The Green River Killer: Mind of a Monster

 Terminando de ver “The Green River Killer: Mind of a Monster” (2020) de Nick Poyntz con Gary Ridgway, Patsy Coffield, Galen Hirschi, Fae Brooks, Tomás Guillén, Patty Eakes, Bruce Revard, María Ridgway, Tom Ridgway, Melvyn Foster, Sue Peters, Stuart Bracken, Jim Bailey, Marcia Winslow, Sarah King, entre otros.

Documental producido para Investigation Discovery que revela las declaraciones de culpabilidad de Gary Ridgway, hoy de 71 años, conocido como “The Green River Killer”, un asesino en serie estadounidense que mató a 48 mujeres, aunque posteriormente confesó haber matado a 71, pero se sospecha que fueron más de 90, siendo considerado uno de los asesinos en serie más prolíficos, hablando en sentido nefasto, en la historia criminal de los Estados Unidos.

Ridgway mató a muchas adolescentes y mujeres en el estado de Washington durante las décadas de 1980 y 1990, y se alega que la mayoría de las víctimas eran trabajadoras sexuales y/o en circunstancias vulnerables, incluidas fugitivas menores de edad.

Como dato, la prensa le dio su apodo después de que las primeras 5 víctimas fueran encontradas en el río Green, antes de que se conociera su identidad. 

Ridgway estranguló a sus víctimas, por lo general con la mano, pero a veces el uso de ligaduras, mató a la mayoría en su casa, en su camión o un área aislada; y después de estrangularlas, arrojaba sus cuerpos en áreas boscosas y cubiertas de maleza en el condado de King, y a menudo regresaba a los cuerpos para tener relaciones sexuales con ellos. 

Fue sino después de 3 décadas que Ridgway fue arrestado gracias al avance de la ciencia y la tecnología, a través de pruebas de ADN; pero como parte de un acuerdo de culpabilidad en el que accedió a revelar la ubicación de las mujeres que aún desaparecían, se libró de la pena de muerte, y recibió una sentencia de cadena perpetua sin libertad condicional .

De eso trata el filme, una reconstrucción de los hechos, el trasfondo personal de Gary junto a los investigadores del caso, el director emplea las escalofriantes cintas de confesión del asesino, a media que revela su psique oscura siendo posiblemente, uno de los ejemplos más claros de que el mal existe en nuestro mundo; pues lo más sorprendente es que Gary era casado, en tres ocasiones, mantenía un perfil bajo, pero aun con ello, era muy activo en las matanzas; algo muy raro en el perfil del asesino en serie.

Por ello, lo interesante del filme es ver la frialdad y la deshumanización que, a través de cintas asombrosas y escalofriantes, y un archivo de video de las entrevistas policiales de Gary Ridgway, se revela, en sus propias palabras perturbadora una idea de su maldad, de cómo su comportamiento perturbador cuando era niño se transformó en su motivación mórbida para asesinar a tantas mujeres como sea posible.

Y es que a principios de la década de 1980, el estado de Washington se sintió invadido por el miedo cuando los cuerpos de mujeres jóvenes comenzaron a aparecer a lo largo de las orillas del río Green; y a medida que aumentaba el número de víctimas, los investigadores crearon un grupo de trabajo y solicitaron la ayuda del FBI, pero les llevó casi 20 años atraparlo.

Gary pensaba que las trabajadoras sexuales no serían denunciadas como desaparecidas y él, un hombre temeroso de Dios, las odiaba; también revela, en sus propias palabras, cómo su comportamiento preocupante cuando era niño se transformó en asesinato; por lo que las confesiones exponen las verdades detrás de un depredador violento con total desprecio por la vida humana; especialmente hacia las mujeres muy jóvenes.

El horror viene de los amigos y vecinos que pensaban que era un hombre común y corriente, un padre y esposo amoroso, una característica que a menudo explotaba para dar a sus víctimas una falsa sensación de seguridad; tanto que lograba tranquilizarlas mostrándoles una foto de su hijo Matthew, nacido en 1975.

Lo más perturbador es que afirma que mató a tantas que perdió la cuenta:

“Quiero ser el mejor asesino en serie que existe”

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