Human Rights, NOW! – Costa Rica

“Get Up, Stand Up, stand up for your right”
 
Un concierto benéfico es un tipo de presentación que se realiza con fines benéficos, a menudo dirigido a una crisis humanitaria específica e inmediata; y pueden tener objetivos tanto subjetivos como concretos:
Los objetivos subjetivos incluyen crear conciencia sobre un tema como la miseria en África, como los conciertos Live 8, y elevar a una nación después de un desastre como America: A Tribute to Heroes; mientras los objetivos concretos incluyen recaudar fondos como Live Aid, e influir en la legislación como Live 8 o Farm Aid.
Los conciertos de beneficencia, son un gran ejemplo de caridad de celebridades porque involucran a músicos populares; actores y actrices; y otros tipos de figuras de entretenimiento que se ofrecen como voluntarios para una causa mayor.
La eficacia de la caridad de las celebridades, se explica por la teoría de la filantropía catalítica diseñada por Paul Schervish; cuya tesis explica que es más beneficioso para una causa, que las celebridades no contribuyan donando solo su dinero, sino participando en eventos como conciertos benéficos; y de esta forma, las estrellas pueden inspirar a cientos de miles de personas a dar; no obstante la presencia de celebridades puede generar críticas, pero eso se ve superado por los beneficios.
Algunos argumentan que las estrellas pop, solo participan en obras de caridad para mejorar su imagen pública; eso podría decirse y puede ser una motivación, pero su participación puede ser esencial para el éxito del evento; y es que las celebridades no solo promueven la filantropía catalítica, sino que pueden producir un efecto que algunos llaman “Geldofismo” es decir, la movilización de estrellas del pop y sus admiradores detrás de una causa; por tanto, debido a su visibilidad, los organizadores utilizan celebridades como medio para ganar apoyo a la causa agendada.
Además, el éxito de los conciertos benéficos está estrechamente relacionado con la calidad del entretenimiento que ofrecen; y para ganar espacio y legitimarse en los medios, los conciertos benéficos deben tener una gran audiencia, el tipo de gran público atraído por las famosas estrellas de la música.
El mismo Bob Geldof, creador de Live Aid y activista, respondió a las críticas sobre la falta de artistas africanos en el Live 8, al afirmar que, aunque esos músicos producen grandes obras, no venden muchos álbumes, y, para alcanzar a la mayor cantidad de gente posible, su concierto tuvo para incluir solo artistas populares.
Finalmente, la calidad del entretenimiento es clave para la creación de una esfera pública, donde las discusiones sobre la causa del concierto pueden ocurrir; de esa manera, cuanto mejor sea el entretenimiento, más personas verán el concierto, por tanto, más personas se darán cuenta de la causa.
Además, la música que se reproduce en los conciertos, puede llevar a los espectadores a interconectarse, y a ser más propensos a actuar en pos de la causa.
Porque cuando la gente canta en presencia de otras personas, y eso sucede en los conciertos benéficos, se conectan entre sí, y es más probable que trabajen juntos hacia un objetivo.
Los críticos también dicen que los conciertos benéficos son solo una forma para que “El Occidente rico se perdone ayudando a los pobres y angustiados”
Estas críticas argumentan que los conciertos como Live Aid, por ejemplo, “roban a los africanos de su propia agenda, refuerzan el etnocentrismo y el racismo occidental, y ven el hambre como un desastre natural en lugar de un problema político”, eso es válido también…
De los 2 conciertos benéficos más grandes de todos los tiempos, en tamaño, fueron los eventos Live 8 y Live Earth, que atrajeron a miles de millones de espectadores; y los estudiosos teorizan que el aumento observado en el tamaño de los conciertos desde Live Aid, está sucediendo porque los organizadores se esfuerzan por hacer que sus eventos sean tan grandes como la tragedia en cuestión, con la esperanza de obtener la legitimación de esa manera.
En 1961, Peter Benenson o Peter James Henry Solomon Benenson, un abogado inglés, quedó sobrecogido al leer una noticia en el diario británico The Observer, sobre 2 estudiantes portugueses de Coimbra, sentenciados a 7 años de prisión por brindar por la libertad en pleno régimen dictatorial de António de Oliveira Salazar.
Inmediatamente Benenson escribió un artículo al editor del periódico, David Astor, y el 28 de mayo de ese año, se publicó bajo el título “Los Presos Olvidados”
En esa carta, instaba a los lectores de todo el mundo a que escribiesen misivas expresando su apoyo a los estudiantes, con el fin de conseguir la excarcelación de los reclusos, a los que denominó “presos de conciencia”
Se denomina así, en inglés “prisoner of conscience” (POC) al individuo que ha sido encarcelado por su raza, religión, color de piel, idioma, orientación sexual o credo, siempre que no haya propugnado ni practicado la violencia; lo cual se contrapone a éste el término “preso político”
Más de un millar de lectores participaron en esta acción; quizás sin darse cuenta Benenson, que había dado forma a un tipo de activismo que daría excelentes resultados en la lucha contra la injusticia:
La acción de numerosas personas anónimas a favor de otras personas víctimas de violaciones de Los Derechos Humanos.
Y lo que empezó como un acto puntual, pronto se transformó en un movimiento internacional de carácter permanente; y al cabo de un año, la nueva organización ya había enviado delegaciones a 4 países para elevar protestas en favor de varios presos, y se había hecho cargo de 210 casos.
El principal objetivo de esta campaña, iniciada por Peter Benenson y un pequeño grupo de escritores, académicos y abogados, entre los que destacaba el activista pacifista y cuáquero, Eric Baker; fue identificar a prisioneros de conciencia en todo el mundo, y hacer campaña por su liberación.
A principios de 1962, la campaña había recibido tanto soporte público que se convirtió en una organización permanente, y cambió su nombre a Amnistía Internacional (AI), así nació el movimiento global presente en más de 150 países, que trabaja para que Los Derechos Humanos, reconocidos en La Declaración Universal de Los Derechos Humanos aprobada en 1948, y en otros tratados internacionales como Los Pactos Internacionales de Derechos Humanos, sean reconocidos y respetados.
Hoy Amnistía cuenta con más de 7 millones de miembros y simpatizantes en todo el mundo; y su objetivo es “realizar labores de investigación y emprender acciones para impedir y poner fin a los abusos graves contra los derechos civiles, políticos, sociales, culturales y económicos” y pedir justicia para aquellos cuyos derechos han sido violados.
En el campo de las organizaciones internacionales de derechos humanos, Amnistía es una de las que tiene un historial más largo, la de mayor reconocimiento y según muchos, es la que establece la referencia en esta área en general.
Sus principales objetivos son:
La liberación de todo prisionero de conciencia, encarcelado por el ejercicio de su derecho a expresar sus creencias y opiniones de forma pacífica; la exigencia de juicios justos; la abolición de la tortura y de todo castigo denigrante a prisioneros; denunciar las desapariciones forzadas; la abolición de la pena de muerte; la condena de abusos tales como la toma de rehenes, la tortura y muerte de detenidos, así como las matanzas intencionadas y arbitrarias, sin importar quién sea el autor ni con qué fin; la protección de Los Derechos Humanos de las personas refugiadas, solicitantes de asilo, migrantes y desplazadas internas; la regulación del comercio internacional de armas; la protección de los defensores y defensoras de Los Derechos Humanos; la defensa de los derechos económicos, sociales y culturales; el cumplimiento de La Convención sobre los Derechos del Niño; la consideración de la violencia y los abusos sobre las mujeres como delitos graves; la rendición de cuentas de los perpetradores de crímenes internacionales ante la justicia, y que sus víctimas vean realizados sus derechos a la verdad, justicia y reparación; la protección de la libertad de expresión, de manifestación y de asociación; y acabar con las violaciones de Los Derechos Humanos del colectivo LGBTI.
No obstante, en la década de los 80, algunos gobiernos incrementaron sus críticas a Amnistía Internacional:
La Unión Soviética alegó que Amnistía Internacional espiaba; el gobierno de Marruecos la acusó de defender delincuentes; y las dictaduras argentina y chilena prohibieron la difusión del informe anual de Amnistía Internacional de 1983.
Sin embargo, Amnistía Internacional continuó su campaña contra la tortura y en defensa de los presos de conciencia; también se abordaron nuevos problemas, como las ejecuciones extrajudiciales, transferencias de personal entre el ejército y la policía, homicidios políticos y desapariciones; y hacia el final de la década creció la preocupación de Amnistía Internacional por el creciente número de refugiados en todo el mundo; muchos lo eran a causa de guerras y hambrunas pero, tal y como exige el mandato de Amnistía Internacional, esta organización concentró sus esfuerzos en ayudar a los que habían sido obligados a huir a causa de violaciones de Los Derechos Humanos; por lo que se pedía a los gobiernos, que en lugar de aumentar las restricciones a la entrada de solicitantes de asilo, actuaran para evitar las violaciones de derechos humanos que les forzaban al exilio.
Además de una segunda campaña contra la tortura, durante la primera mitad de la década de los 80, hubo 2 importantes acontecimientos musicales pensados para que las generaciones más jóvenes conocieran mejor Amnistía y Los Derechos Humanos.
En 1986, el tour “Conspiración de La Esperanza” realizó una serie de conciertos en Estados Unidos; y cuando el cantante británico Peter Gabriel, anunció en Sao Paulo, Brasil, la intención de Amnistía Internacional de realizar un llamamiento a algunos de los músicos más significativos del momento para iniciar una gira mundial con motivo del 40º Aniversario de La Declaración de Los Derechos Humanos, y aseguró que “no ha sucedido nada antes como esta gira”
En 1988 tuvo lugar la gira de conciertos Human Rights, NOW!, y a lo largo de 6 semanas, algunos de los músicos y grupos más famosos del momento, actuaron en conciertos en los 5 continentes; y entre una fecha y la otra, gracias a la intervención de Peter Gabriel, quien había visitado Costa Rica en 1987, se hizo un lugar para un concierto en “La Suiza Centroamericana”
“Ellas danzan con los desaparecidos, ellas danzan con los muertos, ellas danzan con amores invisibles, ellas danzan con silenciosa angustia, danzan con sus padres,
danzan con sus hijos, danzan con sus esposos, ellas danzan solas, danzan solas…”
Human Rights, NOW! – Costa Rica es un documental musical del año 1986, dirigido por Larry Jordan.
Protagonizado por Bruce Springsteen, Sting, Peter Gabriel, Tracy Chapman, Youssou N'Dour, Guadalupe Urbina, entre otros.
Aclaro que esta entrada se llama “Human Rights, NOW! – Costa Rica” debido a que tomo el evento que hoy celebra 30 años, desde la parada en el país, con mis observaciones de primera mano, tomando como base la gira de 6 semanas, que fueron los 20 conciertos producidos por Jack Healey y Bill Graham.
En especial, Jack Healey, defensor de Los Derechos Humanos y un pionero; como líder del movimiento de Los Derechos Humanos por más de 47 años, ha ayudado a mover el tema de Los Derechos Humanos de negociaciones diplomáticas a puerta cerrada, a hacerlo conocer ampliamente, llevarlo al debate público, y promover acción ciudadana directa sobre el mismo.
Sus colegas lo acreditan con haber logrado que Los Derechos Humanos se hayan convertido en un importante tema de enfoque de gobiernos, organizaciones e individuos alrededor del mundo.
Llamado el “Sr. Derechos Humanos” por US News Week y World Report, el enfoque de Healey ha sido inspirar a la juventud a apoyar al activismo no violento en su lucha contra gobiernos y sociedades opresivas; y ha llevado a Los Derechos Humanos al escenario global, gracias a su creativo uso de los medios y reclutamiento de defensores.
La gira Human Rights, NOW!, organizó conciertos en 19 naciones diferentes en los 5 continentes, y se consideró exitosa en la creación de una conciencia considerable sobre el tema de Los Derechos Humanos en todo el mundo; y fueron la piedra angular de lo que posteriormente se conoció colectivamente como Los Conciertos de Derechos Humanos, una serie de eventos musicales y giras organizadas por la Sección estadounidense de Amnistía Internacional entre 1986 y 1998.
Human Rights, NOW! fue así la gira mundial celebrada no para recaudar fondos, sino para aumentar el conocimiento tanto de La Declaración Universal de Los Derechos Humanos en su 40º aniversario como el trabajo de Amnistía Internacional, cuyos shows contaron con la presencia musical de:
Bruce Springsteen & The E Street Band, Sting, Peter Gabriel, Tracy Chapman y Youssou N'Dour; además de artistas invitados de cada uno de los países donde los conciertos se llevaron a cabo.
En esos momentos, Sting, Peter Gabriel y Bruce Springsteen se encontraban en la cumbre de sus carreras artísticas:
Sting había sido el fundador y cantante del grupo The Police, y comenzado una carrera solista después de la disolución del grupo; Peter Gabriel que fundara Genesis, del que fuera la principal voz y luego abandonó el grupo para iniciar una exitosa carrera como solista; y Bruce Springsteen sumaba éxitos en su estilo folk-rock.
Los 3 habían mostrado públicamente su compromiso con las causas de derechos humanos y luchas contra la injusticia.
Mientras Tracy Chapman estaba pleno ascenso en su desempeño como cantante folk, y Youssou N’Dour era un destacado músico senegalés; y ambos habían expresado su compromiso con las luchas sociales.
De esa manera, activistas de derechos humanos y ex presos de conciencia de todo el mundo, encabezados por Sonny Venkatrathnam de Sudáfrica, participaron en la gira; y en cada lugar, los artistas y los líderes de Amnistía, ofrecieron una conferencia de prensa para hablar de Los Derechos Humanos, y los asistentes al concierto recibieron copias de La Declaración Universal en su idioma, y las oportunidades para firmar La Declaración de ellos mismos, y unirse al movimiento mundial de derechos humanos.
La gira fue hecha posible en parte por una beca de La Fundación Reebok; iniciando en Londres el 2 de setiembre de 1988, y terminando con un buen resultado artístico y económico en Buenos Aires el 15 de octubre del mismo año.
Con todo, la gira no pudo escapar de la polémica causada por los elevados precios de las entradas, y los problemas derivados del patrocinio de La Fundación Reebok, ya que la conjunción entre política, música y economía, que preocupa a Amnistía Internacional, tenían un presupuesto de más de $20 millones; donde más de un millón de personas llenaron los estadios y campos para los conciertos en Sudamérica, Europa del Este, África y Asia; en un concierto transmitido a más de 1 billón de personas alrededor del mundo.
Como dato, el tour ganó el Pollster Reader’s Award, por número de televidentes, superando al tour mundial de Michael Jackson; HBO cubrió el show con un programa especial de 3 horas; y logró triplicar el número de miembros de Amnistía Internacional a nivel mundial.
“Human rights are something you were born with.
Human rights are your God-given rights.
Human rights are the rights that are recognized by all nations of this earth.
And any time any one violates your human rights, you can take them to the world court”
La gira Human Rights, NOW!, fue originalmente concebida por el director ejecutivo de Amnistía Internacional, Jack Healey, tras una sugerencia del anterior director ejecutivo, David Hawk, y del productor Martin Lewis, quien había reclutado anteriormente a músicos de rock para tocar en los conciertos benéficos The Secret Policeman's Balls.
Pero Healey desarrolló el concepto de la gira con el promotor musical Bill Graham, que trabajó anteriormente con Healey en la gira A Conspiracy of Hope como director.
De esa manera, Healey participó como productor ejecutivo, liderando un equipo de 3 productores:
Mary Daly, Jessica Neuwirth y James Radner; y las estrategias de los medios para la gira, basados en conceptos de Healey y Lewis, fueron desarrollados por ambos, y ejecutados por el director Magdeleno Rose-Avela y por Charles Fulwood, director de comunicaciones de Amnistía Internacional en EEUU.
El propósito de la gira, fue hacer participar a los artistas, a los medios y al público en la causa de Los Derechos Humanos, y profundizar la participación de los activistas existentes.
La gira fue anunciada en abril de 1988, con Sting y Peter Gabriel como cabezas de cartel.
Jackson Browne y Robert Cray, también estaban en un principio en el anuncio, pero al final no participaron; por su parte, Bruce Springsteen se unió a posteriori, anunciando su participación durante una emisión de radio de un concierto suyo en Estocolmo, Suecia.
Hubo también dilemas sobre algunos de los países y escenarios:
Algunos conciertos fueron organizados en localizaciones remotas, y en otros casos, los gobiernos anfitriones mostraron reticencias a los mensajes de libertad y democracia promulgados en los conciertos.
Por ejemplo, dentro de los países comunistas, Healey solo pudo organizar un concierto en Hungría, y solo después de un cambio gubernamental aperturista.
Un miembro del Politburó del Partido Comunista soviético, acudió al concierto de Budapest, lo cual supuso el primer encuentro oficial entre representantes de Amnistía Internacional y El Gobierno de La Unión Soviética.
En otros países, era la primera vez que se desarrollaba un evento de esa magnitud, como en Costa Rica.
En total, más de 1 millón de personas asistieron en directo a los espectáculos, calculándose en 1 billón las que lo contemplaron por televisión.
Fue un proyecto de semejante envergadura y proyección internacional, en el que artistas multimillonarios dedican de forma altruista y sin divismos de ningún tipo, 6 semanas a divulgar ideales humanitarios que han causado polémica.
Marie Staunton, directora de Amnistía Internacional en El Reino Unido, tuvo que salir al paso en la prensa británica a las acusaciones acerca del elevado precio de las entradas, aproximadamente $28 en los conciertos de Europa, Estados Unidos y Canadá; y que han dejado más de 1,68 millones de ingresos brutos solo en Londres:
“Hemos tenido que abordar conciertos en Europa y Norteamérica, donde puedes hacer dinero fácilmente”, declaró Staunton el mismo día del concierto inaugural de la gira, “junto a otros en África y Latinoamérica, donde el público no puede pagar precios elevados, y organizar conciertos resulta muy caro”
El público europeo y americano, subvencionó de esta manera los espectáculos de Harare, Abiyán, San José, Costa Rica; y Buenos Aires, aunque Amnistía Internacional buscó también el patrocinio de la firma de artículos deportivos a través de La Fundación Reebok, que aportó casi $2 millones, además de otros $9,90 millones para cubrir posibles pérdidas, que se recuperarán si al final de los conciertos de la gira se producen beneficios.
Respecto al debate producido en el seno de Amnistía Internacional, con motivo de este peculiar sistema de patrocinio, Marie Staunton declaró que, “si recabar este tipo de ayudas significa la posibilidad de poder llevar a cabo o no una gira mundial, estoy contenta de haberlas aceptado.
Al menos hasta que desaparezcan los fabricantes de equipos de tortura”
De esa manera se pudo llegar a Norteamérica, Sudamérica, Europa, Asia y África, en 20 fechas ininterrumpidas, iniciando el 2 de septiembre, y finalizando el 15 de octubre de 1988.
En sólo 1 etapa, fueron 20 presentaciones:
6 en Europa:
Londres, Inglaterra; 2 fechas en París, Francia; Budapest, Hungría; Turín, Italia; y Barcelona, España.
6 en Norteamérica:
San José, Costa Rica; Toronto y Montreal en Canadá; y Filadelfia, Los Angeles y Oakland en Estados Unidos.
2 en Asia:
Tokio, Japón; y Nueva Delhi, India.
1 en Europa:
Atenas, Grecia.
2 en África:
Harare, Zimbabwe; y Abidian, Costa de Marfil.
Y 3 en Sudamérica:
San Pablo, Brasil; y en Mendoza y Buenos Aires, Argentina.
La gira Human Rights, NOW! hizo escala en Costa Rica, el martes 13 de setiembre de 1988, en San José, como la primera parada del Tour Norteamericano en el Estadio Nacional, siendo el único país de la región Norte y Centroamericana y del Caribe en lograrlo; donde Guadalupe Urbina fue la artista invitada.
Un concierto tan grande, en expectativas, que fue catalogado como una de las producciones más grandes hechas en el país; incluso para algunos, todavía es el mejor concierto en la historia de espectáculos costarricenses, debido a la cantidad y calidad de artistas que asistieron.
Para 1988, Costa Rica se perfilaba como uno de los países más ricos, progresistas, desarrollados y estables de todo el continente americano, destacándose en los índices ambientales, en la libertad de prensa, la libertad personal, la seguridad, la igualdad, la democracia, la distribución de la riqueza, el progreso social, la salud y la educación.
En lo político, la intención del Presidente de EEUU, Ronald Reagan, de militarizar el país para enfrentar la revolución sandinista en Nicaragua, motivó que El Presidente de Costa Rica entre 1982 y 1986, Luis Alberto Monge, declarara La Ley de Neutralidad Perpetua en 1984, con un masivo apoyo popular; e hizo que el eje de política exterior de Óscar Arias Sánchez, como Presidente del país entre 1986 y 1990, fuese la pacificación de Centroamérica.
Arias Sánchez, tuvo mucho éxito en esa empresa, tanto que recibió El Premio Nobel de La Paz en 1987, por participar en los procesos de paz en los conflictos armados de América Central, en especial por su oposición al apoyo estadounidense en el conflicto nicaragüense de los contras; y posteriormente, en 1988, fue galardonado Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional.
No es casual que ese panorama de un país pequeño, en zona de conflicto y sin ejército, se impusiera como ejemplo para el mundo, y de hecho, en la defensa de Los Derechos Humanos.
Al tiempo señalar que Costa Rica mantuvo la ventaja en la región, de ser un país con una economía sana y un alto nivel de vida en la que el Producto Interno Bruto experimentó como promedio un incremento del 5% anual, a lo que se agrega una reducción de la tasa de desempleo, la cual llegó a un 3.4%, para ser la más baja del hemisferio.
Este desarrollo económico tuvo como balance, el desarrollo de un fuerte programa de bienestar social que incluía, entre otras cosas, proveer vivienda a los menos favorecidos de la sociedad.
Todo lo anterior sirvió de plataforma para Amnistía Internacional para visibilizar que muchos de sus objetivos sí eran posibles.
En lo musical, para 1988:
Guadalupe Urbina, artista costarricense de canto especialmente popular y costumbrista, nacida en Sardinal, Guanacaste; tuvo su primer disco en 1986 “La Paz del Mundo Comienza en Centroamérica”, que era una recopilación de artistas con 2 participaciones de Urbina; la cual era una cantante reconocida en Europa principalmente, siendo reseñada como parte de la música obligada de Centroamérica y México; lamentablemente, su figura era poco conocida en el país, de manera popular, y su participación no fue muy bien recibida por la mayoría, en el sentido que “no calzaba con el estilo musical del resto de los cantantes”
Recuerdo aquella chiflada horripilante que recibió por parte del público que hasta le gritó que se fuera, la hizo callar y si bien recuerdo, hasta llorar, que hizo que uno de los grandes artistas, llegara al escenario para “consolarla” y pedir respeto al público.
De esa manera, tan vergonzosa para la audiencia y para el país, termino su participación.
En mi ignorancia, pues desconocía entonces quién era ella… precisamente Urbina era la más adecuada para recordar aquella lluviosa noche, la imperiosa necesidad de defender Los Derechos Humanos, y ella misma fue víctima de un público egoísta.
Lamentablemente también, no recuerdo los temas que cantó, pero sí recuerdo que no fueron muchos…
Por su parte, Youssou N'Dour era otro cantante desconocido entonces por mí, que luego supe que era un famoso compositor senegalés de fama mundial; que además en su país es un icono popular por su compromiso en asuntos sociales y culturales; muy comprometido social y políticamente en 1985, había organizado un concierto por la liberación del líder sudafricano Nelson Mandela; y con el paso de los años, N'Dour se había convertido en uno de los músicos africanos más conocidos a nivel mundial, colaborando con estrellas de la música pop occidental como Peter Gabriel, Sting, Wyclef Jean, Paul Simon, Bruce Springsteen, Neneh Cherry o Tracy Chapman; y africanos como Manu Dibango.
De Tracy Chapman, ya era muy conocida, pues había sido ganadora de varios premios Grammy por el éxito de canciones como:
“Fast Car”, “Talkin' Bout a Revolution”, “Baby Can I Hold You” y “Give Me One Reason”; por su álbum homónimo y debut, que según el sitio web de VH1, “ayudó a marcar el comienzo de la era de la corrección política, junto con 10.000 Maniacs y R.E.M.; y cuya política liberal de Chapman, demostró ser enormemente influyente en los campus universitarios estadounidenses a finales de los 80”
Ella dijo entonces:
“Soy afortunada de haber podido hacer mi trabajo y participar en ciertas organizaciones, ciertos esfuerzos, y haber ofrecido asistencia de alguna manera.
Ya sea que se trate de recaudar dinero o ayudar a crear conciencia, simplemente ser otro cuerpo para mostrar algo de fuerza y convicción por una idea en particular.
Averiguar dónde está la necesidad, y si alguien piensa que va a ser útil, entonces ayudar”
Recuerdo muy bien “Fast Car”, “Freedom Now” y “Talkin' 'bout a Revolution” como 3 piezas que fueron muy aclamadas por el público costarricense.
A saber que Tracy Chapman y Youssou N’Dour permitieron un descanso al público en las giras, gracias a su música de reggae folk de la primera; y la nativa de Senegal para el segundo.
Sobre todo N’Dour traía una atmosfera tribal, que junto a la electrónica de Peter Gabriel se mezclaba muy inteligentemente en algo que apenas se iba conociendo como “Music Of The World”
Peter Gabriel, quien fuera el vocalista principal y flautista de la banda de rock progresivo Genesis; en la década de los 80 era pionero en la fusión con todo tipo de músicas étnicas, y no es extraño encontrar en sus temas, percusiones de absoluta inspiración africana y guiños a otras culturas; y más allá de tener la mera condición de músico, Gabriel ha estado comprometido a lo largo de casi toda su carrera en la lucha contra las injusticias y los problemas sociales más variados, tales como la pobreza y la discriminación en Sudáfrica, y su postura defensora de Los Derechos Humanos, haciendo oír su voz a menudo en los foros internacionales.
Gabriel estuvo magnífico, sobre todo durante la interpretación de “Shake the Monkey”, durante la cual demostró su capacidad no solo para cantar, sino para contagiar al público con su expresión corporal; recordar que él fue un precursor de los “shows temáticos” algo que ahora Lady Gaga ha patentado como “estilo”
De las piezas que recuerdo, fueron “Don't Give Up” con Tracy Chapman; “In Your Eyes” con Youssou N’Dour.
Pasado el tiempo… llegan los “peces gordos”
Sting, que se desempeñó inicialmente como bajista, y más tarde como cantante y bajista del grupo musical The Police, formaba para 1988 su propia banda; y para el primer disco que grabó en solitario en 1985, The Dream Of The Blue Turtles, reunió a un grupo de músicos reconocidos como estrellas del jazz; que incluía el single de éxito, “If You Love Somebody Set Them Free”, que en el plazo de un año, se convirtió en triple platino.
Y en 1987, publicó Nothing Like The Sun, disco que supondría su reencuentro musical con Andy Summers; que incluía los éxitos:
“We’ll Be Together”, “Be Still My Beating Heart”, “Englishman In New York” y “They Dance Alone”, canción en referencia a las madres argentinas y chilenas que perdieron a sus hijos en sendas dictaduras; álbum dedicado a su madre, recientemente fallecida, y que pronto se convirtió en doble disco de platino, siendo reconocido como uno de los discos más importantes del rock & roll de los años 80.
Poco después, en febrero de 1988, grabó “Nada Como El Sol”, una selección de 5 temas sacados del disco Nothing Like The Sun, que el propio Sting cantaba en español y en portugués; y a finales de los 80, Sting también comenzó a dar su apoyo a diferentes movimientos medioambientales y humanitarios.
Junto a su novia de muchos años, Trudie Styler, y un líder indio kayapó de Brasil, Sting fundó la Rainforest Foundation, con el objetivo de ayudar a salvar los bosques.
Su apoyo a esta y otras causas, siguen vigentes en la actualidad.
Sting estuvo bárbaro, por su energía y talento; sus canciones más famosas, tanto en solitario como cuando formó parte de The Police, hicieron estallar al público costarricense, aunque su show fue levemente opacado por el guitarrista de su banda que hizo unos solos inolvidables.
Pero también se recuerdan los temas:
“The Lazarus Heart”, “We'll Be Together”, “If You Love Somebody Set Them Free”,
“Don't Stand So Close to Me”, “Every Breath You Take” fue algo inolvidable, tal vez la pieza más memorable del cantante/compositor; y sobre todo, “Ellas danzan solas” cantada con Peter Gabriel.
Esa pieza fue muy especial, pues así referencia a los desparecidos de las dictaduras militares en Argentina, pero especialmente en Chile, dedicándole un estribillo al dictador Augusto Pinochet.
Cuando llegó esa parte de la canción, recuerdo que la gente se volvió loca… fue un momento muy emotivo que llegó realmente al alma de los asistentes… se podía ver a la gente abrazarse y llorar… creo que al ver eso me di cuenta realmente de qué se trataba todo esto.
Por último, Bruce Springsteen, “The Boss”, para 1988 era ampliamente conocido por su trabajo con el grupo The E Street Band, era considerado uno de los artistas más exitosos de la música rock; cuya popularidad se consolidó con el lanzamiento de Born In The U.S.A. (1984), álbum que vendió más de 15 millones de copias en los Estados Unidos, y alcanzó el #1 en varios países, representando uno de los periodos de máxima popularidad del cantante, en los que alcanzó su máxima visibilidad en la cultura popular americana; y en general, las canciones de Springsteen reflejan letras con aspectos autobiográficos, principalmente sentimientos centrados en Asbury Park o New Jersey, o relatos de personajes ficticios o novelescos que se enfrentan a retos, o a puntos de inflexión en sus vidas; también el compositor suele incluir preocupaciones económicas, sociales y políticas; y en la parada costarricense, The Boss no perdonó, y no permitió que una sola alma presente en El Estadio Nacional en San José, se quedara sentado, sin moverse.
Fue el momento cumbre, cuando Bruce Springsteen cantó “Born In The U.S.A.”, la gente se volvió literalmente loca, de hecho, el concierto fue planeado como una “bola de nieve” emocional que con Springsteen llegó a explotar; siendo ese el tema más aplaudido, coreado y bailado de la noche; pero también hubo otras piezas claves, como:
“My Hometown”, “Because The Night”, “Glory Days”; y el finale, que reunió a todos los cantantes claves, incluida Guadalupe Urbina en el escenario, para cantar el famoso tema de Bob Marley, “Get Up, Stand Up”
Fue un final muy apropiado, tan grande que todavía resulta insuperable.
Como producción, se contó con una rigurosa distancia entre los músicos y la prensa del país, por lo que no hubo entrevistas personales, sino un par de conferencias de prensa generales, donde el nivel era tan bueno, que cada músico viajó con su respectivo traductor, por lo que la comunicación fluyó sin el menor problema.
Según los reportes de prensa, al concierto en Costa Rica fueron más de 30,000 personas en el reducto de La Sabana, en medio de un barrial, pues fue “una noche de huracán”; donde se calculó que entraron pagando su boleto unas 25,000 personas, y otras 5,000 ingresaron por otros medios, como lo fue el derribamiento de puertas del estadio, o el conato en las entradas, donde se produjo un cuello de botella donde muchos entraron sin siquiera entregar el boleto, y otros, los más aprovechados, entraron gratis… sin pagar la entrada que tenía un costo de 1,000 colones, unos $13 aproximadamente.
El Estadio tenía previsto abrir a las 5pm pero desde las 5am ya se podía ver al público llegando a las afueras del recinto; entre ellos, yo y mi hermana menor, recuerdo que hubo mucha gente acampando la noche anterior en una de las entradas del estadio, en la que se suponía iban a abrir… pero luego fue cambiada a otras áreas, provocando que las filas se movieran y los puestos se perdieran, mucha gente se colara y en las entradas principales se concentrara mucha gente a la espera de poder “colarse”, al tiempo que el clima no ayudaba, y hacía que el terreno, parte de césped y tierra provocara un lodo pegajoso, grueso que hizo imposible el acceso a muchas áreas alrededor del estadio.
Y aun así, la lluvia y el frio, que no mermaba, tampoco pudo logra que el cansancio detuviera la ilusión de un día único e irrepetible para muchos, que desde la afueras se notaba que iba a estar totalmente lleno.
Y es que este concierto fue unos de los primeros espectáculos masivos que se realizaban en el país; que demostró que no estaba preparado:
No había baños públicos suficientes, y adentro sólo se contó con los baños del estadio, que tras unas horas se hizo insalubre… desde afuera, solo había opción de ir a los locales que quedaban lejos del estadio, por lo que mi hermana tuvo la dicha de ir varias veces, mientras yo hacía la fila…
Recordar que estábamos allí afuera, bajo la lluvia y el barro desde antes de las 7am, para que el estadio fuera abierto a las 5pm, y soportar un repertorio musical que se extendió por casi 5 horas.
Fue una jornada maratónica que no concluyó hasta pasada la medianoche, lo que resultó en unas 8 horas de música ininterrumpida para una audiencia de unas 30.000 personas; cifra que por cierto se consideró un éxito a medias, pues la organización confiaba en atraer a unos 40.000 asistentes; porque la experiencia fue un reto mayúsculo para muchos sectores, especialmente para el mediático, por ejemplo, La Revista VIVA del periódico La Nación apenas llevaba 1 año y medio publicándose; y su primer número apareció el 18 de mayo de 1987, por lo que nunca se había enfrentado a un evento de tal magnitud; tanto que el concierto sirvió de ejemplo para muchos países de la región en cuanto a montaje de espectáculos públicos, y para la parada en Costa Rica del concierto de Derechos Humanos YA!, al menos unos 1.350 extranjeros centroamericanos y caribeños llegaron al país durante ese fin de semana, recordar que el concierto fue un martes, en vuelos especiales tipo chárter, para poder asistir.
Y para variar, el clima no era el más adecuado, principal y normalmente, esas fechas son de invierno/lluvias en Costa Rica, y para entonces, como buen martes 13 de “mala suerte” pasaba por el país El Huracán Gilberto, que como fue evidente, no evitó que muchos estuviéramos presente por Los Derechos Humanos del Planeta.
Recordar que El Huracán Gilberto fue uno de los ciclones tropicales más intensos, devastadores y mortíferos registrados en El Océano Atlántico durante el siglo XX por La Organización Meteorológica Mundial (OMM); y para setiembre de 1988, Gilberto asoló El Caribe y El Golfo de México por cerca de 9 días; fue tan devastador, que en Cuba se le conoció como “El Huracán Asesino”; sólo superado por El Huracán Wilma en 2005; siendo también uno de los ciclones tropicales con mayor extensión de la historia; en un punto alcanzó a tener un área de 1,250km; y continúa siendo el huracán más intenso que ha tocado tierra en México; pues provocó en total 318 muertes:
202 en México, 45 en Jamaica, 30 en Haití, 12 en Guatemala, 5 en Venezuela y República Dominicana, 3 en Estados Unidos y 2 en Costa Rica y Nicaragua.
No se tiene una cifra exacta del daño total causado por Gilberto, pero se estima que el total para todos los territorios afectados, sería de $5,000 millones de 1988.
De esa manera, antes del martes 13 de setiembre de 1988, Costa Rica no sabía mayor cosa de grandes conciertos internacionales; y ese día, todo cambió.
Con la construcción del Palacio de Los Deportes en Heredia, ya vendrían otros cantantes con una producción mucho más cuidada y controlada, con los precios realmente caros.
También recuerdo que para entonces cursaba 4° año de colegio, por lo que tuve que engañar a las monjas de Colegio Santa Ana, aduciendo que estaba enfermo, para asistir con mis hermanas y mi cuñado al concierto.
Fue todo el fin de semana, gracias a que mi cuñado y mi hermana vivían en Pavas, nos quedaba cerca La Sabana… y como era de esperar, en aquella época en que el rock era “cosa del demonio” decirles a las monjas que iba al concierto, era impensable.
No es causal así que, en los días previos a la realización del evento, se levantaron varias voces en su contra:
Se satanizó mucho, sobre todo desde puntos de vista religiosos, con charlas en radio y TV, y hubo mucha propaganda negativa.
Por si fuera poco… en lo personal, solo logré comprar una calcomanía carísima, que estuvo pegada por mucho tiempo en mi minicomponente… como un recuerdo de un concierto que al final no pude lograr verlo, ya que por la extremadamente larga espera a las afueras, la lluvia, el frío… fue una indigestión la que provocó que saliera cuando Bruce Springsteen estaba en el escenario, por lo que no pude terminar el concierto.
Logrando reunirme con mis otras 2 hermanas y mi cuñado, pudimos abandonar el estadio, tras una larga caminata para encontrar el automóvil parqueado.
Este concierto demostró muchas cosas al país, del país y sobre país… en todos los aspectos, a modo de “parte aguas”, pero nadie quita que fue único.
“Today’s politics of demonization shamelessly peddles a dangerous idea that some people are less human than others”
Desde su fundación, Amnistía Internacional trabaja para llamar la atención de la sociedad sobre los abusos contra Los Derechos Humanos, y hace campaña por el cumplimiento de las normas internacionales; y procura movilizar a la opinión pública para presionar a los gobiernos que toleran esos abusos.
Hoy, 30 años después de este concierto, y 70 años después de La Declaratoria, Los Derechos Humanos se siguen vulnerando de forma sistemática en los 7 continentes.
La visión egocentrista del primer mundo, junto con la propaganda que los medios de comunicación hacen del problema, hace que este lo veamos cómo algo ajeno a nosotros, y en donde con muestras de solidaridad por medio de publicaciones en redes sociales, nuestras conciencias “están salvadas”
Son los gobiernos de las naciones ricas, los responsables de devolver la riqueza allí donde la han saqueado, y velar por Los Derechos Humanos de los más débiles.
Por eso, nuestros votos en el ejercicio del sufragio, han de pensar en el equilibrio mundial, y exigir el respeto de Los Derechos Humanos en los países, en las transacciones financieras, y en la economía global.
Aun cuando las críticas contra los conciertos de beneficio van más allá de criticar las intenciones de las celebridades involucradas; y que algunos argumentan que los conciertos benéficos son una respuesta incorrecta para las tragedias, porque el ambiente involucrado en ellos no es de luto...
U otras críticas que provienen de aquellos que argumentan que el “Geldofismo” convierte a las celebridades en los únicos portavoces legítimos por una causa, robando a las ONG las posibilidades de defender una…
Señores, simplemente hay que hacer algo… y Amnistía Internacional, a través de su programa “Artistas por La Amnistía”, también ha respaldado varios trabajos de medios culturales por lo que sus líderes a menudo consideran tratamientos precisos o educativos de temas del mundo real, que están dentro del alcance de la preocupación de Amnistía, en filmes como:
“A is for Auschwitz”, “At the Death House Door”, “Blood Diamond”, “Bordertown”,
“Catch a Fire”, “In Prison My Whole Life”, “Invictus”, “Lord of War”, “Rendition”, “The Constant Gardener”, “Tibet: Beyond Fear”, “Trouble the Water”, la oscarizada como Mejor Película “12 Years a Slave”, “Django Unchained”, y “The Help”
Por su parte, Peter Benenson, fallecido en 2005, fundador de la organización no gubernamental dedicada a la defensa de Los Derechos Humanos, Amnistía Internacional (AI), dijo en 1961:
“40 años después, Amnistía Internacional ha logrado muchas victorias.
Sus archivos están llenos de cartas de ex presos de conciencia o víctimas de tortura, agradeciendo a la organización por marcar la diferencia.
La tortura ahora está prohibida por acuerdo internacional.
Cada año, más países rechazan la pena de muerte.
El mundo pronto tendrá una Corte Penal Internacional, que podrá garantizar que los acusados de los peores crímenes del mundo se enfrenten a la justicia.
La propia existencia de La Corte, detendrá algunos crímenes.
Pero los desafíos aún son grandiosos.
La tortura está prohibida, pero en 2/3 de los países del mundo todavía se está cometiendo en secreto.
Demasiados gobiernos siguen permitiendo que encarcelamientos ilegítimos, asesinatos o desapariciones, sean llevados a cabo por sus funcionarios con impunidad.
Aquellos que todavía hoy sienten impotencia pueden hacer algo:
Pueden apoyar a Amnistía Internacional.
Pueden ayudarlo a defender la libertad y la justicia.
La presión de la opinión, ahora es necesaria para ayudar a Amnistía Internacional a alcanzar su objetivo final:
Cerrar sus negocios.
Solo entonces, cuando el último preso de conciencia haya sido liberado, cuando se cierre la última cámara de tortura, cuando La Declaración Universal de Los Derechos Humanos de Las Naciones Unidas sea una realidad para la gente del mundo, se hará nuestro trabajo”
Pero en Costa Rica, Los Derechos Humanos no son siempre una realidad palpable y cotidiana para importantes sectores de nuestra sociedad, y la vulnerabilidad ante la violación de derechos, tiene conexiones claras con características biológicas, sociales, culturales, económicas y políticas de ciertos grupos sociales.
Se examinan aquí las condiciones de mujer; migrante; afrodescendiente; personas con discapacidad; personas que viven con VIH/SIDA; niños y adolescentes; indígenas, trabajadores, privados de libertad, activistas políticos de oposición; gays, lesbianas, bisexuales y transgénero.
En todos los casos, se concluye que estas condiciones se traducen en la realidad en criterios de vulnerabilidad, en menores derechos reconocidos, y en mayores violaciones a los mismos.
Veamos... en algunos casos, esta vulnerabilidad se traduce claramente en una disminución de derechos con respecto a otros grupos, como en el caso de la población GLBTI+, migrantes y los niños y adolescentes.
En otros casos, la vulnerabilidad y las violaciones tienen su raíz en una legislación que no reconoce las particularidades de tales grupos, invisibilizando y desatendiendo sus necesidades específicas, como en el caso de las mujeres, afrodescendientes, personas con discapacidad, indígenas, entre otros.
Asimismo, se identifican acciones estatales que violan directamente los derechos de grupos o individuos, como en los casos de los derechos civiles y políticos.
El mito de “la Costa Rica siempre igualitaria y mesocrática” no ha soportado la prueba del tiempo.
El pasado y el presente de los pueblos indígenas, las mujeres y niños, de los africanos que aún añoran el sueño de Marcus Garvey, el predicador, periodista y empresario jamaicano, fundador de La Asociación Universal para la Mejora del Hombre Negro, y los que exigen ser costarricenses; constituyen muestras vivas de que esta Costa Rica se ha construido en medio de la exclusión, la desigualdad y las ciudadanías precarias y disminuidas.
El ciudadano pleno, el titular incondicional de todos los derechos, resulta en la realidad un ser esquivo y difícil de identificar; pero parece que no es indígena, mujer, joven, pobre, no tiene discapacidad ni es un migrante económico.
Así, más bien, el grupo de ciudadanos plenos costarricense, parece ser un grupo pequeño.
El respeto entendido como reconocimiento y la garantía entendida como condiciones que hacen posible el ejercicio de los derechos, son temas de interés público y responsabilidades estatales.
La situación descrita, nos plantea la interrogante de las características del Estado necesario para cumplir con tales deberes.
Como vimos, la institucionalidad costarricense no logra responder a las demandas sociales en materia de derechos humanos, más bien, en muchos casos, son esas mismas instituciones las que se señalan como las responsables del menoscabo de los derechos.
Ciertamente ha habido avances de importancia, principalmente en el plano del reconocimiento formal de derechos, o en el llamado “ámbito legal” donde se registran los mayores avances.
La legislación actual es hoy mucho más abundante y garantista en materia de derechos humanos y, aunque sigue habiendo vacíos importantes, se registran pocos retrocesos.
Con miras a la garantía de Los Derechos Humanos, el reconocimiento jurídico sin discriminaciones negativas es fundamental, en esta labor se avanza aunque a veces con excesiva lentitud.
Pero el pleno ejercicio de Los Derechos Humanos requiere además de capacidades y condiciones para ponerse en práctica; y en materia de capacidad institucional para garantizar derechos, parece haber un mayor rezago, e incluso retrocesos.
Diversos actores están llamados a converger para la construcción de estas capacidades.
Por otra parte, derechos humanos y democracia son conceptos que se requieren mutuamente.
Las desigualdades tienen también su expresión en el plano político, no casualmente los que aquí hemos identificado como grupos sociales vulnerables han manifestado también múltiples dificultades para acceder a espacios de decisión que les permita transformar las condiciones que les oprimen.
La profundización de la democracia es aquí requisito, y seguramente resultado de una sociedad más justa e igualitaria.
Quizás Costa Rica no tenga por qué ser reconocida como un país particularmente violador de Los Derechos Humanos, pero tampoco pueden invisibilizarse las situaciones claramente expuestas.
De tal reconocimiento en su justa dimensión, dependen en buena las posibilidades de transformación.

“The man is dead and the eyes of the world are watching now”



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