In America

“One family's coming of age story”

En no pocas ocasiones me he quejado que las películas se limitan a reflejar la realidad cotidiana, por su usual aburrimiento... pero a veces, cuando las cosas se hacen tan bien, tengo que romper mi norma habitual; y esto porque algunas historias no tienen necesidad de ser fastuosas o terriblemente duras para conseguir crear algún tipo de sensación en el espectador; porque algunas historias pueden llegar a generar muchos más sentimientos debido a su cercanía con las experiencias del día a día y del ciudadano de a pie; y porque algunas historias contadas desde la sinceridad, el intimismo y la simpleza, pueden desencadenar más emociones, que la escena de acción más trepidante.
Para el director irlandés, Jim Sheridan:
“Creo que el cine puede cambiar a la gente, pero es difícil.
Es difícil porque no es inmediato como la televisión, pero el impacto es más duradero”
Sin embargo, el director, guionista y productor irlandés, destaca el papel que el cine tiene para las minorías:
“El cine cuenta sus historias, y así aporta a su identidad porque les permite verse.
Eso es muy importante”, concluye.
Si no veamos, por ejemplo, las penurias de los emigrantes.
“When luck comes knocking on your door, you can't turn it away”
In America es un drama del año 2002, dirigido por Jim Sheridan.
Protagonizado por Samantha Morton, Paddy Considine, Djimon Hounsou, Sarah Bolger, Emma Bolger, Neal Jones, Randall Carlton, Ciaran Cronin, Juan Carlos Hernández, Nye Heron, entre otros.
El guión es de Jim, Kirsten y Naomi Sheridan; y es una historia semi-autobiográfica de Sheridan y sus hijas, Naomi y Kirsten, que se centra en la lucha de una familia irlandesa de inmigrantes para comenzar una nueva vida en la ciudad de New York, y cómo se ve esa experiencia a través de los ojos de la hija mayor.
Sheridan explica que Christy y Ariel se basan en sus hijas y co-escritoras, Naomi y Kirsten; y dijo que querían hacer una película que muestre, cómo las personas pueden aprender a superar su dolor y vivir para el futuro en lugar de detenerse en la tristeza del pasado.
Como dato, la película está dedicada al hermano del director y guionista, Jim Sheridan, llamado Frankie, que murió a la edad de 10 años.
Y el mensaje central del guión es que, en un mundo de guerras absurdas, enfermedades mortales y asfixiante globalización, nos inspira a seguir creyendo en la vida misma y en el extraño prójimo que se oculta tras la puerta de al lado.
La película, una coproducción irlandesa, estadounidense y británica, fue nominada a 3 premios Oscar de La Academia, que incluyeron:
Mejor guión original, actriz (Samantha Morton) y actor de reparto (Djimon Hounsou)
Se filmó en  Manhattan, Hell's Kitchen, Times Square, Lincoln Tunnel y 8th Street en East Village.
Los interiores fueron filmados en los estudios Ardmore, en el condado de Wicklow en Irlanda; y la escena del recinto ferial se filmó en la calle Parnell, en Dublín.
La acción sigue a una familia irlandesa compuesta por:
Johnny Sullivan (Paddy Considine), su esposa Sarah (Samantha Morton) y sus 2 hijas:
Christy (Sarah Bolger) y Ariel (Emma Bolger), cuando llegan a New York, donde Johnny intenta triunfar en el mundo del espectáculo como actor pero, mientras se intentan acostumbrar a su nueva y humilde vida en el barrio, llenos de ilusión, se alojan en un destartalado apartamento de Manhattan, en un barrio lleno de yonquis y travestis, y un inquilino acuñado “el hombre que grita” que resulta ser un artista afroamericano llamado Mateo (Djimon Hounsou) con SIDA; pero, mientras intentan adaptarse a su nueva vida, la familia no puede evitar el recuerdo de la pérdida de uno de sus hijos...
Por lo que Christy registra los acontecimientos de su vida con su amada videocámara, y cree que el ángel de Frankie, su hermano muerto, le ha concedido 3 deseos.
In America es un agridulce y excelente drama que logra demostrar con creces, que la riqueza cinematográfica puede lograrse con unos pocos dólares; logrando ser exactamente lo que pretendía:
Devastar el alma con su oleaje de sollozos y sonrisas, no sólo por el talento de sus guionistas y la probada capacidad de su director, sino por plasmar en la pantalla, un perfecto espejo de la naturaleza de los seres humanos; y nos habla sobre lo difícil que es olvidar, lo que cuesta, y más cuando es algo tan terrible como la pérdida de un ser querido, al tiempo que nos habla sobre la fe y lo que cuesta mantenerla y tenerla; y sobre la actitud que debemos tener ante las adversidades.
Por ello, es una historia sobre la convivencia y sobre cómo superar los problemas día a día; y que al final, todos debemos dejar atrás nuestro pasado para poder continuar hacia el futuro.
Así, el filme transmite un mensaje esperanzador, porque hay que despedirnos de los seres queridos sabiendo que están con nosotros de alguna forma; y que a veces es necesario sonreír, aunque estemos hundidos por dentro.
Es un excelente filme familiar donde se pueden hablar sobre por qué Christy piensa que Frankie puede concederle 3 deseos, y sobre las diferentes maneras en que cada personaje responde a la pérdida de alguien importante para ellos.
Esta es una película hermosa y enriquecedora que habla más elocuentemente sobre el dolor, la esperanza y el amor de lo que crees posible.
“Mom was always crying because he was her son.
But he was my brother too.
I cried too... when no one was looking.
I talked to him every night”
Del maestro narrador, Jim Sheridan, surge una historia profundamente personal y emocionalmente cruda, de una familia que encuentra su alma en EEUU; pero a través de los ojos abiertos de 2 jóvenes heroínas; y Sheridan transforma una devastadora tragedia humana, en una historia fascinante y teñida de humor sobre la memoria, los secretos, el amor, la pérdida, la unión y la reanudación; y según parece, en el film hay muchas referencias autobiográficas del director...
Por ejemplo, Sheridan emigró con su propia familia a EEUU desde su Irlanda, y vivió en condiciones bastante parecidas a las de los personajes del film, y hay referencias claras a esa época, como el vecino negro que se convirtió en amigo de la familia, y acabó falleciendo, el robo del aire acondicionado, las penurias económicas, el nacimiento de una hija prematura, alguien desconocido que paga la factura del hospital, el intento de ganarse el respeto y la admiración delante de su hija, al intentar ganar un muñeco en la feria; aunque según el propio Sheridan, él finalmente no lo ganó…
Y es que Sheridan también sufrió la pérdida de su hermano, Frankie, a quién dedica esta película, y que murió a causa de un tumor.
Él tenía 11 años, y Sheridan 17, y eso le afectó mucho; por lo que para la elaboración del guión, ayudaron sus 2 hijas, teniendo que rememorar momentos duros y a la vez felices que vivieron juntos en los primeros años en EEUU.
Quizás, In America no se trate de una obra maestra, quizás no lo sea… pero si es una obra llena de honestidad, y con el sello propio de Sheridan, siempre emocionante pero sin excesos, donde su estilo, como sabemos, se aproxima también al de otros grandes directores como Ken Loach o Mike Leigh, todos ellos interesados por encima de todo en las emociones humanas y las historias de vida.
De esa manera, el amor del director por la historia que cuenta y los personajes que describe, es evidente en las imágenes, en ocasiones bastante duras, en otras tratadas con un adecuado intimismo sentimentalista, pero sin lugar a dudas, lo que acaba por resaltar de una cinta en general equilibrada, es la labor de un reparto en comunión, que consigue lo esencial de cara a la historia, que es crear un vínculo y unas relaciones entre sí.
Por ello, la cámara se mete dentro de su decadente morada, y con delicadeza, con fuerza, con realismo, refleja cómo todos los pilares de la familia se resquebrajan hasta la asfixia más absoluta, con la posibilidad de una nueva pérdida en el núcleo familiar.
sin olvidar que la magia existe en el cine, y también en la vida, pero hay que creer en ella para que ésta se te acerque, y Jim Sheridan, muy consciente de ello y de como quería contar su historia, genera a través de la voz “en off” de la niña y del personaje del pintor, un realismo mágico, que convence, conmueve y estremece.
Así llegamos a metáfora:
Con un bufón sin Corte y su esposa desencantada, el espíritu de un niño que ya no está, 2 pequeñas hadas que están perdiendo sus alas, un chamán, que fue Príncipe, ahora destronado y un castillo, donde viven todos ellos, que no es sino mazmorra.
Y bajo la mirada de una niña, un hada que se hace adulta antes de tiempo, transcurre la historia de una familia desecha, que busca ingenuamente “El Sueño Americano”, si es que eso realmente también existe…
Estamos en el año de 1982:
Johnny y Sarah Sullivan, y sus hijas Christy y Ariel, ingresaron a los Estados Unidos con una visa de turista desde Irlanda a través de Canadá, donde Johnny trabajaba como actor.
La familia se instala en la ciudad de New York, en la llamada “Hell’s Kitchen”, en un complejo de vivienda ocupada por drogadictos, travestis, y un solitario nigeriano artista/fotógrafo llamado Mateo Kuamey.
Sobre la familia, está la muerte de su hijo Frankie, de 5 años, que murió de un tumor cerebral; y el devoto católico romano de Johnny, cuestiona a Dios, porque ha perdido la capacidad de sentir emociones verdaderas, lo que ha afectado su relación con su familia.
Pero Christy cree que su hermano muerto le ha concedido 3 deseos, que solo usa en momentos de consecuencias casi terribles para la familia cuando intentan sobrevivir en New York.
Después de encontrar el apartamento, Sarah consigue un trabajo en la heladería local para apoyar a la familia mientras Johnny audita para cualquier papel para el que esté preparado, sin éxito...
A pesar de su pobreza, la alegría inicial de estar en los Estados Unidos y la cercanía de la familia, les da la energía para aprovechar al máximo lo que tienen, por lo que Christy empieza a narrar los acontecimientos de su vida con una videocámara.
A medida que el dinero se agota y las temperaturas de la ciudad se disparan, la familia se sumerge en ahorros para ir al cine a ver “E.T.: The Extra-Terrestrial”; y disfruta del aire acondicionado para encontrar un respiro del calor opresivo...
Pero las tensiones entre Johnny y Sarah comienzan a aumentar con el calor del verano; y no ayuda a su tensión financiera y emocional, el descubrimiento de que Sarah está embarazada.
Finalmente, Johnny encuentra trabajo como conductor de taxi para aumentar sus ingresos y ayudar a pagar la matrícula de la escuela católica de las niñas.
En Halloween, las chicas se vuelven amigables con Mateo, cuando llaman a su puerta para hacer “truco o trato”
A pesar de la reticencia de Johnny sobre el hombre un tanto imponente y prohibitivo, Sarah lo invita a cenar a su apartamento y, finalmente descubren que el hombre está triste, y solo porque se está muriendo de SIDA.
Más tarde, Mateo cae por un tramo de escaleras y queda inconsciente…
Christy trata de reanimarlo usando RCP, aunque otros residentes le advierten de que él es VIH-positivo...
La condición del hombre continúa deteriorándose a medida que se desarrolla el feto de Sarah; que nace prematuramente, en mal estado de salud, y necesita una transfusión de sangre.
Johnny y Sarah están, en última instancia, nerviosos, no solo por las posibilidades de supervivencia del bebé, sino también por las crecientes facturas del hospital, que ahora deberán pagarse después del parto, lo que provocó que Sarah sufriera una breve crisis nerviosa, y culpe a Johnny de la muerte de Frankie…
Sin embargo, después de calmarla, Johnny y Sarah están de acuerdo con la transfusión de sangre, pero sin darle “mala sangre” al bebé, ya que el uso de bancos de sangre en el hospital, fue la fuente de la contracción del VIH por parte de Mateo.
En breve, se descubre que Christy tiene un tipo de sangre compatible con el que puede donar, y la muerte de Mateo coincide con los primeros movimientos saludables del bebé, después de una transfusión de sangre de Christy.
Después de la operación exitosa, la familia se sorprende al enterarse de que Mateo se había conformado y había pagado su cuenta astronómica del hospital antes de morir, al descubrir que Mateo estaba en posesión de un gran fondo fiduciario que nunca había gastado; y le dan a la niña recién nacida, el segundo nombre de Mateo, en agradecimiento y para honrar su memoria.
Con el nacimiento del nuevo bebé y la muerte de Mateo, Johnny finalmente puede superar su falta de emoción, y poner a prueba su dolor por Frankie.
Finalmente, también logra obtener un pequeño papel en “A Chorus Line” en Broadway.
La película termina después de que se celebre un “baby shower” en el apartamento de la familia Sullivan con muchos de los inquilinos del complejo presentes para celebrar, y Christy y el resto de su familia pasan por alto la vista de la ciudad y su cielo nocturno, como una esperanza en el futuro, dejando atrás el pasado.
La cinta muestra las dificultades de integración social ligadas a la inmigración, a través de la familia protagonista; asimismo ahonda en la frustración de cada uno de sus miembros, ocasionada por la pérdida del menor del clan.
Todos afrontan la desdicha de manera distinta y, en particular, la mayor de las niñas absorbe parte del dolor acumulado.
Su padre, por el contrario, permanece ausente, tras una tragedia que sesgó sus ganas de vivir y su fe.
Y es que Johnny ha abandonado el catolicismo que profesan los suyos, y le atormenta su negación de Dios, pues implica, inexorablemente, no creer en la trascendencia del alma de su propio hijo.
De lo técnico, Jim Sheridan filma la película como un documental:
Las escenas en los barrios marginales son duras y oscuras.
La casa, en sí misma, tiene el aspecto de degradación antiguo; pero Sarah convierte el apartamento en un lugar mágico, que se siente del todo bien.
Las chicas responden a la ciudad sin miedo:
Christy es la realista, tiene 10 años:
“Era como si estuviéramos en otro planeta”
El contrapunto a la deriva existencial en la que deambula Johnny, lo pone su enigmático vecino Mateo.
La profunda humanidad de éste, que contrasta con su amenazante apariencia, será un bálsamo para una familia que atraviesa una situación muy complicada.
In America, también presenta uno de los mejores alegatos Pro-Vida que ha deparado el cine; y Sheridan lo articula de forma inapelable, a partir del embarazo de Sarah y el riesgo que supone para su salud continuar con la gestación.
En este punto, el film subraya la determinación y valentía de una mujer que, siendo consciente de la vida que lleva en su interior, decide protegerla, cueste lo que cueste.
El tono, los personajes y la ambientación de esta fábula, dan como resultado una propuesta única, afianzada por un sólido reparto que resulta sobresaliente:
La dulcísima Emma Bolger realiza una actuación extraordinaria, en su sorprendente debut cinematográfico.
Su hermana, la maravillosa Sarah Bolger, con su voz, es la que narra este cuento de hadas, y son sus ojos también los que le dan vida por instantes, en algunos momentos ella misma cuenta la historia mediante una cámara de video, un recurso poco original pero muy bien utilizado.
La gran Samantha Morton vuelve a demostrar la extraordinaria actriz que es, sin duda una de las mejores de la actualidad; y lo mismo ocurre con el fantástico Djimon Hounsou, quien ya había demostrado sus dotes en “Gladiador” de Ridley Scout, “Amistad” de Steven Spielberg; y de la lujosa serie de televisión “ER”, el atractivo Paddy Considine da un lección desesperada de contención, gestualidad y apoyo, todo casi al límite.
De hecho, la totalidad de In America es exquisitamente tierna.
El sentido de asombro de las chicas, aporta suavidad y brillo a todo lo que ven, ya sea una feria callejera o un aire acondicionado averiado; por lo que sus encantadoras y conmovedoras actuaciones, especialmente las hermanas Bolger y Hounsou, añaden delicadeza y lirismo.
Se contó que durante las audiciones, el director Jim Sheridan dijo que después de un largo día de audiciones, se alegró mucho de haber encontrado a Emma Bolger para interpretar a Ariel.
Dijo que esa niña “le dijo” que tenía que elegir a su hermana Sarah Bolger como Christy.
Sarah solo tenía 10 años, y él quería que Christy tuviera 12 o 13.
Después de agotar todas las demás opciones, audicionó a Sarah para el papel de Christy, y resultó ser tan impresionante que no le importaba su edad.
Como dato, se supone que la película se emplaza en 1982, pero está claro que ha habido poca atención al detalle del período…  y el más frecuente entre los muchos anacronismos, es el uso frecuente de una videocámara por parte de la familia, con un monitor de color incorporado, algo que no estaría disponible comercialmente durante al menos otra década.
Incluso entonces, habría sido mucho más allá del rango de precios para una familia inmigrante empobrecida.
Y se le puede achacar que la película lucha desesperadamente por no caer en el tópico y los lugares comunes, pero desgraciadamente no logra alejarse del cliché y de todo lo visto sobre la dificultad y el afán de superación de la familia unida.
Su guión, curiosamente consigue también una construcción creíble de melodrama tradicional, pero la película funciona mejor con los instantes más íntimos y sencillos de la vida cerrada de la familia, que cuando trata de ser excesivamente original o grandilocuente, como esa secuencia medio onírica que no pega con el resto de la cinta; por lo que In America no profundiza lo suficiente en el drama social, en ningún momento encontramos la gran crítica.
Y llega a ser un poco exagerada, pues, los padres que perdieron un hijo recientemente, dejan que sus pequeñas hijas vayan de puerta en puerta en un edificio lleno de drogadictos... y que uno de los vecinos con un temperamento conocido como “detestable”, en 5 minutos es el amigo del alma, tanto que les paga la cuenta del hospital…
Total, el filme es conmovedor y llega a tocar la fibra esa que todos tenemos dentro; sin embargo está repleta de elementos místicos, fantasmas, sombras que hacen que la película pierda su propia realidad; y tampoco indaga más sobre lo etéreo, dejándolo como un misterio, más que como una reflexión, aun así, la película te deja buen corazón, y te roba alguna lágrima, lo cual se agradece.
La realidad es que unos años después del estreno de esta película, llegó la crisis económica a occidente, y ahora que la he vuelto a ver, en perspectiva es todavía más emotiva que antes; sabiendo que lo que nos cuenta el film ha sido algo totalmente habitual en muchas familias que lo han pasado mal, y por descontado bastante peor que estos irlandeses, la película es aún más intensa en su transmisión de sentimientos; porque es un drama de los buenos, que creo que debería haber tenido más repercusión en su momento, por su emocionante forma de mostrar las 2 caras de la vida.
Por último, elogiar la banda sonora que incluye canciones interpretadas por The Lovin 'Spoonful, Culture Club, The Corrs, The Byrds, Kid Creole y The Coconuts; Evan Olson y The Langhorns, entre otros.
“So when you go back to reality, I'll ask Frankie to please, please let me go”
Desmitificando el llamado “Sueño Americano” muy curiosamente, para una nación construida en su mayoría por inmigrantes, Estados Unidos siempre ha tenido un problema con la inmigración.
Mucho antes de que el horripilante Presidente Trump hiciera un llamado a construir un muro en la frontera México/EEUU, generaciones de estadounidenses han abogado por limitar la inmigración al país; y más recientemente, Trump dio su apoyo a un plan para reducir a la mitad la inmigración legal.
Pero para los años 1800, los irlandeses fueron el blanco favorito; tanto que se publicaban anuncios de empleo en los periódicos que incluían la frase común:
“No Irish need apply”, que significa “No se necesitan irlandeses”
Y ya para ese tiempo, el sentimiento anti-inmigración se había introducido en las leyes federales que descartaban a los asiáticos; y otras leyes federales que vinieron después, tenían como objetivo a italianos y europeos del sur del continente.
Pero los irlandeses han contribuido mucho a la cultura de los Estados Unidos como el día festivo “St. Patrick's Day”, donde mucha gente se divierte y se viste de verde con el símbolo del trébol irlandés, el “Shamrock”
La música de Irlanda también ha tenido un fuerte impacto en la cultura estadounidense, propiciando la creación de géneros musicales como el Rock and Roll.
Y lo más notable ha sido que los irlandeses también son parte integral de los departamentos de policía en casi todo el país; al tiempo que 8 irlandeses han sido elegidos Presidente, la mayoría de las grandes ciudades han tenido uno, o en la mayoría de los casos, varios alcaldes en New York, Boston, Chicago y San Francisco.
Sin embargo, se supo que los medios de comunicación contribuyeron a estereotipar a los irlandeses en Estados Unidos como controlados por sus jefes, violentos, tanto entre ellos como con los de otros grupos étnicos; votando ilegalmente, propensos al alcoholismo y dependientes de pandillas callejeras que a menudo eran violentas o criminales; y si bien estas imágenes arquetípicas son especialmente bien conocidas, los irlandeses/estadounidenses han contribuido a la cultura de los EEUU en una amplia variedad de campos, como en bellas artes y artes escénicas, cine, literatura, política, deportes y religión.
Pero la contribución irlandesa-estadounidense al entretenimiento popular, se refleja en las carreras de figuras y celebridades como:
James Cagney, Bing Crosby, Walt Disney, John Ford, Judy Garland, Gene Kelly, Grace Kelly, Tyrone Power, Jena Malone, y Spencer Tracy, entre otros.
En especial, la actriz nacida en Irlanda, Maureen O'Hara, se convirtió en ciudadana estadounidense, definiendo para el público estadounidense la “colleen” irlandesa arquetípica y luchadora en películas populares como “The Quiet Man” y “The Long Gray Line”
Más recientemente, el irlandés Pierce Brosnan ganó la fama de la pantalla como James Bond; y durante los primeros años de la televisión, las figuras populares con raíces irlandesas incluyeron a:
Art Carney, Jackie Gleason, Luke Gordon y Ed Sullivan, entre otros.
Así, desde los últimos días de la industria cinematográfica, las representaciones de celuloide de los irlandeses/estadounidenses han sido abundantes; y las películas famosas con temas irlandés/estadounidenses incluyen dramas sociales como la oscarizada “Green Book”, épicas de trabajo como “On The Waterfront” y películas de gánsteres como “The Departed”
Todas ha aportado su grado de arena para la desmitificación del “Sueño Americano” y de la migración irlandesa.

“I suppose I'm going home”



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