Er ist wieder da

Terminando de ver “Er ist wieder da” (2015) de David Wnendt con Oliver Masucci, Fabian Busch, Christoph Maria Herbst, Katja Riemann, Franziska Wulf, Fred Aaron Blake, Lars Rudolph, Michael Kessler, entre otros.

Comedia alemana basada en la novela homónima de Timur Vermes publicada en 2012, y trata del inexplicable “despertar” de Adolf Hitler en la Alemania del 2014 después de un salto temporal desde 1945, por lo que a través de varios programas de televisión de comedia, finalmente vuelve a entrar en la política; y si bien Alemania lo encuentra divertido y encantador, Hitler hará algunas observaciones serias sobre la sociedad.

De manera similar a “Borat”, la película es una gran parodia de Hitler, y se compone en gran parte de escenas improvisadas, en las que el actor principal, caracterizado como Adolf Hitler, interactúa con transeúntes desprevenidos con consecuencias sorprendentes; de ahí que el desafío, al igual que con las películas de comedia anteriores sobre Hitler o El Régimen Nazi, es pisar la línea del gusto razonable y seguir siendo lo suficientemente desafiante como para ganar cierta relevancia, pero aquí hay poco de qué girar, ya que Hitler, con atuendo y comportamiento realistas, narra su experiencia de la Alemania actual. 

Entonces el giro en parte es convertirlo en un falso documental en el espíritu de “Borat”, y ver cómo reacciona la gente cuando Hitler camina por las calles y hace sus críticas calculadas del sistema político, los medios de comunicación y la vida en general. 

Y cuando no está haciendo esto, la película proporciona una dosis decente de payasadas e ironías, donde la clave está en aceptar esta fiel representación de Hitler como una caricatura grotescamente humorística del poder simbólico que ejerce sobre la historia moderna en sus momentos más extremos. 

Fue un poco más difícil de lo que pensé al principio, pero uno se acomoda bien después de un tiempo, eso sí, hay que saber mucho de La Segunda Guerra Mundial, de historia alemana, de cine y del tiempo en que Hitler vivió para poder sacarle todo el jugo que ofrece.

Narrativamente no sucede mucho en realidad, aparte del hecho de que el protagonista aparece en Berlín y se familiariza con el mundo actual; y para ayudarlo en esto, algunos personajes de apoyo actúan como guías; nadie cree que sea “el auténtico”, sino un comediante o un satírico; entonces, en cierto sentido, no es realmente una película muy ambiciosa, porque el grado en que se relaciona con la dimensión moral de la situación es limitado; pero sí es ambicioso en el sentido de que trata de mantener la cara seria, incluso en los momentos más espantosos que uno relacionaría con una película de Hitler. 

Y ahí está el detalle, entre reír o levantar la ceja, pero no es para tanto, y llego a pensar que le faltó más saña, tal vez no fue posible al ser una producción alemana que intenta exorcizar su pasado de la mejor manera posible para el público en general.

De ahí que cuando la broma ocasional te golpea, estás de vuelta en la realidad de una película ligeramente divertida, de la que la gente solo ha oído hablar porque es polémica.

Una parte importante para que todo se haya unido razonablemente bien, es gracias a Oliver Masucci, quien ofrece un gran desempeño para mantener todo en equilibrio realista, aunque se abusa de la voz “en off”, se justifica para que el espectador se identifique con el personaje, humanizando así la figura histórica. 

Pero la figura histórica en sí misma es simplemente una representación del hombre y trata de contextualizar esto, lo que significa deshacerse de lo que sabe, e imaginar que esto era antes de 1933... 

Como se mencionó, no es muy profundo y sería bastante problemático hacerlo; por lo que el filme es un buen experimento moral, que concluye de una manera ligeramente abierta y ambigua.

En el fondo, la película logró crear un ambiente divertido que juega con el personaje de Hitler, sin hacerlo al revés todo el tiempo; y en cuanto al panorama general, puede que no esté de acuerdo con que el mundo esté, colectivamente, donde estaba hace 70 años, a pesar de los problemas a los que se enfrenta actualmente, especialmente en Europa; o que volveríamos a cometer los mismos errores…

Y ahí está el otro detalle, no hace falta Hitler, como persona, porque las ideas siguen ahí, maquilladas creando caos alrededor del mundo actual.

Lo mejor es definitivamente el actor Oliver Masucci, que se cuenta, pasó semanas ejercitándose con un entrenador de lenguaje, estudiando los escritos, discursos públicos y el estilo del dictador; además aumentó 21 kilos de peso y se sometió a horas de maquillaje para quedar lo más similar en lo físico; y eso se nota mucho, pues mientras interpretaba a Hitler en las calles de Berlín, el actor era acompañado por algunos guardaespaldas para prevenir agresiones de los transeúntes; por ejemplo, en la escena en la que toma autorretratos de varios transeúntes, todo lo que sucede fue improvisado, y hay momentos en que uno cuestiona que es real y que es ficción...

Lo que nunca se resuelve es cómo Adolf Hitler “se despierta” o aparece en un Berlín moderno y multicultural, por lo que podemos intuir que había estado hibernando por voluntad suya, entre La Tierra y El Infierno, tal vez prefiriendo eso al suicidio…

Y como dato, la película toma el título del “segundo libro” que Hitler empieza a escribir y que se traduce como “Está aquí de nuevo” haciendo referencia a su nuevo afán de conquista mundial de acuerdo a los nuevos tiempos; de esa manera Hitler piensa que está en el camino a La Victoria, y reflexiona sobre la situación política actual, de ahí que al final, entre imágenes de manifestaciones nacionalistas reales, la película termina con la voz “en off” de Hitler: 

“Puedo trabajar con esto”

RECOMENDADA.




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