Borg

“The Ice-Borg versus The SuperBrat”

El tenis es un deporte minimalista, elemental; solo necesita una malla en el centro, un rectángulo en el piso, una persona en cada extremo con una raqueta y, entre ellos, una pelota que es como un mensaje que se mandan… pero como cualquier deporte o actividad humana, es posible encontrar ahí momentos reveladores:
Los extremos de resistencia y aguante a los que la gente puede llegar; el temple de la concentración; lo admirable de quienes se han dedicado durante años a ser los mejores en un oficio de dudosa utilidad práctica…
Andre Agassi, hoy de 48 años, considerado “uno de los más grandes tenistas de todos los tiempos” dijo en su momento que:
“El tenis usa el lenguaje de la vida:
Ventaja, servicio, fallo, ruptura, amor... cada partido es un partido en miniatura”; y en 1980, el mundo del tenis había sido revolucionado por Björn Borg, quien a sus 24 años de edad, había ganado El Torneo de Wimbledon en 4 ocasiones, manteniendo un altísimo nivel que lo posicionó como el #1 en el ranking mundial por varios años.
Siempre inexpresivo, el sueco se mantenía estoico punto por punto, lo cual le valió el mote de “el hombre de hielo”
No obstante, su lugar en la cumbre del deporte blanco, se veía amenazado por un nuevo talento… cuyo estilo de juego e incontrolable temperamento lo habían llevado a ganar un gran número de títulos profesionales.
Se trataba de John McEnroe, un estadounidense apenas 3 años menor que Borg.
Inevitablemente, el encuentro entre ambos titanes se dio en la final del Torneo de Wimbledon, en una batalla que años más tarde sería conocida como “el partido del siglo”
Esa Edición 94º del Campeonato de Wimbledon, se celebró entre el 23 de junio y el 6 de julio de 1980, en las pistas del All England Lawn Tennis and Croquet Club de Wimbledon, en Londres, Inglaterra.
El cuadro individual masculino, lo iniciaron 128 jugadores; mientras que el femenino lo iniciaron 96 tenistas, que se repartirían en premios, una dotación económica de $259.000
En la competición individual masculina, se impuso el sueco Björn Borg, logrando el 5º y último de sus triunfos en el torneo, al imponerse en la final al estadounidense John McEnroe.
Y es que su rivalidad con John, es considerada como una de las más grandes rivalidades de la historia del tenis.
Björn Rune Borg, es hoy un ex tenista sueco que brilló como pocos en la historia del deporte durante su época de jugador entre 1973 y 1981, logrando 96 torneos, 64 del ATP, entre ellos:
5 Wimbledon, 6 Roland Garros, y 2 Masters, antes de retirarse a los 26 años de edad, cuando todavía se encontraba en perfecta forma, y su nivel no había decaído en los últimos años; siendo considerado como “uno de los mejores tenistas masculinos de la historia del tenis” y el mejor deportista sueco de la historia, por delante del futbolista Zlatan Ibrahimovic.
Borg se destacó por haber conquistado los torneos de Roland Garros y Wimbledon, considerado como “el doblete más difícil de realizar en el tenis”, durante 3 años consecutivos, un récord hasta la fecha sin superar.
Borg pasó su infancia en la ciudad de Södertälje, donde disfrutaba jugando al hockey sobre hielo; y un día se vio fascinado por una raqueta de tenis que su padre había ganado como trofeo en un torneo de tenis de mesa; por lo que su padre decidió regalarle esa raqueta, y así empezó la historia de uno los más brillantes tenistas de la historia; y en 1972, con tan solo 15 años, se convirtió en uno de los representantes de Copa Davis más jóvenes de la historia.
En 1974, con 17 años y 8 meses, ganó su primer título profesional en Londres, por el circuito WCT, al derrotar al británico Mark Cox en la final; y para 1976, ya tenía en su poder 2 Roland Garros y una Copa Davis.
Entonces, se propuso conquistar El Torneo de Wimbledon… hasta ese momento, no se había destacado mucho en el torneo, y muy pocos eran quienes creían que su juego de fondo se pudiera adaptar a la rápida hierba londinense.
Por lo que Borg practicó arduamente durante las 2 semanas previas al torneo en tácticas de saque y volea; y con esto, “El Hombre de Hielo” barrió a todos los jugadores durante el torneo, sin perder ningún set.
Y es que Borg jugó durante toda su carrera como un sólido jugador de fondo de la pista.
Sus potentes golpes desde el fondo de cancha con considerable “topspin”, y sus impresionantes “passing shots” lo alzaron como el primer jugador exitoso en emplear ese tipo de juego, extraño y revolucionario en aquellos días, pero utilizado frecuentemente por los jugadores actuales, como Rafael Nadal.
Borg era diestro, y tenía un estilo y un tipo de juego nada ortodoxos, como su original revés a 2 manos, y el juego de fondo mencionado; productos quizás de la ausencia de algún entrenador durante sus primeros años en el tenis, ya que aprendió entrenándose solo, jugando horas en el garaje de su casa.
Pero sus golpes eran fuertes y altos, con una intensidad de “topspin” que le imprimía a la bola, hacían que esta pudiera mantenerse dentro de la pista, y botar rápidamente hacia arriba y hacia delante en el campo del contrario.
Además, tenía una increíble rapidez de piernas, lo que le permitía llegar a bolas casi perdidas, aunque pocas veces se esforzaba demasiado por atrapar las bolas lejanas; y una envidiable condición atlética, producto de su pasión por entrenarse durante muchas horas.
Igualmente, para poder desempeñarse mejor sobre el césped de Wimbledon, dificultoso para su estilo de juego; aprendió el estilo de saque y volea, lo que evitaría el desgaste que suponía su juego desde la línea de fondo.
Su actitud calmosa y su carencia de expresiones notorias, tanto en los puntos ganados como en los perdidos, le valieron el sobrenombre de “El Hombre de Hielo” o “Ice-Borg” en alusión a los icebergs de los mares helados; porque Borg nunca perdía la compostura, y las desventajas en el tanteador, parecían no provocarle ningún golpe anímico, por lo que era usual verlo recuperarse de situaciones aparentemente ventajosas para el rival.
Durante 1980, Borg mantuvo el #1 del mundo, excepto por 4 semanas en que la nueva joven estrella del tenis John McEnroe, se presentó como una joven estrella en pleno ascenso, y ocupó su puesto...
John Patrick McEnroe, es hoy un ex jugador de tenis estadounidense, nacido en Alemania; considerado “uno de los más grandes talentos de la historia del deporte”, por sus 7 títulos de Grand Slam, 3 ATP World Tour Finals, 77 títulos individuales y 78 en dobles:
7 Grand Slam y 7 Masters, en su mayoría junto a Peter Fleming; que lo hacen el tenista masculino con más títulos combinados en la era abierta, con 156; y es recordado por su habilidad con la raqueta, por sus partidos contra otras grandes leyendas como Björn Borg, Jimmy Connors o Ivan Lendl; y por su incontrolable temperamento dentro de la cancha, lo que le ocasionaba muchos problemas con los jueces de silla y árbitros.
Ya de muy joven, McEnroe hizo notar al mundo su gran habilidad con la raqueta; y con solo 18 años, alcanzó las semifinales de Wimbledon de 1977, tras haber superado la etapa clasificatoria.
El juego de McEnroe, combinaba golpes magistrales, aunque no muy potentes, con una volea maestra, considerada una de las mejores de la historia, y un rápido juego de ataque.
Sus enormes reflejos le permitían devolver los mejores servicios y “passing shots” con gran excelencia y variedad de golpes, lo que agradecía intensamente el público; pero McEnroe destacó pronto por su espíritu competitivo y su temperamento extremadamente fogoso.
Las discusiones en los partidos, parecían ser un elemento motivador en sus encuentros para sobrellevar situaciones complicadas, aunque lo pusieron en problemas en innumerables ocasiones; y a pesar de las críticas de la prensa británica, que lo apodó como el “SuperBrat”, algo así como “el súper malcriado”; en 1980, llegó por primera vez a la final individual de Wimbledon, donde se enfrentó a Borg, que aspiraba a un récord de Open Era en el 5º título consecutivo de Wimbledon.
El partido fue esperado con impaciencia, ya que no solo era un enfrentamiento entre las 2 mejores raquetas, sino también un encuentro de opuestos:
Borg era “El Hombre de Hielo”, un despiadado piloto de línea que utilizaba su raqueta para investigar las debilidades de otros jugadores, como un cirujano empuñando un bisturí; mientras McEnroe era el malcriado, un genio moderno en la antigua destreza del saque y la volea, que a menudo daba la impresión de que su verdadero oponente era el árbitro, o él mismo, o cualquiera que no fuera la persona que estaba al otro lado de la red.
Y en una increíble demostración de concentración y mente fría, ambos jugadores no lograban sacarse ventaja en ese histórico partido.
Al comienzo de la final, McEnroe fue abucheado por la multitud cuando ingresó al Tribunal Central, debido a los acalorados intercambios que había tenido con los oficiales durante su victoria en la semifinal sobre Jimmy Connors.
En el desempate del 4º set de la final, que duró 20 minutos, McEnroe salvó 5 puntos del campeonato, y finalmente ganó 18-16
El desempate fue descrito más tarde como “el episodio más fascinante en la historia del deporte”
McEnroe, sin embargo, no pudo romper el servicio de Borg en el 5º set, que el sueco ganó 8-6
En la final, Björn Borg derrotó a John McEnroe 1-6, 7-5, 6-3, 6-7 (16-18), 8-6 para ganar el partido; siendo considerado en su momento como “el mejor partido que se haya jugado”
Pasarían otros 28 años antes de que la final de individuales masculina de Wimbledon de 2008, entre Roger Federer y Rafael Nadal, rivalizara con el partido como “el más grande jugado”
“Löfta att aldrig visa en enda blodig känsla någonsin igen”
(Prométeme que nunca vas mostrar una sola emoción violenta nunca más)
Borg es un drama sueco del año 2017, dirigido por Janus Metz Pedersen.
Protagonizado por Sverrir Gudnason, Shia LaBeouf, Stellan Skarsgård, Tuva Novotny, Marcus Mossberg, Leo Borg, Robert Emms, Ian Blackman, James Sobol Kelly, Jackson Gann, entre otros.
El guión es de Ronnie Sandahl, basado en las vivencias de la final de Wimbledon entre Borg y McEnroe.
El director danés, Janus Metz, debuta con una película en la cual, más que centrarse en la rivalidad de los personajes, se enfoca en presentar una especie de retrato de ambos, haciendo mayor énfasis en la vida de Borg, pues es una producción sueca; sin embargo, esta es la historia de 2 hombres que revolucionaron el mundo del tenis, y se convirtieron en leyendas, porque algunas estrellas brillan para siempre… y por ese motivo, es una meditación elegante y bien facturada sobre las miserias de la gloria, la dignidad del fracaso, y la débil frontera que separa a una cosa de la otra.
El título original del filme es Borg, en finés “Borg / McEnroe”; e internacionalmente conocido como “Borg McEnroe”, hablada en varios idiomas, como el sueco, danés e inglés, que se centra en la famosa rivalidad entre los famosos tenistas, durante El Campeonato de Wimbledon de 1980, que culminó en su encuentro en la final masculina de individuales.
Rodada en Gotemburgo, Praga, Londres y Mónaco; y en la ciudad natal de Borg, Södertälje, donde creció, y comenzó a jugar tenis cuando era niño; la producción llegó a recrear el Studio 54 en un estudio en Gotemburgo; la arena de tenis Štvanice en Praga, y sustituye a la arena de Center Court en Wimbledon, Londres, donde filmaron la final de Los Campeonatos de Wimbledon de 1980.
La acción sigue la rivalidad entre 2 leyendas del tenis:
El sueco Björn Borg (Sverrir Gudnason) y el estadounidense John McEnroe (Shia LaBeouf), donde el primero representaba la técnica, la disciplina, y el cálculo milimétrico; mientras el otro, la visceralidad, la pasión, el talento innato, y la rebeldía.
Así estamos en contrastes, entre lo apolíneo frente y lo dionisíaco.
Y es que en aquel momento, el sueco Björn Borg, con tan solo 24 años, había conseguido ganar ese torneo en 4 ocasiones; se encontraba en el cénit de su carrera, y su ascenso había sido imbatible desde que se convirtiera en un ídolo “teen” del deporte tras su debut con 15 años en La Copa Davis; y si ganaba el 5º Wimbledon, pasaría a la historia; pero un nuevo contrincante había surgido por el camino…
John McEnroe, que los medios comenzaron a considerarlo un “enfant terrible”, un “outsider” y un macarra que tenía tan mal carácter, que se enfurecía tanto en cada partido, que terminaba rompiendo raquetas, insultando al juez, y metiéndose con el público; tanto que en un programa de televisión, llegaron a denominarlo como “El hombre que peor defendía los valores de EEUU desde Al Capone”
Así de mal caía…
Por ello, el filme remarca las diferencias de personalidad, como la fiera iracunda de McEnroe, contra la sangre helada nórdica de Borg:
El niñato contra el gentleman, los sentimientos y la rabia, frente a la contención y la concentración.
Y a través de esos términos, los definió la prensa, y así pasaron en buena manera a la posteridad.
A Borg, siempre lo recordaremos en la pista como un ser impenetrable, y a McEnroe como un auténtico malcriado; y en el desarrollo de esta historia, conoceremos el trasfondo de sus personalidades absolutamente antagónicas, pero que comparten la misma pasión por el deporte; y no se queda solo con eso; nos conduce un poco más allá.
No solo rasca la superficie, sino que se encarga de meter el dedo en la llaga en algunos aspectos tanto profesionales como personales de cada uno de los deportistas que nos conducen directamente a sus fantasmas.
Así, conoceremos a un Borg obsesivo y maniático, tremendamente inseguro y con una gran cantidad de problemas psicológicos que solo parecían mitigarse a través del triunfo y el éxito.
Y a un McEnroe, que en realidad lo que buscaba era desesperadamente aceptación y atención.
Para el gran público, eran la cara y la cruz, el héroe y el villano; pero en realidad, no se encontraban tan lejos el uno del otro; de hecho, se admiraban mutuamente:
Borg, porque se reconocía en McEnroe; y McEnroe, porque le gustaría tener la capacidad de autodominio de Borg.
No es de extrañar que terminaran siendo muy amigos; pero lo que nos muestra la película, es precisamente la parte más siniestra y oscura de sus personalidades a través de un proceso de desmitificación.
Los 2 eran excelentes deportistas, pero estaban muy jodidos emocionalmente, tenían graves carencias emocionales, y el tenis parecía ser el único medio para apaciguar su rabia; y cuando salían de la pista, su mundo podía fácilmente llegar a desmoronarse; mientras el público que los seguía, los utilizaba para construir a su alrededor una imagen deformada del éxito y el fracaso, y para ejemplificar los valores de esfuerzo y sacrificio a la hora de conseguir una meta determinada.
Específicamente, Borg es un viaje a las emociones, las obsesiones, las manías y los altos grados de estrés que cada competidor vivió en los días y las horas previas a que se llevara a cabo este enfrentamiento que mantuvo la atención del mundo; y es interesante porque es un acercamiento bastante respetuoso y reflexivo sobre la genialidad del deportista, la fama, la privacidad perdida, el amor, el compromiso, la pasión y el deporte entre “Ice-Borg” y el “SuperBrat”
“It's no accident, I think, that tennis uses the language of life.
Advantage, service, fault, break, love, the basic elements of tennis are those of everyday existence, because every match is a life in miniature.
Even the structure of tennis, the way the pieces fit inside one another like Russian nesting dolls, mimics the structure of our days.
Points become games become sets become tournaments, and it's all so tightly connected that any point can become the turning point.
It reminds me of the way seconds become minutes become hours, and any hour can be our finest.
Or darkest.
It's our choice”
Del inusitado éxito que tuvo el filme de Ron Howard, “Rush” (2013), especialmente en críticas, que llevó a pantalla la rivalidad entre 2 históricos pilotos de Fórmula 1:
James Hunt y Niki Lauda; pudo extraerse muchas lecciones, de las cuales Borg hace eco, y las cuales están íntimamente vinculadas.
El realizador danés, Janus Metz, decidió debutar como director de un largometraje sobre los tenistas que se enfrentaron en la final de Wimbledon de 1980, provocando las pasiones y reacciones más intensas, tanto de los medios de comunicación, como del público; por lo que es la historia de la gran final, un gran partido en el que la leyenda Björn Borg, el gran campeón consecutivo de Wimbledon, se enfrenta al novato John McEnroe, una nueva estrella en ascenso, que además de tener mucho talento, es muy polémico por los arrebatos de ira que tiene en la cancha con el juez y el público.
Así es, de eso se trata esta cinta, de la presión, de la historia, y lo que llevo a estos 2 jugadores a ese punto en específico de la vida.
Pero conforme se desarrolla la trama, nos muestran la historia de esos hombres y como el tenis forjo en ellos su carácter, y determino su vida de una manera increíble, en el que cada juego, es algo de vida o muerte; y a través de “flashbacks”, el director se retrotrae a la infancia, a las raíces de la persona antes de ser engullida por el personaje:
El sueco, de familia de clase media baja, demuestra sorprendentemente un carácter problemático por el que casi le obligan a dejar el tenis… mientras el estadounidense, de familia acomodada, y con unos padres terriblemente exigentes, dista mucho de ser un niño rebelde, y se aleja completamente de la imagen irascible por la que más tarde se le conocería.
En común, las 2 son personas obsesionadas con la perfección; uno desde el estoicismo y el control; el otro desde el juego y el hedonismo, pero ambos con la derrota como “criptonita”; y sin embargo, Metz ofrece un retrato más personal y más complejo, que profundiza en la vida de los 2 tenistas que más bien eran el anverso y el reverso de un mismo espejo, en el que ambos se veían reflejados.
Así se construyen los contrastes:
Mientras el resto de tenistas del campeonato disfrutan de la noche y de las mieles del dinero y la fama; Borg, meticuloso, revisa en la habitación de su hotel sus raquetas para ordenarlas de mayor a menor según la tensión de sus cuerdas…
Regula el termostato para que la temperatura de la habitación sea la adecuada, más fría de lo normal para no sobrepasar las 50 pulsaciones por minuto…
Reproduce sistemáticamente las rutinas que ha seguido en cada una de las victorias:
Mismo coche de alquiler, misma habitación de hotel, mismo orden dentro de su bolsa de deporte…
Y bajo “la máquina” se esconde un hombre frágil, esclavo de las supersticiones y obsesiones; de la necesidad de creer en algo más grande y más fiable que él mismo.
Mientras McEnroe es por el contrario, más cerebral de lo que aparenta:
Es inteligente, sensible, capaz de contextualizar, y confía más en sí mismo que en cualquier otra cosa; y perfectamente capaz de controlar los ataques de rabia y la imagen que quiere proyectar; sin embargo, ellos 2 son los únicos que pueden entenderse, que comparten el miedo a la derrota, que saben que desde la cima, cuando no hay más arriba, sólo se puede caer; por lo que el director se divierte evidenciando las diferencias entre los personajes desde el punto de vista descriptivo:
La calma contra el caos y la anarquía; pero también se sumerge en sus respectivas infancias para indagar sobre el origen de sus traumas.
Así accedemos a sus sueños de niñez y a su posterior rebeldía como símbolo de que ninguno de los 2 estaba dispuesto seguir a rajatabla los clichés y las convenciones; y en una de las escenas, el entrenador del colegio de Björn, le sugiere que deje el tenis, “porque no pertenece a una esfera social determinada... Es un deporte para caballeros”, dice.
Técnicamente, Borg es una película fragmentada y dividida en 2 líneas convergentes de acercamiento a los 2 personajes para ir trazando, mediante algunos “flashbacks”, un retrato psicológico de ambos que, poco a poco, va tomando un tono y un ritmo cercano al “thriller”
Mientras Borg se encuentra en lo más alto de su carrera, reconocido como el mejor tenista del mundo en ese momento; el joven McEnroe se postula para ocupar su lugar; mientras el tenista sueco muestra su caballerosidad y un temple contenido y frío; el estadounidense es todo efusividad y disputa, un espectáculo en la pista por sus protestas e insultos, que hacen de una figura controvertida, rechazada por los espectadores.
Son 2 caracteres opuestos, pero solo en apariencia, porque la película se encarga de desarrollar el proceso por el cual, Borg logró controlar su mal temperamento, tanto que acabó convirtiéndose en una persona maniática, meticulosa hasta la obsesión; y en gran medida, McEnroe es su reflejo de juventud.
De ahí el miedo a que pueda destronarlo.
No sólo eran el blanco y negro en cuanto a la forma de entender el tenis, sino también en su juego, el diestro jugador de fondo v/s el zurdo que basaba su juego en saque y red; lo que se traducía en distintas formas de enfrentar los medios, el público y el deporte.
De esa manera, poco a poco la película parece transitar hacia una suerte de “thriller” psicológico, aunque el espectador pueda saber quién ganó finalmente la final de 1980, lo relevante no es tanto su resolución en la cancha, como ver a ambos tenistas variar durante el partido, transformarse, resistir, pelear más con su interior que con el adversario.
De eso Metz Pedersen crea un buen sentido de la tensión, y opta por una puesta en escena basada, igualmente que el resto de la película, en una diversidad de ángulos y de puntos de vista que no solo otorgan energía a la historia, también plantea la imposibilidad de acercarse a ambos personajes desde una mirada única.
Así desde lo oblicuo, en el fondo, tanto Borg como McEnroe, aparecen como 2 seres ensimismados, obsesionados con ganar y ser los mejores, cada uno con un estilo, pero con un fin último que comparten; y Metz Pedersen da mayor fuerza e interés a lo que se debe añadir, su rapidez narrativa, ciertas ideas cercanas a la abstracción visual para narrar mediante miradas, detalles, movimientos y posiciones de los personajes en pantalla; y en el fondo, Borg y McEnroe acaban quedando en un segundo plano a la hora de hablar de la obsesión y el triunfo, de su camino, de sus renuncias, y de la transformación que se produce en su itinerario.
Cuestiones que solo 2 personas tan idénticas como ellos pueden comprender de manera absoluta, habitantes de una realidad única y personal, en la que el resto del mundo, en ocasiones, parece no existir.
Con más énfasis en Borg que en McEnroe, la película transita por su presente durante el campeonato hasta la final, para trazar mediante breves viñetas del pasado, su camino hacia lo más alto.
Fue también la contraposición de 2 métodos de jugar el tenis, y de moverse por la vida y los “courts”:
Borg era frío, “una máquina”, un jugador de base que repetía como un autómata cientos de “tics y tocs”; y McEnroe era agresivo en su tenis, se peleaba con todos, el público y el “umpire”, subía a la red, y era imprevisible.
Ambos se estudiaban por TV, pero al momento de enfrentarse, el director danés Janus Metz, logra con ángulos poco habituales, y unas voces “en off” que lógicamente no son las de los jugadores que relatan el match, y hacen crecer la tensión.
En lo formal, técnicamente el filme no presenta nada del otro mundo, con las escenas más brillantes en los últimos 30 minutos del legendario partido, que me pareció excesivo; al tiempo que es demasiado evidente en montar las posiciones de favoritismo para Borg, un tenista muy contenido e inexpresivo; contra el desprecio hacia John, más extrovertido y salvaje.
Con un movimiento de cámara que da la sensación de estar presente en el encuentro deportivo, lleno de nostalgia.
A destacar la puesta en escena, como los vestuarios, son muy adecuados y destacables; por cierto, la ropa deportiva, que incluye camisetas, pantalones cortos y chándales, que llevaban los 2 jugadores en la película, no muestran logos ni insignias; precisamente porque no se pudo llegar a un acuerdo con los fabricantes Fila, usado por Borg; y Sergio Tacchini, usado por McEnroe por regalías; pero donde brilla es el reparto:
Sverrir Gudnason, un actor poco conocido para mí, con 39 años, compone a un personaje que tiene 15 años menos; y lo logra tan bien, que parece que el tipo va a estallar de un momento al otro; además que demostró comerse la pantalla en los primeros planos, y no solo por su belleza, sino por su silencio intrigante, que uno llega a pensar muchas veces, en qué estará pensando…
Gudnason dijo que pasó 6 meses en los que entrenó 15 horas a la semana, con 2 horas de tenis y 4 de entrenamiento personal; y reveló que no había conocido a Borg.
Y se presenta como “una olla a presión”, como le dice Lennart Bergelin (Stellan Skarsgård), su entrenador:
“Es como un volcán a punto de entrar en erupción”, que consigue escudriñar McEnroe al otro al otro lado del espejo.
Mientras que Shia LaBeouf hace un gran papel, como el irrefrenable tenista de EEUU que no se guarda nada…
Shia quien hizo contacto con la producción, cuando se enteró del guión, porque “él se identifica fuertemente con el personaje de McEnroe, y sintió que es una persona incomprendida”, dijo el director.
También reveló que no se había reunido con McEnroe sobre el papel, que LaBeouf mimetiza por completo, y lo compone como iracundo, incapaz de controlarse, faltón y malcriado, escupiendo al suelo, enfrentándose a todo el mundo y maldiciendo continuamente, pero con un punto de ternura disimulada y esquiva en su mirada.
No se queda solo en el estereotipo, sino que logra impregnarlo de humanidad; que por cierto, muchas de las quejas de su personaje en pantalla fueron precisas, dichas en algún momento por McEnroe; tanto que a los hijo de McEnroe les gusta divertirse mostrando clips donde se vuelve loco, como maldecir al árbitro, o destruir raquetas, según se dijo.
Y entre ellos, los actores, hay una gran química, que ambos personajes sean interpretados por actores que comparten la nacionalidad o idiosincrasia de los personajes que representan y los gestos de los protagonistas, no es casual, porque están calcados de los que realizaron en la vida real; y no interesa el parecido físico, sino más la parte de la psicología del personaje que está maravillosamente retratada, sin caer en los chistes bajos, dándoles profundidad, y manteniendo el interés del espectador.
Como dato, los ex profesionales del tenis, el finlandés Jarkko Nieminen, #13 en la lista ATP en julio de 2006; y Veli Paloheimo, entrenaron a los actores.
Por otro lado, Stellan Skarsgård nunca defrauda, y describió y comparó la relación entre Lennart Bergelin y Borg, a la rivalidad entre Mozart y Salieri en la película “Amadeus” (1984) diciendo:
“La gente piensa que Salieri estaba celoso de Mozart, pero no creo que esa sea la palabra correcta.
Creo que es más una fascinación total, y el amor del genio.
Y la duda de sí mismo de que no eres capaz”
Mientras la parte femenina recae en Tuva Novotny como el interés emocional y sentimental de Borg, que sirve para lograr conocer al tenista fuera de la cancha.
También es destacable los actores que hacen de Borg en edades de niño y adolescente:
Leo Borg & Markus Mossberg respectivamente.
Leo Borg, es el hijo de la vida real de Björn Borg, y retrata a su padre desde los 9 años a 13; mientras que el actor Markus Mossberg, lo retrata de los 14 a los 17 años.
Lamentablemente, otros tenistas famosos que aparecen, como Peter Fleming y Jimmy Connors, no tienen protagonismo, ni siquiera diálogos… y no inspecciona demasiado en el pasado de los personajes secundarios, sino que todos ellos están ahí para colorear los espacios en blanco de cada protagonista; y da a entender que se trata también del primer enfrentamiento de ambos hombres… pero eso no es cierto.
En la realidad, Borg & McEnroe ya habían jugado 7 veces sin que entre los 2 hubiera una supremacía clara:
Borg había ganado 4 partidos, y McEnroe 3; y es extraño que el filme desaproveche esta historia previa, porque esos encuentros subrayarían la sensación de que estos deportistas de elite, se mueven en un ambiente cerrado, que es justamente lo más interesante acá.
Y no hay problema en que el proyecto encuentre a Borg como el personaje más interesante, pero con una exploración algo injusta, McEnroe demanda parte de la atención en diversos segmentos.
De hecho, cuando llegamos al esperado partido final, John McEnroe es quien salta de la página como el protagonista más intrigante; y no especialmente porque lo sea, sino porque hay espacios de él que no reciben el mismo cuidado que obtiene Borg.
Otro dato curioso, es que se agradece a Björn Borg en los créditos finales, pero no a John McEnroe… que dijo tras ver el film:
“Siempre me sentí un poco decepcionado, pensé que harían algo mejor.
No creo que el actor sea un problema, tiene muchas cualidades, pero creo que podría haber ayudado un poco con algunas situaciones.
Nunca habló conmigo, no lo conozco, pero me han dicho que está un poco loco, así que supongo que eso es una cosa buena”, se expresó el estadounidense. Además, indicó que sentía que se habían inventado demasiadas cosas de aquel momento que podrían haber sido más fieles a la realidad; y afirma que lo fue, pero que podían haber hecho algo mejor con el material que suponía parte de su vida, y el partido de su vida.
“You cannot be serious”
Junto a Jimmy Connors y John McEnroe, Björn Borg llevó al tenis a niveles de popularidad desconocidos hasta ese momento, en cierto modo, gracias a la rivalidad existente entre ellos.
La popularidad de Borg entre el público femenino fue inmensa, llevando a las autoridades de Wimbledon, a pedir a los colegios de mujeres de la zona, a que controlaran a sus alumnas mientras jugaba el sueco del cabello dorado.
Y durante su esplendor, se convirtió en una estrella mundial, que aparecía en todas las revistas, y cuando en 1980 se casó con la tenista rumana Mariana Simionescu, en Bucarest, el 24 de julio de 1980; la boda se convirtió en el mayor evento social del año.
Para ese entonces, Borg ganaba mucho más dinero por publicidad y cosas no relacionadas con el tenis, como el modelaje, que por sus victorias.
En la cancha, los tenistas, Björn Borg y John McEnroe, se reunieron 14 veces en la gira regular, y 22 veces en total, con su rivalidad destacada por sus temperamentos y estilos contrastantes; y su rivalidad se extendió entre 1978 y 1981, con cada ganó 7 veces; y el partido de Wimbledon representado en la película, es la única vez que Borg venció a McEnroe en una final de Grand Slam, ya que el sueco perdió en otras 3 ocasiones.
Pero la rivalidad descrita como “Fuego y Hielo”, tenía fecha de vencimiento en la cancha:
Borg se retiró poco después del gran enfrentamiento con McEnroe, además que nunca ganó el Abierto de Estados Unidos, a pesar de haber alcanzado 4 finales.
Su enfrentamiento final se produjo en 1983, en Tokio en la Suntory Cup, torneo por invitación, con Borg prevaleciendo 6-4, 2-6, 6-2
Como curiosidad, en marzo de 2006, cuando Bonhams Auction House en Londres anunció que subastaría los trofeos de Wimbledon de Borg, y 2 de sus raquetas ganadoras el 21 de junio de 2006; McEnroe llamó desde New York, y le dijo a Borg:
“¿Qué pasa?
¿Te has vuelto loco?”
La conversación con McEnroe, junto con las súplicas de Jimmy Connors y Andre Agassi, finalmente convencieron a Borg de comprar los trofeos de Bonhams en una cantidad no revelada...
El año de 1992, fue el último año como profesional de John McEnroe, y su mayor recuerdo de ese año, fue haber formado el equipo de Copa Davis ganador, junto a Andre Agassi, Pete Sampras y Jim Courier, denominado “El Equipo de Los Sueños”; y John es hoy, una de las principales figuras de las transmisiones televisivas de tenis en los Estados Unidos, haciendo de comentarista en los grandes torneos; donde muchos de sus comentarios han generado grandes polémicas, pero como tenista, su nivel de juego continúa siendo envidiable.
En lo personal, McEnroe se divorció de Tatum O’Neal en 1992, con quien se casó desde 1986; y se casó en 1997 con la cantante Patty Smyth, con quien tuvo 2 hijas; y en 2002, escribió su autobiografía “You cannot be serious”, donde cuenta varias historias sobre las realidades del tour, el papel de las corporaciones en el tenis, y sus abusos de drogas fuera de las canchas.
Actualmente tiene 59 años, y posee una galería de arte en Manhattan.
Debido a su cansancio y a problemas con los organizadores con quienes no coincidía en la cantidad de torneos a jugar en el año, Borg sorprendió al mundo al anunciar su retiro con tan solo 26 años, cansado de soportar el peso de su propio mito.
Terminó así una carrera que para muchos podría haber sido aún más exitosa, y convertirlo en el indiscutido rey del tenis de la historia.
Con 11 títulos de Grand Slam, a solo 1 del récord de Roy Emerson, Borg dejó un increíble legado a las siguientes generaciones; pero retornó fugazmente del retiro, siendo un fracaso rotundo, intentando jugar con las antiguas raquetas de madera, y no ganó un solo partido.
 Además, Borg sufrió una sobredosis de drogas, y se rumoreó un intento de suicidio, negado por él…
En lo personal, el matrimonio con Simionescu terminó en divorcio en 1984.
Engendró un hijo de la modelo sueca Jannike Björling, y estuvo casado con la cantante italiana, Loredana Bertè, de 1989 a 1993.
El 8 de junio de 2002, Borg se casó por 3ª vez; su nueva esposa es Patricia Östfeld; y juntos tienen un hijo, Leo, nacido en 2003, que actualmente es el jugador de tenis de 14 años con mejor puntuación en Suecia, y que aquí aparece como su padre en edad temprana.
Borg, creó una marca de ropas cuyo lema de publicidad más conocido fue la frase:
“Fuck for the future”, y que le acarreó grandes problemas financieros.
Hoy tiene 61 años.
En una escena clave del filme en cuestión, una frase aparece inscrita sobre una pared, donde los 2 tenistas están irónicamente sentados, y dice:
“Si te puedes encontrar con el triunfo o con el fracaso, trata a estos 2 impostores de la misma manera”
Esa es una cita del poeta inglés del siglo XIX, Rudyard Kypling; y sin duda, una reflexión potente para un filme donde ganar o perder, pareciera definir la vida de los hombres.

“Nogle stjerner lyser for evigt”
(Algunas estrellas brillan para siempre)



Comentarios

Entradas populares