Lacombe, Lucien

Terminando de ver “Lacombe, Lucien” (1974) de Louis Malle con Pierre Blaise, Aurore Clément, Thérèse Giehse, Holger Löwenadler, Jean Bousquet, Jean Rougerie, René Bouloc, Jacques Rispal, Stéphane Bouy, Ave Ninchi, Gilberte Rivet, Pierre Saintons, Cécile Ricard, Pierre Decazes, entre otros.
Drama bélico francés sobre la vida de un adolescente durante la ocupación alemana de Francia en La Segunda Guerra Mundial, donde el intercambio de colaboración por inmunidad y supervivencia definió el comportamiento ampliamente mayoritario de la población, y en Lucien, es una reflexión sobre la pérdida de la inocencia, ya que muestra cómo el orgullo herido y el aburrimiento le convierten en verdugo y traidor, y como sin demasiada motivación se convierte en héroe y mártir.
El cineasta no juzga su conducta reprobable, sino expone crudamente los hechos, ahondando en la realidad histórica y molesta.
El filme se basa en parte en lo que experimentó el director, por lo que cuestiona el heroísmo del compromiso con respecto a la posibilidad de las circunstancias, siendo fuente de controversia que llevará al autor al exilio de la Francia posterior a Charles de Gaulle.
Malle coescribió el guión con Patrick Modiano, entonces de 27 años, quien en 2014 fuera galardonado con El Premio Nobel de literatura, y construyen un personaje brutal y amoral, un superviviente que no es ni héroe ni villano, e indagan en el fascismo como realidad cotidiana y en la perturbadora banalidad del mal; por lo que nos tira a la cara la barbarie de ejercerlo por estupidez, poder o lo que es incluso peor, por pereza, por la comodidad de no pensar… eso hace que “Lacombe, Lucien” sea una película inquietante y triste sobre la supervivencia; siendo diferente a cualquier otra película de este tipo, pues pasa de tierna a despiadada en un suspiro, y de alegre a horrible igual de rápido; y todo se cuenta desde el punto de vista de los colaboradores, una pandilla de matones oportunistas que aterrorizan a ciudadanos comunes.
El personaje principal, Lucien, es un adolescente completamente desalmado, y de alguna manera a veces comprensivo y atraído por el atractivo de estos matones; por lo que muestra un desapego aterrador de todos los sentimientos, incluso del amor al principio, y ciertamente del respeto por la vida; y hay un indicio de que creció pensando que la vida humana era barata desde sus días cazando y matando animales sin pestañear, pero podría ser que la película muestra que tenía casi un trastorno, algo que lo hizo sentir insensible incluso para las cosas más comunes, inofensivas y vulnerables.
Y es que Lucien, como muchos, fue accidentalmente llevado a una situación para la que no estaba preparado; incluso no tenía los instrumentos culturales para comprender lo que estaba pasando, y fue arrastrado por la increíble gratificación de hacer lo que estaba haciendo, teniendo ahora lo que nunca ha tenido:
Amigos, estatus, reconocimiento, buena ropa, capacidad de intimidación y, sobre todo poder, por lo que ahora es un ser respetado y sobre todo temido, peligroso e impredecible; pero él no es un ser malo per se, es un oportunista con unos impulsos violentos que encontró en El Fascismo, la mejor forma de liberarlos y de desquitarse de tantas injusticias padecidas.
No obstante, la aparición de France, un nombre más que simbólico, hija de un sastre judío, toma algunos de los giros in/esperados…
El director, Louis Malle, leyenda del cine francés, y más tarde incluso del cine estadounidense, como resulta habitual aborda el conflictivo tema con una naturalidad absoluta, sin subrayados dramáticos, ni estridencias políticas, sin afán aparente de provocación; simplemente expone una realidad que por mucho que se oculte con otras realidades, coexistió con estas posturas; y su dirección resulta soberbia, utilizando con frecuencia la cámara de mano para dotar a su historia de un realismo cuasi documental, rodando en locaciones, a luz natural y con actuaciones naturalistas para dar a cada escena una credibilidad que es hermosa y  extraña, especialmente combinada con la violencia hacia los animales.
Del reparto, Pierre-Marc Blaise debuta asombrosamente con esta película, pues antes trabajaba como leñador, había dejado la escuela 3 años antes, y nunca había visto una película; ello aportaría una gran autenticidad al papel.
Desafortunadamente, Blaise sólo actuó en 3 películas adicionales, todas en 1975, pues su carrera se vio truncada cuando murió en un accidente automovilístico a los 23 años de edad.
Muy parecido a James Dean, Blaise, después de una fiesta, conducía un automóvil Renault 15 que había comprado con fondos de su trabajo de actuación, y acompañado por 2 amigos que también murieron, perdió el control y se estrelló contra un árbol en la ruta donde vivía con sus padres.
Por otro lado, el sastre, interpretado por el sueco Holger Löwenadler, es un modelo de paciencia y evaluación continua, que intenta “jugar” con los matones para su supervivencia; y su hija está menos comprendida, ya que Aurore Clément, debutando también en el cine, interpreta a una encantadora e inocente joven que la guerra retuvo de la vida normal; pero ella de hecho aprende a amar a Lucien a su manera.
No hace falta decir que el final es trágico...
En el fondo, el filme nos habla del problema de la lealtad y la supervivencia, siendo una de las películas más controvertidas, pues Louis Malle se atrevió a sugerir que no todos los miembros del público francés eran miembros de La Resistencia; que de hecho muchos eran cómplices voluntarios del Gobierno de Vichy, a diferencia de muchas otras películas producidas en Francia, que sugieren que había muy pocos colaboradores debido a la sensación de traición.
En ese punto, el filme ofrece una mirada revisionista del mito oficial, donde el aguijón continúa hasta nuestros días, como un retrato fiel de nuestra endeble condición humana, y por ende, tan contradictorio y tan ambiguo como somos y como siempre seremos.
“Ignorantia juris non excusat”
RECOMENDADA.



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