The Young Lions

“The German army is invincible because it is an army that obeys orders.
Any order.
No matter how distasteful.
It has no sentimentalists, no moralists, no individualists.
You will have no future in it if you don't understand that.
You may have no future at all if you oppose it.
I trouble to tell you this because you have a fine record.
You will be a creative soldier, once you get all this "thinking" knocked out of you”

Sé que no lo apruebas, pero escúchame un momento.
Dime:
¿Somos seres humanos o bestias salvajes?
Un ser humano sabe cuándo ha perdido e intenta salvarse.
Cuando te meten en el ejército, esperan que arriesgues tu vida, pero no esperan que simplemente la desperdicies.
Después de todo, en cualquier guerra, cuando todos los brazos y todas las piernas han saltado por los aires, realmente ya nada importa porque nada ha cambiado.
Cuando estás en un agujero… lleno de tu propio excremento durante días y días, y cuando ves los rostros y los cuerpos de los hombres a los que has matado, cambias.
Y cuando estás así, cuando tienes que vivir con la muerte todos los días durante tanto tiempo… necesitas algo frente a ti, o te vuelves loco.
“Uh, I wish I was back in Austria!
I wish I was back in the snow... in the winter... in the mountains...”
The Young Lions es un filme estadounidense de 1958, dirigido por Edward Dmytryk.
Protagonizado por Marlon Brando, Montgomery Clift, Dean Martin, Maximilian Schell, Hope Lange, Barbara Rush, Lee Van Cleef, Mai Britt, entre muchos otros.
El guión es de Edward Anhalt, basado en la novela homónima de Irwin Shaw.
La adaptación cinematográfica logra reproducir fielmente el espíritu antibelicista de la novela.
Curiosamente, para germanizar su apariencia, Marlon Brando aparece con su cabello rubio al mejor estilo ario.
The Young Lions obtuvo otras 2 candidaturas a los premios Oscar:
Mejor fotografía en blanco y negro y mejor banda sonora.
Lo primero recordar que el director es de origen ucraniano, y The Young Lions es de 1958, 13 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, de modo que seguro que le ha tocado de cerca, y me parece muy meritorio por su parte, conseguir mostrar la historia desde dos puntos de vista opuestos:
El nazi por medio de un Brando de cabello ario-oxigenado y el aliado por medio de “Monty” Clift como un obstinado judío.
Edward Dmytryk va mostrándonos los avatares existenciales de jóvenes soldados de una y otra parte de los dos ejércitos contendientes, todos ellos con sus miedos y esperanzas, pero principalmente con sus idiosincrasias masculinas, de hombres bravos, honestos y que se inscribían en sus ejércitos respectivos, no por amor a la guerra, sino por amor a la paz y a un mundo más civilizado, con orden y justicia.
Luego como siempre pasa en la vida, unos se labran su éxito y otros su fracaso o derrota, pero aquí el director Dmytryk deja claro en los personajes protagonistas de uno y otro bando, que su condición no es la de los buenos y los malos, sino la de seres humanos hijos del mundo en cuyas vidas cabe lo bueno y lo malo.
El mayor mérito que puede atribuírsele a The Young Lions, rodada en plena década de los cincuenta, es que supuso en su momento un nuevo enfoque acerca de la Segunda Guerra Mundial, alejándose del heroísmo épico de otras producciones contemporáneas, para profundizar en los aspectos morales y personales del conflicto.
Ciertamente The Young Lions fue una producción novedosa por narrar el conflicto desde los puntos de vista contrapuestos de los distintos bandos, así como por mostrar las miserias y contradicciones internas de la sociedad norteamericana en forma de la discriminación que sufre el personaje de origen judío interpretado por Clift, por ejemplo.
Las vivencias contrapuestas de dos militares de honor, uno estadounidense y otro alemán (nazi), cada uno desde su bando, durante la Segunda Guerra Mundial es lo que nos presenta The Young Lions.
A estos dos contrapuntos se une un tercer hombre, un soldado estadounidense judío perseguido simplemente por su fe.
El oficial estadounidense y el judío acabarán por cruzar sus destinos en el campo de concentración que dirige el oficial alemán.
Toda la primera parte de The Young Lions viene a ser una explotación de sus particulares historias, de sus motivos, de sus antecedentes a la guerra, es una introducción a sus humanos lados, a lo que los motiva, lo que los mueve, todo previo al combate:
Romances, filiaciones, asuntos ajenos a lo bélico, y que ya nos van diagramando a cada personaje.
Si bien, evidentemente, la primera parte de The Young Lions se centra mucho en esto, por ser el segmento introductorio, el aspecto de las vivencias personales de los soldados jamás abandona el filme, y el lado humano de los protagonistas siempre es desmenuzado y estudiado, por lo que The Young Lions no es un mero filme de guerra, retrata intensamente relaciones humanas, conflictos y coyunturas de las vidas de los protagonistas, al avanzar las acciones, se centra evidentemente más también en la guerra misma, pero los personajes jamás dejarán de ser ejes principales, ellos son el corazón de The Young Lions.
Lo cual es un buen intento, por parte de Dmytryk, de recrear una guerra solamente trece años después de los lamentables incidentes, y que cuya herida aun estaba abierta.
Los más grandes actores, antagónicos en su calidad actoral, Brando y Clift, y Maximilian Schell, como el Capitán Hardenberg, de menor protagonismo que los anteriores, rayan a un buen nivel.
El Teniente Christian Diestl (Brando) es un oficial alemán cuyos ideales de servir a la patria por una causa justa, se van viendo desdibujados por la inhumanidad de la guerra y los crímenes que presencia.
Marlon Brando hace aquí una de sus interpretaciones memorables, dando vida a la transformación psicológica de su personaje, en muchos casos por medio de pequeños gestos que cuentan muchas cosas, y al que vemos ir cayendo por los bordes de un abismo en el que no hay posibilidad de agarrarse, y al que pone contrapunto su Capitán (Schell), un soldado vocacional y que hará todo lo que haga falta para cumplir con lo que él considera su deber.
Al Teniente Diestl sólo la imagen de una mujer parisina le permitirá mantener el gramo de cordura necesaria para sobrevivir en medio de una barbarie que le dejará una huella imposible de borrar.
Brando cada vez comprende menos, además se ve "obligado" a hacer cosas inhumanas y que, según avanza The Young Lions empieza a cuestionarse el porqué de muchas de esas acciones que ha tomado, en pos de una ideología que dentro de su cabeza empieza a flojear.
Brando le da un aire teatral al personaje, por momentos puede que sobreactuado, pero la verdad, a mi me encanta que se recree.
Michael Whitecre (Martin) es un cínico y famoso actor de Broadway que es llamado a filas pese a su rechazo de los deberes militares y el temor a arriesgar su vida en el campo de batalla.
Martin da vida a una estrella de Broadway que recibe como un fastidio su llamamiento a filas, y hará todo lo posible por no aparecer por el frente de batalla, mientras es incapaz de comprometerse con la mujer que está enamorada de él.
La guerra le obligará a reflexionar sobre su cobardía, su falta de compromiso, la camaradería, y después de la guerra ya nada volverá a ser lo mismo para él.
Noah (Clift), es un judío que se verá rechazado por sus camaradas de armas durante el periodo de formación, precisamente por ser judío y por tener unas inquietudes intelectuales que no parecen las más adecuadas para un buen soldado, ya que en su taquilla guarda varios libros, uno de ellos el “Ulises” de James Joyce, y sólo utilizando la violencia conseguirá el respeto de sus compañeros, lo que le llevará a desertar porque él es un hombre corriente, hecho para el trabajo, la familia y la paz.
Curiosamente este capítulo hará recordará, como homenaje, la famosa película “From Here To Eternity” de Fred Zinnemann de 1953.
La bonhomía de Noah se pondrá de manifiesto cuando sea capaz de salvar la vida a alguno de aquellos que le propinaba palizas en la época de recluta.
Curiosamente, “Monty” Clift venía de superar el traumático accidente que apenas un año antes sufriera trabajando para el mismo Dmytryk, en “Raintree County” (1957), que lo desfigurara y le uniría íntimamente con su amiga, la mítica Liz Taylor.
Se aprecia a un Clift naturalmente mermado, su actuación está pues sesgada, sin que llegue a ser deficiente, es un mito actoral, que comenzaba su lamentable y tristemente célebre declive, recuperándose en The Young Lions del accidente aún, y no es difícil advertir que en su participación, mucho tuvo que ver el gran Brando, muy cercano amigo suyo, que luchó por salvar a Clift de sus demonios internos, cosa en la que fracasó, viéndolo sumirse gradualmente en la perdición.
Finalmente, en The Young Lions, Brando no acaba de encontrar respuesta a sus dudas y termina muriendo a manos de Dean Martin amante de la misma chica que conoce antes de la guerra.
Clift por su parte, consigue ganarse el respeto de su suegro, ya que no le hace gracia que su hija acabe con un judío aunque se da cuenta de que está realmente enamorada y no quiere herirla, y termina casándose y teniendo hijos.
El pobre Schell termina suicidándose, no por las terribles heridas de guerra que lo desfiguran, sino por el rechazo de su prometida a vivir con un lisiado deforme.
Para mi sin duda el gran atractivo de The Young Lions es ver a pesos pesados de la interpretación como son Brando, Montgomery Clift.
También cabe destacar, un escalón por debajo, a Dean Martin y Maximilian Schell.
Hay que reconocer que The Young Lions contiene un par de escenas destacables, especialmente el encuentro de Diestl en el hospital militar con su desfigurado capitán, por cierto, personaje brillantemente interpretado por un joven Maximilian Schell, cuando este le dice:
"Deme una bayoneta, no es para mí..."
Y el portazo que Brando da a la adultera, esposa de su oficial.
Y curiosamente un montaje subliminal, homosexual entre Brando y Schell en la moto con clara visión de un “coitus” entre dominado y dominador.
El aporte femenino también es solvente en The Young Lions, desde Hope Lange, correcta como la conservadora y discreta yanqui que se enamora del judío, también Barbara Rush como la mujer primero de Brando, luego de Martin, y, claro, también la etérea May Britt, como la mujer fácil, despampanante y perturbadoramente seductora, una lástima que la participación de la exuberante y hermosa actriz sea efímera.
Las tres conforman el tándem femenino de The Young Lions, que colabora a darle solidez.
De esta forma, el tema que sobre el papel parecía principal, la guerra, queda relegado a un segundo plano, las historias humanas, sus avatares y peripecias, son los que se vuelven meollo.
Se configura de esta forma un muy atractivo filme, en el que distintas y diversas historias de fusionan, diversas realidades, puntos de vista yanquis, judíos y nazis, todos amalgamados en The Young Lions, esas perspectivas conforman el final bosquejo en el que la guerra acaba siendo un mero contexto, el variado abanico humano se vuelve el pilar de apoyo a la obra.
También hay que apuntar un factor que afectó a muchas producciones de los años cincuenta; la “corrección política” de la época imponía cierta censura a los estudios, de manera que muchas de las partes más crudas de la novela fueron suavizadas para hacer The Young Lions más digerible para el gran público, lo cual indudablemente le resta fuerza al mensaje antibelicista del texto literario.
The Young Lions es una película que nos hace llegar las consecuencias que la guerra deja sobre las personas, en este caso, tomando un doble punto de vista.
The Young Lions pone de manifiesto lo absurdo de la guerra y de la violencia, que termina afectando a todo tipo de personas rompiendo los rastros de humanidad que nos tienen que diferenciar de las bestias.

“Don't fall asleep, damn you.
Talk!
Talk to me!”



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