Valkyrie

“Many saw evil.
They dared to stop it”

Las Valquirias son dísir, o deidades femeninas menores que servían a Odín bajo el mando de Freyja, en la mitología nórdica.
Su propósito era elegir a los más heroicos de aquellos caídos en batalla y llevarlos al Valhalla donde se convertían en einherjar o espíritus guerreros.
Esto era necesario ya que Odín precisaba guerreros para que luchasen a su lado en la batalla del fin del mundo, el Ragnarök.
Su residencia habitual era el Vingólf, situado al lado del Valhalla.
Dicho edificio contaba con quinientas cuarenta puertas por donde entraban los héroes caídos para que las guerreras los curasen, deleitasen con su belleza y donde también "sirven hidromiel y cuidan de la vajilla y las vasijas para beber"
Por otra parte, el compositor alemán Richard Wagner incorporó cuentos nórdicos que incluyen a la valquiria Brunilda y su castigo y subsecuente amor por el guerrero Sigfrido (Sigurðr)
Estos trabajos incluyen su ópera “Die Walküre, WWV 86B” la cual contiene la conocida “Ritt der Walküren” así como “Das Rheingold”, “Siegfried” y “Götterdämmerung” que completan la obra lirica “Der Ring Des Nibelungen”
Estos retratos, junto con otros, han llevado a que en las representaciones modernas, las valquirias sean menos vistas como figuras de muerte y guerra, y más comúnmente como figuras románticas prístinas y con vestiduras de oro montando caballos alados.
Así y todo, la música de "Die Walküre, WWV 86B" capta perfectamente el sentido brutal, crudo, y primitivo del cometido de las valquirias.
“The Valkyrie; handmaidens of the gods, choosing who will live and who will die, sparing the most heroic from an agonizing death.
One cannot understand National Socialism if one does not understand Wagner”
Durante su vida política el dictador alemán Adolf Hitler fue objeto de varios atentados, algunas fuentes citan al menos 42 tentativas, pero ninguna tuvo éxito debido a que Hitler estaba permanentemente en custodia de las SS para mantener su seguridad y variaba repentinamente su agenda, adelantando o acortando su permanencia en los lugares que visitaba o simplemente cambiaba de ruta o fechas de actividades programadas sin previo aviso.
Planificar y ejecutar las acciones para llevar a cabo un atentando contra el Führer requería por parte de los conspiradores la más absoluta sangre fría, y estar dispuestos a asumir, que si fallaban, no sólo les aguardaba una ignominiosa y humillante muerte, sino que también afectaría a sus familias y conocidos.
Los intentos vinieron tanto por parte de los aliados como de sus círculos internos más cercanos.
Se dice que Hitler tenía además un doble, que lo reemplazó en más de alguna ocasión en Checoslovaquia, y que pereció en la Batalla de Berlín, en uno de los pasillos de la Cancillería.
El atentado del 20 de julio de 1944 fue un intento fallido de asesinar a Adolf Hitler, llevado a cabo por un grupo de oficiales de la Wehrmacht organizados por el coronel conde Claus von Stauffenberg como parte de un golpe de estado basado en la denominada “Operación Valquiria”
La ideología y práctica hitleriana del exterminio sistemático de ciertas minorías, sobre todo la de los judíos, lo convirtió en enemigo acérrimo de Hitler, a quien consideraba un monstruo.
El Plan de Emergencia Militar del Tercer Reich denominado “Operación Valquiria”, estaba previsto para ser usado en caso de una revuelta masiva de los obreros extranjeros esclavizados en Alemania o en situación de un grave caos civil en retaguardia debido a los bombardeos aéreos.
Dicho plan implicaba la movilización de unidades de la Wehrmacht para restablecer la autoridad y podía usarse según Friedrich Olbricht, General de la Werhmacht, y Autor intelectual de “La Operación Valquiria”, para que unidades militares de reserva tomasen el control de las ciudades arrestando a los líderes nazis, y desarmando a las SS y a la Gestapo tras la muerte de Hitler.
Dicho plan debía ser puesto en práctica por el veterano general Friedrich Fromm, Jefe de las Reservas Militares Alemanas, y para asegurar el éxito del Golpe de Estado era preciso reclutar a Fromm en la conspiración o neutralizarlo en caso necesario, ya que existían dudas acerca de su probable lealtad.
Inclusive a mediados de 1944 la conspiración obtuvo un nuevo apoyo en el General Karl Heinrich von Stülpnagel, Jefe Máximo de las Guarniciones Germanas en Francia, quien ofreció tras la muerte de Hitler tomar el control de París y negociar un armisticio inmediato con las tropas estadounidenses y británicas que avanzaban y con la resistencia francesa.
El plan fue aprobado en el círculo del General Herrmann Karl Robert "Henning" von Tresckow, solo había que dilucidar como se iba a llevar a cabo, dónde y cuándo.
Las derrotas de las tropas alemanas en 1942 e inicios de 1944 en que se desarrollaron los sangrientos combates en Jarkov y la matanza en el Cerco de Korsun-Cherkassy dificultaron los planes de asesinar a Hitler, pues éste ya no aparecía en público a diferencia de años pasados, y pasaba la mayor parte del tiempo no en Berlín sino en su cuartel general militar conocido como “Wolfsschanze” o “La Guarida del Lobo” situado en Prusia Oriental, o en su refugio alpino de Berchtesgaden.
En ambos sitios, Hitler era muy resguardado por tropas de la SS y no recibía a nadie personalmente sino a sus colaboradores más cercanos, sobre todo después que el jefe máximo de las SS, Heinrich Himmler, empezase a sospechar mediante la gestión de la Gestapo respecto de planes entre oficiales de la Wehrmacht para asesinar a Hitler.
El plan, debido a este motivo ya estaba condenado a fracasar si no se cumplía el objetivo máximo, asesinar al líder y apresar a la cúpula nazi.
A inicios de julio de 1944, von Stauffenberg ya había acudido a dos conferencias militares de Hitler con una potente bomba oculta en su maletín, mas no la había activado porque, según el alto mando conspirador, era necesario que junto con Hitler muriesen también sus posibles sucesores Hermann Goering y Heinrich Himmler.
Tal situación dificultaba el plan, pues Himmler, en calidad de Jefe Máximo de las SS, recibía órdenes directas de Hitler y rara vez iba a conferencias militares de la Wehrmacht, se desconoce si estuvo presente aquel día.
El sábado 15 de julio, ante la presión del tiempo, se permitió que Stauffenberg ejecutara el asesinato en cuanto pudiese, sin requisitos previos.
El plan consistía en que Stauffenberg llevase su maletín con una bomba, lo dejase al costado de Hitler en medio de la conferencia, pretextase una excusa para salir del recinto y luego huyese a Berlín para reunirse con los otros conspiradores en el Cuartel General del Ejército de Reserva, situado en la avenida Bendlerstrasse, llamado por ello el Bendlerblock.
Tras esto, Friedrich Fromm iniciaría “La Operación Valquiria” movilizando las tropas en apoyo al nuevo gobierno, arrestando a los líderes nazis; semejante plan era arriesgado y dependía de una gran coincidencia de hechos para tener éxito.
Stauffenberg colocó una bomba en una sala de mapas dentro de “La Guarida del Lobo”, Cuartel General de Hitler, donde se encontraba el Führer reunido con sus generales.
A las 12.40 la bomba explotó con gran potencia destruyendo gravemente la sala de conferencias, matando a cuatro oficiales e hiriendo gravemente a otros cinco, pero dejando a Hitler, Alfred Jodl y Wilhelm Keitel sólo con heridas relativamente leves.
No obstante, Stauffenberg observó la humareda desde fuera de la “Wolfsschanze”, y supuso que era imposible que Hitler hubiese sobrevivido, y con gran dificultad Claus pudo salir de “Wolfsschanze” deshaciéndose de la bomba que no había utilizado y retornó a Berlín a las 13.00 creyendo que Hitler estaba muerto.
En las semanas siguientes empezó a investigarse con mayor detalle el intento de Golpe de Estado, y Himmler ordenó a la Gestapo proceder al arresto de todo individuo que tuviese alguna clase de relación con los conspiradores, orden que luego abarcó extraoficialmente a numerosos alemanes sospechosos de oponerse al régimen nazi.
Se calcula que hubo en total unos 5.000 arrestos y 200 ejecuciones de opositores al régimen nazi, aunque no todas referidas a conjurados del 20 de julio.
Los detenidos que no habían sido aún ejecutados quedaron a disposición de la “Corte Popular” dirigida por su presidente, el infame juez nazi Roland Freisler.
Himmler ordenaba la detención de todos los miembros del clan von Stauffenberg, hombres, mujeres y niños, para su posterior ejecución bajo el concepto de Sippenhaftung, según el cual un acusado de crímenes contra el Estado extendía automáticamente su responsabilidad penal en igual medida hacia sus parientes, de modo que tales familiares del acusado eran considerados igualmente culpables, arrestados y en algunos casos también condenados a muerte por el delito que cometiera su pariente acusado.
Los primeros procesos empezaron el 7 de agosto de 1944 pero ya Hitler había ordenado que los encausados fueran condenados a muerte y ejecutados en la horca, sin excepción.
Una excepción importante fue con el General Erwin Rommel, que fue acusado de omisión por haber contactado con los líderes de la conspiración y por no haber alertado a sus superiores al tener conocimiento de tales planes; por ello se le ofreció la opción de suicidarse y así evitar un juicio público con el arresto de sus familiares.
Es posible que la muerte de Hitler hubiera terminado la Segunda Guerra Mundial y salvado a las 10 millones de personas que fallecieron como consecuencia de la guerra entre la fecha del atentado y la capitulación alemana el 8 de mayo de 1945.
Como un efímero corolario positivo, la familia de Claus von Stauffenberg con sus cinco niños y su esposa, la baronesa Nina Freiin von Lerchenfeld se salvaron de ser ejecutados porque las SS que les custodiaban al norte de Italia se entregaron a los británicos.
En un principio, Stauffenberg fue considerado como un traidor junto a los demás implicados; pero tras la caída del nazismo y conocido luego el exterminio de judíos en el Holocausto y las oscuras maquinaciones del régimen de Hitler en el Proceso de Nümberg, los conspiradores fueron ubicados en el verdadero contexto histórico, siendo considerados como héroes en la República Federal de Alemania.
“We have to kill Hitler”
Valkyrie es una película dirigida por Bryan Singer y protagonizada por Tom Cruise, Carice van Houten, Kenneth Branagh, Bill Nighy, Eddie Izzard, Thomas Kretschmann, Tom Wilkinson, Terence Stamp, Tom Hollander, Kevin McNally, Christian Berkel, Jamie Parker, David Bamber, David Schofield, Kenneth Cranham, Halina Reijn, Harvey Friedman, Ian McNeice, entre otros.
El guión corre a cargo de Christopher McQuarrie y Nathan Alexander.
Valkyrie fue estrenada en 2008, y está basada en la vida del Coronel Claus von Stauffenberg narrando el atentando del 20 de julio de 1944 contra Hitler.
¿Qué hubiera pasado si la figura clave del Siglo XX, y por ende, de la historia actual, hubiera muerto en otro momento y no en el que lo hizo?
¿Qué sería de la Europa actual si una insurrección dentro del propio nazismo hubiera tratado de acabar con él?
¿Y si el propio Tercer Reich hubiese tratado de retractarse y crear una disolución de conflicto con los aliados?
¿Qué sería de la tan comentada memoria histórica, en este caso mundial, si la figura representativa del mal contemporáneo no hubiese conseguido perpetuar alguno de sus horrores?
Valkyrie no puede responder a estas preguntas, pues no se trata de ciencia ficción, pero narra un hecho pequeño y vital que sin duda hubiera cambiado el curso de la historia, el arrojo de unos hombres de principios dentro de un régimen aparentemente basado en grandes ideas, pero en el fondo tan manierista como una sola imagen:
Una esvástica, por ejemplo.
Valkyrie se centra en la rápida concienciación asumida por un conocido seguidor del régimen nazi, asqueado de la escalada de atrocidades cometidas en nombre del Tercer Reich.
De forma decidida, irá tentando las posibilidades que le permitan conocer el desencanto de varios de sus compañeros en el ejército, y muchos otros expectantes ante una más que probable victoria aliada, exteriorizando un grado de arribismo que en Valkyrie no alcanza la debida hondura, pergeñando un atentado, denominado “Operación Valquiria”, a partir del cual se articularía una operación que acabaría con Hitler, y de Himmler deteniendo a continuación el funcionamiento de las SS.
Y es que eso es lo que se nos cuenta, uno de los varios atentados que sufrió Hitler, 9 meses antes de morir realmente.
Uno de los cabecillas, el protagonista de la historia, es el Coronel Claus von Stauffenberg, interpretado por Tom Cruise, que junto a otros oficiales planea la forma de matar al Führer para librar al mundo de un ser como ese y a Europa de la cruenta guerra.
Vemos otros de los atentados que él mismo planificó e intentó, y en qué acaba esta operación, conocida como del “20 de Julio” u “Valquiria”, pues esa era la palabra clave en la operación.
Así las cosas, vemos que Claus von Stauffenberg ha perdido un ojo, la mano derecha y dos dedos de la izquierda durante la batalla del paso de Kasserine en la cordillera Atlas.
Una vez trasladado a Berlín, se une a una red de conspiradores que planean asesinar a Adolf Hitler (David Bamber) en la conocida “Operación Valquiria”
Cansados de la megalomanía del Führer, este grupo de rebeldes planea crear un gobierno provisional que firme un armisticio con los aliados.
El atentado falló y cuatro de los aproximadamente 200 participantes, entre los que se encontró el propio Claus von Stauffenberg, fueron fusilados o tuvieron la opción de suicidarse esa misma noche.
El resto fueron condenados por el juez nazi Roland Freisler en la corte del pueblo.
Valkyrie trata de responder, a través de un impecable trabajo de investigación:
¿Por qué no triunfó “La Operación Valquiria”?
Sin embargo, la gran incógnita es:
¿Cuáles podrían haber sido las consecuencias del triunfo de “La Operación Valquiria?
Valkyrie reconstruye minuciosamente el proceso de elaboración del complot, su materialización y la gravísima crisis institucional que el sistema nacionalsocialista padeció durante las horas posteriores al atentado.
Sin embargo, son demasiadas las incógnitas que han sido obviadas.
Por ejemplo, no se trata de indagar en las motivaciones, expectativas y contradicciones de un grupo de militares que dieron su vida por una causa avocada al fracaso, confiriendo así a todo el conjunto un tratamiento muy cercano al documental.
Valkyrie relata el atentado más importante que sufrió Hitler pero a través de un protagonista principal, o sea escapará del mero anecdotismo para centrarse en el accionar del héroe, desde su caída literal en el comienzo hasta su ascensión por redención hacia el final.
Es curioso que el personaje del coronel, luego de "arrancarse un ojo", y siguiendo con su concepto de la vida y el mundo, se convierte en el principal artífice del atentado.
Para ello, y en un plano detalle por demás de relevante, oculta su cruz en el pecho antes de mostrarse públicamente; o sea, sus valores quedarán ocultos hasta el momento apropiado.
En el momento en que enfrenta a Hitler y le hace firmar un documento, su "altura" y comportamiento se corresponde inversamente a la actitud de Hitler:
Inclinado y agazapado.
En la misma escena, Hitler firma ese mismo documento estampando su firma en un documento "falso", que se llama exactamente "Operación Valquiria", citando a Wagner y en la cual el Führer cree firmemente como se observa en la secuencia.
El coronel, al tergiversarlo a su conveniencia, manifiesta su más íntima convicción de negación de tal tradición, recordemos que la aceptación final en la participación del atentado se da en una iglesia.
Muchísimo más se puede agregar y en el que solo es necesario mirar atentamente. Valkyrie me pareció sencillamente brillante como documento histórico.
Sus errores consisten en no presentar el desenvolvimiento de los hechos dentro del salón de reuniones luego de la explosión, no presentar aunque sea un indicio de la teoría alterna del doble de Hitler, y no presentar el protagonismo que tuvo “El Zorro del Desierto” Erwin Rommel en el hecho y la causa de su muerte tan encadenada a los sucesos.
Pero destaco la escena del fusilamiento de von Stauffenberg, con su ayudante arrojándose en el camino de las balas es, al parecer, histórica, pese a lo que pueda parecer.
“Only God can judge us now”
Mucha gente, sobre todo en el extranjero, no sabe, y otra no quiere saber, que en Alemania no sólo hubo nazis, sino también alemanes buenos, y que fueron numerosos los que pagaron con la vida su oposición política, ética o religiosa a Hitler; eso no significa minimizar la responsabilidad de los alemanes y las terribles cosas que se hicieron, pero es de justicia recordarlo y traerlo a colación.
La Resistencia Alemana fue la oposición de individuos y grupos tanto civiles como militares en Alemania al régimen nacionalsocialista entre 1933 y 1945.
Debo señalar, muy enfáticamente, que no todos los alemanes son responsables del fenómeno nazi y del horror que causó.
La resistencia fue muy fuerte y desde todas las capas sociales e ideológicas.
Especialmente activos fueron los comunistas y algunas Iglesias.
Las razones de que se les ignore tienen que ver con la propia memoria alemana tras la guerra:
Si has sido débil o infame es mejor que lo hayan sido todos, queda más repartido.
Y también con la visión que a los Aliados les interesó mostrar de los alemanes:
Era mejor para combatirlos y someterlos verlos como una nación homogénea en la brutalización; así que los vencedores determinaron que no hubo una resistencia alemana digna de tal nombre.
Todavía hoy, hay pocos lugares de Alemania como el espléndido Centro de la Memoria de la Resistencia, en Berlín, en el mismo Bendlerblock que fue el centro de “La Operación Valquiria” y donde fue fusilado Claus von Stauffenberg.
La lista de los alemanes que resistieron contra Hitler es muy larga y variada.
Están también los alemanes exiliados que lucharon desde el extranjero, los prisioneros de guerra y sobre todo los millares de hombres y mujeres que se opusieron a título personal al régimen y escondieron judíos, realizaron sabotajes o acometieron, en un país en el que un chiste podía costarte literalmente la cabeza, pequeñas pero corajudas acciones de oposición.
En diferentes grados, de la resistencia pasiva a la conspiración para matar a Hitler, lucharon esos otros alemanes a lo largo de 12 años una guerra solitaria, sin ayuda exterior, ante un enemigo despiadado, una sociedad entregada y delatora, y el aparato policial más terrible y mejor organizado del mundo.
Hacía falta tener coraje, mucho coraje.
Pese a su fracaso los resistentes preservaron, de alguna manera, el honor del pueblo alemán frente a la esvástica.
El 20 de julio de 1952, a partir de una iniciativa de los familiares de los luchadores de la resistencia del 20 de julio de 1944, Eva Olbricht, viuda del General Friedrich Olbricht, se puso la primera piedra de un memorial en el patio del Bendler Block.
El 20 de julio de 1962, el alcalde de Berlín Franz Amrehn inauguró una placa en el patio conmemorativo, con los nombres de los oficiales allí ejecutados en 1944.
A partir de una iniciativa del círculo de luchadores de la resistencia del 20 de julio de 1944, el Senado de Berlín resolvió establecer un centro memorial y educativo que informase al público sobre la resistencia al Nacionalsocialismo y se introdujo la siguiente inscripción en el muro de entrada al patio:
“Aquí, en el antiguo Alto Mando del Ejército, alemanes organizaron el intento de derrocar el ilegal régimen nacionalsocialista el 20 de julio de 1944.
Por eso sacrificaron sus vidas”

“Es lebe das heilige Deutschland!”
(Long live sacred Germany!)



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