Self/Less

“God created man.
Man created immortality”

La ciencia ficción, es un género difícil de retratar.
Lo principal, más que contar con un buen presupuesto, que permita decorar de forma coherente y atractiva la ficción, es tratar de exponer una historia atractiva, creíble, dentro o fuera de los límites científicos; y de ser posible, dotar a la obra de un toque de trascendencia.
Si estos puntos se cumplen, es probable encontrarse con una película correcta, apta para cumplir con el contrato de entrada comprada por el espectador.
A partir de ahí, y dependiendo del camino que tome la obra, el nivel de acción, de la emoción, de la filosofía aplicada, del tono, si hay toques de “thriller”, de terror, de realismo, etc., el asunto se puede convertir en una obra maestra del entretenimiento, de la revelación, en una película de culto, para futuras generaciones; o en el más absoluto desastre audiovisual, incapaz de interesar a nadie.
“Immortality has some side effects”
Self/Less es una película de ciencia ficción, dirigida en 2015, por Tarsem Singh.
Protagonizada por Ryan Reynolds, Ben Kingsley, Matthew Goode, Natalie Martinez, Victor Garber, Derek Luke, Michelle Dockery, Teri Wyble, Sandra Ellis Lafferty, Gary Weeks, Brendan McCarthy, Raiden Integra, entre otros.
El guión es de David Pastor y Àlex Pastor; sobre los avances de la ciencia, que se han convertido, en el principal “leitmotiv” de una historia, en la que existe la posibilidad de traspasar una conciencia, a “un cuerpo creado en un laboratorio”
Un cóctel futurista, en el que se mezclan:
Ambición, poder, dinero, y tecnología; así pues, a Damian Hale (Ben Kingsley), un poderoso millonario, enfermo de cáncer, le ofrecen la posibilidad de someterse a un procedimiento médico radical, para transferir su conciencia, al cuerpo de un hombre más joven.
Al principio, la operación va bien, y el hombre disfruta de su renovada juventud, pero todo se complica, cuando empieza a descubrir los detalles en torno a la procedencia de su nuevo cuerpo.
Con este descubrimiento, pondrá su vida en peligro, ya que en este lucrativo negocio, no pueden quedar cabos sueltos.
Self/Less explora también, la cuestión ética en este tipo de procesos, cuyo objetivo es la inmortalidad.
¿Quién tiene derecho a hacerlo?
¿Cuáles son sus efectos secundarios?
Entre otras preguntas…
“Without me your mind will relapse.
And we both know who takes over.
I'm the only one standing between you and oblivion”
Como en tantas ocasiones antes, Self/Less vuelve a representar la típica historia, donde hay buenos y malos, donde es fácil discernir entre el bien, el mal, y sentenciar ética y moralmente lo que es correcto, incorrecto, u abominable.
El potentado Damian Hale, está muriendo de cáncer.
Su destino parece inevitable, pero un día es contactado por El Profesor Albright (Matthew Goode), un ejecutivo de la misteriosa Organización Fénix, el cual dice tener la solución para su enfermedad.
Así es como accede a visitar sus instalaciones, descubriendo que tienen un laboratorio dedicado a crear clones, los cuales han alcanzado un alto grado de madurez.
La propuesta del doctor Albright, es realizar una transferencia de la mente de Hale, a uno de los nuevos cuerpos, simulando su propia muerte, y recomenzando una vida en el anonimato.
El desesperado Hale accede, abonando una fortuna, y no sin antes tomar algunos recaudos, como esconder parte de su patrimonio en caso de una eventual emergencia.
Ahora Hale, ha renacido como Edward Kidner (Ryan Reynolds), un hombre saludable, de treinta y pico de años, y poseedor de un físico envidiable.
El tema es que, para mantener la estabilidad de su nuevo cuerpo, Hale/Kidner deben tomar periódicamente una pastilla roja, suministrada por Albright, un detalle que no le gusta nada al antiguo potentado.
Y las cosas se salen de control, un día en que Kidner olvida el tratamiento, lo cual comienza a generarle alucinaciones, cada vez más reales, fuertes, y elaboradas.
Ocupándose de investigar los fugaces pantallazos visuales de sus alucinaciones, Hale pronto descubrirá, que no se tratan de fantasías al azar, sino que están basadas en lugares y personas reales, a las cuales nunca conoció.
Y enorme será su shock, al entender que el cuerpo que habita, no es un cascarón vacío producido por la clonación, sino que pertenecía a un ser humano común y corriente, al cual abdujeron, pues estaba casado con Madeline (Natalie Martínez), y tenía una hija pequeña, y que se llama Mark Bitwell, al que le borraron la memoria, para ocuparla con la de Hale.
Pero la gente de Albright, está al tanto de los descubrimientos de Hale, y pronto se lanzan tras sus pasos para eliminarlo, ya que su existencia, representa una amenaza a la integridad de la organización misma.
Y sólo el recuerdo de las habilidades obtenidas en la vida pasada por el cuerpo de Hale, pues se trataba de un ex marine, será lo único que mantenga al ex millonario con vida, mientras intenta desmantelar toda la conspiración oculta tras la fachada de La Organización Fénix.
Self/Less aborda en clave de “thriller”, algunas de las preguntas universales, que surgen de los avances médicos y tecnológicos, que cada vez progresan con mayor velocidad.
En palabras de su director, Tarsem Singh:
“Nuestra mente puede vivir mucho más tiempo, de lo que nuestro cuerpo físico ha evolucionado para vivir, pero:
¿Qué podemos hacer al respecto?
Si Einstein o Steve Jobs, hubieran podido vivir un poco más, seguramente habrían contribuido mucho más a la humanidad”
“Cuando leí el guión, pensé que era una historia muy interesante.
Me gustó la idea de traspasar la consciencia de un cuerpo a otro, y que todo funcione.
La gente con la que trabajamos, nos aseguró que se trata de ciencia real.
Quizás estén trabajando ya en ello, investigando”, explica Reynolds.
“Esto se podría conseguir en un futuro cercano.
Para algunos es un tema moral, para otros es un tema teológico, aunque hay quienes piensan que es estupendo.
Cuando los productores estaban buscando un lujoso ático de un multimillonario en New York, La Trump Tower de Donald Trump, para rodar escenas de Self/Less, todos los millonarios preguntaban:
“¿Pero esto inmortalidad, es realmente posible?”, relató el actor; quien además dice que indagó mucho sobre lo que la ciencia está investigando hoy en día, para lograr el camino de la vida eterna.
“Creo que se violan miles de normas”, asegura el actor.
“Hablo, por ejemplo, de la selección natural, y de este tipo de asuntos.
Pero al mismo tiempo, no puedes evitar preguntarte:
¿Y si Steve Jobs hubiese podido vivir 20 años más?
¿Qué hubiese ocurrido, si Einstein hubiese vivido también 4 décadas más, o cualquiera de los grandes pensadores de la humanidad?
¿Qué hubiesen hecho, si hubiesen tenido una segunda oportunidad?”, agrega.
“Vivir para siempre, parece una condena, algo espantoso, no me gustaría hacer eso.
Creo que Self/Less lo aborda de una manera interesante, hay un discurso moral.
Es una cuestión de clases, porque la inmortalidad sólo la puede obtener alguien con mucho dinero y poder, algo a lo que no todo el mundo tiene acceso, y de usarlo de una manera no altruista, sino asquerosa”, aseguró el protagonista.
Self/Less, desde una impecable elegancia; de imagen, de reparto, ahí tenemos al oscarizado Ben Kingsley, presentando el conflicto para dar paso, a un siempre apetecible Ryan Reynolds, de encuadre, de movimiento de cámara, de uso de recursos, no ha contado con un exorbitante presupuesto, de localizaciones, de agilidad… convierte el guión de los españoles, David y Alex Pastor, en una apetecible experiencia, de alta categoría.
Si bien es cierto, que los hermanos Pastor, cuentan con unas grandes y originales ideas, y el desarrollo de la historia, cumple con las dosis justas de técnica, acción, diálogo, intriga, ficción, agilidad, y realismo, técnica al fin y al cabo, el guión carece de frescura, y espontaneidad.
En cuanto a estructura, nos ha quedado un “thriller” bastante hitchcockiano.
Si Hitchcock trataba a menudo, el tema del falso culpable, perseguido por la ley, en Self/Less, el protagonista perseguido, no puede estar seguro de, si es inocente o culpable, porque no recuerda nada.
Parece un giro interesante, a la clásica estructura del Maestro del Suspense.
Pero, en ningún momento se detiene a explicar, el cómo ni el por qué, sino que rápidamente, convierte al protagonista, en un héroe en una huida hacia adelante.
Y vienen los cuestionamientos:
¿Un genio, puede aceptar tan fácilmente el anonimato, y los placeres terrenales?
Fallan los hermanos Pastor en su guión, en su ausente “don” para encontrar la fórmula de contenido que atrape, inspire, y motive al espectador, la dirección de Tarsem Singh, y su estética, se limitan a seguir el simple y tirado patrón, confeccionado por los susodichos y, el único que parece ganar algo, es Ryan Reynolds, como absoluto protagonista.
Y es que Reynolds, no sólo está viviendo uno de sus mejores momentos profesionales, el intérprete, quien acaba de estrenarse en la paternidad, también reveló, que está encantado con su bebé y su esposa, Blake Lively, y que va a tomarse un largo descanso del cine.
Por lo demás, también afirmó que le quedan asignaturas pendientes en su faceta de actor, como protagonizar una obra de Broadway…
Pero el guión de su película, se centra y obsesiona, en exceso, en la persecución, en la carrera incesante de caza a la presa, un correcaminos atropellado, que se olvida del porqué de su velocidad y fuga, pues pasa por la explicación, y motivo de todo el teatro orquestado, como fábula ingenua para niños, incoherente y facilona, atraviesa los diferentes y anticipados puntos, como cuento de hadas infantil, que no quiere perturbar, ni complicar en demasía la trama pues, hasta un niño debe ser capaz de seguirla, distinta cosa es que el adulto no se aburra.
Porque lo hace, se observa el transcurrir de las escenas, la apertura, y exposición de temas interesantes, y es triste, lamentable, el poco trabajo y dedicación que emplea en cada uno de los asuntos planteados:
La obsesión por la inmortalidad, la falta de escrúpulos, la fascinación del poder, el ansia de jugar a ser Dios, el arma capitalista donde el dinero todo lo puede, los remordimientos, la lucha de 2 conciencias en un sólo cuerpo, el mal uso de la ciencia, posibilidades futuras, como alternativa a la vida presente; bajas menores necesarias, sacrificio de peones por la larga vida del rey... pero su único objetivo, es transitar por los mismos presto y velozmente, amén de la ridícula explicación, como justificación demostrativa de que todo era una excusa y patraña para correr, pegar tiros, jugar al héroe silenciado, que adquiere ética voz y, camuflar una vulgar y mediocre cinta de acción, a través de tintes vigorosos de traspasar la línea de la decencia, y corrección humana.
El “Shedding” o “cambiar de piel como una serpiente, y acceso a una nueva existencia, de misma razón y sentimientos, la muerte tiene un precio, y lleva un extra de consecuencias con las que lidiar, pues su anterior usuario, no dejará su porte corporal con tanta sencillez y rapidez, como este desnutrido argumento insinúa, y quiere hacer creer, ligereza ofensiva, que pierde a sus clientes videntes, por la flacidez de su juicio, y lamento de pérdida de una habilidad, imprescindible, para hacer de esta insulsa narración, algo sólido, consistente, y atractivo, por no decir creíble, dentro de su fantasía recreada.
Eso sin considerar que, honestamente, un tipo tan egoísta y despreciable como Kingsley, tenga de pronto alma y sentimientos, y decida sacrificar su existencia, para devolver la vida a la familia abandonada por Reynolds, cuando estaba vivo, amén de combatir a la organización que hace transferencia de mentes y cuerpos.
Es como que Donald Trump, a quien se le agradece al final de los créditos, salga a patearle los traseros, a los científicos que lo pusieron en el cuerpo de un latino, y no por una cuestión de racismo, sino porque destrozaron los sueños de una familia mexicana.
Absurdo, ¿no?
“We offer humanity's greatest minds more time to fulfill their potential.
Designed to offer you the very best of the human experience”
A día de hoy, ya se están explorando tecnologías muy parecidas a las de Self/Less.
Dmitry Itskov, es un millonario ruso, que está financiando una investigación, para poder transferir su consciencia a un robot; y es el fundador de New Stars Media, una compañía de medios, basado en la web.
Itskov, es mejor conocido por ser el fundador de la “2045 Initiative”, cuyo objetivo es alcanzar la inmortalidad cibernética, para el año 2045.
Según han informado medios de comunicación estadounidense, Itskov lleva años agrupando a científicos que estén dispuestos a trabajar con él en esta iniciativa, a la que ha llamado “Avatar”
En la web de “2045 Initiative”, se explica que esta idea nace de la creencia de que “es posible y necesario, eliminar el envejecimiento, o incluso la muerte”, así como “superar los límites establecidos actualmente por las restricciones del cuerpo físico”
En la página, también se informa de los pasos que va a seguir este proyecto, según los planes del multimillonario ruso, que pretende vivir para siempre, a través de una copia robótica de sí mismo, a la que trasplantaría su propia mente.
En una línea temporal, el proceso y sus hitos, serían los siguientes:
2015 a 2020:
Crear un avatar personal, mediante una copia robótica del cuerpo humano, controlable de forma remota, a través de tecnologías de conexión, entre cerebro y ordenador, BCI, del inglés “Brain Computer Interface”
2020 a 2025:
Desarrollar las técnicas que permitan trasplantar nuestro cerebro al avatar creado, cuando la vida de nuestro actual cuerpo, haya llegado a su fin.
2030 a 2035:
Consolidar una tecnología de cerebros artificiales, que permita transferir nuestra personalidad, directamente a ese órgano artificial, en lugar de hacer un trasplante de cerebro.
2040 a 2045:
En este proceso, llegaríamos al desarrollo final del avatar, que funcionaría como un holograma, una copia de nosotros mismos, que controlaríamos a través de nuestro cerebro.
Según han señalado los expertos, el problema principal de este proyecto, es que los científicos consigan liberar a la mente humana, de los condicionantes físicos humanos.
Pese a las altruistas palabras de Dmitry Itskov, dirigidas a los hombres más ricos del mundo, toda esta peculiar propuesta, solo viene a confirmar el temor, que de alcanzarse avances científicos como la cura del cáncer, por ejemplo, estos solo serían puestos primero, en manos de quien las pueda pagar, por lo que, de lograrse en 2045, el éxito de la Iniciativa de Itskov, tendríamos a multimillonarios, dotados de inmortalidad…
Pues para formar parte del programa, es un requisito indispensable, disponer de más de 2,8 millones de euros.
Así que parece que es cuestión de tiempo.
Por eso, el inventor Raymond Kurzweil, por ejemplo, se está cuidando tanto, tomando vitaminas, y demás, porque quiere llegar vivo, al momento en que esto será posible.
Kurzweil, es un inventor estadounidense, además de músico, empresario, escritor, y científico especializado en Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial.
Y desde 2012, es El Director de Ingeniería en Google.
Experto tecnólogo de sistemas, y de Inteligencia Artificial, y eminente futurista; es actualmente, Presidente de la empresa informática Kurzweil Technologies, que se dedica a elaborar dispositivos electrónicos, de conversación máquina-humano, y aplicaciones para personas con discapacidad, y canciller e impulsor de la Universidad de la Singularidad de Silicon Valley.
Para algunos, es un genio.
Para otros, un narcisista loco.
Para Bill Gates, “el mejor prediciendo el futuro de la inteligencia artificial”
Kurzweil tiene 66 años, toma 150 pastillas diferentes cada día, y semanalmente se inyecta por vía intravenosa, un cóctel de vitaminas, suplementos alimenticios, y sustancias de nombre, químicamente impronunciable.
Cree firmemente, que puede vivir eternamente.
Sus creencias no tienen nada que ver con nada esotérico.
Más bien, todo lo contrario:
Kurzweil considera, que vivirá lo suficiente para ver cómo llega a lo más alto la tecnología necesaria, sobre la que se cimentará la vida eterna.
Ha predicho que, en 15 años, las máquinas superarán a las personas.
Que serán más inteligentes que los humanos, porque serán capaces de entender lo que las personas dicen, aprenderán de cada experiencia, contarán historias, y se reirán con chistes.
En definitiva, harán lo mismo que nosotros, pero mejor.
Ha concluido que en 2030, los humanos serán híbridos de pensamiento biológico, y no biológico.
Nuestro cerebro, se conectará a una nube, algo así como donde las “celebrities” guardan sus fotos más comprometidas, y luego se “hackea”, donde habrá miles de computadoras que aumentarán nuestra inteligencia.
Y es que sus predicciones tienden a cumplirse:
Hace años, Kurzweil anunció que internet sería algo masivo, cuando solo unos pocos sabían qué era el “world wide web”; que una máquina vencería a un humano jugando al ajedrez, y se confirmó en 1997, con la victoria de “Deep Blue” sobre Kasparov; y que habría coches que se autoconducirían, algo que ya está empezando a ser real.
Está convencido, de que en 2045, los ordenadores serán mil millones de veces más potentes y poderosos que todos los cerebros de los seres humanos que pueblen La Tierra.
Por eso está trabajando, y aprovechando todos los datos que generan los mil millones de personas que utilizan Google a diario, y lo que le convierte en, quizá, el primer “cerebro” global.
¿Puede este “cerebro” pensar por sí solo?
¿Puede aprender?
En eso están trabajando las personas más inteligentes del planeta, y Kurzweil es una de ellas.
Google, le ha contratado, y ha puesto a su servicio, todos sus recursos.
Así lo explicó a The Guardian:
“Estuve hablando durante mucho tiempo con Larry Page, el cofundador de Google, sobre inteligencia artificial, sobre lo que Google está trabajando al respecto, y sobre lo que yo estoy intentando hacer.
Y él me dijo:
“Hazlo aquí.
Te daremos toda la independencia que tendrías en tu propia empresa, pero tendrás a tu disposición todos los recursos de Google”
A pesar de su edad, y de todos los logros que acumula, como sus 19 doctorados, Kurzweil dice, que el director de ingeniería en Google, es el primer trabajo serio de su vida.
La cuestión es quién se podrá permitir utilizar esta tecnología.
A lo largo de la historia, la muerte ha sido el gran unificador, lo único que ricos y pobres tienen en común.
Seas quien seas, todos acabamos en el mismo lugar.
Pero si esta tecnología se convierte en realidad, la muerte puede acabar convirtiéndose en el gran discriminador, la diferencia más brutal, entre quienes puedan permitirse esta tecnología, y los que no.
O en un peor escenario, en el político, dictadores perpetuos.

“There is no science, no progress, without sacrifice”



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