Splendor in the Grass

Terminando de ver “Splendor in the Grass” (1961) de Elia Kazan con Natalie Wood, Warren Beatty, Pat Hingle, Audrey Christie, Barbara Loden, Zohra Lampert, Sandy Dennis, Phyllis Dillier, Gary Lockwood, entre otros.   

Drama ganador del Oscar al Mejor Guion Original, se basó en personas que el guionista William Inge conoció mientras crecía en Kansas en la década de 1920, los llamados “locos años 20”, años sin preocupaciones que finalmente llevaron a la dura realidad de La Gran Depresión; por lo que cuenta la historia de amor, angustia y represión sexual entre 2 adolescentes y su crudo paso a la adultez; donde subyace el conflicto sobre dejarse llevar por el deseo a pesar de ver lejos la posibilidad de matrimonio. 

La historia trata sobre cómo el prejuicio y la moral ciega destruyen un gran amor, donde el sexo no debería ser un problema tan grande entre 2 personas que se aman, pero las enormes presiones externas para hacerlo o abstenerse de hacerlo causan confusión, dolor y sufrimiento. 

También es una película sobre las incomprensiones entre padres e hijos, las todavía rígidas convenciones sociales y sobre los tabúes existentes en cuanto al sexo, muchísimo antes de La Revolución Cultural y Moral de los años 1960.   

Y Elia Kazzn es un maestro en capturar esos momentos angustiosos de adolescentes y posadolescentes de vulnerabilidad emocional y duda, especialmente en lo que respecta al amor/odio entre los jóvenes y sus padres; al tiempo que es un recordatorio de que los recuerdos nostálgicos de la aparente inocencia y felicidad de la juventud, son probablemente ilusiones, y también una insinuación irónica de que aparentemente hay algo idealista perdido o comprometido cuando entramos en la edad adulta.   

Sobre el tiempo transcurrido también nos habla, y la edad misma de la película hace que su mensaje sea aún más poderoso: 

Amor perdido, tiempo que avanza, personas que intentan dejar el pasado en el pasado y seguir adelante, estos mensajes de alguna manera se vuelven más realistas y conmovedores por el conocimiento del paso del tiempo que ha ocurrido desde que se hizo esta película, y nos vemos nosotros mismos al espejo, haciendo una retrospección de nuestra propia vida; y esto porque la película trata sobre el primer amor de una manera que pocas otras películas lo han hecho.  

Ciertamente, una película de hoy que examine el tema no sería tan premonitorio; y uno podría pensar que la película no es realista debido a los arrebatos y a los adolescentes casi demasiado frágiles; por lo que es fácil reírse y decir lo estúpido e ignorante que es el amor a esa edad, pero para aquellos que lo han vivido y sentido, creo que sería difícil ver esta película tan descabellada de todos modos.  

O incluso burlarse de los personajes y su comportamiento desesperado; después de todo, nos enfrentamos a una época en la que el suicidio se encontraba entre las principales causas de muerte de adolescentes y jóvenes de 20 años, y uno de los factores principales fueron las rupturas con los primeros amores... algo que lamentablemente todavía afecta. 

Del reparto, Pat Hingle da una actuación contundente como el padre rico en petróleo, empujando y golpeando el corazón de su muchacho; mientras Audrey Christie es envolvente implacablemente como la dulce y pegajosa madre de la joven. 

Lamentablemente, la madre del primero y el padre de la segunda tienen poco peso, pero la primera se va en miradas de una mujer suprimida por el esposo, mientras que el padre de la muchacha tiene una mejor escena final que lo redime de su silencio... recordar que él tiene una hija, y “entonces” eran asuntos de la madre... 

La pareja protagonista es formidable: 

Warren Beatty en su debut es sorprendentemente hermoso, como un muchacho amable, decente y robusto, cuyo agotamiento emocional y derrota son el patetismo profundo de la película; aunque exagerado en la pose, se siente la frustración social que pesa sobre él y que su padre espera que sea... mientras Natalie Wood tiene una belleza y un “resplandor” que la llevan a través de un papel de violentas pasiones y depresiones con una pureza y una fuerza inmaculadas.  

Hay poesía en su interpretación, y sus ojos en la escena final, revelan el significado moral y la realización emocional de esta película. 

Curiosas las escenas de bañera ahogando sus penas o de la catarata, pues décadas después La Wood moriría ahogada bajo todavía extrañas circunstancias. 

El filme también obtuvo una nominación al Oscar a la mejor actriz principal para Natalie Wood, que realizó aquí la mejor interpretación de su carrera. 

Al tiempo que supuso el debut en el cine de Beatty, también lo fue para Charles Knox Robinson, el mismo Inge, Sandy Dennis, Marla Adams y Phyllis Diller. 

En el fondo, esta fue una película escandalosa que rompió todas las barreras y la expuso a la vanguardia, pues hablada y exponía el alcoholismo en la juventud, el aborto y el matrimonio adolescente, las relaciones sexuales en la adolescencia, el furor sexual que se hablaba entre mujeres y que era tabú entre hombres... el desnudo... y entre muchas cosas, curiosamente presenta el primer beso francés en una película de Hollywood, el cual ocurre entre Beatty y Jan Norris durante la escena de la cascada.

Con todo, la película tiene sus excesos teatrales y se queda corta en lo idealista, porque su moral sigue sin resolverse; sin embargo, es una película de primer orden y uno de los pocos dramas estadounidenses importantes; una historia bastante melodramática sobre 2 personas enamoradas en un momento en el que todos les decían que no lo estuvieran.  

De hecho, es un símbolo de las restricciones que ejercen sobre cualquiera de nosotros que alguna vez nos hemos involucrado seriamente con alguien; y nos habla no solo como amantes, sino también como seres humanos que desean compañía y los grandes dolores por los que pasaremos para que eso suceda. 

Finalmente decir que el título de la película procede del poema de 1804 de William Wordsworth “Ode: Intimations of Immortality”, recogido en “Recollections of Early Childhood” y en la colección de 1807, “Poems, in Two Volumes”, que el personaje de Wood recita en una escena en el instituto, en clase de literatura... y se oye al final: 

“Aunque nada pueda devolvernos los días del esplendor en la hierba y de la gloria en las flores, no habremos de entristecernos, sino más bien reconfortarnos con lo que ha quedado” 

RECOMENDADA. 




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