimiento del cuerpo en el agua, o las aguas mismas, sea en el río, o en el mar.
Quizás, ésa haya sido la intención de Reiniger con todo su gran trabajo, hacernos trabajar la imaginación, y que cada uno concibiera la historia desde su punto de vista particular.
Cabe destacar, que varios animadores de vanguardia famosos trabajaron en esta película con Lotte Reiniger, entre ellos:
Walter Ruttmann, que fue un director de cine alemán, y junto con Hans Richter, Viking Eggeling y Oskar Fischinger, fue uno de los primeros practicantes alemanes de cine experimental; que también trabajó con sonido, como en “Wochenende” (1930); y fue durante el período nazi que trabajó como asistente de la gran directora Leni Riefenstahl en “Triumph des Willens” (1935)
Por su parte, Berthold Bartosch, fue un animador y director cinematográfico alemán, célebre por haber combinado imágenes tridimensionales con retroiluminación sombreada proporcionada por una máquina de su propia invención.
Para crear una profundidad de campo, que no es ofrecida por dibujos simples, él colocó la cámara de acción de movimiento verticalmente sobre la superficie de trabajo formada por placas de vidrio de varios niveles.
Esta técnica ahora se llama “multiplano”; y en cada uno de ellos, organizaría elementos escenográficos o figuras recortadas con la iluminación proveniente de abajo; y en un intento por suavizar las líneas duras de los dibujos y la rigidez de la animación, creó una atmósfera amortiguada al desenfocar las placas de vidrio con jabón común, al tiempo que hacía uso frecuente de superposición.
También es notable el uso que hacía de una mesa de animación de distintos niveles, antecedente de la famosa cámara multiplano de Ub Iwerks que utilizó Walt Disney.
Finalmente, Karl Koch fue un director de cine y escritor alemán con muchos créditos secundarios, incluidas colaboraciones con su esposa, Lotte Reiniger, siendo el animador de Die Abenteuer des Prinzen Achmed; pero él es quizás mejor conocido como asistente de Jean Renoir, quien ayudó a Koch y Reiniger a salir de Alemania en 1936.
Fue durante la realización de esta obra, que el marido de Lotte Reiniger, se ocupó de la dirección ejecutiva y el control técnico; mientras que el director Walter Ruttmann experimentó con las configuraciones del cine, y creó la lucha con los demonios de Wak-Wak.
También, el animador Berthold Bartosch compuso los movimientos de las olas para el temporal que sorprende a Aladino durante su huida.
En resumen, es posible que a la hora de enfrentarse a su visionado, nos puedan entrar prejuicios tales como pensar que es imposible lograr una expresividad suficiente, o que todos los personajes acabarán siendo prácticamente iguales.
Por suerte, son necesarios unos pocos segundos para despertar y darnos cuenta que las manos que crearon esas siluetas, tenían que ser casi mágicas, porque el nivel de detalle es más que sobresaliente, baste observar las manos o las largas cabelleras de algunas doncellas, y cada uno de los personajes se distingue del resto con pasmosa facilidad mientras nos recreamos en cada recoveco de las siluetas, o los detalles del peinado, vestuario o accesorios, como los zapatos.
No solo eso, sino que gesticulan con una naturalidad más que sorprendente y se mueven de forma suave, en algunos momentos más que en otros.
Y es cierto que hay algunas acciones que no tienen mucha lógica, y que hay otras tantas totalmente cuestionables, como el hecho de que Achmed entre en un sótano, siendo un desconocido, y que 5 doncellas se lo rifen y empiecen a pelearse por acostarse con él, entre otras cosas…
Mujeres liberales las de China, sí señor.
Más allá del guión, que es ciertamente simplón, sería especialmente importante pararse a disfrutar de un trabajo artesanal colosal, 65 minutos de sombras chinescas fabulosas, con una animación que aún hoy en día se antoja fluidísima, con poco que envidiar a cintas 2D puras más actuales.
Por último, la banda sonora original fue compuesta por el músico alemán, Wolfgang Zeller, en colaboración directa con Lotte Reiniger, que creó fotogramas para las orquestas, que eran comunes en los mejores teatros de la época, para seguir la acción.
Zeller, era notable por sus complejas bandas sonoras, y su carrera en el cine comenzó precisamente con esta partitura orquestal.
“Allahs Gnade wird uns beschützen, wenn Sie meine Frau werden”
(La gracia de Alá nos protegerá si te conviertes en mi esposa)
Hoy, el legado de Lotte Reiniger está en El Museo Municipal de Tübingen, que contiene gran parte de sus materiales originales y alberga una exposición permanente llamada “The World in Light and Shadow: Silhouette, Shadow Theatre, Silhouette Film”; mientras que El Filmmuseum Düsseldorf también contiene muchos materiales de su trabajo, incluida su mesa de animación, y una parte de la exposición permanente está dedicada a ella.
Las colecciones relacionadas con ella, también se llevan a cabo en el BFI National Archive.
Para el 2 de junio de 2016, Google celebró el cumpleaños número 117 de Reiniger con un Doodle de Google sobre ella; y aunque se podría decir que todos los creadores posteriores de cuentos de hadas animados fueron influenciados por ella, Bruno J. Böttge es probablemente el que ha hecho las referencias más explícitas a su trabajo.
Por su parte, “Fantasia” (1940) de Disney, usa el estilo de Reiniger al comienzo de la escena en la que Mickey Mouse está en la misma escena que los músicos de acción en vivo; y se pueden ver 2 homenajes a Die Abenteuer des Prinzen Achmed en 2 películas de Disney:
En el duelo entre una bruja y un mago que se transforman en varias criaturas que se encuentra en “The Sword in The Stone” (1963) y un personaje llamado “Prince Achmed” hace un cameo al principio de “Aladdin” (1992)
En la película de 2010, “Harry Potter and The Deathly Hallows – Part 1”, el animador Ben Hibon utilizó el estilo de animación de Reiniger en el cortometraje titulado “El Cuento de Los 3 Hermanos”
Hoy en día, las películas de silueta pura hechas profesionalmente son raras, y aún menos son animadores que trabajan principalmente dentro de sus límites; sin embargo, se pueden ver secuencias de animación de silueta digital y dibujada, por ejemplo, en “South Park”; y al igual que en las mejores películas mudas, en las que revierten la ausencia de diálogos en favor de una mayor expresividad artística mediante las imágenes, en el largometraje de Lotte Reiniger, las limitaciones que puedan suponer las siluetas se olvidan rápidamente, y se muestran como el mejor vehículo posible para hacernos soñar y trasladarnos al mágico mundo de Achmed.
Quizás el tiempo le acabe dando a esta obra el estatus que realmente merece, o quizás sea mejor que permanezca así, casi oculta a los ojos del mundo, como un tesoro enterrado a la espera de ser descubierto.
De lo que estoy seguro es que un verdadero amante del cine difícilmente se arrepentirá de dedicarle 1 hora escasa de su vida a Die Abenteuer des Prinzen Achmed.

“Bring mich zu Wak-Wak!”
(¡Llévame a Wak-Wak!)



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