Que Horas Ela Volta?

“Ninguém pode explicá-lo, você nasce sabendo”

La pertenencia de clase no es un tema menor, ni en el cine, ni fuera de él.
Mal que les pese a los profetas advenedizos del siglo XXI, envalentonados en una retórica de la disolución fuerte de lo político, la conformación de clase organiza la sensibilidad, los sentimientos, la ideas, incluso los conceptos de espacio y tiempo.
No es menor, porque además en la diferencia de clase, hay una consecuencia práctica:
La división del trabajo.
Escribía Charles Dickens, que encontraba más meritorio que unos padres pobres, fueran capaces de atender debidamente las necesidades de sus hijos; le parecía encomiable el hecho de que alguien desahogado económicamente, fuera generoso, e hiciese sacrificios por los suyos, pero estimaba mucho más, cuando estos sacrificios venían de gente que apenas tenía nada, y que era capaz de quedarse sin comer, para ver a su familia bien alimentada.
Eso es algo que sucedía en el siglo XIX, que sucedía antes, y que se sigue produciendo hoy día, porque las clases sociales siempre han existido, y lo seguirán haciendo, pues no todos nacemos iguales.
Tradicionalmente, en las clases pudientes, era común tener a mujeres que se encargaran de la crianza de los hijos, incluso desde los primeros tiempos de lactancia, caso de las nodrizas.
De este modo, personas importantes en los destinos de muchos países, dinastías de reyes y nobles, pasaron sus primeros años, teniendo a otras mujeres, haciendo el papel de madre, generalmente mujeres humildes, que se las vieron y se las desearon para criar a sus propios hijos, al tener que hacerse cargo de los ajenos.
Preocupados por sus fatuidades, o por alcanzar mayores acumulaciones de dinero, las clases altas parecen olvidar con demasiada frecuencia que tienen hijos…
No es raro, que los sirvientes conozcan mejor a los hijos de esta alta burguesía acomodada, que sus propios padres naturales.
Y no sólo el dinero crea barreras, sino también el tiempo que unos pasan en compañía de otros.
Hay un adagio que dice que “padre no es el que gesta, sino el que cría”
¿Cómo filmar la interacción de clases y la incomodidad, si existe conciencia de ella, que supone la asimetría entre el que tiene y dispone, y el que necesita y recibe?
“Mostre-me algum respeito eu sou sua mãe!”
Que Horas Ela Volta? es una comedia brasileña, del año 2015, escrita y dirigida por Anna Muylaert.
Protagonizada por Regina Casé, Camila Márdila, Karine Teles, Lourenço Mutarelli, Michel Joelsas, Helena Albergaria, entre otros.
Originalmente titulado “A Porta da Cozinha” o “La Puerta de La Cocina”, la historia se basó en una experiencia de la directora, Anna Muylaert, con una niñera que cuidaba de su hijo, después de que ella dejó a su propia hija… así, el guión fue reescrito al menos 4 veces por ella, antes de estar listo para la producción, la cual plantea muchos temas, y muy interesantes del universo femenino.
El tema de los cuidados de hijos, por madres que han tenido que migrar, y dejarlos al cuidado de terceras personas, también mujeres, para trabajar cuidando a los hijos de otras mujeres…
Una realidad que llega a los 10 millones de mujeres solo en Brasil, que se dedican al cuidado doméstico, pero que también podemos ver en nuestro entorno inmediato.
La directora, Anna Muylaert, realiza un filme sobre personajes, asumiendo sus roles sociales y, a propósito de ello, los roles familiares, el de la maternidad, que entran en conflicto; y apuesta por encuadrar audiovisualmente las relaciones disfuncionales de una familia de la alta burguesía de São Paulo, en contraposición con los frágiles, pero sinceros vínculos filiales, surgidos entre la sirvienta del hogar, y su joven hija, venida desde el interior del país.
Y de fondo, la ciudad inmensa, con sus múltiples escenarios urbanos, y formas de socialización, que muestra una dura realidad, que no le ha permitido siquiera ser exhibida en su país de origen:
Brasil.
Muy curiosamente, Que Horas Ela Volta?, fue la apuesta brasileña para disputar uno de los 5 lugares en la lista de Mejor Película Extranjera, en la premiación de Los Oscar en 2016; la elección, anunciada por El Ministerio de Cultura, confirmaba las expectativas en torno de la producción; pero finalmente no fue nominada.
Y es que Brasil no obtiene una nominación en la categoría desde 1999, cuando la cinta “Central do Brasil”, de Walter Salles, fue seleccionada para El Oscar a Mejor Película Extranjera.
Puestos en claro, la trama sigue a Val (Regina Casé), una empleada doméstica de Pernambuco, que se toma su trabajo muy en serio:
Sirve a un adinerado matrimonio de São Paulo, conformado por:
Bárbara (Karine Teles), la dueña y señora de la casa, sofisticada creadora de tendencias; el marido de ésta, un apocado José Carlos (Lourenço Mutarelli); y sobre todo, el hijo adolescente de la familia, al que ha criado, y con el que mantiene una relación de cariño maternal muy cercana y especial:
Fabinho (Michel Joelsas)
El orden de este hogar, parece inquebrantable, hasta que un día llega desde su ciudad de origen, la inteligente y ambiciosa hija de Val:
Jéssica (Camila Márdila), a la que había dejado al cuidado de unos familiares en el norte de Brasil, 13 años atrás.
La presencia de la joven, pone en peligro el balance de poder en la casa.
Esta nueva situación, pondrá en tela de juicio las lealtades de Val, y le obligará a valorar lo que está dispuesta a perder…
Por donde pase Jéssica, la dueña la observa con recelo, mientras el esposo la mira con deseo…
Mientras el hijo de esta pareja, toma cierta distancia, producto tal vez de los celos, pues es el hijo que reclama la total atención de su “segunda madre”
Momentos tensos y toques de humor, se suceden mientras la joven ocupa espacios físicos, y no tanto; que hasta entonces estaban vedados para su madre, según una tácita regla que, al tener que pronunciarse en voz alta, desata una guerra en la que no siempre está claro, de qué lado pelea Val.
Que Horas Ela Volta? no necesita enfocar más que un par de veces, la inmensa silueta de la ciudad, para contar una historia que en realidad excede las paredes de la vivienda donde se desarrolla.
Toda la estructura visible de una sociedad, fundada en valores y tradiciones de exclusión, puede tambalear, cuando quienes la sostienen, deciden cambiar de lugar, aspirar a más de lo que parece ser su destino…
Y sin embargo, aunque los de abajo acumulen triunfos, los de arriba nunca parecen fracasar del todo, en un juego de tensiones que no resulta posible resolver fácilmente, pero sobre el que se construye un relato de implacable esperanza.
“Estou a falar de Jéssica, não é para você para falar sobre Jéssica!”
Que Horas Ela Volta? habla con inteligencia y sensibilidad de la lucha de clases, una magnética fábula sobre la injusticia; y es ahí, sobre los escombros, donde la directora Anna Muylaert edifica un película ejemplar, brillante, y calladamente dolorosa.
Sus cualidades resultan incluso sorprendentes, con una absoluta naturalidad en la narración, una espontaneidad en la interpretación que, en ocasiones, lleva a pensar en el documental, y una historia tan real y cercana, como sencilla y alejada de forzados contrastes dramáticos teatrales.
La directora brasileña, plantea unos temas profundos con puntos de humor, sin dejarse llevar por el melodrama.
Si bien, Que Horas Ela Volta? se centra en una situación muy usual entre las clases rurales brasileñas, lo cierto es que las madres que deben de alejarse de sus familias, para proporcionar sustento, es demasiado común en diversas partes del mundo, por lo que no es difícil sentirse identificado con la trama.
Ambientado en São Paulo, el centro financiero y demográfico del Brasil, el crédito que diseccionamos, es llamativo, asimismo, por personificar un reflejo de las problemáticas sociales, características de nuestro continente, también porque responde a los parámetros de un filme con una estética audiovisual de orden superlativo, con sus planos y el relato que muestra su cámara, y además, pues expone una historia dramática de dolor, engaños, imposturas y redenciones humanas, que es tratada a través del concepto siempre complejo de una familia, y de las relaciones afectivas y comunitarias, nacidas entre sus miembros.
La cosmopolita ciudad, sus barrios acomodados, y su contrapunto urbano y de servicios, las llamadas “favelas”, son el motivo fílmico, ideológico y literario de Que Horas Ela Volta?
Un corto prólogo, parece resumir lo que se verá:
Un niño y su empleada, fraternizan mientras se aclara 2 ausencias:
La madre del infante, y la hija de la mujer.
Está la posible trama de una mujer que “adopta” a un niño, mientras añora a la suya...
Es una suposición apresurada… pero el título original hace mención a las visitas breves que Val hacía a su hija, y las preguntas que se hacía la pequeña Jéssica, cuando la madre volvía a desaparecer de su vida… pero lo sabemos en el transcurso de la historia.
Una historia de mujeres:
Una madre que trabaja como empleada de servicio doméstico, interna en una rica casa de São Paulo; y su hija, que ha crecido en el noreste del país, sin su madre, a la que casi no conoce.
Val, una mujer trabajadora doméstica, como 10 millones de mujeres en Brasil, que ofrece sus cuidados amorosos al hijo de sus ricos patrones, mientras se pierde la crianza de su propia hija.
Una hija que se cría y educa empoderada, gracias al dinero que proporciona la vida de servidumbre de su madre.
Una joven educada en la escuela de pedagogía, crítica seguidora de Paulo Reglus Neves Freire (1921 - 1997), curiosamente nacido en Pernambuco y muerto en São Paulo; fue un educador y experto en temas de educación; y uno de los más influyentes teóricos de la educación del siglo XX.
Incluso la joven cita al maestro que ha introducido esos planteamientos políticos en su educación.
De este modo, la educación se percibe como emancipadora, y como suele ocurrir en el cine, cuando lo dirige una mujer, se ha elegido a una chica joven, para representar esa liberación y superación personal.
Gracias a esta moderna pedagogía, se puede cortar la línea de opresión que pasa de madres a hijas.
Val, acepta su posición de subordinación en la relación de desigualdad social y económica, que es tan escandalosa en Brasil; pero entonces llega su hija Jéssica, una joven segura de sí misma, que tiene la intención de estudiar arquitectura en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de La Universidad del Estado de São Paulo; y se niega a aceptar el juego amo-sirviente que hay en la casa donde vive su madre; y con su espontaneidad, pondrá en tela de juego, toda “la arquitectura de dominación de clases” que Val ha asumido toda su vida.
Y es que Val representa la faceta sumisa del Brasil, el pueblo que por mucho tiempo fue esclavo, después empleado, y que debe siempre “servir” al patrón, al revés de trabajar.
Ponerse en su sitio, y este sitio es generalmente abajo del jefe; ya la hija, Jéssica, que se dice “no ser inteligente, pero curiosa”, tiene ganas de estudiar, aprender, de ir más allá…
Es ese nuevo Brasil, proactivo, que cuestiona, que quiere estudiar, que está dispuesto a enfrentar desafíos, y que ni siempre baila samba, o juega la pelota como cree el resto del mundo.
Ese Brasil “emprendedor”, como dice la familia adinerada, al comentar sobre la decisión resuelta de la chica en estudiar arquitectura...
Y Doña Bárbara, la burguesa feliz, y que su marido le tiene que regalar el día de su cumpleaños, una entrevista televisiva, para ser más rica y famosa, no vive la maternidad, y eso que convive con su hijo.
La ausencia no son los kilómetros de distancia que hay en una misma casa, y en un mismo comedor, sino en la ausencia de amor y cuidados.
Para rematar la redondez de una película feminista, los hombres aparte de ausentes, no deben ser muy inteligentes…
El conflicto de clases, encuentra su expresión en el límite de la puerta de la cocina, no en vano, el título del guión previo era “La Puerta de La Cocina”
La cocina, es el espacio de las “personas de segunda”, en palabras de Jéssica, refiriéndose a su madre; vemos como Val sirve al Dr. Carlos desde la posición de la cámara en la cocina, creándose una profundidad de campo, que distancia a los señores de los criados.
Otros espacios propios de los señores, serán tomados por Jéssica, de forma pacífica, pero contundente; como la habitación de invitados en la que se instala, y la piscina a la que tiran Fabinho y su amigo.
El otro gran tema, que ha dado título a la versión internacional del filme:
“The Second Mother”, es la maternidad.
De nuevo, es el marco de la división de clases, el que explica la inversa situación de las 2 o diríamos 3 madres de esta película:
La adinerada Bárbara, que deja a su hijo Fabinho, al cuidado de Val, dando prioridad a su carrera profesional, lo que lleva al niño a preguntar a Val:
“¿A qué horas ella regresa?”, que da título a la obra.
Por otro lado, Val no puede elegir, ya que para mantener a su hija, deberá permanecer en São Paulo como doméstica interna, creciendo ésta, sin la presencia de su madre.
Y Jéssica, que ha dejado a su hijo, tal como lo hizo su madre, pero para ir en busca de un sueño más altruista, con el cual realizarse.
Por su parte, Fabinho desarrolla un amor materno hacia Val, y una indiferencia hacia su madre; igual que Jéssica, que no habiendo tenido contacto físico con su madre, la llama “Val”, culpándola de haberla abandonado...
La diversa manifestación de los afectos, personifica otro tópico al que la directora presta especial atención; al recato más o menos “frase hecha” que se tiene de los lazos familiares dentro de un grupo de pertenencia adscrito a la alta burguesía, en una lógica en la que los abrazos espontáneos, los besos y las caricias, parecerían ser un patrimonio privado del pueblo, y de la clase obrera.
Que Horas Ela Volta? cuenta además, con el atractivo añadido de saber tocar temas dramáticos con un punto de sentido del humor, que hace que el espectador no sepa realmente a qué carta quedarse, de modo que estás en alerta, porque sabes que puede pasar algo malo, pero te das cuenta de que tienes una sonrisa en la boca.
El foco se pone en las relaciones:
El contraste que se produce cuando en una casa hay una serie de normas, unas costumbres, y aparece de repente una persona nueva, que tiene otras normas, otras costumbres.
La dificultad para adaptarte a unas normas ajenas.
La dificultad para aceptar a un extraño dentro de tu entorno.
La relación entre una madre y una hija que se reencuentran, sin apenas conocerse…
A pesar de que la temática entre ricos y pobres, la difícil convivencia de una sirvienta con sus señores, el abismo económico, y los distintos caracteres propios de clase, remiten a los elementos más clásicos de las teleseries latinas, de adinerados malvados que explotan a pobres diablos; aparecen aquí, una serie de recursos alejados de lo “granguiñolesco” propio de estos productos cinematográficos, y emparentados con el gran cine.
Quizás puede parecer demasiado blanda y esquemática, algo simplona, y de una ñoñería tópica y estereotipada, pero en todo caso eficaz, se ve con sumo agrado y simpatía, y reconforta comprobar que en todo momento podemos tomar las riendas de nuestra vida.
Solo hace falta dar un paso… y chapotear en esa piscina que nos ha sido vedada.
Por tanto, Que Horas Ela Volta?, sabe denotar el desprecio contenido, o en su defecto, la condescendencia afectiva de los patrones, pero le falta acceder a la bronca diluida de los sirvientes y, por consiguiente, provocar en su relato un poco de indignación.
No hay que extrañarse por el esquematismo social que se presenta; pues es un reflejo de la estratificación social iberoamericana.
Si alguien quiere situar una trama realista en la sociedad iberoamericana de comienzos del milenio, está obligado necesariamente a aludir a los pobres-abajo, ricos-arriba, clase media apenas existente, orgullosos los de arriba de estar donde están, prepotentes, distantes e incapaces de interesarse por la vida personal; y los dramas de cualquiera que no sean ellos mismos.
Por ello, Que Horas Ela Volta? nos presenta un nuevo Brasil, el de Luiz Inácio Lula da Silva, que ha despertado de su letargo, con el triunfo de las clases trabajadoras, que ya no aceptan el sistema de explotación neocolonial, en la que el poder está concentrado en una pequeña oligarquía de raza blanca, que vive en las grandes ciudades.
Acostumbrados a un cine brasileño de denuncia, donde la población negra, mestiza, y en menor medida, indígena, tienen fuerte presencia, llama la atención que en el espacio reducido, la casa de este largometraje, no haya negros, con la salvedad muy significativa de Antônio (Luís Miranda) el jardinero, y Jorge, el hijo ausente de Jéssica; pero lo más brillante, es la fantástica dirección de actores que consiguen una impresión de naturalidad pocas veces vista en el cine actual.
Regina Casé está genial.
Su actuación es completamente convincente en el papel de mujer abnegada, sumisa a la división social, pero al tiempo, llena de vitalidad, amor y alegría.
“Casé juega un papel importante, ya que conoce muy bien la realidad de varias mujeres del noreste, que fue a São Paulo en busca de un trabajo”, cuenta la directoras.
Pero Muylaert no buscó crear una caricatura de lo que lo haría un personaje real; por el contrario, ella escribió la historia, porque en su opinión, “para cuidar de los niños de los demás, es obra sagrada que es muy subestimado”
Su momento mágico, es el baño bautismal en la piscina prohibida a la luz de La Luna, en el que rompe sus cadenas.
Por momentos, pensaríamos en una improvisación continua en su papel, y ése es su mérito; que nos haga creer que estamos viendo un trozo de vida real, a través de una ventana.
Camila Márdila como Jéssica; en una interpretación austera, pero segura, transmite al espectador la fuerza de un personaje que desafía las normas, bajo la influencia de un profesor que la hizo ver la realidad de forma crítica.
La llegada a la mansión de Bárbara, alterará las relaciones de poder.
Ella es inteligente, liberada, y convencida de la igualdad.
El resto de los actores, sobre todo los masculinos, están todos muy bien.
Se nota que hubo un gran clima durante el rodaje:
Karine Teles que hace de Doña Bárbara, es el personaje antipático, como emblema de la dominación de clases, pero tampoco cae en el maniqueísmo.
La directora y guionista, ha hecho fluir su historia, dentro del marco del drama, pero ha eliminado todos los posibles excesos, en situaciones forzadas.
Más dificultades hay a la hora de plantear los personajes masculinos, siendo tanto Carlos como Fabinho, 2 hombres que bordean el fracaso ante el poco interés que su mujer y madre respectivamente muestra en ellos.
Tanto el señor de la casa, Don Carlos; como el hijo, Fabinho, son personajes infelices, muy débiles, inseguros, pero no terminamos de conocerlos, más allá de tener la certeza de estar sometidos a la voluntad de las mujeres de la película.
Impagables las caras de piedad que la familia “tradicional” pone cuando Jéssica dice querer estudiar en la universidad con más competencia de São Paulo, son de dar asco…
“La hija de la empleada”, tras desestabilizar la casa, tal como el proletariado desestabiliza a la burguesía, tiene más puntuación en la selectividad que el hijo del patrón, porque estudia más… aunque este frecuente mejores colegios, y va para la segunda fase del examen.
El hijo que no aprueba la selectividad, para superar el fracaso, se va para Australia a estudiar inglés, porque muchos ricos de Brasil, y del mundo, superan sus fracasos con viajes al extranjero…
La mirada de la directora, aun siendo ácida, es positiva y optimista con el final, en el que cierra un capítulo, el de Fabinho; y abre otro, el de Val con Jorge...
Por otro lado, Muylaert muestra Brasil, como un país de desigualdades, pero con un enorme potencial si encara los retos del futuro con ánimo constructivo y emprendedor.
¿Podemos decir, que Que Horas Ela Volta? muestra la cara latinoamericana de lo que mostró “Fatima” (2015) la película francesa de Philippe Faucon?
Ustedes juzguen.
“Nem sequer olhar para este pool de Jéssica”
Hablar hoy en día de clases sociales en su pura definición, es más complicado que nunca.
Cierto es que en muchos países todavía se sigue distinguiendo a la gente de esta forma pero, en otros tantos lugares, especialmente en lo que se refiere a Occidente, lo que realmente diferencia a las personas, es su capacidad adquisitiva o, para ser más exactos, el puesto de trabajo que desempeñan.
En pocas palabras:
El rico es quien realmente ostenta el poder, y actúa como un rico, independientemente de dónde venga, mientras que el pobre está a su merced.
Brasil no huye de esta cuestión, por mucho que durante este siglo se haya avanzado en muchas cuestiones, pero las diferencias en lo relativo a los salarios, unidas a un importante componente étnico, hacen que todavía exista una más que relevante brecha social.
Para muchos, Brasil es ese país de Sudamérica donde se juega al fútbol, se baila samba, especialmente en los carnavales, hay playas de ensueño, y las mujeres son hermosas.
Pero aunque algunas de esas características se produzcan, también es un país con una desigualdad social tremenda, con ciudades cargadas de barriadas pobres, en las célebres “favelas”; donde se hacinan miles de personas con pocos recursos.
Los expertos dicen, que una de las pruebas más fiables para comprobar el nivel de desigualdad de un país, es comparar el salario de los padres, con las de sus descendientes:
Si los hijos de los ricos tienen por general, sueldos muy altos, y en cambio los vástagos de los menos favorables, siguen recibiendo los salarios más humildes, el resultado es un país desigual, en la que el puesto de siervo o amo se hereda, de la misma forma que se hacía en la no tan lejana Edad Media.
Por ello, Que Horas Ela Volta? enseña el contraste del Brasil, donde hay miserables y millonarios.
Donde un sueldo mínimo es de R$788,00, pero en este mismo país, un técnico del Instituto Nacional del Seguro Social, de nivel medio, no se exige grado para esta oposición, recibe al principio de su incorporación R$ 4.400,00.
Y aún, en el mismo país, un alto funcionario público con un cargo de Juez, una de las oposiciones más difíciles de sacar, que exige muchos años de estudios y dedicación, según información del Sindicato de Los Servidores de La Justicia del Rio Grande del Sur, puede llegar a recibir R$150 mil mensuales.
Es posible imaginar, que con tanta desigualdad entre sueldos, se genere una gorda, pero gorda desigualdad social.
Y cada vez que pienso en esto, veo por qué tantos brasileños se van a vivir a Europa, aunque ahora no tanto, pero antes de La Crisis en Europa, sí; donde con cualquier tipo de trabajo, la gente se ganaba dignamente un suelto decente para vivir, y tenían derecho a comprar un coche, o vivir en una casa con piscina, a tener ocio, a la cervecita, al café con amigos, a la playa el fin de semana, y a las vacaciones, cosas que muchas veces no hay en Brasil, con los altos precios de la comida en el supermercado, o del cine, o del entretenimiento.
Algo se mueve en Brasil...
La llegada de Que Horas Ela Volta? representa no solo la realización de un gran film, sino la constatación del cambio generacional, y de ideales que se empezó a fraguar en Brasil, tras la llegada al poder del ex Presidente Lula da Silva.
La llegada de éste a La Presidencia de La República Brasileña, cambio el curso de los acontecimientos:
Lula da Silva, hizo reformas y radicales cambios que produjeron la transformación social y económica de Brasil, al punto de desarrollar a La República, hacia una potencia mundial.
Sin duda, una figura de su tiempo, que creo un gobierno clave para los éxitos económicos de su país, en particular en materia de reducción de la pobreza, además de haber sido parte activa en las revueltas que ocasionaron la caída del régimen durante la dictadura militar, etc.
En definitiva, tras el visionado, uno termina con sensación de que así es la vida:
Cada uno tiene lo que se merece, pero para encontrarlo, hay que ir a buscarlo.

“Eu não acho que sou melhor Val, eu só não acho que eu sou pior”



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