The Misfits

“What makes you so sad?”

Una de las cosas más deplorables, en nuestra sociedad, es la manera como envejecemos.
Para un altísimo número de personas adultas, pareciera que el largo historial de experiencias que viven a diario no les enseñara absolutamente nada.
En vez de madurar se vuelven infantiles; debiendo ser tolerantes, se tornan caprichosos y crueles; cuando deberían tener una mente amplia, se muestran cerrados y ven el mundo con una sola perspectiva; deberían haber comprendido el valor inmenso de la dignidad y caen en las bajezas más lamentables que no se puedan mencionar.
Muchos ancianos se quedan solos, porque lo único que comparten con los demás es su triste ineptitud o porque, cada día, afloran una maldad que, lejos de dominarla, aumenta miserablemente.
Y la vejez viene de viaje, debería significar valiosa experiencia, sabiduría y amor a borbotones por toda la humanidad.
Por fortuna, también hay viejos así y todo el mundo los ama… pero son los menos y debería ser una inmensa mayoría.
Todos podemos encontrar la felicidad que llene nuestras vidas, pero muchas veces la buscamos en los lugares, ideas o personas equivocadas, y también porque muchas veces no cultivamos virtudes que nos hagan mejores personas, incluso teniendo la oportunidad para hacerlo.
“Which way is home?”
The Misfits es una película estadounidense en blanco y negro, de 1961, del género drama, dirigida por John Huston, con un guion escrito por Arthur Miller.
Protagonizada por Clark Gable, Marilyn Monroe, Montgomery Clift, Thelma Ritter, Eli Wallach, Estelle Winwood, James Barton y Kevin McCarthy.
La banda sonora es obra del gran maestro Alex North.
The Misfits fue filmada en el estado de Nevada y estuvo llena de incidentes, mayormente ocasionados por los problemas personales de John Huston y Marilyn Monroe y por el clima desértico.
The Misfits fue la última película que rodaron tanto Clark Gable como Marilyn Monroe; el rodaje terminó el 4 de noviembre de 1960 y Clark Gable sufrió un infarto agudo de miocardio tres días después, muriendo el 16 de noviembre del mismo año.
The Misfits suma drama, romance y western.
Desarrolla un relato de personajes inadaptados, solitarios, desorientados y perdidos, que arrastran fracasos, desilusiones y frustraciones.
Todos sobrellevan sentimientos de abandono y pérdida
The Misfits es una película de personas en decadencia, de unas personas maduras, adultas, quizá en la mejor etapa de sus vidas, pero que sin embargo son unos inadaptados, son como personas sacadas de sus sitios y puestas en otro que es el suyo.
La narración, melancólica y agridulce, se torna gradualmente dramática y trágica.
El mal, la perversidad, el dolor y la muerte se hacen presentes con insistencia creciente.
Al mismo tiempo emergen conflictos interiores de los personajes y problemas de relación interpersonal dentro del grupo, que amenazan la convivencia y llevan las situaciones al borde del abismo.
Lo significativo de The Misfits era que los actores que interpretaban a esos personajes también, en esos momentos de sus vidas, eran unos inadaptados, unas vidas rebeldes.
En aquellos momentos Marilyn Monroe, Clark Gable y Montgomery Clift también eran unas piezas sueltas que no encajaban en sus puzzles.
La Monroe es Roslyn Taber, una más que atractiva joven que se está divorciando, apoyada por su experimentada amiga Isabelle (Thelma Ritter), y desea alejarse de todo para encontrar un nuevo rumbo, y encontrarse a sí misma.
Taber es una chica inocente sí, pero a la que la vida no ha tratado muy bien.
Su falta de cariño en la juventud por parte de sus padres ha sido un lastre que ha arrastrado durante toda la vida.
Una losa en lo emocional que no le permite encontrar a nadie que esté dispuesto a atender todas sus necesidades sentimentales, toda su sensibilidad.
Ella es una fugitiva crónica.
Conoce entonces al vaquero Gay Langland (Gable), quien con su amigo Guido (Eli Wallach), lleva una despreocupada existencia, libre de presiones, simplemente viviendo, como afirma Gay.
Gay es un tipo solitario, un vaquero al que no le gusta que nadie le indique por donde debe andar.
Detesta los trabajos a sueldo.
No tiene relación con sus hijos y no ha echado lazos amorosos con ninguna mujer desde que su último amor se marchara.
Gay extraña mucho a sus hijos, se siente solitario, y en una borrachera evidencia esa soledad.
Por otra parte, Guido es un antiguo piloto de aviación que combatió en la guerra.
Ahora deambula por Reno en busca de cualquier cosa que le permita seguir hacia adelante.
La llegada de la más famosa rubia de Hollywood a Reno, provocará un vuelco en su corazón.
El poso de amargura dejado en su corazón por la muerte de su esposa, podría desaparecer si se enrolara en un nuevo sendero del amor.
Todos van a la casa de campo de Guido, donde se van conociendo mejor, especialmente Gay y Roslyn, que se conocen apartados de los demás, y claro, la atracción surge.
Deciden Gay y Guido ir a buscar unos caballos para arrear, y en su camino recogen a otro vaquero, su amigo Perce Howland (Clift)
Perce es un melancólico vaquero que se dedica a los rodeos, actividad que preocupa a la empática Roslyn, que tiene un acercamiento a Perce, similar a lo que ocurrió con Gay,
Perce es un hombre que no ha encontrado el rumbo en su vida, ni siquiera imagina que el alcohol y los rodeos puedan acabar con ella, tampoco le importaría.
El es un hombre lleno de tristeza por la muerte de su padre y el posterior casamiento de su madre con un nuevo tipo que le ha desbancado en su posición de legítimo heredero del rancho de su padre.
Perce huye, no tiene a nadie, ni siquiera a su familia.
Alegrar su corazón con la rubia no le vendría mal.
Y es que Roslyn es una candente y constante atracción para todos.
Después, todos van al desierto a buscar los caballos, van por aire y tierra, y logran capturarlos, lo cual turba mucho a Roslyn, dándose el poderoso clímax emocional. Perce, conmovido, libera a los capturados caballos, acto seguido, en una espectacular secuencia, Gay lucha y captura él solo al semental, líder de los equinos, para después liberarlo, dando prueba de su indómita rebeldía, de que nadie le dice a él lo que debe hacer.
Finalmente, Gay se va con Roslyn, ambos van ahora a iniciar juntos una nueva vida.
“If I'm going to be alone, I want to be by myself”
The Misfits es una de las más amargas historias sobre la inutilidad de la vida, las relaciones y el amor.
El diálogo de Miller llega a cúspides históricas en el cine.
Destacaría las siguientes escenas:
Cuando el personaje de Monroe, baila sola y un poco ebria en el antejardín de la casa de campo; con ese vestido negro que apenas contiene su exuberancia, y los demás personajes la miran extrañados.
La cacería de caballos salvajes; es el clímax de The Misfits, donde todos los personajes quedan al descubierto.
Sobre todo el miedo a la muerte del personaje de la Monroe, quién al ver como atrapan cruelmente a los caballos, que luego serán alimento para perros, se aleja corriendo del grupo y les grita:
"¡asesinos, fracasados, por que mejor no se matan ustedes mismos!"
La escena con los caballos, una de las más crueles del cine, pertenece a la antología de la fatalidad, el destino y el fracaso.
Es el trío final del celuloide, la desesperanza.
La última escena, donde los personajes de Gable y Monroe, se van en el camión y ven a los caballos correr libres nuevamente, y luego ven una estrella que los guiará hacia una nueva vida, es muy emotiva; sabiendo lo que se les avecinaba en la vida real.
“Just head for that big star straight on.
The highway's under it.
It'll take us right home”
The Misfits encierra una gran riqueza en sus personajes, y es que todos son unos desadaptados (misfits), cada cual a su manera:
El solitario y triste Gay, que añora su familia y su compañía; el viudo Guido, a quien su soledad también atormenta; Perce, con sus recuerdos de infancia que no lo dejan en paz, tristes reminiscencias de sus padres; y claro, Roslyn, que se encuentra muy confundida de la vida, de lo que quiere, de lo que busca.
Conforme avanza The Misfits, vamos explorando y viendo más a fondo esas historias.
Todo gira en torno a Roslyn, arrebatadoramente hermosa, frágil, inocente, confundida, impresionable, extremadamente empática, que siente dolor y pena por todo lo malo que pudiese suceder, ella está ahí para cambiarlo todo, para hacer la diferencia, y despierta atracción en los tres hombres, Gay, Guido y Perce, que se ven todos atraídos por ella, y cada uno lo expresará a su manera.
La Monroe logró materializar su sueño, estelarizar un filme con Gable, lo que ella no supo es que serían los últimos minutos en pantalla de él.
Veremos al perfecto galán ya maduro, pero intacto, se despide de nosotros con esa antológica secuencia final donde se enfrenta al indomable semental en una inverosímil lucha mano a mano, es una poderosa escena repleta de salvajismo, de rebeldía, es lo último que veremos de Gable, es documental.
“We're all dying aren't we.
We're not teaching each other what we really know, are we?”
Marilyn Monroe vivía una de sus peores crisis.
Por entonces ya poseía una belleza crepuscular que la hacía mucho más atractiva sexualmente que antes, además de contar con un talento actoral ya muy destacado, pero vivía dando tumbos emocionales que la persiguieron toda la vida y en esta época de su comienzo de madurez física, mucho más.
Ella estaba casada con el dramaturgo de fama internacional Arthur Miller, bastante años mayor que ella.
Había problemas con el guión y, sobre todo, con Marilyn, de manera que John Huston le pidió que asistiera al rodaje y supervisara y corrigiera.
Pasaban noches muy duras de reescritura y atención psicológica de Marilyn, quien moriría un año después por exceso de barbitúricos.
Clark Gable era el buen padrazo protector, pero a sus 59 estaba muy cascado.
La muerte de su adorada primera esposa, Carole Lombard, le marcó los últimos veinte años de vida.
Era una relación muy apasionada que sólo duró desde 1939 a 1942, año en que ella murió en un accidente de avión.
Gable se casó dos o tres veces después, y murió del corazón antes de que The Misfits se estrenara.
Montgomery Clift sí haría tres películas más, y de las buenas, pero moriría en 1966 con 46 años, tras un complicad coctel de alcohol y drogas.
Siempre se dijo que era alguien de muy buen corazón, atormentado por su tendencia homosexual; fue un protegido de Elizabeth Taylor quien a menudo le sacó de apuros de todo tipo.
“Honey, we all got to go sometime, reason or no reason.
Dyin's as natural as livin'.
The man who's too afraid to die is too afraid to live”
Por otro lado, The Misfits marca una forma de vivir que se estaba extinguiendo.
Resulta por ello una película profundamente filosófica y es necesariamente triste y cruel.
Sin embargo, el mensaje final es esperanzador, aunque esas esperanzas únicamente se encuentren en el fondo de nuestro corazón, porque sabemos que, en el momento en que intentemos ponerlas en marcha, será imposible que se lleven a cabo.
La vida es dura, muy dura, sobre todo para aquella gente que ha perdido la inocencia que caracteriza al niño al que le queda el mundo por descubrir.
Todo ello nos lo explica Huston en The Misfits, de forma lírica, cruda y tan real que abruma.
El realizador hace uso de simbolismos, paralelismos, sugerencias e indicaciones sutiles y punzantes.
Cabe recordar los varios sentidos que atribuye a la manada de caballos: un garañón, cuatro yeguas y un potro, a la avioneta que pone a los animales en fuga, al potente camión de persecución, a la lucha cuerpo a cuerpo de Gay y el garañón, al desierto, a los peñascos amenazadores de la montaña, a los arriesgados números del rodeo, a la desesperación histérica de algún personaje, etc.
The Misfits explora el subconsciente de personas enigmáticas.
Elogia la lucha del ser humano por la libertad y la independencia.
Demuestra que ser independiente puede costar un alto precio.
Habla de la soledad, la infelicidad y los fracasos que jalonan la vida humana.
Hace referencia al paso del tiempo y al envejecimiento.
Explica que la compensación de las frustraciones personales mediante el recurso a la violencia constituye una salida en falso que empeora las cosas.
Frente a los valores tradicionales de la fuerza, el arrojo y la rudeza, The Misfits contrapone el valor de la compasión, la clemencia y la ternura.
Admira la paz, el silencio, el aroma de la hierba mojada y el aire puro del campo.
Como en otras obras de Huston, los personajes pierden al final lo que habían conseguido con gran esfuerzo.
The Misfits es una película que habla de la soledad y del miedo a ella, de la infelicidad, de los fracasos, de cómo ser alguien distinto e independiente se paga caro, habla de un modo de vivir que ya estaba desapareciendo pero del que se resisten a abandonar.
El plano final de las estrellas parece querer ser una invitación a la esperanza, a volver a soñar, a creer en las personas.

“Let's just live”


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