Babel

“Help!
Ayúdame!
HELP!”

¿Qué sucede con la comunicación en un mundo globalizado?
La Torre de Babel es una construcción mencionada en el antiguo Testamento, y según algunas interpretaciones del capítulo 11 del Génesis, los hombres pretendían, con la construcción de esta torre, alcanzar el Cielo.
De acuerdo con la Biblia, Dios, para evitar el éxito de la edificación, hizo que los constructores comenzasen a hablar diferentes idiomas y se dispersaron por toda la Tierra.
La explicación bíblica del por qué de los diferentes idiomas ha tenido tres representaciones principales en el arte:
La construcción de la torre, la destrucción de la torre y la confusión de las lenguas, seguida de la dispersión.
Los dos primeros han sido mucho más representados.
Por otra parte, la palabra "Babel"; su origen viene del hebreo "Balal" que significa "confusión", su significado coincide con la idea que quiere hacernos llegar Moisés, autor no sólo de este libro sino de los 4 siguientes, para que comprendamos la importancia del pasaje.
El nombre “Babel” evoca un sentimiento de caos, el caos de la comunicación en un mundo que al parecer, a pesar de tener varios idiomas, se las arregla lúcidamente para comunicarse sin mucho problema.
La analogía torre-hombre, así como el árbol se acerca a la figura humana, la torre es la única forma de construcción que toma la vertical como definición.
Las ventanas de esa torre, del último piso, corresponden a los ojos y al pensamiento.
Por esta causa se refuerza el simbolismo de la Torre de Babel como empresa quimérica, que conduce al fracaso y al extravío mental.
De igual modo, el arcano decimosexto del tarot expresa la catástrofe en forma de torre herida por el rayo.
La imagen alegórica presenta una torre semiderruida por un rayo que cae sobre ella en la parte superior (cabeza)
Los ladrillos son de color carne para ratificar que se trata de una construcción viviente, imagen del ser humano.
Dos personajes caen heridos por los materiales que se desprenden de la torre:
El primero es un rey; el segundo, el arquitecto de la torre.
Expresa el peligro a que conduce todo exceso de seguridad en sí mismo y su consecuencia, el orgullo, en relación, nuevamente, con la Torre de Babel.
No obstante, en el simbolismo de la torre cabe hallar una ambitendencia.
Su impulso ascensional iría acompañado de un ahondamiento:
A mayor altura, más profundidad de cimientos.
Los arqueólogos han intentado ubicar esta construcción:
Para unos, estaría en la actual Irak, sobre todo, al oeste de Bagdad; para otros, se encuentra cerca de la antigua Babilonia.
Para muchos, está en nosotros mismos.
¿Qué pasa con esta sociedad?
¿Cómo se logra la comunicación?
“They look at us like we're monsters”
Babel es una película dramática de 2006, dirigida por el cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu, con un guion original del escritor Guillermo Arriaga, y protagonizada por Brad Pitt, Cate Blanchett, Gael Garcia Bernal, Koji Yakusho, Elle Fanning, Rinko Kikuchi, Adriana Barraza, Said Tarchani, Clifton Collins Jr., Boubker Ait El Caid, entre otros.
Babel fue candidata a siete premios Oscar, entre ellos mejor película, mejor director, edición, guión original, y actrices de reparto para Rinko Kikuchi y Adriana Barraza; aunque finalmente sólo consiguió el premio en la categoría de Mejor Banda Sonora.
Babel es cine de imprescindible denuncia en una acomodada sociedad occidental del siglo XXI que mira siempre para otro lado.
Con Babel, el director mexicano Alejandro González Iñárritu cierra lo que se ha dado en llamar “La Trilogía de lo Humano”, y la cierra de una manera ciertamente brillante.
Al igual que en sus dos películas anteriores "Amores Perros" (2000) y "21 Grams" (2003), Babel comparte el mismo sistema de narración, es decir enlazando historias que aparentemente no tienen nada en común pero que a lo largo de la proyección se encuentran uno o varios puntos coincidentes.
También es de admirar que Babel maneja 4 idiomas…
Con este “cocktail” el director nos invita a un viaje por nuestro mundo real, por distintas civilizaciones y pensamientos.
Un viaje a las necesidades, al sufrimiento, y sobre todo a la desesperación.
En este viaje iremos acompañados por la fabulosa música de Gustavo Santaolalla, quien repite también en la trilogía, y guiados por la excitante narración de Guillermo Arriaga, guionista habitual también del director.
Babel no se trata, en cualquier caso, de un viaje hacia lo desconocido, puesto que los sentimientos expresados y las emociones son universalmente conocidas.
Pero sí se podría decir que Babel es un viaje hacia lo que nunca nos paramos a observar, hacia todo eso que está ahí, y no alcanzamos a ver.
En ese sentido, no puede ser más apropiado el título de la película para expresar de manera muy sui generis en qué se ha convertido el mundo, y sobre todo las diferentes mentalidades y modos de vida entre las civilizaciones.
La narración es ágil, entretenida, y con ese punto de presunto desorden que hace que se entremezclen sentimientos, confidencias y estados de ánimo.
En esta ocasión tenemos cuatro historias:
Por un lado una familia humilde marroquí que vive en su aldea alejada del mundo.
Por otro lado, unos turistas americanos que deciden desconectar de su mundo occidental a través de un viaje a Marruecos.
En tercer lugar los hijos de esta misma familia se ven salpicados en una historia al más puro estilo mexicano de "Amores Perros" por culpa, no intencionada, de su cuidadora.
Por último, y aparentemente la historia más alejada de las otras dos, tenemos a una familia, padre e hija, intentando superar la repentina muerte de la madre.
Babel está basada en la torre de babel, en la cual, se unen todas las etnias.
En este caso, las vidas de una familia estadounidense, una mexicana, una marroquí y una japonesa se centran en esta historia que se unen mediante el regalo de un rifle, que es dado por un japonés a un marroquí, éste se lo vende a otro marroquí para defender a sus rebaños.
Los hijos de éste, Yussef (Boubker Ait El Caid) y Ahmed (Said Tarchani), lo usan para cuidar el rebaño, pero empiezan a jugar al tiro al blanco, cuando disparan a un autobús de turistas hiriendo a una mujer estadounidense, Susan Jones (Cate Blanchett)
El marido Richard Jones (Brad Pitt) la lleva a una población cercana para que recibiera atención.
En otro tiempo de la historia en Estados Unidos una niñera de origen mexicano Amelia (Adriana Barraza) recibe la visita de su sobrino Santiago (Gael García), quien viene a recogerla para llevarla a la boda de su hijo que es en una ciudad fronteriza mexicana, ella hace todo lo posible por dejar bajo cuidado de otra persona los hijos de sus patrones (Ellen Fanning y Nathan Gamble), que están de viaje, y es la pareja de turistas estadounidenses que fue atacada en el autobús.
Al ver que no tiene otra opción, Amelia decide llevarlos a la boda, su sobrino le dice que no lleve a los niños, pero Amelia insiste diciéndole que regresarán ese mismo día sin problema y Santiago accede.
En otro punto esta Chieko Wataya (Rinko Kikuchi), hija del japonés Yasujiro Wataya (Koji Yakusho) que regalo el rifle.
Chieko es una adolescente sordomuda que vive frustrada pues su discapacidad no le permite interactuar con los chicos que ella quiere, esto se ve a lo largo de la historia, cuando intenta interactuar con los chicos que le gustan pero no puede.
Ese trauma se refleja en la obsesión que tiene por perder su virginidad, como se aprecia en el resto del metraje.
La muerte de su madre también afecta al personaje, que vive en un mundo de silencio.
A excepción de la niñera mexicana con los turistas estadounidenses, ninguno de los grupos de personajes se conocen, a pesar de la repentina e inesperada conexión entre ellos, siempre estarán aislados debido a su propia incapacidad de comunicarse efectivamente con su entorno.
Con cada una de las cuatro historias, Babel pretende explorar una de las caras de la incomunicación y el choque de culturas.
Todo sin perder de vista la corrección política y la ñoñez que tan crudas, artísticas y revolucionarias siempre tienen.
Los pobres siempre son buenos, los policías fronterizos malos, etc. etc.
Eso sí, no cae en el cliché del blanco anglosajón gordo que maltrata al pobre mejicano/marroquí.
En Babel la peor de las violencias siempre viene de la mano de los congéneres de uno.
Además, Iñárritu tampoco se achanta a la hora de mostrar las miserias de su propia cultura, el México de las armas, el alcohol y la brutalidad con los animales.
Ambas cosas evitan el aire maniqueo que muchas de estas películas terminan por coger.
No se trata ya de tres relatos urbanos en distintos grupos sociales en un solo país, sino de historias que transcurren en tres países muy distintos entre sí:
Frontera entre México y Estados Unidos, Marruecos y Japón; cuyo común denominador es la incomunicación personal y cultural (pareja en Marruecos), cultural y social (niños y nana en México) y personal (y hasta cierto punto también social: Japón)
Ciertamente, el trasfondo aquí es la globalización bajo el enfoque de “choque de civilizaciones” y con derivaciones ideológicas y hasta políticas de candente actualidad.
Sin embargo, Babel no nos habla verdaderamente de la comunicación, es más bien el efecto y las consecuencias del mal uso de un arma, una casualidad o un accidente lo que se usa como pretexto para que se desenvuelva la historia, un tipo de engaño, no veo por ningún lado esa especie de globalización tan prometida, tampoco veo problemas de comunicación pronunciados.
Aun sí, la cohesión de sus historias es creíble, sin embargo cada una llega a realizarse por su lado dejado atrás al resto, a pesar de derivarse del mismo punto y ser una cadena, llegamos a una instancia en que los eslabones se desenganchan desinteresadamente, algo que es un marcado error en una producción donde todo se debería llevar de la mano, inclusive una de las historias es agregada como mero pretexto narrativo.
Si bien es verdad que Babel no deja en un muy buen lugar a México y Marruecos.
Muchos americanos se plantearán dos veces el irse de vacaciones a Latinoamérica o a países árabes.
En Babel, cuando llegan a México, los inocentes niños americanos descubren cómo puede resultar divertido para los niños de allí, el perseguir a un pollo sin cabeza, y presenciarán una boda de pueblo en una ciudad perdida.
En cuanto a Marruecos, da a entender que si no te mata un ataque terrorista, te puede matar un niño que está probando el arma.
Además de los tópicos:
La japonesa caliente, los americanos aburridos, los marroquíes oligofrénicos y los mexicanos imbéciles, etc.
En Babel tenemos claramente personajes que siguen el perfil de las anteriores historias del tándem Iñárritu-Arriaga:
Hay catástrofe, alegrías pasajeras, tristeza, discriminación, vacío existencial, soledad, incomprensión y un pasado que atormenta, pero parecería que la desesperación y la incomunicación son los condimentos especiales que movilizan a todos los involucrados, y de dos en dos:
Chieko y Amelia:
La riqueza y la pobreza.
El antro japonés y la boda "ranchera":
Frivolidad y alegría.
Chieko busca sexo para sentir amor, no para “saberse” amada.
Cree que un contacto íntimo va a suplir el amor:
Provoca al primo de su amiga.
Van a un antro y él la cambia por otra.
En su desesperación busca al policía y la respuesta, con acciones, es de respeto y comprensión:
Eres mucho más que un "objeto de placer"
Por otro lado, Amelia vive sola y es feliz.
Su vida son “los otros”, los niños que no son suyos, pero que son su vida.
Su hijo y sus hijas, el sobrino y los parientes... pasan a segundo plano.
Soledad y amargura vs. Entrega y cariño.
El sinsentido y el sentido de la vida:
Chieko se quiere suicidar y Amelia arriesga su vida por unos niños.
Para reflexionar me parece interesante los siguientes puntos:
Sin ruido, el antro es absurdo.
La experiencia del mundo silencioso.
El maltrato a los ancianos marroquíes y a Amelia... a manos de sus compatriotas:
Ambos policías.
La leyenda de Abel y Caín... al "perverso" Yussef, el dolor lo lleva al arrepentimiento.
La gratuidad del guía y el utilitarismo del primer mundista que aprende una lección.
Los niños marroquíes juegan con fuego.
Su edad les impide ver el peligro de las armas mortales y ellos lo ven como un simple juego.
Rápidamente todo se convierte en catástrofe y uno de ellos muere trágicamente.
Su hermano queda vivo pero en su mente siempre estará ese recuerdo, que lo hará pensar dos veces antes de volver a cometer una tontería.
Amelia es una mujer que ha luchado arduamente para lograr lo que tiene.
En verdad ama a esos niños porque los ha cuidado desde siempre y son su responsabilidad.
Cuando se pierden en el desierto ella los protege anteponiendo su propia vida.
Ese paraje estéril representa muchas cosas:
Soledad, incomunicación, angustia por no poder solucionar un problema, impotencia...
Al final todo se le va de las manos, pero reconoce que fue su culpa y los niños son encontrados sanos y salvos.
Richard y Susan son una pareja que tratan de solucionar un error tomando unas vacaciones, sin embargo, esto no es suficiente.
La tragedia que les ocurre les hace unirse más, escucharse mutuamente y valorar lo que tienen:
Sus propias vidas, sus hijos y el amor que se tienen el uno al otro.
Richard vive un calvario pensando que su esposa va a morir, pero al final logra sobrevivir.
Nos hace ver que a veces nos sentimos mal por asuntos pequeños que se pueden solucionar fácilmente, y que no son nada comparadas con las verdaderas tragedias de la vida.
Chieko parece una chica risueña y vital, pero en realidad es una persona profundamente lastimada e infeliz.
Siente un gran vacío y hasta cierto punto esta traumatizada por la muerte de su madre, su padre la ignora y encima está su discapacidad, por la cual es rechazada y ella perfectamente lo sabe.
Piensa que su vida no será como la de una persona “normal”
La vemos divertirse y estar rodeada de amigos, pero siempre termina con un semblante triste.
Esto nos hace ver que la soledad no tiene que ver con estar acompañado físicamente, sino que es una condición del corazón.
Trata de tener sexo con cualquier hombre para sentirse deseada, pero en realidad lo que busca es sentir un poco de amor, llenar ese vacío interior, aunque sea de la manera más denigrante.
Llega a su casa y se derrumba.
Sólo están ella, el silencio y sus pesares:
El verdadero dolor es aquel que se sufre sin testigos.
Cuando el último hombre la rechaza no lo resiste y se pone a llorar, en una de las escenas más desgarradoras.
Contempla el suicidio, pero al final se arrepiente y es rescatada por su padre.
Y por último, tenemos ese portentoso final.
Sin duda, el más bello, puro e inigualable que haya visto.
Esas manos unidas, esos rostros surcados por lágrimas, ese hermoso abrazo, ese padre acariciando a su hija.
No cabe duda de que una imagen dice más que mil palabras.
La cámara se aleja y esas dos personas que se han reencontrado desaparecen entre la inmensidad de los rascacielos de las torres de Babel.
Quizás Babel sea una mirada al interior de un mundo consternado y de mal trecho, pero en el fondo no es más que una enseñanza a todo aquel que no quiera escuchar.
Iñárritu nos da la posibilidad de mirar más allá, de mirar cómo todos nuestros intentos nos han llevado a un silencio más profundo, a un silencio ensordecedor, un silencio que nos destroza el tímpano y nos comprime los sentidos.
Nos ha llevado a descubrir cómo las personas hablan lenguajes diferentes incluso compartiendo el mismo idioma, el mismo origen común, la misma cultura, cómo interpretamos todo lo que se nos dice, reconstruimos todo lo que se nos dice y lo recreamos e inventamos en nuestras consciencias, cómo nos encontramos solos, aislados, en un mundo repleto de personas, caminamos y compartimos vida con millones de personas, en esos entramados sociales complejos y absurdos, tratando de olvidar, de ignorar que hemos extendido el mundo, hemos creado universos paralelos que lo subdividen y nos separan, hemos olvidado escuchar.
Si hay una palabra que pueda definir de manera común lo que sienten los personajes, esa es "desesperación"
Todos y cada uno de ellos la sienten en su momento, en mayor o menor medida, y tan sólo unos pocos privilegiados podrán evadirla por momentos, o quizás para siempre.
No podemos dejar de destacar las brillantes interpretaciones de Brad Pitt, Cate Blanchett, Adriana Barraza y Rinko Kikuchi, algunas de ellas premiadas en diferentes festivales de cine.
Brad Pitt se muestra ante cámaras desahuciado y poco atractivo con el fin de demostrar que su talento es más importante que su físico, esto quizá por el envejecimiento; aspecto que no afecta en lo más mínimo a una sobresaliente Cate Blanchett, quien brinda una actuación de talla en un personaje poco carismático.
Gael García que poco se luce, es un actor de relleno, un hombre con renombre así como Koji Yakusho, mera publicidad para Babel, pero hay talentos que sobresalen notoriamente, como lo es Rinko Kikuchi y una impactante Adriana Barraza.
Puestos a elegir, me quedo con la historia que transcurre en Japón, donde la intensidad de las miradas y silencios de Rinko Kikuchi y Koji Yakusho rozan, gracias al depurado y limpio guión de Arriaga, las más altas cimas estéticas de Babel.
La escena de la conversación telefónica en la que se nos muestra desde el otro lado, con un Brad Pitt muy metido en el papel ocultando a su hijo su malestar, llora sin que éste sepa nada.
Con el micromundo de un autobús de temerosos y recelosos turistas primermundistas, noqueados por sus propios prejuicios, que exigen unos privilegios occidentales, como el aire acondicionado, indiferentes a las necesidades de una gentes a las que ni siquiera quieren acercarse.
En ese momento convierten el autobús en su frontera.
Interesante la desinformación por la cual se nos hace creer hasta el final que el personaje de Cate estaba muerto, y quizá es aquí el único lugar donde la desordenación de la información juega su papel eficientemente quedando antes en el metraje la frase de "Susan se está recuperando", cosa que nos es imposible situar tras las informaciones sobre la supuesta muerte y que nos impone esa idea hasta el final.
La escena de la discoteca con la chica japonesa, y alguna otra, en la que se nos muestra el poco sentido que pueden tener ciertas cosas para una persona incapaz de percibirlas.
Las vistas de la ciudad desde el piso del japonés y su hija, etc.
Sin embargo, me hubiera gustado saber:
Qué le escribe la japonesa Chieko al inspector, qué le sucede al sobrino de Amelia, si finalmente muere el chico marroquí, por qué la japonesa le dice al inspector que su madre se suicidó tirándose por el balcón...
Me atrevo a deducir solo un misterio, que la madre de la niña no se suicidó:
La niña la mató con el rifle por accidente cuando era pequeña, y eso es lo que le contó al policía en la nota.
Por eso el policía se queda asombrado al leerla en el bar.
Él ya sabía que la madre se había suicidado, porque se lo había dicho el padre de Chieko, con lo cual no podía sorprenderse por eso.
Al mismo tiempo, tampoco podía decir en la nota que se iba a suicidar, porque en ese caso, vista las buenas intenciones que el policía llevaba, no se aprovechó sexualmente de ella, y es de esperar que hubiese salido “pitando” para intentar evitarlo.
De todo eso, y unas pocas cosas más, creo que lo que le cuenta en la nota es que ella mató a su madre porque cogió el rifle jugando de pequeña.
De esa forma se cierra aún más la historia del rifle, que desde el principio ha sido la fuente de todos los problemas.
Un error ENORME:
La bala, tal y como está disparada, no pudo hacer dado al lado izquierdo del autobús.
Otra de las cosas que me llamó la atención fue que tanto la familia estadounidenses como la japonesa, son las dos familias de estados más ricos y con un nivel de vida mucho mayor, y cuando acaba Babel no quedan demasiado mal paradas.
Sin embargo, las familias mexicanas y marroquíes que intervienen no pueden decir lo mismo, ya que sus vidas quedan destrozadas.
¿Casualidad?
No lo sé.
A la incomunicación se añaden otros factores de separación, aislamiento y confusión, como la insolidaridad, la incomprensión, la ignorancia y los prejuicios.
Babel evoca el pasaje bíblico de la soberbia de quienes querían construir una torre que llegara al Cielo, castigada con la división de lenguas, la confusión y la incomunicación.
Babel explica el drama de la Humanidad desde la perspectiva próxima, cotidiana y de fácil comprensión, de las personas que sufren con dureza las consecuencias de la incomunicación y la incomprensión como la pareja de turistas abandonada por los compañeros de viaje, hija muda desatendida por el padre, etc.
Babel no incluye, lo que es muy de agradecer, referencias grandilocuentes a los conflictos globales que dramatizan la vida colectiva.
La cita del terrorismo es más bien marginal y se apoya en hechos no relacionados con él.
Por tanto, Babel no es un cuento moral.
Pese a ello, algunos espectadores pueden sentirse tentados a pensar que el mundo atormentado de nuestra generación necesita atacar las fuentes de la soberbia, la prepotencia, la insolidaridad y la intolerancia, que nos enfrentan y ahogan.
Concluyendo:
La desesperación, la impotencia en extremos como el que se narra en Babel lleva a la agresividad.
Babel nos muestra el lado más globalizado de nuestro planeta en pleno siglo XXI, examina los problemas sociales presentes en nuestra sociedad y su entorno, sobre todo la discriminación en cualquier ámbito, logra irradiar con brillantez en un drama salpicado de dolor, angustia, pesadez, temor y preocupación.
Babel nos muestra la vida desde diferentes ángulos:
Cómo es huir o esconderse de las consecuencias de nuestros actos, cómo es enfrentar las situaciones más adversas que llegan inesperadamente, cómo es luchar contra la soledad y la incomprensión de nuestros seres más cercanos…
Babel habla sobre los sentimientos y las emociones, explora con denuedo esas facetas de nuestro entorno.
Cada vida es una historia diferente, pero hay ese algo que lo une a la otra sin tener en claro qué es.
Babel trata quizá de una sencilla representación fundamentada en la teoría del caos, pues si ordenamos mentalmente la cinta, nos damos cuenta que de entre todas las situaciones narradas hay un acontecimiento que si no hubiera tenido lugar, jamás se habrían dado el resto de situaciones descritas, a excepción de una.
De esta manera, a modo de efecto dominó, Babel nos muestra esta cascada de acontecimientos derivados sin que, quien los provocó, sea mínimamente consciente de ninguno de ellos.
Un mundo sin entendimiento es un mundo condenado al ostracismo, a la soledad de sus habitantes y presumiblemente a la creación de una simbólica torre de Babel, donde cada persona hable a gritos y pocos consigan llegar al fondo último del deseo humano.

“This is your fucked-up country, it's your responsibility!”



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