The Pride Of The Yankees

“It's the Great American Story!”

Se conoce a La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) como una enfermedad degenerativa de tipo neuromuscular que se origina cuando las células del sistema nervioso llamadas “motoneuronas” disminuyen gradualmente su funcionamiento y mueren, con lo que se provoca una parálisis muscular progresiva de pronóstico mortal, que en sus etapas avanzadas, los pacientes sufren una parálisis total que se acompaña de una exaltación de los reflejos tendinosos, resultado de la pérdida de los controles musculares inhibitorios.
El avance de la enfermedad suele ser irregular, es decir, asimétrico, la enfermedad progresa de modo diferente en cada parte del cuerpo; y a veces avanza muy lentamente, desarrollándose a los largo de los años, y teniendo períodos de estabilidad con un variable grado de incapacidad.
Sin embargo, en ningún momento se afectan las facultades intelectuales, ni los órganos de los sentidos:
Oído, vista, gusto u olfato; ni hay afectación de los esfínteres ni de la función sexual.
La enfermedad cursa sin dolor, aunque la presencia de calambres y la pérdida de la movilidad y función muscular acarrean cierto malestar.
En cualquier caso, esta sensación suele desaparecer con la medicación específica y el ejercicio; y en algunos casos aparecen síntomas relacionados con alteraciones de la afectividad, sea llanto, risas inapropiadas o, en general, respuestas emocionales desproporcionadas como reacción a la afectación física, denominados labilidad emocional, lo que en ningún caso significa que exista un auténtico problema psiquiátrico.
Las complicaciones pueden ser:
Neumonía secundaria a eventos aspirativos por disfagia; insuficiencia respiratoria; e hipoxia cerebral en relación con la baja aportación de O2, originada por la mala calidad de la dinámica respiratoria.
De esa manera, en los pacientes con Esclerosis Lateral Amiotrófica, las funciones cerebrales no relacionadas con la actividad motora, esto es, la sensibilidad y la inteligencia, se mantienen inalteradas; por otro lado, apenas resultan afectadas las motoneuronas que controlan los músculos extrínsecos del ojo, por lo que los enfermos conservan los movimientos oculares hasta el final.
Igualmente, La Esclerosis Lateral Amiotrófica no daña el núcleo de Onuf, por lo que tampoco resultan afectados los músculos de los esfínteres que controlan la micción y defecación.
La enfermedad afecta especialmente a personas de edades comprendidas entre los 40 y 70 años, más frecuentemente en varones y entre los 60 y 69 años; y cada año se producen unos 2 casos cada 100.000 habitantes; y sin que se sepa la causa concreta, La Esclerosis Lateral Amiotrófica ha afectado también, en ocasiones, a grupos de personas:
Jugadores de fútbol italiano, como el caso emblemático de Stefano Borgonovo o Gianluca Signorini; veteranos de La Guerra del Golfo y habitantes de la isla de Guam.
No se conoce la cura para La Esclerosis Lateral Amiotrófica, y los tratamientos se basan en el alivio de los síntomas.
Sí se sabe que el 10% de los casos tienen origen en una herencia genética, pero el otro 90% es imposible de prever… simplemente aparece.
De las personalidades con este tipo de enfermedad tenemos a Mao Zedong, que falleció con 83 años, 10 años más que el actor David Niven.
La persona más famosa y más longeva es el físico Stephen Hawking, que sobrevivió 55 años con La Esclerosis Lateral Amiotrófica.
Como dato, la esperanza media de vida de esta enfermedad a partir del momento del diagnóstico es de aproximadamente 14 meses; en el caso concreto de Hawking, los médicos le habían pronosticado 2 años, cuando le diagnosticaron la ELA en 1963.
Pero también un caso famoso fue el de Henry Louis “Lou” Gehrig, un beisbolista estadounidense, nacido como Heinrich Ludwig Gehrig y apodado “El Caballo de Hierro”
Gehrig fue hijo de humildes padres inmigrantes alemanes; ambos estaban aquejados de enfermedades, pues su padre sufría de epilepsia y su madre de debilidad pulmonar; pero el tesón de su progenitora le llevó a conseguir en 1921 una beca para su hijo, para estudiar Arquitectura y jugar fútbol americano en la Columbia University; sin embargo, fue jugando al béisbol cuando Lou Gehrig dio destellos de su habilidad, al lograr números relevantes como bateador.
Fue así como logró generar el interés de los Yankees y, apenas a 4 días de su 20° cumpleaños, debutó en Las Grandes Ligas como bateador emergente, el 15 de junio de 1923.
New York llegó a La Serie Mundial, pero Gehrig no fue incluido en el roster; siendo precisamente el 31 de mayo de 1925, que comenzó su memorable racha de juegos consecutivos, y su primera buena temporada fue en 1926.
Ese año alcanzó La Serie Mundial junto a los Yankees contra St. Louis, pero no se llevaron el título… mientras 1927 fue el año memorable de los Yankees; de hecho, muchos lo consideran “el mejor equipo en la historia de la franquicia”
Gehrig, junto a Babe Ruth, se establecieron como una de las parejas de bateadores más temidas de todos los tiempos; y de paso obtuvo el reconocimiento de “Jugador Más Valioso”, pero no alcanzó a opacar la luminaria de Babe Ruth y su récord de 60 cuadrangulares, y la del equipo en general, que se llevó La Serie Mundial en 4 juegos frente a Pittsburgh Pirates.
El equipo repitió el campeonato en el año siguiente; y ambos bateadores empataron en números de carreras impulsadas con 142.
Pero la carrera de Gehrig nunca alcanzó el protagonismo de Ruth.
Éste era el hombre espectáculo y el de las historias amenas tanto dentro como fuera del campo; empero, en 1932, los Yankees lograron un nuevo título, y ese año, Gehrig bateó 4 cuadrangulares en un solo juego.
En ese tiempo, su figura crecía en tanto que la de Ruth disminuía; y la relación entre ellos se deterioró cuando en un hecho confuso hubo un mal comentario, versiones contrapuestas apuntan que fue la madre de Gehrig sobre la hija de Ruth, otros de Ruth hacia la madre de Lou… y ambos dejaron de hablarse…
Las hazañas de Gehrig, sin embargo, no paraban.
En 1934 logró La Triple Corona:
Primer lugar en bateo (0,363), carreras impulsadas (165) y cuadrangulares (49)
Además, logró su “homerun” número 300, y llegó a su juego consecutivo número 1.500; y para los Yankees, el año 1936 trajo la llegada de una nueva estrella para el equipo:
Joe DiMaggio.
Nuevamente, Gehrig estaría opacado por otro jugador acaparador de la atención pública, pero formaría otra pareja temible en el bateo como lo hizo con “Il Bambino”
Esa temporada logró su 2º título de más cuadrangulares, y consiguió el mayor número de carreras anotadas; y los Yankees lograron una Serie Mundial más, de las 4 que conseguirían de manera consecutiva a partir de ese año; y Gehrig con otro reconocimiento de “Jugador más valioso”
En 1938, los números de Gehrig decayeron:
Por primera vez en 12 temporadas, bateó debajo de .300, y acumuló 114 carreras impulsadas; en 12 años era la 2ª vez que lo hacía por debajo de 150.
Al final de ese año, su fuerza había disminuido considerablemente; él mismo le había dicho a su esposa que la fuerza en sus piernas se había reducido desde que había cumplido 30 años.
En una visita al médico, le fueron diagnosticados problemas en la vesícula…
El año 1939, los fanáticos de los Yankees vieron a un Lou Gehrig irreconocible, pues participó apenas en 8 juegos, con un porcentaje de 0,143 bateo, y donde, además, corría las bases con dificultad; incluso, tras una jugada rutinaria, el lanzador y sus compañeros le felicitaron por el esfuerzo realizado.
Esto marcó definitivamente su retiro del béisbol de Las Ligas Mayores.
El 2 de mayo, en la casa de los Detroit Tigers, Gehrig, como capitán del equipo, presentó el roster, en el cual no estaba incluido… y el locutor del estadio dijo las siguientes palabras:
“Damas y caballeros, esta es la 1ª vez en 2.130 partidos consecutivos que el nombre de Lou Gehrig no aparecerá en la alineación”
Los aficionados le brindaron entonces una ovación.
Por este récord que duró 56 años, fue conocido como “El Caballo de Hierro”
En lo personal, Eleanor Grace Twitdell Gehrig fue la esposa de Lou Gehrig.
Originaria de Chicago, provenía de una familia acomodada, y conoció a la estrella de los Yankees en un juego en el Comiskey Park, cuando se enfrentaban a los Medias Blancas de Chicago.
Se casaron después de un cortejo a distancia, en los años en que Lou Gehrig y Babe Ruth eran los héroes en jonrones que dieron el campeonato a los Yankees, y aparecían en la flor y nata de los deportes y de la vida social en la ciudad de New York.
Sin embargo algo le sucedía…
¿Se trataba de la lógica decadencia de un hombre que ya ha pasado los mejores años de su carrera deportiva?
Su entrenador no lo veía así:
“Le sigue dando bien a la bola, sigue teniendo ese don, pero no sé por qué, no le imprime la fuerza suficiente”
Gehrig terminó la temporada como pudo, ayudó a que los Yankees se hicieran una vez más con el título sin perder ni un solo partido ante los Chicago Cubs, y cuando empezaron las vacaciones, se dio cuenta de que, sin duda, algo fallaba.
No solo era el cansancio, atroz, sino cierta torpeza a la hora de manejarse en el día a día, tanto que a veces se liaba con los cordones de los zapatos, era incapaz de coordinarse para atarlos bien; batear le era cada vez más difícil porque no veía venir la bola y era incapaz de reaccionar a tiempo; y el habla empezaba a fallarle repentinamente.
Se presentó al “training camp” de la temporada 1939 en un estado lamentable de forma, y los primeros partidos así lo atestiguaron, con unos porcentajes de bateo infames, y unos errores difíciles de entender.
La situación era angustiosa:
Gehrig seguía atribuyéndolo todo a una fatiga extrema, pero tenía que haber algo más…
El 19 de junio, en La Clínica Mayo, le fue confirmada su enfermedad:
Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad por entonces aún poco conocida, que le disminuiría sus capacidades físicas; y le dieron una expectativa de vida de 3 años, que no llegó a cumplir.
El 4 de julio de 1939, Gehrig entregó lo que se ha llamado “El Discurso de Gettysburg del Béisbol” a una multitud agotada en el Yankee Stadium que le rindió homenaje de despedida, donde su número, el 4, fue retirado, siendo la primera vez en la historia que se hizo esto; y se le otorgaron placas y trofeos, y estuvieron presentes sus compañeros de la temporada de 1927; y cuando todos empezaban a marcharse, Gehrig tomó por sorpresa el micrófono y dijo estas famosas palabras:
“Me considero el hombre más afortunado sobre la faz de La Tierra”
El discurso completo es considerado uno de los hitos más emotivos en la historia del deporte de los Estados Unidos; y el público del Yankee Stadium se conmovió por completo, tanto que Babe Ruth se le acercó y le abrazó, finalizando su fría relación, mientras una banda tocaba “I Love You Truly” y la multitud gritaba:
“Te amamos, Lou”
El encabezado del New York Times al día siguiente, lo llamó “una de las escenas más conmovedoras jamás vistas en el campo de béisbol”, que hizo que incluso los periodistas duros “tragaran grueso”
Poco después, ese mismo año, Lou Gehrig ingresó en El Salón de la Fama del Béisbol.
“Appreciation is expressed for the gracious assistance of Mrs. Lou Gehrig and for the cooperation of Mr. Ed Barrow and the New York Yankees arranged by Christy Walsh”
The Pride Of The Yankees es una comedia y drama del año 1942, dirigida por Sam Wood.
Protagonizada por Gary Cooper, Teresa Wright, Babe Ruth, Walter Brennan, Dan Duryea, Elsa Janssen, Ludwig Stössel, Virginia Gilmore, Bill Dickey, Ernie Adams, Pierre Watkin, Harry Harvey, Bob Meusel, Mark Koenig, Bill Stern, Addison Richards, Hardie Albright, Edward Fielding, George Lessey, entre otros.
El guión es de Herman J. Mankiewicz, Jo Swerling, y Casey Robinson de una historia de Paul Gallico; y es un tributo a los Yankees de New York y a su legendario primera base, Lou Gehrig, quien murió sólo 1 año antes del estreno de esta película, a la edad de 37, de Esclerosis Lateral Amiotrófica, la cual más tarde se llamó “Enfermedad de Lou Gehrig”; donde también, como parte del elenco aparecen los Yankees reales:
Babe Ruth, Bob Meusel, Mark Koenig, y Bill Dickey interpretándose a sí mismos.
The Pride Of The Yankees recibió 11 nominaciones a los Premios Oscar de La Academia:
Mejor película, guión original, guión adaptado, actor (Gary Cooper), actriz (Teresa Wright), dirección de arte/decorados, cinematografía B/N, efectos especiales, banda sonora, sonido; y ganó como Mejor Edición.
Teresa Wright recibió su 3ª nominación consecutiva al Premio de La Academia, pues antes había sido nominada por “The Little Foxes” (1941) y luego por “Mrs. Miniver” (1942), todas optaron como Mejor Película.
En parte rodada en estudios, las escenas que pretenden representar al Yankee Stadium, Comiskey Park y otros estadios, se filmaron en Wrigley Field en Los Ángeles, sede de los Angelinos de Los Ángeles de la antigua Pacific Coast League, y un lugar popular para las películas de béisbol de la época.
Aunque subtitulada “The Life of Lou Gehrig”, esta historia es menos una biografía que un homenaje a Lou Gehrig (Gary Cooper), un héroe del deporte, cuya muerte trágica y prematura tocó a la nación entera; por lo que enfatiza la relación de Gehrig con sus padres (Ludwig Stössel y Elsa Janssen) particularmente su madre de fuerte voluntad; sus amistades y periodistas, y su idilio con Eleanor (Teresa Wright); donde los detalles de su carrera de béisbol, que estaban todavía frescos en la memoria en 1942; están más bien sobreentendidos, y se limitan a montajes de estadios, banderines, y bateadores de “swing” y bases de atletismo, aunque el más famoso récord de Las Grandes Ligas de Gehrig: 2.130 juegos consecutivos jugados es prominentemente citado; y su clímax es el discurso de despedida en El Estadio de los Yankees.
Gehrig, quien ostentó durante 56 años el récord de partidos consecutivos jugados; no sólo es importante por este hecho, sino porque de todos es sabidos que a los estadounidenses les encanta contar historias emotivas, sobre todo del considerado su “Deporte Rey”; y esta no vino a ser menos:
Lou Gehrig no sólo fue ese “héroe estadounidense con el que sueñan convertirse muchos niños en su infancia”, un joven de clase baja, de padres extranjeros en un país extraño, humilde, y cuyo don para el deporte lo convierte en una celebridad para dicho país, por más de una década; y cuyo nombre servirá para definir la enfermedad que lo hace retirarse de dicho deporte.
Eso hace de The Pride Of The Yankees, una gran película magníficamente contada en la que lo sensible de la historia personal, se conjuga con lo emocionante de los momentos deportivos, y los toques de humor que se esparcen por toda la historia, evitando que esta se edulcore demasiado, consiguiendo un fantástico resultado que nos logra emocionar.
En definitiva, un gran film, que si bien se centra sobre todo en el aspecto personal de un excepcional deportista, también logra retratar el mundillo que rodea a este deporte y su repercusión social, y sobre todo, consigue que al igual que le sucede a la madre de Lou, te intereses por el béisbol… y en el fondo es una película tierna, meticulosa y explícitamente narrativa que se inclina a la monotonía debido a su longitud y devoción a los detalles.
“This is the story of a hero of the peaceful paths of everyday life.
It is the story of a gentle young man who, in the full flower of his great fame, was a lesson in simplicity and modesty to the youth of America.
He faced death with that same valor and fortitude that has been displayed by thousands of young Americans on far-flung fields of battle.
He left behind him a memory of courage and devotion that will ever be an inspiration to all men.
This is the story of Lou Gehrig.
Damon Runyon”
El productor Samuel Goldwyn mostró poco interés en la propuesta inicial de Sam Wood, de hacer un tributo cinematográfico a la estrella del deporte, Lou Gehrig, ya que no tenía conocimiento o interés en el béisbol; además, la sabiduría convencional de Hollywood dictaba que las películas deportivas eran “veneno de taquilla”, ya que a las mujeres, que componían más de la mitad de la audiencia, y tomaban la mayoría de las decisiones de la película, no les gustaban.
Sin embargo, después de que Wood proyectó filmaciones en noticiero del famoso discurso de “El hombre más afortunado” de Gehrig, Goldwyn, con lágrimas en sus ojos, accedió a producirla; y le prometió a Eleanor Gehrig, que “la película se cambiaría tal como yo quisiera si encontrara algo para criticar en la versión sin cortes… sin colorearla y sobre dramatizarla”; y después de ver la película en una sala de proyección en el estudio Sam Goldwyn, la Sra. Gehrig dijo:
“Vi a Goldwyn, que me estaba esperando...
Le conté mi gratitud por el buen trato y la cuidadosa atención a cada detalle.
No solicité eliminaciones ni adiciones.
Acepté la película exactamente como se hizo.
Así de buena pienso que es”
Y es que Sam Wood, a partir de 1944, detentó La Presidencia de la ultraconservadora Alianza Cinematográfica para La Preservación de Los Ideales Americanos, y dirige esta notable película, ágil y dramática, pero no exenta de escenas de humor, con excelente montaje a cargo de Daniel Mandell; donde en un acto de gran “humildad” en la tarjeta de crédito en dirección de apertura final, es compartida por Wood junto a William Cameron Menzies, el diseñador de la producción.
Así las cosas, la historia sigue evidentemente a Lou Gehrig, un joven estudiante universitario, cuya madre quiere que sea ingeniero; pero él tiene un don para el béisbol.
Sam Blake (Walter Brennan), es un periodista que avisa a un ojeador, y Gehrig firma con el equipo de sus sueños:
Los Yankees de New York; y con la ayuda de su padre, intenta mantener su carrera en secreto para su madre…
Gehrig trabaja duro, y su héroe, Babe Ruth, es al principio condescendiente con el novato, pero pronto se gana su admiración; y durante un partido en Comiskey Park, Gehrig conoce a Eleanor, que más tarde se casarán.
Los Yankees, llegar a ser el equipo dominante en béisbol, Gehrig se convierte en el favorito de sus seguidores.
Su padre y también su madre, están orgullosos; y en una recreación de una famosa y posiblemente apócrifa anécdota, Gehrig visita a un chico encamado llamado Billy (Gen Collins) en un hospital; y le promete dar 2 carreras en un juego de La Serie Mundial en su honor, y lo cumple.
Ahora, Gehrig es un héroe nacional en la cumbre de su carrera, con multitud de seguidores, muchos amigos leales, y una mujer de adorar; pero ella le miente al mánager de Gehrig, y le dice que sabe que su marido la está engañando…
Finalmente, van a buscarle, y le ven jugando béisbol con algunos niños... por lo que el mánager se enoja con la esposa… por la broma; entonces empieza a notar, con creciente alarma, que su fuerzas se agotan; y aunque continúa jugando, su condición física merma.
Un día, en Detroit, Gehrig le dice al director de los Yankees, Joe McCarthy (Harry Harvey), que no puede seguir… y después de un examen médico, el doctor le da la terrible noticia:
Gehrig tiene una enfermedad rara, incurable, y tiempo escaso de vida…
Un año más tarde, el niño del hospital ha crecido (David Holt), se encuentra a Gehrig y le muestra que ha tenido una recuperación plena, inspirado en el ejemplo de su héroe; entonces, mientras Eleanor llora, Gehrig se dirige al público del estadio para un adiós final:
“...Hoy, me considero el hombre más afortunado en la faz de La Tierra”
The Pride Of The Yankees es un magnífico e intenso film, un drama magníficamente fotografiado por Rudolph Maté; y rodado en plena Segunda Guerra Mundial, que ensalza la figura del héroe patriótico, tan característico del cine de Hollywood de la época, puesto que los EEUU se habían incorporado recientemente a la guerra, y en este caso, una figura deportiva y el valor de superación ante la enfermedad que alcanzó fama, gloria y probó las mieles del éxito en vida, y que alcanza su zénit más dramático en el homenaje multitudinario que se le tributó como “uno de los mejores jugadores de la historia”, con el número 4 en su camiseta; que en 1939 en el Yankee Stadium tuvo su momento final.
El gran acierto de la película, es que no se centra exclusivamente en su carrera profesional, ya que alterna hábilmente su vida privada, de modo que no hay que ser un entendido en este deporte para seguirla perfectamente y disfrutarla.
Se cuenta que en una campaña de prensa de 1941, que publicitaba los planes para la película, RKO Pictures anunció una gran búsqueda de talentos para retratar a Lou Gehrig; pero según se informa, Goldwyn y Wood nunca consideraron elegir a nadie más que a Gary Cooper en el papel principal; y este aceptó hacerla, ya que le debía una a Samuel Goldwyn.
Aunque era ideal para la parte debido a su parecido físico con Gehrig, junto a la tranquila fuerza y el atractivo masculino que proyectaba, Cooper era reacio a aceptarlo porque, al igual que Goldwyn, no tenía ningún interés en el béisbol; y según se cuenta, nunca había visto un juego antes de asumir el papel.
En realidad, Gary Cooper definitivamente no era un fanático del béisbol, y requería un entrenamiento extensivo para verse incluso aceptable en un diamante de béisbol.
De hecho, nunca antes había jugado, incluso cuando era joven, y nunca había visto un juego de béisbol en persona, hasta que lo contrataron para esta película.
Un dato curioso es que Gary Cooper nació en 1901, y Lou Gehrig en 1903, así que cuando se estrenó esta película, Cooper apenas tenía 2 años más que el verdadero Gehrig; pero muchos vieron eso como otro problema:
La edad de Cooper, entonces con 41, particularmente en escenas que involucraban a Gehrig cuando era joven…
Por ello, el cinematógrafo Rudolph Maté, grabó a Cooper desde abajo durante esas primeras escenas, para ocultar líneas y arrugas, luego gradualmente las redujo, y finalmente eliminó el efecto de iluminación a medida que avanzaba la historia.
Múltiples fuentes publicadas, han afirmado que Cooper, quien era diestro, no pudo dominar un “swing” de zurdo convincente; y para remediar el problema, según la historia, fue filmado usando un uniforme de imagen especular, y balanceándose desde el lado derecho del plato, luego corriendo hacia la tercera base en lugar de hacia la primera; los técnicos entonces, supuestamente dejaron caer la impresión de la película.
Tom Shieber, un conservador en El Salón de La Fama del Béisbol, ha demostrado, sin embargo, que Cooper efectivamente aprendió a batear zurdo, y nunca usó un uniforme de los Yankees hacia atrás, ni corrió a la tercera base después de balancearse…
De hecho, las imágenes de la película se cayeron una sola vez, durante una breve secuencia que retrata los días de ligas menores de Gehrig en Hartford, para hacer que Cooper parezca estar lanzando zurdos, una tarea mucho más difícil de dominar para un derecho.
“Cooper tiró la pelota como una anciana arrojando una galleta caliente”, dijo el zurdo O'Doul, quien intentó sin éxito enseñarle un convincente lanzamiento con la mano izquierda.
Por ello, para las escenas que requieren que Cooper arroje una pelota como Yankee, fue filmado usando su sustituto, el zurdo Babe Herman; mientras Lefty O'Doul trabajó con Gary Cooper para mejorar su estilo de bateo.
Cooper está en The Pride Of The Yankees en absoluto estado de gracia, con su asombrosa naturalidad, hace que todo parezca sencillo y logra que nunca le veamos a él, sino a quien interpreta, pues te llena de emoción, ternura, hace reír y llorar… y sin que se note que lo está haciendo; tanto que en 1942, Eleanor Gehrig, la esposa de Lou Gehrig, le dijo a Louella Parsons que estaba encantada con la actuación de Gary Cooper como su esposo.
Después de ver la película, ella dijo:
“Gary y Lou tienen las mismas expresiones.
Son el mismo tipo de hombre.
Gary estudió cada imagen de Lou.
Tenía todos sus manierismos hasta la ciencia, y es tan parecido a mi marido, que hubo momentos en que sentí que no podía soportarlo”
Las decisiones de Eleanor Gehrig, para interpretarla en la película, fueron inicialmente Barbara Stanwyck o Jean Arthur, pero después de ver a Teresa Wright en la película, la conquistó.
Ella dijo:
“Cuando Sam me dijo por primera vez que Teresa me interpretaría, sentí que era demasiado joven.
Dije que Stanwyck, Jean Arthur, o una actriz con más experiencia serían mejores.
Pero ahora sé que nadie podría hacerlo mejor, o incluso tan bien como la pequeña Teresa.
Por supuesto que es más bonita y más joven, pero entonces ninguna mujer podría oponerse a eso, ¿verdad?”
Por su parte, Teresa Wright hace el papel de la dedicada y amante esposa, absolutamente adorable; y Walter Brennan, uno de los más grandes secundarios que nos ha brindado Hollywood, está fantástico en su papel de periodista y gran amigo de Lou, que consigue con Dan Duryea, retratar el mundo de la prensa que rodea a este deporte.
Duryea, especializado en papeles secundarios de villanos, o simplemente estúpidos, consigue el objetivo que acabes como casi siempre, con ganas de darle un puntapié.
Como dato, su personaje está basado libremente en el escritor de periódicos de Hearst, Ford Frick.
Más tarde, como Comisionado de béisbol, intentó hacer una lista de los récords de jonrones de temporada de Ruth y Roger Maris por separado, para preservar el récord de Ruth.
Mientras que el periodista deportivo, Sam Blake, interpretado por Walter Brennan, estaba basado libremente en el escritor Fred Lieb, que era uno de los amigos más cercanos de Gehrig.
Otra decisión de “casting” importante y problemática, fue Babe Ruth, como él mismo.
Babe Ruth se perdió varios días de rodaje y filmación durante la producción, debido a su propia enfermedad; pues la salud de Ruth había disminuido constantemente desde su retiro en 1935, y en 1942 pesaba casi 270 libras.
Lo pusieron en una dieta estricta para lograr un peso presentable antes de que comenzara la filmación; y esta pérdida de peso rápida, en los talones de un ataque al corazón seguido de un accidente automovilístico, combinado con el duro calendario de rodaje y la propensión de Ruth a quedarse hasta tarde, lo debilitó significativamente.
Para cuando terminó la filmación, había desarrollado una neumonía lo suficientemente grave como para requerir un período de hospitalización.
El filme como historia real, contiene múltiples anacronismos ligados al deporte y a la carrera deportiva de Gehrig.
Cuando se estrena la película, se representa a Gehrig con un jonrón a través de una ventana del edificio deportivo de la Universidad de Columbia.
Ese edificio está ubicado en el extremo norte del campus, lejos del campo de béisbol; sus éxitos más lejanos probablemente se estrellaron contra las ventanas de un edificio cercano que alberga la Escuela de Periodismo.
Se muestra que Lou Gehrig golpea 2 jonrones en un juego de La Serie Mundial donde Babe Ruth también jonronea.
Tal situación nunca ocurrió.
Mientras Gehrig hace su tarea en Columbia, escribe con su mano derecha... en la realidad, mientras Gehrig bateaba y lanzaba zurdos, como muchos zurdos de la época, tal vez debido a la corrección en la escuela, escribió con la mano derecha.
Pero sí se sabe que voltearon la película para hacer que Cooper, un derecho, pareciera zurdo, como Gehrig, en las escenas que requerían que Cooper lanzara una pelota como un Yankee, fueron filmadas usando su sustituto, Babe Herman.
Y se muestra que Gehrig conoce a Eleanor Twitchell al principio de su carrera y se casa con ella poco después de su primera Serie Mundial…
En realidad, los 2 se conocieron en 1931, mucho después de que Gehrig fuera una estrella establecida; y se casaron en 1933.
Como dato, mientras filmaba la película, Teresa Wright, que interpretó a la esposa de Gehrig, lució el brazalete real que Lou le regaló a Eleanor en su 4º aniversario.
Eleanor trajo el brazalete al set para ser usado en la película; y está compuesto por 17 medallones de metal que celebran los 7 Campeonatos del Mundo y 6 apariciones en El Juego de Estrellas que hizo Gehrig.
El brazalete ahora se muestra en El Salón de La Fama del Béisbol.
También, en una de las escenas más memorables de la película, un médico informa a Gehrig de su trágico diagnóstico, triste pronóstico y breve expectativa de vida…
De hecho, los médicos de La Clínica Mayo pintaron una imagen irrealista y optimista del estado y las perspectivas de Gehrig, supuestamente a pedido de su esposa.
Entre otras cosas, se le dio “una posibilidad de 50-50 de mantenerse como estaba” en el futuro previsible, y le dijeron que “... puede necesitar un bastón en 10 o 15 años”
El ocultamiento deliberado de malas noticias de los pacientes, particularmente cuando estaba involucrado el cáncer, o una enfermedad degenerativa incurable, era una práctica relativamente común en ese momento.
Finalmente, el famoso último discurso de Gehrig, no se entrega al pie de la letra en la película, sino que se reestructuró ligeramente para dar énfasis dramático, por lo que no se conoce ninguna película intacta del discurso real de Gehrig en el Yankee Stadium, el 4 de julio de 1939; solo una pequeña porción del metraje de los noticiarios, que incorpora sus primeras y últimas observaciones, es todo lo que sobrevive.
Para la película, el discurso no fue reproducido textualmente; el guión condensó y reorganizó las observaciones espontáneas y no preparadas de Gehrig, y movió la icónica línea del “hombre más afortunado” desde el principio hasta el final para obtener un mayor efecto dramático; sin embargo, el mensaje de Gehrig permaneció esencialmente sin cambios.
El discurso dice más o menos así:
“Fanáticos, durante las últimas 2 semanas han estado leyendo sobre un mal descanso.
Sin embargo, hoy me considero el hombre más afortunado de la faz de La Tierra.
He estado en estadios de béisbol durante 17 años, y nunca he recibido nada más que amabilidad y aliento por parte de ustedes.
Miren a estos grandes hombres.
¿Cuál de ustedes no consideraría lo más destacado de su carrera solo para relacionarse con ellos ni siquiera un día?
Claro, tengo suerte.
¿Quién no consideraría un honor haber conocido a Jacob Ruppert?
También, el constructor del mayor imperio del béisbol, Ed Barrow, que pasó 6 años con ese pequeño compañero maravilloso, Miller Huggins, y luego pasó los siguientes 9 años con ese destacado líder, ese inteligente estudiante de psicología, el mejor gerente en béisbol hoy, Joe McCarthy?
Seguro, tengo suerte.
Cuando los New York Giants, un equipo al que le tendrías que golpear el brazo derecho, y viceversa, te envía un regalo, eso es algo.
Cuando todos los jardineros y los muchachos con batas blancas te recuerdan con trofeos, eso es algo.
Cuando tienes una suegra maravillosa que toma partido contigo en disputas con su propia hija, eso es algo.
Cuando tienes un padre y una madre que trabajan toda su vida para que puedas tener una educación y construir tu cuerpo, es una bendición.
Cuando tienes una esposa que ha sido una torre de fortaleza y has demostrado más coraje de lo que soñabas, eso es lo mejor que sé.
Así que termino diciendo que podría haber tenido un mal descanso, pero tengo mucho por lo que vivir”
Todo ello hizo de esta película una historia de amor de grado A, hecha con gusto y distinción, aunque fue un poco exagerada, repetitiva, para nada dramática.
Además, los fanáticos del béisbol que esperan ver mucho béisbol The Pride Of The Yankees estarán decepcionados, pues el béisbol solo es fortuito:
El héroe no pega un jonrón y se gana a la chica.
Es un trabajador, profesional sin pretensiones, y de gran talento; y la película cuenta la historia modelo de su vida ejemplar, en el mundo especial de los jugadores profesionales; por lo que se le perdonan ciertos “fallos”, como Cooper en pleno apogeo, que no solo encaja en la edad con el personaje en su fase adulta, sino que da el perfil de tipo humilde y honesto, pero la caracterización de la madre, no envejece, y tiene el mismo aspecto; además, el número de “Veloz y Yolanda”, bello, pero metido con calzador, o el escaso porte físico en las carreras de Gary Cooper, pueden jugarle en su contra.
Son escenas destacadas:
La entrada de Lou Gehrig al vestuario de los Yankees por primera vez; su desvanecimiento en el mismo escenario; el “travelling” cuando es sustituido por última vez; el abrazo entre Brennan y Teresa Wright al enterarse de la enfermedad, y el impresionante discurso en el Yankee Stadium ante 62.000 personas anunciando su retirada.
“All the arguing in the world can't change the decision of the umpire”
Lou Gehrig es conocido principalmente por el récord de 2.130 juegos consecutivos jugados que se mantuvo por 56 años, y por su trágico final debido a la enfermedad degenerativa que lleva su nombre en Estados Unidos, más conocida como Esclerosis Lateral Amiotrófica; pero aparte de estos datos, la figura de Gehrig acarrea una impecable carrera como bateador de poder, al ser considerado:
El mejor primera base de la historia, ser el jugador más votado en la elección del mejor jugador del siglo XX, el 6º mejor según la revista Sporting News, y por su personalidad simple de hombre de familia que se ganó la estima de los fanáticos de los Yankees.
Debido a su enfermedad, Gehrig nunca sería Tarzán… nunca podría juguetear con Jack Dempsey a cruzar puños en un gimnasio, pero sí recibió multitud de ofertas multimillonarias para promocionar distintos productos, e incluso poner nombre a una cadena de restaurantes.
Las rechazó todas...
Quería ser útil a su manera, es decir, una manera sobria y en segunda fila; por lo que El Alcalde La Guardia le ofreció un puesto algo extraño:
Comisario local en El Comité de Vigilancia de Presos en Libertad Condicional; y lo aceptó inmediatamente.
Era un servicio a la comunidad y a Gehrig le entusiasmaba; y se puso a repasar libros sobre legislación penitenciaria, y recibió en audiencia un montón de casos mientras su cuerpo se lo permitió.
La familia abandonó la gran casa de Larchmont, comprada después del aumento de sueldo que por fin había recibido en 1938, justo antes de los síntomas, y se estableció al otro lado del Hudson, en Riverdale.
Uno de los chicos que le visitaron, fue Rocco Barbella, un genuino producto de Little Italy, que a los 20 años ya se había convertido en delincuente habitual, y había violado la condicional un par de veces.
Cuando Gehrig decidió enviarle al reformatorio de Rikers Island, el chico, fuera de sí, le gritó:
“Vete al infierno, bastardo”
Años después, bajo el nombre de Rocky Graciano, ese chico sería aspirante al título de los pesos medios, perdiendo ante el mítico Sugar Ray Robinson.
Cuando Gehrig fallece el 2 de junio de 1941, a los 37 años, la señora Gehrig no se volvió a casar, y vivió en su apartamento del lado Este de Manhattan por cerca de 40 años.
Ella era visitada frecuentemente por el boxeador Jack Dempsey, que era su vecino, y asistía regularmente al Yankee Stadium acompañando a la señora de Babe Ruth.
La enfermedad de su esposo y sus 9 años de matrimonio, se describen en un libro y en 2 filmes, siendo el más famoso “The Pride Of The Yankees”
En su sepelio, miles de personas lo velaron en New York, y el servicio funerario se reservó solo para íntimos y familiares; y se cuenta una anécdota:
Salido de la nada, tras 2 años sin saber nada de él, ni una sola carta, ni una sola llamada, aparece en la iglesia Babe Ruth acompañado de su mujer...
Los 2 van completamente borrachos, como si quisieran robarle incluso este último instante de protagonismo, por lo que la madre y la esposa de Gehrig los echan a patadas, por supuesto, pero Ruth aún tendrá tiempo, como hemos visto, de codearse con Gary Cooper en la película dedicada a su presunto amigo.
Apenas 7 años después, a los 53, fallecería de un cáncer nasofaríngeo, cuyos primeros síntomas harían pensar en una repetición de la enfermedad de Gehrig.
Una enfermedad que casi 80 años después, sigue siendo un enigma en cuanto a sus causas.
Los restos del “Iron Horse” reposan en el cementerio Kensico de la ciudad de Valhalla, condado de Winchester, estado de New York; junto a los de su esposa, Eleanor T. Gehrig, que lo sobrevivió hasta 1984; no tuvieron hijos.
En 1969, La Asociación de Escritores de Béisbol votó a Lou Gehrig como “el mejor primera base de todos los tiempos”, y fue el principal ganador de votos en el Equipo de Grandes Ligas del Siglo de Béisbol elegido por los fanáticos en 1999.
Un monumento en honor a Gehrig, originalmente dedicado por los Yankees en 1941, actualmente reside en Monument Park en el Yankee Stadium.
El Premio Lou Gehrig Memorial, se otorga anualmente al jugador de La Liga que mejor exhibe la integridad y el carácter de Gehrig.
Quizás, Heinrich Ludwig Gehrig, o Henry Lewis, o simplemente “Lou” mereciera algo más en vida que ser “el secundario de Ruth”, y seguro que merecía más en la muerte que dar nombre a una enfermedad terrible.
Es fácil pensar, en cualquier caso, que él no protestaría…
Seguiría adelante y punto, como siempre hizo.
Solo ante el peligro.

“I have been walking onto ball fields for sixteen years, and I've never received anything but kindness and encouragement from you fans.
I have had the great honor to have played with these great veteran ballplayers on my left, Murderers' Row, our championship team of 1927.
I have had the further honor of living with and playing with these men on my right, the Bronx Bombers, the Yankees of today.
I have been given fame and undeserved praise by the boys up there behind the wire in the press box, my friends, the sportswriters.
I have worked under the two greatest managers of all time, Miller Huggins and Joe McCarthy.
I have a mother and father who fought to give me health and a solid background in my youth.
I have a wife, a companion for life, who has shown me more courage than I ever knew.
People all say that I've had a bad break.
But today... today, I consider myself the luckiest man on the face of The Earth”



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