Eu Não Quero Voltar Sozinho
“Nem todo amor aconteceu à primeira vista”
El despertar a la vida, el primer amago de rebelión, indicio de carácter, primeros roces con los padres, deseo de autonomía, primera pelea con tu mejor amiga, manifestación de tu persona, primer deseo, atracción sexual, descubrimiento carnal del cuerpo, placer devorador, primer atrevimiento a sentir, manifestar y aceptar, primer beso, primera caricia...
Bienvenido al mundo del existir y estar, del equivocarse y acertar, tropiezos y regalos del divino experimentar que conforman la existencia, para bien o para mal.
El complicado y aventurero adentrarse en la pubertad, asustada, amada, dudosa adolescencia de cualquier chico en el ciclo normativo de crecimiento, con la salvedad de esa ceguera característica que le hace demandar, con mayor fuerza si cabe, esa necesidad de espacio, independencia y libertad de poder tomar sus propias decisiones, sin el salvavidas de una madre protectora que teme el daño que se pueda hacer, o le puedan provocar, ante esa añadida indefensión de tener que confiar en los demás para valerse y hacer camino.
Escoger bien, aprender del error, esquivar al necio, apreciar al honesto, compartir espacio con el miedo de la interrogante respuesta, todo un delicioso panorama de primeras veces, irrepetibles, experiencias cotidianas, perversas bromas sin gracia, e insultos mundanos de lelos que conviven, en mismo grado, con la seguridad y confianza protectora del verdadero amigo.
Hay incontables temas que se ven afectados por los resultados de la filosofía de la mente.
Claros ejemplos de ello, son la naturaleza de la muerte y su carácter definitivo, la naturaleza de las emociones, de la percepción y de la memoria.
También la cuestión acerca de qué es una persona, y en qué consiste su identidad, tiene mucho que ver con la filosofía de la mente, que han despertado especial atención:
La libertad, El YO, y la percepción.
¿Pero qué hay del amor?
No hay nada tan potente como la primera historia de amor.
La duda de la buena elección, la tensión de verse rechazado, la subida de adrenalina amorosa y la inexplicable sensación de volar.
Sí, el amor es ciego… sordo, manco y mudo, pero es lo único que merece vivirse, sobre todo aquel beso robado.
¿Y cómo o por qué nos enamoramos?
De la vista nace el amor, según dice la mayoría; pero también del oído y del tacto, del calor particular despedido por una persona, de su olor, de su aroma, del mero sentir de su presencia.
De la combinación de todos estos sentidos, nace el amor verdadero.
“Todo mundo quer me controlar e não me deixa beijar ninguém!”
Hoje Eu Quero Voltar Sozinho es un drama brasileño, del año 2014, escrito y dirigido por Daniel Ribeiro.
Protagonizado por Ghilherme Lobo, Fabio Audi, Tess Amorim, Selma Egrei, Eucir de Souza, Naruna Costa, Júlio Machado, Isabela Guasco, Lúcia Romano, Victor Filgueiras, entre otros.
La película está basada en el cortometraje “Eu Não Quero Voltar Sozinho” que significa “Yo no quiero volver solo” del año 2010, también escrito y dirigido por Ribeiro, y con el mismo elenco principal, aunque no se trata de una continuación, sino una versión más completa de la misma historia, con nuevas subtramas, y una nueva narrativa.
El corto de 17 minutos, está muy bien filmado, con una sutileza y sensibilidad poco habitual en el tratamiento de estos temas; y su éxito fue tan grande, que inmediatamente, y por pedido del mismo público, se inició con el proceso para hacer la adaptación como un largometraje.
La película, hacía parte del Cine Educação, programa que proyecta películas en las escuelas en colaboración con Muestra Latinoamericana de Cine y Derechos Humanos; pero después de haber sido exhibido en una sala de clases en Acre, el cortometraje fue confundido con el Kit Anti-Homofobia, material didáctico preparado por El Ministerio de Educación, cuya distribución había sido prohibida.
Así pues, Líderes Religiosos de Acre, presionaron a políticos de la región, y consiguieron la prohibición del programa Cine Educação, y la proyección de la película en las escuelas del estado, lamentable; porque Hoje Eu Quero Voltar Sozinho es el dulce y minucioso debut del escritor y director brasileño, en un largometraje sobre la libertad, la diversidad y el paso a la edad adulta, en la que aparecen temas como:
La diversidad amorosa, las relaciones sociales entre adolescentes, el acoso escolar, el despertar sexual o la sobreprotección familiar.
Un relato delicado, que esquiva muy bien caer en los lugares comunes del melodrama y el sensacionalismo de una relación entre 2 adolescentes varones, uno de ellos ciego, justo en la frontera del descubrimiento del mundo que lo rodea.
Hoje Eu Quero Voltar Sozinho se estrenó en La Sección Panorama del Festival Internacional de Cine de Berlín de 2014, donde obtuvo el galardón a La Mejor Película por La Federación Internacional de Críticos de Cine (FIPRESCI), y el Teddy Award, a La Mejor Película con temática o personajes LGBT; siendo 2 galardones que ratifican el talento de su director, y subrayan la importancia de que existan historias realistas, valientes, y bien contadas acerca de la química y el amor adolescente de cualquier tipo y lugar.
Sin duda, una pequeña joya con marchamo de clásico.
Además, la película fue seleccionada por El Ministerio de Cultura de Brasil, para que participara como candidata de dicho país en la categoría de Mejor Película Extranjera en los Premios Oscar; no obstante, no fue seleccionada entre las 5 finalistas de la edición.
Filmada completamente en São Paulo, Brasil; sigue a Leonardo (Ghilherme Lobo) un adolescente ciego de 15 años, en búsqueda de su independencia.
Su vida cotidiana, la relación con su mejor amiga, Giovana (Tess Amorim), y la forma en que ve el mundo, cambia por completo con la llegada de Gabriel (Fabio Audi)
Los 2 adolescentes varones se hacen amigos, y poco a poco su amistad parece evolucionar hacia algo más…
Pero:
¿Cómo podría Leonardo seducir a Gabriel, y saber si le gusta, si no puede verlo?
El joven ciego luchará al tiempo en el colegio contra el acoso de los compañeros, mientras busca hacerse un lugar en una sociedad que discapacita.
Así pues, Hoje Eu Quero Voltar Sozinho, se convierte en un elegante ejercicio cinematográfico, fresco, liviano, algo original, tierno y para qué negarlo, muy bonito, sin llegar a resultar ridículo, empalagoso o aburrido en ninguno de sus pasajes; donde destaca sobre todo, por ese cariz intimista tan natural presente a lo largo de todo su transcurso, y por el carisma indiscutible de su actor protagonista, que nos conduce a su habitación blanca y clara, para desnudar sin miedo sus propias emociones.
Además, es una de las más grandiosas obras cinematográficas de los últimos años a la hora de mostrar, con respeto, las preocupaciones y aspiraciones de los muchachos; pues no solo habla de la intolerancia hacia el homosexual, sino también del primer amor, que debemos tratar como personas normales a los que tienen alguna discapacidad; que los padres deben ser menos sobre protectores con los hijos, para que estos aprendan a ser libres; el “bullying” que no se detiene en las escuelas; la amistad como motor para sentirnos completos como individuos; la solidaridad que debería estar presente en nosotros siempre, etc.
“Precisamos compartilhar o que sentimos.
Não faz sentido manter tudo engarrafado”
En diciembre de 2012, en el twitter oficial del corto “Eu Não Quero Voltar Sozinho”, se anunció que el largometraje, basado en él, llamado “Todas as Coisas Mais Simples” ya estaba en producción, después de más de 2 años de captación de recursos, y preparación del guión.
De hecho, el elenco ya está completo, los ensayos ya habían comenzado, y la previsión preliminar era, que la película se estrenara en 2014.
Para el 10 de septiembre de 2013, fue anunciado por el director, Daniel Ribeiro, que el título “Todas as Coisas Mais Simples” era provisional, pues además de ser muy genérico, era desconectado del corto.
Y después de mucha discusión y debate en torno a un nuevo nombre, llegaron a un título que refleja tanto los cambios ocurridos en la película, como en los conflictos de Leonardo; y entonces se anunció el nuevo título:
Eu Não Quero Voltar Sozinho; que como película, continua con la trama del cortometraje, simplemente da más detalles sobre cada uno de los protagonistas, sobre todo de Leo, en donde podemos ver sus padres, quienes también luchan y se preocupan por la incapacidad de su hijo, y lo sobreprotegen un poco.
También podemos ver más sobre la interacción entre los 3 amigos, su relación con sus otros compañeros de la escuela, las bromas a Leonardo por parte de algunos de ellos por su ceguera, y sobre todo, podemos ver más sobre los detalles de la construcción de la relación, y el descubrimiento de Leonardo y Gabriel.
Por tanto, Ribeiro prefiere centrar su historia en un individuo que, con su comportamiento o decisiones, genera una reacción sentimental en cadena a su alrededor; y declaró que quería hacer un filme sobre un personaje que nunca hubiera visto a una mujer o a un hombre, y plantear, por qué o cómo se enamoraría de una u otro.
El director nos coloca ante Leonardo, un adolescente en proceso de construcción de su personalidad, que lucha por autodefinirse en un mundo diseñado para personas sin discapacidad física, un espacio en el que solo son bienvenidas las personas “normales”
Se enfrasca así, en una lucha doble cotidianamente.
Leo, vive las tormentas en vasos de agua de cualquier adolescente con una importante excepción:
Es ciego.
Y para este chico hay cosas imposibles:
La independencia total, andar en bicicleta, ver una película, salir solo de noche, e incluso gustarle tanto a alguien, como para que quiera besarlo.
Leo busca un escape innecesario; quiere probarse a sí mismo y al mundo, que su modo de percibir es distinto, pero no paralizante.
Durante el planteamiento de la sobreprotección que este joven vive por parte de sus padres, su madre lo regaña por estar fuera cuando está oscuro:
“Para mí siempre está oscuro”, responde Leo.
Y es que Leonardo sueña con una realidad lejos, donde la tensión social de la comunidad escolar desaparezca, donde sus padres pierdan el control estricto sobre todas sus actividades diarias; se ve de este modo compulsado a localizar un asidero que le permita su realización como individuo, lo que en el relato se canaliza en su voluntad de realizar estudios en el extranjero.
En este sentido, una de las escenas más iluminadoras, y que pauta la evolución narrativa del film, es aquella en la que Leonardo conversa con su padre, y este le sugiere que resuelva primero sus problemas en el ámbito interno; pues solo allí podrá encontrar una solución útil para sus dificultades como individuo.
De este modo, emprende un camino de redefiniciones internas, que desembocarán en el descubrimiento de su identidad sexual, una identidad que por demás es homosexual.
Esta solución pudiera parecer a algunos un tanto repentina, y poco justificada...
Queda claro que, como sujeto que pretende cierta independencia, abre sus expectativas a nuevas experiencias que neutralicen su incapacidad.
Es Gabriel, el nuevo chico del aula, quien viene a portar estas posibilidades de cruce de fronteras, en una medida que nunca había alcanzado Giovana, la amiga de infancia de Leonardo.
En cierta medida, Gabriel viene a completar sus carencias, sin someterlas al juicio de la insuficiencia.
Es él quien lo lleva a experimentar sensaciones visuales comprendidas por medio de la palabra.
Pero la historia no es sobre un triángulo en sí, es esa cosa extraña que sucede cuando la amistad se vuelve confusa, y sus límites se difuminan con la cobardía adolescente y la necesidad hormonal de tocar un cuerpo ya.
Los 3 personajes son entrañables, por lo cercano que resulta su planteamiento, en realidad, probablemente no conozca a nadie así, pero la regresión a la preparatoria es inevitable; la sensación de “yo estuve ahí”
Giovana, es la mejor amiga de Leo y, obvio, está enamoradísima de él.
Ella es la única persona que, ya sea por costumbre o por una consciencia imposible de apagar, entiende y asume la ceguera de Leo, no como una fuente de preocupación, que en gran medida es el caso de sus padres, ni como una característica olvidable.
Es, en todo caso, un hecho.
A pesar de saber que su mejor amigo no la puede ver, Giovana evita las miradas prolongadas, y el tacto “accidental”, incluso en los momentos más íntimos de complicidad y charla sexual.
Giovana espera… espera a que Leo de la señal que confirme una sospecha mínima.
Señal que nunca llega, pero siempre está ahí, latente para ella.
De hecho, el padre de Leo cuando comenta, cómo Giovanna se ha convertido en poco tiempo en una mujer, pero todavía no han construido ni aclarado su mundo afectivo, Leo tiene miedo de que su ceguera le impida entablar relaciones afectivas, y al mismo tiempo empieza a reivindicar su autonomía, quiere más libertad, quiere liberarse de la excesiva protección de su entorno, especialmente su madre, que siempre siente que es guiado hasta en los sentimientos.
Pero la llegada de Gabriel cambia todo en la amistad de estos 2 personajes esenciales en la cotidianidad del otro.
Es la ruptura de la rutina, lo que aleja a Giovana de Leo.
De pronto ella, y todas sus funciones dentro de la vida de Leo, son ocupadas por Gabriel.
La amiga de toda la vida, es reemplazada por el capricho del momento.
Esto siente Giovana, cuando la atención de su amigo gira hacia el chico nuevo que todos desean.
Gabriel es hermético de una forma muy “cool”; no hay otra manera de decirlo, para hablar en términos adolescentes, hay que usar, precisamente, términos adolescentes; pero Gabriel no es un chico “cool” más, no es el gran partido al que Karina (Isabela Guasco) quiere conquistar para probarse madura y extrovertida.
No, Gabriel es el chico que hace posible, lo imposible.
Gabriel comparte su vista con Leo, convierte lo visual en sonidos, en tacto…
El amor nace, no de la vista, al menos no en el caso de Leo, sino de todo lo demás.
Este amor es conflictivo por las razones que todos los amores lo son:
Los juegos de “me gustas, no me gustas”, el eterno estira y afloja de las personas que se mueren por experimentar la cercanía emocional y física.
Gabriel y Leo son 2 hombres jóvenes, sí, pero su relación es retratada con la inocencia, y franca estupidez adolescente del primer amor.
Toda la cinta está rodada con sencillez, pero con efectividad, en un entorno de una sociedad calmada, burguesa, sin otros problemas, centrándose en el desarrollo de los adolescentes.
Estamos lejos de otros filmes brasileños, en los que surgen los importantes problemas sociales y las desigualdades del país.
Aquí estamos entre una clase media, de descendientes de europeos, que vive bien.
Desde el comienzo, una historia cargada de optimismo, nos permite descubrir lo que siente Leo en su paso de la niñez a la edad adulta; desde la interacción social a las fantasías más profundas y personales; desde cómo aprender a bailar moviendo los pies, a cómo enfrentar los insultos de otros compañeros de escuela.
A lo largo de la película, podemos ver reflejados múltiples roles y conductas sociales contemporáneas, tocando temas como la sobreprotección familiar, los celos e inseguridades de las amistades, la burla y el “bullying” infantil, la formación paulatina de la identidad, o la sexualidad.
Conforme avanza todo ello, el tándem formado por Gabriel y Leo, explora con frescura e imprevisibilidad, la curiosidad sexual más inconsciente, y la construcción de sus propias personalidades, y el guión, gracias a una sutileza y una sensibilidad realmente inteligente, es capaz de llegar al gran público.
La historia, es una en la que muchas personas pueden sentirse identificadas, gracias al gran trabajo de los actores, y a una dirección discreta, que se antoja independiente, concisa en su premisa aleccionadora, sin caer en sentimentalismo barato, ágil en su planteamiento, y en una buena estructura en que la trama no decae, que hace que sea interesante, llama a la reflexión como todo en la vida, y tiene un final muy hermoso, pues el amor siempre gana.
Mención aparte merecen hermosas secuencias como el sueño de Leo, o los paseos nocturnos en bicicleta, de gran belleza visual.
No faltan tampoco obstáculos, trabas y conflictos en el camino a la exploración de esa intensa conexión química, y complicidad psicológica entre ambos muchachos, factores que dotan a un desarrollo narrativo apropiado.
Las situaciones cotidianas habituales a esas edades, como una excursión con acampada, una fiesta y sus pertinentes juegos sociales, los primeros escarceos con la bebida alcohólica, o los trabajos escolares en grupo, son empleados como vehículos para poner a prueba las diferentes decisiones y reacciones de sus personajes principales, todas ellas resueltas con un naturalismo, y un realismo admirables, de agradecer en un filme de estas características.
Todo ello mediante un patrón estético limpio, claro y luminoso, que remite a esa época de inquietudes constantes que es la pubertad.
La calidad de la fotografía y una bonita banda sonora, son factores positivos para sumergirnos en el relato de las circunstancias de su protagonista, cuya psicología es compleja y bien elaborada, más allá del clásico estereotipo del afán de superación; porque esta historia está tratada con una sensibilidad y una elegancia impresionantes, donde brillan las miradas, las sonrisas y los silencios que acompañan toda la película, y dan una armonía especial.
La estética del film es limpia y clara.
Su fotografía, es uno de los puntos destacables, la luz en las escenas, la escenografía y el vestuario minimalista, magnifican la atención hacia las actuaciones memorables.
Pero es una película bien intencionada, no hay gran giro dramático, y no posee escenas impactantes ni fuertes, por lo que puede sentirse algo monotona, pero eso no le impide ser una muy buena película, necesaria para analizar en estos tiempos de cambio social; de hecho, toda ella tiene mensajes cálidos y positivos para transmitir la diferencia física, y la sexualidad adolescente.
Las expresiones de un adolescente ciego que descubre el mundo con sus sentidos restantes, se engrandecen en una escena inolvidable:
Leonardo, solo en su habitación, toma el abrigo que Gabriel dejó olvidado, y lo huele de a poco.
Se lo pone, lo toca, lo examina como puede, lo huele con ansias de nuevo, y se acuesta en su cama.
Es en esa escena, con magníficos elementos sexuales sutiles, donde se nos demanda cierta intimidad, y nos enteramos que Leonardo está enamorado.
Queda atrás de esa manera, el rasgo más latinoamericano de una historia que no tiene anclajes geográficos ni culturales, ni se destaca por sus matices brasileros, se encuentra en sus formas dóciles.
A diferencia del cine industrial de Hollywood, por ejemplo, los nudos dramáticos no son notables, y los conflictos son enteramente letárgicos, pero es ahí donde yace la magia.
La inocencia de los personajes, y sus comportamientos apacibles, hacen que sea fácil declarar que Eu Não Quero Voltar Sozinho es una de las mejores historias de amor del cine latinoamericano contemporáneo.
Y si se puede achacar algo, peca de recursos frecuentes en la cinematografía de Hollywood para adolescentes, pero la narrativa es tan carente de exageraciones e hipérboles, que la historia es disfrutable, incluso tierna.
Aquí no hay exceso de dramatismo, de complicaciones o de quebraduras de cabeza frente a los nuevos sentimientos de los 2 chicos.
Creo que eso muestra una reacción natural, lógica y acorde a los tiempos que vivimos.
Ante los sentimientos románticos entre los 2 chicos, la respuesta es la de seguir sus propios instintos, y no la de negarlos o cuestionarlos.
También gustó la ausencia de “salida del armario”, ya que no es necesaria, simplemente muestran su relación y sus sentimientos, sin necesidad de etiquetas y enfrentamientos.
Claro que el final feliz lo ha prostituido el cine industrial hasta dimensiones fuera de toda proporción.
Estoy de acuerdo con que Hollywood haya obtenido doctorados a la hora de endulzar el destino de sus personajes, pues lo que desea es que la audiencia solo se entretenga y que piense lo menos posible.
Seguro que nadie debería disfrutar al ver un largometraje plagado de tristezas...
Problemas debe tener aquel que le dé placer ver los miserables destinos de los seres humanos.
Por supuesto que todos queremos llevar una existencia tranquila, ser correspondidos en el amor, tener un buen empleo, grandes amigos, y demás sanas conquistas que se logran o no, antes de que cerremos los ojos para no volver a abrirlos.
Eso no quiere decir, que el final feliz sea negativo, porque sea hoy un lugar común en muchos productos del cine como negocio.
Como era de esperarse, entonces, la trama no podía sustentarse del todo sin los tópicos acerca de cuestiones familiares y escolares, como el denominado “bullying”, muy en boga en este tiempo; o bien, la constante preocupación de los padres, al no poder erradicar la preocupación sobre su hijo, quien por la ceguera, es llevado a la sobreprotección, qué decir de las preocupaciones de la rubia de la clase, o el descubrimiento de la sexualidad enmarcado por la intimidad de una habitación, o bien expuesta en plena excursión.
Claro, muchos de estos aspectos podrían ser nada nuevos para el resultado, pero la frescura con que se dota a la historia, y aunado a que no todo está dado en charola de plata, las hace omisas para no ponerle objeciones.
Y pese a todo, esta cinta funciona, aunque nada hiciera presagiar semejante logro.
Caminos trillados, claroscuros fatigados, calor y sofoco adolescente de muchas formas y pocos formatos… no hay nada nuevo, ni en el lenguaje, ni por la narración, ni en los contenidos, ni los diálogos, ni en personajes o en situaciones; y sin embargo, funciona.
Quizás se deba a que la candidez de la mirada del cineasta primerizo, nos recuerda y reconcilia con una época de la que guardamos un candoroso recuerdo indulgente:
Nuestra propia adolescencia.
Porque nos hace volver a aquellos años en que deseábamos un gran primer amor, aunque no tuviera aún nombre, ni tan siquiera sexo, pero deseábamos vivenciar unas emociones que, no por ignoradas, eran menos deseables.
Eu Não Quero Voltar Sozinho tiene a su favor, la sutileza del tema central, pues no trata de crear controversia ni escándalo, y se mantiene en una exposición afable y apta para un público, cada vez más dispuesto a la apertura en cuestiones de diversidad sexual; y podría censurarse su falta de originalidad o su excesivo melindre, o su final dulzón y placenteramente soñador, bullicioso y optimista… pero qué más da, si acierta en lo esencial:
El retrato de un primer amor adolescente entre 2 muchachos de la discreta burguesía brasileña.
Leonardo termina de enfrentar sus fobias sociales, en tan solo un gesto.
Un ligero movimiento de su mano en el encuentro con la de Gabriel, reafirma su identidad recién encontrada.
Este gesto, que a muchos conmueve y que espectaculariza desde recursos mínimos el final de la película, viene a confirmar lo anteriormente expuesto.
Al otorgarle un peso dramático importante a esta escena dentro del relato, se ha propuesto una suerte de tesis o verdad conclusiva, que rompe con la premisa de naturalizar la mirada hacia este contexto.
La historia se baña de didactismo, de una extraña apertura hacia la homosexualidad vista como posibilidad que, no obstante, se sigue entendiendo como una elección muy particular.
Del reparto, brilla el trio protagonista:
Ghilherme Lobo, Fabio Audi y Tess Amorim.
Un punto a destacar, es que estos actores noveles, atesoraban poca experiencia en el ámbito cinematográfico, quienes se ganan el corazón del público en general, por su naturalidad, y una conexión/química que traspasa la pantalla; pero sobretodo ellos, Lobo hace un gran trabajo de contención dramática, como un joven ciego que no se siente discapacitado, y por tanto busca la normalidad en una sociedad que segrega.
Ghilherme Lobo no es homosexual, pero dijo en su momento lo que el mundo debería escuchar más seguido:
“El hecho de que yo no lo sea, no significa que no es mi problema”
Dijo que cualquiera puede serlo, sus hermanos, sus amigos y amigas.
Es un asunto humano, no de, si te toca o no te toca poner tu granito de arena, sólo porque te afecta directamente.
Eu Não Quero Voltar Sozinho retrata eso:
El ser humano en 3 personajes que apenas entienden su posición en el mundo.
Como dato, los nombres de los 2 matones masculinos, se derivaron de los nombres reales de los actores principales:
Fabio (Pablo Carvalho) y Ghilherme (Victor Filgueiras)
Según Fabio Audi, que interpreta a Gabriel, es quien le sugirió a Daniel Ribeiro, que su personaje necesitaba una bicicleta...
El cortometraje original, no incluye una bicicleta, pero Daniel Ribeiro tomó la sugerencia, y comenzó a escribir sobre la bicicleta; y finalmente se convirtió en algo más grande.
Otro de los elementos que no se debe desatender, es el modo de representación del universo de este ciego.
Esto lleva a un análisis obligatorio del diseño de banda sonora; pues la comunicación de Leonardo con el mundo, se desarrolla meramente a través de su mayor o menor capacidad para percibir sonidos y cargarlos emocionalmente.
Cada personaje, se ubicará con una melodía en su mapa sonoro.
Sentimentalmente, sus amigos, sus padres, su abuela, todos son sonidos que integran un mundo compuesto de vibraciones melódicas y rítmicas.
La banda sonora, por ello, está formada por canciones tanto internacionales como brasileñas, y por música clásica, siendo la canción del grupo Belle & Sebastian, “There's too much love” la que más presencia tiene en pantalla.
Así que para entender cualquier cosa, primero tienes que comenzar con lo clásico.
“Está sempre escuro para mim”
La discapacidad ha tenido dentro de la dinámica de la sociedad, un avance matizado por diversas expresiones con las que se han tratado de definir a las personas con “defectos”
Los términos de impedido, incapacitado, disminuido, inválido o retrasado, han constituido, en el discursar histórico, el contenido de las diferentes formas presentadas por los discapacitados en las relaciones sociales, dejando de lado algunas de mejor clasificación como:
Ciego o débil visual, sordo e hipoacúsico, discapacitado intelectual, físico, autista, entre otras.
Por lo general, cuando se piensa en las personas con discapacidad, se piensa sólo en el tipo de discapacidad que la convierte en diferente, y se construye una generalización global a partir de ese elemento concreto, sin tener en cuenta las demás características, circunstancias y cualidades de la persona.
Cuando se piensa así, es fácil olvidar que cada ciudadano tiene el mismo valor, y los mismos derechos que los demás; pues existen determinadas visiones que se tienen sobre las personas con discapacidad, las cuales se materializan en formas concretas de exclusión y reclusión.
En algunos casos, se llega incluso a la ofensa verbal, escuchándose términos como anormales, locos y mongólicos.
En materia de discapacidad, no todo está resuelto, falta mucho por hacer para lograr la plena integración del discapacitado a la sociedad, sin barreras del pasado.
Para ello, es necesario que tendamos la mano al que sufre, como consecuencia de alguna discapacidad, para aliviar un poco el dolor de sentirse diferente.
Y es que una persona discapacitada, en el complejo proceso de su desarrollo, tiene las mismas necesidades de cualquier otro individuo:
De jugar, de ser querida, respetada y amada, de contribuir y participar en las actividades de su hogar en las medidas, tener aventuras, medir su fuerza, de tomar parte en las actividades de la comunidad, expresar sus opiniones, ser oída, que se consideren, y respeten sus puntos de vistas, el derecho a la escuela, al trabajo, a la recreación, al deporte, a la expresión artística, a la vida sexual, al amor, etcétera.
Es así como Eu Não Quero Voltar Sozinho destaca por encima de todo, el uso de la metáfora de la ceguera, como método para enfrentarse a la vida, al amor, y no como discapacidad plena y llana.
La invidencia del protagonista le obliga, como deberíamos hacer todos, a guiarse por los sentidos, por los sentimientos.
No importa el aspecto exterior, si es chico o chica, sino los sentimientos que te provoque, lo que te haga sentir en el interior, en la mente y en el corazón.
Eso hace de Eu Não Quero Voltar Sozinho, un canto a la libertad, que aunque por caminos ya trillados, permite gritar, parafraseando “El Principito”:
“Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos”
Así pues, para integrar la discapacidad en la sociedad, hay que cambiar la mentalidad.
“Leo, se você já tivesse roubado um beijo de alguém, como você devolveu?”
El despertar a la vida, el primer amago de rebelión, indicio de carácter, primeros roces con los padres, deseo de autonomía, primera pelea con tu mejor amiga, manifestación de tu persona, primer deseo, atracción sexual, descubrimiento carnal del cuerpo, placer devorador, primer atrevimiento a sentir, manifestar y aceptar, primer beso, primera caricia...
Bienvenido al mundo del existir y estar, del equivocarse y acertar, tropiezos y regalos del divino experimentar que conforman la existencia, para bien o para mal.
El complicado y aventurero adentrarse en la pubertad, asustada, amada, dudosa adolescencia de cualquier chico en el ciclo normativo de crecimiento, con la salvedad de esa ceguera característica que le hace demandar, con mayor fuerza si cabe, esa necesidad de espacio, independencia y libertad de poder tomar sus propias decisiones, sin el salvavidas de una madre protectora que teme el daño que se pueda hacer, o le puedan provocar, ante esa añadida indefensión de tener que confiar en los demás para valerse y hacer camino.
Escoger bien, aprender del error, esquivar al necio, apreciar al honesto, compartir espacio con el miedo de la interrogante respuesta, todo un delicioso panorama de primeras veces, irrepetibles, experiencias cotidianas, perversas bromas sin gracia, e insultos mundanos de lelos que conviven, en mismo grado, con la seguridad y confianza protectora del verdadero amigo.
Hay incontables temas que se ven afectados por los resultados de la filosofía de la mente.
Claros ejemplos de ello, son la naturaleza de la muerte y su carácter definitivo, la naturaleza de las emociones, de la percepción y de la memoria.
También la cuestión acerca de qué es una persona, y en qué consiste su identidad, tiene mucho que ver con la filosofía de la mente, que han despertado especial atención:
La libertad, El YO, y la percepción.
¿Pero qué hay del amor?
No hay nada tan potente como la primera historia de amor.
La duda de la buena elección, la tensión de verse rechazado, la subida de adrenalina amorosa y la inexplicable sensación de volar.
Sí, el amor es ciego… sordo, manco y mudo, pero es lo único que merece vivirse, sobre todo aquel beso robado.
¿Y cómo o por qué nos enamoramos?
De la vista nace el amor, según dice la mayoría; pero también del oído y del tacto, del calor particular despedido por una persona, de su olor, de su aroma, del mero sentir de su presencia.
De la combinación de todos estos sentidos, nace el amor verdadero.
“Todo mundo quer me controlar e não me deixa beijar ninguém!”
Hoje Eu Quero Voltar Sozinho es un drama brasileño, del año 2014, escrito y dirigido por Daniel Ribeiro.
Protagonizado por Ghilherme Lobo, Fabio Audi, Tess Amorim, Selma Egrei, Eucir de Souza, Naruna Costa, Júlio Machado, Isabela Guasco, Lúcia Romano, Victor Filgueiras, entre otros.
La película está basada en el cortometraje “Eu Não Quero Voltar Sozinho” que significa “Yo no quiero volver solo” del año 2010, también escrito y dirigido por Ribeiro, y con el mismo elenco principal, aunque no se trata de una continuación, sino una versión más completa de la misma historia, con nuevas subtramas, y una nueva narrativa.
El corto de 17 minutos, está muy bien filmado, con una sutileza y sensibilidad poco habitual en el tratamiento de estos temas; y su éxito fue tan grande, que inmediatamente, y por pedido del mismo público, se inició con el proceso para hacer la adaptación como un largometraje.
La película, hacía parte del Cine Educação, programa que proyecta películas en las escuelas en colaboración con Muestra Latinoamericana de Cine y Derechos Humanos; pero después de haber sido exhibido en una sala de clases en Acre, el cortometraje fue confundido con el Kit Anti-Homofobia, material didáctico preparado por El Ministerio de Educación, cuya distribución había sido prohibida.
Así pues, Líderes Religiosos de Acre, presionaron a políticos de la región, y consiguieron la prohibición del programa Cine Educação, y la proyección de la película en las escuelas del estado, lamentable; porque Hoje Eu Quero Voltar Sozinho es el dulce y minucioso debut del escritor y director brasileño, en un largometraje sobre la libertad, la diversidad y el paso a la edad adulta, en la que aparecen temas como:
La diversidad amorosa, las relaciones sociales entre adolescentes, el acoso escolar, el despertar sexual o la sobreprotección familiar.
Un relato delicado, que esquiva muy bien caer en los lugares comunes del melodrama y el sensacionalismo de una relación entre 2 adolescentes varones, uno de ellos ciego, justo en la frontera del descubrimiento del mundo que lo rodea.
Hoje Eu Quero Voltar Sozinho se estrenó en La Sección Panorama del Festival Internacional de Cine de Berlín de 2014, donde obtuvo el galardón a La Mejor Película por La Federación Internacional de Críticos de Cine (FIPRESCI), y el Teddy Award, a La Mejor Película con temática o personajes LGBT; siendo 2 galardones que ratifican el talento de su director, y subrayan la importancia de que existan historias realistas, valientes, y bien contadas acerca de la química y el amor adolescente de cualquier tipo y lugar.
Sin duda, una pequeña joya con marchamo de clásico.
Además, la película fue seleccionada por El Ministerio de Cultura de Brasil, para que participara como candidata de dicho país en la categoría de Mejor Película Extranjera en los Premios Oscar; no obstante, no fue seleccionada entre las 5 finalistas de la edición.
Filmada completamente en São Paulo, Brasil; sigue a Leonardo (Ghilherme Lobo) un adolescente ciego de 15 años, en búsqueda de su independencia.
Su vida cotidiana, la relación con su mejor amiga, Giovana (Tess Amorim), y la forma en que ve el mundo, cambia por completo con la llegada de Gabriel (Fabio Audi)
Los 2 adolescentes varones se hacen amigos, y poco a poco su amistad parece evolucionar hacia algo más…
Pero:
¿Cómo podría Leonardo seducir a Gabriel, y saber si le gusta, si no puede verlo?
El joven ciego luchará al tiempo en el colegio contra el acoso de los compañeros, mientras busca hacerse un lugar en una sociedad que discapacita.
Así pues, Hoje Eu Quero Voltar Sozinho, se convierte en un elegante ejercicio cinematográfico, fresco, liviano, algo original, tierno y para qué negarlo, muy bonito, sin llegar a resultar ridículo, empalagoso o aburrido en ninguno de sus pasajes; donde destaca sobre todo, por ese cariz intimista tan natural presente a lo largo de todo su transcurso, y por el carisma indiscutible de su actor protagonista, que nos conduce a su habitación blanca y clara, para desnudar sin miedo sus propias emociones.
Además, es una de las más grandiosas obras cinematográficas de los últimos años a la hora de mostrar, con respeto, las preocupaciones y aspiraciones de los muchachos; pues no solo habla de la intolerancia hacia el homosexual, sino también del primer amor, que debemos tratar como personas normales a los que tienen alguna discapacidad; que los padres deben ser menos sobre protectores con los hijos, para que estos aprendan a ser libres; el “bullying” que no se detiene en las escuelas; la amistad como motor para sentirnos completos como individuos; la solidaridad que debería estar presente en nosotros siempre, etc.
“Precisamos compartilhar o que sentimos.
Não faz sentido manter tudo engarrafado”
En diciembre de 2012, en el twitter oficial del corto “Eu Não Quero Voltar Sozinho”, se anunció que el largometraje, basado en él, llamado “Todas as Coisas Mais Simples” ya estaba en producción, después de más de 2 años de captación de recursos, y preparación del guión.
De hecho, el elenco ya está completo, los ensayos ya habían comenzado, y la previsión preliminar era, que la película se estrenara en 2014.
Para el 10 de septiembre de 2013, fue anunciado por el director, Daniel Ribeiro, que el título “Todas as Coisas Mais Simples” era provisional, pues además de ser muy genérico, era desconectado del corto.
Y después de mucha discusión y debate en torno a un nuevo nombre, llegaron a un título que refleja tanto los cambios ocurridos en la película, como en los conflictos de Leonardo; y entonces se anunció el nuevo título:
Eu Não Quero Voltar Sozinho; que como película, continua con la trama del cortometraje, simplemente da más detalles sobre cada uno de los protagonistas, sobre todo de Leo, en donde podemos ver sus padres, quienes también luchan y se preocupan por la incapacidad de su hijo, y lo sobreprotegen un poco.
También podemos ver más sobre la interacción entre los 3 amigos, su relación con sus otros compañeros de la escuela, las bromas a Leonardo por parte de algunos de ellos por su ceguera, y sobre todo, podemos ver más sobre los detalles de la construcción de la relación, y el descubrimiento de Leonardo y Gabriel.
Por tanto, Ribeiro prefiere centrar su historia en un individuo que, con su comportamiento o decisiones, genera una reacción sentimental en cadena a su alrededor; y declaró que quería hacer un filme sobre un personaje que nunca hubiera visto a una mujer o a un hombre, y plantear, por qué o cómo se enamoraría de una u otro.
El director nos coloca ante Leonardo, un adolescente en proceso de construcción de su personalidad, que lucha por autodefinirse en un mundo diseñado para personas sin discapacidad física, un espacio en el que solo son bienvenidas las personas “normales”
Se enfrasca así, en una lucha doble cotidianamente.
Leo, vive las tormentas en vasos de agua de cualquier adolescente con una importante excepción:
Es ciego.
Y para este chico hay cosas imposibles:
La independencia total, andar en bicicleta, ver una película, salir solo de noche, e incluso gustarle tanto a alguien, como para que quiera besarlo.
Leo busca un escape innecesario; quiere probarse a sí mismo y al mundo, que su modo de percibir es distinto, pero no paralizante.
Durante el planteamiento de la sobreprotección que este joven vive por parte de sus padres, su madre lo regaña por estar fuera cuando está oscuro:
“Para mí siempre está oscuro”, responde Leo.
Y es que Leonardo sueña con una realidad lejos, donde la tensión social de la comunidad escolar desaparezca, donde sus padres pierdan el control estricto sobre todas sus actividades diarias; se ve de este modo compulsado a localizar un asidero que le permita su realización como individuo, lo que en el relato se canaliza en su voluntad de realizar estudios en el extranjero.
En este sentido, una de las escenas más iluminadoras, y que pauta la evolución narrativa del film, es aquella en la que Leonardo conversa con su padre, y este le sugiere que resuelva primero sus problemas en el ámbito interno; pues solo allí podrá encontrar una solución útil para sus dificultades como individuo.
De este modo, emprende un camino de redefiniciones internas, que desembocarán en el descubrimiento de su identidad sexual, una identidad que por demás es homosexual.
Esta solución pudiera parecer a algunos un tanto repentina, y poco justificada...
Queda claro que, como sujeto que pretende cierta independencia, abre sus expectativas a nuevas experiencias que neutralicen su incapacidad.
Es Gabriel, el nuevo chico del aula, quien viene a portar estas posibilidades de cruce de fronteras, en una medida que nunca había alcanzado Giovana, la amiga de infancia de Leonardo.
En cierta medida, Gabriel viene a completar sus carencias, sin someterlas al juicio de la insuficiencia.
Es él quien lo lleva a experimentar sensaciones visuales comprendidas por medio de la palabra.
Pero la historia no es sobre un triángulo en sí, es esa cosa extraña que sucede cuando la amistad se vuelve confusa, y sus límites se difuminan con la cobardía adolescente y la necesidad hormonal de tocar un cuerpo ya.
Los 3 personajes son entrañables, por lo cercano que resulta su planteamiento, en realidad, probablemente no conozca a nadie así, pero la regresión a la preparatoria es inevitable; la sensación de “yo estuve ahí”
Giovana, es la mejor amiga de Leo y, obvio, está enamoradísima de él.
Ella es la única persona que, ya sea por costumbre o por una consciencia imposible de apagar, entiende y asume la ceguera de Leo, no como una fuente de preocupación, que en gran medida es el caso de sus padres, ni como una característica olvidable.
Es, en todo caso, un hecho.
A pesar de saber que su mejor amigo no la puede ver, Giovana evita las miradas prolongadas, y el tacto “accidental”, incluso en los momentos más íntimos de complicidad y charla sexual.
Giovana espera… espera a que Leo de la señal que confirme una sospecha mínima.
Señal que nunca llega, pero siempre está ahí, latente para ella.
De hecho, el padre de Leo cuando comenta, cómo Giovanna se ha convertido en poco tiempo en una mujer, pero todavía no han construido ni aclarado su mundo afectivo, Leo tiene miedo de que su ceguera le impida entablar relaciones afectivas, y al mismo tiempo empieza a reivindicar su autonomía, quiere más libertad, quiere liberarse de la excesiva protección de su entorno, especialmente su madre, que siempre siente que es guiado hasta en los sentimientos.
Pero la llegada de Gabriel cambia todo en la amistad de estos 2 personajes esenciales en la cotidianidad del otro.
Es la ruptura de la rutina, lo que aleja a Giovana de Leo.
De pronto ella, y todas sus funciones dentro de la vida de Leo, son ocupadas por Gabriel.
La amiga de toda la vida, es reemplazada por el capricho del momento.
Esto siente Giovana, cuando la atención de su amigo gira hacia el chico nuevo que todos desean.
Gabriel es hermético de una forma muy “cool”; no hay otra manera de decirlo, para hablar en términos adolescentes, hay que usar, precisamente, términos adolescentes; pero Gabriel no es un chico “cool” más, no es el gran partido al que Karina (Isabela Guasco) quiere conquistar para probarse madura y extrovertida.
No, Gabriel es el chico que hace posible, lo imposible.
Gabriel comparte su vista con Leo, convierte lo visual en sonidos, en tacto…
El amor nace, no de la vista, al menos no en el caso de Leo, sino de todo lo demás.
Este amor es conflictivo por las razones que todos los amores lo son:
Los juegos de “me gustas, no me gustas”, el eterno estira y afloja de las personas que se mueren por experimentar la cercanía emocional y física.
Gabriel y Leo son 2 hombres jóvenes, sí, pero su relación es retratada con la inocencia, y franca estupidez adolescente del primer amor.
Toda la cinta está rodada con sencillez, pero con efectividad, en un entorno de una sociedad calmada, burguesa, sin otros problemas, centrándose en el desarrollo de los adolescentes.
Estamos lejos de otros filmes brasileños, en los que surgen los importantes problemas sociales y las desigualdades del país.
Aquí estamos entre una clase media, de descendientes de europeos, que vive bien.
Desde el comienzo, una historia cargada de optimismo, nos permite descubrir lo que siente Leo en su paso de la niñez a la edad adulta; desde la interacción social a las fantasías más profundas y personales; desde cómo aprender a bailar moviendo los pies, a cómo enfrentar los insultos de otros compañeros de escuela.
A lo largo de la película, podemos ver reflejados múltiples roles y conductas sociales contemporáneas, tocando temas como la sobreprotección familiar, los celos e inseguridades de las amistades, la burla y el “bullying” infantil, la formación paulatina de la identidad, o la sexualidad.
Conforme avanza todo ello, el tándem formado por Gabriel y Leo, explora con frescura e imprevisibilidad, la curiosidad sexual más inconsciente, y la construcción de sus propias personalidades, y el guión, gracias a una sutileza y una sensibilidad realmente inteligente, es capaz de llegar al gran público.
La historia, es una en la que muchas personas pueden sentirse identificadas, gracias al gran trabajo de los actores, y a una dirección discreta, que se antoja independiente, concisa en su premisa aleccionadora, sin caer en sentimentalismo barato, ágil en su planteamiento, y en una buena estructura en que la trama no decae, que hace que sea interesante, llama a la reflexión como todo en la vida, y tiene un final muy hermoso, pues el amor siempre gana.
Mención aparte merecen hermosas secuencias como el sueño de Leo, o los paseos nocturnos en bicicleta, de gran belleza visual.
No faltan tampoco obstáculos, trabas y conflictos en el camino a la exploración de esa intensa conexión química, y complicidad psicológica entre ambos muchachos, factores que dotan a un desarrollo narrativo apropiado.
Las situaciones cotidianas habituales a esas edades, como una excursión con acampada, una fiesta y sus pertinentes juegos sociales, los primeros escarceos con la bebida alcohólica, o los trabajos escolares en grupo, son empleados como vehículos para poner a prueba las diferentes decisiones y reacciones de sus personajes principales, todas ellas resueltas con un naturalismo, y un realismo admirables, de agradecer en un filme de estas características.
Todo ello mediante un patrón estético limpio, claro y luminoso, que remite a esa época de inquietudes constantes que es la pubertad.
La calidad de la fotografía y una bonita banda sonora, son factores positivos para sumergirnos en el relato de las circunstancias de su protagonista, cuya psicología es compleja y bien elaborada, más allá del clásico estereotipo del afán de superación; porque esta historia está tratada con una sensibilidad y una elegancia impresionantes, donde brillan las miradas, las sonrisas y los silencios que acompañan toda la película, y dan una armonía especial.
La estética del film es limpia y clara.
Su fotografía, es uno de los puntos destacables, la luz en las escenas, la escenografía y el vestuario minimalista, magnifican la atención hacia las actuaciones memorables.
Pero es una película bien intencionada, no hay gran giro dramático, y no posee escenas impactantes ni fuertes, por lo que puede sentirse algo monotona, pero eso no le impide ser una muy buena película, necesaria para analizar en estos tiempos de cambio social; de hecho, toda ella tiene mensajes cálidos y positivos para transmitir la diferencia física, y la sexualidad adolescente.
Las expresiones de un adolescente ciego que descubre el mundo con sus sentidos restantes, se engrandecen en una escena inolvidable:
Leonardo, solo en su habitación, toma el abrigo que Gabriel dejó olvidado, y lo huele de a poco.
Se lo pone, lo toca, lo examina como puede, lo huele con ansias de nuevo, y se acuesta en su cama.
Es en esa escena, con magníficos elementos sexuales sutiles, donde se nos demanda cierta intimidad, y nos enteramos que Leonardo está enamorado.
Queda atrás de esa manera, el rasgo más latinoamericano de una historia que no tiene anclajes geográficos ni culturales, ni se destaca por sus matices brasileros, se encuentra en sus formas dóciles.
A diferencia del cine industrial de Hollywood, por ejemplo, los nudos dramáticos no son notables, y los conflictos son enteramente letárgicos, pero es ahí donde yace la magia.
La inocencia de los personajes, y sus comportamientos apacibles, hacen que sea fácil declarar que Eu Não Quero Voltar Sozinho es una de las mejores historias de amor del cine latinoamericano contemporáneo.
Y si se puede achacar algo, peca de recursos frecuentes en la cinematografía de Hollywood para adolescentes, pero la narrativa es tan carente de exageraciones e hipérboles, que la historia es disfrutable, incluso tierna.
Aquí no hay exceso de dramatismo, de complicaciones o de quebraduras de cabeza frente a los nuevos sentimientos de los 2 chicos.
Creo que eso muestra una reacción natural, lógica y acorde a los tiempos que vivimos.
Ante los sentimientos románticos entre los 2 chicos, la respuesta es la de seguir sus propios instintos, y no la de negarlos o cuestionarlos.
También gustó la ausencia de “salida del armario”, ya que no es necesaria, simplemente muestran su relación y sus sentimientos, sin necesidad de etiquetas y enfrentamientos.
Claro que el final feliz lo ha prostituido el cine industrial hasta dimensiones fuera de toda proporción.
Estoy de acuerdo con que Hollywood haya obtenido doctorados a la hora de endulzar el destino de sus personajes, pues lo que desea es que la audiencia solo se entretenga y que piense lo menos posible.
Seguro que nadie debería disfrutar al ver un largometraje plagado de tristezas...
Problemas debe tener aquel que le dé placer ver los miserables destinos de los seres humanos.
Por supuesto que todos queremos llevar una existencia tranquila, ser correspondidos en el amor, tener un buen empleo, grandes amigos, y demás sanas conquistas que se logran o no, antes de que cerremos los ojos para no volver a abrirlos.
Eso no quiere decir, que el final feliz sea negativo, porque sea hoy un lugar común en muchos productos del cine como negocio.
Como era de esperarse, entonces, la trama no podía sustentarse del todo sin los tópicos acerca de cuestiones familiares y escolares, como el denominado “bullying”, muy en boga en este tiempo; o bien, la constante preocupación de los padres, al no poder erradicar la preocupación sobre su hijo, quien por la ceguera, es llevado a la sobreprotección, qué decir de las preocupaciones de la rubia de la clase, o el descubrimiento de la sexualidad enmarcado por la intimidad de una habitación, o bien expuesta en plena excursión.
Claro, muchos de estos aspectos podrían ser nada nuevos para el resultado, pero la frescura con que se dota a la historia, y aunado a que no todo está dado en charola de plata, las hace omisas para no ponerle objeciones.
Y pese a todo, esta cinta funciona, aunque nada hiciera presagiar semejante logro.
Caminos trillados, claroscuros fatigados, calor y sofoco adolescente de muchas formas y pocos formatos… no hay nada nuevo, ni en el lenguaje, ni por la narración, ni en los contenidos, ni los diálogos, ni en personajes o en situaciones; y sin embargo, funciona.
Quizás se deba a que la candidez de la mirada del cineasta primerizo, nos recuerda y reconcilia con una época de la que guardamos un candoroso recuerdo indulgente:
Nuestra propia adolescencia.
Porque nos hace volver a aquellos años en que deseábamos un gran primer amor, aunque no tuviera aún nombre, ni tan siquiera sexo, pero deseábamos vivenciar unas emociones que, no por ignoradas, eran menos deseables.
Eu Não Quero Voltar Sozinho tiene a su favor, la sutileza del tema central, pues no trata de crear controversia ni escándalo, y se mantiene en una exposición afable y apta para un público, cada vez más dispuesto a la apertura en cuestiones de diversidad sexual; y podría censurarse su falta de originalidad o su excesivo melindre, o su final dulzón y placenteramente soñador, bullicioso y optimista… pero qué más da, si acierta en lo esencial:
El retrato de un primer amor adolescente entre 2 muchachos de la discreta burguesía brasileña.
Leonardo termina de enfrentar sus fobias sociales, en tan solo un gesto.
Un ligero movimiento de su mano en el encuentro con la de Gabriel, reafirma su identidad recién encontrada.
Este gesto, que a muchos conmueve y que espectaculariza desde recursos mínimos el final de la película, viene a confirmar lo anteriormente expuesto.
Al otorgarle un peso dramático importante a esta escena dentro del relato, se ha propuesto una suerte de tesis o verdad conclusiva, que rompe con la premisa de naturalizar la mirada hacia este contexto.
La historia se baña de didactismo, de una extraña apertura hacia la homosexualidad vista como posibilidad que, no obstante, se sigue entendiendo como una elección muy particular.
Del reparto, brilla el trio protagonista:
Ghilherme Lobo, Fabio Audi y Tess Amorim.
Un punto a destacar, es que estos actores noveles, atesoraban poca experiencia en el ámbito cinematográfico, quienes se ganan el corazón del público en general, por su naturalidad, y una conexión/química que traspasa la pantalla; pero sobretodo ellos, Lobo hace un gran trabajo de contención dramática, como un joven ciego que no se siente discapacitado, y por tanto busca la normalidad en una sociedad que segrega.
Ghilherme Lobo no es homosexual, pero dijo en su momento lo que el mundo debería escuchar más seguido:
“El hecho de que yo no lo sea, no significa que no es mi problema”
Dijo que cualquiera puede serlo, sus hermanos, sus amigos y amigas.
Es un asunto humano, no de, si te toca o no te toca poner tu granito de arena, sólo porque te afecta directamente.
Eu Não Quero Voltar Sozinho retrata eso:
El ser humano en 3 personajes que apenas entienden su posición en el mundo.
Como dato, los nombres de los 2 matones masculinos, se derivaron de los nombres reales de los actores principales:
Fabio (Pablo Carvalho) y Ghilherme (Victor Filgueiras)
Según Fabio Audi, que interpreta a Gabriel, es quien le sugirió a Daniel Ribeiro, que su personaje necesitaba una bicicleta...
El cortometraje original, no incluye una bicicleta, pero Daniel Ribeiro tomó la sugerencia, y comenzó a escribir sobre la bicicleta; y finalmente se convirtió en algo más grande.
Otro de los elementos que no se debe desatender, es el modo de representación del universo de este ciego.
Esto lleva a un análisis obligatorio del diseño de banda sonora; pues la comunicación de Leonardo con el mundo, se desarrolla meramente a través de su mayor o menor capacidad para percibir sonidos y cargarlos emocionalmente.
Cada personaje, se ubicará con una melodía en su mapa sonoro.
Sentimentalmente, sus amigos, sus padres, su abuela, todos son sonidos que integran un mundo compuesto de vibraciones melódicas y rítmicas.
La banda sonora, por ello, está formada por canciones tanto internacionales como brasileñas, y por música clásica, siendo la canción del grupo Belle & Sebastian, “There's too much love” la que más presencia tiene en pantalla.
Así que para entender cualquier cosa, primero tienes que comenzar con lo clásico.
“Está sempre escuro para mim”
La discapacidad ha tenido dentro de la dinámica de la sociedad, un avance matizado por diversas expresiones con las que se han tratado de definir a las personas con “defectos”
Los términos de impedido, incapacitado, disminuido, inválido o retrasado, han constituido, en el discursar histórico, el contenido de las diferentes formas presentadas por los discapacitados en las relaciones sociales, dejando de lado algunas de mejor clasificación como:
Ciego o débil visual, sordo e hipoacúsico, discapacitado intelectual, físico, autista, entre otras.
Por lo general, cuando se piensa en las personas con discapacidad, se piensa sólo en el tipo de discapacidad que la convierte en diferente, y se construye una generalización global a partir de ese elemento concreto, sin tener en cuenta las demás características, circunstancias y cualidades de la persona.
Cuando se piensa así, es fácil olvidar que cada ciudadano tiene el mismo valor, y los mismos derechos que los demás; pues existen determinadas visiones que se tienen sobre las personas con discapacidad, las cuales se materializan en formas concretas de exclusión y reclusión.
En algunos casos, se llega incluso a la ofensa verbal, escuchándose términos como anormales, locos y mongólicos.
En materia de discapacidad, no todo está resuelto, falta mucho por hacer para lograr la plena integración del discapacitado a la sociedad, sin barreras del pasado.
Para ello, es necesario que tendamos la mano al que sufre, como consecuencia de alguna discapacidad, para aliviar un poco el dolor de sentirse diferente.
Y es que una persona discapacitada, en el complejo proceso de su desarrollo, tiene las mismas necesidades de cualquier otro individuo:
De jugar, de ser querida, respetada y amada, de contribuir y participar en las actividades de su hogar en las medidas, tener aventuras, medir su fuerza, de tomar parte en las actividades de la comunidad, expresar sus opiniones, ser oída, que se consideren, y respeten sus puntos de vistas, el derecho a la escuela, al trabajo, a la recreación, al deporte, a la expresión artística, a la vida sexual, al amor, etcétera.
Es así como Eu Não Quero Voltar Sozinho destaca por encima de todo, el uso de la metáfora de la ceguera, como método para enfrentarse a la vida, al amor, y no como discapacidad plena y llana.
La invidencia del protagonista le obliga, como deberíamos hacer todos, a guiarse por los sentidos, por los sentimientos.
No importa el aspecto exterior, si es chico o chica, sino los sentimientos que te provoque, lo que te haga sentir en el interior, en la mente y en el corazón.
Eso hace de Eu Não Quero Voltar Sozinho, un canto a la libertad, que aunque por caminos ya trillados, permite gritar, parafraseando “El Principito”:
“Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos”
Así pues, para integrar la discapacidad en la sociedad, hay que cambiar la mentalidad.
“Leo, se você já tivesse roubado um beijo de alguém, como você devolveu?”
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