The Prisoner of Zenda

“Good families are generally worse than any others”

Hay novelas que contienen un doble misterio:
Uno de esos misterios, es el de la historia que su autor cuenta en ellas; un peculiar atractivo que, gracias al talento y al oficio de quien las escribe, puede mantener a millones de lectores atrapados entre sus páginas, viviendo las peripecias que allí se narran, olvidando por completo el mundo real.
Aunque hay un segundo misterio más sutil, cuyo secreto nadie ha podido desentrañar aún, pero que es causa del torrente de luz que deslumbra la historia misma, la in¬dependiza de su tiempo, de sus lectores, e incluso del propio escritor, y pasa a convertirla en algo especial… 
Se llama “romance ruritano” a un género de literatura, cine y teatro, que comprende novelas, historias, obras de teatro y películas ambientadas en un país ficticio, generalmente en Europa Central u Oriental, como Ruritania, que dio nombre al género.
Tales historias, son típicamente novelas de aventuras de espadachín, cuentos de alto romance e intriga, centradas en las clases dominantes, casi siempre aristocracia y realeza donde predominan los temas del honor, la lealtad y el amor, y a menudo presentan la restauración del gobierno legítimo después de un período de usurpación o dictadura.
Pero fue la gran popularidad de la novela “The Prisoner of Zenda: Being the history of three months in the life of an English gentleman” (1894), de Anthony Hope, que estableció el tipo, con su atractivo señuelo político, restaurando al legítimo Rey al trono, y dio como resultado un estallido de ficción popular.
Sir Anthony Hope Hawkins, fue un escritor británico, célebre por sus novelas de aventuras del subgénero novelesco “de capa y espada”, entre las cuales, las más reconocidas son:
“The Prisoner of Zenda: Being the history of three months in the life of an English gentleman” (1894), y su secuela “Rupert of Hentzau: Being the sequel to a story by the same writer entitled the Prisoner of Zenda” (1898); las cuales son “clásicos menores” de la literatura inglesa, ambientados en el país ficticio contemporáneo de Ruritania, y engendraron el género conocido como “romance ruritano”
Su novela más famosa es “The Prisoner of Zenda: Being the history of three months in the life of an English gentleman” (1894), en el cual, El Rey Rudolf V es sustituido un tiempo por su primo Rudolf Rassendyll, quien se enamora de La Princesa Flavia.
Rassendyll, un joven inglés pelirrojo, y con una llamativa nariz puntiaguda, rasgos que se asemejan curiosamente a los de algunos miembros de La Familia Real de Ruritania, va a este reino con el propósito de ver La Coronación del nuevo Rey, su primo lejano… y por ser físicamente, incluso en la voz, exactamente igual al Rey, los partidarios de éste, lo hacen pasar por tal ante el pueblo, ya que El Rey, por un descuido, no puede llegar a tiempo para su Coronación.
Al regreso de La Coronación, se encuentran con que El Rey ha sido secuestrado por su traidor hermano durante la víspera de su Coronación, y únicamente Rudolf puede rescatarlo.
Rudolf no pretende usurpar el trono, sino tan sólo cumplir la misión de salvar al Rey.
Todo sucede de tal modo, que sólo un pequeño grupo de personas llega a conocer la sustitución.
Arrojado a una serie de aventuras que van más allá de sus más alocados sueños, Rudolf lucha para vencer a sus enemigos, y a la vez, se enamora de la hermosísima Princesa Flavia, quien está prometida con El Rey.
Finalmente, Rudolf consigue liberar a su primo, el verdadero Rey, pero no consigue quedarse con La Princesa, pese al amor que los 2 sienten, ya que Rudolf Rassendyll decide volver a Inglaterra, porque tiene la conciencia de que su misión ha sido cumplida, y La Princesa no le pertenece.
La idea de esta historia de intriga política, le llegó a Hope al final de 1893, mientras caminaba en Londres; y terminó el primer borrador en un mes; y el libro se imprimió en abril.
La historia está ambientada en el ficticio reino europeo de Ruritania, un término que ha llegado a significar “el lugar del novelista y dramaturgo para los romances de corte en un entorno moderno”; y representa a Ruritania como un país católico, de habla alemana, y bajo una monarquía absoluta, con profundas divisiones sociales, pero no étnicas, reflejadas en los conflictos de la primera novela.
Geográficamente, se considera que se encuentra entre Sajonia y Bohemia.
La novela logró un éxito instantáneo, y su ingenioso protagonista, el elegante Rudolf Rassendyll, se convirtió en una creación literaria muy conocida.
Curiosamente, en un relato popular, pero muy cuestionable, un acróbata de circo alemán, llamado Otto Witte, afirmó que había sido confundido brevemente con el nuevo Rey de Albania en el momento de la separación de ese país del Imperio Otomano, y que fue coronado y reinó unos días…
Sin embargo, la fecha de este reclamo, 1913; y la falta de evidencia que lo respalde, sugieren que Witte inventó su historia, luego de ver la primera versión cinematográfica de la novela de Hope.
Y es que la novela ha sido adaptada muchas veces, principalmente para cine, que ha visto nada menos que 8 adaptaciones producidas, incluidas 3 películas mudas, una versión australiana animada, y una miniserie de televisión; pero también para teatro, música, opereta y radio.
La obra de teatro homónima de 1895, fue coescrita por Hope y Edward Rose; y se inauguró en Nueva York, protagonizada por E.H. Sothern; y al año siguiente en el West End de Londres, protagonizada por Evelyn Millard.
En el cine destaca la versión homónima de 1913, protagonizada por James K. Hackett, Beatrice Beckley, David Torrence, Fraser Coalter, William R. Randall y Walter Hale; adaptada por Hugh Ford y dirigida por Ford y Edwin S. Porter, siendo producida por Adolph Zukor; y fue la primera producción de Famous Players Film Company.
Luego está la versión 1915; protagonizada por Henry Ainley, Gerald Ames, George Bellamy, Marie Anita Bozzi, Jane Gail, Arthur Holmes-Gore, Charles Rock y Norman Yates; adaptada por W. Courtney Rowden y dirigida por George Loane Tucker.
De ahí a más, el resto es historia.
“Towards the end of the day, when the soul is weary and the heart longs for its beloved”
The Prisoner of Zenda es una película de aventuras, del año 1922, dirigida por Rex Ingram.
Protagonizada por Lewis Stone, Alice Terry, Robert Edeson, Stuart Holmes, Ramón Novarro, Barbara La Marr, Malcolm McGregor, Edward Connelly, Lois Lee, Ted Billings, Snitz Edwards, John George, entre otros.
El guión es de Mary O'Hara, basada en la popular novela “The Prisoner of Zenda: Being the history of three months in the life of an English gentleman” (1894), escrita por Anthony Hope, y la posterior obra de 1896, de Hope y Edward Rose.
El director, Rex Ingram, que fue también productor, guionista y actor cinematográfico irlandés; está considerado en su momento por el también director Erich von Stroheim, como “el mejor director del mundo”, el cual ejerció una gran influencia en su trayectoria, algo que también admitía David Lean.
De esa manera, Dore Schary, de MGM, decía que los directores más creativos de Hollywood eran, por orden de importancia:
D.W. Griffith, Ingram, Cecil B. DeMille, y Erich von Stroheim.
Y aunque el presupuesto debe haber sido modesto para los estándares modernos, esta es una versión bien montada del cuento, con una amplia cantidad de conjuntos y ubicaciones para darle ese aspecto auténtico.
La historia es entretenida, y se siente sorprendentemente moderna, presentando algunas escenas clásicas de lucha con espada, que no se verían fuera de lugar en un espadachín de la década de 1940.
La acción transcurre en Ruritania, un principado en Los Balcanes:
Cuando El Rey Rudolf V de Ruritania (Lewis Stone) es drogado y secuestrado por su ambicioso hermano, El Gran Duque “Black” Michael (Stuart Holmes), un pariente parecido, Rudolf Rassendyll (Lewis Stone) deberá tomar su lugar para mantener al malvado hermano fuera del trono.
La aventura continúa con el asesinato, la traición, el secuestro y un audaz rescate del Rey; y el final evita tener lo que consideramos “el típico final de Hollywood”
Emocionantemente producido, con excelentes valores de producción y buena actuación, The Prisoner of Zenda se basa en sus propios méritos y en sus propios pies; donde su aparente resolución se centra más en la elegancia de la composición que en el ritmo específico de la aventura, pero sus resultados no son despreciables; por lo que constituye una excelente muestra de un cine primario, con voluntad de sofisticación.
“While you're unhung, Rentzau, hell lacks its master”
Aunque la novela de Anthony Hope haya sido adaptada en numerosas ocasiones para la gran pantalla, en pleno periodo silente ya fue traslada en varias ocasiones, esta historia de aventuras clásica, recibe el tratamiento de MGM, a pesar de que el estudio mayormente llamado “Metro” para los iniciados, era solo M-G sin Mayer, aún en ese momento.
El mega director de Metro, que se hizo famoso por “The Four Horseman Of The Apocalypse” (1921), Rex Ingram, y los principales actores reunidos aquí, se quedaron con la compañía; ayudando a establecer el estándar para las producciones de MGM, Metro/MGM compitiendo exitosamente con estudios más antiguos; y esta película inició carreras, sobre todo ayudando a propulsar al mexicano Ramón Novarro al estado de superestrella; sin embargo, resulta tan sorprendente el olvido que durante largo tiempo ha visto sometida esta adaptación, que no solo puede situarse a la altura, e incluso superando las versiones posteriores, sino que supone una muestra más de la capacidad cinematográfica de este cineasta, necesitado de un progresivo revisionismo en su obra.
Y es que en Ingram se puede hablar con claridad de su inclinación por lo bizarro:
Su adaptación nos traslada a los conocidos personajes de la novela, apostando desde sus primeros fotogramas por la descripción de una serie de roles caracterizados por su villanía; y describe a los 4 seres que rodean al maquiavélico Rupert of Hentzau (Ramón Novarro)
Todos ellos se encuentran bajo las órdenes del Gran Duque “Black” Michael, cegado por la avaricia y su deseo de llegar al trono.
Pero para ello, deberá eliminar al único obstáculo que le queda; el auténtico aspirante a la coronación:
El Rey Rudolf.
En otro escenario… el inglés Rudolf Rassendyll, decide pasar el tiempo asistiendo a La Coronación de su pariente lejano, El Rey Rudolf V de Ruritania… que no es más que un hombre débil, aficionado en exceso al alcohol, y poco apreciado por su pueblo, al que solo le sostiene la veneración que los lugareños de Ruritania sienten hacia La Princesa Flavia (Alice Terry)
Así se encuentra con una conocida en el tren:
Antoinette de Mauban (Barbara La Marr), la amante del hermano traicionero del Rey, El Gran Duque “Black” Michael; y en el día anterior a La Coronación, Rassendyll es visto por El Coronel Sapt (Robert Edeson) y El Capitán Fritz von Tarlenheim (Malcolm McGregor), viendo en este, una auténtica tabla de salvación a la hora de suplantar en Palacio al secuestrado monarca.
Asombrado por el extraño parecido entre Rassendyll y su señor, lo llevan a encontrarse con Rudolf en un pabellón de caza.
El Rey está encantado con su doble, y lo invita a cenar… y durante la comida, un sirviente trae una fina botella de vino, un regalo de Michael entregado por su secuaz, Rupert de Hentzau.
Después de que Rudolf lo prueba, le resulta tan irresistible, que bebe la botella entera solo…
A la mañana siguiente, Sapt no puede despertarlo; el vino fue drogado, y Sapt tiene miedo de que, si La Coronación se pospone, Michael se hará con el trono; porque el país está peligrosamente dividido entre los partidarios de Rudolf y de Michael; a lo que El Coronel declara, que es “el destino lo que llevó a Rassendyll a Ruritania”; y él puede tomar el lugar de Rudolf sin que nadie lo sepa.
El inglés está menos seguro, pero arroja una moneda, que cae en favor de Rudolf; y Rassendyll cumple con La Ceremonia.
Luego, es conducido al Palacio en compañía de La Princesa Flavia.
Más tarde, cuando Rassendyll regresa a la cabaña para cambiar de lugar con El Rey una vez más, él y Sapt encuentran solo el cadáver de Josef (Snitz Edwards), el sirviente se fue para proteger al Rey…
A lo que Rassendyll se ve obligado a continuar la mascarada…
Con Rudolf custodiado por un puñado de criados de confianza en El Castillo de Zenda, Michael intenta infructuosamente sobornar a Rassendyll para que se vaya…
Y en los días que siguen, Rassendyll se familiariza con Flavia, y los 2 se enamoran; mientras tanto, Rupert intenta alejar a Antoinette de Michael, diciéndole que “Michael se casará con Flavia una vez que Rudolf esté fuera del camino”
Sin embargo, tiene un efecto involuntario:
Antoinette revela los planes de Michael y la ubicación de Rudolf a von Tarlenheim.
Un asesino enano (John George) a sueldo de Michael, trata de matar a Rassendyll, pero Sapt lo interrumpe antes de que pueda terminar el trabajo.
El supuestamente asesino, le hace señas a un ansioso y esperanzado Michael, de que el acto ya está hecho, y El Duque se apresura a Zenda, para que se deshagan “silenciosamente” del verdadero Rey; sin embargo, Rassendyll solo quedó inconsciente...
Cuando von Tarlenheim llega con su noticia, los 3 hombres persiguen a Michael...
Sapt y von Tarlenheim se separan para encontrar un camino hacia El Castillo, pero cuando Antoinette baja el puente levadizo, y Rassendyll entra solo.
Aunque en inferioridad numérica, logra matar a Michael en una pelea de espadas… entonces Sapt y von Tarlenheim acuden en su ayuda.
Cuando Rupert es acorralado por los 3 hombres, elige la muerte por una cascada llamada “Escalera de Jacob”, en lugar de la ejecución por traición.
A continuación, Rudolf reasume su posición legítima, mientras que Rassendyll se esconde en la logia.
Por casualidad, Flavia se detiene allí para hablar con El Coronel Sapt…
A pesar del intento de Sapt de proteger a La Princesa del desamor, una sirvienta deja escapar que El Rey se está quedando en la logia... a lo que Rassendyll se ve obligado a decirle a su amada la amarga verdad... y cuando trata de persuadirla de que se vaya con él, su sentido del honor y su deber hacia su país, la obligan a quedarse, y Rassendyll se va solo.
La primera mitad de The Prisoner of Zenda es más efectiva que las versiones posteriores, en cuanto a la apertura de la acción, pues fue escrita para cine, en lugar de ser una adaptación de la obra de teatro; por lo que hay más exteriores, tal vez filmados de los diarios de viaje de Europa Central.
La Catedral es gótica, como se describe en el libro, pero lo más extraño es que los letreros en la estación de ferrocarril están en alfabeto cirílico; dada la ubicación y la cultura de Ruritania, el Fraktur habría sido más apropiado… pero al menos, a diferencia del cine sonoro, el país no ha sido trasplantado a la ruta del Expreso de Oriente, y los trajes son realmente llamativos, de finales del siglo XIX, interpretados con una sensibilidad de principios de los años 1920; por tanto, no son históricamente precisos, pero su estilo poco claro, aumenta la sensación de que la historia está teniendo lugar en un reino imaginario, una versión de universo alternativo de fines del siglo XIX en Europa.
Parte de la trama se cambia en la segunda mitad:
Desafortunadamente, perdemos la batalla en la casa de verano, y hay un complot totalmente extraño, que involucra a un enano aspirante a asesino…
Las circunstancias del rescate del Rey y el destino de Michael, también se alteran…
Pero en general, el director sabe articular el relato con un gran sentido del ritmo, sin incidir en exceso en la vertiente “de capa y espada” que sí harían galas versiones posteriores; y destaca su espléndido uso de los primeros planos, y esa fusión de los de Rassendyll y Flavia, cuando este finalmente tiene que abandonar el personaje que ha interpretado por sentido patriótico y por puro destino, quedan revestidos de una sensación de melancolía, de amor perdido para siempre, aunque quizás permanezca latente en el recuerdo...
También destaca su decidida apuesta por lo bizarro y lo sombrío, elemento que otorgue en última instancia, la definitiva personalidad al film.
Ese rasgo siniestro que se desprende de los personajes femeninos del relato, de las siniestras mazmorras en las que se encuentra El Monarca, casi convertido en un guiñapo, o en esa aterradora desembocadura en forma de cascada, que sirve desde El Castillo de Zenda para desprenderse de aquellos seres que han caído presos en el recinto de oscuros rincones… será el destino último de Rupert of Hentzau, en un último gesto de dignidad tras luchar en pleno puente contra el galante Fritz, pudiendo salvar a un Rey que quizás no mereció que se luchara por él… y es precisamente este aspecto el que más interesa a Ingram, director especialmente dotado para dinamizar los diferentes perfiles que encierra la obra que sirve de base a su película, conciliar sus maneras de gran producción con su vertiente intimista, con la sutileza con la que se muestra el cambio de actitud de Flavia, ante lo que ella intuye ha sido una evolución en positivo en la personalidad del Rey, hasta entonces una persona carente de sensibilidad con su pueblo; sin intuir que ha encontrado el amor con otra persona que tiene el mismo aspecto que este.
Así lo señalará uno de los rótulos finales de la película, en donde tras el rescate del auténtico heredero, todo volverá a una normalidad, aunque ya nada sea igual…
Para Rassendyll, esta experiencia marcará su vida; para Flavia, sin duda, ese amor desaparecerá sin comprender las razones de dicha circunstancia, e incluso para los fieles vasallos del Rey, quedará en el futuro, una íntima sensación de fracaso, al dedicar sus vidas a un ser que no merece la pena, máxime cuando han podido contemplar el reverso de alguien que, con el mismo aspecto exterior, sí que albergaba en su interior esa talla y personalidad necesaria de la que carece la persona a la que han jurado lealtad.
De esa manera, provista de un extraño sentido de la frescura, introduciendo elementos secundarios, como el de la joven enamorada de Rassendyll, que descubrirá a este en su condición de falso monarca, plenamente vigente en su magnífico y fresco diseño de producción, en el que sus predominantes secuencias de interiores adquieren en todo momento una extraña imbricación en el devenir del relato; lo cierto es que transmite la sensación de un Rex Ingram en un grado de especial inspiración, justo tras el rodaje de la magnífica “The Four Horsemen Of The Apocalypse” (1921), erigiéndose como una de las más atractivas propuestas silentes del cine de aventuras de su tiempo.
También es conveniente señalar, que la lucha Rassendyll & Hentzau, tan emblemática, no aparece en todas las películas, y en la novela original se reduce a un par de estocadas que le lanza Rassendyll al villano, a la sazón, montado a caballo, y la última de las cuales, le abre una herida en la mejilla, antes de que escape al galope para desvanecerse… según Hope, “incansable y receloso, elegante, guapo, vil e invicto”
En el relato, Rassendyll ha sido herido previamente de una estocada en el brazo, al enfrentarse a otro de los malos, al que liquida…
En la versión fílmica dirigida por Rex Ingram, Rassendyll, con quien lucha, es con el medio hermano malvado y conspirador del Rey, El Gran Duque Michael, “El Negro”, al que despacha; mientras que la pelea con Rupert de Hentzau, no solo se enfrenta con Rassendyll sino también con El Coronel Sapt y El Capitán von Tarlenheim, fieles servidores del Rey.
Y como dato curioso, se ven ecos de esa lucha en el duelo a 3 bandas entre Darth Maul contra Obi wan y Qui-Gon en “Star Wars: Episode I - The Phantom Menace” (1999)
De esa manera, acorralado, Hentzau prefiere lanzarse a una cascada y morir, lo que evidentemente no es de recibo, pues es sabido que la novela tiene una continuación del propio Hope, que se titula precisamente con su nombre.
Otro dato que agrega integridad sustancial a la producción, es que Ingram usó al campeón de esgrima belga, y al entrenador de la USC, Henry Uyttenhove como entrenador y asesor para la espectacular pelea de espadas del final.
Del reparto, Ingram fue capaz de obtener grandes actuaciones de sus actores:
Cuando Rassendyll llega a La Coronación, pasa ante un Michael mudo, hace una pausa lo suficiente como para ofrecer una expresión sutil de satisfacción con una ceja levantada...
La actuación de Terry, como la futura Reina, es elegante y digna, una pareja perfecta para Rassendyll, y su escena final es encantadora y desgarradora.
En el papel de La Princesa Flavia, apareció Alice Terry, que sería la esposa del director, el genial Rex Ingram.
Se dijo que Ingram y Terry se conocían desde que trabajaron juntos en la película “Shore Acres” (1920) y la pareja se deslizó juntos durante la filmación, y se casaron… pasaron mirando películas, y volvieron al trabajo, todo ello en 3 días.
No se reveló que se habían casado hasta después de que la película se había completado, y se dijo que la pareja “estaba de luna de miel”
Como curiosidad, la versión de TCM, se deriva principalmente de la reedición del Reino Unido, en la que Ramón Novarro, que en ese momento se había convertido en un actor importante, como resultado de su trabajo en esta película, en el papel secundario de Rupert of Hentzau; por lo que se le dio la primera facturación, superior a la de Lewis Stone, quien originalmente hizo el papel principal.
Stone, era un actor ya veterano, y era conocido por actuar en muchas películas de Greta Garbo; mientras que, para interpretar a su rival Hentzau, se contó con los servicios de Ramón Novarro, en su primera gran oportunidad en el cine.
Se cuenta que el director Rex Ingram y Alice Terry, empezaron a promocionarlo como “rival de Rudolf Valentino”; siendo entonces cuando Ingram le sugirió cambiar su apellido Samaniegos, a Novarro; a lo que Ramón eligió su nombre artístico en alusión a un amigo, Gabriel Navarro, quien décadas después sería abuelo del famoso guitarrista de rock, Dave Navarro. 
Pero su rivalidad con Valentino fue difundida artificialmente por la prensa, ya que en realidad, Novarro y Valentino eran amigos íntimos, y tenían un “secreto” en común:
Sus preferencias homosexuales.
De esa manera, al fallecer Valentino prematuramente en 1926, Ramón Novarro se convirtió en el actor latino más importante del medio, y el cambio del cine mudo al sonoro, no afectó su éxito; siendo el primer actor mexicano que trabajó y que logró el éxito en Hollywood. 
Por su parte, Ingram logró un éxito significativo para él y Metro el año anterior, con “The Four Horseman Of The Apocalypse” (1921), protagonizada por Terry y Rudolf Valentino; mientras filmaban su siguiente producción, “The Conquering Power” (1921), Valentino se volvió voluntarioso, y rehusó la dirección, y en un momento dado, irrumpió en el set.
Sin duda, su nueva fama se había ido a la cabeza… y su encantador reemplazo fue Ramón Samaniegos.
Como Hentzau, Novarro es rápido, inteligente y un antihéroe completamente agradable; como uno de los 4 oficiales leales al “Black” Michael.
Hentzau es joven, travieso, más playboy y bromista que un villano serio, que pasa gran parte del tiempo persiguiendo a la amante de Michael, Antoinette; por lo que Ingram lo presenta, mientras se levanta del piano, voltea su monóculo en el aire, y lo mira a los ojos.
Novarro, prácticamente roba varias escenas, incluso rompe la cuarta pared, algo muy inusual entonces, más en el cine mudo.
Y no puedo resistirme, morboso que es uno, recordar aquí que Novarro recurría a los servicios de la prostitución masculina, y murió asesinado por un joven que alternaba dicha actividad con la delincuencia:
Paul Ferguson de 22 años; y su hermano recién salido del reformatorio, Thomas Ferguson de 17 años.
Ellos creían, que Novarro guardaba una cuantiosa suma de dinero en la vivienda, porque días antes había alardeado de que iba a hacer unas obras de $5.000 en el salón de su casa.
Los jóvenes ladrones, no encontraron el dinero que esperaban, y Paul, boxeador aficionado, tras maniatarlo con un cable, torturó y golpeó a Novarro, hasta dejarle desfigurado, para después desvalijar la casa, de donde sólo robaron $45, mientras Novarro moría asfixiado con su propia sangre, a la edad de 69 años.
En el espejo del baño, apareció escrito:
“Las chicas son mejores que los maricas”
Y pretextaron en el juicio, que el actor les había propuesto relaciones sexuales, por lo que querían mostrarlo como “un viejo pervertido”
Ambos criminales fueron condenados a cadena perpetua; y la condición sexual del actor salió a la luz, luego surgió la persistente y falsa leyenda urbana, de que le habían introducido en la garganta, un consolador de grafito en estilo art decó, regalo y con dedicatoria de Valentino…
Hoy, Novarro es recordado como uno de los grandes “latin lovers” del cine.
Por último decir que la versión que vi, iba acompañada de la banda sonora más monótona de la historia, una melodía de piano, con 20 o más notas repetidas durante 2 horas, totalmente agotador.
“It makes your sin no worse, as I conceive, to do it à la mode and stylishly”
Las novelas de Anthony Hope, dieron como resultado que Ruritania se convirtiera en un término genérico para cualquier época pequeña, imaginaria, Victoriana o Edwardiana, un reino europeo utilizado como escenario de romance, intriga y tramas de novelas de aventuras.
Y le dio su nombre a todo un género de escritura, “el romance ruritano”, donde sus ingredientes eran, y lo siguen siendo infalibles:
Amores imposibles, héroes galantes, villanos inteligentes, princesas hermosas, coronas en peligro, fieles servidores…
Todo ello, situado en el corazón de una Europa elegante de finales del siglo XIX, ese territorio mítico, donde se cruzaban viajeros dandis, realizando “El Grand Tour”, condesas misteriosas que tomaban las aguas en balnearios enclavados en mágicas montañas, investigadores privados tras la huella del mal en ciu¬dades envueltas en niebla, infieles esposas fugitivas con jóvenes apuestos en el Orient Express, ladrones de guante blanco al acecho de las perlas de adineradas jovencitas que paseaban por Niza, o leían en la terraza de un hotel de Sorrento…
Un mundo que ya solo es posible en la imaginación, en las bibliotecas y en la memoria, con muchas aventuras, amor, espadachines... siendo una fórmula imbatible cuan¬do la guían la oportunidad y el talento.
Y “The Prisoner of Zenda: Being the history of three months in the life of an English gentleman” (1894) nació tocada por los dioses, y abriéndose paso entre grandes del género, que se convirtió en una de las novelas más leídas, erigiéndose además, como pionera en la creación de historias ambientadas en países imaginarios; pero las aventuras ruritánicas suscitaron una moda que tuvo su continuidad en una se¬gunda parte a la que Hope tituló con el nombre del villano:
“The Prisoner of Zenda: Being the history of three months in the life of an English gentleman” (1894), publicada 4 años más tarde, y está incluida en algunas ediciones de “The Prisoner of Zenda”
La trama, inserta en el marco narrativo del relato de Fritz von Tarlenheim, personaje secundario de la primera novela; se inicia 3 años después del final de esa novela.
El malvado Rupert, ahora en el exilio, se apodera de una carta de la malcasada Reina Flavia de Ruritania, y ve en ella, la oportunidad de recuperar el favor real, informando al celoso y depravado Rey Rudolf V Rassendyll, retorna al reino para socorrer a La Reina, y se ve nuevamente obligado a suplantar al Rey Rudolf V, después de que Rupert le disparara.
Rassendyll mata a Rupert, pero él es a su vez asesinado por uno de sus secuaces…
Después, se ven en la tesitura de seguir manteniendo el engaño en los años siguientes… hasta que Rassendyll es enterrado como Rey, y Flavia como Reina soltera, última de La Dinastía Elphberg.
La conclusión de Fritz, implica que los hechos acaecieron entre los últimos años de la década de 1870, y los primeros de 1880; y que su hijo tiene en ese momento 10 años.
Las versiones cinematográficas de la novela “Rupert of Hentzau: Being the sequel to a story by the same writer entitled the Prisoner of Zenda” (1898) datan de 1915, protagonizada por Gerald Ames en el papel principal, y Henry Ainley como Rassendyll; y una producción de 1923, realizada por Selznick Pictures, con Lew Cody como Rupert, pero que cambia el final trágico:
Flavia abdica para casarse con Rassendyll, y Ruritania es declarada una República.
David O. Selznick consideró hacer una versión cinematográfica de la novela, como continuación de la exitosa versión de “The Prisoner of Zenda” de 1937, usando de nuevo a Douglas Fairbanks Jr., pero decidió no hacerlo, debido a la temática trágica, y su compromiso con la filmación de “Gone With The Wind” (1939)
Curiosamente, la versión de la película muda de 1923, había sido producida por su padre, Lewis J. Selznick, y su hermano, Myron Selznick.
Finalmente, muchas obras ficticias posteriores, pueden vincularse a “The Prisoner of Zenda: Being the history of three months in the life of an English gentleman” (1894) pues Ruritania inspiró la creación de otros países ficticios, como la nación ficticia de Zubrowka, en el oscarizado filme “The Grand Budapest Hotel” (2014) de Wes Anderson, que se desarrolla en un estado alpino de Europa central, que se tambalea al estallar la guerra.

“God does not always make the right men kings.
You are the finest Elphberg of them all!”



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