L'homme blessé

Terminando de ver “L'homme blessé” (1983) de Patrice Chéreau con Jean-Hugues Anglade, Vittorio Mezzogiorno, Roland Bertin, Lisa Kreuzer, Claude Berri, Hammou Graïa, Gérard Desarthe, Armin Mueller-Stahl, Annick Alane, Sophie Edmond, entre otros.   

Drama de temática gay, que sigue a un joven cuando descubre su homosexualidad y comienza una relación con un agresor, manipulador y delincuente de poca monta que conoce en una estación de tren; un hombre involucrado en el mundo de la prostitución, y sintiendo pasión por ese hombre mayor, el joven intenta prostituirse para ganarse su amor. 

El filme se enfoca en la pasión de un adolescente por otro hombre, sobre el amor abrumador, aquel amor a primera vista como una iniciación a las desgracias. 

Recordar que los temas del director Patrice Chéreau son la complejidad del pasaje de la adolescencia a la edad adulta, la primera emoción adolescente, la dificultad de amar, el tráfico de sentimientos, el amor duro, violento discordante pero amor a pesar de todo, y el amor loco en medio de la prostitución; por lo que aquí revela la homosexualidad en la década de 1980, premonitoria al SIDA; y describe una cierta felicidad en la marginalidad, escenificando situaciones de coqueteo entre copas, donde el prostituto, el vagabundo, el maricón y los jóvenes se mezclan en un asombroso cóctel de hedor y vaselina. 

Pero también es una película muy oscura y siniestra, llena de pasiones extremas con un final crudo y violento, que es conmovedor y perturbador, pues contempla la colisión de la juventud apasionada y anhelante de amor, con la crueldad cínica y hastiada de la juventud perdida en la figura del estafador mayor.  

No es una película agradable, no obstante contiene un guión lleno de gestos con una poderosa fuerza narrativa para hacer ver a 2 hombres que buscan encontrar su propia manera de sobrevivir.  

Del reparto, la sentida interpretación de Jean-Hugues Anglade como el joven intenso, melancólico y decidido, es conmovedora, aunque le falta profundidad para saber por qué es como es... aunque el final es revelador pues nos habla de lo que pudo haberle pasado a aquel amigo que tuvo; sin olvidar a Vittorio Mezzogiorno, que nos entrega una imagen del objeto de deseo que pretende desvincularse de la adoración de un joven al que no quiere dañar. 

Así, ambos adornan esta extraña historia de lujuria, deseo y alienación; por desgracia para la época de la realización, el guión es deliberadamente turbio y sórdido, y el efecto general deja a uno con un espíritu abatido; aún así, el filme es valiente, trasgresor y hasta profético. 

El filme puede emparejarse con “La Ley del Deseo” (1987) de Pedro Almodóvar, que muestra personajes condenados por la pasión antes del SIDA; al tiempo que muestra la brutalidad del contacto masculino, de cómo un joven no puede entender la explotación sexual y cómo se deja arrastrar por ella.  

En el fondo se muestra abiertamente la confusión entre los hombres que realmente no se identifican como homosexuales, y deambulan por las estaciones de tren en busca de sexualidad; en el caso concreto, 2 hombres heridos destruidos por “l'amour fou” y somos nosotros como sociedad los que hemos llevado a esta destrucción.  

Como dato, el director es conocido por su amor al arte, y la escena final hace honor al cuadro homónimo, pintado entre 1844 y 1854 por Gustave Courbet, que representaba a un joven recostado contra un árbol, con los ojos cerrados parece dormido, y sostiene con su mano parte de la amplia capa que lo cubre, con una mancha de sangre sobre su camisa, al nivel del corazón y la espada a su lado, hace pensar en un duelo que ha terminado mal... 

Años más tarde se descubrió que habían 3 cuadros superpuestos: 

Una primera escena mostraba una cabeza de mujer; la segunda representaba a 2 amantes, descansando tomados de la mano, uno es Gustave Courbet más joven, en 1844; y la tercera modificación es la que permanece. 

En esa época, el lienzo era caro y, para ahorrar dinero, Courbet habría vuelto a pintar sobre el propio lienzo; así que según parece, después de que su pareja, Virginie Binet le abandonara en 1851, llevándose a su hijo, Courbet la suprimió del cuadro, sustituyéndola por una espada y la herida en el corazón.  

Ahora se representa como lo que era, un hombre herido por el abandono de la amada. 

Así lo explicó el mismo artista en una carta a su amigo Proudhon: 

“La verdadera belleza solo se encuentra en el sufrimiento… es por ello que mi duelista moribundo es hermoso” 

RECOMENDADA. 




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