Drive

“There's a hundred-thousand streets in this city.
You don't need to know the route.
You give me a time and a place, I give you a five minute window.
Anything happens in that five minutes and I'm yours.
No matter what.
Anything happens a minute either side of that and you're on your own.
Do you understand?”

Los nuevos (anti) héroes no disparan una pistola en 100 minutos de metraje.
Usan martillos, porras, objetos, las extremidades o como recurso extremo, las culatas de sus armas como representación simbólica del desprecio a esos mitos a una pistola pegados como Charles Bronson o Robert DeNiro.
El significado original de la palabra antihéroe es la de un protagonista que es ineficaz y desgraciado, en vez de ser resuelto y determinado, si sus motivos son buenos o malos.
En algunas instancias el antihéroe ha venido a referirse al protagonista de una obra cuyas acciones o motivos son cuestionables.
También es el protagonista desprovisto de las cualidades extraordinarias: belleza, integridad, valor... con las que habitualmente se presentaba el héroe en los relatos épicos.
Así, el antihéroe puede ser antisocial, muy inteligente, enajenado, cruel, desagradable, pasivo, lamentable, obtuso, o simplemente ordinario.
Cuando el antihéroe es el personaje principal en una obra de ficción la obra frecuentemente lidiará con el efecto que su atroz personaje tiene en aquellos a quienes conoce a lo largo de la narrativa.
En otras palabras, un antihéroe es un protagonista que vive por la guía de su propia brújula moral, esforzándose para definir y construir sus propios valores opuestos a aquellos reconocidos por la sociedad en la que vive.
Adicionalmente, la obra puede representar cómo su personaje cambia a través del tiempo, ya sea tendiendo al castigo, el éxito no heroico, o la redención.
Además de estas "cualidades" hace falta nombrar el antihéroe es de esta manera debido a que su pasado fue doloroso o cruel y que esta(s) tragedia(s) le da origen a su personalidad y una perspectiva distinta a la de los héroes o villanos; puede decirse que el antihéroe vive más en la zona gris.
“I don't carry a gun.
I drive”
Drive es una película de acción dramática y thriller Neo-noir, dirigida en 2011 por Nicolas Winding Refn.
Protagonizada por Ryan Gosling, Carey Mulligan, Albert Brooks, Ron Perlman, Bryan Cranston, Oscar Isaac, Christina Hendricks, Tina Huang, Joe Pingue, James Biberi y Kaden Leos.
Drive está basada en el libro de título homónimo escrito por James Sallis en 2005.
Cabe decir que su director, Nicolas Winding Refn, ganó el premio como Mejor Director en el Festival Internacional de Cine de Cannes, Francia, en 2011, siendo además, la primera vez que el director Winding Refn no firma el guion de una película bajo su dirección; y es la primera vez que rueda en inglés.
Al final de los créditos se indica que Drive es un tributo a Alejandro Jodorowsky, mentor de Nicolas Winding Refn.
La banda sonora fue creada por Cliff Martínez.
Drive estuvo nominada al Oscar como mejores efectos sonoros.
Drive mezcla cine B ochentero, especialmente por la estética y la temática, y cine negro por la construcción de los personajes.
Drive es un homenaje al cine de la década de los 80.
Sencillo argumento pero, esta sencillez es la que te envuelve desde el principio.
Lo mejor, el personaje principal, logra captar la atención y cautivar pese a su seriedad, haciendo que vuelvan los antihéroes de los 80 de nuevo al cine.
La trama gira en torno a un "conductor" sin nombre (Ryan Gosling), cuyas habilidades al volante son evidentes, trabaja en el garaje de Shannon (Bryan Cranston), y ocasionalmente realiza trabajos como especialista en escenas de riesgo en producciones cine o como conductor de huída en peligrosas misiones nocturnas.
Sus reglas son que siempre trabaja de forma anónima y nunca dos veces para la misma persona.
Aunque es un hombre solitario por naturaleza no puede evitar enamorarse de su bella vecina Irene (Carey Mulligan), una vulnerable joven madre que se ve arrastrada a un peligroso mundo debido a la salida de prisión de su marido Standard (Oscar Isaac)
Después de un atraco con el que pretende pagar la protección de Standard se suceden una serie de giros impredecibles.
Sin previo aviso el "conductor" se ve conduciendo para salvar a la mujer que ama, perseguido muy de cerca por dos peligrosos criminales, Nino (Ron Perlman) y Bernie Rose (Albert Brooks), pero cuando se da cuenta de que los criminales no sólo van a por la bolsa de dinero sino que van directamente a por Irene y su hijo, el "conductor" se verá obligado a cambiar de dirección y enfrentarse a ellos.
Drive posee dos partes claramente diferenciadas.
La primera mitad se puede definir como un relato minimalista que arranca de forma magistral, pues en él se nos explica a lo que se dedica el protagonista durante algunas noches:
Servir de conductor de ladrones para que éstos puedan huir de la policía tras llevar a cabo sus fechorías.
De día trabaja en un taller, ganándose también la vida como especialista de cine.
Dado que lleva poco tiempo en Los Ángeles y se trata de una persona solitaria, apenas mantiene relación con otros individuos.
Sin embargo, un día ayuda a su vecina y al hijo de ésta, cuyo coche se ha estropeado.
Se inicia entonces una bonita historia en la que observamos cómo poco a poco el hombre disfruta de su compañía, estableciéndose una clara empatía entre ellos.
El uso de los silencios, las palabras comedidas, las miradas cómplices y las sonrisas reveladoras hacen que exista una rápida conexión entre el público y lo que vemos en la pantalla.
Sin embargo, luego regresa la tensión del prólogo, y lo hace de una forma tan virulenta que casi parece que estemos contemplando un largometraje diferente.
Aquí, todo se limita a una fría sucesión de sangrientos crímenes, a una historia de venganza que, personalmente, me resulta convencional y desmedida.
Entiendo la reacción del protagonista, su comportamiento, su obsesión por proteger a dos personas que quiere, pero creo que existe un contraste demasiado exagerado entre ambos contenidos del relato, quebrándose de este modo su equilibrio.
En pocas palabras, podría decirse que Drive cuenta la sangrienta venganza que lleva a cabo un conductor del que no llegamos a conocer su nombre.
Una historia así necesita, obviamente, un personaje carismático.
Ése es el Driver, como se le denomina en la ficha técnica del filme, al que encarna un ENORME Ryan Gosling.
El actor transmite con poco más que sus miradas y sus movimientos un conflicto interior, entre el chico bueno y el malo, con un pasado peligroso y una sed de venganza.
Nada sabemos de su pasado, pero todo en su rostro y en su actuar nos habla de viejas heridas por las que decidió no volver a llevar armas y no mancharse en los bajos fondos.
Conocer a Irene y a su hijo Benicio, se presenta como la culminación a una felicidad soñada, la ocasión de hacer algo bueno y desinteresadamente por alguien.
Sin embargo, parece que el aguijón es inherente al propio escorpión, por mucho que se empeñe en huir de sí mismo.
Es evidente que Ryan Gosling interioriza un personaje complicado, sujeto a la contención y alejado de los histrionismos, es un protagonista inolvidable.
A pesar de lo poco que habla, muestra muchas cosas de por qué es como es y cuál ha sido su pasado.
Un tipo que parte de lo marginal pero que quiere encontrar la felicidad, el amor, en definitiva: una vida normal.
Y que precisamente por ello tiene que volver a sus orígenes.
¿Por qué no bebe?
¿Por qué no fuma?
¿Por qué no se droga?
Precisamente porque, con toda probabilidad, su pasado ha estado repleto de esas tres variables.
Y él ha logrado escapar de todas, menos de una que lo regurgita y que lo posee en un sentido implacable del determinismo: la ultra violencia.
De la que disfruta y de la que se arrepiente, a partes iguales, forzando increíblemente la tensión.
En el universo de Drive todo se mueve entre el sol y la luna, entre el color rosa de los títulos de crédito y el fondo negro sobre el que están escritos, entre su añoranza por una vida familiar normal y la realidad sombría y turbia que le rodea.
Su trabajo en el taller de coches contrasta con esa otra actividad de cinco minutos.
Y su sensibilidad con Irene o Benicio, con la brutalidad cuando siente el peligro.
Es un hombre de pocas palabras porque los hechos hablan por sí mismos, y su rostro de sonrisa un tanto forzada deja ver su inocencia y también su difícil existencia.
Su mirada es cálida y sus modales afables, pero su comportamiento no deja de levantar sospechas y obligarnos a pensar en un oscuro pasado o en un futuro incierto.
Para recoger tal esquizofrenia, es magnífica la interpretación de Ryan Gosling, capaz de recrear las dos caras de “Jekyll y Hyde”, de transmitir la sinceridad de un corazón puro y la falsedad de la careta del rodaje.
Ryan Gosling, está impecable, entallado, desfasado, esa chaqueta, esos botines, ese palillo de dientes, inquietante en su inmutable perfección, borda un personaje en los límites de la razón, beneficiado por el cuidadosísimo tratamiento del cineasta, todo un regalo para el actor; su delicada y chispeante química con Carey Mulligan y el pequeño Kaden Leos es incuestionable.
Su personaje se mueve entre las tinieblas de la mafia más criminal y corrupta, y la luminosidad de esa joven que sabe penetrar en lo más hondo de su alma para descubrir su bondad y generosidad.
Su comportamiento nos lleva a pensar en lo mucho que puede hacer un hombre por la mujer que ama, tanto al inicio como al final de Drive, sin desvelarlo, pues el desenlace es antológico, y también en las dificultades que se presentan para salir de la espiral del odio.
Hay poca esperanza en Drive pero mucho amor, tanto como violencia sangrienta y persecución trepidante, como dureza explícita en algunas escenas, excesiva y brutal, y sutileza romántica en otras.
Contención y delicadeza para mostrar sentimientos y sequedad en el mismo montaje, con momentos de acción muy bien rodados, y la cámara que se recrea en el rostro imperturbable del protagonista para iluminarlo ante la presencia de Irene y oscurecerlo cuando la fatalidad vuelve a llamar a su puerta.
Como preparación para su interpretación, Ryan Gosling restauró el Chevy Malibu de 1973 que utiliza su personaje en Drive.
Como dije, en Drive los diálogos escasean, los actores Ryan Gosling y Carey Mulligan decidieron suprimir muchas de las conversaciones que mantenían sus personajes y sustituirlas por miradas cómplices.
El resultado final es interesante, sobre todo porque, a pesar de la dificultad de la ausencia de palabras, logran construir un romance creíble.
En realidad, su peculiar y breve historia de amor es una de las más atractivas del año, en parte gracias a ese magnífico momento en el ascensor.
El resto del reparto tampoco se queda atrás en cualidades interpretativas.
Carey Mulligan, correcta, le sostiene cada miradita a Ryan Gosling que a uno le da por pensar mal; Bryan Cranston es todo ternura; Oscar Isaac provoca sentimientos encontrados; Christina Hendricks es breve pero eficaz; Ron Perlman da miedo; y Albert Brooks se impone con su sola presencia.
La temática de Drive es la del crimen organizado, y describe la violencia asesina en un campo muy específico:
La presencia de los dobles en el cine, cuando uno de ellos alquila sus mañas como chofer a maleantes de todo tipo.
Se trata de un callejón sin salida donde la única salida es el propio callejón.
No hay para atrás.
La idea de Nicolas Winding Refn es trabajar al personaje principal desde sus propias sombras, desde aquello que su personalidad no deja ver tan claramente.
Por otra parte, la música clásica y el uso de la cámara lenta en determinadas escenas, dan el toque personal que necesitaba Drive.
La primera escena es de una intensidad elogiable, no podría estar mejor orquestada.
Esa escena nos explica en 5 minutos como es nuestro protagonista:
Obsesionado con el reloj en un atraco en el que él solo conduce.
De lo mejor, esa primera secuencia, en la que el coche se va moviendo silenciosamente y cambiando bruscamente de velocidad varias veces es impresionante, te hace sentir que estás dentro del propio coche.
Hay pequeños detalles que corroboran el oficio del director:
No todos filmarían la chaqueta de Ryan Gosling, con un escorpión dibujado que parece cobrar vida con la respiración del actor, después de la brutal escena del ascensor.
Así como destacable, es la escena cuando Gosling le declara a Mulligan que fue lo mejor que le paso en su vida.
“My hands are a little dirty”
Drive es una interesante película que mezcla de manera inteligente lo bello y sensible del romanticismo, con lo bestial y despiadado de la acción ultra violenta.
Pero quizá la mayor virtud de Drive radica en tratarnos como a espectadores inteligentes, algo que el cine tiende últimamente a olvidar:
No opta por delimitar milimétricamente el pasado oscuro del conductor de pose estoica, sino que nos invita a deducirlo por sus miradas melancólicas, sus gestos y sus muecas dedicadas al pequeño Benicio.
No busca el morbo radiografiando una relación amorosa entre dos seres dañados, sino que la evoca con hechos, medias sonrisas y diálogos tan escuetos en palabras como desbordantes en lo sentimental, creando uno de los romances menos explícitos y, pese a ello, más bellos y efímeros que jamás se han mostrado en la gran pantalla.
No reflexiona con voces en off sobre la soledad, el amor o la búsqueda de un sentido para llenar una vida fútil, sino que, si le damos la oportunidad, nos obliga a crear esa voz dentro de cada uno, mientras contemplamos las peripecias del conductor para salvaguardar su único motivo real para seguir viviendo.

“You know the story about the scorpion and the frog?”


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