A Farewell to Arms

“Disaster as well as victory is written for every nation on the record of the World War, but high on the rolls of glory two names are inscribed:
The Marne and The Piave”

George Peele, fue un traductor, poeta y escritor inglés, que se destacó por su supuesta, pero no universalmente aceptada colaboración con William Shakespeare en la obra “Titus Andronicus” (1588 – 1593)
Las partes más familiares del trabajo de Peele son, sin embargo, las deliciosas canciones de sus obras, en especial la canción “A Farewell to Arms”, que ha sido antologizada y usada como tema para una novela del escritor estadounidense Ernest Hemingway, publicada en 1929.
El éxito de “A Farewell to Arms” hizo a Hemingway financieramente independiente; y evidentemente, su título está tomado de un verso del poema “Polyhymnia” (1590) del poeta George Peele; siendo un relato en primera persona, de un estadounidense llamado Frederic Henry, que actúa como Teniente en el cuerpo de ambulancia del ejército italiano; y narra una historia de amor entre ese soldado joven e idealista, con la enfermera Catherine Barkley en la Italia de La Primera Guerra Mundial.
La novela está dividida en 5 secciones:
En el primero, Frederic Henry, un paramédico estadounidense que presta servicios en el ejército italiano, es presentado a Catherine Barkley, una enfermera inglesa, por su buen amigo y compañero de habitación, Rinaldi, un cirujano.
Frederic intenta seducirla; aunque él no quiere una relación seria, pero sus sentimientos por Catherine se desarrollan.
Él es herido en la rodilla por un mortero en El Frente Italiano, y enviado a un hospital en Milán, donde también es enviada Catherine.
La segunda sección muestra el crecimiento de la relación de Frederic y Catherine mientras pasan tiempo juntos en Milán durante el verano.
Ellos enamoran gradualmente; y después de que su rodilla sana, a Frederic se le diagnostica ictericia, pero luego lo expulsan del hospital, y lo devuelven al frente después de descubrir que ocultó alcohol…
Para cuando lo envían de vuelta, Catherine tiene 3 meses de embarazo.
En la tercera sección, Frederic regresa a su unidad, y descubre que la moral ha disminuido severamente.
Poco después, los austro-húngaros rompen las líneas italianas en La Batalla de Caporetto, y los italianos se retiran.
Debido a una retirada lenta y caótica, Frederic y sus hombres se salen de la pista y se pierden rápidamente, y un frustrado Frederic mata a un Sargento por insubordinación.
Después de llegar a la retirada principal, Frederic es llevado a un lugar por la policía de batalla, donde los oficiales son interrogados y ejecutados por traición, que supuestamente condujo a la derrota italiana; sin embargo, después de ver y escuchar que todos los interrogados han sido asesinados, Frederic escapa saltando a un río; y se dirige a Milán para buscar a Catherine; allí descubre que la han enviado a Stresa.
En la cuarta sección, Catherine y Frederic se reúnen y pasan un tiempo en Stresa, antes de que Frederic descubra que pronto será arrestado.
Él y Catherine, luego huyen a Suiza neutral en un bote de remos que le dio un barman; y después del interrogatorio de las autoridades suizas, se les permite quedarse.
En la sección final, Frederic y Catherine viven una vida tranquila en las montañas, hasta que se pone de parto.
Después de un parto largo y doloroso, su hijo nace muerto…
Catherine comienza a sangrar, y pronto muere también.
Frederic es un personaje con un acentuado sentido de la justicia y valores sólidos, identificables con los del típico héroe estadounidense, y por supuesto con el propio Hemingway.
Sus motivaciones para participar en la guerra en un ejército, el italiano, que no es el suyo, no quedan claras, pero parece que se mueve por la necesidad de colaborar a la creación de un mundo mejor.
Su situación excepcional, con la que seguramente Hemingway se identificó, llama la atención de los soldados italianos, que no comprenden que un extranjero venga a luchar en una guerra que no es la suya.
Frederic parte de una concepción del amor que se podría tachar de machista, y es que ya se sabe que la mujer nunca sale bien parada del mundo de Hemingway, tan brusco y violento, lleno de guerras o de enfrentamientos con la naturaleza.
Hemingway dice de Frederic a los primeros días de conocer a la que más adelante será su amada Catherine Barkley:
“Empezaba a notar esa dificultad, tan masculina, de permanecer mucho tiempo con una mujer en los brazos”
La intención primera de Frederic, no es enamorarse, sino jugar con Catherine un tiempo, hasta que se cansara de ella.
Sin embargo, después de que Frederic conozca el infierno de la guerra, después de que un obús le hiera gravemente en una de las escenas más violentas de Hemingway, parece predispuesto al amor; y al reencontrarse con Catherine en el hospital, se produce un auténtico flechazo:
“Cuando la vi comprendí que estaba enamorado de ella.
Todo mi ser se transformó”
Lo cierto es que es difícil saber, si la transformación se produce después de enamorarse, o si en realidad se enamora porque previamente ya se había transformado en el campo de batalla al conocer de cerca de la muerte.
En un contexto de muerte y destrucción, Frederic y Catherine levantan un oasis secreto, con mil pequeños modos de amarse a escondidas.
Y es quizá el amor lo que redime a Frederic.
Cuando se produce la retirada del ejército italiano, su vida corre peligro en varias ocasiones; todos aquellos que le rodean, van poco a poco desapareciendo, sólo él aguanta, sólo es capaz de sobreponerse a todos los peligros, porque el deseo de reencontrarse con Catherine, es más grande que cualquier cosa que pueda pasarle, y la necesidad de tener una vida en común a salvo, les da la fuerza necesaria para huir de Italia.
Es una concepción del amor con un fuerte componente platónico, al tiempo que cristiano, e incluso místico.
La derrota contamina el libro en cada una de sus páginas, en cada palabra.
Los personajes del libro, no sólo Frederic, sirven a Hemingway para exponer su propia teoría sobre las guerras.
El pesimismo es absoluto:
La guerra no acabará, aunque uno de los adversarios cese de luchar, porque es algo que no termina nunca, porque en definitiva, “la guerra no se gana con la victoria”
Y es que derrota o victoria son para Hemingway conceptos relativos:
En una balanza, el platillo no se inclinaría hacia ninguno de los 2 lados porque tienen el mismo peso.
El hecho de participar en una guerra, implica estar vencido desde el principio, implica dejarse manipular por aquellos que tienen el poder, implica verse obligados a luchar bajo amenazas de represalias.
Por lo que la retirada es lo verdaderamente importante, por encima de la victoria o de la derrota.
La publicación de la novela, aseguró el lugar de Hemingway como un escritor estadounidense moderno de gran estatura; y el libro se convirtió en su primer “best seller”, y ha sido llamada “la novela de guerra estadounidense más importante de esa debacle de La Primera Guerra Mundial”
También, la novela es en su mayor parte autobiográfica:
Ernest Hemingway realmente fue conductor de ambulancias voluntario en el ejército italiano, fue herido en las piernas, y conoció a una enfermera con la que vivió una historia similar de amor.
Esto le permitió usar sus recuerdos para crear un relato bélico crudo y realista.
La inspiración para Catherine Barkley, fue Agnes von Kurowsky, una enfermera que cuidó a Hemingway en un hospital de Milán, después de haber sido herido.
Había planeado casarse con ella, pero ella rechazó su amor cuando regresó a Estados Unidos.
Kitty Cannell, corresponsal de moda con sede en París, se convirtió en Helen Ferguson.
El sacerdote sin nombre, se basó en Don Giuseppe Bianchi, el sacerdote de los regimientos 69 y 70 de La Brigata Ancona; aunque se desconocen las fuentes de Rinaldi.
Como dato, Hemingway tuvo serias dificultades para escribir el final de la novela y, según confesó, reescribió las últimas palabras de “A Farewell to Arms” 47 veces antes de darse por satisfecho.
El único hijo vivo del escritor, Patrick Hemingway, quien es el autor del prólogo de la reedición del libro, indicó que la publicación de los 47 finales de “A Farewell to Arms”, “da una pista sobre lo que estaba pensando Hemingway al escribir la novela”
Ahora los lectores podrán decidir, si acertó con el que escogió.
Y es que “A Farewell to Arms” fue una novela muy censurada, y hay al menos 2 copias de la primera edición, en la que Hemingway volvió a insertar el texto censurado a mano, a fin de proporcionar un texto corregido.
Una de estas copias, fue presentada a Maurice Coindreau; y el otro, a James Joyce.
El texto corregido de Hemingway, no se ha incorporado a las ediciones modernas publicadas de la novela; sin embargo, hay algunas versiones de audiolibros sin censura.
Las imprecaciones de lenguaje procaz que usaba en la novela, fueron reemplazadas por guiones o rayas, pero se han preservado esos 2 ejemplares en los que Hemingway escribió, sobre los guiones, las palabras censuradas.
Además, la novela no pudo ser publicada en Italia hasta 1948, porque el régimen fascista lo consideró “perjudicial para el honor de Las Fuerzas Armadas, tanto en su descripción de La Batalla de Caporetto, como por cierto antimilitarismo implicado en la obra”
Más de un biógrafo sugiere que en la base de la censura del régimen fascista en la novela, también fue debida una antipatía personal entre el escritor y Benito Mussolini.
Hemingway lo había entrevistado en 1923, poco después de tomar el poder, y en su artículo en el Toronto Star, se burló de Mussolini y lo llamó “el mayor farol de Europa”
Pero aparte de las reacciones oficiales, se sabe que a Mussolini no le gustó el artículo en absoluto:
Hemingway describió a Mussolini, como tratando de impresionar a los medios, fingiendo estar profundamente absorto en la lectura, mientras que en realidad tenía un diccionario de francés e inglés, y al revés.
De hecho, la traducción italiana, ya había sido preparada ilegalmente en 1943 por Fernanda Pivano, lo que llevó a su arresto en Turín.
Sin embargo, desde su publicación, “A Farewell to Arms” también ha sido objeto de diversas controversias:
Tras su publicación escalonada, que se debió a su publicación a través de Scriber's Magazine, fue prohibida en los quioscos de Boston, debido a acusaciones de naturaleza pornográfica, a pesar de la exclusión deliberada por parte de Hemingway de cualquier descripción gráfica del sexo, prefiriendo, en cambio, omitir como un recurso literario.
Con todo, “A Farewell to Arms” recibió críticas favorables, y hoy es considerada una de las mejores obras literarias de Hemingway; tanto que ha sido adaptada varias veces, inicialmente para el escenario en 1930; y como película en 1932 y 1957; que por cierto, a los directores de los cines se les ofreció la película de 1932 con 2 finales, uno feliz y el otro triste.
Cuando Ernest Hemingway se enteró de esta táctica, estaba furioso, así que los teatros de las ciudades más grandes, donde se basaron principalmente los críticos pro-Hemingway, solo recibieron el final pesimista, de acuerdo con la forma en que terminó la novela; y por último, se adaptó como una miniserie de televisión en 3 partes, en 1966.
“Let's love tonight… There may be no tomorrow!”
A Farewell to Arms es un drama bélico del año 1932, dirigido por Frank Borzage.
Protagonizado por Helen Hayes, Gary Cooper, Adolphe Menjou, Mary Philips, Jack LaRue, Blanche Friderici, Mary Forbes, Gilbert Emery, entre otros.
El guión es de Oliver H.P. Garrett y Benjamin Glazer, basados en la novela homónima escrita por Ernest Hemingway en 1929; siendo la primera novela de Hemingway que se convirtió en una película.
Por su parte, Frank Borzage lo cargó en el melodrama romántico, y si bien la guerra está presente en todo momento, lo hace de manera tangencial sobre la historia de sus protagonistas; por lo que se narra una historia de amor en medio de la guerra, y como el entorno, conjura para separar a los amantes, aunque el entorno no es el enemigo exterior, sino el interior, marcando a la pareja protagonista, sumiéndolos en un torbellino de incomprensión y de dolor que se desarrolla en “in crescendo”
La verdad es que Frank Borzage lleva la novela de Hemingway a su terreno; y recoge la esencia del texto, siendo capaz de hacerlo suyo.
La película recibió 3 Premios Oscar:
Mejor Fotografía y Mejor Sonido, y fue nominada como mejor película y dirección artística.
Se rodó en los estudios de la Paramount; sin embargo, el estreno fue controvertido a causa del final alternativo que Paramount puso a disposición de los exhibidores, un final mucho más ambiguo, en el que no queda clara la suerte que corre la pareja protagonista.
Frank Borzage, totalmente contrariado por esta decisión, se lava las manos y delegó en Jean Negulesco la realización de la escena.
La acción tiene lugar desde febrero hasta el 4 de noviembre de 1918.
El escenario es el norte de Italia, en plena Gran Guerra, donde los transalpinos batallan contra los austriacos.
En El Frente de Italia y Austria de La Primera Guerra Mundial, El Teniente Frederic Henry (Gary Cooper) se desempeña como conductor de ambulancia en el ejército italiano, cuando conoce a la enfermera británica, Catherine Barkley (Helen Hayes)
Posteriormente es herido durante un bombardeo de artillería, y es llevado a un hospital en Milán, donde se asigna a Barkley.
Ellos se enamoran; su relación es bendecida pos facto por un capellán del ejército italiano; y Henry vuelve al frente, pero se siente frustrado porque su correspondencia con Barkley está bloqueada por su Comandante, El Mayor Rinaldi (Adolphe Menjou), que está celoso de la relación.
Henry la abandona y se dirige a Milán, donde se entera de que Barkley, embarazada, se fue a Suiza.
Allí, Barkley está igualmente frustrada por la falta de correspondencia de Henry; y cuando le devuelven el correo, se desploma en estado de shock, pues nunca llegó a su destino, y sufre un aborto espontáneo, enfermando gravemente.
Henry la encuentra en el hospital, y profesan su amor mientras ella muere en sus brazos…
La película se cierra con el sonido de campanas de la iglesia, con el “Liebestod” de la ópera “Tristan und Isolde” de Wagner, que celebra la firma del Armisticio, y el final de la guerra, con Henry pidiendo paz…
A Farewell to Arms es un clásico literario hecho clásico cinematográfico, disfrutable a pesar del paso de los años, con pocas escenas bélicas, y muchas tiernas escenas de la relación de estos 2 íconos del cine; pero sobre todo, la película se gana al espectador, por saber transmitir ese fuerte sentimiento que comparten los 2 protagonistas y las grandes dificultades que el contexto les pone de por medio.
Eso a su vez, provoca un claro mensaje antibelicista en unos tiempos difíciles y convulsos; al tiempo que transmite emociones, sensaciones, sostiene un gran mensaje que contar, y además tiene unos personajes interesantes.
“Every woman who has loved will understand”
A Warner Bros., le costó ochenta $1,000 quedarse con los derechos de la novela de Ernest Hemingway “A Farewell to Arms”, y su director, Frank Borzage, era a priori de muchos, el director ideal para adaptar ésta antibelicista historia romántica; pues tras conseguir un Oscar en 1928 como Mejor Director, se convirtió en un especialista del drama romántico.
También, su profesionalidad y adaptación del mudo al sonoro, habían pasado sin ningún trecho a sus 40 años edad, por lo que A Farewell to Arms, escrita en 1929, era un buen arranque para que se consolidara en el terreno del melodrama, género del que no se apartaría abordando temas de fondo, como la entonces presente Gran Depresión, y su carrera decaería en los años de 1940.
Como fuera, el libreto lleva muy bien la historia, dotándola de un enorme dramatismo; con un guión convincente, con el conflicto principal de cultivar y salvar el romance dentro de un encuadre hostil.
El alcoholismo y la degeneración en las guerras, es algo común y cotidiano; y aquí, el capitán arruina la vida de 2 personas que estaban a pocos meses de disfrutar de una paz y de una vida juntos.
Esto hace que la película tenga un final surrelista, además de convertir el drama en melodrama.
En El Frente Italiano durante La Primera Guerra Mundial, Frederic Henry, un estadounidense que sirve como conductor de ambulancia en el ejército italiano, entrega algunos soldados heridos a un hospital.
Allí se encuentra con su amigo, El Comandante italiano Rinaldi, un médico.
Ambos salen de juerga, pero fueron interrumpidos por un bombardeo…
Frederic y la enfermera de La Cruz Roja Inglesa, Catherine Barkley, se refugian en el mismo lugar; y el algo borracho de Frederic, tiene una mala primera impresión.
A lo que Rinaldi persuade a Frederic, para ir a una cita romántica doble con él y 2 enfermeras:
Catherine, y su amiga Helen Ferguson (Mary Philips)
Sin embargo, Rinaldi se molesta cuando Frederic prefiere a Catherine, la mujer que él había elegido para sí mismo.
Lejos, Frederic descubre que estaba comprometida con un soldado que murió en la batalla… y en la oscuridad, él la seduce “románticamente”, por su resistencia poco entusiasta, se sorprende al descubrir que ella es virgen… y al tiempo se descubre su relación romántica, prohibida por la regulación del ejército; siendo por sugerencia de Rinaldi, que Catherine es trasladada a Milán.
Cuando Frederic es herido por la artillería, se encuentra en el hospital donde Catherine ahora trabaja; y continúan su aventura hasta que él es enviado de regreso a la guerra.
Ahora embarazada, Catherine huye a Suiza, pero Rinaldi intercepta sus muchas cartas de ella, que siente que “necesita rescatar a su amigo del enredo romántico”
Mientras tanto, las cartas de Frederic a ella son enviadas al hospital que ella ha abandonado…
Después de un tiempo, Frederic no puede soportar estar lejos de Catherine por más tiempo; y abandona su puesto, y sale en su búsqueda.
Al regresar primero al hospital de Milán, intenta convencer al renuente Ferguson para que le revele el paradero de Catherine… mostrando animosidad hacia Frederic, todo lo que se revela finalmente, es que Catherine se fue, y está embarazada de Frederic.
Rinaldi lo visita en el hotel donde se esconde y, al enterarse del embarazo de Catherine, por remordimiento, por haber interferido con su correspondencia, le dice a Frederic dónde vive.
Él cruza un lago hacia ella; mientras tanto, Catherine está encantada cuando le dicen que finalmente recibió un correo, pero se desmaya cuando recibe todas sus cartas de amor románticas, marcadas como “devolver al remitente”; y la llevan al hospital, donde su hijo nace muerto…
Ella misma está en grave peligro; cuando llega Frederic, y justo cuando se anuncia un armisticio entre Italia y Austria-Hungría, Catherine muere trágicamente, con él a su lado.
Para comentar, es preciso tener en cuenta que data de 1932, lo cual requiere de un esfuerzo importante de imaginación y sapiencia para colocarse en un momento histórico de la cinematografía muy diferente al actual.
La época en que se rodó este film, fue el momento de transición del cine mudo al sonoro; y la industria del cine tenía unos códigos muy definidos, e incluso rígidos, lo cual no es una mala opinión, es sencillamente que era así.
Por ello, esta película puede resultar a la vez que entrañable, algo tosca, dado los limitados medios de los que disponía aquel cine que aún “gateaba”
Así pues, A Farewell to Arms es un respetable clásico, que obsequia al espectador con un relato de amor en toda regla, a la antigua usanza, pero de manera franca y meridiana, sin ambages, con mucho de efusión y arrebato, con una fuerte carga trágica al final, y mucho sentimiento y hondura.
Destacable ciertas características técnicas y planos complicados para la época por los equipos tan pesados con los que rodaban, secuencias largas con cambios de plano en movimiento bastante llamativos.
Como dato, en los créditos originales, estos estaban salpicados por explosiones de bombas aéreas, y cada vez que hay una explosión, un crédito desaparece para ser reemplazado por el siguiente; y para el ojo moderno y exigente, el uso de miniaturas es evidente en algunas escenas:
Si se observa muy de cerca la primera escena, se verá que las camionetas que circulan por una sinuosa carretera de montaña, son miniaturas bien elaboradas.
Pero lo mejor es la calidad técnica de Borzage en la filmación, con claras influencias del cine soviético, con algún toque expresionista, fruto de la meritoria fotografía de Charles Lang, con planos muy cuidados, con “travellings” sugestivos, y con un tramo inquietante, cuando vemos a Henry vagar cuando ha desertado, y se mezcla con los horrores de la guerra en un montaje de transición muy logrado, que nos hace sentir parte de las miserias que nos traen las guerras, o estupenda también la cámara en 2 escenas:
Una cuando a Henry lo hieren y vemos la secuencia de su traslado al hospital en cámara subjetiva, siendo este elemento los ojos de él, original para ese tiempo; y el otro momento se produce cuando Catherine escribe una carta a Henry, oímos voz “en off” cómo le relata lo bien que vive, mientras la cámara se pasea por la habitación, desmintiendo con muy fino humor lo que ella cuenta, fruto de ello, esta cinematografía obtuvo el Oscar.
En el plano estrictamente narrativo, Borzage otorga una importancia preponderante a la imagen:
Los encuadres no son para nada arbitrarios; y la película despide en sus planos un tono muy metafórico y poético.
El montaje, realista en ocasiones y onírico en otras, potencia los valores emotivos y humanos.
La iluminación expresionista, y muy cercana al cine silente del que Frank Borzage todavía no se había desprendido, se convierte en algunas escenas en poesía, al trascender las imágenes a aquello que vemos.
Un ejemplo clarificador, lo podemos encontrar en la escena final:
Fíjense en el rostro de Catherine y, por un momento verán como un fogonazo de luz les explicará lo que es el amor.
Para entonces, la guerra estará muy lejos de Catherine...
Del reparto, una buena actuación de todo el elenco, en particular de Adolphe Menjou como El Mayor Rinaldi, siempre eficaz, aporta la visión cínica de una guerra despiadada, donde a la postre, nadie merece morir por unos ideales siempre manipulados, que jamás deberían hacer sombra al amor.
Ernest Hemingway odiaba esta interpretación de su novela, ya que sentía que era demasiado romántico.
Sin embargo, eso no impidió que se convirtiera en amigo de toda la vida de Gary Cooper, a quien conoció varios años después…
De hecho, fue Hemingway quien insistiría en que Cooper fuera elegido para dirigir la adaptación de su novela “For Whom The Bell Tolls” (1943), 11 años después.
Sin embargo los 2 hicieron un pacto de nunca discutir esta película...
El enorme Gary Cooper podría, por guapo, ganar él solo la guerra si le dejaran, y yo no sé cómo no se abalanzan sobre él todas las enfermeras…
De hecho, quién sabe si su amigo, el italiano, no estaba también enamorado de él, y por eso va detrás, haciéndole puñetas todas las maneras posibles, y camuflando sus zancadillas de preocupación “amistosa”
Lo mismo ocurre con la amiga enfermera de Catherine.
¿Amistad?
Mentira; aquí no hay amigos, sino envidiosos que quieren a Gary Cooper para ellos mismos.
En contraposición al personaje de Frederic, nos encontramos con Rinaldi y el sacerdote (Jack La Rue)
Ambos encarnan 2 posicionamientos ante la guerra:
El primero contempla la guerra sin demasiado horror, al igual que Frederic antes de conocer a Catherine, aprovechando su situación para medrar en su profesión de médico, y flirtear con las enfermeras del hospital.
Por el contrario, el sacerdote vive atormentado todo aquello que sucede a su alrededor.
Su posición le hace sentirse totalmente impotente y desbordado.
Cuando comprende que Catherine y Frederic están enamorados, su rostro no evidencia asombro o alegría, sino pesadumbre al saber que el futuro está plagado de nubes negras que los ojos enamorados de la pareja no llegan a vislumbrar.
En cuanto a la actriz angloamericana, Helen Hayes, una de las principales estrellas del teatro y el cine de su época, e incluso de siempre jamás, hace un espléndido papel con una capacidad para el lirismo, la pasión y la tragedia encomiables.
Aunque en la novela, el personaje de Catherine Barkley se describe como muy alta, la actriz Helen Hayes medía apenas 1 metro y medio; además el look femenino es notoriamente de los años 30.
Por otra parte, los problemas de censura surgieron de las primeras versiones del guión, que incluían fases del parto real de Catherine, y referencias a dolores de parto, gases, sus gemidos y hemorragias.
Después de que estos fueron eliminados, La Comisión de Censura aprobó el guión, e incluso emitió un certificado para volver a publicarlo en 1938, cuando las reglas de censura se aplicaron más estrictamente.
Aun así, la película fue rechazada en Columbia Británica y en Australia, donde el libro de Hemingway también fue prohibido; y a principios de los años 30, cuando los estudios Paramount compraron los derechos de la obra de Hemingway, estos eran conscientes de la presión internacional que podría ejercer sobre ellos el gobierno italiano.
Mussolini había prohibido en Italia, unos años antes, la proyección de “All Quiet On The Western Front” (1930), debido a su contenido pacifista, aunque El Duce admirase el valor cinematográfico de la película… y con A Farewell to Arms, que mostraba con toda crudeza el lado más oscuro de una guerra que para el régimen había sido gloriosa, representaba para el régimen fascista, un desafío ideológico aún mayor que el de la película de Milestone.
Ante las protestas de La Embajada Italiana en New York, Paramount distribuyó la película en todo el mundo, menos en Italia, evitando mencionar en ella el nombre de Caporetto, lo que significaba una traición ideológica al texto de Hemingway.
Por su parte, El Código de Producción estaba en su lugar cuando la película fue relanzada en 1938; y en consecuencia, se tuvieron que eliminar 12 minutos de filmación para cumplir con los estándares del código; a continuación detallo cronológicamente los momentos omitidos, alguno de ellos épicos:
Se omite casi 1 minuto, en donde Barkley aparece en la escena con los zapatos puestos, y Henry se los va quitando; a continuación, ella mueve los dedos, e incluso le toca la cabeza con ellos; y también le hace algunas preguntas:
“De dónde eres, qué estás haciendo aquí…”
Le dice él a ella, “la arquitectura es la más antigua de las artes, así como la tuya es el más antigua de los placeres… pues él supone que es prostituta…
Un diálogo que incluye:
“Encantado de verla aquí; somos afortunados de habernos chocado en la oscuridad”; luego le dice que lo siente, pero eso ya no está censurado…
Aquí la censura se debe a lo anterior, tratar de omitir que la otra chica era prostituta…
“Si pudiera retroceder me casaría con él o cualquier otra cosa”, supongo, incitando a tener sexo… y omiten el “or anything”
Aquí se ponen los censores:
Primero, ella le pasa la mano por encima cuando se están besando.
Después, mientras están en el parque, la jeja de las enfermeras la busca; y afuera, él le dice que se va a tener que ir al frente, y puede que no se vean más, que por qué no lo hacen...
Se ven ropas solas en el lugar donde estaban sentados; y luego le dice él:
“Por qué no me lo habías dicho?”, se supone que ella era virgen… y siguen conversando, ella se ríe, hasta que aparece él en la habitación con Rinaldi.
Luego ella aparece en la cama pensativa, y la amiga, Ferguson, le reprocha que se haya acostado con él, qué cómo puede ser que estén enamorados, etc.
Él dice en la cama:
“Cuántos trámites hacen falta para casarse, padre”
Y se quedan solos en la habitación, cuando se va el cura, y ella se acuesta con él...
Curioso este plano, y precioso; cuando un oficial pregunta si tiene tiempo para irse a tomar un trago, antes de que salga el tren para El Frente.
La cámara le sigue hasta que se mete a un bar, que es una pensión.
Entonces, asciende en el mismo plano, y se mete por la ventana.
Vemos un cuadro de una joven desnuda, y siguiendo el plano, aparecen los 2 enamorados en la cama de la pensión.
Sublime, la mejor escena de la película sin duda.
También hay una escena en la que le dice a Ferguson que se va a Suiza a tener un bebé… y le dice Ferguson que le odia, por lo del bebé…
Otra curiosa es cuando solo sale un perro husmeando en la basura, pero la basura está vacía... de esa manera censuraron la pobreza que había en la guerra.
En otra, ella le dice si va a hacer las mismas cosas con otras chicas que ha hecho con ella…
Destacar que se tratan temas escabrosos para esos tiempos, como la virginidad sexual, Henry se lo comenta a Catherine, que no sabía que ella lo era, y es que la censura en modo Código Hays, que aún no estaba en vigor, y que entraría en vigor en 1934.
Afortunadamente, el productor David O. Selznick había adquirido un negativo original, ya que estaba ansioso por comprar los derechos de remake, por lo que el corte original se ha conservado, y finalmente hizo su propia versión, con Rock Hudson y Jennifer Jones.
Destacar que A Farewell to Arms denuncia un sistema hipócrita, que permite y alienta los encuentros amorosos furtivos, mientras persigue con ahínco las relaciones más profundas y puras.
El realizador sume a los enamorados en el centro de un conflicto de guerra, y opone el amor puro, frente al inhumano conflicto bélico, esto intenta reflejarlo con la dualidad entre el romance que se lleva a cabo en un ambiente cuasi-bucólico contra lo cruento de la vanguardia de Guerra, pero esto me queda bastante liviano, pues la guerra nos llega con cuentagotas, dándome la sensación que la guerra es algo molesto para el director, donde el romance se pudo haber dado en otro ambiente, donde el sentido del deber se cruzara con el del corazón, a esto se añade la impresión de que el tiempo la ha arrugado en demasía, dejándola en un producto anclado en lo almibarado, en lo sensiblero, en lo cursi si se quiere, y en la búsqueda nítida de lo azucarado.
La guerra está presente, pero se sitúa en la distancia, como el detonante del conflicto que sufrirán los personajes.
De hecho, en la película no hay escenas bélicas propiamente dichas; y la única escena bélica carece totalmente de cualquier sentimiento épico.
En ella, Frederic decide desertar del ejército para reencontrarse con Catherine.
Los soldados caminan, derrotados, por caminos llenos de barro; Frederic huye aprovechando que los aviones austríacos descienden sobre ellos disparándoles.
El montaje de esta escena, sumamente soviético, transmite toda la esencia de la película.
Frederic escapa de sus compañeros y de sus enemigos en busca de su amor.
Deserta porque no soporta la idea de no estar o de perder a su amada.
¿Cabe posicionarse más ante una guerra?
Para los protagonistas de A Farewell to Arms, el amor, su amor, es la respuesta al caos que les envuelve, es el único camino que tienen para poder sentirse armoniosos dentro del infierno que les ha tocado vivir.
Desde estos presupuestos, desertar no es un acto de cobardía sino que, más bien al contrario, supone dar un paso al frente.
No sientes que la guerra haga evolucionar a los protagonistas, son los celos de los supuestos amigos, y como resultado los 2 dejan el deber al que se han comprometido, no sé si es el mensaje que querían dar...
Tampoco el romance queda sólido, resulta acelerado, apresurado, lo meten empujando, y es que es un film con elipsis temporales que te dejan con sensación de que mucho importante se quedó en la mesa de montaje.
Tampoco en la construcción de personajes estuvieron finos, no se entiende que el supuesto amigo Henry, Rinaldi, le haga putada tras putada, y Henry se lo tome como si nada; tampoco se entiende esa animadversión de la enfermera Ferguson contra Henry, diciéndole que no quiere a Catherine, cuando ha desertado por ella…
La escena del primer beso entre Catherine y Frederic, es primero un guantazo, porque lo que está sucediendo es que la está violando… y luego ella le deja besar... ni modo…
Como error, se muestra un ataque nocturno, pero durante La Primera Guerra Mundial, hubo muy poco vuelo en la noche, y los ataques nocturnos que ocurrieron, se limitaron a las grandes ciudades; y era casi imposible para un avión, atacar objetivos específicos en una gran ciudad, así que atacar efectivamente a las personas en una carretera en la oscuridad, no era posible, y no sucedió.
Aun así se puede sacar una enseñanza:
De cómo los aliados, todos ellos tan liberales, menos Rusia, se dedicaron a censurar las cartas del frente para deteriorar el fervor bélico-patriótico.
“In life and in death, we'll never be parted”
En 1932, cuando los estudios Paramount adaptaron la obra de Ernest Hemingway A Farewell to Arms, fue el comienzo de una larga y compleja relación entre dicho escritor y los estudios de Hollywood.
La obra de Frank Borzage, representó además, un gran éxito de taquilla a nivel internacional, que sirvió para que, a partir de ese momento, el nombre de Hemingway transcendiera el ámbito minoritario de la literatura modernista, y se convirtiera, de repente, en una figura pública, asociada con la cultura de masas.
Pero Hemingway no estuvo del todo indiferente al cine, aunque no tuviese una gran estima por El Séptimo Arte, y se interesó al menos por conocer la adaptación de algunas de sus obras.
Durante los años 40 y 50, se sucedieron un enorme número de adaptaciones que gozaron de un gran éxito de taquilla, entre las que destacan:
“For Whom The Bell Tolls” (1943), “To Have and Have Not” (1944) y “The Snows of Kilimanjaro” (1952)
Sin embargo, a pesar del gran número y variedad de adaptaciones cinematográficas, Hemingway no se encontraba satisfecho con ninguna, y muchas veces expresó abiertamente que se sentía traicionado por el cine.
De hecho, diversos estudios revelan las profundas diferencias que separan las obras originales de Hemingway de las adaptaciones cinematográficas realizadas.
Estas diferencias se debieron principalmente a problemas de censura, así como a las peculiaridades de 2 medios tan diversos como son el cine y la literatura, pero desde luego, no cabe duda de que consolidó la fama de un incipiente escritor que hasta entonces había alcanzado cierta popularidad por su juventud bohemia y parisina, como miembro, al igual que Fitzgerald, de “la generación perdida”, y por un libro que fue fruto de su profunda admiración hacia España, como lo es “The Sun Also Rises” (1926) y algunos de sus primeros cuentos, no eran sino una preparación de “A Farewell to Arms”, y uno de los primeros pasos de un camino hacia la construcción de un estilo muy personal, que daría como resultado “For Whom The Bell Tolls” (1940) y del gigantesco mito que fue Hemingway.
Y es que él basa este grito antibelicista en el desarrollo paralelo de la oposición entre el amor y la guerra.
Son más de 70 años los que ha transcurrido desde que A Farewell to Arms fue estrenada, y a pesar de ello, todavía mantiene firmemente su actualidad.
El tema central en la filmografía de Frank Borzage es, sin duda alguna, el amor.
Si a ello le añadimos que en sus películas solemos encontrar cierta dosis de espiritualidad, estaremos de acuerdo en que Borzage aborda una temática inmutable a través de los tiempos; porque las personas seguimos y seguiremos cuestionándonos nuestro paso por la vida; nos seguiremos enamorando y sufriendo desamor… y volveremos a caer, una y otra vez, en la sinrazón, sería mejor decir aberración de la guerra.
Porque Frank Borzage no ignoraba las realidades sociales que rodeaban la época que le tocó vivir.
De hecho, él se anticipó a la efervescencia del movimiento nazi con un estupendo film de denuncia como “Three Comrardes” (1938), por poner sólo un ejemplo, y en A Farewell to Arms, la guerra está presente de principio a fin.
Siempre está allí, aunque no la veamos en primer término.
Es el telón de fondo de la historia y, al mismo tiempo, el protagonista mudo de la misma.
Al final, cuando se anuncie que la guerra acabó, el espectador queda desnudo ante la única verdad posible:
La guerra es inadmisible porque no hay ningún argumento que la pueda sustentar, el amor, que nos hace humanos, perece ante ella; y los sacrificios llevados a cabo en su nombre, acaban pisoteando la esencia humana.
Borzage no hace una denuncia social de la guerra, sino que la hace desde el ámbito privado e individual.
Es a través de la historia de amor entre Catherine y Frederic, donde sitúa a la guerra como una intrusa que acaba por destruir todo lo que encuentra a su paso.
La guerra es el enemigo del amor.
Si el amor ensalza la espiritualidad del hombre, la guerra lo degrada.
En consonancia con el valor testimonial de la obra de Hemingway, A Farewell to Arms es una de las descripciones más certeras y descarnadas de La Primera Guerra Mundial, extensible por supuesto a cualquier conflicto bélico.
No hay que olvidar que la intención de Hemingway, era ofrecer una visión del siglo XX desde una perspectiva bélica; y si una buena parte de la historia del siglo XX se ha escrito con sangre, porque en él han transcurrido las mayores guerras que ha conocido la humanidad, Hemingway, como testigo de primera mano de esos acontecimientos, la hace de un visionado imprescindible para conocer bien los errores que se han cometido, y así poder evitarlos en el futuro.

“You're the loveliest thing I ever saw”



Comentarios

Entradas populares