The 33

“En el mundo mueren aproximadamente 12.000 mineros al año”

Chile posee una larga historia en la minería, siendo La Gran Minería del Cobre, el principal sector económico del país, metal del cual, es el mayor productor del mundo.
El yacimiento de La Mina San José, posee más de 100 años de antigüedad, y previo al derrumbe de agosto de 2010, bajo la actual administración, ya había registrado accidentes, por lo cual estuvo clausurada desde marzo de 2007, hasta su reapertura, autorizada por El Servicio Nacional de Geología y Minería (SERNAGEOMIN), el 30 de mayo de 2008.
El más reciente derrumbe de La Mina San José, se produjo el jueves 5 de agosto de 2010, alrededor de las 14:30 horas, dejando atrapados a 33 mineros, a unos 720 metros de profundidad durante 70 días; ellos son:
1. Claudio Acuña Cortés:
Especialista en perforaciones de 34 años, quien le pidió desde la profundidad, matrimonio en una carta, a su pareja Fabiola Araya.
Le prometió que realizaría un gran matrimonio, con el dinero donado por un empresario.
2. Juan Aguilar Gaete:
Desde el sur de Chile, viajó al otro extremo del país, en busca de un mejor trabajo tras su experiencia en las minas de carbón.
Casado, de 49 años, manifestó en cartas a su pareja, que deseaba tener otro hijo.
3. Osman Araya Araya:
De recolector de frutas, a minero arrepentido.
Este minero de 30 años, casado, se había quejado por las malas condiciones, y falta de seguridad de la mina.
Había decidido renunciar, a fines de agosto, cuando ocurrió el derrumbe.
4. Florencio Ávalos Silva:
Fue el primer rostro que recorrió el mundo, cuando se mostraron las imágenes iniciales de los mineros atrapados.
Pese a tener 31 años, casado, es El Capataz de la mina, que dejó ese cargo, por el de camarógrafo oficial de las grabaciones de los 33 operarios bajo tierra.
5. Renán Ávalos Silva:
Amante del fútbol y los caballos, entró a la mina, recomendado por su hermano Florencio.
Soltero, de 29 años, se desempeñaba como cargador al interior del yacimiento.
Envió a la superficie, varias camisetas de los clubes de fútbol que les hicieron regalos, para calmar su ansiedad.
6. Samuel Ávalos Acuña:
De vendedor en las calles, pasó a formar parte de los trabajadores de la mina, hace 5 meses.
Tiene 3 hijos, y le prometió a su conviviente de hace 21 años, Ruth González, casarse cuando saliera de la mina.
7. Carlos Barrios Contreras:
Solo alcanzó a disfrutar 3 meses del buen sueldo que pagaba la mina, cuando ocurrió el accidente.
Con 27 años, de los cuales 10 ha entregado a la minería, recibió una carta de su novia, en la que le comunicaba que sería padre.
8. Yonny Barrios Rojas:
El enfermero de 50 años, que veló por la salud de los mineros; fue pieza clave para que las autoridades pudieran monitorearlos; pero también es conocido, porque en la superficie, lo esperan 2 mujeres:
Su actual conviviente, Susana, y su esposa, Marta.
9. Carlos Bugueño Alfaro:
Soltero, de 27 años, quería tener su casa, y un auto; por lo que decidió entrar a la mina.
“Ahora, a punto de salir, quiero volver a su antiguo trabajo de guardia de seguridad” dijo decidido.
10. Raúl Bustos Ibañez:
Había perdido su trabajo como astillero, tras el maremoto que sacudió al país en febrero.
Con 40 años, casado, decidió ir al norte del país, y tras su primer día de trabajo en la mina, no alcanzó a salir, cuando se produjo el derrumbe.
11. Pedro Cortés Contreras:
Electricista, de 26 años, es uno de los artífices de haber instalado un sistema de comunicación, entre la mina y la superficie.
De buen humor, se desempeñaba también como conductor de camiones, tras haber perdido un dedo en un accidente en la mina.
12. Jorge Galleguillos:
Casado, de 56 años, cantó, y bailó cueca, cuando el 18 de septiembre, los mineros celebraron las fiestas del bicentenario, a 700 metros de profundidad.
Sin embargo, es uno de los más afectados emocionalmente por este accidente.
13. Mario Gómez Heredia:
Fue uno de los primeros que envió una carta a sus familiares.
De 63 años, y casado, también entregó a los equipos de rescate, las coordenadas exactas, donde estaban los mineros atrapados, lo que agilizó y facilitó las labores de perforación.
14. José Henríquez:
Sus propios compañeros lo califican como “El Guía Espiritual”
Con 56 años, y casado, le ha ayudado a sus compañeros, a no perder la fe; y consiguió que les envíen 33 Biblias.
Antes del accidente, ya pensaba en dejar la mina.
15. Daniel Herrera Campos:
De taxista a conductor de camión en la mina siniestrada; es soltero, de 27 años, fanático del fútbol, y lo que más quería, era volver a la superficie para reencontrarse con su madre.
16. Juan Illanes Palma:
Con instrucción militar, participó como miembro del ejército, en el conflicto de 1978 con Argentina.
Casado, 52 años, es uno de los líderes de los mineros atrapados.
El pasado 9 de septiembre, celebró su cumpleaños, a 700 metros de profundidad, y planea dejar el trabajo en las minas.
17. Franklin Lobos:
Uno de los mineros más famosos, por su pasado de futbolista profesional.
Casado, de 52 años, se desempeñaba como conductor de un camión, al momento del accidente.
Bajo tierra, recibió camisetas autografiadas de entrenadores, futbolistas, y equipos de renombre mundial.
18. Carlos Madani Solís:
Casado, de 24 años, es el único extranjero de la mina.
De nacionalidad boliviana, llevaba 5 días en el lugar, cuando ocurrió el derrumbe.
Antes de dedicarse a la minería, era agricultor en Bolivia.
19. José Ojeda:
Viudo, de 47 años, es el autor de la frase célebre, que recorrió el mundo:
“Estamos bien en el refugio los 33”; lo que revivió las esperanzas, y desató el júbilo de todo un país.
Tiene 27 años de experiencia en minas.
20. Edison “Elvis” Peña:
Soltero, de 34 años, en los primeros días de encierro, corría 10 kilómetros diarios para calmar la ansiedad.
Es uno de los mineros en mejor estado físico.
Definido por sus compañeros y autoridades, como uno de los más realistas y pragmáticos.
21. Omar Reygada Rojas:
Viudo, 56 años, es uno de los que pueden contar, que este es su tercer gran accidente minero, y quienes lo conocen saben, que su pasión es la minería subterránea, por lo que no está claro que deje este trabajo, pese a esta histórica hazaña.
22. Esteban Rojas:
Pura mala suerte; pues el día de derrumbe, no le correspondía trabajar en la mina, pero tenía 2 días pendientes, tras asistir al funeral de su tío.
Previo al accidente, ya había resuelto renunciar a la mina.
Casado, 44 años, tiene 3 hijos.
23. Pablo Rojas Villacorta:
Casado, 45 años, ha vivido muchas emociones; una semana antes del derrumbe, su padre había fallecido; y llevaba 5 meses trabajando en la mina, para costear la carrera de medicina de su hijo.
24. Jimmy Sánchez:
Soltero, de 19 años, es el más joven de los 33 mineros, y uno de los más asustados.
Quería dejar el trabajo, y volver al colegio para terminar sus estudios; el cual dijo que tenía planes de casarse con su novia, tras subir a la superficie.
25. Darío Segovia:
Al igual que otros mineros, no le correspondía trabajar, pero se había ofrecido para hacer doble turno, cuando ocurrió el derrumbe.
Casado, de 48 años, es miembro de una familia de mineros, por lo que habían comentado los peligros que veía al interior de la mina.
26. Víctor Segovia:
Catalogado como “el escritor de la mina”, ya ha redactado algunas páginas de lo que podría ser su primer libro de los 33 mineros bajo tierra.
En la superficie, lo esperaba su única hija, que vive con él.
27. Mario “Súper Mario” Sepúlveda:
Es uno de los mineros, más extrovertidos del grupo, que ante la flaqueza de algunos de sus compañeros, les entregó aliento.
Pero sin duda, que este minero de 40 años, llamó la atención por su capacidad para enfrentar las cámaras, y mostrar al mundo, las condiciones en las que vivían al fondo de la mina, y cómo se habían organizado ante la adversidad.
28. Ariel Ticona:
Casado, 29 años, vio nacer a su 3ª hija, desde el fondo de la mina, a través de un video que le había grabado en las horas previas, su esposa.
Aunque tenía otro nombre para su hija, decidió llamarla “Esperanza”
29. Luis “Don Lucho” Urzúa Iribarren:
Es el jefe de turno, que organizó todo en la mina, con turnos, y un sistema de vigilancia.
Casado, de 54 años, se aisló en una camioneta, al interior de la mina, para planificar cada día.
Su experiencia y bajo perfil, han sorprendido a las autoridades y expertos de La NASA.
30. Alex Vega Salazar:
Casado, 31 años, es mecánico desde hace 9 años en la mina, y estaba juntando dinero, para no vivir con su familia en la casa de sus padres, cuando ocurrió el accidente.
Es uno de los más alegres y optimistas del grupo.
31. Richard Villarroel:
Increíble, pero cierto; su madre supo que su hijo trabajaba en la mina, cuando conoció la lista de los 33 mineros atrapados.
Mecánico de profesión, y amante de la computación, tenía la esperanza de presenciar el nacimiento de su hija, programado para noviembre.
32. Claudio Yáñez:
Al igual que otros mineros, trabajaba para pagar sus deudas, cuando ocurrió el accidente.
Con 34 años, pensó en faltar el día derrumbe, pero se arrepintió por el dinero que perdía en cada jornada.
Fue el primero en pedir cigarros.
33. Victor Zamora:
Casado, 33 años, alias el “Cantinflas” por su notable humor.
Sus compañeros dicen, que se ríe hasta del dolor de muelas que lo aqueja hace varias semanas, al tiempo que intenta imponer orden en los gastos de su familia.
El yacimiento, ubicado a 30km al noroeste de la ciudad chilena de Copiapó, en la comuna de Caldera, era explotado por la compañía San Esteban Primera S.A.
El Ministro de Minería, Laurence Nelson Golborne Riveros, se encontraba en Ecuador, como parte de la comitiva presidencial; posteriormente viajó a Chile la tarde del viernes 6, y se trasladó al lugar del desastre, la mañana del sábado 7 de agosto.
Ahí tuvo que comunicar a la prensa, y a los familiares de los mineros, un nuevo derrumbe ocurrido en la chimenea de ventilación, que los rescatistas utilizaban para acceder al yacimiento, por lo que la operación fue suspendida durante esa jornada.
Por su parte, El Presidente de La República, Sebastián Piñera, suspendió su asistencia a la posesión del Presidente colombiano, Juan Manuel Santos, para viajar a Chile.
Las labores de rescate, comenzaron el mismo día, por la noche, a cargo del ingeniero en minas, Miguel Fortt Zanoni, planificando, asegurando el área, realizando reconocimiento de la mina, e ingresando en búsqueda de lugares de acceso, y acumulando recursos humanos y logísticos.
En la madrugada del viernes, grupos de rescatistas, empezaron a trabajar para lograr acceso por una chimenea de ventilación.
Un nuevo derrumbe, se produjo en la tarde del sábado 7 de agosto, necesitando entonces, maquinaria pesada para continuar con las tareas.
El domingo 22 de agosto, 17 días después, los mineros fueron encontrados con vida, y tras 33 días de perforaciones, interrumpidos sólo por problemas en la maquinaria, uno de los 3 planes, “El B”, con la máquina Schramm T130, consiguió “romper fondo”, a 623 metros de profundidad.
Inmediatamente, se comenzó a idear un “plan de encamisado” o “entubamiento del ducto”, y se decidió encamisar parcialmente la perforación.
Alrededor de las 7:15, una 2ª sonda, consiguió “romper fondo” a 688 metros de profundidad, llegando a una rampa que estaría a 20 metros del refugio.
La noticia, llenó de esperanzas a los familiares y cercanos a los atrapados que, debido al fallido trabajo de la primera sonda, ya casi no creían que los mineros se encontrarían con vida.
Luego, alrededor de las 14:55 horas, se dieron a conocer los primeros indicios del estado de los mineros, ya que al retirar la sonda, ésta salió con marcas de pintura roja, como muestra de que había mineros con vida; y a las 15:17 El Presidente, Sebastián Piñera, mostró una nota enviada desde el interior del refugio de la mina, escrita en una hoja de papel con lápiz color rojo, y confirmando que los mineros se encontraban con vida, que decía:
“Estamos bien en el refugio los 33”
La noticia, provocó la alegría de todas las personas que se encontraban en la mina, y de todo el país, desatándose una verdadera fiesta nacional, en que la gente salió a celebrar a las calles, reuniéndose en puntos donde normalmente se celebran triunfos deportivos, como Plaza Italia en la capital, mientras que las personas que se encontraban en la mina, entonaron El Himno Nacional de Chile, generando reacciones en la prensa nacional e internacional.
Unas horas más tarde, mediante una cámara de video para inspección, establecieron contacto con los mineros, captando las primeras imágenes de los atrapados.
Y las muestras de apoyo no se hicieron esperar:
El 23 de agosto, el empresario y filántropo, Leonardo Farkas, entregó 5 millones de pesos, unos $10,000 a la familia de cada uno de los mineros.
El 27 de agosto, La NASA anunció, que enviaría a 4 profesionales, a apoyar al equipo de rescate, lo que se materializó el 31 de agosto.
El 29 de agosto, El Papa Benedicto XVI, les envió un mensaje de ánimo, desde su residencia de Castel Gandolfo.
El 30 de agosto, El Secretario General de La ONU, Ban Ki-moon, envió un mensaje de aliento.
El 2 de septiembre, la escritora Isabel Allende, les dedicó El Premio Nacional de Literatura de Chile a los mineros atrapados.
El 4 de septiembre, 4 sobrevivientes de la tragedia de Los Andes, llegaron a Chile a saludar a los mineros, y a sus familias.
El 6 de octubre, El CEO de Apple, Steve Jobs, regala en nombre de su compañía, 33 iPods que serán entregados a los mineros, luego de ser rescatados.
Al día siguiente del hallazgo de la nota que confirmaba que los 33 estaban bien, se procedió con la rehidratación de los mineros:
Se les envió agua, bebidas isotónicas, así como medicamentos.
Aproximadamente a las 11 de la mañana, se les entregó un cuestionario, para que respondieran e informaran sobre su estado de salud, el que resultó con 5 de cada 10 mineros, con estrés.
Estos elementos, estaban contenidos en un dispositivo denominado “Paloma”, que consta de una tubería de PVC, de alta resistencia, cuyo diámetro le permite desplazarse con holgura por el interior de la perforación.
El jueves 26 de agosto, los mineros enviaron un video, donde se grabaron a ellos mismos, saludando a sus familias.
El video, que fue mostrado en televisión, emocionó a todo el país.
En el mismo, se mostraron con aparente buen ánimo, y nuevamente entonando El Himno Nacional chileno, recorriendo el mundo, noticia que encabezó las primeras páginas de los medios internacionales.
Para el rescate, se diseñó el dispositivo, o cápsula de rescate, el cual debería tener determinadas dimensiones, prestaciones, y condiciones de seguridad.
Estas cápsulas de rescate, fueron construidas por Artilleros y Maestranzas de La Armada de Chile (ASMAR), y fueron bautizadas como “Fénix” de las que se construyeron 3 de estos dispositivos.
Así como también, se precisó preservar la frágil salud de los 33 afectados, por lo cual, se les suministró de ropa especial, que les permitiría salir sin contratiempo alguno.
Se les dotó con cascos especiales, similares a los que usaban en labor diaria, Lentes con filtro solar de alto grado, para evitar daño por iluminación repentina; arneses y vendajes especiales, en partes críticas del cuerpo, como lo son las piernas, esto en un esfuerzo por disminuir la probabilidad de que algún sobreviviente, pudiese desarrollar trombosis venosa, además de seguirles suministrando bebidas isotónicas, y otros medicamentos requeridos, dada la situación.
A las 3:00, del día 11 de octubre de 2010, se anunció que los trabajos de encamisado, habían alcanzado 56m, y se decidió terminar a esa profundidad el trabajo.
A las 12:00 del mismo día, El Ministro de Minería, Laurence Golborne, anunció que el rescate comenzaría a las 00:00 del miércoles 13, del mismo mes, con una duración aproximada de 48h.
Finalmente, desde las 00:10, se logró traer a la superficie al primer minero, y luego a los siguientes, a un ritmo de cerca de 1 por hora.
Sumando los 6 ascensos de los rescatistas, el promedio entre cada rescate fue de 38 minutos.
La duración total, desde que bajó el primer rescatista, hasta que subió el último a la superficie, fue de 25 horas 12 minutos.
Los mineros, estuvieron atrapados en la mina, desde que se rescata el primer minero hasta que sale el último de los 33, entre 68 días, 9 horas, 5 minutos, hasta 69 días, 6 horas, 51 minutos.
Toda la operación, tuvo un costo de entre $10 a 20 millones, un tercio de la cual, fue financiada por donación de privados, y el resto por El Estado de Chile y Codelco.
“It's not a question of “if it falls”, but “when”
The 33 es una película dramática, colombo-chileno-estadounidense, dirigida por la mexicana Patricia Riggen, en el año 2015.
Protagonizada por Antonio Banderas, Rodrigo Santoro, Lou Diamond Phillips, Juliette Binoche, Gabriel Byrne, Cote de Pablo, James Brolin, Mario Casas, Jacob Vargas, Kate del Castillo, Juan Pablo Raba, Oscar Nuñez, Adriana Barraza, Marco Treviño, Alejandro Goic, Tenoch Huerta, Bob Gunton, Ariel Sierra, Naomi Scott, entre otros.
El guión es de Mikko Alanne, Craig Borten, Jose Rivera, y Michael Thomas sobre el libro de Hector Tobar, el cual se basa en la historia real, de los 33 mineros chilenos que quedaron atrapados durante 2 meses en una mina, tras el derrumbe de La Mina San José, el 5 de agosto de 2010; fueron 69 días atrapados a 700 metros bajo tierra; en los que los mineros tenían que administrar su comida para los siguientes días del derrumbe.
Para la realización de The 33, una productora chilena, solicitó mil extras para el rodaje, para recrear El Campamento Esperanza, que se levantó en las inmediaciones de La Mina San José, que durante el transcurso de los 70 días, se transformaría, no solo en una Metrópolis de familiares, también se convertiría en punto neurálgico de Las Operaciones de Rescate, apoyo, y lanzadera de la prensa nacional chilena, y mundial.
The 33 se grabó en Copiapó, Chile; y Nemocón, Colombia; y nos narra lo vivido por los 33 mineros chilenos, tras el derrumbe de la mina.
Así surge “Súper Mario” Mario Sepúlveda (Antonio Banderas), quien toma en sus manos, la seguridad del grupo, ayudado por compañeros como Alex Vega (Mario Casas), y Luis Urzúa (Lou Diamond Phillips), quienes junto a los demás hombres, batallan por ganarle la lucha al tiempo, y mantenerse con vida, sin sucumbir a sus temores más profundos, en la oscuridad que inunda la mina.
Mientras en la superficie, la lucha se libra en 2 flancos distintos:
Por una parte, El Gobierno de Chile, que envía al Ministro de Minería, Laurence Golborne (Rodrigo Santoro), quien pronto se transforma en el líder del rescate; y al ingeniero, André Sougarret (Gabriel Byrne), quienes dejan todo de lado, y se avocan en la epopeya de sortear las nefastas probabilidades existentes, para triunfar en un rescate, a 700 metros bajo tierra.
Mientras sus familiares, crean El Campamento Esperanza, en una forma de insistir en el rescate de los 33 mineros chilenos, atrapados bajo tierra; y liderados por la denominada “Alcaldesa del Campamento”, María Segovia (Juliette Binoche)
De hecho, son 32 mineros chilenos, y un minero de nacionalidad boliviana, que quedaron atrapados en profundidades de la mina.
Y 17 días después, los mineros fueron encontrados con vida, y tras 33 días de perforaciones, interrumpidos solo por problemas en la maquinaria, 1 de los 3 planes, “El B”, con la máquina Schramm T130, consiguió “romper fondo”, a 623 metros de profundidad.
Inmediatamente, se comenzó a idear un “plan de encamisado” o “entubamiento del ducto”, y se decidió encamisar parcialmente la perforación; para sacar por medio de una cápsula, uno a uno de los mineros.
No obstante, The 33 es una película que generó cierta polémica, con seguidores y detractores detrás de la producción, pero que servirá para enseñar a las futuras generaciones, el coraje y templanza del trabajador minero chileno, en su lucha por vencer el desastre, y doblarle la mano a la muerte.
Es una película tremendamente emocionante, con hermosos episodios surrealistas, y otros que enervan frustración y alegría, pero sobre todo, esperanza.
Un relato que refleja lo mejor del ser humano, en sus ansias por sobrevivir, y lo peor del mismo, en cuanto a paupérrimas condiciones de seguridad y explotación laboral.
“That's not a rock, that's the heart of the mountain.
She finally broke”
The 33, aborda la génesis completa de los hechos, desde el desplome de la vieja mina, hasta el rescate del último minero de Copiapó, por lo que la meticulosidad de las escenas, se ve interrumpida a ratos, por quiebres de espacios a veces erráticos en continuidad, que dan la sensación de que te van apurando.
La historia de los mineros y su rescate, es conocida por la mayoría de las personas, así que hablar de sorprenderse por lo que ocurre, no es una opción; aunque la manera en que se expone si es interesante.
Por esto, la estrategia de The 33, consiste no tanto en transmitir la incertidumbre del desenlace, y de si los personajes van a ser rescatados, sino que en narrar cómo ellos y sus familias, vivieron esos angustiantes días.
El relato va saltando entre la situación de los mineros, que deben racionar sus alimentos, y tratar de mantener la calma; y la de sus familias, que se encuentran en la superficie, las que arman un campamento, para presionar a las autoridades, y demostrar que no han perdido la esperanza.
El desarrollo de la trama, continúa de la misma manera, que ya conocemos, con los intentos infructuosos del equipo de rescate, el primer contacto con los sobrevivientes, los preparativos técnicos para extraerlos, y finalmente:
El rescate de los mineros.
Así las cosas, visualmente la tarea de The 33 se cumple, pero en términos dramáticos, no se alcanza a percibir la claustrofobia, el tedio, la desesperación, y el silencio.
Sin embargo, se trata de una directora obsesiva con los encuadres, ya que sortea esa dificultad técnica, con la excelente utilización del ambiente y los actores en su interacción mutua.
Se trata de escenas rígidas, pero muy bien logradas.
Respecto al desarrollo de las historias de los personajes, éstas fueron pocas, debido al ímpetu de la directora, por relatar la totalidad de los eventos en 145 minutos.
El guión fílmico, es lo más cercano a la realidad en el grueso de la obra, pero se dobla hacia el género de acción, al tener que envestir a los “jóvenes y apuestos héroes” del relato, rol que recae en Santoro y Banderas, bajo la atenta mirada de la heroína Binoche, quienes son los dueños de la narración.
Y  es que lo mejor de The 33, está en su emocionalidad visceral, la que trasciende los diálogos de cartón, y los lugares comunes.
Ya sea en la vehemencia con la que los mineros se aferran a la posibilidad de sobrevivir, o el estoicismo con la que sus familias los esperan allá arriba, de vez en cuando, esa carga emocional, se transmite al espectador de manera efectiva.
El mérito viaja principalmente, por poder resumir en un tiempo razonable, una hazaña que comenzó como tragedia, y que duró varios meses.
También, está el hecho de acotar razonablemente los protagonismos, para enfocar la historia de manera coral, y tiene un par de momentos bien logrados, pese a lo evidente, que vive en la memoria del mundo entero.
Pero no todo es exitoso; ciertos saltos temporales, son por decirlo menos “poco elegantes”, así como los clichés de un par de protagonistas, o la falta de oscuridad en un guión, que pudo anticiparse algo más denso y dramático, y en cambio, coquetea por rato largo con la anécdota, donde la musicalización, contribuye poco para crear ambiente.
Y no hay que olvidar, que estamos ante una obra hollywoodense, producida mayoritariamente con dinero estadounidense, y con un claro enfoque hacia el mercado de EEUU.
Si somos conscientes de estos aspectos, vamos a ser capaces de otorgar algunas de las concesiones que este tipo de cinta exige, de quienes viven en Chile, por ejemplo, ya que no todo lo mostrado, resultará totalmente fiel a la realidad.
Hay que aceptar, por ejemplo, el hecho de que The 33 haya sido filmada en inglés, no en español, ya que el público estadounidense se muestra reacio a leer subtítulos.
Se trata de una simple medida de adecuación, que tiene fines comerciales, no artísticos.
También, resulta extraño ver a actores conocidos, dando vida a personajes que viven en un entorno, que resulta familiar para nuestra cultura, lo que crea una curiosa combinación; y debido al gran número de personajes que participan de esta historia, se debieron tomar medidas para centrar la atención solo en un puñado de ellos.
El foco de la trama, se encuentra principalmente en los mineros:
Mario Sepúlveda (Antonio Banderas), Luis Urzúa (Lou Diamond Phillips), Darío Segovia (Juan Pablo Raba), y Álex Vega (Mario Casas)
El resto de los 33, queda reducido a unos roles concisos, que son diferenciados entre sí, a través de números, como “Miner #4”, prácticamente sin diálogos, mientras que otros más privilegiados, ocupan papeles algo más visibles, aunque simplificados en arquetipos bastante superficiales:
Édison Peña, el imitador de Elvis Presley; Johnny Barrios, el marido infiel; Mario Gómez, el minero que está a punto de jubilarse; José Henríquez, el guía espiritual; Carlos Mamani, el inmigrante boliviano...
Con un reparto multinacional, que incluye a los españoles Antonio Banderas y Mario Casas, la francesa Juliette Binoche, el brasileño Rodrigo Santoro, el estadounidense Lou Diamond Phillips, el irlandés Gabriel Byrne, y los mexicanos Kate del Castillo, Adriana Barraza, Tenoch Huerta, Marco Treviño, y Mario Zaragoza, The 33, filmada entre Chile y Colombia, nunca consigue transmitir la sensación de estar viendo una historia acontecida en territorio chileno, esto a pesar de la patética escena de Binoche vendiendo empanadas... y con simpáticos cameos, como la aparición de Mario Kreutzberger “Don Francisco”, que tal vez sea el gancho necesario para vincularse con audiencias a nivel iberoamericano, pero su papel, dando despachos en terreno para Canal 13 de Chile, son de una obviedad que coquetea con lo vergonzoso; y Leonardo Farkas, interpretándose sí mismo también, en más de una escena.
Otro de los aspectos más problemáticos, viene en relación con la forma en que el rescate de los mineros, fue utilizado con fines políticos, hace 5 años, y la posibilidad de que se haga lo mismo con The 33.
De hecho, uno de los productores ejecutivos, es Carlos Eugenio Lavín, empresario que fue formalizado en “El Caso Penta”, por financiar de manera ilegal, campañas políticas, ligadas a la derecha.
Por eso, es razonable ver con suspicacia, la forma en que The 33 retrata el actuar del gobierno, y el rescate en sí, porque se puede caer en una burda propaganda.
Sin embargo, en estos puntos hay más de alguna sorpresa:
La primera de ellas, es que el personaje de Sebastián Piñera, es mostrado como un hombre oportunista, que solo está preocupado de cómo se verá afectada su popularidad, dependiendo del éxito del rescate de los mineros.
Su personaje, ni siquiera es nombrado en The 33, optándose por un genérico “President”, para referirse a él; y el actor que lo encarna es Bob Gunton, quien es conocido por dar vida a personajes que producen nula empatía.
Así pues, The 33 ubica al gobierno del Presidente Piñera, como los auténticos héroes de la historia, personalizado en la figura de Laurence Golborne, Secretario de Minería que interpreta Santoro; y es bastante blanda con los verdaderos culpables de la tragedia, volviéndose apenas, una tibia recreación de los famosos hechos, sin aportar prácticamente nada nuevo a la historia.
Sin duda, el héroe de todo el asunto, es Golborne, quien logra sostener el peso moral de la operación, e idea la fórmula precisa para el rescate, mientras bajo tierra, Sepúlveda se las arregla para hacer que los mineros “no se almuercen entre ellos”
Laurence Golborne, no solo por estar interpretado por un actor con la apariencia del brasileño, Rodrigo Santoro, sino también, porque es él quien convence a Piñera, de hacer todo lo necesario para salvar a los mineros.
Pero no todo es positivo para El Ministro de Minería, ya que pese a demostrar una preocupación por las familias de las víctimas, y un compromiso por rescatarlos con vida, también es mostrado como alguien inexperto, que tiene más buenas intenciones que conocimientos sobre lo que está ocurriendo.
Su contraparte, es el ingeniero, André Sougarret (Gabriel Byrne), quizás la figura más ensalzada del metraje; en su primera escena, es incluso presentado a lo James Bond como “Sougarret. André Sougarret”
Y en vez de recurrir a la exaltación de un sector político determinado, The 33 opta por elogiar el trabajo técnico, ligado más a los números, que a las consignas.
Por un lado, podría parecerle al espectador chileno, que The 33 nace de una vana voluntad de obtener rendimiento económico, a partir de una tragedia, que es resultado de negligencias y deterioros en los derechos de los trabajadores.
Por otro, podría objetarse el nulo interés, por hacerse cargo del verdadero conflicto social que da pie a la situación.
Estos prejuicios, que si bien no dejan de ser válidos, creo que no apuntan al verdadero problema.
Más allá de una siempre debatible incompatibilidad en el cine, entre rédito comercial y tragedia humana, problema que desautorizaría toneladas de filmografía, entre otras, la bélica, el tema es que The 33, sí apunta a los motivos que originan el desastre; sí se trabaja sobre la explotación, la desigualdad, y el oprobio laboral.
Los mineros saben, que nada cambiará tras el accidente.
Los dueños de la mina, capitales privados que surgen como “entes invisibles sin voz ni cuerpo”, no malgastan en seguridad, y por el contrario, profundizan los abusos para con los trabajadores.
El quid del asunto está, en que todo esto se ve minimizado frente a la batalla por sobrevivir, al empuje emocional que esto requiere, y donde el rescate no es solo a los mineros, sino que también de valores fundamentales como la amistad, la familia, y la lealtad.
Ante esto, la épica moral, supera cualquier conflicto social, el que queda reducido a mero comentario, resumido en algunas líneas de texto, al inicio y al final, tradicionales en cintas basadas en tragedias verídicas.
Así pues, “La realidad es diferente.
Y yo prefiero no estar en el estreno de The 33, porque lo que yo necesito es recuperar los derechos de mi historia”, agregó Urzúa, desde su casa en Copiapó, resentido por lo que considera el “despojo” de los derechos de comercialización de la historia que protagonizó hace 5 años.
A pocas semanas después de ser rescatados, el 13 de octubre de 2010, los 33 mineros, firmaron un acuerdo para ceder los derechos de su historia, para la creación de una película y un libro.
Asesorados por abogados, se creó una compleja estructura jurídica, que dejó conforme a algunos, pero que otros mineros, consideraron que los dejaba “atados de manos”
“No sé si estoy conforme con el acuerdo.
Hay que esperar a que salga The 33, y ver cómo nos va”, dijo el minero Carlos Barrios.
2Todo está súper claro”, replicó, por su parte, Mario Sepúlveda, el minero más histriónico del grupo, y a quien personifica Banderas.
“Hay gente que invirtió.
Esto es un negocio, y una vez que esto empiece a dar sus frutos, se supone que debe empezar a haber ganancias para cada uno de nosotros”, agregó Sepúlveda.
“Es fuerte The 33.
A nosotros como mineros, nos costó verla, porque fuimos recordando todo.
Algunos lloraron”, contó Barrios.
“Es muy apegada a la historia de nosotros.
A veces se dice, que las películas no reflejan lo que han sido en la vida real, pero ésta no.
Es bien apegada”, agregó.
“El equipo de los 33, es lo más grande y hermoso que nos puede haber sucedido.
Ahora, que estupideces y el dinero nos tengan separados, es otra cosa”, dijo Sepúlveda.
Y eso se nota al final de The 33, una hermosa toma de hermandad en blanco y negro, que presenta, uno a uno a los mineros, en solitario y abrazados como hermanos de esta aventura, muy conmovedor de ver.
Sin embargo, luego agregó:
“Para saber la verdad sobre los 33, tienen que hacer una serie, porque cada compañero tiene su propia historia, cada uno lo vivió de su propia forma”
A pesar del tiempo transcurrido, desde la inédita y exitosa operación de rescate, parece que las miles de toneladas de roca, que obstruyeron las salidas de la mina, siguen condicionando la vida de los 33 obreros, muchos de los cuales, siguen “atrapados” por la catástrofe.
"La verdad, es que es difícil que nos den trabajo, porque los empresarios tienen miedo de que denunciemos las malas condiciones de seguridad de sus minas”, dijo Omar Reygada, uno de los 33, para quien estos 5 años, han sido “laboralmente malos”
Después de la tragedia, los mineros rescatados, suscribieron un compromiso no escrito de denuncia:
“Si la mina en la que empezáramos a trabajar, no cumpliera con las normas de seguridad, haríamos un informe, y lo denunciaríamos ante las autoridades”, aseveró Reygada, quien afirmó que debido a ello, muchos empresarios mineros, “les tienen miedo”
De ahí que muchos de los que hace 5 años salieron como “héroes” de la diminuta cápsula de rescate, se encuentren sin empleo fijo, y realicen trabajos esporádicos, como transportistas, constructores, o mecánicos, que en muchos casos, les proporcionan unos míseros ingresos, que apenas les sirven para subsistir y salir adelante; y por si eso no fuera suficiente, la tragedia golpeó 2 veces la vida de algunos de los supervivientes, como Víctor Zamora y Ariel Ticona, que perdieron sus hogares, tras los aluviones que azotaron el norte de Chile.
Estos 5 años, no han sido fáciles para ninguno de los 33 obreros, quienes quedaron marcados por la desgracia.
Sólo unos pocos, han podido recuperar la estabilidad que tenían antes del accidente, y transformar la tragedia, en una nueva oportunidad.  
Es el caso de Daniel Herrera, de 32 años, quien tras un año y medio de tratamiento psiquiátrico, decidió pedir el alta, para volver a trabajar.
Herrera asegura, que con el tiempo, y la ayuda psicológica recibida, aprendió a vivir con todo lo ocurrido, y a no derrumbarse por el peso del recuerdo.
“Al final, esos 2 meses no fueron malos, tampoco fueron buenos, pero me ayudaron a recuperar cosas muy importantes que estaba olvidando”, remarcó.
Disfrutar de su familia, y de las pequeñas cosas que le ofrece la vida, se convirtieron, tras el accidente, en la nueva piedra angular de la vida del minero, quien confiesa que hoy se vuelve a emocionar con el sonido de las hojas al moverse con el viento, el sutil vuelo de los pájaros, o los intensos colores de la tierra.  
Quizás, uno de los mineros más exitosos, sea Mario Sepúlveda, quien se desligó completamente del mundo de la minería, y hoy se dedica a realizar charlas motivacionales.
“Creo que lo mejor que me ha pasado en la vida, fue haberme quedado allá bajo, con esos 32 compañeros.
Creo que todo pasa por algo, y creo que el accidente, sirvió para demostrar que el mundo se puede unir, y hacer cosas maravillosas”, apuntó a Efe Sepúlveda, quien desde las profundidades, se hizo famoso por oficiar con gran desparpajo, como presentador de las transmisiones que se hacían desde la mina, una vez que se estableció la comunicación con el exterior.
Como fuere la realidad posterior, si encontrar a los 33 mineros con vida, después de 17 días, es considerado como un milagro, en la red social de Twitter, circuló lo que podría ser “coincidencias numéricas”
Esto es porque en ella, señalan que son 33 mineros, que corresponde a 33 caracteres del mensaje enviado por los trabajadores desde interior, y que la suma de la fecha, incluyendo el año:
22+8+2+0+1+0 suman 33, a lo que agregan otra coincidencia más, que esa era la semana 33, algo que quizás quiere decir algo más que sólo suerte, para encontrar a todos los pirquineros con vida.
Otro dato más para agregar a esta “coincidencia numérica”, es de tipo más religioso, y que fue mencionado por la destacada actriz chilena, Leonor Varela, en su twitter:
“Signos por los cuales vamos a mantener la fe, de que los mineros saldrán vivos:
33 hombres, edad de Cristo; en San José, su padre”
Otro punto positivo, desde la producción, son los efectos de sonido, y la banda sonora, a cargo del recientemente fallecido compositor, James Horner, quien luego de entregarse a un profundo estudio de la música chilena y nortina, compusiera la hermosa música que abraza The 33, forjando una genial alianza entre escenas y sonidos, que alcanzan un nivel óptimo de delicadeza.
“If that is our last supper...
I quit!”
Los accidentes previos, en la mina chilena de San José, con consecuencias más graves, corresponden al ocurrido el día 3 de julio de 2010, sufrido por el minero Gino Cortés, quien perdió una de sus piernas, tras quedar debajo de un desprendimiento de varias toneladas.
Durante el 2006, en La Mina San Antonio, propiedad de los mismos dueños de La Mina San José, y separada de ésta por sólo metros; otro minero falleció, y en un accidente similar, otro minero perdió una de sus extremidades…
The 33, además se da el tiempo para criticar a los responsables del accidente, dejando en claro desde el primer minuto, que estamos ante un caso muy particular, ya que en el mundo, mueren aproximadamente 12.000 mineros al año.
El rescate de los personajes, por tanto, es una excepción a una regla general que esconde una oscura verdad.
Uno de los aspectos en el que se hace hincapié, es en la difícil labor que realizan los mineros, debiendo cumplir las duras exigencias de una actividad tan lucrativa, pero sin las medidas de seguridad óptimas para un trabajo de ese tipo.
Los dueños de La Mina San José, no solo demostraron tener una capacidad deficiente para lidiar con el accidente, sino que ni siquiera compensaron a los sobrevivientes.
¡Horror!
Sin llegar a ser una cinta de denuncia social, que vaya a cambiar de manera radical, las condiciones de trabajo en la minería, The 33 cumple el modesto rol de servir como recordatorio, de que esto ocurre muchas veces, y no solo acá.
Hasta la fecha, lo de San José, es el mayor y más exitoso rescate de la historia de la minería a nivel mundial, siendo el evento con mayor cobertura mediática de esas características, con alrededor de 1000 a 1300 millones de telespectadores, sólo superado por el funeral de Michael Jackson de 2009, y superando por más de 400 millones de telespectadores, a La Misión del Apolo XI de 1969.
Según un estudio, el impacto mediático mundial del rescate, es el mayor de la historia reciente de Chile, superior al que generó el terremoto del 27 de febrero de 2010; y los mineros que recibieron una mayor atención mediática mundial, por el número de noticias en las que fueron protagonistas en los días alrededor del rescate, fueron por orden:
Florencio Ávalos, primer rescatado; Mario Sepúlveda, segundo rescatado; Luis Urzúa, último rescatado; Carlos Mamani, cuarto rescatado, único minero no chileno, de Bolivia; y Mario Gómez, rescatado en novena posición, el mayor, de 63 años.
Posterior al rescate, se efectuó una investigación referente al accidente, cerrándose en agosto de 2013, sin responsables.
¡Nuevamente el horror!
Sin embargo, el accidente tuvo efectos políticos:
El 10 de agosto, El Presidente chileno, Sebastián Piñera, destituyó a Alejandro Vío, Director Nacional del Servicio Nacional de Geología y Minería de Chile (SERNAGEOMIN)
El 23 de agosto, se creó la comisión de expertos para La Seguridad en El Trabajo.
El 27 de agosto, se anunció la creación de una Superintendencia de Minería.
El 13 de octubre, El Presidente de Bolivia, Evo Morales, visitó la mina, y el lugar del rescate, junto al Presidente Sebastián Piñera, justo en momentos en que el 11° rescatado, Jorge Galleguillos, salía a la superficie.
Posteriormente, los 2 Presidentes visitaron en el hospital, al minero boliviano, Carlos Mamani, quien fue rescatado durante la madrugada.
Evo, invitó al minero Mamani, a regresar a su país, y le ofreció trabajo con todas las garantías.
El 13 de octubre de 2014, al conmemorarse 4 años del rescate, El Gobierno de Chile, otorgó una pensión de gracia, y vitalicia, de $530 mensuales, para cada uno de los 33 mineros.
Además, el rescate trajo varios récords, como:
La transmisión televisiva, en vivo, a mayor profundidad en la tierra, a 624 metros de profundidad.
El minero, Luis Urzúa, es la persona que más tiempo ha vivido bajo la tierra:
70 días, y un par de horas, a 624 metros de profundidad.
El rescate de los mineros, se convirtió en el evento más visto por el servicio de televisión por Internet, Ustream, dejando en segundo lugar, el funeral de Michael Jackson, aunque este otro evento, sí fue más visto que el rescate de los mineros, en el conjunto total de los servicios de televisión en línea; y todos ellos ingresaron al Libro Guinness de los récords como el rescate más exitoso de más personas bajo la tierra.
Y es que los 33 mineros fueron salvados por varias innovaciones, como las cápsulas de salvamento, pero uno de los primeros problemas que surgieron, cuando ya se supo que estaban todos los mineros con vida, fue encontrar el modo de enviar objetos, a 700 metros de profundidad, a través de roca maciza, por un conducto de apenas unos centímetros de ancho.
La solución, fueron las “Palomas”; que eran 2 cilindros de tubería plástico de PVC, improvisados por los rescatistas, de unos 3 metros de largo, y 11 centímetros de diámetro.
Por ahí, introdujeron una línea telefónica, para tener conversación fluida, y luego fueron enviados alimentos, agua, medicamentos de emergencia, y hasta el equipamiento para armar camas.
Encontrar la forma de hacer caber todas las cosas que los mineros necesitaban, en esos estrechos cilindros, fue también todo un logro del ingenio humano.
No obstante, tragedias similares siguieron tomando lugar en otros países:
El 19 de noviembre de 2010, quedaron atrapados 29 mineros, a más de 1500 metros bajo tierra, después de una explosión de metano, principal componente del conocido gas grisú, en el accidente minero de Pike River, en la mina de Atarau, Isla Sur en Nueva Zelanda.
Días más tarde, otra nueva explosión, hizo que se desvaneciera todo esperanza de encontrarles con vida.
Y el 13 de mayo de 2014, se produjo una explosión que ocasionó un incendio que duró varios días, en una mina de Soma, Manisa.
En el desastre minero de Soma, fallecieron 301 trabajadores, y es considerado, el peor accidente minero de la historia de Turquía.
Así pues, continúa los accidentes de quienes pretenden llevar alimento a sus casas, bajo el riesgo de perder la propia vida, a sabiendas de los empleadores, de los peligrosos que corren sus trabajadores.
De 12.000 mineros que mueren al año en accidentes, encontrarse con que todas las víctimas de un evento así, están vivos, y son rescatables, es un verdadero milagro.

“Estamos bien en el refugio los 33”



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