12 Monkeys

“The future is history”

La ciencia ficción apocalíptica, es un género literario o cinematográfico de anticipación, que versa su línea narrativa o descriptiva, en un probable destino calamitoso o cataclísmico de la humanidad.
Con una visión generalmente pesimista, ese género describe de manera magnificada los errores que comete la humanidad actualmente y sus consecuencias en el futuro, pero con un final generalmente nefasto.
Desde ese punto de vista, se avizora el final de la civilización por una guerra nuclear, plaga, o algún otro desastre general terrestre o cósmico.
Este nuevo género floreció, obviamente, en la literatura, pero no tardó en conquistar el área del cine, donde se ha hecho más popular.
“There's no right, there's no wrong, there's only popular opinion”
12 Monkeys es un largometraje de ciencia-ficción dirigido por Terry Gilliam, inspirado en la película de Chris Marker “La Jetée” (1962)
Protagonizada por Bruce Willis, Madeleine Stowe, Brad Pitt, Christopher Plummer, Jon Seda, Joseph Melito, David Morse, Michael Chance, Vernon Campbell, H. Michael Walls, Bob Adrian, Simon Jones, Carol Florence, Bill Raymond y Ernest Abuba.
Luego de que Universal Studios adquiriera los derechos de autor para hacer una versión de “La Jetée” de mayor duración, se contrató a David y Janet Peoples para que escribieran el guion.
12 Monkeys recibió una nominación al Oscar al mejor actor de reparto para Brad Pitt y al mejor diseño de vestuario, pero no los consiguió.
12 Monkeys describe la historia de un prisionero llamado James Cole (Bruce Willis) que, en un mundo post-apocalíptico, se ofrece como voluntario para un experimento científico que tiene como finalidad viajar al pasado para saber qué provocó la situación en la que se vive en el futuro.
La historia es desconcertante.
12 Monkeys habla del tiempo, la locura y la percepción de lo que el mundo es o deja de ser.
Es un estudio de la locura y los sueños, de muerte y renacimiento, ambientado en un mundo que está destruyéndose.
Así las cosas, nos encontramos en el año 2035 y con un mundo inhabitable en su superficie.
La raza humana se agrupa en el subsuelo donde lo que más abundan son cárceles y sectores de investigación.
James Cole (Willis) es un criminal convicto que vive en un siniestro futuro post-apocalíptico en Filadelfia.
Entre 1996 y 1997, la superficie de la Tierra había sido contaminada con un virus tan poderoso que obligó a la población superviviente a vivir bajo el suelo.
Con el fin de ganar una indulgencia, Cole solicita a los científicos ser enviado a peligrosas misiones al pasado para recolectar información sobre el virus, supuestamente liberado por una organización terrorista conocida como el Ejército de los Doce Monos.
En lo posible, se le pide que extraiga muestras de aquel agente patógeno para poder descubrir una cura.
A lo largo de 12 Monkeys, Cole experimenta sueños recurrentes que envuelven una persecución y un disparo en un aeropuerto.
En su primera misión, Cole llega a Baltimore en 1990, no en 1996 como estaba previsto.
Es arrestado e internado en un hospital psiquiátrico debido al diagnóstico de la doctora Kathryn Railly (Madeleine Stowe)
Allí conoce a Jeffrey Goines (Brad Pitt), un paciente anti consumista obsesionado con los derechos de los animales.
Cole intenta en vano dejar un mensaje de voz en un número monitoreado por los científicos del futuro.
Luego de una fallida tentativa de fuga, es encerrado en una celda, pero luego desaparece, regresando al futuro.
De vuelta en su propio tiempo, los científicos lo interrogan y le muestran un distorsionado mensaje que habla de la localización del Ejército de los Doce Monos y confirma que ellos son los responsables de haber dispersado el virus.
También le enseñan fotografías de varias personas, entre las que se cuenta Goines.
Finalmente, lo envían a 1996.
Cole secuestra a Railly e inicia una búsqueda destinada a hallar a Goines, ya que él había sido el fundador de la organización terrorista.
Cuando es enfrentado, este personaje niega conocer el virus y dice que Cole había pensado en acabar con la humanidad, en el hospital en 1990.
Cuando la policía llega, Cole desaparece de nuevo y luego de este incidente, la doctora Railly empieza a dudar de su diagnóstico, ya que encuentra pruebas de que está diciendo la verdad.
Por otra parte, el viajero del tiempo empieza a pensar que sus experiencias son alucinaciones y convence a los científicos de enviarlo otra vez al pasado.
Railly deja un mensaje de voz en un número rastreado por los científicos para probar la locura de Cole, creando así el mensaje que estos le habían transmitido antes de enseñarle su segunda misión.
Es entonces como ambos se dan cuenta de que la epidemia que él anunciaba sería real y elaboran planes para disfrutar el poco tiempo que les queda.
En su camino al aeropuerto, descubren que el Ejército de los Doce Monos es una cortina de humo; todos sus planes consisten en demorar el tránsito liberando animales del zoológico.
Una vez allí, Cole envía un último mensaje diciendo que esta organización no es culpable y que ya no volvería.
En ese instante, aparece Jose (Jon Seda), un conocido suyo proveniente del futuro que le da un arma e instrucciones para completar su misión.
Railly detecta el verdadero culpable de la epidemia:
El doctor Peters (David Morse), es un asistente del laboratorio de virología de los Goines (Pitt/Plummer).
Peters embarcaría hacia una numerosa lista de ciudades, que coincide con la secuencia, memorizada por Cole, de dispersión de la enfermedad.
Más tarde, es herido mortalmente por un disparo mientras trata de detener a Peters.
Mientras muere en brazos de Railly, esta mira a un niño, el pequeño James Cole asistiendo a su propia muerte.
Es esta la escena que se repite en sus sueños a lo largo de 12 Monkeys.
Finalmente, Peters, una vez dentro del avión se sienta al lado de Jones (Carol Florence), una de las más prominentes científicas en el futuro.
Finalmente, Bruce Willis viene del futuro pero su misión no es arreglar el pasado para modificar el futuro, es absurdo ya ha pasado, el viene del futuro pero forma del pasado que ahora mismo él representa en su presente.
Es enviado al pasado para recabar información sobre el virus que aniquila toda la población.
De hecho todo lo que va a ocurrir ya ha ocurrido y volverá a pasar para el protagonista, una especie del eterno retorno de Nietzsche, el protagonista de pequeño vio morirse a sí mismo de mayor para que tiempo después mientras él muere se busca a sí mismo de pequeño para observar como él observa como él mismo muere.
Finalmente y gracias a la información recabada por Willis, el científico jefe del proyecto viaja al pasado para concertar una visita con el psicótico que esparció el virus letal por la tierra.
Se atisba un punto para la esperanza de la humanidad, si por fin, la científica consiguiera investigar el virus antes de sus mutaciones y encontrar una cura.
Sin embargo nuestro protagonista nunca lo sabrá, puesto se queda atrapado en un bucle infinito kafkiano en el tiempo.
En definitivas, 12 Monkeys posee múltiples niveles de análisis, que exige un espectador activo y con ganas de desentrañar el complejo entramado de un filme distinto, confuso, irreal por momentos, donde la libre interpretación es el factor fundamental para poder terminar con una idea concluyente de lo que se observó.
Sin duda la forma en que se usan los saltos temporales para dividir la historia en episodios a modo de flashback, nos permite ver la evolución de los personajes en diferentes fases mientras el espectador sufre la misma suerte que Willis.
Muchas son las películas que han tratado ya el tema de los viajes en el tiempo, pero pocas consiguen que la integración entre forma y contenido sea tan necesaria como en 12 Monkeys.
12 Monkeys estudia la naturaleza subjetiva de la memoria y su efecto sobre la percepción de la realidad.
Ejemplos de falsos recuerdos incluyen:
La reconstrucción mental de Cole del disparo en el aeropuerto, alterada en cada sueño.
Un hombre con "divergencia mental" en el hospital psiquiátrico que tiene falsos recuerdos.
Railly diciéndole a Cole:
"Te recuerdo así", cuando ambos se disfrazan antes de llegar al aeropuerto.
Existen referencias al tiempo, a los viajes a través de él y a los monos y los subtemas relacionados con los monos:
Pruebas de drogas, noticias y derechos animales.
12 Monkeys es también un estudio de la decadencia de la civilización moderna en el campo de la comunicación debido a la interferencia de la tecnología.
En su parecido con el filme francés, “La Jetée”, 12 Monkeys presenta elementos "hitchcockianos" y referencias a películas de este director, como “Vertigo” (1958)
Los personajes que encarnan a los 12 monos e incluso el título de la película (12 Monkeys) es una distracción haciéndonos pensar que tenían mucha importancia en la trama e incluso que fueran los culpables del virus, y al final no era así.
12 Monkeys es un recurso muy inteligente para sorprender al espectador.
“My father is God!
I worship my father!”
La historia de 12 Monkeys cuenta como sólo un hombre, viajero del tiempo, que conoce la anticipación del final, de destrucción, puede romper la cadena de los acontecimientos.
El nuevo redentor, James Cole, será plenamente humano y contará con la ayuda de otros visionarios.
La salvación necesita ser conquistada y exige la máxima generosidad.
Por su propia muerte, de su sangre podrá surgir la esperanza.
Así, no es extraño que este mesianismo tenga connotaciones crísticas.
La muerte de Cole aparentemente inútil permitirá la localización del loco portador del virus, con lo que podemos suponer su neutralización.
Una muerte inútil que cambiará el curso de la historia.
Además culmina en resurrección ya que el niño cuya mirada acompaña todo 12 Monkeys y que asiste a la muerte el Cole es en realidad el mismo de pequeño.
Es decir, muriendo salvará su propia vida y al final mirará hacia al cielo en señal de asunción.
Así la mirada asustada del niño al comenzar ahora cobra una nueva dimensión como la esperanza que se abre al futuro.
De hecho la canción de Louis Armstrong “What a wonderful world” resalta está esperanza.
El amor de Kathryn será incompatible con el niño que renace, pero todo ello hará posible salvar la belleza de la naturaleza como indica el texto de la canción: “Árboles verdes, rosas rojas, nubes blancas...”
Y al fondo la humanidad en armonía:
“Veo amigos dándose la mano y niños que aprenderán mucho más de lo que yo nunca sabré”
Así pues la amenaza de destrucción nacida del propio poder del hombre será salvada por la entrega y el sacrificio del mismo hombre.
El Síndrome de Casandra, como describe la doctora Railly, consiste en el temor al futuro porque este se conoce antes de que ocurra.
Este argumento de la curvatura del tiempo y del viaje por el mismo para subsanar los errores forma parte de una de las aspiraciones más profundas del hombre.
El control del tiempo ha sido un asunto preferido por la cinematografía.
En este caso la curvatura del tiempo afecta también a la propia vida del protagonista, ya que le es dado contemplar su propia muerte, lo que se permite reunir pasado y futuro en el presente.
La posibilidad de vivir este hecho único parte del grupo de científicos que han logrado viajar en el tiempo, su comportamiento demente indica hasta qué punto está cerca los que están a punto de destruir la humanidad.
Así, cuando el hombre ve su propia muerte, contempla un aviso de su propia destrucción.
Lo que está en juego es hermoso pero puede ser destruido por la locura humana.
Incluso el acto generoso puede ser neutralizado.
La figura de la Astrofísica brindando con el portador de los virus letales no es una referencia tranquilizadora.
Vemos la propia muerte pero permanecemos impasibles, esta quiere ser el mensaje prometeico de 12 Monkeys.
Cuando estamos solos en el tiempo, en nuestras manos está la salvación, aunque la historia nos recuerda que no es demasiado posible.
12 Monkeys plantea, básicamente, dos puntos que redondean y complementan sus raíces apocalípticas:
Primero, el psiquiátrico como metonimia social.
No es gratuito que uno de los bloques de 12 Monkeys se desarrolle, íntegramente, en los intramuros de un manicomio ya que es aquí donde Gilliam da rienda suelta a toda su misantropía.
La institución es fría, sucia, repleta de luces y sombras y en la que los enfermos son hacinados en una sala a fin de que vaguen entre sus propios fantasmas internos; es decir, la exposición clara y diáfana de una sociedad enferma, acosada por sus propias ansias de inmolación aunque, paradójicamente, se haya aferrado a la vida.
El concepto de "mentalidad divergente" que tan recurrente resulta a lo largo de 12 Monkeys y que tiene su origen en el parlamento de un enfermo, define esta paradoja humana, define la situación de una raza necia, pese a su inteligencia; es capaz de las mayores atrocidades posibles, muy a pesar de promulgar el bien común; capaz de destruirse a sí misma, aunque quiera disfrutar de la vida.
La única distracción de los enfermos se encuentra en un viejo aparato de televisión en el que, continuamente, se emiten anuncios o telediarios.
Vale la pena detenerse ante ello.
Los anuncios como clave del bombardeo consumista, muestra evidente de una sociedad hueca, que relega al hombre a un estado vegetativo cuya mayor preocupación reside en adquirir el mayor número de objetos posible para entrar en un falso concepto de bienestar.
El personaje interpretado por David Morse llega a decir, en un momento dado, que el lema del Homo Sapiens es "vamos de compras"; pocas veces ha quedado tan evidenciada la idiotización del ser humano como en 12 Monkeys.
Los noticiarios, por su parte, exteriorizan la insensibilidad a la que la sociedad se ha ido encaminando a fuerza de provocar y digerir la violencia.
Esto, a su vez, actúa de forma catártica, ya que los personajes que pueblan 12 Monkeys pueden estar pendientes del estado de un niño presuntamente caído al interior de un pozo y liberar su angustia contenida.
Angustia que no hace acto de presencia ante las cruentas imágenes de cualquier conflicto bélico que, de forma harto habitual, son ofrecidas por los medios de comunicación o, más concretamente y entrando de lleno en 12 Monkeys, la amenaza que supone la continua destrucción del planeta, y a la que todos responden con la más clamorosa indiferencia.
Segundo, la ciencia como detonante del fin.
Esto que, a priori, puede aparecer como un elemento un tanto reaccionario, es tratado por Gilliam de la manera más sutil posible.
12 Monkeys no realiza un clamor en contra de unos avances científicos absolutamente necesarios, pero sí ironiza sobre ellos, estableciendo unos límites que no se vinculan directamente a la experimentación, sino a la egolatría de sus autores.
Brad Pitt exclama, iracundo, en el psiquiátrico:
“Mi padre es Dios y yo venero a mi padre”
Esa es una frase capital para entender la posición de 12 Monkeys con respecto a este tema:
La apropiación de las características divinas (creación, destrucción) por parte de seres humanos, no sólo está definiendo la inteligencia intrínseca en el propio Hombre, sino entrando nuevamente en la paradoja, en el peligro que existe cuando es el ser humano quien posee en sus manos, semejante poder.
La ironía de Gilliam en boca de Brad Pitt, se deshace de sobados maniqueísmos pseudoteológicos y saca a la superficie la maldad natural latente en la Humanidad.

“They're coming”



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