I'm No Angel

Terminando de ver “I'm No Angel” (1933) de Wesley Ruggles con Mae West, Cary Grant, Gregory Ratoff, Edward Arnold, Ralf Harolde, Kent Taylor, Gertrude Michael, Russell Hopton, Dorothy Peterson, William B. Davidson, Gertrude Howard, Dennis O'Keefe, entre otros. 

Comedia musical que sigue a una artista de circo que busca una vida mejor en compañía de hombres ricos de New York que le genera complicaciones cómicas improbables en el camino. 

Considerada una de las películas que cambiaron el cine de Hollywood, el filme tiene mucho logro que reconocer: 

Mae West recibió el crédito exclusivo de la historia y el guión, siendo una de sus películas que no fue sometida a una fuerte censura; por lo que muchos historiadores del cine la citan como “uno de los factores que desataron la creación del estricto Código de Producción de Hollywood que pronto siguió.  

Al tiempo, esta película fue el mayor éxito del año de Paramount; y la película favorita de Franklin Roosevelt. 

Pero quedó en la historia como una película taquillera que llevó a West al estrellato como una mujer muy controvertida.  

Y esto que a principios de la década de 1930, sus películas fueron un factor importante para salvar a Paramount Pictures de la bancarrota; y durante los tiempos difíciles de La Gran Depresión, muchos espectadores respondieron con entusiasmo, especialmente a su interpretación de “una mujer del lado equivocado de la ley social” que logró el éxito tanto económica como socialmente. 

También, el filme quedó como uno de los más importantes en el inicio de la carrera de Cary Grant, que protagonizó junto a ella por 2° y última vez; aunque Grant permaneció molesto durante décadas porque West a menudo se atribuía el mérito de su carrera, a pesar de que había hecho películas importantes antes... 

El filme tiene momentos para la historia del cine y de la mujer liberada en el cine en una época tremendamente liberal que pronto sería encorseta y prohibida, y por ello contiene muchos momentos memorables, como la gran declaración de culpabilidad de Mae en La Corte, donde pone a cada hombre en su lugar y se gana la admiración del juez; todo el filme está sazonado con una broma memorable tras otra mientras rompe látigos, desaíra “snobs”, retoza con sus doncellas negras, y acecha al dispuesto Cary Grant con considerable aplomo.   

Por otra parte, según el título, podría haber sido una fantasía de comedia centrada en un “ángel caído”, pero según cuenta la historia, se trata del ascenso de una mujer despreocupada desde la carpa del circo hasta el ático de Park Avenue. 

Por tanto, es difícil darse cuenta ahora de lo radical que fue el ataque de Mae West a las opiniones victorianas sobre las mujeres y el sexo; pues en un mundo en el que se esperaba que “las buenas mujeres” fueran vírgenes antes del matrimonio y nunca disfrutaran del sexo en un mundo donde los hombres eran incuestionables; una mujer que lo hacía, era desterrada de la buena sociedad como “bienes dañados” 

Por ello, West llegó a la pantalla de cine como una bomba nuclear, por ejemplo, tomó el personaje original victoriano, “el vampiro”, que todavía estaba vigente en 1933, y lo puso patas arriba: 

A los vampiros les gustaba el sexo, algo que se suponía que ninguna “buena mujer” debía admitirlo, y seducían a hombres casados, destrozaban hogares, destruían familias, y eran odiados por otras mujeres... pero Mae revirtió todo esto: 

Era abierta y franca acerca de amar a los hombres y amar el sexo, pero nunca fue una destructora de hogares, y en sus películas siempre es una buena amiga para otras, a menos que, como la inolvidable y mojigata Miss Hatton en esta película, la atacó primero. 

No olvidar que los estadounidenses en 1933 estaban acostumbrados a historias en las que las mujeres buenas y decentes no tenían interés en el sexo, y desaprobaban a las que sí lo tenían, y las mujeres sexys eran malas, corruptas y, en general malvadas.  

Mae ataca esta visión desde el principio hasta el final de esta película porque su heroína, siendo sexy no es una devoradora de hombres, sino una mujer generosa y de buen corazón que le gusta y ha sido justa con todos los hombres con los que ha salido, incluso el carterista Slick... 

Es por eso que West revela a la virgen mojigata Miss Hatton como una presumida y desagradable que odia a los hombres, en la que hombres o mujeres no confían.  

Es filme es un milagro por haber logrado dinamitar la hipocresía de la madonna/puta victoriana y otros dobles raseros con tanta eficacia, mientras entretenía a las masas y ganaba una fortuna en el proceso. 

Una moraleja más es que la verdadera moralidad no tiene nada que ver con el sexo; que la decencia, la bondad, la justicia y la generosidad son las que hacen buena a una mujer, sin evitar y desaprobar el sexo. 

Total, sorprende mucho que la comedia fuera tan efectiva para la audiencia de hoy, considerando que la película se hizo hace 88 años. 

“Cuando soy buena soy muy buena; pero cuando soy mala, soy mejor” 

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