The Little Prince

Terminando de ver “The Little Prince” (1974) de Stanley Donen con Richard Kiley, Bob Fosse, Steven Warner, Gene Wilder, Joss Ackland, Clive Revill, Victor Spinetti, Graham Crowden, Donna McKechnie, entre otros.
Musical de fantasía y último trabajo de Alan Jay Lerner & Frederick Loewe, basado en la clásica novela “Le Petit Prince” (1943) del escritor, poeta y aviador Conde Antoine de Saint-Exupéry, quien desapareció cerca del final de La Segunda Guerra Mundial, unos 15 meses después de que su fábula fuera publicada.
Ambientada en los años 40, la historia sigue a un aviador que se ve obligado a hacer un aterrizaje de emergencia en el desierto del Sáhara.
Allí entabla amistad con un niño, el pequeño Príncipe del asteroide B-612; por lo que en los días siguientes, el piloto se entera de sus diversos viajes por todo El Sistema Solar; y a medida que viaja por el espacio, El Principito tiene varios extraños encuentros con adultos en diferentes planetoides, todos con una manera sesgada de ver la vida.
Pero no es hasta que finalmente llega a La Tierra, que El Principito aprende las lecciones más importante de todas, principalmente del Zorro y La Serpiente.
Así, El Principito comparte estas lecciones con el piloto, pero después se deja convencer por La Serpiente, que le dice que para poder escapar de la gravedad terrestre y volver a su asteroide, debe dejarse matar por ella…
Empecemos por la obra literaria:
El cuento está incluido entre los mejores libros del siglo XX en Francia, por lo que se ha convertido en el libro escrito en francés más leído y más traducido, con traducciones en más de 250 idiomas y dialectos, incluyendo el sistema de lectura braille; de esa manera, se ha convertido en uno de los libros más vendidos de todos los tiempos, con más de 140 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, con más de 1 millón de ventas por año; lo convierte en un relato considerado como “un libro infantil” por la forma en la que está escrito, pero que es en realidad una crítica de la adultez, en el que se tratan temas profundos como el sentido de la vida, la soledad, la amistad, el amor y la pérdida; sobre todo en los mensajes del Zorro, son posiblemente los más famosos debido a su naturaleza de tratar con las relaciones.
Como película, no tuvo éxito en la taquilla, pero se ha convertido en un clásico de culto, y pudo haber sido por el hecho que es un filme muy difícil de producir, pues como hijo de su tiempo, la fantasía de la que trata y su estética “naif-infantil”, de cómo un niño se imaginaria el cuento, fue difícil de digerir y perdurar.
Ciertamente aquí hay momentos enteramente textuales, que aún con las licencias no se pierde la esencia del autor; por lo que Donen mezcla secuencias verdaderamente logradas y magistrales con otras resueltas de modo bastante pedestre; sin embargo no ayuda el uso de la pantalla verde, el ojo de pez, y el abuso del “zoom” en algunos momentos que pudieron haber sido novedosos en su tiempo, tecnológicamente ha sido superados y quedan aquí demasiado desfasados.
Por lo que hay que valorar el filme desde su época, los 70s, mucho antes de la aparición de Industrial Light & Magic, por ejemplo, que hubiera mejorado muchísimo lo de las palomas “dibujadas” que visto ahora se ve muy cutre, o los planetas del Rey o El General, por ejemplo; por lo que todo mejora a partir de la mitad del metraje, donde lo entrañable y lo emocionante empieza a impregnar el film, haciéndose más “realista” como la escena en el oasis, y deja para el recuerdo una memorable aparición de Bob Fosse como La Serpiente, en una de sus escasas interpretaciones en el cine, junto a las escenas de Gene Wilder y un final que deja muy buen sabor de boca
Con todo, la película obtuvo 2 nominaciones al Oscar en las categorías de banda sonora y canción, donde Angela Morley se convirtió en la primera persona abiertamente transgénero en ser nominada para un Premio de La Academia, nominación que compartió con Douglas Gamley, Alan Jay Lerner y Frederick Loewe, que repudiaron la producción musical de la película.
Del reparto destaca el niño Steven Warner, entrañable, creíble sin ser repelente, siendo tan polifacético y dulce que bien se mereció su papel.
Brillante también El Zorro de Gene Wilder, que aquí canta, baila y deja el mensaje más poderoso de la obra; pero sobre todo, Bob Fosse, que aparece en la película para una canción, “A Snake in The Grass”, durante la cual hace una secuencia de baile que él mismo coreografió, incluyendo sus elementos característicos:
Empujes de cadera, manos de jazz y uso de sombrero y chaqueta como accesorios.
Lo curioso es que se ha especulado que esta escena de la película, tuvo una gran influencia en el vestuario y la coreografía del cantante Michael Jackson para las interpretaciones de su exitosa canción de 1982, “Billie Jean”
De hecho, la secuencia de baile de Fosse incluyó una variación del “moonwalk” el paso de baile que haría famoso al Rey del Pop, siendo su movimiento más característico.
Ese es uno de los momentos más surrealistas de la película, que no son pocos.
Y finalmente El Aviador, el alter ego del escritor, que refleja a los adultos que han perdido la inocencia, que solo creen en lo que ven.
Ciertamente para la producción hay mucha consideración, sinceridad y trabajo duro invertido, sobretodo mucho talento; por lo que hay que pasar por alto el rigor de la estética, que no es culpa de la película, sino del material en que se basa, así como creerse que una boa constrictora, que no es venenosa, pueda matar a una persona con solo una mordida.
Son elementos de fantasía que el filme exige digerir, así como otros elementos indispensables que tienen muchas grandes obras maestras literarias que no se pueden capturar en una película, más si la tecnología no lo permite,
Por ello, y muy lamentablemente, los adultos no pueden ver esa verdad; y la más importante de todas, es precisamente la última que aprendió El Principito al final de su estadía, que también va para el espectador:
“Uno ve claramente solo con el corazón.
Lo que es esencial es invisible para el ojo”
RECOMENDADA.



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