Game Change

“Listen, I too wish that the American people would choose the future Abraham Lincoln or Thomas Jefferson, but unfortunately, that's not the way it works anymore.
Now it takes movie-star charisma to get elected President, and Obama and Palin, that's what they are.
They're stars”

El vicepresidente de los Estados Unidos es el segundo más alto cargo oficial electivo del Gobierno estadounidense.
Como primero en la línea de sucesión presidencial, el vicepresidente ejerce la Presidencia en forma definitiva cuando el presidente muere, renuncia o es apartado de su cargo por un enjuiciamiento.
Ocho vicepresidentes han asumido la Presidencia a causa de la muerte del presidente, y uno, Gerald Ford, a causa de la renuncia.
Por su parte, John C. Calhoun y Spiro Agnew han sido los únicos vicepresidentes que han renunciado a su cargo.
Además, el vicepresidente actúa como presidente del Senado, como lo prescribe el Artículo I de la Constitución de los Estados Unidos.
Desde 1974, el vicepresidente y su familia han residido en “Number One Observatory Circle”, en el Observatorio Naval de los Estados Unidos, en Washington D. C..
Como parte de sus funciones, el vicepresidente, cuando no actúa como presidente del Senado, es el portavoz para la política de la Administración y el consejero del presidente.
Normalmente, los candidatos presidenciales que están en ventaja eligen sus compañeros de candidatura durante la convención del partido.
Es común que los candidatos elijan un vicepresidente que sea de otra parte del país o que pertenezca a otra facción del partido, a fin de ganar el apoyo de ambos sectores.
“It's not that she doesn't know the right answer, it's that she clearly does not understand the question.
This is way beyond anything we have ever seen from a national candidate”
Sarah Louise Heath Palin es una política estadounidense del Partido Republicano y fue Gobernadora de Alaska entre 2006 y 2009.
El 29 de agosto de 2008 se anunció que ella sería la candidata a vicepresidente de los Estados Unidos por el Partido Republicano acompañando a John McCain en la candidatura presidencial, convirtiéndose así en la primera mujer que aspira a la vicepresidencia de ese país por el partido republicano, y la segunda en la historia tras Geraldine Ferraro, quien en 1984 fue compañera de candidatura de Walter Mondale, candidato por el Partido Demócrata.
A esa altura Sarah Palin ya era gobernadora de Alaska, pero ése es un estado del que no se habla mucho en el resto de la unión.
Sin embargo, cuando ella dio el discurso de aceptación de la candidatura, sedujo inmediatamente a la derecha y a la prensa, que veía como la elección estaba definida dos meses antes y quería un poco de acción.
Palin mostró un rostro nuevo y eso ya era bueno para los republicanos, que venían de ocho años de gobierno de George Bush Jr.
Pero además, lo que emanaba de Palin era pureza americana, con su acento de tierra adentro y esa comodidad frente al público y las cámaras, que fascinó de inmediato.
El hecho de que se viera como una señora sexy, con una combinación de elegancia y picardía, para contrarrestar el atractivo de Obama y la imagen cansada de McCain, no venía nada mal.
El problema fue que no hubo mucho tiempo para averiguar demasiado sobre ella.
Los asesores convencieron a McCain de que necesitaba “cambiar el juego” con el discurso de Obama en Berlín brillando en televisión.
El candidato demócrata contaba entonces con una ventaja de 20 puntos sobre su rival y solo había una estrategia con la que responder: el voto femenino. "Encuéntrenme a una mujer", dice McCain.
Y esa fue una apuesta para “cambiar el juego” que trata de captar esa fascinación, que con distinto signo abarca a una inmensa mayoría en Estados Unidos.
Pronto los estadounidenses empezarían a conocer a Sarah.
Palin nunca dio una conferencia de prensa, pero sí concedió dos entrevistas, que resultaron ser un desastre.
Sin embargo, en el debate entre candidatos a vicepresidente estuvo a la altura de un político con décadas de experiencia, como Joe Biden.
Sarah Palin se opone al aborto y forma parte de la organización Pro-Vida Feminists For Life.
También se opone al matrimonio homosexual, aunque siguió las órdenes del Tribunal Supremo de Alaska para implementar ciertos beneficios a parejas del mismo sexo.
Ella es miembro destacado de la Asociación Nacional del Rifle (NRA)
Apoyó la Invasión a Iraq y dijo que los líderes de la nación enviaban soldados en una misión que es de Dios; idea que ha sido desde entonces recogida en diversos análisis sobre política y religión.
El 29 de agosto de 2008 fue elegida como compañera de fórmula de John McCain y durante una semana McCain superó al senador Obama en los sondeos, pero luego más del 50% de los votantes considera que ella no está lista para ser vicepresidenta, debido a su edad y a sus discursos de vagos argumentos, caso parecido al de Dan Quayle en 1988, lo que no impidió que George H. W. Bush fuera electo presidente.
Además es mujer, con lo que McCain deja bien asentado que buscará apelar a los demócratas que votaron a Hillary Clinton en las primarias demócratas y que no confían en Obama.
El 2 de octubre fue el debate entre vicepresidentes, donde debió enfrentarse al senador Joe Biden, donde superó las expectativas, aunque sin poder vencer al senador Biden en los sondeos.
El senador McCain también perdió los tres debates presidenciales, pero Palin emergió como una figura nacional cuyas opiniones sobre políticas y candidatos modifican rumbos y carreras.
Es difícil de entender, fuera de Estados Unidos, que alguien como Sarah Palin desate pasiones tan encendidas.
Los conservadores sienten que es firme, brillante, patriota, decidida, temerosa de Dios y compasiva.
Los liberales creen que es hipócrita, ignorante, oportunista, egocéntrica, diva y muy peligrosa.
Los primeros sueñan con verla como comandante en jefe; los últimos sienten un escalofrío cada vez que la ven o escuchan su nombre.
“If John McCain wins, this woman will be one 72 year-old's heartbeat away from being President of the United States... and if that doesn't scare the hell out of you, it should”
Game Change es una película estadounidense de HBO dirigida por Jay Roach del género drama político, lanzada el 2012.
Protagonizada por Julianne Moore, Ed Harris, Woody Harrelson, Ron Livingston, Peter MacNicol, Sarah Paulson, Jamey Sheridan, Bruce Altman, Brian Howe, Ashlie Atkinson y Melissa Farman.
Game Change está adaptada por Danny Strong del libro homónimo de los periodistas políticos John Heilemann y Mark Halperin, publicado en el 2012 y que documenta dicha campaña.
Adicionalmente, para la película se entrevistó a una docena de personas que fueron cercanas a la campaña de la dupla McCain-Palin.
Game Change se basa en eventos de la campaña de las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2008, sobre todo en torno a la entonces candidata a la vice-presidencia y gobernadora de Alaska, Sara Palin y su efecto en la campaña del entonces senador y candidato a la presidencia John McCain.
Game Change presenta una entrevista del 2010 hacia uno de los estrategas de campaña de McCain Steve Schmidt (Harrelson), cuyos recuerdos muestran a McCain (Harris) y a Palin (Moore) durante su campaña sin éxito donde la calidad humana de los candidatos, su capacidad para el gobierno, sus propios sentimientos e incluso su sufrimiento, pasa a un segundo plano con tal de ganar, lo que es importante para la nación no es lo primero.
La historia se cuenta, eminentemente, desde el punto de vista de Schmidt, un operativo republicano que provenía de asesorar a George W. Bush y Dick Cheney en la Casa Blanca.
Es de hecho, la narración detallada de un gran fracaso, el suyo propio, propiciado por una apuesta de elevado riesgo, como es la elección de la propia Palin.
En un momento, él se hunde ante McCain, dándose cuenta del gran error que ha cometido:
“Siento habértela propuesto, John”, le dice a su jefe.
Game Change reduce su trama a un sólo y único drama:
El de Sarah Palin, extraída del averno político de Alaska, para verse a las puertas mismas de la Casa Blanca.
Es la tragedia de una mujer superada por las circunstancias, falta de preparación para el reto al que se enfrenta, carcomida por la desconfianza de la campaña de McCain, que es, irónicamente, la que la eligió en un primer momento.
A la Palin que vieron las cámaras de televisión, Game Change contrapone otra Palin, una mujer en muchas ocasiones al borde del derrumbe emocional, víctima de su propia osadía al aceptar una labor para la que no está preparada, ni profesional ni emocionalmente.
Game Change muestra cómo se manejaron las decisiones críticas dentro del equipo de McCain, encabezado por el estratega Steve Schmidt, que derivó en la elección de Palin como segunda a bordo en el voto.
En Game Change abundan los momentos en que Palin llora, a punto, parece, de tirar la toalla, cediendo ante la presión de una campaña, la de McCain, que la ha elegido para luego denostarla sin demasiado disimulo.
Game Change es un momento último de venganza cruel.
En el libro original no se citan fuentes, pero en el guión, sin embargo, queda claro quién fue “la garganta profunda” que regaló todos los detalles de lo que pasó en 2008:
Steve Schmidt.
NO obstante, los verdaderos Palin y McCain describieron el film Game Change como falsa e inexacta, aunque ninguno decidió ver la película.
La molestia de Palin no concuerda del todo con la opinión que compartieron los críticos, quienes creen que la política conservadora es expuesta de forma positiva, pese a no lucir las aptitudes como para ocupar un cargo tan alto como la vicepresidencia de Estados Unidos.
En el caso de McCain, pese a reclamar que él no usaba tantos garabatos como lo hace su clon fílmico, se quejó especialmente de la forma en que era retratada Palin.
"No entiendo, incluso en el duro mundo de la política, por qué se continúa existiendo el ataque a una persona buena y decente.
Yo la admiro y respeto.
Estoy orgulloso de nuestra campaña... y pienso que era la persona más calificada", dijo McCain.
Game Change retrata a Palin como una mujer acosada no sólo por las críticas de los periodistas, sino por su propia vulnerabilidad ante ellas.
En eso, el retrato que se hace de ella es también certero.
Cuando la cadena HBO emitió el telefilm en EEUU, Palin lo criticó profusamente, tachándolo en varias ocasiones de cúmulo de mentiras.
Paralelamente, dijo también muchas veces que no lo había visto.
Son esas contradicciones las que quedan fielmente plasmadas en Game Change.
Game Change muestra el tras bambalinas de esas elecciones presidenciales que fueron unas elecciones muy esperadas, tras la nefasta gestión Bush y una crisis económica mundial que azotaba muy especialmente a Estados Unidos, el Partido Republicano, liderado por el candidato a la presidencia, el Senador John McCain (un héroe de la Guerra de Vietnam), se ve absorbido por el carisma, el liderazgo y el poder mediático de su contrincante demócrata, Barack Obama.
Aconsejado por sus asesores, decide tomar, a última hora, como segunda al mando en la candidatura a una mujer prácticamente tan mediática como el mismo Obama: Sarah Palin, con el fin de contrarrestar la fama de su contrincante, dándose cuenta más, y demasiado, tarde las limitaciones políticas de su nueva colaboradora para desempeñar el cargo.
A medida que su incultura política se iba haciendo cada vez más evidente, demostrando que ni de lejos estaba preparada para el cargo para el que se la requirió, ella se lo monta de por libre desoyendo incluso las indicaciones de sus preocupados asesores
De la ex candidata se destaca su completo desconocimiento de cuestiones básicas, como no saber que Corea del Norte y Corea del Sur son dos países, decir que Saddam Husein fue quien perpetró el ataque del 9/11 o ignorar que existe una cosa muy importante llamada FED (la Reserva Federal estadounidense)
“¡Dios mío!
¿Qué hemos hecho?”, llegó a afirmar Steve Schmidt, el jefe de campaña de McCain y responsable del fichaje de Palin.
Al menos eso es lo que explica el libro y sobre lo que se relame Game Change.
También se presenta una candidata más atenta en enviar emails y mensajes por su blackberry que en preparar entrevistas, y a la que al final se le sube a la cabeza el entusiasmo que levanta entre las bases conservadoras.
Además de lo inquietante de la narración, conviene detenerse por un momento en el reparto, Ed Harris y Woody Harrelson realizan trabajos espectaculares.
Woody Harrelson es un actor con una capacidad más que demostrada que, a veces, decide hacer proyectos que no le vienen bien a su carrera como actor, no es este el caso ya que consigue una actuación tremendamente sobresaliente y consistente, lo mismo cabe decir de Ed Harris que, casi sin aparente esfuerzo, resulta muy creíble en la caracterización de John McCain.
Julianne Moore aparece más forzada y menos suelta en el papel de Sarah Palin, en todo caso debe competir con las parodias que Tina Fey ha hecho sobre el personaje y eso no es fácil.
La versión de HBO es “equilibrada”, lo que significó que la mitad de los 3,5 millones de personas que la vieron en su estreno en Estados Unidos la entendieron como propaganda de derecha y la otra mitad como campaña en contra.
“Primary difference being Sarah Palin can't name a Supreme Court decision, whereas Barack Obama was a constitutional law profesor”
Sin lugar a dudas, Sarah “La Barracuda” Palin es una fanática religiosa dura y fría que, gracias a su oportunismo, inició su carrera política como alcaldesa de Alaska, obsesionada con despedir a su cuñado, quien se había divorciado de su hermana y trabajaba como policía.
Sonado escándalo que se conoció como el “Troopergate”
Años más tarde, Palin fue elegida Gobernadora de Alaska, gracias a que sus contendores se vieron envueltos en un escándalo de corrupción.
Desde entonces, con mano de hierro y sin escrúpulos, trató de destruir sin contemplación su larga lista de enemigos.
Sarah ya había sido duramente criticada por su estilo pomposo, soberbio y radical, por su pasión por la cacería de alces como miembro de la Asociación Nacional del Rifle, por su extremismo ideológico al oponerse a la teoría evolutiva de Darwin y por sus ignorantes declaraciones al asegurar que ella sabía prácticamente más que nadie sobre relaciones internacionales, ya que podía ver a Rusia desde su casa en Alaska…
La película Game Change no va a cambiar opiniones.
Aquellos que vieron en Palin una estrategia política para convencer al electorado femenino porque Obama ya tenía al resto de votantes en el bolsillo; los que vieron en la gobernadora una víctima, una autoridad local que aterrizó en el centro de una campaña electoral histórica; incluso quienes reconocieron en Palin una mujer con las mismas ambiciones que cualquier político y que supo aprovechar la campaña de 2008 como una plataforma para lo que vino después, solo encontrarán en Game Change otro puñado de razones para seguir pensando lo mismo.
Mis sensaciones tras su visionado son encontradas:
Si nos atenemos a lo que los medios de comunicación informaron durante esa campaña, las tesis de Game Change parecen sólidas, muy sólidas y las fuentes de las que beben los autores de la novela parecen suficientes para el espectador.
Puestas esas premisas de la posibilidad de que exista un pozo de verdad en lo que se nos cuenta, la historia resulta aterradora.
Debido al perfil de la gobernadora sería muy preocupante para la democracia que una persona de tales características lograse reunir semejante poder.
Por otro lado, existe un más que evidente tufillo a manipulación tendenciosa en Game Change que intenta llevar la figura de la candidata a límites tan ridículos como poco creíbles.
Por otro, y teniendo en mente lo dicho anteriormente, no deja de ser un reflejo de lo que pasó y de un pueblo como el americano que se deja engatusar por personajes tan peligrosos como Sarah Palin.
Han pasado cuatro años y seguimos, añadiendo líneas a la historia de la gobernadora de Alaska.
Pero ojo, es una posibilidad remota pero no imposible.
Si ningún candidato republicano llega a la convención del partido el próximo agosto en Tampa (Florida) con los 1.144 delegados que aseguran la nominación presidencial se entrará en lo que se conoce como una “brokered convention”, en la que esos delegados pueden votar a cualquier otro candidato, haya disputado las primarias o no.
Y Sarah Palin, la ex gobernadora de Alaska y última candidata vicepresidencial de los conservadores, recordó que su carrera política, aunque en punto muerto, no está acabada, y que no descarta "ninguna idea o plan", incluyendo la posibilidad de ser candidata en el 2016.

“In forty-eight hours no one will even remember who she is”


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