Pale Rider

“And when he had opened the fourth seal, I heard the fourth beast said:
Come and see.
And I looked, and behold a pale horse.
And his name that sat on him was Death.
And Hell followed with him”

Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis son los cuatro caballeros que se describen en la primera parte del capítulo sexto del Apocalipsis.
El capítulo habla de un pergamino en la mano derecha de Dios que está sellado con siete sellos, en ese escenario Jesús abre los primeros cuatro sellos de los siete, liberando a estos jinetes que montan en caballos blanco, rojo, negro y uno bayo.
Según la exégesis, representan y son alegorías de la victoria, la guerra, el hambre y la muerte, respectivamente, aunque sólo a este último se le designa por este nombre.
A diferencia de los primeros tres, el cuarto no se describe con un arma u objeto, en lugar de eso, se identifica con el mismísimo Hades.
El color del caballo de la Muerte se escribe como “khlôros” en la koiné original griego, que a menudo se traduce como "pálido", aunque "ceniciento", "verde claro", y "verde amarillento" son otras posibles interpretaciones; por esto es que hay interpretaciones en las que el color puede ser gris, verde, amarillo, pero siempre un color indicando la palidez enfermiza de un cadáver.
Por otra parte, el cine "del oeste" siempre se caracterizó por ser el más maniqueo:
Los buenos:
Los blancos decentes y los agentes del orden.
Contra los malos:
Los indios y los maleantes.
Unos y otros siempre claramente identificables en eterna lucha que arrastraba al espectador, presumiblemente del lado de los "buenos"
En la época de madurez del género western, esta situación empezó a cambiar y los buenos ya no lo eran tanto ni los malos eran tan malos, y a veces no se podía catalogar claramente a un personaje como "bueno" o como "malo"
Y así, los personajes se fueron enriqueciendo y complicando cada vez más.
“Who are you?
Who are you... really?”
Pale Rider es una película del género western de 1985, producida, dirigida e interpretada por Clint Eastwood, que supuso una reactualización de un género que se creía agotado, y cuyo éxito de público y crítica propició la realización de posteriores filmes del género.
Pale Rider está protagonizada por Clint Eastwood, Sydney Penny, Michael Moriarty, Elisha Cook, Chris Penn, Carrie Snodgress, Richard Dysart, John Russell, Richard Kiel, Billy Drago, entre otros.
Cuenta con un guión de Michael Butler y Dennis Shryack.
Pale Rider es un western clásico que recupera las esencias del género:
Lucha del bien contra el mal, exaltación de la amistad y lealtad, generosidad, el héroe no quiere nada a cambio de su intervención, peleas, tiroteos, duelos, ansias de venganza...
Incorpora referencias que evocan westerns clásicos y otras que rinden homenaje a Sergio Leone como el héroe sin nombre, laconismo, ritmo pausado...
Como en otros films, el realizador incluye citas bíblicas, en este caso del Apocalipsis, e imágenes de carácter religioso como el alzacuello y hace uso frecuente de la técnica de planos paralelos.
La historia de Pale Rider se refiere a la lucha por las tierras entre sus propietarios, unos buscadores de oro sin dinero, que son amenazados por el rico del pueblo y sus matones.
Pale Rider supuso un soplo de aire fresco que revitalizó completamente el género del western, agotado desde hacía ya muchos años.
Bebiendo directamente de fuentes clásicas del género y del spaghetti western, Pale Rider se inscribe plenamente en lo que podríamos llamar "western psicológico"
Utilizando elementos narrativos diversos, combinados con detalles técnicos elegantes y sutiles al tiempo, Pale Rider construye una historia sólida, compleja, sumamente estética.
Pale Rider se adentra en la clásica historia del desapegado pistolero con buen corazón defensor de los débiles, inermes éstos ante la crudeza del lejano oeste.
Se apuesta por unos elementos fantásticos que dotan a Pale Rider de cierta singularidad, y que no interfiere en los valores propios del cine de Eastwood, con un humanismo exquisito en cada una de las secuencias.
El personaje interpretado por Eastwood es un Predicador (Preacher), un jinete sin nombre que aparece cuando más se le necesita y desaparece como por arte de magia; parece invencible, sobrenatural, consigue que la gente recupere la fe perdida y las fuerzas para defender lo que es suyo.
Nadie como él representa la muerte y el miedo en el viejo oeste.
Su rostro es de una dureza implacable y su figura no puede ser más carismática.
El protagonista se mueve entre la realidad y la fantasía.
Entre la realidad de su tangibilidad y el misterio casi espectral que le rodea.
Contribuyen a ello las heridas de bala, mortales de necesidad, que muestra su espalda, la afirmación de que murió tiempo atrás en boca de quien le conocía, la palidez de su piel y su delgadez cadavérica.
¿Es un ser vivo o un espectro?
¿Es un ser real o una sombra del mas allá?
¿Es un ángel o un enviado del Averno?
La acción principal de Pale Rider tiene lugar en Yuba City (CA), Carbon Canyon (CA) y alrededores, entre 1850 y 1859, antes de la Guerra Civil ente 1861 y 1865; en donde un grupo de mineros trabaja duro para arrancarle a la tierra el oro que les permita dar de comer a sus familias y mantener la ilusión de un mañana mejor.
Pero, muy cerca de allí, el imperio minero del malvado Coy LaHood (Richard Dysart), amenaza la tranquila existencia.
En efecto, este magnate de la depredadora minería industrial de la región, dueño de prácticamente toda la vecina ciudad de LaHood, ansía las tierras ricas en oro de estos mineros artesanales, pues sus pozos ya se encuentran prácticamente agotados.
Ante la tozuda negativa de éstos a cederle o venderle sus explotaciones, LaHood recurre a todo tipo de coacciones, amenazas, ataques y chantajes, y cuando ya casi está a punto de conseguir su objetivo, un misterioso forastero viene a cambiar la situación.
Este forastero sin nombre, un predicador (Preacher) interpretado magníficamente por Clint Eastwood, consigue insuflar el coraje y el espíritu de equipo que posibilitarán un drástico vuelco de la situación.
Pero LaHood aún se reserva un as en la manga:
El temible e implacable comisario Stockburn (John Russell), y su equipo de seis ayudantes, un grupo de calificados asesinos a sueldo que le hacen el trabajo sucio a quien pueda permitirse pagar sus elevados emolumentos.
Ante semejante amenaza, Preacher retoma las armas que un día abandonó para dedicarse a la asistencia espiritual, y decide enfrentarse solo a Stockburn y sus secuaces, para ayudar a sus amigos mineros pero también para saldar una vieja deuda de su oscuro pasado.
Preacher le da a cada uno lo que necesita, a Hull Barrett (Moriarty), un hombre honesto y con capacidad de liderazgo para sacar a su pueblo del apuro como un Moisés, le enseña a ser fuerte y tenaz, a Sarah Wheeler (Snodgress), aparte del merecido polvo, le enseña que hay cosas por las que vale la pena seguir luchando, Hull en este caso, y a la chica Megan (Penny), que debe optar a alguien mejor que un cadáver viviente ávido de venganza.
Todo muy poético y homérico, objetivo cumplido, todo salvo... la sed de sangre, claro.
Preacher no puede marcharse sin acabar su misión, y para ello hace falta un poco de acción.
La venganza se sirve mejor fría, y Preacher acribilla al comisario Stockburn (Russell, clásico secundario del mundo del western) y a todos sus ayudantes, en una larga escena deudora nuevamente en exceso de Sergio Leone.
Stockburn, que está seguro de haber visto antes al forastero, muere curiosamente, con el mismo círculo de disparos que luce Preacher en su propia espalda.
Que cada uno saque sus conclusiones:
Como si fuese la lucha eterna entre el bien y el mal.
Así las cosas, un autoconfeso republicano como Eastwood es de esperar que se haga eco de temáticas religiosas como las referencias apocalípticas recién comentadas, o el oficio de “Predicador” de un enigmático personaje que Eastwood retrata conscientemente como un ser de dudosa entidad, sus aún incandescentes y descarnadas heridas mortales de bala en su espalda así nos lo hacen sospechar, y que curiosamente, no actúa de forma violenta pero que de repente se ve impelido a actuar de tal forma con el sano propósito de restaurar el bien según la concepción zoroástrica del bien y el mal.
Pero lo que más nos "sorprende" todavía por esto, son sus referencias medioambientales concienciando y denunciando al espectador del "peligro inminente" de la degradación de nuestro entorno ambiental... ecos de la rapiña Nietscheniana.
Preacher es, tal vez, el personaje más extraordinario de cuantos han aparecido jamás en un western, y el “súmmum” interpretativo de Eastwood, al menos en este género.
Es, al mismo tiempo, un ángel y un demonio.
Además, literalmente.
Sí, porque en varias ocasiones se sugiere su carácter y origen sobrehumanos, mientras que también parece ser un ser infernal, colmo del mal.
En Pale Rider, su misma aparición ya lo deja entender:
Durante la plegaria desgarradora de Megan, pidiendo a Dios un milagro para salvarse, aparece un jinete sobre un caballo tordo descendiendo la montaña, y plegaria y jinete se van sucediendo el uno a la otra y viceversa, como si el jinete no vagara por casualidad, sino que fuera la materialización de ese milagro suplicado por la chica.
Eastwood acentúa el carácter místico de su personaje, mostrando como éste se aproxima al poblado mientras la niña reza como si de un milagro se tratara; para ello, utiliza un montaje simultáneo de las imágenes:
Niña rezando-Preacher cabalgando con múltiples encadenados, reforzando el paralelismo entre ambas acciones.
De hecho, el título de la película “Pale Rider” se refiere a esos 4 Jinetes del Apocalipsis del libro “Revelaciones”, el cual, un jinete pálido cabalga a la muerte, en el capítulo sexto del libro.
Megan está leyendo en casa con su madre extractos del mismo cuando ven llegar por primera vez a Preacher.
Y más curioso, el principal oponente de Preacher se llama “Stockburn”, cuyo nombre hace referencia al infierno.
Es curioso también, observar las heridas de bala que tiene en la espalda Preacher, cómo se mira en el espejo, fíjense en las miradas del final, primero la del jefe de los malos, y a continuación la del minero, quien acaba por darse cuenta de lo que ha pasado, y comprobemos si los mercenarios a los que se va cargando le ven siquiera.
Aunque de forma soslayada, y con una fuerte carga de dobles interpretaciones, la sugerida historia del pistolero que regresa de la muerte vestido de Predicador para actuar como brazo ejecutor del señor, y alguna cosa más, circunscribe al marco de la narrativa fantástica.
Clint da muestras del doble juego desde el principio de Pale Rider cuando, acto seguido de un extraordinario y teatral ruego a Dios por parte de una indefensa joven, aparece como el enviado divino que presumiblemente solucionará los problemas de una honrada comunidad de mineros.
La dualidad del personaje, interpretado por el propio Eastwood, comienza aquí y se conserva hasta el final de Pale Rider, con un juego incesante de planos y contra planos de los que se esfuma para reaparecer súbitamente cual espectro, en un alarde de pericia técnica que nos mantendrá atentos a lo largo de todo el metraje.
Pero Preacher no es tan puro y limpio como parece.
El hecho de que vaya a un banco a recuperar de una caja fuerte sus pistolas, es indicio de un pasado violento.
Que Stockburn, el personaje contratado por LaHood para acabar con el misterioso salvador, le conozca, es más que sospechoso.
¿No estaremos realmente ante una historia de venganza?
La rivalidad inicial de LaHood y sus 7 secuaces, como los 7 pecados capitales contra el poblado, acaba convirtiéndose en Stockburn y compañía contra Preacher.
En Pale Rider el enfrentamiento no es sólo entre débiles y poderosos, sino también entre modernidad y tradición.
Una modernidad que no es bien vista por Eastwood, tomando partido por una tradición más respetuosa con el medio en que vive.
De todas formas, también se puede intuir, que pese a la ayuda de Preacher, se trata de un mundo condenado a la desaparición.
De alguna forma también se podría decir que el pasado que parece interpretar Eastwood, viene a buscar a los LaHood y los Stockburn para dejar el terreno libre a los "nuevos tiempos"
A pesar del planteamiento básicamente realista de la puesta en escena, el guión también proporciona pequeñas pinceladas sobre el posible origen sobrenatural de Preacher:
La compostura incrédula de uno de los villanos cuando afirma que esa persona está muerta.
El papel que cumple en el atormentado recuerdo de las dos mujeres protagonistas, otorgándoles, quizá, la posibilidad de despedirse de aquél que las abandonara.
El gigantón de poco cerebro que se pone de su parte.
Y así una y mil muestras que prueban sobradamente que El Preacher no es más que un salvador procedente del mismísimo infierno; muestras que, sin embargo, bien podrían encuadrarse, siempre bajo el prisma de los que no quieran creer, en los aburridos márgenes de la absoluta normalidad.
En general, los actores están muy bien todos incluso la niña, pero especialmente Michael Moriarty, además de Clint claro, que siempre está bien.
Y el malo desperdiciado por completo, así como todos sus secuaces.
Sin embargo, me pareció muy fabulesca la interpretación de ciertos actores secundarios que dieron una tónica que debió ser cómica, resultó ser mala, como Spider Conway, interpretado por Doug McGrath.
Pero como suele pasar cuando se quiere contentar a todos, se falla en algo.
También la parte final es decepcionante, cuando ves a la banda con su jefe a la cabeza, la cosa promete mucho y te recuerda inmediatamente a Leone, pero al final se queda en dos escenas:
Un montón de pistoleros friendo a balazos a un borracho a dos metros de ellos, y la eliminación de esos pistoleros uno a uno por Clint como si fueran todos retrasados mentales, y eso que eran unos pistoleros temibles, y el enfrentamiento final con el jefe.
Todo muy rápido.
Sin embargo, Pale Rider vende la idea de que todo ser humano debería ser libre, ser dependiente de sí mismo y tener su dignidad.
De eso trata, de oprimir al opresor y dar justicia en una sociedad que se sustenta por el oro de sus tierras y de que él que más tiene más quiere, y está dispuesto a llegar hasta donde haga falta para conseguirlo.

“Maybe if there was somethin' spiritual”



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