Fahrenheit 11/9

“Ladies and Gentlemen, The Last President Of The United States”

Vivimos tiempos difíciles… tiempos que, si lo pensamos bien… son cíclicos.
¿Por qué?
La Teoría Generacional de Strauss-Howe, también conocida como “Teoría del Cuarto Giro”, fue creada por los autores William Strauss y Neil Howe; y describe un ciclo de generación recurrente teorizado en la historia de Estados Unidos; según la cual, los eventos históricos se asocian con personas generacionales recurrentes o “arquetipos”
Estas personas generacionales, desatan “una Nueva Era” llamada “giro”, en la que existe un nuevo clima social, político y económico.
Estas Eras sucesivas o “giros”, tienden a durar entre 20 y 22 años; y por tanto, son parte de un “saeculum” o “ciclo más grande” pues en la vida humana, una vida larga, generalmente abarca entre 80 y 90 años, aunque algunos “saeculas” han durado más… como fuera el caso, la teoría afirma que después de cada “saeculum”, una crisis se repite en la historia de Estados Unidos, a la que le sigue una recuperación alta.
Es durante esta recuperación, que las instituciones y los medios comunitarios son valores fuertes; y en última instancia, los arquetipos generacionales posteriores, atacan y debilitan a las instituciones en nombre de la autonomía y el individualismo, lo que finalmente crea un ambiente político tumultuoso que madura las condiciones para otra crisis, y así sucesivamente.
Los teóricos describen un ciclo de 4 etapas de Eras sociales o de estado de ánimo que llaman “cambios”, y son:
La Cumbre, El Despertar, El Desengaño y La Crisis.
Durante La Cumbre, las instituciones son fuertes y el individualismo es débil.
La sociedad confía en hacia dónde quiere ir colectivamente, aunque los que están fuera del centro mayoritario, a menudo se sienten sofocados por la conformidad.
Según los autores, el primer giro más reciente en los EEUU fue la generación estadounidense posterior a La Segunda Guerra Mundial, comenzando en 1946 y terminando con el asesinato de John F. Kennedy, el 22 de noviembre de 1963.
El Despertar es una era en la que las instituciones son atacadas en nombre de la autonomía personal y espiritual; justo cuando la sociedad está alcanzando su marea alta de progreso público, la gente de repente se cansa de la disciplina social, y quiere recuperar un sentido de “autoconciencia, espiritualidad y autenticidad personal”
Los jóvenes activistas, miran hacia la época anterior, como una “Era de pobreza cultural y espiritual”
Strauss y Howe, dicen que El Despertar más reciente de los Estados Unidos fue “La Revolución de La Conciencia”, que abarcó las revueltas de los campus universitarios y ciudades de mediados de la década de 1960, hasta las revueltas fiscales de principios de la década de 1980.
En El Desengaño, el estado de ánimo es en muchos aspectos, lo opuesto a La Cumbre:
Las instituciones son débiles y desconfiadas, mientras que el individualismo es fuerte y floreciente.
Los autores dicen que La Cumbre viene después de La Crisis, cuando la sociedad quiere unirse y construir, y evitar la muerte y la destrucción de La Crisis anterior.
El Desengaño viene entonces después del Despertar, cuando la sociedad quiere atomizar y disfrutar.
Dicen que El Desengaño más reciente en los EEUU comenzó en la década de 1980, e incluye “El Boom” económico de los 90, y “La Guerra Cultural” de esos años.
El 4º cambio es La Crisis; y es una Era de destrucción, que a menudo implica guerra o revolución, en la que la vida institucional se destruye, y se reconstruye en respuesta a una amenaza percibida para la supervivencia de La Nación.
Después de La Crisis, la autoridad cívica se reanima, la expresión cultural redirige hacia el propósito de la comunidad, y las personas comienzan a ubicarse como miembros de un grupo más grande.
Los autores dicen que el 4º giro anterior en los Estados Unidos, comenzó con el colapso de Wall Street de 1929, y culminó con el final de La Segunda Guerra Mundial.
Por tanto, “La Generación G.I.”, que definen como un arquetipo del héroe, de los nacidos entre 1901 y 1924, alcanzó la mayoría de edad durante esta época.
Y dicen que su confianza, optimismo y perspectiva colectiva, personificaron el estado de ánimo de esa época.
Los autores afirman entonces que “La Generación del Milenio”, que también describen como un arquetipo del héroe, nacida entre 1982 y 2004, muestra muchos rasgos similares a los “G.I.”, que incluyen:
Aumento del compromiso cívico, mejora del comportamiento y la confianza colectiva.
Así las cosas, y según los autores, cada 80 o 90 años, la duración de una vida humana, ocurre una Crisis Nacional en la sociedad estadounidense; y aproximadamente a mitad de camino hacia la próxima Crisis, se produce un Despertar Cultural, históricamente, estos han sido a menudo llamados “Grandes Despertares”
Pero no vayamos tan lejos, en cuestiones políticas, es conocido que bajos los gobiernos del Partido Republicano de EEUU, el mundo ha experimentados las más grandes crisis, sean guerras mundiales o colapsos económicos y sociales.
Uno de los más cercanos estrategas y consejeros del actual Presidente de EEUU, Donald Trump, Steve Bannon, es un destacado defensor de esta teoría.
Y en la literatura, podemos encontrar algo similar en “Fahrenheit 451” (1953), una novela distópica del escritor estadounidense Ray Bradbury; que hace referencia a la prohibición cultural en la literatura, al censurar, en concreto, quemar los libros considerados “insurgentes”, tal y como pasó en El Régimen Nazi.
En este caso, la portada del libro explica el título de la siguiente manera:
“Fahrenheit 451” es la temperatura en la que el papel prende fuego, y se quema...
Así, la novela presenta una futura sociedad estadounidense, donde los libros están prohibidos y los bomberos queman a cualquiera que se encuentre; y el personaje principal, Guy Montag, es un bombero que se desilusiona con su papel de censurar la literatura, y destruir conocimiento; por lo que eventualmente renuncia a su trabajo, y se compromete a preservar los escritos literarios y culturales.
La novela ha sido objeto de interpretaciones, que se centran en el papel histórico de la quema de libros en la supresión de ideas disidentes.
En 1956, el mismo Bradbury dijo que escribió “Fahrenheit 451” debido a sus preocupaciones en ese momento, durante La Era del Macartismo, sobre la amenaza de quema de libros en los Estados Unidos.
En años posteriores, describió el libro como un comentario sobre, cómo los medios de comunicación de masas, reducen el interés por leer literatura.
Alrededor de 1950, La Guerra Fría estaba en pleno apogeo, y el temor del público estadounidense a La Guerra Nuclear y la influencia comunista estaba en un nivel febril; eso mismo preparó el escenario para que Bradbury escribiera el dramático final del Holocausto Nuclear de “Fahrenheit 451”, ejemplificando el tipo de escenario temido por muchos estadounidenses de la época.
Pero también se ha sugerido una variedad de otros temas en la novela, además de la censura; 2 temas principales son:
La resistencia a la conformidad y el control de los individuos a través de la tecnología y los medios de comunicación.
Por tanto, Bradbury explora, cómo el gobierno puede usar los medios de comunicación para influir en la sociedad, y reprimir el individualismo mediante la quema de libros; y señala que las quemas de libros se convirtieron en una forma de entretenimiento para el público en general.
El “show” mediático y político, y se pudiera decir que “La Guerra Cibernética” comenzó con las elecciones presidenciales de EEUU, en 2016, celebradas el martes 8 de noviembre; que fueron las 58ª Elecciones Presidenciales; donde el límite establecido por La 22ª Enmienda Constitucional, impidió al Presidente en ejercicio, Barack Obama, ser reelegido para un 3º periodo de gobierno.
Esta fue la campaña populista y nacionalista de Donald Trump, que prometía “Hacer que EEUU fuera grande otra vez”, un discurso propio de La Era Reagan, y que curiosamente, el último en utilizar la frase fue Bill Clinton en su gobierno de 8 años; pero con Trump, se oponía a la corrección política, a la inmigración ilegal y muchos acuerdos de libre comercio; y en vista a las elecciones, obtuvo una amplia cobertura gratuita en los medios.
Mientras que Hillary Clinton enfatizó su experiencia política, denunció a Trump y a muchos de sus partidarios como intolerantes, y abogó por la expansión de las políticas del Presidente Obama, como los derechos raciales, LGBT y de la mujer y el capitalismo inclusivo.
Pero el tono de la campaña de elección general, se caracterizó ampliamente como divisivo y negativo.
Trump enfrentó controversias sobre sus puntos de vista sobre raza e inmigración, incidentes de violencia contra manifestantes en sus mítines, y su presunta conducta sexual inapropiada; mientras que Clinton fue perseguida por la disminución de los índices de aprobación, y una investigación del FBI, de su uso indebido de un servidor de correo electrónico privado.
No obstante, Clinton había ocupado el liderazgo en casi todas las elecciones nacionales anteriores a las elecciones, y en la mayoría de las encuestas estatales; lo que llevó a algunos comentaristas a comparar la victoria de Trump, con la victoria de Harry S Truman en 1948, como una de las mayores sorpresas políticas en la historia moderna de Estados Unidos.
Y a las 2:40am, hora del este del 9 de noviembre, las cadenas de noticias anunciaron que Pennsylvania y Wisconsin, estados en los cuales Hillary Clinton lideraba en la encuestas; daban los últimos 30 electores para definir al ganador a Donald Trump, quien se convirtió en 45° Presidente de los Estados Unidos…
Clinton aceptó la derrota ante Trump, quien ganó las elecciones Presidenciales con 304 votos electorales, contra 227 de Clinton.
Donald Trump es un hombre de negocios y personalidad de la televisión de “reality shows”; pero también es la 5ª persona en la historia de los Estados Unidos que se convierte en Presidente, y pierde el voto popular en todo el país; al tiempo que es el primer Presidente sin experiencia previa en el servicio público, o en el ejército , así como el más rico, y el mayor de edad en una toma de posesión.
Como dato, los estados que le dieron, en contra de la mayoría de los pronósticos, la victoria a Trump fueron principalmente los estados industriales de la región de los grandes lagos:
Michigan, Pennsylvania y Wisconsin.
Además de éstos, el candidato republicano también logró imponerse en los 2 grandes estados en disputa, o “swing states”, de las últimas décadas:
Ohio y Florida; y en otros estados “swing” menores como:
Arizona, Georgia, Iowa y Carolina del Norte.
Clinton, por su parte, se hizo con estados disputados como: Colorado, Nevada, Virginia y Nuevo Hampshire.
Por tanto, el candidato republicano ganó las elecciones, pese a haber obtenido el apoyo de 2,8 millones de votantes menos que su rival demócrata.
Y como señala el científico de datos, Azhar Hamdan, al final, las elecciones de 2016 no las decidió esa ventaja de casi 3 millones de votos de Hillary Clinton, sino la mucho más estrecha ventaja de apenas 78.000 votos que Trump logró en 3 condados de Michigan, Wisconsin y Pennsylvania.
Y es que las elecciones destacaron por un clima de tensión política, la más baja aceptación popular hacia los candidatos en toda la historia de Estados Unidos, y por una victoria impredecible en donde Trump ganó la elección, a pesar de que Clinton había liderado los termómetros electorales la mayor parte del tiempo que duró la campaña.
En consecuencia, los primeros 100 días de La Presidencia de Donald Trump, comenzaron cuando fue juramentado al mediodía del 20 de enero de 2017.
Este período se considera un punto de referencia para medir el éxito temprano del Presidente.
Así, desde el final de su primer año en el cargo, las encuestas de opinión han demostrado que Trump es El Presidente menos popular en la historia de las encuestas de opinión presidenciales estadounidenses modernas; y veamos por qué:
El 24 de enero, Trump firma una serie de Memorandos Presidenciales, también publicados en Twitter, que usa de manera casi Oficial, que permiten al Gobierno Federal, avanzar en la construcción del controvertido ducto Dakota Access y el oleoducto Keystone XL.
Para el 25 de enero, Trump firma un conjunto de órdenes ejecutivas que ordenan al Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos que utilice los fondos existentes para comenzar la construcción en un muro en la frontera entre Estados Unidos y México, y poner fin a la larga política de captura y liberación, en un esfuerzo por una deportación más rápida de inmigración ilegales.
El 27 de enero, Trump firma La Orden Ejecutiva 13769, que puede restringir la entrada indefinida de refugiados de La Guerra Civil Siria en los Estados Unidos, y prohíbe la entrada de todos los ciudadanos de Irán, Irak, Siria, Libia, Somalia, Sudán y Yemen a los Estados Unidos por 90 días.
La orden provoca críticas internacionales, una demanda de La Unión Estadounidense por Las Libertades Civiles, la detención de viajeros musulmanes legales en varios aeropuertos internacionales, e Irán anunció una prohibición de entrada de ciudadanos estadounidenses en el país, hasta que se levante la prohibición.
Al tiempo que Trump revocó las protecciones ambientales destinadas a abordar el cambio climático antropogénico, como El Plan de Energía Limpia y se retiró del Acuerdo de París sobre la mitigación del cambio climático.
Desde entonces, él ha tomado medidas para debilitar las disposiciones de la misma; y como partidario de la desregulación bancaria, promulgó una derogación parcial de La Ley Dodd-Frank, que previamente impuso restricciones más estrictas a los bancos después de La Crisis Financiera de 2008, y se retiró de La Asociación Transpacífico.
En política exterior, Trump ha sido descrito como intervencionista y unilateralista, acercando a Estados Unidos a Arabia Saudita, cuyos ciudadanos volaron los aviones el 9/11, e Israel; pero también se acercó a sus enemigos, como China, Rusia y Corea del Norte; y se retiró del Acuerdo con Irán.
También finalizó el programa de Acción Diferida para Los Llegados en La Infancia (DACA), reconoció a Jerusalén como la capital de Israel, firmó cartas de intención para vender $110 mil millones en armas a Arabia Saudita, y promulgó aranceles a las importaciones de acero y aluminio que provocaron aranceles de represalia en Canadá, La Unión Europea y China.
Después de que Trump despidiera al Director del FBI, James Comey en 2017, un Fiscal Especial fue designado para hacerse cargo de una existente FBI investigación en la interferencia de Rusia en las elecciones de 2016, y asuntos relacionados, incluyendo la coordinación o enlaces entre la campaña de Trump y el gobierno ruso de Vladimir Putin.
La investigación ha resultado en varias acusaciones y declaraciones de culpabilidad que involucran a los asesores y personal de la campaña de Trump, así como allegados a su familia, como su yerno, Jared Kushner.
Al respecto, Trump ha declarado que no había ninguna razón para que Rusia interfiriera en las elecciones, y le dio crédito al Presidente ruso, Vladimir Putin.
Todo lo anterior, aunado a su carácter y personalidad impulsiva, con tienes xenófobas, misóginas, homófobas, racistas…. crearon protestas contra Donald Trump que se han producido en los Estados Unidos, Europa y otros lugares desde su entrada en la campaña presidencial de 2016.
Las protestas han expresado su oposición a la retórica de la campaña de Trump, a su victoria electoral, a su inauguración, a su supuesto historial de conducta sexual inapropiada, y a varias acciones presidenciales, en particular, a su política de separación familiar contra los ilegales, tal como lo hizo Hitler en Los Campos de Concentración Nazi.
De hecho, algunas protestas han tomado la forma de paros, cierres de empresas y peticiones, así como mítines, manifestaciones y marchas.
Si bien, la mayoría de las protestas han sido pacíficas, conductas procesables como vandalismo y asaltos en los partidarios de Trump, han ocurrido, hasta se han presentado eventos reprobables como el mitin en Virginia; de hecho, algunos manifestantes han sido acusados penalmente de disturbios.
Pero la mayor protesta organizada contra Trump, fue el día después de su inauguración; cuando millones de personas protestaron el 21 de enero de 2017, durante La Marcha de Las Mujeres, convirtiéndola en la protesta de un solo día, más grande en la historia de los Estados Unidos.
En varias ciudades, los manifestantes fueron dispersados con balas de goma, gas pimienta y bolsas de frijoles disparados por la policía.
Ese tipo de manifestantes, han levantado una serie de signos diferentes y han gritado varias consignas que incluyen:
“No es mi Presidente” y “No aceptamos al Presidente electo”; un movimiento organizado en Twitter bajo los hashtags #Antitrump y #NotMyPresident
No obstante, hay que seguir atentos a las eventualidades, pues Trump todavía sigue en el puestos, con las investigaciones sobre la potencial connivencia entre su campaña y funcionarios rusos, iniciadas por La Oficina Federal de Investigaciones, El Comité de Inteligencia del Senado, y El Comité de Inteligencia de La Cámara; una crucial investigación del Asesor Especial que comenzó en mayo de 2017, y que está actualmente en curso.
¿Será acaso que los votantes en verdad querían un cambio para “hacer a EEUU grande otra vez”, o simplemente porque votaron a manera de “chiste”, pensando que “El Aprendiz” nunca llegaría a ser Presidente, o para no dar continuidad a La Era Clinton/Demócrata?
“How the fuck did this happen?”
Fahrenheit 11/9 es un documental del año 2018, escrito y dirigido por Michael Moore.
Protagonizado por Donald Trump, Ivanka Trump, Hillary Clinton, Bernie Sanders, Alexandria Ocasio-Cortez, Timothy Snyder, entre otros.
¿Hay algún otro narrador que haya conseguido acercar tanto al público, la historia reciente y la idiosincrasia de EEUU?
Y lo mejor de todo, es que no sólo habla de los Estados Unidos…
Ese es el cineasta Michael Moore, que ahora examina el estado actual de la política estadounidense, en particular, La Presidencia de Donald Trump y la violencia con armas de fuego, al tiempo que destaca el poder de los movimientos democráticos de base; por tanto, su documental intenta explicar:
¿Cómo fue que Donald Trump llegó a La Presidencia de EEUU, contra todo pronóstico; cómo se ha mantenido en el poder con su discurso intolerante, racista, provocador, egocéntrico… etc., y cómo la historia es cíclica, en cuanto a los hechos que cambiaron al mundo?
Según Moore, espera que el documental “contribuya a derribar la credibilidad que Trump tiene entre sus seguidores”, al tiempo que se convierte en una poderosa advertencia sobre el fascismo para cualquier país en el mundo.
Curiosamente, este es el documental “más objetivo y positivo” de Moore, pues no se decanta en ir sólo contra Trump, sino que pone el dedo en la clase política, al ala conservadora/demócrata obsoleta, hasta contra Barack Obama; y cómo un país tan liberal, tiene a un Presidente tan ultra derechista.
Todo ello enriquece y compensa el aura apocalíptica del filme, con la esperanza en una juventud sedienta de cambios; donde los movimientos acontecidos del pasado reciente, como un envenenamiento de agua en Michigan, hasta la manipulación electoral, hicieron posible una huelga de educadores que provocaron la ira de los ultra derechistas con los atentados de Parkland…
Esa huelga, muy poco ventilada, fue un factor determinante para “la unión de la ciudadanía” y comenzó debido a los recortes tributarios en West Virginia, que impactaron en el seguro de salud, aumentando las tarifas, mientras que el salario de los maestros seguía siendo uno de los más bajos del país.
Esto se sumó a la reforma impositiva que aprobó el gobierno de Donald Trump, que claramente favorece a las grandes corporaciones, muchos amigos del ahora Presidente, por sobre los trabajadores, causando un amplio descontento entre los docentes.
La huelga de West Virginia, fue por tanto un punto de inflexión, y se convirtió en un ejemplo para la clase trabajadora, a la vez que pone la alarma sobre las dirigencias sindicales en Estados Unidos, de como un movimiento de lucha puede atravesar la ilegalidad, e incluso las direcciones burocráticas y traicioneras.
Al tiempo que es curioso que la escuela de Parkland, tenga el nombre del hospital donde fue atendido JFK y Oswald tras el magnicidio; y que sea la juventud de dicha institución, quien se levantó de la tragedia, exigiendo cambios inmediatos, pues ellos viven en La Era de Las Redes Sociales, donde todo se conoce y se resuelve de manera rápida; al tiempo que demostraron que La Asociación Nacional del Rifle, financió a muchos de los Senadores electos, desde el pasado próximo, creando en EEUU, las mayores masacres registradas por estadounidenses contra su misma población, debido a la fácil obtención de armas.
No obstante, la decepción del documental está en que desde el 2001, poco o nada se ha concretado en Las Leyes, en cuanto a materia de Seguridad Nacional; y es por ello que el título del documental, Fahrenheit 11/9 tiene su importancia; pues se basa en el sistema de fechas para referirse al 9 de noviembre, cuando se anunció la victoria presidencial de Trump en 2016, unas elecciones que tuvieron lugar el día anterior; y simultáneamente el título sirve como un refrescamiento del documental “Fahrenheit 9/11” (2004), el cual hace referencia a la fecha de los atentados del 11 de septiembre; por lo que ambos títulos de los documentales de Moore, son una alusión a la novela distópica “Fahrenheit 451” (1953) de Ray Bradbury.
Ahora, ya no es cosa que el director use el humor para exponer las realidades, que sea mordaz y provocador, que sea sensacionalista y acomode la información para lograr su objetivo… lo que importa en analizar y reflexionar, no solo en lo que es verdad “o no”, lo que Trump ha llamado “Fake News”, sino tomar conciencia de la realidad del país… y si creen que lo que pasa en EEUU no le afecta usted…
¡Usted vive en otro planeta!
Porque en EEUU hay muchas cosas que están mal, y muchas de ellas son por ignorancia y falta de involucramiento en los procesos; porque sí hay gente que quiere hacer la diferencia, entonces:
¿Qué diablos pasó?
Durante el visionado, es difícil no tener escalofríos en algún momento… porque esta es una película importante para todos, porque explica el clima reinante en ese país, y demuestra que es un país dividido.
Por tanto, su mensaje de enfocar la energía y solucionar el problema es importante, pero:
¿Por dónde empezar?
“Fuck Hope.
Seriously, Fuck Hope.
Fuck Despair, too.
But Fuck Hope”
Describir el caos que ha provocado la llegada de Donald Trump a La Presidencia de Estados Unidos, es el objetico de Fahrenheit 11/9; que es la 2ª película que Michael Moore rueda sobre El Presidente Estadounidense; ya que la anterior fue “Michael Moore in Trumpland”, estrenada en  2016; donde el racismo, la misoginia y el nepotismo, son calificativos que aplica al primer año de gobierno del actual presidente de Estados Unidos.
“Exploramos la pregunta de, cómo diablos nos metimos en este lío, y cómo hacemos para salir”, dijo el activista liberal, Michael Moore.
“Trump ha estado dando vueltas por un largo tiempo, y nos hemos comportado de una cierta manera por un largo tiempo, y cuando miras atrás, ahora ves cómo el camino fue allanado para él”, agregó, ya había publicado una carta ese mismo año, en la que sintetizaba los 5 motivos por los que iba a ocurrir aquello de lo que muchos otros estaban seguros que no pasaría... y responsabiliza tanto a republicanos como demócratas de ese resultado.
Pero la respuesta no es sencilla, y para ello, Moore nos lleva a explorar una serie de eventos que pudieron haber influido en la opinión popular con respecto a los 2 contrincantes en la carrera electoral.
El más importante de ellos, es quizá la tragedia ocurrida en la ciudad de Flint, en el estado de Michigan, lugar de origen del realizador.
Esta historia, bien pudo haber dado suficiente material para un documental propio:
Es un caso de corrupción y malignidad del cual ninguno de los implicados sale libre de culpa, incluyendo al ex-presidente Barack Obama.
Pero para la realización de Fahrenheit 11/9, Moore se asoció el mayo de 2017 con los productores Harvey Weinstein y Bob Weinstein para producir y distribuir el documental.
Los Weinstein iban a financiar $2 millones de los $6 millones del contrato; pero al final no lo proporcionaron debido a las alegaciones de abuso sexual de Harvey Weinstein.
Como resultado, Moore despidió su equipo, y paró el desarrollo del documental; y antes de retomarlo, Moore se centró en su show en Broadway, “The Terms Of My Surrender”, que duró 12 semanas.
La producción del documental fue eventualmente reanudada con financiación privada, de entre $4 y $5 millones; y como parte de la grabación, Moore hizo una visita clandestina al Resort en Florida del Presidente Trump, Mar-a-Lago, y estuvo allí durante 15 minutos, hasta que fue forzado a salir por parte de seguridad.
Moore descubrió en su investigación, que la mayoría de los estadounidenses quieren Medicare para todos, creen en la igualdad, y la igualdad salarial de las mujeres, creen en los derechos LGBTQ, desean educación pública gratuita, etc.
Y encontró sorprendente que EEUU es una “América Liberal”, diciendo que “somos la mayoría”, no los grandes bancos, no los grupos contra la inmigración, sino en aquellos que realmente quieren igualdad de oportunidades para todos.
Moore recuerda a los estadounidenses que, a pesar de las estaciones de noticias de derecha, o incluso lo que Trump dice a sí mismo, “nuestro coro es mucho más grande”
Con cámara al hombro, Moore ha filmado con pasión, el rechazo que le produce el ultraconservador Trump, al que hace responsable de la destrucción del “Sueño Americano”; y junto a imágenes del “último presidente de Estados Unidos”, según Moore, aparecen otras del Ku Klux Klan, cruces quemadas y cruces gamadas… imágenes de supremacistas blancos, y referencias al problema de las armas… a consejeros de Trump, como Steve Bannon o Roger Stone, quien avisa al Congreso de que se producirá un violento levantamiento si se atreve a destituir al republicano; y progresistas como Alexandria Ocasio-Cortez, la esperanza blanca del Partido Demócrata, que va distribuyendo propaganda puerta a puerta.
Pero la salud democrática estadounidense, es la mayor preocupación de Michael Moore en Fahrenheit 11/9, así como las injusticias sociales que provoca.
Sin embargo, da mucho que pensar, y está filmada con la pasión característica, el estilo y el sentido perverso del director; porque Michael es un narrador persuasivo, que sabe orquestar de maravilla los diferentes tonos emocionales a través de la música, el montaje y los registros discursivos; y es realmente tentador abandonarse a esa montaña rusa de 2 horas.
Así, la película sigue la tesis de esos razonamientos, y los entrelaza con sucesos locales y recientes, que son presentados como síntomas y representación del clima político y social que se vive en Estados Unidos, como:
La actitud impasible del Gobernador de Michigan ante la intoxicación por plomo en el agua de los habitantes de Flint; las huelgas valientes y victoriosas de los maestros y profesores que se originaron en Virginia; la contestación estudiantil a la masacre del instituto de Parkland...
Tampoco se olvida de recordar las trabas y las paradojas de la democracia y del sistema electoral; pues casi 100 millones de personas en edad de votar, no lo hicieron, siendo cerca de la mitad del electorado.
Y este es un dato clave para entender “el ascenso de Trump”
Todo empezó como una broma:
“Trump for President”; un eslogan que hace años sonaba disparatado, teniendo en cuenta que hace apenas año y medio, nadie creía posible que el empresario y candidato republicano llegara a ser El 45° Presidente de EEUU.
Desde esos inicios preelectorales, y su victoria el 9 de noviembre de 2016, parte Fahrenheit 11/9, para luego adentrarse en los problemas de su gobierno, y finalmente retratar a Trump, en base a argumentos, como un auténtico dictador, a la altura de Adolf Hitler.
Por supuesto, Moore lo hace en un tono de humor e ironía, que hasta la revista New York Magazine ha tildado como “una de las películas más urgentes que se hayan hecho”
Solo que, lo que no espera la audiencia, es que el director señale a la cantante Gwen Stefani como detonante del éxito de Trump, quien quería tener más popularidad que ella; y lo logró convirtiéndose en Presidente.
¡Así de fácil y absurdo!
Por tanto, Fahrenheit 11/9 sigue a lo que fue la cinta “Michael Moore in Trumpland”; y según el director, se trata de “una historia de esperanza” que bien podría suponer “el verdadero comienzo del final para Donald J. Trump”
¿Pero lo será realmente?
Fahrenheit 11/9 explora la elección de Donald Trump como Presidente; también muestra un breve vistazo de su historia, y lo que lo llevó a ese punto; y posteriormente divaga un poco, y se enfoca en 2 eventos:
La contaminación de agua en Flint Michigan, la huelga de maestros de West Virginia, y el tiroteo de Parkland en Florida.
Estas historias permiten a Michael Moore, excederse un poco en su protagonismo, algo que le ha sido criticado también en sus filmes anteriores; sin embargo, los acontecimientos sirven para que el realizador muestre el lado esperanzador, por así decirlo, de la democracia en los Estados Unidos:
El activismo.
Y resulta interesante observar a Moore junto a los estudiantes que han organizado enormes marchas a lo largo y ancho del país, todo ello gracias al uso de las redes sociales; y queda implícito un momento en el que vemos al director, darse cuenta que es momento de pasar la batuta a una nueva generación que hace las cosas de manera distinta.
Porque Michael Moore fue uno de los pioneros en alzar la voz y retratar los problemas sociales y políticos de los Estados Unidos, a través de sus documentales con espíritu activista, y su influencia ha abierto camino a un nuevo grupo de jóvenes que hacen lo mismo a través de sus cuentas de Instagram, Snapchat, YouTube o Twitter.
Y algo muy jugoso, es que el documental no pierde la oportunidad de comparar a Trump con Hitler, de mostrarnos los momentos grotescos en los cuales el actual Presidente de los Estados Unidos, habla perversamente sobre la belleza de su hija Ivanka… explora la admiración del mandatario hacia los autócratas que gobiernan naciones como Rusia, Corea del Norte y China.
Aunque en ocasiones pudiera sonar un tanto exagerado y sensacionalista, algo común en Michael Moore, hay algo de certeza en sus descabelladas teorías que vale la pena tomarlas al menos como una advertencia; porque lejos de ser un trabajo que se enfoque en el escándalo de la colusión de Rusia en las elecciones, Fahrenheit 11/9 prefiere ahondar en, cómo el mismo pueblo de la Unión Americana, y los medios de comunicación han sido los responsables de enaltecer al magnate, y de crear un monstruo que ha salido de control.
Al tiempo que da un vistazo a los errores de ambos partidos políticos, republicanos y demócratas, quienes han puesto en riesgo el ejercicio de la democracia en el país.
Y muestra que la única manera de combatir a un tirano, es por medio del uso de nuestra propia voz.
No obstante, el documental no tiene el mismo impacto que “Fahrenheit 9/11” tuvo en su época, tal vez porque vivimos en un mundo donde la información y los escándalos fluyen rápidamente por medio de las redes sociales, y lo que vemos aquí, no es nada nuevo, aunque sí es muy preocupante, y uno llega a sentirse molesto y decepcionado por el “status quo” del país, siempre y cuando esa ira y coraje sean canalizados de la manera adecuada y legal.
Y lo que realmente gustó de Fahrenheit 11/9, además de las merecidas críticas de Trump, es el hecho de que también afecta a Bill Clinton, incluso a Barack Obama; pero sobre todo, muestra cosas que hacen reflexionar y analizar el sistema.
Y uno de los aspectos menos reconfortantes del “asunto Trump”, es comprobar cómo el mundo artístico, con esos activistas que pelean por concienciar desde su trono de oro, compartiendo miedos e inquietudes con la gente, “el pueblo”, se dan de bruces con la realidad.
Moore y docenas de estrellas de todo tipo, han malgastado palabras durante demasiado tiempo... y no ha servido de nada.
Por ello, el director es pesimista, y ha perdido la esperanza, aunque ponga el foco en esas nuevas generaciones, casi formadas por supervivientes de la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas en Parkland, Florida.
Donde esos jóvenes, muchos de los cuales son sobrevivientes de la masacre y sus familiares, fueron víctimas de hostigamiento en línea, que decían “ser actores en horas bajas”, hasta amenazas de muerte; o por campañas políticas puerta a puerta, Moore cree que es posible que nunca podamos librarnos del mal.
Y por si fuera poco, al cineasta han dejado de hacerle caso en los medios.
Medios que, por otro lado, tampoco salen muy bien parados; y entre bromas, datos y dardos envenenados, el documental presenta un retrato de Trump como un personaje despreciable y abusivo, además de proporcionar una imagen sospechosa como padre.
La imagen que ofrece de su relación con su hija Ivanka, en el único momento del documental en el que a Moore se le va la mano hacia un amarillismo extremo que de un trabajo riguroso.
Otro punto caliente del documental, es el escandaloso y repugnante asunto de las aguas contaminadas de Flint, Míchigan, y de cómo tras las obras de un nuevo canal, el reparto de agua de uno de los estados más pobres de EEUU se dividió en 2:
La contaminada con plomo para los vecinos, y la limpia para la nueva fábrica de General Motors…
Moore, cual justiciero urbano, no dudará en plantar un camión de aguas de Flint en la puerta del mismísimo gobernador Rick Snyder, uno de los grandes villanos de la película; y claro que la historia de Moore y Flint, viene de lejos…
Al tiempo que el director tampoco olvida el papelón de Barack Obama a su paso por Flint, recordando un incómodo episodio demasiado interpretativo y forzado, de un hombre que llegó como la gran esperanza, y defraudó a infinidad de personas.
Pero “la revolución está sucediendo en los lugares más improbables”, dijo Moore.
David Hogg, un sobreviviente de la masacre de Parkland, explica por qué este problema es tan importante y personal para él:
Él y sus compañeros de clase, nunca pueden borrar lo que sucedió en Stoneman Douglas High School ese día, sino que intentan evitar algo así en el futuro, pidiendo una reforma de las armas.
Así nación “La Marcha por Nuestras Vidas”, una manifestación de 2018 después del tiroteo, que fue descrita por CNBC, como “un indicador del poder político de la Generación Z”
El periodista Arick Wierson, dijo que “los políticos de ambos partidos importantes deberían tomar nota”
Una pieza titulada: “Dear National Rifle Association: We do not let you win”, de los adolescentes, publicados en marzo de 2018 en The New York Times, describe a la Generación Z como la generación después de los Millennials, que “no olvidarán a los funcionarios electos que les dieron la espalda a su deber de proteger a los niños”
La película también muestra las matrices de estudiantes de todo el país para protestar por la violencia con armas de fuego, y muestra que la revolución puede provenir de personas que se encuentran fuera del Capitolio.
Todo el tramo que se centra en los jóvenes activistas estadounidenses, como Emma González y su lucha para regular la venda de armas en el país; o Alexandria Ocasio-Cortez, la congresista más joven de EEUU, puede que sea más conocido por la gente de allí, pero visto desde otros países, es muy inspirador.
Porque es una generación dispuesta a cambiarlo todo.
Sin embargo, con picardía, Moore establece un paralelismo entre estas imágenes y las de movimientos de hace décadas, que hacían promesas similares para alertar de como un mensaje potente se puede ir disolviendo...
Fahrenheit 11/9 no tiene realmente un final, simplemente una serie de advertencias abiertas, y unas semejanzas extrañas con la Alemania de 1930
Moore no da respuestas, no es su obligación, pero si plantea algunas preguntas siempre interesantes; y lo que le pierde es el sensacionalismo:
Montar imágenes de una multitudinaria arenga de Hitler, poniendo en su boca discursos de Trump, no es lo más sutil del mundo; y en algún momento se insinúa en boca de Trump, que “los mandatos presidenciales podrían ampliarse de 4 a 16 años, siguiendo la estela de Xi Jinping en China, y quebrantando La 22ª Enmienda Constitucional; “porque el pueblo lo ha querido así”
Y tras todas “las tonteras” totalitaristas que dice Trump, el público responde con risas… sino veamos sus discursos con gente tras de él, que como los monos, le ríen el disparate.
Es decir, las élites preparan el cierre del ciclo neoliberal, para iniciar un ciclo de hipercontrol, por decirlo suave, al estilo “1984” de Orwell.
En cuanto a los gobiernos, y si no lo impedimos, pasaremos de la laxitud neoliberal a formas neuróticas de liderazgo, como en Venezuela, China o Cuba, o bien como los países árabes con el nepotismo.
Y eso es algo que Michael lo deja muy apuntado; porque nos pone alerta, sino veamos el resumen de los hechos:
El “America First”, es solo para los estadounidenses blancos, anglosajones y ricos.
El partido político más importante de los Estados Unidos, no es el demócrata o el republicano, sino la masa de millones de personas que no votan, ni lo harán nunca.
Especialmente crítico se muestra Moore con los demócratas, con mención especial a Hillary Clinton y Barack Obama, que allanaron el camino para que alguien como Trump ganara las elecciones presidenciales.
Deja de manifiesto que no se le permitió a Bernie Sanders, a pesar de haber ganado en más estados, ser el candidato demócrata para competir con Donald Trump.
Que Estados Unidos es un país de izquierda, y lo demuestra con titulares de medios, universidades y organismos de sobrada reputación.
Deja entrever que Rick Snyder, gobernador republicano de Michigan, cambió intencionadamente la fuente de alimentación del agua tratada del Lago Huron al Río de Flint, lo que propició que el agua potable de la ciudad, se contaminara de plomo, creando un grave peligro para la salud pública, sobre todo para la población afroamericana más pobre que acabó enfermando, y muchos muriendo.
Compara de manera evidente La Era Trump con El Régimen Nazi; de hecho hay una escena donde vemos a Hitler en uno de sus discursos, y la voz trucada del magnate estadounidense; por lo que busca paralelismos entre la llegada al poder de Hitler, y la llegada al poder de Trump; ambos legitimados por unas elecciones.
Moore retoma, como ya hiciera con maestría en 2002, el debate sobre el uso de armas en su país; y recurre para ello a la masacre de la escuela Parkland en 2018, y el movimiento posterior por parte de jóvenes activistas.
Finalmente relaciona al Presidente de EEUU con acoso sexual, racismo, declaraciones falsas y hasta con el negacionismo del cambio climático.
Genera un cierto desasosiego, por no decir inquietud, que se deja entrever la intención de Trump por perpetuarse en el poder.
Y deja claro Michael Moore, que se ha descuidado a la clase trabajadora:
El partido demócrata está a los intereses del “establishment” y que medios de comunicación como The New York Times o el Washington Post, nunca apoyarían una campaña realmente de izquierda.
Por tanto, Moore llama a la solidaridad, y avisa que el fascismo podría pasar en el país de las libertades.
Técnicamente, irreprochable, Moore se maneja muy bien con la técnica más clásica del documental, y hace un esfuerzo considerable en rescatar imágenes de archivo, tanto de prensa impresa y digital, televisión y medios sociales como Facebook y Twitter, para meter de nuevo el dedo en la llaga, y poner de manifiesto el malestar que se está viviendo en su país, a raíz de la llegada de Trump a La Casa Blanca.
También, su película está plagada de entrevistas a adolescentes que supervivieron a la masacre de la escuela Parkland, con sus correspondientes totales, en el argot son frases concisas, contundentes, extraídas de las entrevistas de manera rápida, y que le sirven al cineasta de Michigan, para fijar el punto de vista que quiere adoptar.
Y todo acompañado de su característica voz “en off”
Así las cosas, el documental siempre implica subjetividad y selección de los entrevistados, de los protagonistas, de las imágenes, de los gráficos y hasta de la propia realidad.
Y es en la selección de la realidad, donde reside el “rigor intencionado” de Michael Moore, ya que es evidente que determina la realidad tal y como le llegará al espectador.
Por ejemplo, si mostramos varios encuadres de espectadores increpando al candidato, daremos una cita, o una imagen de controversia o rechazo que quizá no fue más que una anécdota pasajera… por tanto, la decisión de qué captar o mostrar, y cómo hacerlo, crea una visión subjetiva y parcial, algo que debemos de tener en cuenta para analizar este documental.
“We have to find ways to stop that vote from happening”
Uno de los asesores cercanos a Trump, fue Stephen Kevin “Steve”, un ejecutivo de medios estadounidense, figura política, ex banquero de inversiones, y ex presidente ejecutivo de Breitbart News; que se desempeñó como estratega jefe de La Casa Blanca, en la administración del Presidente de los EEUU, durante los primeros 7 meses del mandato de Trump, hasta el 18 de agosto 2017, cuando fue despedido, porque “él envía un mensaje inquietante sobre qué tipo de Presidente quiere ser Donald Trump” y porque “sus lazos con el movimiento nacionalista blanco, han sido bien documentados”; por lo que pasó a presentar varios ejemplos de la xenofobia de Breitbart News, que en 2012 se convirtió en director de su página web de noticias, conocida por su apoyo a la llamada “alt-right”, dirigiendo ataques velados de tono antisemita a los rivales de Trump durante la campaña presidencial; negando simultáneamente la relevancia de elementos defensores del nacionalismo blanco, del antisemitismo y la homofobia dentro del movimiento.
El empleo de Bannon en La Casa Blanca, finalizó menos de una semana después del mitin de Charlottesville “Unite The Right”, que terminó en violencia y acrimonia.
Mientras que los miembros de ambos partidos políticos condenaron el odio y la violencia de nacionalistas blancos, neonazis y activistas de extrema derecha, The New York Times señaló que “Trump era la única figura política nacional culpable del odio, fanatismo y violencia, que resultó en la muerte de una persona”
Bannon, sin embargo, declaró que no fue “despedido” sino que presentó su renuncia 2 semanas antes, el 4 de agosto de 2017.
Después de dejar La Casa Blanca, Bannon ha hecho campaña, y ha ayudado a varios movimientos políticos europeos de derecha y extrema derecha.
Bannon cree que los líderes, como el japonés Shinzo Abe, el indio Narendra Modi, el ruso Vladimir Putin, el chino Xi Jinping y el estadounidense Donald Trump, así como líderes similares en Egipto, Filipinas, Polonia y Corea del Sur, son parte de un cambio global hacia el nacionalismo; al tiempo que respalda una mayor regulación de las compañías de Internet como Facebook y Google, que considera como algo similar a los servicios públicos en La Era Moderna; y sigue siendo un fuerte opositor del acuerdo climático de París, entonces, persuadiendo con éxito al Presidente para que se retirara.
No es casual que tanto Trump como Bannon tengan mucho en común, de hecho, Bannon se ha adherido a la teoría sin gran aceptación, concebida por los historiadores Neil Howe y William Strauss en la década de 1990, que aboga por la existencia de ciclos de 80 años en la historia de los Estados Unidos, separados por respectivas crisis, representadas por La Independencia y La Constitución; La Guerra Civil Estadounidense; y La Gran Depresión y La Segunda Guerra Mundial; que propone que “el populismo, el nacionalismo y el autoritarismo estatal, pronto estarían en aumento, no sólo en EEUU, sino en todo el mundo.
Una vez que uno se deshace de los accidentes y la tecnología extraños, se queda con solo un número limitado de estados de ánimo sociales, que tienden a repetirse en un orden fijo”
Así las cosas, con el apoyo de historiadores y sociólogos, el cineasta Michael Moore, explica cómo al igual que Hitler manipuló un rechazo colectivo a los judíos, Trump hizo lo propio hacia los inmigrantes y la población no blanca.
Desde que Donald Trump asumió La Presidencia de Estados Unidos, ligeras comparaciones se hicieron entre él y líderes autoritarios, la mayoría basadas en percepciones populares; y Christopher Browning, un reputado historiador estadounidense, aclamado por sus libros y trabajos sobre El Holocausto, ha escrito un largo ensayo sobre cómo la situación actual en Estados Unidos, se asemeja al período de entreguerras, y al ascenso del fascismo en Europa:
Donald Trump busca crear un estado internacional parecido al que estaba en 1914, antes de Las Grandes Guerras; y Browning muestra que el intento del Presidente Trump de retirar al país de acuerdos y organizaciones diplomáticas, militares y económicas que han preservado la paz, la estabilidad y la prosperidad desde 1945, entiéndase su salida del Acuerdo de París, su amenaza a NAFTA, el rompimiento de acuerdos comerciales con China y El Acuerdo Nuclear con Irán, entre otros, y su preferencia por relaciones bilaterales en donde “él es el jugador siempre dominante”, recrea una situación global similar a la que estaba en 1914, en donde prevalecían los estados autónomos nacionales y xenófobos, y en donde se cocinaron Las 2 Grandes Guerras Mundiales.
Por otro lado, los que nombraron y apoyaron a Hitler, como los que apoyan a Trump, no supusieron su peligro, y se regocijaron de sus beneficios iniciales:
El historiador señala que, así como los que apoyaron a Hitler inicialmente se regocijaron de su popularidad y de sus políticas, “pensando que al final podrían controlarlo”, lo propio ha pasado con los líderes republicanos.
“Independientemente de las reservas secretas que Mitch McConnell y otros líderes republicanos tradicionales tengan sobre el carácter de Trump, de su estilo de gobierno y de su posible criminalidad, se regocijan abiertamente por la recompensa que han recibido de su alianza con él y su base:
Enormes recortes de impuestos para los ricos, la desregulación financiera y ambiental, las nominaciones de 2 jueces conservadores y cuestionables de La Corte Suprema, hasta ahora; y una reducción significativa en la atención médica patrocinada por el gobierno”
Además, la hiperpolarización alemana permitió que se eliminara el equilibrio, y que Hitler gobernara por decretos, Trump está logrando lo mismo:
La hiperpolarización que se dio en la política alemana, hizo cada vez más imposible obtener decretos conseguidos a través de mayorías parlamentarias.
Ello condujo a que en 1925, se designara una serie de cancilleres que gobernaban por decreto.
Luego, ante el escalamiento de Adolfo Hitler, se terminó por desmantelar el Sistema Parlamento mismo.
Con el estado de la política actual, el historiador asegura que se puede predecir que a partir de ahora, no se harán nombramientos judiciales significativos cuando La Presidencia y El Senado no estén controlados por el mismo partido:
“Mitch McConnell y nuestro Congreso disfuncional e irrespetuoso, han asegurado un poder judicial cada vez más disfuncional e irrespetuoso, y el equilibrio constitucional de poderes entre las 3 ramas del gobierno está en peligro”
Browning asegura que los poderes judiciales independientes están siendo desmantelados gradualmente a través de la purga selectiva y el nombramiento de personas leales, y políticamente confiables.
Y es que Trump no tiene que hacer cosas tan radicales como las que se ejecutaron en tiempos de Hitler:
El totalitarismo ahora se vive desde la democracia…
Mientras los movimientos fascistas de la época de Hitler se enorgullecían de ser abiertamente antidemocráticos, y se jactaban de que sus regímenes eran totalitarios, el historiador encuentra que en La Era de Trump, se pueden conseguir resultados parecidos desde el mismo sistema democrático:
“La revelación más original de la ola actual de autoritarios, es que ha descubierto que los partidos de la oposición pueden existir, y las elecciones pueden celebrarse para proporcionar una idea de legitimidad democrática, mientras que en realidad, las elecciones plantean un desafío escaso a los que están en el poder.
Los líderes de la oposición, verdaderamente peligrosos, son neutralizados o eliminados de una manera u otra”
También, Hitler calló a la prensa, y Trump solo la inunda de “noticias falsas”
La agenda de Hitler vio como prioridad, suprimir la libertad de opinión, pero en estos días, dice Browning, el control total de la prensa y otros medios es igualmente innecesario, ya que “una avalancha de noticias gestionadas y falsas contaminan el flujo de información, al punto que los hechos y la verdad se vuelven irrelevantes como moldeadores de la opinión pública”
Al tiempo que entonces, Hitler tenía a Joseph Goebbels, Trump tiene a Fox News… y antes a Steve Bannon.
Tras su nombramiento como canciller, Hitler creó de inmediato un nuevo Ministerio de Ilustración y Propaganda del Pueblo bajo Joseph Goebbels, uno de sus asesores políticos más cercanos.
“En la presidencia de Trump, esas funciones han sido efectivamente privatizadas en la forma de Fox News y Sean Hannity.
Fox hace eco fielmente de los “hechos alternativos” de la versión aportada por Trump; a su vez, con frecuencia encuentra inspiración para sus “tuits” y declaraciones llenas de fantasía de su monitoreo diario de los comentaristas de Fox, y sus llamadas telefónicas nocturnas con Hannity”
El resultado, es la creación de una “burbuja Trump” efectiva para su base, que es irreconocible para los espectadores de PBS, CNN, MSNBC y lectores de The Washington Post y The New York Times.
Hitler desmontó los sindicatos, Trump no tiene que hacerlo, porque ya están desmontados:
Para consolidar su dictadura, Hitler tuvo que abolir los sindicatos independientes en Alemania de un solo golpe; mientras que Trump no enfrenta tal problema.
Desde la década de 1970, el contrato social se ha derrumbado, la afiliación y la influencia de los sindicatos han disminuido, el crecimiento de los salarios se ha estancado, y la desigualdad en la riqueza ha aumentado considerablemente:
“El triunfo del gobernador Scott Walker sobre los sindicatos del sector público en Wisconsin, y la reciente decisión de La Corte Suprema que anula las cuotas obligatorias de los sindicatos del sector público, “Janus v. AFSCME”, simplemente aceleran un proceso que ya está en marcha”
Mientras que el nacionalismo blanco antiinmigrante fue crucial para Hitler, ya está en la base de la política de Trump:
“El nacionalismo xenófobo, y en muchos casos el nacionalismo blanco explícitamente contra los inmigrantes, así como la priorización de “la ley y el orden” sobre los derechos individuales, fueron cruciales para que el totalitarismo movilizara el apoyo popular de sus bases, y estigmatizara a sus enemigos”
La política de Donald Trump ha sido abiertamente antiinmigrante, con acciones muy concretas como la cancelación de DACA, del TPS, el veto migratorio a 7 países, la estigmatización de los indocumentados, y la implementación de políticas como la de “tolerancia cero”, que generó cientos de separaciones de niños de sus padres en la frontera.
Y no olvidemos que ambos utilizaron un discurso racista:
Hitler recurrió a un discurso de odio ante los judíos, culpándolos de todos los problemas que vivía Alemania, tenía miedo que toda la pureza blanca se perdiera al mezclarse con la judía; mientras que Donald Trump ha sembrado un discurso en contra de los mexicanos, e incluso piensa que le roban espacios a los estadounidenses, y los quiere fuera de su país.
Ambos proponen deportaciones masivas:
Hace casi 100 años, Hitler anunció que deportaría a todos los grupos minoritarios para que Alemania fuese ocupada solamente por verdaderos ciudadanos; Donald Trump anunció en televisión, que reunirá y deportará a todos los inmigrantes ilegales indeseables en Estados Unidos, para mantener al país seguro para los que llama “verdaderos ciudadanos”
Ambos prometen hacer a sus países “de nuevo grandes”:
Trump, como en su momento Hitler, promete hacer grande a su país.
Su lema “hacer EEUU grande de nuevo”, exacerba los sentimientos nacionalistas igual que a los alemanes que Hitler les hizo concebir esperanzas de grandeza.
De hecho, Trump ha dicho:
“Vamos a hacer algo tan bueno, tan rápido y tan fuerte, que el mundo nos volverá a respetar.
¡Creedme!”
Y piensan que todos sus problemas, son por los migrantes:
Ambos piensan que los migrantes, unos judíos y otros mexicanos, llegan a sus países a generar problemas.
Hitler culpó de los problemas económicos del país, a un grupo minoritario, los judíos; y Trump echa la culpa de todos los problemas económicos de los Estados Unidos a un grupo minoritario, los inmigrantes ilegales mexicanos, así como inmigrantes ilegales procedentes de América del Sur y Asia.
Ambos quieren identificaciones especiales para los migrantes:
Donald Trump, propuso crear una base de datos para registrar a la población musulmana, y expresó su disposición a cerrar mezquitas y centros de oración del Islam en EEUU.
Tanto que Trump sugirió la creación de un registro para musulmanes, pese a que la medida evocara el nazismo, como lo hizo Hitler.
No olvidar que tanto Hitler como Trump, piensan en muros:
Hitler construyó muros alrededor de los guetos, donde los judíos fueron recluidos originalmente; y Trump quiere construir un muro impenetrable entre México y Estados Unidos.
Resulta más que curioso que ambos utilizan saludos similares, ambos han utilizado saludos de sus seguidores que distinguen su alianza, tanto que hay gestos con las manos que declaran “White Power”
Trump dijo que sus partidarios hacen el juramento, levantando la mano derecha en señal de lealtad, como lo hicieron en su momento los partidarios de Adolf Hitler, “por diversión”:
“Algunas veces lo hacemos por entretenimiento, y ellos comienzan a gritarme:
¡Haz el juramento, haz el juramento!”, digo, ellos se están divirtiendo tanto”, explicó Trump en el programa Today de la cadena televisiva NBC.
Y es que ambos comenzaron siendo un “chiste”:
En el caso de Trump, su candidatura parecía sólo una broma, un espectáculo destinado a unas semanas; ahora, es en serio, y Donald Trump, la figura más polarizadora de todas las que compitieron por La Presidencia de EEUU, ha sido el fenómeno político en Estados Unidos.
Lo mismo pasó con Hitler, en la elección de 1928, la votación nazi fue del 2.8% de la votación total, más del 97% del electorado alemán rechazaba cualquier carismático poder que Hitler parecía tener, era más que claro que a menos que Hitler pudiera hacer una conexión con la mayoría de la gente, no podría tener éxito, pero la crisis económica a comienzos de los años 30, que hizo a millones de alemanes dejarse seducir por Hitler.
No es casual que Trump viajara con más frecuencia a los Estados donde Hillary ni siquiera asomó cabeza, y los ganó.
Y más que un gobierno, podría decirse que el mandato de Donald Trump ha sido el “capricho de mandar” de un hombre que tiene el suficiente dinero como para pensar que la misma actitud altiva que se requiere en los negocios, es la misma que debe tener el líder del país más poderoso del mundo.
Así, cuando uno mira a este personaje, es inevitable preguntarse, cómo es que llegó a La Presidencia, pues entre constantes amenazas vía Twitter, impregnadas de mensajes racistas y xenófobos, a más de uno ha preocupado el que este magnate capaz de separar a niños de sus familias, y mantenerlos encerrados en jaulas como si fueran animales; también sea capaz de desatar un conflicto internacional, que derive en un problema bélico o económico.
Sino veamos el romance con Kim Jong-un.
El mandatario de La Casa Blanca dijo que “el chapucero espectáculo de Michael Moore es un fracaso total, y forzado a cerrar.
¡Triste!”
En 12 tweets, el director Michael Moore le respondió “diciendo que Twitter le distrae de su Presidencia:
¡Pero Twitter es su Presidencia!
Es todo lo que sabe hacer.
¡Perdedor!”
Total, el plato está servido, llorarás de rabia y apretarás los dientes, pero al menos descubrirás que todavía queda algún ser humano luchador, valiente y peleón por ahí.
Aunque a veces la oscuridad no deje verlo.

“We are the majority”



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