47 Ronin

“Ancient feudal Japan, a land shrouded in mystery, forbidden to foreigners.
A group of magical islands home to witches and demons.
A nation of rival provinces whose lords were ruled by a shogin whose will is absolute.
Peace in the realm is kept by the samurai, master swordsmen tasked with protecting their lord and their province at all costs.
Should a samurai ever lose of fail his master, he suffers the greatest shame in all Japanese society.
He becomes a Rōnin.
And yet, to know they story of the 47 Rōnin, is to know the story of all Japan”

El término “samurai”, es uno de esos vocablos japoneses, que hace parte del idioma universal.
Se utiliza, para referirse a una élite de guerreros del antiguo Japón; que tuvieron su apogeo desde finales del siglo XII, dominando el país, por un gobierno militar bajo el mando del “shōgun”, hasta la institución del “shogunato” Tokugawa, en el siglo XVII, y la llamada “Restauración Meiji”, en el siglo XIX, cuando El Emperador retomó su papel de gobernante poderoso.
La Leyenda de los 47 Rōnin (四十七士), también llamada “Incidente de Akō” (赤穂浪士), o “Accidente de Genroku Akō” (元禄赤穂事件), es una historia japonesa, considerada como “leyenda nacional” en ese país, por varios estudiosos.
Este evento, se desarrolló aproximadamente, entre 1701 y 1703, y es la leyenda más famosa del código de honor samurai:
“Bushidō”
La historia de los 47 Rōnin, es una de las más celebradas en la historia samurai; esto se debió, más que todo, a que ocurrió en un tiempo en que la clase samurai, luchaba por tener un sentido en sí misma, pues eran guerreros sin batallas a las que defender, una clase social sin función.
Con las enseñanzas de Yamaga Soko, un teórico influyente, que escribió un número de importantes trabajos sobre el espíritu guerrero, y lo que significaba para el samurai; inspiraron a un cierto Ōishi Kuranosuke Yoshio, un samurai y servidor de Asano Takumi No Kami Naganori, que gobernaba una rama poderosa de su familia.
Sucedió que Asano, fue escogido por el shōgun Tokugawa Tsunayoshi, para ser uno de los “daimyō” cuyo deber era, el de entretener a los enviados de La Familia Imperial.
El daimyō (大名), era el soberano feudal más poderoso, desde el siglo X, al siglo XIX, dentro de la historia de Japón.
El término significa literalmente “gran nombre” y es utilizado también en ocasiones, para referirse a figuras de liderado de los clanes, también llamados “señores”
Así pues, para ayudarlo en su nuevo deber, el maestro de protocolo de mayor rango en el “bakufu” o “shogunato”, Kira Kozukenosuke Yoshinaka, fue asignado a instruirle en asuntos de etiqueta.
Kira, al parecer, era alguien difícil, y esperaba que Asano le compensase con una gran suma de dinero, por ayudarle con el “problema”, pero Asano consideraba su ayuda, simplemente como su deber.
Ambos se disgustaban mutuamente, y Kira intentaba por todo medio, de humillar a su discípulo.
Finalmente, la situación explotó en El Palacio del shōgun; Kira insultó a Asano una vez más, y éste enfurecido, desenvainó su “nihontō” y la blandió contra él.
Kira, sólo resultó ligeramente herido, y Asano fue prontamente puesto bajo arresto.
Atacar a otro con furia, iba contra la ley; hacerlo en El Palacio del shōgun, era impensable.
Asano hizo poco esfuerzo por defenderse durante el interrogatorio, excepto decir que no guardaba rencor al shōgun, y que sólo lamentaba no haber matado a Kira.
Después de que los “o-metsuke” o “inspectores” terminasen su investigación sobre el asunto, el shōgun emitió una sentencia de muerte contra Asano, ordenándole cometer el suicidio.
Cuando las noticias del desafortunado hecho, llegaron al castillo de Asano, sus servidores se alteraron, y discutieron acaloradamente, acerca de lo que debían hacer.
Todos ellos se reunieron para discutir la venganza del asesinato de su maestro, por Kira, a pesar de que sabían que serían severamente castigados por ello.
A pesar de esto, los ahora rōnin, hicieron un juramento secreto, para vengar la muerte de su maestro.
Unos propusieron renunciar, y convertirse en rōnin, mientras que otros deseaban defender el castillo, y enfrentarse al gobierno.
Ōishi Kuranosuke, sugirió abandonar el castillo en paz, y pelear por la familia Asano; mientras que al mismo tiempo preparaban la venganza contra Kira, y esta opinión prevaleció.
Una banda de servidores de Asano, ahora rōnin, planearon un cuidadoso plan para la venganza.
Kira, esperando represalias, incrementó su guardia personal.
Ōishi asumió él mismo, la residencia de Kioto, y comenzó a frecuentar los burdeles y tabernas, como si nada fuera más lejos de su mente que la venganza, incluso abandonó a su esposa, se divorció de ella en el acto, y la envió lejos con sus 2 niños más pequeños.
No hay necesidad de decir, que Kira dudó de su situación de peligro, y en un año bajó su guardia.
Los 47 rōnin, esperaron aproximadamente un año y medio, para no despertar sospechas entre la justicia japonesa.
Muchos de los hombres de Kira, fueron heridos o asesinados, puesto que fueron tomados por sorpresa, más opusieron buena resistencia, uno de los rōnin murió aquí.
Kira, fue encontrado fuera de la casa, y presentado ante Ōishi, quien le dio oportunidad de cometer “seppuku” o suicidio.
Como no respondió, Ōishi lo decapitó con la misma daga, con la que Asano cometió “seppuku”
La cabeza, fue puesta en un balde, y fue llevada al Sengakuji, donde estaba enterrado Asano.
Después de presentar el sangriento trofeo, al espíritu de su amo, los 47 se entregaron, y fueron sentenciados a cometer “seppuku”; y no morir como criminales.
Ōishi avisó de que lo harían por grados, y pidió que su hijo, Chisaka, fuera el primero.
Los 46 rōnin que murieron por “seppuku”, están enterrados juntos en Sengakuji.
Terasaka Kichiemon fue perdonado, y después sepultado junto a Sanpei Kayano, quien cometió “seppuku”, ya que al querer participar en la venganza, no le fue permitido por su familia.
A la entrada del templo, se encuentra una estatua de Ōishi, y los 47 nombres de los guerreros.
Al final, los 47 rōnin se convirtieron en leyenda.
El Sengakuji, es un lugar muy visitado aún, y un lugar para modernos admiradores de lo que fue, uno de los mejores ejemplos de lealtad samurai, que emergió en el periodo Edo.
Estos relatos, no son de ficción, ni tampoco existe ninguna duda de que algo sucedió realmente en Genroku.
Durante muchos años, la versión de los hechos, fue narrada por “Tales of Old Japan”, y se consideraron auténticos.
La secuencia de los acontecimientos, y los personajes de esta narración, se presentaron a una amplia lectura popular en Occidente.
Esta legendaria historia, se hizo muy popular en la cultura de Japón, porque muestra la lealtad, sacrificio, persistencia, y el honor que las buenas personas deben preservar en su vida diaria.
La popularidad de la casi mítica historia, aumentó por la rápida modernización ocurrida durante La Era Meiji, en Japón, cuando muchas personas en aquel país, anhelaban un regreso a sus raíces culturales.
“For the crime of disobedience, you should all be executed as common criminals, but you and your men follow the old ways of Bushido, to honor your lord and avenge treachery.
I see only samurai before me”
47 Ronin es una película de fantasía, dirigida en el año 2013, por Carl Rinsch.
Protagonizada por Keanu Reeves, Hiroyuki Sanada, Tadanobu Asano, Rinko Kikuchi, Kou Shibasaki, Min Tanaka, Cary-Hiroyuki Tagawa, Jin Akanishi, Masayoshi Haneda, Hiroshi Sogabe, Takato Yonemoto, Hiroshi Yamada, Yorick van Wageningen, Masayuki Deai, Shu Nakayima, Togo Igawa, Natsuki Kunimoto, Gedde Watanabe, Raiden Integra, entre otros.
El guión es de Chris Morgan y Hossein Amini, basados en una de las leyendas más antiguas de Japón; “Los Leales 47 Rōnin”, justo después de que un caudillo traicionero, matara a su señor, y les destierre, los 47 intrépidos samurais, juran vengarse, y recobrar el honor.
Aunque 47 Ronin está basado en una historia verdadera, se toma libertades creativas, para incorporar personajes mitológicos, además del personaje ficticio de Keanu Reeves.
La filmación comenzó en 2011, en Budapest; luego, se mudaron a los Estudios Shepperton en Londres, y también filmaron escenas adicionales en Japón.
Así las cosas, en el Japón feudal, Kai (Keanu Reeves) es un joven mitad japonés, mitad británico, que vive en la aldea de Ako, gobernada por el benevolente, Lord Asano Naganori (Min Tanaka), que encontró a Kai de niño, perdido en el bosque, y lo aceptó en su dominio.
A pesar de ser rechazado por los samurais dirigidos por Ōishi (Hiroyuki Sanada), debido a su ascendencia, Kai se convierte en un guerrero hábil, y se enamora de la hija de Asano, Mika (Kou Shibasaki)
Kai, se une a Ōishi, el jefe de los 47 Rōnin; pues su objetivo es vengarse del traidor que mató a su señor, y los condenó al destierro.
Para recuperar el honor perdido, los guerreros emprenden una aventura, que les obligará a superar duras pruebas.
“I would rather have been killed by that beast than be saved by a half-breed”
Llevar a la pantalla, una obra tradicional japonesa, como “La Leyenda de Los 47 Rōnin” , que ya tuvo incontables versiones cinematográficas, era una tarea casi ciclópea, dado el clima necesario para desarrollar la grandeza de sus escenarios y personajes, que tiene como “leitmotiv”, el enfrentamiento entre 2 castas.
47 Ronin viene siendo un híbrido, entre la gesta feudal nipona, y la convincente acción convencional, al gusto de Hollywood; y se refiere precisamente, a estos hechos históricos, naturalmente condimentados con las libertades que se toma el cine, para tratar estos temas.
La mayor de ellas, tiene que ver con el personaje protagonizado por Keanu Reeves, quien es el único de los actores del reparto, que no tiene aspecto japonés...
Para ello, se introdujo en la historia a un héroe mestizo, hijo de europeo y japonesa, y una escuela de maestros expertos en artes mágicas y marciales, que lo acoge desde niño, y lo convierte en un guerrero notable, prácticamente invencible.
Es curioso que, para contar una historia tan japonesa, el cine quiera apoyarse en un personaje, que no deja de ser forastero y diferente.
Pero realmente no es de extrañar, dado que al contar con un actor de las calidades y la fama de Reeves, se confiere un mayor sentido, no solamente comercial.
Además, en las historias de honor y de aventuras imposibles, es absolutamente común, el arquetipo del “extranjero heroico que viene al rescate de un pueblo humillado, aportando estratagemas novedosas, y creatividad a la trama”
No ha de faltar, la presencia de una joven del lugar, bella y enamorada, que se prenda del extraño, aún a riesgo de enfrentarse a los códigos sociales existentes.
Vale la pena referirse a los aspectos mágicos, que la llevan decididamente al campo de la aventura y la fantasía:
Una malvada bruja, capaz de asumir todo tipo de formas a voluntad, entre ellas, de la una mujer bella y siniestra, es presentada como el origen material de toda la trama de conjuras y trampas, que dan sentido a los hechos de traición, y de engaño.
Esta bruja, es también amante, fiera mitológica, y demonio que susurra tentaciones.
Hay 2 secuencias, en que intervienen unas escalofriantes fieras, especie de veloces “perros lobos dragones” que siembran el desconcierto y la muerte, hasta que se enfrentan al héroe mestizo, que las destruye con su hábil espada y su valentía total.
Otras secuencias, se refieren a la intervención en la historia, de una extraña secta de apariencia budista, los maestros del mestizo, seres de enorme poder mental y marcial, que el héroe derrota con cierta facilidad, cuando se constituyen en obstáculos en la historia…
Siempre será atractiva la magia, y los mundos extraños, a los cuales se viaja en busca de sabiduría y de poder, pero es de preguntarse, si no se está perdiendo valor dramático, al introducir estos asuntos mitológicos y mágicos, en la narrativa de una leyenda, que tiene visos reales, dado que se presenta al personaje central, e inclusive, a los guerreros samurai, como seres que responden a los imponderables de la magias negra y blanca, dejando de lado, tantos posibles escenarios, que podrían justificar la acción, desde lo meramente relacional y humano, y que seguramente hicieron parte de la historia real.
Es evidente, por otra parte, que los realizadores han hecho un gran esfuerzo por dar un sentido de autenticidad a 47 Ronin.
Ello se advierte, en la presencia total de actores asiáticos en el reparto, en el diseño de los espacios, y en el magnífico vestuario; e inspirándose en estilos tan diversos, como los del director de cine de animación, y productor de anime japonés, Hayao Miyazaki; y del pintor y grabador japonés, Katsushika Hokusai, lleva a la pantalla, asombrosos paisajes, y tremendas batallas, para que el público en todo el mundo, vea la eterna historia de los Rōnin, como nunca antes.
Sus vestimentas, fueron diseñadas por Penny Rose, quien ha dicho:
“Hemos decidido en basarnos en la cultura japonesa... pero le hemos dado más colorido, y un pequeño giro a la moda”
Principalmente, la historia posee un ritmo frenético que no da respiro, y si bien esto es positivo, ya que hace que mantenga un ritmo constante, durante las 2hs de duración, y no decaiga así, la atención del espectador; también, hace que no se logre una gran profundidad en los personajes, y muestre las fallas del director, a la hora de hacer un análisis más profundo de la historia.
Si bien, los elementos visuales resultan impresionantes, a 47 Ronin le cuesta captar y mantener el interés del espectador, conozca o no de memoria la leyenda subyacente.
En cuanto a la fotografía, muestra paisajes japoneses preciosos, con frecuencia, que refuerza la idea de que se ha cuidado mucho todo le referente al apartado estético.
Pero hay algunos sinsentidos, como el hecho de que al personaje de Hiroyuki Sanada, lo metan en un pozo durante un año, y lo saquen ellos mismos, días antes de la boda de Mika.
Lo lógico es que, si tu peor enemigo, quien te puede arruinar la boda, está delante de ti, y tienes el poder, lo más normal es que lo elimines, pero entonces no habría película...
¿No?
Por otro lado, hay cuestiones que se introducen como relleno, para sacar algunos efectos, como cuando fueron al bosque de los espíritus a pedir espadas, que después no servían para nada, o no se les vio ninguna utilidad.
Lo peor de todo, es que no aportan absolutamente nada a la trama.
Y nunca fueron “mágicas”
Cuando uno de los samurais le pregunta a Kai, qué hacen esas espadas, simplemente responde:
“Cortan”
Y cuando el samurai trata de cortar con ella un árbol; Kai le explica:
“Dependen de quién las maneje”
Tampoco, las historias secundarias se encuentran bien desarrolladas, como la de Ōishi con su hijo, y la de los demás Samurais, que por cierto, tienen poco desarrollo; y se queda corta a la hora de definir a esos personajes, en la implicación emocional, en la unidad narrativa, y en originalidad.
Por momentos, el guión peca de predecible, aunque las actuaciones sean correctas, y ninguna sobresaliente.
Tenemos entre a Rinko Kikuchi, como la bruja mala, papel que desarrolla bien, pero sin impresionar, y sobreactúa de momentos.
Y Keanu Reeves carece de peso para ser el protagonista, y tiene una interpretación con falta de matices; pero de todos modos se valora, y se nota su compromiso que tiene estos últimos años con la cultura japonesa.
Pero resulta que Reeves no es el protagonista de 47 Ronin; es un simple secundario, que actúa como completo al verdadero protagonista:
Hiroyuki Sanada, que interpreta a Ōishi, líder del grupo de Rōnin.
Ōishi, es el verdadero motor de la historia, urdiendo el plan para juntar a sus guerreros, y clamar venganza contra el responsable de la muerte de su señor, y todo el arco argumental, y la resolución moral de la historia, gira en torno a él.
Cuando acaba todo, es Ōishi el que recibe el “payoff” emocional, mientras que Kai está ahí sin más.
Por último, Rick Genest como Foreman, aparece en casi todos los posters, “tráiler” y otra publicidad, en primera línea con Keanu Reeves, como si fuera uno de los importantes personajes, pero solo aparece unos segundos, y no se le vuelve a ver...
Y la magia se pierde, en aras de la espectacularidad, la enigmática “dama-dragón” se desperdicia, parece una puta despechada, entregada a un ataque de histeria; y la majestuosidad del acto final, se diluye en unas tomas, pretendidamente conmovedoras, que te dejan más bien indiferente.
Lo peor, no deja de ser una aplicada fotocopia de títulos mayores; pues el enfoque del producto, pretende estar más cerca de los hermanos Wachowski o Peter Jackson, que de Akira Kurosawa.
Además, todo han sido dificultades para 47 Ronin, pues su estreno, estaba inicialmente previsto para el 21 de noviembre de 2012; luego pasó al 8 de febrero de 2013, y finalmente se escogió, el inminente 25 de diciembre, para lanzarla en todo el mundo.
Rodeada de infinidad de rumores negativos, dirigida por un director novato, y con el único reclamo de contar en su reparto con Keanu Reeves, no es sorpresa, que acabe convirtiéndose en uno de los mayores fiascos comerciales de los últimos tiempos; de la friolera producción de $225 millones, contra una recaudación de $151 millones.
Como dato:
¿Qué diferencia hay entre Harakiri y Seppuku?
La palabra “Harakiri” se usaba de forma vulgar, mientras que “Seppuku” era una forma más digna de decirlo, sobre todo si era una muerte honrosa.
Con todo, 47 Ronin es una película sin pretensiones.
Quiere hablarte del amor, de la familia, y de ganarse el respeto.
¿Podría haber profundizado más?
Sí.
Podría haberla cogido Lars Von Trier, y hacer una tesis sobre el honor y el sexo contenido.
No siento que sea eso lo que pretenda.
En resumidas, estamos ante una cinta que hay que ver sin miramientos de nada, y sin tecnicismos sobre la mitología y filosofía japonesa.
“I will wait for you in all of them”
Hablar de Los 47 Rōnin, es hablar de la historia de Japón.
Y la historia del país del “Sol Naciente”, es una historia de honor, códigos, tradición, y un respeto litúrgico por el pasado.
Es complicado entender la veneración hacia sus raíces, que los nipones profesan, si uno no se ha sumergido mínimamente en su cultura.
Y entre todas sus leyendas, sus historias y sus cuentos, la que narra cómo 47 samurais, se quedaron sin amo, por una traición, y juraron vengarle, a sabiendas de que les costaría la vida, es, al menos, en lo referente al “Bushidō”, la más importante.
Si en el pueblo japonés medieval, el respeto al pasado y al honor, son 2 pilares culturales seculares, esta leyenda los fusiona, y los eleva a la máxima potencia, más a sabiendas de cómo su apertura de fronteras en La Era Meiji, en la que la casta aristócrata hizo una carrera contrarreloj, por modernizar el país en la que samurais, y otras costumbres, fueron barridas del mapa, y eso hizo que el pueblo llano, se aferrara con pasión a su pasado y honor.
Así  pues, en Sengakuji se encuentran las tumbas de los 46 rōnin condenados al “seppuku”, y 2 más en memoria de Terasaka Kichiemon y Kayano Sanpei.
La venganza de los 47 Rōnin, ha sido representada en varias películas, y es ahora comúnmente conocida como “La Historia de Los Leales Samurais”
Esta es una historia popular, que todavía toca el corazón de los japoneses, después de 300 años.
La caballerosidad de los sirvientes fieles, y los temas de “Gi” o “justicia”; y “Chu” o “lealtad”, están todavía altamente estimados por los japoneses.
Hoy en día, se pueden visitar las tumbas de Asano, y de los 47 rōnin, en El Templo Sengakuji, en Tokio, donde los japoneses siguen venerando su memoria, poniéndoles incienso, y celebrando un festival en el aniversario de su muerte.

“I will search for you through 1000 worlds and 10000 lifetimes!”



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