A Violent Separation

“You drop a stack of hay in a tub of water and the needle will fall to the bottom”

Para hacer justicia, hay que saber la verdad; por lo que según parece, existen al menos 2 justicias:
Una humana y otra divina; donde eventualmente, la segunda precave los errores de la primera, y enmienda lo obrado por la desmesura de los mortales, imponiendo su dominio, mandato y castigo.
Una de las bellezas que tiene el cine, es el de “re-visionar” la tragedia griega y darle un nuevo brillo, sin olvidar sus bases y elementos esenciales; este es el caso de la obra “Edipo Rey” de Sófocles, donde la justicia se impondrá y devendrá violenta, a causa de lamentables “hechos de sangre” ocultados y olvidados; mientras la verdad divina emergerá exigiendo venganza, sin compasión alguna para sus protagonistas.
Según el mito, antes del comienzo de “Edipo Rey”, Edipo se ha convertido en Rey de Tebas al mismo tiempo que, sin querer, cumplía una profecía de que mataría a su padre, Layo, El Rey precedente; y se casaría con su madre, Yocasta, a quien Edipo tomó por Reina después de resolver el enigma de La Esfinge…
La obra nos presenta entonces a Edipo en su momento de mayor esplendor, como Rey de Tebas y esposo de Yocasta; y para salvar a la ciudad de la peste que la asola, comienza a investigar la muerte del Rey anterior: Layo; y poco a poco se descubre la verdad:
Edipo es el asesino que busca; Layo era su padre, y su esposa, Yocasta, que es al mismo tiempo su madre.
De esa manera, Yocasta se suicida colgándose, y Edipo, horrorizado por el parricidio y el incesto, se ciega a sí mismo desesperado; por lo que pide a su cuñado, Creonte, que le deje partir al destierro, y se quede con sus 2 hijas, ya que sus 2 hijos son hombres y sabrán cómo actuar.
En la obra, uno de los temas que se plantean es la fuerza del destino:
Los personajes reciben malos presagios, y cuando actúan con el fin de evitar su desgracia, no hacen sino cumplir con la profecía.
Se trata de un tema común a la tragedia y a la mitología griega en general; mientras el otro tema que nos interesa es el tabú en las relaciones familiares.
Edipo mata a quien bajo ninguna circunstancia debería matar, a quien le diera la vida, y tiene relaciones incestuosas con quien lo engendró, su propia madre.
Sin embargo, Edipo realiza estas acciones éticamente reprobables sin ser consciente de ello.
Por lo que la obra plantea también el problema de la búsqueda de la verdad y los riesgos y perjuicios que entraña alcanzar el conocimiento.
Por su parte, Nietzsche habla de este drama, y presenta a Edipo como un transgresor, un héroe condenado a caer por haber intentado llegar demasiado lejos; al transgredir la naturaleza y las normas sociales, y querer averiguar aquello que está prohibido.
La obra de Sófocles, muestra así el dolor humano derivado de un mal sin presencia directa de culpa; porque aquí se juega la realidad de saber y la apariencia relativa al saber.
Con esta intención interpretativa sobre el texto, se destaca el modo de aparición del mal y sus consecuencias en la obra “Edipo Rey” de Sófocles, como conducto elegido por los dioses, Zeus-Apolo, para propender al despliegue de la naturaleza del héroe.
Distinguimos, entonces, un nivel inicial de mal, que produce una culpa no resuelta en el mismo responsable, que por no estar resuelta sacude a las generaciones siguientes; y un segundo nivel, en el cual hay un nuevo mal, encadenado al primero, pero de identidad diferente, en el que se realiza la expiación del mal originario y del mal derivado.
En el segundo nivel se carga con el dolor total de todas las culpas, propias y heredadas; y las consecuencias de la purificación no son individuales, sino a favor de la comunidad y su descendencia.
Entonces, lo que principia como mal, culmina como bien, pero ha debido mediar un dolor máximo.
Lo mejor del héroe, se descubre entonces por su experiencia del dolor, sentido doblemente porque el mal produjo en él lo peor imaginable.
Así, la idea “cosmovisional” coincide en tanto la vida está plena de males, que se presentan repentinamente, en medio de la dicha, y la alternativa sólo es morir pronto, no porque la muerte suponga un resarcimiento, sino porque trae la suspensión del sufrir.
La verdad como revelación del enigma, que no es otra cosa que la condición trágica de la naturaleza humana, en un cosmos que sobrepasa a la razón y lleva, de manera irremediable a pensar, como posibilidad, la existencia de una fuerza divina, que está por encima de la voluntad del individuo; manifiesta en el ámbito del mito, refugio simbólico de la vulnerabilidad del hombre frente a todo aquello que le es inalcanzable por incomprensible.
¿Se puede interpretar todo esto de manera menos mitológica, y más real?
“People come visit here.
They all say the same thing.
It's so peaceful.
Of course, people don't ever really say what they're thinking.
If they did, they'd say, shit”
A Violent Separation es un drama de suspense, del año 2019, dirigido por Kevin Goetz & Michael Goetz.
Protagonizado por Brenton Thwaites, Ben Robson, Alycia Debnam-Carey, Claire Holt, Ted Levine, Francesca Fisher-Eastwood, Michael Malarkey, Gerald McRaney, Izzy G., Peter Michael Goetz, Carleigh Johnston, Lynne Ashe, Silas Cooper, Bowen Hoover, Jason Edwards, Cotton Yancey, William McGovern, Morley Nelson, Kim Collins, Dustin Arroyo, Creasey Gates, Patrick Kirton, Mylo Herrington, Tony Beard, entre otros.
El guión es de Michael Arkof; y es una película intrigante, que navega de manera satisfactoria por el suspenso, manteniendo el interés en el desarrollo, e impactando en el final… abierto a interpretaciones, siendo una excelente combinación entre los talentosos cineastas y el elenco.
Rodada en 2017, en Louisiana, EEUU, la acción tiene lugar en los años 1980, en una tranquila ciudad del medio oeste de EEUU.
Allí, Norman Young (Brenton Thwaites), es un joven asistente del sheriff Ed Quinn (Ted Levine), que encubrió un asesinato a manos de su hermano mayor:
Ray (Ben Robson), pero ninguno de los hermanos está preparado para lo que está por venir, incluido el apasionado romance que florece entre Norman y la hermana menor de la víctima, Frances Campbell (Alycia Debnam-Carey)
A medida que avanza la investigación, los lazos familiares se ponen a prueba a medida que descendemos a las profundidades de la moral y la lealtad; y nos vemos obligados a dar testimonio de “la separación violenta de la carne y el hueso” con todos tratando desesperadamente de hacer lo correcto mientras hacen lo incorrecto.
Serán 2 hermanos que luchan para superar la terrible verdad que se esconde tras la tragedia que apunta a destrozar a 3 generaciones de una familia separada.
Cuando las cosas se deterioran entre los hermanos, a medida que avanza la investigación; Ray está cada vez más atormentado por la culpa, y las preocupaciones de Norman sobre su participación, lo ponen cada vez más nervioso.
Pero las cosas se vuelven realmente peligrosas, cuando Riley (Peter Michael Goetz), el viejo ermitaño que vive cerca del lago, hace un descubrimiento que lo lleva al enfermo padre de Frances y Abbey (Claire Holt), la occisa; Tom Campbell (Gerald McRaney)
Pronto, está seguro de que la muerte de Abbey apunta hacia Ray; y Frances comienza a mirar con recelo a Norman también…
Inevitablemente, la situación no sale bien.
El guionista, Michael Arkof y los hermanos Goetz hacen todo lo posible para darle a este deprimido cuento rural, una sensación de premonición a lo Shakespeare, aunque mejor dicho es a lo Sófocles; una obra de corte independiente y bajo presupuesto, pero que tiene una hermosa fotografía, unos actores muy contenidos, correctos y acertados; y una historia devastadora; porque el filme es uno de esos que nos hacen pensar:
¿Qué haríamos en esos casos?
Y es bastante reflexivo en temas como la familia, lo que nos une y lo que nos divide como tal, los límites del lazo sanguíneo y de la ley; donde nadie está exento del destino y las leyes universales; y ante la tragedia, cuando encontramos paz, la conciencia vuelve para pedir justicia.
El filme tiene una gran carga “kármica” que hace pensar que somos sujetos a los bucles temporales, a repetir las malas acciones, y a no poder salir del destino que ya se nos tiene preparado.
En el fondo, la producción analiza “La América Profunda”, el deseo de salir adelante, encontrar una nueva vida y una razón para olvidar… pero es difícil cuando los hechos son más fuertes que los deseos.
Si algo se le puede criticar, es que parece que el filme sufrió algún corte que hace creer que le faltan escenas, hay momentos anacrónicos, y no hay un buen manejo del tiempo transcurrido, pero la historia y los actores hacen de esta “violenta separación” un filme digno para reflexionar.
“What do you want me to do, Ray?
You want me to lie for you, say you weren't here?
You asked me to come here.
I'm here.
Tell me exactly what you want me to do”
Este “thriller” dirigido por los hermanos Kevin y Michel Goetz, se esfuerza por obtener una resonancia bíblica en su historia de violencia mortal y conflicto entre hermanos; y describieron su película como “gente común en situaciones extraordinarias”, y bien pudieron haber agregado que “las situaciones extraordinarias son obra de los propios personajes”
De esa manera se muestra una crisis a través de las hostilidades familiares y el asesinato, en una zona rural en el sur de EEUU.
Así, el escenario es familiar y real, por lo que el guionista Michael Arkof tiene una visión para trenzar los problemas y los resentimientos domésticos, con el objetivo de un gran barrido de hostilidades a fuego lento.
Y cumple con todos sus objetivos creativos y técnicos, pues todos fabrican actos de culpa, de podredumbre, y mantienen un estado de ánimo de paranoia, con mucha esperanza, algo suspenso y simbología cuando se llega a los lazos que unen.
La historia se desarrolla en “La América Profunda”, donde las armas y los accidentes con armas de fuego son una forma de vida.
Efectivamente, el evento precipitante en el guión de Michael Arkof, es el disparo accidental de un arma durante una acalorada discusión entre la madre soltera Abbey, y su novio, Ray; mientras conducen por un camino desierto.
El arma se dispara cuando el auto golpea un bulto, y Abbey termina muerta, por lo que Ray, aterrorizado, quien ha sido condenado por varios crímenes en el pasado, esconde su cuerpo en un esfuerzo por ocultar su participación.
Y en su desesperación, Ray recurre a su hermano menor, Norman, quien resulta ser el ayudante del sheriff local.
Norman acepta a regañadientes, tratando sutilmente de frustrar la investigación posterior dirigida por su jefe, un sheriff veterano y astuto, que parece conocer personalmente a todos los ciudadanos de la ciudad, y muy perspicaz, que nada se le escapa, por lo que en apariencia “retrasa la investigación para que sean los culpables quienes arreglen lo sucedido”
Norman, es un tipo recto y con cara de bebé, tremendamente guapo; y está profundamente en conflicto con sus acciones, gracias a la relación que tiene con su hermano, a quien siempre salva de los problemas; y se siente aún más culpable después de comenzar una relación romántica con la hermana menor de Abbey, Frances, quien está cada vez más decidida a resolver el misterio de la muerte de su hermana.
Mientras tanto, Ray está agrietado bajo la tensión de mantener su secreto... y pasado un tiempo de reflexión, su conciencia le impide seguir adelante.
Y es que Norman es un veterano de guerra que regresó a casa para ser policía, vive con su hermano y debe mantener en raya a su alborotador hermano.
Como hombre, Ray actualmente está haciendo malabares sexuales con la “barwoman” a quien llaman “El Camino” (Francesca Eastwood)
Todo eso sucede, mientras los Young y los Campbell viven en la misma propiedad de los Campbell.
Allí vive Abbey, una madre soltera cuya hermana menor, Frances, siente algo por Norman, pero no puede expresar su deseo para un hombre con problemas.
Después de una noche de beber y pelear, Ray termina en un automóvil con Abbey, sin saber cómo lidiar con una mujer ebria jugando con un arma… que como respuesta a su amorío con “El Camino”, ella quiere que Ray le enseñe a disparar…
Cuando un tiro se dispara accidentalmente, Abbey cae muerta, dejando a Ray en pánico, pidiendo ayuda de Norman, quien usa su poder para proteger a su hermano.
Es entonces cuando aparece Quinn, un detective que busca pistas, y utiliza sus agudos instintos para entrevistar a los sospechosos y tratar con Norman, quien intenta mantener el encubrimiento.
El tiempo pasa, pero el universo se confabula con la verdad y la justicia.
Como dato de producción, para mantener los esfuerzos de investigación menos obsesionados con la tecnología, el filme se lleva a cabo en los años 1980s, específicamente en 1983, marcando el reloj en un momento en que el trabajo de detective experimentado implicaba una comprensión de la tierra y sus residentes.
Y es que esta es una historia de pueblo pequeño, y el guionista se vale al trabajar con la comunidad, creando un entorno donde todos conocen los negocios de los demás, y las 2 familias se unen de más de una manera, encontrando a Norman y Ray atrapados en enredos románticos con Abbey y Frances.
Es una red complicada de relaciones, y es aguda con las presentaciones, pues se toma tiempo para resolver las lealtades y la historia de fondo, con el alarde abierto de Ray, sobre la conducta sexual en los juegos bastante desconcertantes al principio; pero el material finalmente encuentra su surco.
Las escenas iniciales son impactantes, con una situación acusada de beber y conducir que resulta en la muerte de una mujer y el pánico de un hombre a quien creíamos era controlador y estable, pero con antecedentes y un futuro limitado.
De esa desgracia, Norman espera proteger a su hermano vulnerable del castigo extremo, utilizando su entrenamiento policial para evitar una evaluación más profunda de la culpa.
Es por ello que A Violent Separation funciona bien con la dinámica familiar, entendiendo la conexión entre los hombres y la elección de Norman de violar la ley, pero es una película más fuerte una vez que Quinn llega a la escena, con Ted Levine dando la mejor actuación en el conjunto, como el oficial de aplicación de la ley que sabe que algo anda mal con el caso, y pronto se embarcó en una misión para entrevistar a todos los asociados con las últimas horas de Abbey, haciéndolo que Norman se aparte de la investigación.
Es así como el suspenso se invoca con estas interacciones acaloradas, donde los directores comunican con éxito el control inicial del peligro y el paso del tiempo, a medida que cambian las estaciones y se forman nuevas asociaciones, pero el misterio de la muerte de Abbey permanece.
Por ello, Frances se convierte en un personaje clave en la segunda mitad de la función.
Se puede acusar aquí, que el filme se pierde en mostrar los lazos fraternales y en los actos de sacrificio por lograr la sensación de “La Gran Novela Americana” y casi lo logra a veces, proporcionando una profunda angustia y obligación familiar, digna de reflexionar para poner al espectador en los zapatos de los personajes.
Y es que la historia es tan antigua como la bíblica de Caín y Abel, donde un hermano es amable y el otro es un asesino; y a medida que una familia lucha por mantenerse unida, finalmente se desgarra.
Hay una cualidad bíblica aquí, que le da a la película profundidad e irrealidad en su impacto emocional; porque el crimen comienza la película, y luego vemos cómo el tiempo, la culpa y la vida cambian para todos ellos debido a ese evento.
También es una situación moralmente compleja, considerando que el asesinato que ocurre es accidental.
En comparación con la tragedia griega antigua, hay un momento fatídico para el protagonista, cuando se elige con consecuencias imprevistas; y hay un momento cuando el joven oficial de policía, Norman, elige participar con su rebelde hermano Ray en un encubrimiento de un crimen.
Esa es la elección que lleva a ambos personajes por el trágico camino que los hará encontrar un destino inesperado.
En general, A Violent Separation tiene un gran potencial, porque se enfocaban más en las consecuencias de un romance que se creó y se realizó en bases trágicas, en lugar de una investigación criminal; por lo que unos dicen que la historia no debió haber revelado demasiado en la primera parte… pero es porque precisamente tiene 2 eventos principales:
Uno al principio, uno al final; y el resto puede parecer realmente lento y aburrido, pero creo que ese fue exactamente el punto, pase lo que pase en el arco entre el principio y el final, es solo la vida, pequeños momentos que descubrí que estaban muy bien juntos para implicar que la vida continúa y que no tiene que ser extraordinaria todos los días.
Fue lo que hizo que la película fuera muy realista.
En cuanto al final, fue bastante claro, incluso si los autores no lo explicaron, el mensaje estaba allí:
Una mirada para congelarlo en el acto por el momento, y otra dejó una puerta abierta para que entrara.
Acaso podemos cambiar el destino y romper los moldes a los que estamos definitivamente aprisionados, o nos mantenemos atados al pasado y a las cadenas.
Eso es lo bueno de la película, que hay menos palabras y más actuación; por lo que los actores hicieron un gran trabajo actoral; porque la mayoría de la gente no sabe lo difícil que es lograr esto con solo los recursos y el tiempo limitados que tuvo esta película independiente, e incluso para una película de gran presupuesto, fue realmente muy agradable de ver y de vivir.
En lo técnico, también hubo una atención a los detalles por parte de los hermanos Goetz, por su trabajo de cámara, en configuraciones y en la estética general de la película, con una sorprendente belleza del paisaje de Missouri, yuxtapuesta con la situación de los 2 hermanos cuando se sumergían en el crimen y la culpa.
Y fue interesante saber que varios de los miembros del reparto eran del Reino Unido y Australia, y su trabajo realizado en el dialecto fue excelente en los patrones de habla de los personajes de la zona rural de Missouri; donde se nota además de una tensión palpable, en diversos momentos se consta que nada es realmente es lo que parece, sin olvidar los detalles “macbethicos” y “edípicos”
Del reparto, el romántico y tímido Norman en Brenton Thwaites, puede parecer el símbolo de “El Sueño Americano”, aquel que se supera y hará lo que sea para vivir el “American Way Of Life” que se merece; mientras Ben Robson es el chico malo, y un anuncio ambulante de “basura blanca”, por lo que ambos hermanos se presentan principalmente como estereotipos:
Ray es un arquetipo original del salvaje, el vaquero rudo que tiene buenas intenciones, pero no puede evitar meterse en problemas; mientras su hermano Norman, es igual de cliché, un hombre de la ley con cara de bebé, que se ve obligado a encubrir los errores de su hermano mayor.
La corriente subterránea de hermanos rivales, siempre está presente; pero lo que sí funciona muy bien, es el drama interno del borracho y problemático Ray de Ben Robson; en su desesperación inicial por encubrir el asesinato accidental de su amante, que lo devora mentalmente, e incluso si el salto en el tiempo no logra capitalizar una serie de cosas con respecto a la mentalidad de los personajes, es bueno para Ray una vez que resurgen los restos del asesinato, y se da cuenta de que solo estaba escapando temporalmente de lo inevitable.
Todo ello crea una dinámica complicada entre los hermanos que allana el camino para un final trágico y emocionante, que es mucho más interesante que todo lo que lo precede.
Mientras que el papel de las mujeres en la película también fueron fascinantes en el par de hermanas contrastantes:
Abbey y Fran, en relieve con los 2 hermanos, Ray y Norman; donde Frances será la que al final acepte ser como su hermana Abbey, negando lo malo cometido por esta, que la llevó a su destino, al menos eso es lo que me dio a entender; pero que Norman no entre, me da la impresión que él seguirá los pasos de Ray...
Es desesperanzador.
Por otra parte, se puede decir que el trío de mujeres, sin olvidar a la hija de Clint Eastwood y Frances Fisher, está severamente subutilizado, y son dispositivos para la narrativa, en lugar de desarrollar a sus personajes, porque aquí todo gira alrededor de los hermanos.
Alycia Debnam-Carey como Frances, por otro lado, está perfecta, muy contenida y decidida; el único problema fue que carecía de argumento y debería haber tenido más peso; por ejemplo, si su personaje hubiera sido más prominente, la película podría haber sido más profunda, pero como repito, el asunto gira alrededor de 2 hermanos, de uno que dependía del otro, y que fue la violencia lo que hizo que ambos se separan, de ahí el título de la película.
Y si bien las actuaciones de los 2 protagonistas son útiles, Debnam-Carey hace un trabajo convincente como la hermana afligida.
Por otra parte, los verdaderos ladrones de escenas de la película, sin embargo, son los actores veteranos, que subestiman y son más efectivos:
Ted Levine y Gerald McRaney, éste último que trae sombras sutilmente poderosas a su vez sobre sus hijas, Abbey y Frances, pero que él, gravemente enfermo, todavía manda como padre y conocedor de la ley.
Ambos personajes veteranos, son inteligentes y están retratados de manera muy humanizada y matizada.
Sin embargo, todos los personajes se vieron envueltos en el dilema moral de la película, en el que el crimen debe resolverse de la misma manera que Sófocles creó el trágico dilema de Edipo; y creo que el final sorpresa tuvo que suceder.
No había otra forma legítima de que Norman y Frances pudieran permanecer juntos y ser una familia, o que la necesidad de resolución del Sheriff y el padre pudiera ser satisfecha.
Una vez más, los revisores probablemente ni siquiera se preocuparán lo suficiente como para llegar a la conclusión considerando la causa ridículamente tonta del asesinato... por lo que pueden concluir que esta “separación violenta” provoca más humor negro involuntario, que un retrato apasionante de hermanos que luchan con el bien y el mal; y esto se debe a que la trama, que carece de sentido de impulso, se complica cuando Norman y Frances entablan una relación, y el jefe de Norman ve claramente toda la farsa, casi desde el principio.
Pero esta representación extraña de “La América Profunda” en la que todos conocen a los demás, hace que la película sea muy real, con momentos de revelación o suspenso; donde eventualmente, todos, desde Frances hasta su padre enfermo, simplemente resuelven todo por su cuenta, lo que lleva a un desenlace totalmente convincente, y como la película misma insiste, a veces la tragedia es inevitable.
Así, si bien la película se estableció en 1983 en el corazón de Estados Unidos, había una dimensión atemporal cuando el sheriff describe su filosofía de resolver el crimen, las palabras que usa son “hombre y tiempo” que contienen las claves de la verdad.
Esos valores universales, ayudan a invertir la película con su poderoso contexto de mito; y el mal parece estar, simplemente, estar en el mundo.
El mal está presente y actuante en “Edipo Rey” y a la manera estoica, podemos decir que obra en la tragedia como un elemento necesario de la armonía universal.
Por ello sostenemos la noción de “armonía”, porque el mal no estará sólo, sino que será superado con el bien, un bien que era originario, se opacó y volverá, con sus debidas exigencias, a manifestarse.
Por ello el final abierto...
¿Norman entrará, o se irá al remolque?
Algo sí sabemos, Norman no se irá.
“I fucked up.
I fucked up really bad”
El tema del destino abierto por Homero y confirmado por la tragedia de Sófocles, proclama que en el carácter del hombre, en su naturaleza, está la generación del mal.
El discurrir de los motivos del mal, querido o repudiado, de su relación con la culpa, de las huellas del dolor como signo inmediato de dicha culpa, pide su expiación; por lo que el mal, desequilibrio en el ser, se corrige con el retorno a un orden a través de la purificación.
La expiación será individual, porque el mal siempre se corporiza en un sujeto portador, aunque sea circunstancialmente; y éste merece su propia purga.
Luego, también la expiación afectará al grupo comprometido con el mal, aunque lo haya ignorado.
Así, eliminada la causa del mal, la comunidad se restaura por participación.
Esa sucesión de acciones que trazan la incidencia del mal en la vida del hombre, implica para el griego, tanto su vínculo con lo divino, como con su comunidad.
No hay expresión individual de la tragedia, donde el drama del héroe se dirige a la comunidad política en la cual éste se consuma; por lo que la señal del mal en el mundo, es el dolor; y según Sófocles, no es el dolor de cualquiera, sino de los mejores.
En esquema trágico, el sufrir del inocente lleva a la perfecta purificación.
El sufrimiento de uno, del mejor, es ejemplar para el conjunto, y habla de la existencia de todos en aquello que tiene de universal.
Si el mal no se purga, se extiende más allá de su autor, y se transfiere a la herencia.
Así, un mal original no remediado, promueve la sucesión de nuevos males.
El nivel inicial de mal, produce entonces una culpa no resuelta en el mismo responsable, que sacude a las generaciones siguientes; y un segundo nivel, muestra un nuevo mal, sojuzgado al anterior, pero de identidad diferente, en el que se cumple la expiación del mal originario y de su consecuencia.
En el segundo nivel es donde se asume el dolor de todas las culpas, propias y heredadas, porque hay conciencia.
Por ello la purificación no es individual, sino que reditúa en favor de la comunidad y su descendencia; donde el mal culmina en bien, bajo la mediación de un dolor extremo.
De esa manera, ni el destino ni Edipo son absueltos o condenados.
Sencillamente el mal pasa, obra y sigue.
Si a nuestro entendimiento resulta accesible definir que “antes” del mal está la culpa, y “después” la expiación, haciendo así más clara, más necesaria, más “razonable” la actuación del mal; Sófocles nos advierte que este proceso no es tan nítido.
El mal opera al modo de un pedagogo indirecto sobre quien cree saber, y no se conoce.
Edipo, paradigma de hombre transido por el mal, no tiene lugar en el mundo, ni en la familia, ni en la comunidad.
Como ser racional, con la facultad para pensar rectamente se equivoca; como hombre religioso, cuando quiere aunarse a los dioses, es impío.
El mal lo perturba en lo mejor de lo humano, y aunque la causa de su error personal sea la ignorancia, no acarrea un mal parcial, sino absoluto, porque su presencia inunda toda la existencia.
Edipo es un peregrino ciego; y antes del reconocimiento, su vida es un tránsito con hitos cumplidos sin saber, sin ver, a ciegas.
Luego del reconocimiento, lo que le resta será un peregrinar sin ver, guiado por Antígona, la doncella pura, hasta su espacio final.
La última imagen de Edipo peregrino, que va a tientas por el mundo sin ser dueño de nada, sin poseer lugar propio hasta que es llamado por el dios, ofrece el símbolo retrospectivo para interpretar toda su vida, y quizá cualquier vida posible.
Edipo no está condenado ni absuelto, pero su vida es un error:
No debió nacer, no debió actuar en la encrucijada, no debió desposar y ser Rey, no debió maldecir, no debió dudar; Edipo es un desplazado de la existencia.
Solamente, convertido por el dolor, será benéfico después de su muerte, como reza el último de los oráculos.
La dimensión del hombre se sugiere posible luego de la aniquilación de todos los signos humanos y temporales sobre los que asentaba su anterior grandeza.
El hombre, que parecía pleno de poder y gloria, se convierte en su opuesto, la peor mancilla, porque lo propio de lo humano es la limitación, y la soberbia de desmesura que quiere extender sobre todo el orden del mundo su proporción, lleva a la destrucción.
Edipo Rey es entonces la tragedia que expresa el límite de la racionalidad, representada en el sentido de la vista, propio de una cultura epifánica; y pondera la religiosidad con su núcleo de misterio sobre la ilustración humanista.
Es trágica la presencia del mal, y es trágico ser hombre y querer remediarla, a pesar de todo.
De algún modo inaccesible al entendimiento, dice Sófocles que los dioses esperan al final para dar la medida exacta de nuestro fracaso o de nuestra victoria.

“It doesn't matter what the hell we do here on this earth.
It will keep going with or without us.
And maybe that's what it comes down to.
In a world where the only constants are time and loss, and the only true choice left to us is who we choose to have alongside”



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