Little Miss Sunshine

“Everyone just pretend to be normal”

Una familia disfuncional es una familia en la que los conflictos, la mala conducta, y muchas veces el abuso por parte de los miembros individuales se producen continuamente y regularmente, lo que lleva a otros miembros a acomodarse a tales acciones.
A veces los niños crecen en tales familias con el entendimiento de que tal disposición es normal.
Las familias disfuncionales son principalmente el resultado de adultos codependientes, y también pueden verse afectados por las adicciones, como el abuso de sustancias.
Otros orígenes son las enfermedades mentales no tratadas, y padres que emulan o intentan corregir sus propios padres disfuncionales.
Existe una dinámica de las familias disfuncionales:
El miembro aislado de la familia, ya sea un padre o un hijo contra el resto de la familia de otro modo unido.
Padre versus padre: peleas frecuentes entre los adultos, casados, divorciados o separados, llevada sin atención a los niños.
La familia polarizada: un padre y uno o más hijos a cada lado del conflicto.
Los padres versus los niños: brecha generacional o disfunción choque cultural.
Todos contra todos: una familia que lucha en un estilo todos contra todos, aunque puede llegar a ser polarizada cuando el rango de opciones posibles es limitado.
Todo esto genera perdedores y/o ganadores.
Los perdedores piensan que pueden empezar desde arriba porque tienen algún talento.
No están dispuestos a adquirir el entrenamiento y la experiencia necesarios para alcanzar las altas posiciones.
Les aterra dar los pequeños primeros pasos que con el tiempo podrían conducirlos al éxito.
Los triunfadores se ponen en marcha.
Comienzan recibiendo educación o entrenamiento, entonces aceptan cualquier empleo que con el tiempo les dará la experiencia que necesitan.
Ellos saben que el talento es 99% transpiración.
Los perdedores dedican un mínimo de esfuerzo y van envejeciendo mientras esperan que llegue su gran oportunidad.
Los triunfadores avanzan como pueden:
Encuentran el campo que les interesa y mediante el trabajo duro crean sus propias oportunidades.
Los perdedores hablan mucho sobre el pasado y el futuro.
Emplean razonamientos para postergar la acción productiva.
“Si tan solo”, “yo era”, “podría haber sido”, son excusas para no intentarlo hoy.
Los triunfadores se ponen a trabajar ahora mismo.
Tienen poco tiempo para preocuparse por el ayer o especular con respecto al mañana.
Están demasiado ocupados viviendo el presente.
Los perdedores no saben planificar en forma adecuada desperdiciando un tiempo precioso aguardando a la “señora suerte”
Creen que el éxito es el resultado de una serie de accidentes fortuitos.
Los triunfadores organizan su tiempo y llenan de actividades cada minuto disponible.
No creen que la suerte sea responsable del éxito.
Saben que intentando y aprendiendo alcanzarán el triunfo.
El triunfador siempre tiene un proyecto.
El perdedor siempre tiene una excusa.
El triunfador dice:
“Déjenme hacerlo”
El perdedor dice:
“Ese no es mi trabajo”
El triunfador es siempre una parte de la solución.
El perdedor es siempre una parte del problema.
El triunfador ve una solución en cada problema.
El perdedor ve un problema en cada respuesta.
El triunfador dice:
“Puede ser difícil, pero es posible”
El perdedor dice:
“Puede ser posible, pero es demasiado difícil”
Cuando un triunfador comete un error, dice:
"Yo me equivoque"
Cuando un perdedor comete un error, dice:
"No fue mi culpa"
Un triunfador trabaja más fuerte que el perdedor y tiene más tiempo.
Un perdedor esta siempre "muy ocupado" para hacer lo que es necesario.
Un triunfador enfrenta y supera el problema.
Un perdedor da vueltas y nunca logra pasarlo.
Un triunfador se compromete.
Un perdedor hace promesas.
Un triunfador dice:
"Yo soy bueno, pero no tan bueno como a mí me gustaría ser"
Un perdedor dice:
"Yo no soy tan malo como lo es mucha otra gente"
Un triunfador escucha, comprende y responde.
Un perdedor solo espera hasta que le toque su turno para hablar.
Un triunfador respeta a aquellos que son superiores a él y trata de aprender algo de ellos.
Un perdedor se resiente con aquellos que son superiores a él y trata de encontrarle los defectos.
Un triunfador se siente responsable por algo más que su trabajo solamente.
Un perdedor no colabora y siempre dice:
"Yo solo hago mi trabajo"
Un triunfador dice:
"Debe haber una mejor forma de hacerlo..."
Un perdedor dice:
"Esta es la manera en que siempre lo hemos hecho"
El perdedor complica lo simple.
El triunfador simplifica lo complejo.
El perdedor acepta su destino.
El triunfador construye su destino.
El perdedor se concentra en no fracasar.
El triunfador se concentra en ganar.
¿Qué desea ser?
¿Qué somos nosotros, triunfadores o fracasados?
Un ejemplo de ganador contra perdedores son los concursos de belleza.
Las críticas hacia los concursos de belleza radican principalmente en que refuerzan la idea de que las mujeres deben ser valoradas principalmente por su apariencia física, lo cual hace una gran presión sobre las mujeres para que "sean hermosas", gastando dinero en ropa, cosméticos, productos para el cabello y cirugías estéticas.
Esta obsesión por la belleza física incluso lleva a las mujeres a realizar dietas estrictas, con resultados como la anorexia o la bulimia.
Aunque algunas competencias tienen componentes que no están basados puramente en la belleza física, las participantes poco atractivas tienen pocas posibilidades de ganar, sin importar su talento, su inteligencia, su educación, su aplomo, su ingenio o su conciencia social.
En lugar de proveerles oportunidades a las mujeres, se discute que los concursos de belleza lastiman a las mujeres que no cumplen las ideas tradicionales de belleza, porque las que sí cumplen el ideal son vistas como "mejores" que el resto de las mujeres.
“I hate everyone… everyone”
Little Miss Sunshine es una comedia dramática estadounidense de 2006.
Es una road movie que utiliza como base un viaje a bordo de un Volkswagen Combi para asistir a un concurso de belleza de niñas, para mostrar los problemas de convivencia de una familia desestructurada.
Little Miss Sunshine fue el debut como directores en equipo de Jonathan Dayton y Valerie Faris.
El guion fue escrito por Michael Arndt.
Sus protagonistas son Steve Carell, Toni Collette, Greg Kinnear, Alan Arkin, Beth Grant, Paul Dano, Abigail Breslin y Bryan Cranston.
Little Miss Sunshine estuvo nominada para cuatro Premios de la Academia de Hollywood, incluyendo la categoría de mejor película y mejor actriz de reparto para la ENORME Abigail Breslin, y ganó dos: el Oscar Al Mejor Actor de Reparto para un ENORME Alan Arkin y el Oscar al Mejor Guion Original para Michael Arndt.
Es curioso que Little Miss Sunshine, el gran éxito independiente de 2006, fuera una película sobre el fracaso.
Pero no el fracaso entendido como lo que nos hace superarnos a nosotros mismos para convertirnos en ganadores, como sería si esto fuera una película de gran estudio americano, sino sobre el fracaso absoluto, el que nos hace entender que a veces, por mucho que lo deseemos, hay cosas que nunca conseguiremos.
Que, por mucho que luchemos, los luchadores no siempre ganan.
Los directores han querido dar a Little Miss Sunshine un tono un tanto "folk"
Una cosa sencilla, sin pretensiones, sin intentar ser un documental sobre la América más hortera y repelente, pero sin ocultarlo tampoco.
Muy centrados en revelar la humanidad de unos personajes intensamente humanos, y con buena mano a la hora de conseguir momentos divertidos.
Little Miss Sunshine es una fina reflexión sobre la familia, el triunfo, la vanidad y la superación.
El reparto es después del guión lo mejor de Little Miss Sunshine, se notan muy reales en sus papeles a pesar que cada personaje representa un mal en la sociedad, aunque destaca claramente, y que por su actuación obtuvo el Oscar, Alan Arkin en un personaje amado y odiado a la vez.
Little Miss Sunshine gira en torno a la plácida vida de una familia norteamericana cuando se ve sacudida por dos sucesos inesperados:
El tío Frank (Carell) es recibido bajo cuidado tras un turbio intento de suicidio y la niña Olive (Breslin) queda seleccionada para participar de un concurso infantil de talentos en la otra punta del país.
Imposibilitados de dejar solo a Frank, toda la familia, que completan padre (Kinnear), madre (Collette), el hermano mayor Dwayne (Dano) y el abuelo (Arkin).
Cuando Olive es convocada al certamen de la Pequeña Miss Sunshine, toda la familia se dirige hacia el concurso en una combi amarilla que les llevará a mostrarles su destino en la vida.
Jonathan Dayton y Valerie Faris nos dan una gran cinta bien hecha escrita por Michael Arndt, quien realizó un impresionante guión en el cual se describen perfectamente a los personajes.
Con sólo 10 minutos de cinta ya conocemos a los personajes y su lucha personal por sobrevivir en un mundo banal donde se piensa que la victoria y un buen físico es el camino para vivir bien; el guión y la película son la perfecta crítica de la sociedad estadounidense, y a los concursos de belleza, actual por medio de una de las familias más disfuncionales de la historia del cine.
También la idea del éxito y del fracaso deambula por el discurso de los directores, no obstante lo que más me ha resultado interesante es cómo la excéntrica y disfuncional familia protagonista, a pesar de ser un grupo de simpáticos perdedores, consiguen sentirse ganadores en esa búsqueda de superación personal.
Y no lo consiguen por aceptación social sino por propio convencimiento que su "diferencia" es también valiosa, es allí donde los defectos y limitaciones triunfan.
Todos con propósitos muy dispares entre ellos, pero que finalmente, conforman la unidad básica de una sociedad, como tantas otras, y que nos enseñan que hay cosas peores que las que le pueden pasar a uno.
Sólo es necesario saber cómo absorber y guardar lo que sirve.
El resto, a la basura.
“Sarcasm is losers trying to bring winners down to their level”
Little Miss Sunshine nos muestra a la familia Hoover:
Richard (Greg Kinnear) es un hombre obsesionado por la victoria como principal meta en la vida y que odia a los perdedores; no acepta su fracaso, es como un gurú de la autoayuda y habla todo el tiempo de “ser un ganador”
Es el padre problema, actúa siguiendo un comportamiento inmaduro, inadecuado o destructivo en detrimento de los otros miembros de la familia.
Sheryl (Toni Collette) es una madre preocupada por el bienestar de su familia; se ve constantemente atosigada por los excéntricos misterios de su familia, especialmente por los de su hermano Frank.
El abuelo Edwin Hoover (Alan Arkin) es un veterano de guerra que ve sus últimos días para disfrutarlos viviendo de los excesos; está obsesionado con el sexo, consume cocaína y muere de sobredosis en un cuarto de hotel, al lado de Olive.
Frank, el hermano de Sheryl (Steve Carell) es un profesor de literatura experto en Marcel Proust; se intenta suicidar porque su pareja lo deja.
Dwayne (Paul Dano) es un fanático de Nietzsche que hace un voto de silencio para entrar en la Fuerza Aérea; Dwayne representa el sentir de un amplio espectro:
La generación adolescente, que odia al mundo, odia su familia, odia la vida, pero que la disfruta tanto y disfruta tanto odiar, que no es capaz de aceptarlo.
Asiduo lector de Nietzche, él esta tan decidido a ser parte de la Fuerza Aérea, que se somete a un voto de silencio, para sólo romperlo si lo consigue.
Un incomprendido más del selecto grupo de los rebeldes sin causa, del que alguna vez fuimos parte, y que sólo nosotros sabemos que aquella causa, siempre existió.
Dwayne es el chivo expiatorio que por medio de su comportamiento rebelde e incontrolable desvía la atención de los problemas familiares hacia sí mismo.
Este tipo de hijo consume mucho tiempo y energía de los miembros de la familia y con frecuencia desarrolla patrones de vida auto destructivos.
Olive (Abigail Breslin) es una hermosa y adorable niñita que quiere ser ganadora de un concurso de belleza infantil.
Debo confesar que el final de Little Miss Sunshine me ha parecido bastante acertado por varios motivos.
La niña no ha ganado ningún premio y no se nos ha mostrado la moraleja de, siguiendo esta actitud conseguirás lo mejor, no, en este caso, la niña no gana ningún premio porque el mejor premio para ella es su familia, y queda demostrado que no hace falta ser guapo exteriormente.
En cuanto a Dwayne, está claro que no siempre se consigue lo que se quiere por lo que ya puesta la idea dada es que hay que optar por otros caminos y no rendirse nunca, pero todo con moderación y sin llegar a convertirse en una obsesión el objetivo a conseguir.
Todo ello con buenas actuaciones por parte de todos.
“It's not about luck, Frank.
Luck is the name losers give to their own failings.
It's about wanting to win”
Técnicamente, Little Miss Sunshine denota un fuertísimo estilo televisivo, haciendo que parezca más un telefilm que una cinta de 35 mm., destacando el uso del color amarillo para la mayoría del metraje.
En las escenas duras, uno siente empatía, pero también está preparado para que lo que sucede después no sea exactamente lo que esperaba.
Como en el buen arte, siempre parece que todo podría haber sido de otra manera, pero que el rumbo que efectivamente tomó tiene su razón.
Como curiosidad, en las escenas en que el personaje de Alan Arkin decía demasiadas obscenidades, Abigail Breslin debía tener puestos sus auriculares para no oír el diálogo, al igual que su personaje.
Ella no descubrió lo que decían hasta que vio la película.
La escena en la que Dwayne se da cuenta de que no puede volar por ser daltónico es impactante, y una parte de nuestra ilusión muere con la de él.
Si algo se le puede reprochar a sus autores, desde un punto de vista muy subjetivo, es haber dejado ese final tan sin una esperanza última que permita al espectador salir del cine un poco más animado.
Pero es lo que hay.
Little Miss Sunshine es primordialmente tierna y entrañable como Abigail Breslin que es una niña preciosa y una actriz excepcional, una auténtica Miss Sunshine.
Abigail Breslin sorprende y encanta, su personaje aporta toda la vitalidad y frescura propia de la infancia, la cual contrasta con el estado anímico de los demás.
Little Miss Sunshine nos muestra como los niños se aferran a sus sueños y no paran hasta conseguirlos y el amor entre la familia, que aunque a veces sean las últimas personas a las cuales les queramos dirigir la palabra, siempre serán las personas que nos apoyarán incondicionalmente a pesar de nuestros errores.
“Wow, you're getting big, almost like a real person”
Resulta que el gobernador de California, el otrora actor Arnold Schwarzenegger, en un discurso a un grupo de niños de escuela, les dijo:
«Si hay algo en este mundo que me da asco, son los perdedores.
Los desprecio profundamente»
Como resultado, Arndt desarrolló el guion satirizando esa actitud:
«Me di cuenta de que hay algo tan equivocado en esa actitud... quise atacar la idea de que en la vida hay unos que suben y otros que bajan.
Me pareció que un concurso de belleza para niñas es el epítome de la competición absurda más estúpida que se le puede hacer experimentar a alguien»
El co-director Jonathan Dayton también realizó comentarios sobre la importancia del concurso en Little Miss Sunshine:
"Más allá de la importancia del concurso, era muy importante para nosotros que Little Miss Sunshine no fuese sobre concursos.
Se trata sobre el hecho de estar fuera de lugar, se trata de no saber dónde vas a terminar..."
Como curiosidad, todas las niñas que actuaron como participantes del concurso de belleza, excepto Abigail Breslin, eran veteranas de verdaderos concursos de belleza.
Se veían igual y realizaron los mismos actos que habían hecho en sus verdaderos concursos.
Por otro lado, la canción "Super Freak" que Olive baila en la competencia de belleza, se introdujo durante la posproducción tras una sugerencia del supervisor musical.
En el guion de Arndt, la canción elegida para dicha escena había sido "Peach" de Prince; y durante la filmación original se usó "Gimme All Your Lovin'" de ZZ Top.
Cabe señalar que la autoayuda, como todos sabemos, es propulsora de la industria del libro más no de la lectura.
Difícil es pensar a un lector de autoayuda en la búsqueda de Borges, Yourcenar o Cortázar; si acaso con algún libro de Hemingway que les haga pensar que pueden conseguir fórmulas de vida, como las que tienen en su poder aquellos grandes gurús, conocedores de que el camino hacia el éxito, monetario claro está, pasa por escribir un libro que señale el camino hacia el éxito.
Curiosamente, todos los personajes masculinos tienen como hobbies los libros, debo decir que las revistas porno cuentan…
En otro orden de ideas, en ninguna parte existe la familia perfecta.
Cuando vives en una sociedad que te vende sueños de prestado, que te acribilla con inútiles lavados de cerebro para que te amoldes al modelo que te quieren imponer; cuando todo es una despiadada competición por alcanzar un polvo de estrellas que se deshace antes de tocarlo; cuando triunfar consiste en hipotecar tu inocencia, tu dignidad, tu grandeza; cuando eres despreciable por el hecho de ser sencillamente tú mismo, por vivir la vida plenamente, por negarte a perpetuar una quimera que conduce a la esclavitud de los individuos; simple y llanamente, cuando te percatas de que en esta vida la mayor competición es la que libramos contra la mediocridad impuesta y de que nada hay más valioso que la integridad de tu alma...
¿No sentirías que todo aquello contra lo que compites no es más que un montón de etéreos castillos en el aire que nunca vas a alcanzar y que jamás te van a ofrecer la felicidad?
¿No sentirías que tu identidad es demasiado hermosa para entregarla a cambio de un sueño cruel e inaccesible?
Little Miss Sunshine es una gran metáfora:
El Sueño Americano se disuelve como el azúcar.
Ya no se habla del triunfo ni del esfuerzo, ni de la belleza exterior.
Se consiente el fracaso, la mala suerte, la fealdad y el universo entrópico que nos envuelve.
Es posible vivir con los defectos y la inapropiada realidad e historia personal.
Retratemos la opresión de una sociedad mierdosa que se cae a mil pedazos.
Como los Wolskwagen con el embrague roto y el claxon hecho un pirulí, que suene, que suene de forma desquiciante... en este ambiente donde todo huele a rancio y caduco.
Donde hasta las sonrisas de los niños son falsas y demoníacas.
Siempre hay alguien que les quiere vender algo, incluso cuando ya estás muerto... vaya inmoralidad.
Little Miss Sunshine es una crítica absoluta de principio a fin de la sociedad actual, aunque cueste creerlo por venir desde el punto de vista norteamericano, sobre la capacidad de no verse sobrepasado por las malditas circunstancias de la famosa “vida”; sobre la tolerancia y el respeto como la base de una sociedad moderna que, lamentablemente, es la que nos está tocando vivir; sobre la cotidianeidad que finalmente es la que determina nuestros actos; y sobre el amor que, al parecer, si mueve montañas.
O al menos es suficiente para alguien con ideas claras y una meta que nunca será imposible de alcanzar.
Sólo basta quererlo.
Quizás Little Miss Sunshine no es un nuevo concepto de expresión audiovisual, quizás no apela a grandes técnicas cinematográficas, pero esa extraña sensación de respirar distinto después que terminamos de verla, es el precio que se paga por haber aprendido que la ficción no es más que el reflejo de la tantas veces inexplicable “vida real”, que no hay ganadores ni perdedores, sino arriesgados y arrepentidos, y que finalmente lo que determina el camino, no es lo que queramos o no queramos hacer, sino lo que finalmente hacemos.
Aunque sea poco.

“Welcome to Hell”


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