The Devil is a Woman

Terminando de ver “The Devil is a Woman” (1935) de Josef von Sternberg con Marlene Dietrich, Lionel Atwill, Cesar Romero, Edward Everett Horton, Alison Skipworth, Don Alvarado, Morgan Wallace, Jill Dennett, Tempe Pigott, Francisco Moreno, entre otros. 

Comedia romántica basada en la novela “La Femme et le pantin” (1898) de Pierre Louÿs, conocido como un escritor que buscaba expresar la sensualidad pagana con perfección estilística; y tiene como protagonista a una mujer casquivana y apasionada, una mujer en acción que carece de cualquier tipo de conciencia o moral; de ahí el título; por lo que la acción narra en “flashbacks” la obsesión de un hombre mayor por una mujer que no puede pertenecer a nadie, pero que puede frustrar a todos... así, el hombre mayor detalla sus encuentros con ella a su amigo más joven, previniéndolo. 

Esta fue la última de las 6 colaboraciones de Sternberg-Dietrich para Paramount Pictures; y la 2° adaptación cinematográfica de la novela; y posteriormente lo hizo famoso Brigitte Bardot y por último, Luis Buñuel filmó “Ese oscuro objeto de deseo” (1974); pero esta es una película totalmente artificial, sobre personas totalmente artificiales en un entorno totalmente artificial; de ahí la actitud mundana hacia las locuras del enamoramiento romántico, y la burla de los dispositivos de la trama estándar de Hollywood que prevalecieron hasta ese momento. 

Aparentemente mostrada como un romance ligero, la historia examina el destino de un hombre mayor, cortés y respetuoso, que se enamora tontamente de una zorra interesada que es indiferente a su adoración, y sufre por su pasión; narrada a modo de un cuento espantoso, es también una parábola precisa, sin adornos y sin corazón de la eterna humillación del hombre en la lucha sexual; donde la gran Marlene Dietrich se muestra como una diabólica y devastadora vividora que blande su crueldad con quien se le presente, aun sin motivación, solo por que quiere y puede... 

Así, el horror y patetismo cae sobre un hombre esclavo de una mujer que no tiene la intención de satisfacer sus deseos, y que perversamente se divierte con su propio sufrimiento. 

La película, apropiadamente titulada, es porque el diablo descrito en La Biblia es alguien que puede hacer que las cosas dañinas nos parezcan más atractivas.  

Ese parece ser el tema:  

El hombre es débil y una mujer hermosa puede obligarlo a hacer cosas de las que se arrepentirá.   

Sin embargo, el título original propuesto por von Sternberg fue “Caprice Espagnol”, una referencia a la suite orquestal homónima del compositor ruso Rimsky-Korsakov, de la cual varias selecciones acompañan a la película; pero Lubitsch, director de Paramount en ese momento, cambió el título, a lo que von Sternberg comentó más tarde:  

“Aunque la intención poética de Lubitsch, de sugerir la alteración del sexo del diablo estaba destinada a ayudar a vender la imagen, no fue así; de ahí que la interpretación altamente sofisticada de la película, de una presunción romántica convencional, dejó a la mayoría confundido o aburrido. 

Eso sí, con un aspecto de ensueño y una trama de pesadilla, presenta imágenes tan persuasivas que son prácticamente palpables. 

Del reparto: 

Fascinante, tímida, engañosa, y absolutamente seductora, Marlene Dietrich domina la película como una zorra de corazón helado, que llena su camino con los cuerpos destrozados y las vidas desperdiciadas de los hombres a los que ha traicionado.  

Con los párpados pesados asomándose por su rostro inquietantemente hermoso, es la imagen misma de la seducción sardónica; mientras Lionel Atwill exhibe la profundidad de su talento actoral y nos muestra a un hombre plenamente consciente de su completa degradación; y César Romero, en uno de los mejores papeles de su carrera temprana, continúa más que adecuadamente la tradición del “Latin Lover”, pero con un giro; pues aquí hay un héroe romántico que no es lo suficientemente fuerte como para escapar de la telaraña de la tarántula alemana. 

Lo más sorprendente de todo es que von Sternberg creó una obra maestra de simbolismo cinematográfico, con insinuaciones tan abundantes que es increíble que pasara El Código de Producción; no obstante, la película fue prohibida en España, tanto que el gobierno español envió una queja oficial a Paramount, exigiendo la destrucción de sus negativos. 

La acusación era absurda, ya que von Sternberg nunca había sido un realista, le preocupaban las historias dramáticas, el relato colorista, la iluminación contrastada; y España es meramente una metáfora de lo desconocido, de las fronteras...  

La sentencia fue marcarla como “una película maldita” durante muchos años; tanto que el film desapareció... hasta 1959, con motivo de una retrospectiva de Joseph von Sternberg, que Marlene proporcionó una copia que tenía guardada, siendo también la única película de la que Marlene conservó una copia personal; y así pudo recuperarse desde entonces hasta hoy. 

“Bésame... y te romperé el corazón” 

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