Dr. Jekyll and Mr. Hyde

“Things one can't do, are the ones I want to”

Se conoce como Trastorno de Identidad Disociativo (TID), antes conocido como Desorden de Personalidad Múltiple, a un trastorno que se caracteriza por la existencia de 2 o más identidades en una persona; cada una con su propio patrón de percibir y actuar con el ambiente; donde al menos 2 de estas personalidades toman el control del comportamiento del individuo de forma rutinaria, y están asociadas también con un grado de pérdida de memoria, más allá de la falta de memoria normal.
A esta pérdida de memoria, se le conoce con frecuencia como “tiempo perdido” o “tiempo amnésico”; y se le asocia con el trastorno límite de la personalidad, el trastorno por estrés postraumático, la depresión, el trastorno por abuso de sustancias, autolesiones o ansiedad.
Para el siglo XIX, el precursor histórico de DID se describía con frecuencia como un estado de sonambulismo, al tiempo que despertó un intenso interés en el espiritismo, la parapsicología y la hipnosis, que continuó hasta principios del XX; donde los hipnotizadores informaban sobre lo que pensaban que eran “las segundas personalidades que surgían durante la hipnosis” y se preguntaron cómo podían coexistir 2 mentes.
A fines del siglo XIX, había una aceptación general, de que las experiencias emocionalmente traumáticas podrían causar trastornos a largo plazo, que podrían presentar una variedad de síntomas; por lo que se miró el trauma infantil y otros casos relacionados con experiencias de guerra o problemas de salud durante la infancia; sin olvidar los factores genéticos de salud como el desorden mental, y hasta se consideró como causa, el sueño perturbado o alterado.
También, El TID se atribuye a extremos de estrés o trastornos del apego, debido al mayor uso de la imaginación como forma de afrontamiento ante el recuerdo traumático.
Otras explicaciones sugeridas, incluyen la crianza infantil insuficiente, combinada con la capacidad innata de los niños en general para disociar recuerdos o experiencias de la conciencia.
De esa manera, la gente estuvo expuesta a ideas psicológicas que les interesaron; y eso se reflejó en la literatura, como en muchos cuentos de Edgar Allan Poe, “Frankenstein” de Mary Shelley; muy especialmente en “Strange Case of Dr Jekyll and Mr Hyde” (1886) de Robert Louis Balfour Stevenson, que tuvo impacto formidable.
Stevenson fue un novelista, poeta y ensayista británico, cuyo legado es una vasta obra que incluye crónicas de viaje, novelas de aventuras e históricas, así como lírica y ensayos; y se lo conoce principalmente por ser el autor de algunas de las historias fantásticas y de aventuras más clásicas de la literatura juvenil.
Su obra, “Strange Case of Dr Jekyll and Mr Hyde” está dedicada al tema de los fenómenos de la personalidad escindida, y que puede ser clasificada como novela psicológica de horror.
Muy enfermo en su madurez, Stevenson buscó en vano desde 1880, una residencia adecuada para su salud; y pasó sus veranos en varios lugares de Escocia e Inglaterra, incluyendo Westbourne, en Dorset; una zona residencial en Bournemouth; siendo durante su tiempo allí, que él escribió esta historia; nombrando al personaje de Mr. Poole por la ciudad de Poole que se encuentra al lado de Bournemouth; y el nombre de Jekyll, por El Reverendo Walter Jekyll, un amigo de Stevenson, y hermano menor del horticultor y diseñador de paisajes, Gertrude Jekyll.
A principios de otoño de 1886, los pensamientos de Stevenson giraban en torno a la idea de la dualidad del ser humano, y cómo incorporar la dualidad del bien y del mal en una historia; y una noche tuvo un sueño…
Al despertar, tenía la idea para 2 o 3 escenas que aparecerían en la novela:
“A altas horas de la mañana” dijo la señora Stevenson, “fui despertada por gritos de horror de Louis.
Pensando que tenía una pesadilla, le desperté.
Él se dijo furioso:
“¿Por qué me has despertado?
Estaba soñando un dulce cuento de terror”
Yo le había despertado en la escena de la primera transformación”
“Strange Case of Dr Jekyll and Mr Hyde” es una novela sobre una doble personalidad, que fue muy influyente en el crecimiento de la comprensión de la mente subconsciente, a través del tratamiento de un médico amable e inteligente, que se convierte en un psicópata; un monstruo después de beber una droga destinada a separar el bien del mal.
Pero la historia se cuenta a través de un abogado de Londres llamado Gabriel John Utterson, que investiga extraños sucesos entre su viejo amigo, El Dr. Henry Jekyll, y el malvado Sr. Edward Hyde.
Jekyll, es un científico que crea una poción o bebida que tiene la capacidad de separar la parte más humana del lado más maléfico de una persona.
Y cuando él bebe esta mezcla, se convierte en Edward Hyde, un criminal capaz de cualquier atrocidad.
Según se cuenta en la novela, en nosotros siempre están el bien y el mal juntos, por eso Hyde, símbolo de todo lo perverso, resulta repugnante a todo aquel que lo ve.
Todo inicia cuando Gabriel John Utterson y su primo Richard Enfield, llegan a la puerta de una casa grande en su caminata semanal.
Enfield le dice a Utterson, que hace meses vio a un hombre de aspecto siniestro llamado Edward Hyde, pisotear a una joven después de tropezarse accidentalmente con ella.
Enfield, obligó a Hyde a pagar £ 100 para evitar un escándalo; y los trajo a esta puerta donde les proporcionó un cheque firmado por un caballero de buena reputación, que más tarde se reveló que era El Dr. Henry Jekyll, un amigo y cliente de Utterson.
Utterson está preocupado, porque Jekyll cambió recientemente su voluntad para hacer de Hyde el único beneficiario; y teme que Hyde esté chantajeando a Jekyll.
Cuando Utterson trata de hablar sobre Hyde con Jekyll, Jekyll se pone pálido, y le pide que se deje solo…
Una noche de octubre, un criado ve a Hyde golpear hasta la muerte a Sir Danvers Carew, otro de los clientes de Utterson.
La policía contacta a Utterson, quien lleva a los oficiales al departamento de Hyde; que ha desaparecido, pero encuentran la mitad de un bastón roto, la otra mitad se ha quedado en la escena del crimen.
Utterson reconoce el bastón, como uno que le había dado a Jekyll; y lo visita, quien le muestra una nota, supuestamente escrita a Jekyll por Hyde, disculpándose por los problemas que ha causado.
Sin embargo, la letra de Hyde es similar a la de Jekyll, lo que lleva a Utterson a concluir que Jekyll falsificó la nota para proteger a Hyde.
Durante 2 meses, Jekyll vuelve a su antigua actitud sociable, pero a principios de enero, comienza a rechazar visitas.
El Dr. Hastie Lanyon, un conocido mutuo de Jekyll y Utterson, muere de sorpresa, después de recibir información relacionada con Jekyll; y antes de su muerte, Lanyon le da a Utterson una carta para que se abra después de la muerte o desaparición de Jekyll.
A fines de febrero, durante otra caminata con Enfield, Utterson comienza una conversación con Jekyll en una ventana de su laboratorio; donde de repente cierra la ventana y desaparece.
A principios de marzo, el mayordomo de Jekyll, El Sr. Poole, visita a Utterson, y dice que Jekyll se ha recluido en su laboratorio durante semanas…
Utterson y Poole, entran al laboratorio, donde encuentran a Hyde con la ropa de Jekyll, y aparentemente muerto por suicidio; a la vez encuentran una carta de Jekyll a Utterson.
Utterson lee la carta de Lanyon, luego la de Jekyll:
La carta de Lanyon revela que su deterioro resultó de la conmoción de ver a Hyde beber un suero que lo convirtió en Jekyll; y la carta de Jekyll explica que se había entregado a vicios no declarados, y temía ser descubierto.
Por lo que encontró una manera de transformarse y, por tanto, satisfacer sus vicios sin temor a ser detectado.
El cuerpo transformado de Jekyll, Hyde, era malvado, indulgente e indiferente con nadie más que con él mismo.
Inicialmente, Jekyll controló las transformaciones con el suero, pero una noche de agosto, Jekyll decidió dejar de convertirse en Hyde.
Una noche, tuvo un momento de debilidad y bebió el suero.
Hyde, con sus deseos encerrados durante tanto tiempo, mató a Carew.
Horrorizado, Jekyll intentó con mayor firmeza detener las transformaciones; y luego, a principios de enero, se transformó involuntariamente, mientras estaba despierto.
Lejos de su laboratorio, y perseguido por la policía, Hyde necesitaba ayuda para evitar ser capturado.
Le escribió a Lanyon, en la mano de Jekyll, pidiéndole a su amigo que trajera químicos de su laboratorio.
En presencia de Lanyon, Hyde mezcló los químicos, bebió el suero y se transformó en Jekyll.
El impacto de la vista, instigó el deterioro y la muerte de Lanyon.
Mientras tanto, las transformaciones involuntarias de Jekyll aumentaron en frecuencia, y requirieron dosis cada vez mayores de suero para revertir.
Finalmente, uno de los productos químicos utilizados en el suero, se agotó, y los lotes posteriores preparados a partir de nuevas reservas, no funcionaron.
Jekyll especuló que uno de los ingredientes originales, debía tener alguna impureza desconocida que lo hiciera funcionar.
Al darse cuenta de que permanecería transformado como Hyde, fue que Jekyll decidió escribir su “confesión”; y terminó la carta escribiendo:
“Pongo fin a la vida de ese infeliz Henry Jekyll”
Con estas palabras, tanto el documento, como la novela, llegan a su fin.
Los personajes principales son:
Gabriel John Utterson, es un abogado y amigo fiel de Jekyll y Lanyon durante muchos años, siendo el protagonista principal de la historia.
Él es un soltero medido, y en todo momento sin emociones, que sin embargo parece creíble, confiable, tolerante con las faltas de los demás, y de hecho, genuinamente agradable.
Sin embargo, Utterson no es inmune a la culpa, ya que, si bien se apresura a investigar y juzgar las faltas de los demás, incluso en beneficio de sus amigos, Stevenson afirma que “se sintió humillado por las muchas cosas malas que había hecho”
Cualesquiera que sean estas “cosas enfermas”, no participa en chismes u otras opiniones de la clase alta, por respeto a su prójimo; y a menudo, el último amigo restante de los caídos, encuentra interés en las caídas de los demás, lo que crea una chispa de interés no solo en Jekyll, sino también con Hyde; y llega a la conclusión, de que la caída humana resulta de entregarse a temas de interés.
Como resultado de esta línea de razonamiento, vive la vida como un recluso y “amortigua su gusto por los elementos más finos de la vida”
Utterson concluye que Jekyll vive la vida como lo desea al disfrutar de su ocupación.
Dr. Henry Jekyll es un “hombre grande, bien hecho, de cara suave y 50 años con algo de astucia”, que ocasionalmente siente que está luchando entre el bien y el mal dentro de sí mismo, lo que lleva a la lucha entre su doble personalidad.
Él ha pasado gran parte de su vida tratando de reprimir los impulsos malvados, que no eran apropiados para un hombre de su nivel; y crea un suero, o poción, en un intento de separar este mal oculto de su personalidad.
Al hacerlo, Jekyll se transforma en El Sr. Hyde, más pequeño, más joven, cruel, implacable y malvado.
Jekyll tiene muchos amigos, y una personalidad amable, pero como Hyde, se vuelve misterioso y violento; y a medida que pasa el tiempo, Hyde crece en poder; y después de tomar la poción repetidamente, ya no depende de ella para desatar su demonio interno, es decir, su alter ego; y eventualmente, Hyde se vuelve tan fuerte, que Jekyll se vuelve dependiente de la poción para permanecer consciente durante todo el libro.
Y El Sr. Poole, es el mayordomo de Jekyll durante muchos años, sirviéndolo fielmente, e intenta ser leal, pero la creciente reclusión y los cambios en su maestro, le causan una preocupación creciente.
Finalmente, temiendo que su maestro haya sido asesinado, y que su asesino, El Sr. Hyde resida en las habitaciones de Jekyll, Poole se ve obligado a ir con Utterson y unir fuerzas para descubrir la verdad.
Entre los temas que explora la novela, están:
Las dualidades, que en la novela se interpreta con frecuencia como un examen de la dualidad de la naturaleza humana, generalmente expresada como una lucha interna entre el bien y el mal, con variaciones como, lo humano contra lo animal, la civilización frente a la barbarie a veces sustituida, siendo el impulso principal, el de una lucha interior esencial, entre uno y otro, y que el hecho de no aceptar esta tensión resulta en maldad, o barbarie, o violencia animal, proyectada sobre otros.
En La Teoría Freudiana, los pensamientos y deseos desterrados a la mente inconsciente, motivan el comportamiento de la mente consciente; por lo que desterrar el mal a la mente inconsciente, en un intento de alcanzar la perfección, la bondad, puede resultar en el desarrollo de un aspecto del tipo Mr. Hyde para el carácter de uno.
Mientras que en La Teología Cristiana, La Caída del Cielo de Satanás, se debe a su negativa a aceptar que es un ser creado, que tiene una naturaleza dual, y que no es Dios.
Esta idea se sugiere cuando Hyde le dice a Lanyon, poco antes de beber la famosa poción:
“... y un prodigio arruinará tu vista para asombrar la incredulidad de Satanás”
Esto se debe a que en el cristianismo, el orgullo, considerarse uno mismo sin pecado o sin mal, es un pecado, ya que es el precursor del mal mismo.
Otro tema es lo público vs privado:
El trabajo se asocia comúnmente hoy, con la preocupación victoriana sobre la división pública y privada, el sentido individual de jugar un papel, y la división de clase de Londres.
A este respecto, la novela también se ha señalado como “una de las mejores guías de La Era Victoriana” debido a su descripción penetrante de la dicotomía fundamental de “la respetabilidad externa y lujuria interna del siglo XIX”, ya que este período había una tendencia a la hipocresía social.
El nacionalismo escocés vs unión con Gran Bretaña es otro tema; otra interpretación común que ve la dualidad como representante de Escocia y el carácter escocés.
En esta lectura, la dualidad representa las dualidades nacionales y lingüísticas inherentes a la relación de Escocia con La Gran Bretaña y el idioma inglés, respectivamente, y también los efectos represivos de La Iglesia de Escocia sobre el carácter escocés.
También, se traza un paralelismo con la ciudad de Edimburgo, el lugar de nacimiento de Stevenson, que consta de 2 partes distintas:
La antigua sección medieval habitada históricamente por los pobres de la ciudad, donde los barrios marginales oscuros y abarrotados estaban plagados de todo tipo de delitos, y la moderna zona georgiana de amplias calles amplias que representan la respetabilidad.
Así, para 1901, el éxito del libro probablemente se debió más a “los instintos morales del público”, que a la percepción consciente de los méritos de su arte; por lo que fue leído por aquellos que nunca leyeron ficción, y citado en sermones del púlpito y en periódicos religiosos; y se estimaba que se habían vendido más de 250,000 copias solo en los Estados Unidos; por lo que la novela se ha convertido en una pieza fundamental, centrada en el concepto de la cultura occidental, del conflicto interior del ser humano entre el bien y el mal; y también ha sido considerada como “una de las mejores descripciones del período victoriano, por su perforante descripción de la dicotomía fundamental del siglo XIX, entre la respetabilidad externa y lujuria interna”, y su tendencia a la hipocresía social; por lo que se han sugerido varias influencias para el interés de Stevenson sobre el estado moral que separa al pecador de su propia moral.
Por otro lado, los géneros literarios que los críticos han utilizado para calificar la novela, incluyen la alegoría religiosa, la fábula, la novela policíaca, literatura de “doppelgänger”, cuentos diabólicos escoceses, o la novela gótica; y se discute si es un relato de ciencia ficción, debido a que la transformación se produce por la alteración de las sales de la poción.
Y es que Stevenson nunca llega a decir, cuáles son exactamente los placeres que Hyde obtiene en sus incursiones, limitándose a decir que se trata de algo de una naturaleza mala, lujuriosa y aborrecible para la moral religiosa victoriana.
Sin embargo, varios científicos a finales del siglo XIX, desde la perspectiva del darwinismo social, empezaron a estudiar otras supuestas influencias “biológicas” en la moral humana, incluyendo:
Alcoholismo, drogadicción, desórdenes de personalidad múltiple y atavismos.
Por ello, la división interior de Jekyll, ha sido vista por algunos críticos como análoga a cismas que existen en la sociedad británica; y las divisiones incluyen las divisiones sociales de la clase, las divisiones políticas entre Irlanda e Inglaterra, y las divisiones entre fuerzas religiosas y seculares; al tiempo que deslumbra que la narración de Stevenson, en el plano de la ficción, se haya anticipado, a grandes rasgos, a la topología del psiquismo, que Freud describiera 2 décadas después.
Y ante la aparición de la novela naturalista o psicológica, Stevenson reivindicó el relato clásico de aventuras, en el que el carácter de los personajes, se dibuja en la acción; que, con un estilo elegante y sobrio, y la naturaleza de sus relatos y sus descripciones, influyeron en escritores del siglo XX.
De hecho, la propia frase “Jekyll y Hyde”, se usa para referirse a un comportamiento polarizado o a cambios de humor bruscos, como El Desorden Bipolar, entrando en la lengua vernácula para referirse a personas con una naturaleza dual impredecible, que generalmente es muy buena, pero a veces es sorprendentemente malvada.
Como dato muy interesante, es que la mayor parte de las adaptaciones de la obra, omiten la figura de identificación del lector de Utterson, para contar la historia desde el punto de vista de Jekyll y Hyde, eliminando el aspecto misterioso del libro sobre, quién es la figura de Hyde.
De hecho, no ha existido ninguna adaptación importante de la obra, que fuese suficientemente fiel al trabajo de Stevenson hasta ahora, aunque la mayoría de ellas han incluido elementos románticos en la trama.
La importancia de ello reside inició en las adaptaciones teatrales, que comenzaron en Boston y Londres 1 año después de la publicación, con la adición de personajes femeninos a la trama, que continuó en adaptaciones posteriores de la historia.
Sin olvidar que con la histeria que rodeó los asesinatos en serie de Jack “El Destripador”, hicieron que incluso aquellos que solo interpretaban a asesinos en el escenario, fueran considerados “sospechosos”; y cuando Richard Mansfield, quien compró los derechos de Stevenson y trabajó con el autor de Boston, Thomas Russell Sullivan para escribir el guión teatral, fue mencionado en los periódicos de Londres, como “un posible sospechoso de los crímenes”, cerró la producción.
Hoy en día, “Strange Case of Dr Jekyll and Mr Hyde” continúa inspirando películas e interpretaciones, irónicamente múltiples.
“Put yourself in her place!
The dreaded night when her lover became a madman!”
Dr. Jekyll and Mr. Hyde es una película de terror, del año 1931, dirigido por Rouben Mamoulian.
Protagonizado por Fredric March, Miriam Hopkins, Rose Hobart, Holmes Herbert, Halliwell Hobbes, Edgar Norton, Tempe Pigott, entre otros.
El guión es de Samuel Hoffenstein y Percy Heath; basados en la novela “The Strange Case of Dr Jekyll and Mr Hyde” (1886) de Robert Louis Stevenson, sobre un médico poseído, que prueba su nueva fórmula que puede desatar los demonios internos de las personas.
El relato, como el filme, es increíblemente maduro en sus temas, siendo aquí magníficamente actuado y magníficamente dirigido; pues nos ofrece una exploración sofisticada de la sexualidad y la represión, y la crueldad que pueden producir.
En muchos sentidos, Dr. Jekyll and Mr. Hyde realmente nos muestra lo que significa el horror, en el sentido de que nos induce a reflexionar sobre esos “2 lobos” el bueno y el malo que todos sentimos dentro y que, como dicen los hindúes, “el que dominará en mí, será aquel al que yo alimente”
Pero Rouben Mamoulian no intenta juzgar la conducta humana, sino que pretende investigar desde el respeto, separar en el alma, lo bueno de lo malo, con lucidez y pasión.
Con una recaudación de $1.25 millones, la película fue un éxito de taquilla a la par de las películas de monstruos de Universal de la época, incluso teniendo en cuenta que su presupuesto de $535,000 era alto para una película de terror en ese momento.
Fredric March, el protagonista, ganó el premio Oscar al Mejor Actor; empatado con Wallace Beery por “The Champ”; y el filme fue nominado en fotografía y escritura de adaptación; siendo la primera película de terror en ganar un Premio de La Academia.
Dr. Jekyll and Mr. Hyde generalmente está considerada como la auténtica versión clásica de la novela, conocida por su interpretación experta, poderoso simbolismo visual, y efectos especiales innovadores; que por cierto, esos secretos técnicos de las escenas de transformación, no fueron revelados hasta décadas más tarde de la muerte del director.
Para la puesta en escena, se construyeron 35 sets de estudio, con precisión de época rigurosa.
La acción sigue al Dr. Henry Jekyll (Fredric March), cree que los hombres tienen 2 lados distintos:
Uno bueno y otro malo; y cree que al separar a los 2 hombres, puede liberarse; y tiene éxito en sus experimentos con productos químicos para lograr esto, por lo que se transforma en El Sr. Hyde para cometer crímenes horrendos.
Pero cuando decide dejar de usar el medicamento, ya es demasiado tarde...
Jekyll, es un personaje reprimido, cuya obsesión por el sexo llega a tal extremo que necesita adelantar la fecha de su boda con Muriel (Rose Hobart), y es a través de su otro yo, El Sr. Hyde, el que le sirve para liberar sus bajos instintos con la prostituta Ivy (Miriam Hopkins), e intenta liberarse de una sociedad burguesa, conservadora en plena Era Victoriana en un Londres de nieblas, luz de gas, carruajes lujosos, capas y sombreros de copa.
Por ello, Mamoulian plasma esa dualidad de ambos personajes, la mutación física mediante trucos ópticos y el montaje, con poderosos elementos expresivos como son los espejos, la utilización de la pantalla dividida contraponiendo a Muriel e Ivy, 2 mujeres que muestran las 2 clases sociales con respecto a las identidades de Jekyll y Hyde.
Y en el fondo es una extraordinaria reflexión sobre la condición humana; sublime el tema de cómo Jekyll pierde el control sobre Hyde, alegorizando la fuerza y vida propia que tiene la bestia, y cómo puede acabar dominando la psique...
Destacar también la interpretación de Miriam Hopkins como Ivy Pearson; una mujer ligera de cascos, atrapada por el salvaje Hyde, en una lectura sobre la violencia de género, y el por qué las mujeres, a pesar de vivir en un infierno, no se atreven a denunciar... aunque no creo que sea la intención del filme, pues Ivy nunca se ve complacida ante la presencia de Hyde.
Por ello, el filme es un alarde de imaginación, de la estética y la experimentación formal, ofreciendo un soterrado erotismo, y una latente violencia al drama del científico de doble personalidad.
Todo un clásico con efectos especiales innovadores, una cinematografía atmosférica, el trabajo de la cámara y una sobreactuación desquiciada, con diálogos que se remontan a una era anterior al melodrama del vodevil, donde los personajes no solo se amaban, sino que se amaban para la eternidad.
“Perhaps you prefer a gentleman.
One of those fine-mannered and honorable gentlemen.
Those panting hypocrites who like your legs but talk about your garters”
La década de los años 30 del pasado siglo, fue tan fructífera para el cine fantástico, que nadie dudó en calificar como:
“La Edad de Oro del género”; y Universal estaba en pleno apogeo de obras maestras como:
“Dracula”, “Frankenstein” o “The Mummy”, es por lo que Paramount pasó al contraataque con esta excelente película del injustamente valorado Rouben Mamoulian, un director creativo, que no se conformó con ser un asalariado al servicio del Estudio.
Así, en medio de la recesión económica, la gente acudía al cine para evadirse de la triste realidad, ya fuera viendo comedias locas, films fantásticos o de terror; y eran tiempos de experimentación con los nuevos medios técnicos del sonoro, por lo que el panorama se presentaba muy fértil y creativo.
El desarrollo del cine dotado de sonido, tiene en Dr. Jekyll and Mr. Hyde, un hito fundamental.
Más allá de constituirse como uno de los puntales clásicos del cine de terror, lanzado por la siempre sofisticada Metro-Goldwyn-Mayer en directa competencia con los solventes productos del género con que Universal estaba copando el naciente mercado de este tipo de productos, y dejando a un lado el hecho de que el invariablemente complicado Rouben Mamoulian, se adjudicara así la mejor adaptación que la inmortal obra de Stevenson ha tenido en la gran pantalla, la película supone una revolucionaria conjunción de elementos audiovisuales que conforman un metraje dinámico, de inagotable imaginación estética y experimentación formal, sin duda, a la altura de la gran película alemana del género estrenada el mismo año, la célebre “M” de Fritz Lang.
Por lo que la brillantez del film no recae en la trama, sino en la forma.
Y Mamoulian, contribuye junto al “Frankenstein” de Mary Shelley, a la instauración del tema del “científico loco”, con una tensión erótica entre 2 mujeres que suponen 2 estilos de vida y 2 formas de concebir el sexo:
La prometida, la hija de un prestigioso militar retirado, supone emparentar con una familia tradicional de la buena sociedad, formar un hogar y adscribirse a los ritmos y esquemas de la vida aristocrática.
En cambio, la cabaretera y/o prostituta, encarna la libertad o el libertinaje, una vida alternativa, alejada de convenciones y ataduras sociales, de compromisos y compartimentos estancados, en la que no existe la rendición de cuentas.
Una vida, la primera, es la vida de día; la segunda, la “otra”, es la vida de noche, clandestina, oculta a los ojos de la sociedad, que juzga y premia o castiga.
Esta historia de terror, que se erige igualmente en tratado sobre hipocresía social, cuenta con una ventaja añadida:
El haberse concebido, filmado y estrenado antes de la entrada en vigor del llamado Código Hays, el mecanismo auto-regulador que en cristiano se llamó censura; y que fue establecido por los estudios.
Esta capacidad de sintetizar terror, sexo y crítica social, viene complementada y magistralmente subrayada por la forma cinematográfica empleada por Mamoulian.
Ante todo, esta versión destaca por la enorme voluntad de estilo de Mamoulian, siempre al servicio de la narración y de una mayor expresividad decididamente cinematográfica como:
La sucesión de planos subjetivos con los que se inicia la película, y que utilizará en varias ocasiones; el inusual y atractivo uso de los primeros planos, las sugerencias poéticas a través de diversos insertos o planos, los fundidos alargados para relacionar o contrastar 2 escenas, o la división de la pantalla en 2, elementos todos que nos permiten comprender el enorme virtuosismo técnico y estético de Mamoulian.
Del mismo modo, toda la película está muy cuidada artística y visualmente, con sutiles alusiones y juegos, por ejemplo, cuando tocan Schumann al piano…
El compositor, acabaría en los brazos de la locura tirándose al Rin, como trasunto de los males del protagonista.
Además, se incide en la naturaleza dual del personaje, por lo que son numerosas las escenas con espejos o frente a espejos, lo que sugiere ese desdoblamiento de su personalidad, por no hablar de otras dualidades sugeridas, una mujer pura frente a la pecadora, amor frente a sexo, Caín y Abel, etc.; al tiempo que el film mantiene bien el pulso narrativo, y nos hace permanecer expectantes hasta el final, para ver a qué callejón sin salida conducen los experimentos del vehemente Dr. Jekyll, su lucha maniquea planteada entre el bien y el mal de la condición humana, y el choque frontal con los valores férreos de la sociedad victoriana de la época.
Y en 98 minutos tenemos tensión, terror, erotismo, con una Miriam Hopkins que enseña más de lo que el cine mostraría en los 30 años siguientes, pero cuyo mayor valor erótico, sobre todo, es la actitud del personaje, espléndidamente interpretado por Fredric March, que hace un despliegue físico e interpretativo superlativo, absolutamente genial en las transformaciones y en su caracterización de Hyde, el uso del cuerpo y de la voz; y trabajado por Mamoulian, que señalan el progreso de la perfección técnica de un cine que apenas unos años antes pecaba, en general, de excesivo estatismo y peligroso anquilosamiento.
El viejo tema, el dilema moral, la eterna lucha entre el bien y el mal, adquiere aquí un moderno barniz de relato sexual, de la misma manera que una novela en su día, rompedora, que sirve asimismo como vehículo para actualizar y engrasar la maquinaria del cine al inicio de la estupenda década de los 30.
La historia sigue a Henry Jekyll, un científico londinense, respetado entre sus pares, quien sostiene que la psique humana no es una, sino 2; y una de ellas lucha por alcanzar las grandezas de la vida, mientras que la otra busca una expresión de impulsos que “lo envuelve en una oscura relación animal con la tierra”
Ambas naturalezas luchan entre sí, pero no pueden separarse.
Jekyll señala, que no es imposible separarlas, lo que provocaría una mayor libertad del bien, y la destrucción del mal; y además de dedicar tiempo a actividades de caridad, está comprometido con una joven llamada Muriel Carew (Rose Hobart), hija del General Carew (Halliwell Hobbes)
La relación entre el científico y Carew, es tensa, ya que El General no aprueba las actividades de Jekyll; y una noche, Jekyll ayuda a una mujer llamada Ivy Pearson, luego de ser golpeada por un hombre.
La mujer coquetea con él, pero Jekyll no cae en la tentación, y se va.
Jekyll pasa días trabajando en su laboratorio, con el objetivo de encontrar la forma de separar las 2 naturalezas de la psique humana; y finalmente, el científico logra crear una pócima que lo convierte en un ser, cuya personalidad es una exteriorización de sus instintos negativos; y para evitar sospechas, Jekyll le dice a su mayordomo, Poole (Edgard Norton), que el ser se llama Hyde, y es un amigo suyo.
Mientras Muriel y su padre están fuera de Londres, Jekyll utiliza su álter ego para visitar a Ivy; donde le ofrece dinero a la cantante a cambio de vivir juntos, cosa que la mujer acepta tras ser intimidada por su carácter violento.
Pasado un tiempo, tras saber que Muriel y Carew habían regresado a Londres, Hyde le dice a Ivy, que se ausentará durante algunos días…
Jekyll visita a Muriel, y tras disculparse por no haberle enviado cartas, convence al General Carew de adelantar la fecha de su boda.
Al regresar a su casa, el científico se encuentra con Ivy, quien le pide que la proteja de Hyde; y tras las súplicas de la mujer, Jekyll promete deshacerse de su amenaza.
Mientras camina por el parque en dirección a la fiesta donde anunciará su matrimonio con Muriel, el científico se transforma en Hyde, sin necesidad de beber la pócima; por lo que Hyde va a la casa de Ivy, y la estrangula por haber ido a pedir ayuda a Jekyll; pero antes de matarla, Hyde le revela que él es el científico.
El asesino huye del lugar, y al no poder entrar a su laboratorio, le escribe una carta a su amigo, El Dr. Lanyon (Holmes Herbert), para que le entregue ciertos elementos químicos que están en su casa a Hyde, que llega a su casa, pero Lanyon lo amenaza con un arma, y le ordena que lo lleve donde está el científico.
Hyde le dice que Jekyll está a salvo, pero Lanyon no le cree.
Ante esto, Hyde bebe la fórmula, y se transforma en Jekyll ante los propios ojos de Lanyon; y tras oír su historia, Lanyon le dice que, por haber experimentado con aquello que está prohibido, no podía ser perdonado.
Jekyll le promete que no volverá a preparar la pócima, y además, decide terminar su relación con Muriel, para no lastimarla.
Jekyll va a la casa de Muriel, y le explica que no pueden seguir juntos; y al salir de la casa, el científico escucha el llanto de Muriel, y se vuelve a transformar en su álter ego, Hyde, que entra por la ventana, e intenta besarla, pero sus gritos alertan a Carew.
Hyde asesina a Carew, golpeándolo con el bastón de Jekyll, hasta que se rompe; por lo que Hyde es perseguido por la policía, y huye a su laboratorio, donde prepara el antídoto.
Cuando los policías entran al laboratorio, encuentran a Jekyll, quien les dice que Hyde escapó por otra puerta; sin embargo, Lanyon llega, y les dice que el asesino es el científico.
Ante esto, Jekyll vuelve a transformarse en Hyde, ante la vista de todos los presentes, y ataca a Lanyon.
Durante el enfrentamiento, Hyde recibe un disparo y muere, volviendo por última vez a su apariencia normal.
Dr. Jekyll and Mr. Hyde, está dividida en 2 partes:
Los primeros 25 minutos sirven para presentar a todas las personas involucradas en la historia, y los diversos temas que mencionamos hace un momento:
La naturaleza del ser humano y su dualidad, la lucha entre el bien y el mal, el deseo sexual de Jekyll y Muriel, reprimido por la testarudez del General Carew, y transferido en el deseo reprimido de Jekyll por Ivy.
La segunda parte, está constituida con la transformación de Jekyll, y la aparición de Hyde, y la lucha que establece entre el bien y el mal.
Otro punto importante, es la transformación física de Jekyll en Hyde, donde hay 3 momentos que tienen características únicas:
La primera, se preocupa más por mostrar la liberación del deseo reprimido, el surgimiento y el triunfo del lado negativo del individuo, que termina con la voz triunfante de Hyde:
“Soy libre”
En la segunda transformación, hay una mayor preocupación por mostrar el cambio físico, lo que ayuda a ver los excelentes efectos especiales que se realizaron.
Y la tercera, cuando Jekyll está en el parque, ni siquiera se la muestra... simplemente existe, porque la parte buena del alma de Jekyll ha sido derrotada.
Cualquiera que dude de los efectos perturbadores de la represión, debería experimentar Dr. Jekyll and Mr. Hyde, pues explora explícitamente la sexualidad y la represión en formas que la mayoría de las películas de la época, simplemente insinuaron o disfrazaron de alegoría; por lo que Mamoulian crea una película muy aterradora y compleja para su día.
Su dirección es sobresaliente, particularmente en su uso del trabajo subjetivo de la cámara; usando tomas de punto de vista extendido, nos vemos obligados a experimentar el mundo a través de los ojos del Dr. Jekyll; pero además, Mamoulian trabaja las transiciones, y las dota de significado, y juega continuamente con la dualidad al dividir la pantalla en 2, hasta que predomina una de ellas.
Cuida los ambientes, el laboratorio, la señorial casa de la amada, el cabaret donde trabaja Ivy, la habitación de Ivy, las calles con niebla y sombras, estrechas y oscuras; y realiza una puesta de escena elegante y eficaz, que le permite jugar de manera maravillosa, por ejemplo, con los espejos.
Todas las escenas importantes y las más sobrecogedoras, tienen como testigo un espejo; es más, la mirada dirigida, so excusa del espejo, directamente al espectador, es una interpelación directa a este, o si se prefiere, Jekyll es el reflejo del propio espectador; de forma que lo que el film va a mostrar, no es la escisión de un personaje de ficción, sino la naturaleza dual de cualquier ser humano.
¡De usted mismo!
Pero aún hay más; pues Mamoulian va a ofrecer más planos subjetivos, aunque ya fijos:
Los de algunos personajes que miran a Jekyll y/o Hyde en momentos clave que apuntan tanto a la apisonadora castradora del puritanismo victoriano, como El General Carew o El Dr. Lanyon; como a esa libido que bulle en el interior del, a la fuerza, correcto doctor en sus amadas Muriel e Ivy.
Así que Mamoulian propone una aguda reflexión sobre el ser humano basada en un juego, con los planos subjetivos de riqueza singular, como nunca antes se había hecho en el cine, ni se haría nunca después; lo que no deja de ser paradójico al venir propuesto por un hombre proveniente de la escena teatral, y no por un pionero…
Es más, lo hace con una radicalidad tal, que deja en mantillas a autores supuestamente rompedores más aclamados que él.
Hay incluso un par de soberbios planos, tanto más destacados cuanto que muestran las 2 caras del victoriano, que parecen reproducir, por su composición, las diagonales de las cortinillas, gracias a la línea en fuga de las 2 camas y a la angulación de los actores:
En la primera, Jekyll, aún erguido, se inclina levemente hacia Ivy; en la segunda, Hyde, ya se tumba como una diagonal sobre la desesperada muchacha.
Los prolongados fundidos encadenados, enlazan con otro de los puntos clave de la película:
La utilización de los símbolos.
Lejos de la naturalidad y discreción que solía ser norma en los pioneros del cine de Hollywood, Mamoulian, más cercano en espíritu al expresionismo alemán, suele mostrarlos de una forma evidente, a veces culterana, y casi siempre expresados mediante los inolvidables decorados de Hans Dreier.
Así, esa estatuaria clásica de apolíneos desnudos que apunta a la sensualidad reprimida de Jekyll; o los numerosos espejos que pueblan el film; o ese guardián del infierno chino del laboratorio, sito junto al espejo que será testigo de la transformación y que preconiza las consecuencias del experimento;
o esas velas omnipresentes que parecen recordar la fugacidad de la existencia; ese esqueleto del laboratorio, que es tanto un arrogante desafío a las leyes físicas, cuando Jekyll brinda con él antes de tomar el bebedizo, como un anuncio de muerte que acabará certificándose en la escena final, cuando surja sorpresivamente, tras el policía que ha disparado la bala mortal… aparte de ser la descarnada cruz, sita en el sótano, de la voluptuosa estatuaria que puebla la mansión del doctor en la planta principal; o claro está, ese caldero que bulle, también en el laboratorio, como los mismos bajos instintos de Jekyll y cuya tapa salta en el preciso instante en que el reprimido decide liberar a Hyde con todas las de la ley natural; o ese fuego de la chimenea, reminiscente de ese del laboratorio, que delata el fuerte atractivo animal que Ivy ejerce sobre el atildado Jekyll; etc.
Eso, sin olvidar el símbolo más memorable de todos:
La pierna de Ivy, cual péndulo, que lo mismo apunta a la comezón sexual que atenaza al victoriano, que a un reloj que marcara el inexorable paso del tiempo… o que durante la discusión con El Dr. Lanyon, un retrato de la impertérrita Reina Victoria presida el enfrentamiento.
Uno de tantos y tantos momentos inolvidables del film, tiene lugar durante el asesinato fuera de campo de Ivy, por Hyde:
Mamoulian lo comienza con un plano medio de la bestia apretándole el cuello a la bella, y en plena agresión, ambos desaparecen por la parte baja de cuadro, mientras la cámara sólo entonces revela claramente, en clara progresión musical desde los amorcillos que presenciaron el primer beso de la pareja, lo que había tras ellos, y siempre había estado oculto por la puesta en escena o fuera de foco:
El grupo escultórico de Eros y Psique, también conocido como “Psique reanimada por el beso de Amor” de Canova, que muestra el ósculo en ciernes entre la pareja marmórea mimando turbadoramente el atisbo de beso que Hyde parecía ir a dar, pero cuya armonía neoclásica contrasta con la disparidad romántica del par de carne y hueso.
Y aún espesan más dicho plano memorable Mamoulian y Dreier, al bordear la escultura con 2 paneles de lozanas muchachas desnudas, pintadas en sensual abandono…
“Si te lastimo, es porque te quiero”
Así que poco importa que, al final muera Jekyll… o Hyde.
En otra densa y memorable imagen, mientras la parte superior del cuadro la cruzan ominosas cadenas, el caldero, retratado en primer término, continúa hirviendo al fuego, envuelto en llamas.
La libido sigue en ebullición…
Sobre la transformación, la película comienza exclusivamente desde esta perspectiva única, tanto que la primera vez que vemos al buen doctor es a través de un espejo.
Vemos a un paciente joven mirándolo, y por tanto a nosotros, con admiración y asombro casi religioso.
Básicamente, nos convertimos en El Dr. Jekyll, lo que nos hace simpatizar con él.
Más significativamente, también nos prepara para la impresionante escena de transformación.
Los primeros 30 minutos de esta película, aclaran brillantemente todas las convenciones sociales, poco realistas y ampliamente aceptadas, que limitan a Jekyll, un hombre de ciencia, cuyo talento principal es su capacidad para imaginar la posibilidad de la separación dual.
Esto culmina en la primera secuencia de transición, durante la cual, el director Mamoulian reproduce fragmentos audiovisuales de los comentarios que han frustrado a Jekyll, como si estos fueran suficientes para transformarlo en el Neanderthal en el que se convierte en Hyde.
En la primera secuencia de transición, el director Rouben Mamoulian aumenta ingeniosamente la tensión, al acelerar la carta escrita a mano de Jekyll a Muriel, escrita en caso de que su experimento inicial resulte fatal...
Durante la segunda secuencia de transformación, mientras la cámara se mueve desde la cara de Jekyll hasta sus manos y viceversa, se ve a March por un breve y escalofriante momento que incorpora elementos físicos de ambos personajes, con el estilo de cabello conservador de Jekyll, sobre el rostro distorsionado de Hyde.
El director agrega un toque fascinantemente freudiano a los procedimientos.
De hecho, a medida que avanza la película, las transformaciones de Hyde son cada vez más involuntarias, como el resultado de su conflicto interno en lugar de la mera bebida de la poción; y al usar estas imágenes convincentes, Mamoulian nos obliga a experimentar la transformación de la misma manera que lo hace el Dr. Jekyll.
Es una técnica intrigante, y mucho más escalofriante que la transformación simple habitual de disolver la escena.
Por otro lado, al carecer del infantilismo que impregna tantas películas de terror de los años 30, Mamoulian no siente la necesidad de consolarnos con un alivio cómico tonto, lo que hace que Dr. Jekyll and Mr. Hyde se una película mucho más madura y adulta que muchas otras de la época.
Recordar que son los años “Pre-Code”, así que no hay freno para el reflejo del mundo de los bajos fondos de la sociedad victoriana, ni para mostrar explícitamente los encantos físicos de la prostituta Ivy, que hacen que se dispare la pasión, el deseo y la sexualidad de Jekyll.
Una pasión reprimida, que solo puede darle rienda suelta cuando triunfa en su experimento, y se transforma en El Sr. Hyde; y con sensualidad y violencia, Ivy se convierte en una triste víctima que nunca entenderá que desea a quien más daño le provoca...
La depravación del personaje de Hyde y las oberturas descaradas de Ivy hacia Jekyll, están bien servidas por esta interpretación de la historia previa al Código; de hecho, una década después, se perdería mucho cuando MGM rehiciera la película siguiendo estrictamente los dictados del Código de Producción de Hollywood.
Por ello, El Código de Producción pidió la eliminación de 8 minutos antes de que la película pudiera distribuirse a los cines; pues mostraba una profunda sexualidad, donde el dialogo se repite en Jekyll y en Hyde para demostrar que son la misma persona.
Jekyll es retratado como un joven curioso y abierto, y Mamoulian resiste la tentación de retratar al Dr. Jekyll como un libertino hedonista; en cambio nos da un hombre honesto y decente, que quiere explorar deseos perfectamente naturales y saludables.
Como científico con visión de futuro, Jekyll quiere aprender sobre el mundo, y no tiene miedo de lo que pueda encontrar.
Los representantes de la opinión pública, sin embargo, no comparten estos puntos de vista.
Uno por uno, vemos todos los deseos y metas de Jekyll frustrados por la sociedad “adecuada”:
El Dr. Lanyon expone sus ideas científicas como “teorías absurdas”; El General Carew dice que es “indecente”; y cuando su criado sugiere que Jekyll se entregue a “las diversiones” de Londres, Jekyll comenta sarcásticamente que “un caballero como él, no debe participar en ello”
Así, todos los deseos normales de Jekyll, son aplastados sin piedad por la moralidad de la época; por lo que la película implica que la sociedad, tanto como El Dr. Jekyll, crea al Sr. Hyde, siendo una acusación salvaje de conformidad y restricción.
Esta represión, junto con la falta de preocupación de Jekyll por las consecuencias, produce uno de los personajes más malvados de La Edad de Oro del Horror.
El Sr. Hyde, sin disculpas, disfruta sus actos atroces.
Inicialmente, su carácter villano no es aparente.
Él anuncia triunfalmente:
“Libre al fin”, y deja que la lluvia le caiga sobre la cara, luego se aleja alegremente.
Pronto, sin embargo, emerge su verdadera naturaleza.
Centrándose inmediatamente en Ivy en un pub, rápidamente la lleva de regreso a su departamento, cruelmente haciéndola su mujer.
Todo lo que él le hace, tiene la intención de lastimarla o asustarla.
Él la llama “mi mascota” y “mi pájaro”, pero sus palabras no contienen afecto, solo sirven para enfatizar su cautiverio.
Al recordarle constantemente las cosas horribles que puede hacerle, reduce sin piedad a la una vez confiada y franca Ivy, a una masa temblorosa de pánico y miedo.
Riéndose y deleitándose con sus torturas, Hyde no está interesado en matarla.
En cambio, él la quiere para hacerle sentir dolor y miedo sin otra razón que su propio deleite depravado.
Cerca del final de la película, Jekyll está sentado en un banco del parque, felizmente pensando en sus próximas nupcias… citando un poema, reflexiona en voz alta “no estabas destinado a la muerte”
Sin embargo, cuando espía a un gato atacando a un pájaro, El Sr. Hyde aparece en un estrecho primer plano.
Él, alegremente exclama:
“¡Pero es la muerte, sí!”
Y vemos el placer en su rostro, escuchamos su risa sádica; y la próxima vez que lo vemos, estrangula a Ivy hasta la muerte.
Acaba de decirle a Ivy, que es El Dr. Jekyll, y está claro que disfruta asesinando a Ivy justo cuando ella ha descubierto su verdadera identidad.
Este virulento sadismo, distingue al Sr. Hyde de muchos de los demonios cinematográficos de la época.
No olvidar algunos detalles muy escabrosos para la época:
El escote de la blusa de Ivy, su blusa muestra, de una manera osada, parte del busto, lo que es un contraste bien establecido con las ropas que usa Muriel Carew, la novia del doctor.
Otra escena muestra a Hyde apoyando y presionando con fuerza su cabeza en el seno de la joven; una situación de sensualidad terroríficamente gótica.
Y las manos que tocan la pierna de Ivy:
El doctor y un cliente del bar lo hacen, una escena que un par de años después desaparecería por completo en el cine, debido a que la censura no lo permitiría de ninguna forma.
Podemos decir entonces, que el momento detonante del deseo de Jekyll inicia con el retraso de la boda, que es el coito final con Muriel, que es iniciado con la escena del rescate de Ivy; donde hay un lapso de tiempo en que ella hace un “striptease” donde no se ve qué está haciendo El Dr. mientras la ve, posiblemente masturbándose, al no poder tocarla por su amor a Muriel; pero al final él sabe que Ivy se lo permite.
Algo de lo que El Sr. Hyde hará con total violencia.
Además, Jekyll confiesa que la situación le gustó, porque se trata de un instinto elemental.
A él le gustó el beso que Ivy le dio, y el ambiente de tensión sensual que acabó de vivir.
Esta escena que acabamos de describir, es fundamental para entender el tema central de la película; por lo que la aparición del Sr. Hyde, no es solo porque el ser humano tenga un lado oscuro que intenta salir de alguna manera.
En verdad, lo que Jekyll busca es la liberación de los deseos reprimidos; el problema es que éstos van a aparecer de manera violenta, y nada saludable.
Y es que cuando el ser humano vive reprimiéndose, por el simple hecho de reprimirse, porque las normas de la sociedad la dictan de manera tajante, como se ve en diversas situaciones en la película, nada bueno puede suceder.
Desde lo técnico, el secreto de las escenas de transformación, no se reveló durante décadas, pues el mismo Mamoulian lo reveló en un volumen de entrevistas con directores de Hollywood publicadas bajo el título “The Celluloid Muse”
El maquillaje se aplicó en colores contrastantes; luego se utilizó una serie de filtros de colores que combinaban con el maquillaje, lo que permitió que el maquillaje se exponga gradualmente o se vuelva invisible.
El cambio de color, no era visible en la película en blanco y negro; además, la apariencia del Sr. Hyde, se basó en el hombre de Neanderthal.
El maquillaje de Wally Westmore para Hyde, simiesco y peludo con grandes dientes caninos, influyó en gran medida en la imagen popular de Hyde en los medios y los cómics; y en parte, esto reflejaba la implicación de la novela, de que Hyde encarnaba el mal reprimido, por tanto, tenía un aspecto semi-evolucionado o simiesco.
Como dato, el maquillaje pesado de Hyde, casi daña la cara de Fredric March, de hecho, fue hospitalizado después de que terminó la filmación; y el sonido del corazón palpitante en la escena de la transformación, fue el de Rouben Mamoulian, grabado después de que él subió y bajó las escaleras durante 2 minutos; pero las acrobacias de Fredric March fueron realizadas por Chick Collins.
Cabe señalar aquí, que los personajes de Muriel Carew e Ivy Pierson, no aparecen en la historia original de Stevenson.
El personaje de Ivy Pierson es original de la película, mientras que Muriel Agnes Carew, aparece en la versión teatral de 1887, del dramaturgo Thomas Russell Sullivan.
Todos los actores dan magníficas actuaciones:
Miriam Hopkins es maravillosa como Ivy, retratando perfectamente su confianza en sí misma, y luego su puro terror y humillación.
Particularmente notable es la escena en la que Hyde la obliga a cantar “Champaign Ivy”, la canción que estaba cantando cuando la vio por primera vez.
Lejos de la manera confiada y burlona en que la cantó por primera vez, llora durante la primera mitad, y luego grita y corre hacia su cama.
Rose Hobart nos muestra que Muriel es dulce, cariñosa y profundamente preocupada por el comportamiento inusual de su prometido.
Finalmente, Halliwell Hobbes como el padre de Muriel, trae a su parte una intransigencia arrogante y de clase alta, que es a la vez cómica y exasperante.
Estas actuaciones, por inspiradoras que sean, sirven para resaltar la actuación dominante de la película, la de Fredric March.
El Dr. Jekyll, es un personaje que, aunque es un hombre bueno y afectuoso, no es un santo.
Se ríe alegremente de sus coqueteos con las prostitutas, y abiertamente suspira de frustración sexual por su prometida.
La forma en que March anima con optimismo las virtudes de la ciencia y los deseos incumplidos, presenta a Jekyll como una persona extremadamente egocéntrica que, al estilo del Dr. Frankenstein, no piensa demasiado en las consecuencias de las cosas que hace.
Cuando está feliz, March parece casi mareado de alegría.
Sin embargo, cuando se enfrenta al hecho de que El Sr. Hyde ha asesinado a Ivy, March literalmente se derrumba y llora de culpa y pena.
Y esta es solo la primera de 2 grandes actuaciones en March; el otro es por supuesto, El Sr. Hyde:
March retrata a Hyde de una manera casi simiesca, escabulléndose en cuclillas simiescas; es la encarnación de todos los deseos reprimidos de Jekyll llevados a su extremo sádico.
La actuación de March de Hyde, es bastante cómica al principio, pero pronto se convierte en crueldad y asesinato.
Él aterroriza a Ivy de la misma manera que un esposo abusivo aterroriza a una esposa, golpeándola con un látigo, fuera de la pantalla; y diciendo cosas degradantes y crueles, solo para humillarla y asustarla.
March como Hyde, también se mueve constantemente, como si estuviera tan emocionado de haber sido liberado de Jekyll, que no puede contenerse.
Todo esto lo hace con una alegría sádica que es muy inquietante, particularmente para una película hecha en 1931.
Por lo que March ofrece no una, sino 2 actuaciones de bravura en esta película; actuaciones que son diametralmente separadas.
Y en el fondo, hay 4 temas generales que aparecen en esta película, y que vale la pena destacarlos:
En primer lugar, está el tema de separar la naturaleza del ser humano; es decir, se parte del principio de que el ser humano está formado por un lado bueno y malo; y El Dr. Jekyll está seguro que es posible separar el “alma” del  hombre para conocer y diferenciar los 2 elementos que la componen.
De este tema surge el segundo, que es la lucha entre el bien y el mal, que está de manifiesto en los diálogos del Dr. Jekyll con su amigo, con su empleado, con Ivy, con Muriel y con el padre de Muriel.
El tema está bien retratado en la primera transformación:
Al tomar la poción, el doctor Jekyll está frente a un espejo y las imágenes, que se mueven velozmente en círculo, son escenas anteriores en las que prevalecen las cuestiones negativas, principalmente las prohibiciones, como por ejemplo, el hecho de que el padre de Muriel no acepta el casamiento prematuro de su hija; el amigo que le reprime por su conducta en la habitación de Ivy; las palabras de Ivy que dice “lamento no haberlo estrangulado” al referirse al hombre que la maltrató.
La palabra del General Carew que le dice a Jekyll “indecente”
Las propias palabras que él le dice a su amigo después de haber salido del cuarto de Ivy:
“¿Puede un hombre que muere de sed, olvidarse el agua”
Al final del proceso de transformación, cuando surge El Sr. Hyde, como resultado del impulso reprimido, éste dice:
“Soy libre... Hipócritas, negadores de la vida”
Como causa y/o consecuencia, al mismo tiempo, pues resulta difícil definir en qué momento surge el conflicto, otro de los temas que aparece constantemente, es la necesidad de controlar los impulsos.
Sin caer en un fondo moralista, la lucha entre el bien y el mal provoca y/o sugiere esa necesidad, lo que está claramente impregnado en la personalidad del Dr. Jekyll, que es un hombre que, a pesar de la fama que tiene, gasta mucho de su tiempo libre ayudando a los demás, a los necesitados.
Sin embargo, esto no significa, como dijimos antes, que Jekyll sea un santo; al contrario, él tiene deseos muy personales e íntimos, como por ejemplo, la necesidad de “consumir” su relación con Muriel.
Hay que recordar que estamos en una época en la que no era permitido y/o se escondían las relaciones sexuales antes del matrimonio, no es que no las hubiera, pero había una presión para que estas no aparecieran públicas, muy diferente a lo que sucede hoy en día; algo que le deja impaciente y que sale a flote cuando Ivy intenta seducirlo.
Por último, aunque podría ser el primer tema propuesto, es la experiencia científica.
Al principio de la película, se plantea el problema de que “no es científico no admitir la posibilidad de algo”
Es decir, todo es posible, al referirse a la idea inicial del Dr. Jekyll en la conferencia que da, y no se puede negar nada hasta que no se haya comprobado científicamente.
O sea, la praxis se sobrepone a las cuestiones morales, éticas o las simples creencias que no tienen ningún fundamento empírico.
Por otro lado, un dato curioso, es que originalmente, Paramount le pidió a John Barrymore que interpretara el papel principal, en un intento de recrear su papel de la versión de 1920; pero ya estaba bajo un nuevo contrato con Metro-Goldwyn-Mayer.
Paramount, luego le dio el papel a March, que estaba bajo contrato, y que tenía un parecido físico con Barrymore.
March había interpretado a un personaje parecido a John Barrymore en la película Paramount, “The Royal Family of Broadway” (1930), que era una historia sobre una familia de actores, similar a los Barrymore.
Y se cuenta que al discutir a quién elegir como Dr. Jekyll/Mr. Hyde, el jefe de estudio, Adolph Zukor, inicialmente sugirió a Irving Pichel para el papel.
El director, Rouben Mamoulian, lo rechazó porque quería un actor que pudiera interpretar ambas partes de manera convincente, y sintió que Pichel solo podía interpretar a Hyde.
Phillips Holmes fue considerado y rechazado por la razón opuesta:
Habría sido un buen Jekyll, pero un pobre Hyde.
Mamoulian luego sugirió a Fredric March; y Zukor sintió que esta era una mala elección porque, hasta ese momento, March había aparecido en papeles principalmente ligeros.
Mamoulian insistió, y Zukor aceptó.
Como resultado, Hollywood  lo tomó en serio en papeles más exigentes.
Además, Edgar Norton había hecho de Poole en el escenario en 1898; y el sobrino de Robert Louis Stevenson, aparece en un pequeño papel sin acreditar.
El único defecto discutible de la película, es la decisión de Mamoulian de retratar a Hyde físicamente como un Neanderthal, ya que sus rasgos son tan repelentes y subhumanos, que se requiere una suspensión de credulidad para aceptar la atracción de Ivy hacia él; aunque se sabe que “billetera mata galán”; sino vean a King Kong…
Por otro lado, cuando Metro-Goldwyn-Mayer re-hizo la película 10 años después con Spencer Tracy a la cabeza, el estudio compró el negativo y los derechos tanto de la versión Mamoulian, como de la versión silenciosa anterior de 1920, pagando $1,250.000; por lo que cada impresión de la película de 1931 que se pudo localizar, fue retirada y destruida, y durante décadas, esta película se creyó perdida.
Pero la versión de Tracy fue mucho menos bien recibida, y March le envió en broma a Tracy un telegrama agradeciéndole por el mayor impulso a su reputación de toda su carrera.
En resumen, ningún filme hasta el momento sigue el libro original, cuya historia en realidad se cuenta al revés de alguna manera.
El libro no sigue una serie de eventos lineales que conducen a la llamada “transformación”; en cambio, surgen rumores de un hombre extraño… y aprendemos sobre Hyde primero antes que Jekyll, que no es la forma en que ninguna adaptación cinematográfica ha contado la historia; pero esta es la única versión donde el nombre de Jekyll se pronuncia correctamente como “Jee-kall”
De la banda sonora decir que cuando El Dr. Jekyll llega a la casa de Muriel Carew por última vez, ella está tocando “Aufschwung de Fantasiestuecke, Op. 12” de Robert Schumann.
Esta es una elección de música particularmente apropiada para la película, porque Schumann había creado 2 alter egos que reflejaban 2 aspectos diferentes de su personalidad, el impetuoso y apasionado Florestan, y el introvertido Eusebio.
Así, gran parte de su crítica musical, fue escrita usando uno u otro como seudónimo, y los 2 aparecen frecuentemente en su música de una forma u otra.
Al tiempo que los créditos iniciales usan “Toccata and Fugue en re menor, BWV 565” de Johann Sebastian Bach.
Durante la primera escena de transformación, los ruidos acompañantes en la banda sonora, incluían partes de Bach, un gong que se tocaba al revés y, según los informes, la grabación del corazón del director Rouben Mamoulian.
“You're in the power of this monster that you have created”
A pesar de su rareza, El Trastorno de Identidad Disociativa es retratado con frecuencia en la cultura popular, apareciendo en numerosos libros y programas de televisión, pero sobre todo en películas como:
“Psycho” (1960), “Sybil” (1976), “Fight Club” (1999),  “Shutter Island” (2010) y “Split” (2016), por citar algunos; y basándose en documentos obtenidos a través de la legislación sobre libertad de información, los psiquiatras vinculados al Proyecto MKULTRA, afirmaron ser capaces de inducir deliberadamente un Trastorno de Identidad Disociativo utilizando una variedad de técnicas aversivas.
Con todo, el ser humano no puede, en ningún sentido, simplificarse a los conceptos de “bueno y malo” por el clarísimo hecho de que todos llevamos dentro de sí, cualidades potenciales, defectos y restricciones que afloran de tanto en tanto según sean las circunstancias en que se encuentre inmerso.
Y pueden, en cada persona, prevalecer unas u otras inclinaciones, pero en determinadas eventualidades, el hombre considerado “bueno” podría actuar como un déspota o un malvado, y el supuestamente “malo” podría dar prueba de una bondad y una dignidad insospechadas.
Con rigor, no puede hablarse de que haya 2 entidades opuestas que nos habitan, y menos que éstas puedan separarse para que cada una viva independientemente con todos sus extremos.
Pero si puede el hombre ser “ángel de día, y demonio de noche”, cuando su polo oscuro posee tanta intensidad como su polo de luz.
Objetivamente, el ser humano es una entidad tripartita:
Espíritu, mente y cuerpo, con potenciales que, en primer término, permiten catalogarlo como un heredero forzoso.
Hereda cualidades y talentos, debilidades y falencias que cultivó en vida pasada, y al tiempo, carga con rasgos de carácter que heredó genéticamente de sus padres, de los cuales le es muy difícil sustraerse.
En este sentido es que me atrevo a afirmar que todo hombre es, a su manera, un poseso.
El mal, como ya lo demostrara brillantemente Albert Einstein, no existe.
Así como la oscuridad es solo ausencia de luz, el mal es carencia de entendimiento y alejamiento de la unicidad.
Pero nada de lo que el hombre pueda hacer, puede llevarlo a que pierda, definitivamente y para siempre, su legítima grandeza y su hálito de divinidad.
Solo es posible la destrucción para quien ha llegado demasiado lejos, por lo que no se puede jugar con el alma.

“Gentlemen like me have to be very careful of what we do and say”



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