Gala Lírica desde Sevilla

“Près des remparts de Séville chez mon ami Lillas Pastia, J'irai danser la Séguedille el boire du Manzanilla…”

A pesar de las 153 óperas con argumentos ambientados en Sevilla en España, esta ciudad no contaba con instalaciones adecuadas para acoger este tipo de eventos.
Lo más parecido que había tenido Sevilla a un Teatro de La Ópera fue El Teatro San Fernando, que abrió en 1847, y fue derribado en 1973.
En ese Teatro se representaron centenares de óperas, y logró fama internacional en la década de 1860.
Para 1985, ocurrió un deseo esperado por todos:
La Diputación Provincial de Sevilla, presidida por Ángel del Pino, compró el solar público donde había estado un Cuartel de La Maestranza de Artillería; y tras él, aún se conserva La Antigua Maestranza de Artillería, que fueron las atarazanas medievales.
Posteriormente, La Diputación sacó un concurso para la realización de un auditorio cubierto polivalente; y los escogidos para realizarlo en 1987, fueron los arquitectos Aurelio del Pozo y Luis Marín.
El coste de la infraestructura fue de, entonces 1.600 millones de pesetas, unos 9,616.194 €
Las obras comenzaron el 10 de febrero de ese año, y contribuyeron económicamente La Diputación, El Ayuntamiento y La Junta de Andalucía.
Así nación El Teatro de La Maestranza de Sevilla; ubicado junto a La Torre del Oro y a La Plaza de Toros de La Real Maestranza, cerca del río Guadalquivir.
El Teatro se alza en El Arenal de Sevilla que, a orillas del río, centró las actividades militares y portuarias de la ciudad, y fue, desde 1503 a 1680, el lugar de partida y llegada de la flota de Indias por el monopolio del comercio con América y las Filipinas.
Es este el marco que sirve de escenografía a la bella Sevilla Romántica, que inspiró muchas obra musicales, algunos protagonizados por personajes como:
Fígaro, Carmen o Don Giovanni, cuya extraordinaria universalidad y potencia mítica, han convertido a Sevilla en un legendario decorado operístico de tanta rotundidad que ha merecido el apodo internacional de “Ciudad de La Ópera”
El edificio del Teatro acumula, a su vez, gran solera, pues se alza en el solar ocupado desde el siglo XIX por La Maestranza de Artillería, dispuesta en 1587 por Felipe II en Las Reales Atarazanas, hoy a espaldas del Teatro, reconstruidas en 1252 por Alfonso X “El Sabio” sobre las anteriores del siglo IX.
De la antigua dedicación del edificio militar preexistente, toma El Maestranza su nombre, conservando del mismo, la fachada de corte neoclásico del siglo XIX.
Se inscribe el edificio en un entorno cercano al conjunto, Patrimonio de La Humanidad, de La Catedral con la Giralda, Real Alcázar y El Archivo General de Indias próximo a La Casa de la Moneda; y no muy lejos de La Fábrica de Tabacos y de La Plaza de Toros, escenarios donde transcurre precisamente la ópera “Carmen” de Georges Bizet.
Frente a La Torre del Oro y el río, junto a Las Atarazanas góticas y a la fachada barroca de La Iglesia de la Santa Caridad, con sus jardines decimonónicos presididos por la estatua de Don Miguel de Mañara, fundador del Hospital frontero y lejano inspirador, para muchos, nació el mito del “Don Juan”, “Don Giovanni” para Mozart.
Especial importancia adquirieron en los trabajos previos los estudios de acústica destinados al auditorio, con un volumen próximo a los 20.000 m3, y capacidad para 1.800 espectadores.
Asesorados por El Profesor Lotha Cremer, los autores buscaron el tiempo ideal de reverberación, y las mejores condiciones para la recepción del sonido directo y los reflejados; y crearon para ello una topografía de formas convexas, planos truncados, terrazas... que rompiese la concavidad acústica del interior de la sala, y destruyese la posibilidad de focalizaciones sobre la audiencia.
Se puso especial cuidado en la calidad de los materiales, aislamientos y reflectores acústicos; incluso las butacas “Carmen”, creadas para este espacio por Aurelio del Pozo, la gran lámpara o la estructura de madera que cubre la sala, “la margarita acústica”, combina la funcionalidad con la estética.
Tanto la decoración como el mobiliario, están diseñados para la comodidad del espectador, la completa visión del escenario, y mejor percepción del sonido.
A mediados de 1988, y ante la inminencia de la celebración de La Expo Sevilla ‘92, que precisaba un espacio para acoger su magno programa lírico y sinfónico, se decide reconvertir la caja escénica, en un escenario capaz de acoger espectáculos operísticos de forma compatible con los conciertos de las grandes formaciones sinfónicas, si bien esas modificaciones, que extienden la planta de escena de los 400 m2 originales a 700 m2; otros cambios del proyecto original, afectaron a cuestiones técnicas muy precisas derivadas del tratamiento de la acústica para responder a las diferentes demandas sonoras que requieren el tratamiento de la voz de la ópera y el de la orquesta en un concierto sinfónico, mediante la instalación de una compleja corona formada por 250 cilindros forrados por coquillas de fibra de vidrio colgados de un raíl ocultos en la cara interna de una galería, y que entran o salen de sala, según la necesidad del espectáculo, desplazados por carriles motorizados.
La Sala Principal tiene forma cilíndrica, con una capacidad para 1800 espectadores, poseyendo una cúpula de 47,20 metros y una boca de escena de 18,9x9,5 metros.
Se distribuye en platea, 2 terrazas, un balcón y paraíso.
En el año 2007 se hizo una reforma que duplicó el tamaño del escenario, que pasó de 800 metros cuadrados a 1,600.
Esta obra costó 10.300.000 €, que corrió a cargo del Ayuntamiento, La Diputación, La Junta y El Ministerio de Cultura.
En la reforma se añadió espacio a base de añadir un cuerpo arquitectónico en un patio trasero del edificio.
Por ello, y gracias a su acústica variable, se pueden representar distintos espectáculos, desde óperas hasta conciertos de música clásica y recitales, pasando por flamenco, ballet y zarzuelas.
Además de la sala principal, el complejo contiene salas de teatro experimental, exposiciones, conferencias y un centro de investigaciones culturales.
Es de destacar La Sala Manuel García, en la que se representan óperas de cámara y pequeño formato.
Asimismo, El Teatro de La Maestranza es sede de La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS) que no solo participa habitualmente en las representaciones operísticas, sino que a lo largo de la temporada desarrolla aquí una intensa temporada de conciertos.
También en la reforma de 2007 se incorporó una sala de ensayos exclusiva para la ROSS.
La gran novedad de la sala, que tiene un volumen de unos 20.000 metros cúbicos, es la introducción de un sistema de absorción de sonido que permite variar los tiempos de reverberación.
El sistema lo han ideado Aurelio del Pozo, el arquitecto director de la obra, y Alfonso García Senchemers, asesor d sonido, y consta de una serie de cilindros de vidrio, cuyo número puede hacer que el tiempo de reverberación varía desde los 2 segundos, que necesitan las salas sinfónicas, hasta 1 segundo, tiempo ideal para la ópera.
Todo dispuesto, El Teatro de La Maestranza de Sevilla abrió sus puertas el 2 de mayo de 1991, con la presencia de La Reina Sofía y el vicepresidente del Gobierno, Narcis Serra, con un concierto de La Orquesta Sinfónica de Sevilla; en un escenario de grandes dimensiones con telares mecanizados, y un sistema de sonido propio y adaptable que bien puede albergar 19 montajes diferentes.
También, como no podía ser de otra manera, dentro de la programación inaugural se contó con una Gala Lírica, retransmitida por 14 canales de televisión europeos, donde cantaría los más grandes cantantes líricos españoles; que según su entonces Director Artístico, Lluís Andreu, será “la envidia de los directores de todos los teatros de ópera del mundo.
La ópera es el espectáculo más completo que existe y el que necesita de más infraestructura, por eso, en este espacio podrán ofrecerse todo tipo de montajes, desde conciertos hasta teatro, cine o ballet”
“Canta, mendigo errante, cantos de tu niñez, ya que nunca tu patria volverás a ver…”
Gala Lírica desde Sevilla es un musical del año 1991, dirigido por Ángel Luis Ramírez.
Protagonizado por Jaime Aragall, Teresa Berganza, Montserrat Caballé, José Carreras, Plácido Domingo, Alfredo Kraus, Pedro Lavirgen, Pilar Lorengar, Juan Pons, Edmond Colomer, Enrique García Asensio, Luis Antonio García Navarro, entre otros.
Fue gracias a La Exposición Universal de Sevilla 1992, conocida popularmente como “Expo'92” o “La Expo”, celebrada en 1992 en la ciudad española de Sevilla, que provocó un proyecto cultural de gran envergadura para la ciudad, una que no contaba con un teatro moderno para el montaje especialmente operístico y de música clásica.
Así, con La Expo, realizada para conmemorar “La Era de Los Descubrimientos”, se hizo realidad el sueño de todos los sevillanos.
También, y muy curiosamente, en 1991, Los Premios Principe de Asturias de Las Artes fueron concedidos a los cantantes líricos españoles “por su aportación relevante al Patrimonio Cultural de La Humanidad.
Y ellos fueron:
Victoria de los Ángeles, Teresa Berganza, Montserrat Caballé, José Carreras, Pilar Lorengar, Alfredo Kraus y Plácido Domingo.
De ahí la importancia capital para celebrar estos 3 eventos grandes de España:
La Expo, la inauguración del Teatro y Los Premios con un concierto junto a La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla y El Coro del Gran Teatro de Córdoba.
Sin embargo, una semana antes, el día 2 de mayo tuvo lugar un Concierto de Inauguración con La Orquesta Sinfónica de Sevilla, al piano estuvo Rafael Orozco; bajo la dirección de Vjekoslav Šutej, en un programa con música de:
Ruperto Chapí, “El tambor de granaderos”, de Sergei V. Rachmaninov, “Concierto para piano y orquesta Nº 2 en Do menor, Op. 18”, y de Nicolai Rimsky-Korsakov, “Shéhérezade, suite sinfónica, Op. 35”
Y el día 10 de mayo, La Gala Lírica a cargo de los directores de orquesta:
Edmond Colomer, Enrique García Asencio, Luis A. García Navarro, y Plácido Domingo, que también contribuyó como “supervisor/coordinar musical”, con La Orquesta Sinfónica de Sevilla.
El Director Titular, Vjekoslav Šutej; y El Coro del Gran Teatro de Córdoba con El Director Titular, Carlos Hacar
El espacio escénico y la dirección del montaje estuvo a cargo de José Luis Castro; el diseño de iluminación por Juan Gómez; la dirección técnica de Antonio Moreno; y los solistas:
Teresa Berganza, Montserrat Caballé, Pilar Lorengar, Jaime Aragall, José Carreras, Plácido Domingo, Alfredo Kraus, Pedro Lavirgen, Juan Pons, entre otros; con obras de Giménez, Verdi, Rossini, Donizetti, Bizet, Puccini, Fernández Caballero, Serrano, Barbieri, Catalani, Massenet y Sorozábal.
La noche estuvo llena de ópera, solo, dúos; con piezas musicales, como oberturas e intermedios, de óperas y zarzuelas, y un ensamble final con todos los cantantes.
La dirección fue correcta, con buen subtitulaje para los intérpretes y las piezas que cantaron, un detalle que muchos eventos han pasado por alto, y que es de suma importancia para el espectador no acostumbrado a la lírica y la zarzuela.
“No puede ser, esa mujer es buena, no puede ser una mujer malvada, en su mirar, como una luz singular, he visto que esa mujer es una desventurada!”
El Teatro de La Maestranza, lidera la oferta cultural de Andalucía, y pertenece al grupo de teatros de ópera de referencia internacional en España, donde la ópera, la danza, los conciertos sinfónicos, los recitales solistas de grandes estrellas internacionales; así como el flamenco o la música de cámara se nutren con una oferta muy variada, respaldada masivamente por el público, y avalada unánimemente por la crítica especializada.
Todo empezó con una Gala Lírica, que La Reina Doña Sofía presidió para inaugurarlo que, acondicionado para representaciones líricas, es el mayor y más moderno de los escenarios con que contará Sevilla para las celebraciones de 1992.
Una semana antes, el concierto inaugural corrió a cargo de La Orquesta Sinfónica de Sevilla, dirigida por el yugoslavo, Vjekoslav Šutej, que interpretó obras de Ruperto Chapí, Sergei Rachmaninov y Nicolai Rimsky-Korsakov, y fue ovacionada por el público.
Acompañaron a La Reina, El Vicepresidente del Gobierno, Narcis Serra, y El Presidente de La Junta de Andalucía, Manuel Chaves.
Pero para La Gala, días antes se formaron colas para el programa, hasta el punto de que los responsables se vieron obligados a dar explicaciones sobre el número de entradas que han entregado por protocolo...
No obstante, el programa real, completo no fue transmitido en TV y mucho menos fue incluido en su totalidad para la comercialización en disco compacto, este es un hecho que muchos eventos han continuado, supongo, debido al espacio o pedido de los interpretes; no obstante, tanto el formato de video como el disco, contienen al menos los momentos más emotivos del espectáculo inaugural.
El programa incluyó:
“La Torre del Oro” El Preludio a cargo de Edmond Colomer.
“Macbeth” el aria de Macduff “O figli, O figli miei!... Ah, la paterna mano” a cargo de Plácido Domingo.
“Alma de Dios” La Canción Húngara “Canta mendigo errante” por Pedro Lavirgen.
“Carmen” La Seguidilla “Près des remparts de Séville” por Teresa Berganza.
“La Fille du Régiment” el aria “L'amour, qui m'atourné... Ah! mes amis” por Alfredo Kraus.
“Rigoletto” el aria “Cortigiani, vil razza dannata” por Juan Pons.
“Tosca” el aria “E lucevan le stelle” a cargo de Jaime Aragall.
“Le Cid” el aria “De cet affreux... Pleurez, pleurez mes yeux” por Montserrat Caballé, orquestado por Plácido Domingo.
“Tancredi” el aria “Tu che accendi... Di tanti palpiti” a cargo de Teresa Berganza.
“La Wally” el aria “Ebben? ... Ne andrò lontana” por Pilar Lorengar.
“La Forza del Destino” el dúo “Invano, Alvaro” a cargo de Plácido Domingo y Juan Pons.
“La Tabernera del Puerto” la romanza “No puede ser” por José Carreras.
“El Barberillo de Lavapies” la canción “Como nací en la calle de la paloma” por Pilar Lorengar.
“Rigoletto” el aria “La donna e mobile” por Alfredo Kraus.
“Carmen” La Habanera “L'amour est un oiseau rebelle” por Teresa Berganza.
Y el finale, de “La Traviata” el brindis “Libiamo ne' lieti calici” con todos los cantantes y coros de La Gala Lirica, aunque no todos cantaron.
Y ese fue algo que me llamó poderosamente la atención…
Primeramente, el espectáculo que vi contenía casi los 100 minutos, es decir, 1 hora y 40 minutos, donde hubo al menos 2 piezas para cada cantante, o al menos hubo uno solista y otro en dúos… donde algunos no repitieron como Pedro Lavirgen…
¿Por qué?
Hubo un distanciamiento hacia el barítono Juan Pons y Teresa Berganza que se notó en la participación del finale… donde no cantaron…
¿Por qué?
Es conocido que para entonces, Plácido Domingo era la mega estrella de la noche por su tremendo legado, aun hasta entonces, pues hoy es más grande, casi inmenso, que haya sido parte de la supervisión/coordinación musical… y tras de eso, cantó en solitario y en dúos, y además, condujo la orquesta… acaso era una ventanilla por su participación en La Ópera de Washington, por su “Carmen” para La Expo, por su proyecto de “Operalia” y “Los 3 Tenores” que excluyó a Alfredo Kraus, donde en este concierto demostró que estaba en grandes condiciones vocales, algo inaudito para un tenor de su edad…
Más allá de “la celebridad”, se pudo notar que Plácido Domingo es una persona muy autoritaria… aunque con unos resultados magníficos.
Eso es innegable.
Otras de las voces que demostraron una gran brillantez era Montserrat Caballé que para entonces estaba a unos años de su retiro, y de haber colaborado con Freddy Mercury con “Barcelona”
Al igual que Pilar Lorengar, demostró que estaba en excelentes condiciones al igual que el barítono Juan Pons y José Carreras; no así Jaime Aragall y Pedro Lavirgen, que se les notó cansado el primero y muy fuera de tono el segundo; mientras Teresa Berganza fue muy cuidadosa en excederse de sus facultades, aun demostrando el brillo y la sonoridad sin excesos.
La Gala queda en definitiva, como una reunión de cantantes alrededor de sucesos que conmocionaron a España en la cultura y el arte lírico, un documento rodado de manera excelente, tanto en imagen como en sonido, no se puede pedir mejor.
“Como nací en la calle de la Paloma, ese nombre me dieron de niña en broma.
Y como vuelo alegre de calle en calle, el nombre de Paloma siguen hoy dándome”
El Teatro de La Maestranza recibe anualmente ayuda económica del Ministerio de Educación y Cultura, La Junta, La Diputación y El Ayuntamiento; de 117 de patrocinios privados; 314 de taquilla; y 60 de alquiler de producciones.
Y desde aquel 2 de mayo de 1991, el teatro comenzó así una andadura en la que buscaba una personalidad cercana a lo que es un teatro musical.
Gracias al Teatro de La Maestranza, ahora hay una afición a la lírica en Sevilla; donde los 3 pilares esenciales son:
La ópera, con una media de 4 títulos por temporada, que a veces llegan a 5; los conciertos y la danza.
A eso hay que añadir que el teatro es el receptor de otras actividades, como:
El Pregón de La Semana Santa, La Bienal de Flamenco, y El Festival de Música de Cine, entre otros.
Así, a pesar de tener capacidad para acoger todo tipo de eventos musicales, se ha convertido en El Teatro de La Ópera de la ciudad por ser el sitio escogido para ese tipo de eventos tras su inauguración.
Posteriormente, el 5 de diciembre de 1991, se inauguró junto a la fachada principal, una estatua de bronce del compositor austríaco Mozart, obra del pintor y escultor Ronaldo Campos; y desde 2003, Las Medallas de Andalucía y los títulos de “Hijo Predilecto de Andalucía” se entregan allí cada 28 de febrero.
No obstante, este teatro también tiene su “mal recuerdo”
El 16 de julio de 1992, durante un ensayo para una actuación de La Ópera Nacional de París del “Otello” de Verdi, una plataforma suspendida que formaba parte del escenario, colapsó matando a una mujer miembro del coro, e hiriendo a otras 41 personas, varias de ellas seriamente...
Hoy, el crecimiento del Teatro de La Maestranza y la relevante posición estratégica que ocupó a finales de los años 90, en el contexto de un país cuya cabecera operística ostentaba pues, El Gran Teatro del Liceu de Barcelona que ardió en 1994, y El Teatro Real de Madrid reabierto en 1997; confiere el impulso definitivo que precisa para abordar la imprescindible expansión y mejora de su espacio escénico y su maquinaria técnica.
Así fue entre 2005 y 2007, y por un importe de 10,318.000 euros, sin suspender su actividad, cumpliendo a rajatabla su presupuesto de obra y, cuando hay producción de ópera, con hasta 300 trabajadores congestionando el edificio, El Maestranza cambió radicalmente de tripas, y se convirtió en un teatro rabiosamente moderno.
La mutación fue un asombroso renacimiento; y el teatro, al fin conquistadas para sí las infrautilizadas salas de exposiciones del Arenal, ganó 4.500 metros cuadrados, 16 metros de profundidad en el escenario, y una inmensa chácena de 800 metros cuadrados; pero sobre todo, ganó una nueva tecnología de maquinaria y plataformas horizontales deslizantes, formada por 4 carras, cada una, sólo en vacío, pesa 8.000 kilos, que desplazan los decorados, hasta 4, dependiendo del tamaño, a través de un delicado sistema de piñones o cremallera tan exacto que, en su encaje, sólo acepta un margen de error de 2 milímetros, y que al fin, le permiten cohabitar simultáneamente 2 producciones escénicas.
Con esa dotación técnica, que le permite afrontar cualquier reto escénico, por sofisticado que sea.
En definitiva, El Teatro de La Maestranza se ha convertido en un moderno escenario europeo, y da por concluida su gran travesía urbanística, proyectada por un Expo, y pasa a ingresar plenamente al siglo XXI.

“Libiamo, libiamo ne'lieti calici che la belleza infiora.
E la fuggevol ora s'inebrii a voluttà”



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