The Good Earth

“The soul of great nation is expressed in the life of its humblest people.
In this simple story of a Chinese farmer may be found something of a the soul of china:
Its humility, its courage, its deep heritage from the past, and its vast promise for the future”

La cultura de China es una de las culturas más antiguas y complejas del mundo; y la zona en que esta cultura es predominante, abarca una amplia región geográfica con una gran variedad de costumbres y tradiciones entre pueblos, ciudades o provincias; tanto que algunos de los exponentes de la cultura china son su mitología, su filosofía, su música y su arte; y adoptó mucha cultura de sus alrededores, como el budismo de La India, dando origen al budismo chán; pero sobre todo, China fue cuna de 2 importantes corrientes filosóficas:
El confucianismo y el taoísmo.
Pearl Comfort Sydenstricker Buck también conocida por su nombre chino, Sai Zhen, fue una escritora estadounidense, que se dedicó a escribir sobre China, siendo por ello ganadora del Premio Nobel de Literatura en 1938 “por sus descripciones ricas y verdaderamente épicas de la vida campesina en China, y por sus obras maestras biográficas” siendo la primera norteamericana sobre la que recayó dicho galardón.
La autora pasó la mitad de su vida en China, donde la llevaron sus padres misioneros con tan solo 3 meses de edad, y donde vivió unos 40 años muy intensos, donde conocería el sufrimiento, la pobreza absoluta, el hambre, las pestes, la guerra, la esclavitud, los abusos, el machismo; pero también la vida le haría lugar a la abundancia, la esperanza, la solidaridad, la férrea amistad, la resiliencia, el amor; y todo esto haría parte de la magnífica materia prima que, aquella muchacha que lo sobrevivió todo, convertiría en material de las novelas, poesías, cuentos, obras de teatro, y guiones cinematográficos que firmaría luego como Pearl S. Buck, apellido tomado de su primer marido.
Fue hasta después de regresar a los Estados Unidos en 1935, que ella se convirtió en una destacada defensora de los derechos de las mujeres y los grupos minoritarios , y escribió ampliamente sobre las culturas china y asiática, llegando a ser particularmente conocida por sus esfuerzos en nombre de los asiáticos y la adopción mixta.
Escribió más de 85 libros, muchos de los cuales son novelas que ofrecen un retrato amable de China y su gente; y de su estancia en el empobrecido pueblo de Nanhsuchou; Pearl sacó la semilla que la llevaría a escribir “The Good Earth”
Su estilo sencillo y directo, y su preocupación por los valores fundamentales de la vida humana, tienen su origen en el estudio de la novela china.
“The Good Earth” (1931), dramatiza la vida familiar en una aldea china a principios del siglo XX; siendo el primer libro de una trilogía junto a “Sons” (1932) y “A House Divided” (1935)
Buck escribió “The Good Earth” en Nanjing, pasando las mañanas en el ático de su casa universitaria para completar el manuscrito en 1 año, circa 1929; siendo la novela más vendida en los Estados Unidos, tanto en 1931, año de su publicación, como en 1932 cuando ganó El Premio Pulitzer de Ficción; siendo influyente para que Buck ganara El Premio Nobel de Literatura en 1938.
Y es que Buck se basó en su observación de primera mano de la vida de la aldea china; la representación realista y comprensiva de un granjero y su esposa, ayudó a preparar a los estadounidenses de la década de 1930, a considerar a los chinos como “aliados en la próxima guerra con Japón”
La novela se desarrolla en una China eterna, y no proporciona fechas explícitas; sin embargo, hay referencias a eventos que proporcionan un marco de tiempo aproximado, como la introducción de ferrocarriles y La Revolución de 1911.
Aceptando esto como punto de partida, y fechas posteriores, se pueden estimar en función de las edades de los personajes y los ciclos de los cultivos estacionales que se mencionan; se puede estimar el tiempo que transcurre en la novela; por lo que relata la vida del campesino Wang Lung y de su familia.
El protagonista es labrador y dueño de sus terrenos, como sus antepasados, por lo que durante toda la historia, la tierra es un eje central alrededor del cual tienen lugar la mayoría de los hechos; y se describe además, la vida en La China Pre-Comunista, a través de las vivencias de los personajes.
Wang Lung, es inicialmente un agricultor pobre y trabajador, nacido y criado en un pequeño pueblo de Anhwei; como dato, su nombre es el apellido más común en China continental; y es el protagonista de la historia; que sufre dificultades a medida que acumula riqueza y los signos externos de éxito.
Pero tiene un fuerte sentido de la moral, y se adhiere a las tradiciones chinas, como la piedad filial y el deber con la familia.
Él cree que la tierra es la fuente de su felicidad y riqueza; y al final de su vida, se ha convertido en un hombre muy exitoso, que posee una gran parcela de tierra que compra de La Casa de Hwang; pero a medida que cambia su estilo de vida, comienza a disfrutar de los placeres que su riqueza puede comprar; y compra una concubina llamada Lotus.
Pero inicialmente Lung comienza la vida como un granjero pobre, y se casa con O-Lan, una esclava propiedad de la familia Hwang.
Sin embargo, él es extremadamente ambicioso, y envidia el éxito material de los ricos Hwang; por lo que se siente cada vez más atraído por el estilo de vida decadente de los Hwang y, al final, después de sus encuentros con los valores modernos retratados a través de su tiempo en la ciudad, sus experiencias con su tío y su primo, y en un momento, sus acciones moralmente corruptas en la ciudad; su piedad y amor por la tierra, solo tiene éxito parcial en ayudarlo a mantener su buen carácter y posición moral.
Su orgullo excesivo, es su defecto trágico, ya que sus acciones a menudo reflejan su posición entre los demás en su sociedad y su posición, en comparación con la familia Hwang.
Él tiene un total de 6 hijos, 3 hijos y 3 hijas, pero la 2ª hija, nacida durante una hambruna severa, es estrangulada por O-Lan poco después del nacimiento.
La hija sobreviviente mayor, que se conoce como “la pobre tonta”, presenta discapacidades mentales graves, y no puede cuidarse a sí misma durante toda su vida; por lo que no crece correctamente, y su vida es jugar con un trapito de tela.
Así, se limita a ser la compañía fiel y desinteresada del padre de Wang Lung; y por es por esto que él siente un gran cariño por la joven.
Wang Lung organiza un matrimonio para la hija menor con el hijo de un próspero comerciante de granos, para mantenerla a salvo del hijo lujurioso de su tío.
Los hijos, que se conocen como “El Propietario”, “El Comerciante” y “El Tigre” de mayor a menor, son el foco de la novela “Sons”, el 2º libro de la trilogía.
Mientras que “A House Divided” completa la historia familiar siguiendo a los nietos de Wang Lung…
Otro personaje es el padre de Wang Lung; un anciano viejo y parsimonioso que parece que solo quiere su té, comida y nietos; y desea que sus nietos lo consuelen en su vejez, por lo que se vuelve extremadamente necesitado y senil a medida que avanza la novela; con una moral fuerte y anticuada.
O-Lan, es la primera esposa, anteriormente esclava en la casa de Hwang; es una mujer de pocas palabras, no tiene educación, pero sin embargo es valiosa para Wang Lung por sus habilidades, buen sentido y ética de trabajo indomable.
Ella es considerada simple o fea; sus pies no están atados; y Wang Lung a veces menciona sus labios anchos.
Sin embargo, ella es trabajadora y se sacrifica; y hacia el final del libro, O-Lan muere debido a órganos defectuosos...
Cuando ella yace en su lecho de muerte, Wang Lung le presta toda su atención, y compra su ataúd poco antes de su muerte.
Otros personajes son el tío de Wang Lung, es el jefe de una banda de asaltantes, e intenta sacar partido de su reputación para poder para vivir a costa de su sobrino; y su el primo de Wang Lung, violento y ambicioso; que al igual que su padre, trae constantes preocupaciones a la vida del protagonista.
Pero los personajes centrales, Wang Lung y O-Lan, empiezan una familia en su pequeño pueblo rural, soportando tiempos agotadores, que incluyen sequías, inundaciones y guerras; ambos trabajan duro para garantizar la supervivencia de su familia, y su persistencia finalmente prevalece cuando la tierra produce grandes riquezas.
Pero O-Lan es la estrella del relato:
Ella es una cocinera experta, que trabajó en las cocinas como esclavo; y cuando llega por primera vez a la casa de Wang Lung, prepara una comida deliciosamente cocinada.
En respuesta a las preguntas de Wang Lung, sobre su destreza, ella responde con suavidad:
“He sido esclava de la cocina desde que entré en La Casa de Hwang.
Había carnes en cada comida”
Wang Lung recibió muchos elogios de su familia y amigos por la cena de O-Lan; pero ella también es una mendiga experimentada, que aprendió en su juventud.
Wang-Lung y O-Lan, se mudan a regañadientes a una ciudad del sur para escapar del hambre; y allí, O-Lan usa sus talentos de mendicidad infantil para ayudar a la familia a sobrevivir a los dilemas de la ciudad.
Ella sabe a quién rogar, dónde rogar, y les enseña a los niños a rogar.
Pero Wang Lung, finalmente deja a un lado a O-Lan, cuando se enamora de una prostituta llamada Lotus; y la toma como segunda esposa, lo que devasta a O-Lan; además, ella es especialmente infeliz cuando Lotus trae a Cuckoo, una antigua esclava de La Casa de Hwang, como su sirviente personal.
A O-Lan le molesta Cuckoo por ser arrogante y fría cuando ambas eran esclavas.
O-Lan crece como dama de una casa próspera, como primera esposa y madre de hijos; pero después de dar a luz a gemelos, un niño y una niña, se vuelve estéril, diciendo:
“Hay un fuego en mis signos vitales”; y repite esto a lo largo de los años.
Un día, cuando Wang Lung comenzó a sentir culpa por echarla a un lado, ya no puede salir de su habitación.
Wang Lung llama al médico de la ciudad, quien le dice, entre otras cosas, que tiene un tumor en el abdomen, y “gusanos en el corazón”; el médico dice entonces que costará 500 piezas de plata ayudarla, pero O-Lan se niega, y dice que se podría comprar buena tierra con ese dinero.
Wang Lung la ignora, y exclama que tiene el dinero.
Al escuchar esto, el médico dice que el color de sus ojos es diferente, y que el tratamiento costará 5,000 piezas de plata.
Wang Lung se da cuenta de que ella morirá… y en los próximos años, O-Lan se debilita y comienza a desfallecer; además, constantemente muestra cuánto Wang Lung la ha lastimado cuando murmura repetidamente al final:
“Soy fea y no puedo ser amada”
Al final, Wang Lung no puede soportar estar en su presencia; y cuando O-Lan finalmente muere después de ver a su hijo mayor casado, es enterrada con su suegro en la tierra de Wang Lung.
La inteligencia, el talento y el trabajo duro de O-Lan, son cruciales para el éxito de Wang Lung; y después de su muerte, no hay nadie en el hogar para administrar sus finanzas con cuidado:
Su hijo mayor gasta dinero constantemente, mientras que su segundo hijo insiste en acumular su dinero.
Sin O-Lan, Wang Lung tiene dificultades para controlar el hogar...
Algunos estudiosos han visto a “The Good Earth” como una simpatía hacia China en la guerra que se avecina con Japón:
Si China no hubiera capturado la imaginación estadounidense, podría haber sido posible elaborar una política del Lejano Oriente más satisfactoria, pero funciona como “la buena tierra”, infundida con una comprensible compasión por los chinos que sufren, que hicieron poco para informar a los estadounidenses sobre sus opciones limitadas en Asia.
Sin embargo, estos puntos de vista sobre China, no moldearon la política estadounidense después de 1937.
Si lo hubieran hecho, los estadounidenses habrían tenido que luchar en Asia mucho antes de 1941.
Muchos elogiaron el trabajo de Buck como una fuente de conocimiento tanto de China revolucionaria, como la interacción de Estados Unidos con ella.
Además, Buck era hija de misioneros estadounidenses, y defiende el libro contra los cargos de que se trata simplemente de una colección de estereotipos racistas.
De hecho, Buck profundiza en la vida de los pobres chinos, y se opone al fundamentalismo religioso, los prejuicios raciales, la opresión de género, la represión sexual y la discriminación contra los discapacitados.
El libro, finalmente fue llevado al cine bajo la dirección de Sidney Franklin, 6 años después, y el resultado ha sido una obra que va hasta las raíces de una cultura milenaria que ha pasado por todo lo bueno y lo malo en extremos impensables.
“China…
Land of unrest…
Tomorrow they may Starve!”
The Good Earth es un drama del año 1937, dirigido por Sidney Franklin.
Protagonizado por Paul Muni, Luise Rainer, Walter Connolly, Charley Grapewin, Jessie Ralph, Tilly Losch, Keye Luke, entre otros.
El guión es de Talbot Jennings, Tess Slesinger y Claudine West, basados en la obra de Owen Davis y Donald Davis, que se basó en la novela “The Good Earth” (1931) que es la primera entrega de la trilogía de la familia Wang llamada “The House of Earth” de Pearl S. Buck; que trata sobre agricultores chinos que luchan por sobrevivir.
Pocos productores podrían haber salido airosos del primer obstáculo, que es convencer a un ejecutivo de un gran estudio de Hollywood, de que era una buena idea hacer una adaptación fílmica de una novela sobre una humilde familia campesina china…
El carismático y respetado, Irving Thalberg, era quizás uno de los pocos con posibilidades de convencer a alguien para llevar a cabo este proyecto.
Y lo consiguió.
Él imaginó primeramente elegir solo actores chinos para la película, pero abandonó la idea porque no había suficientes actores chinos adecuados; además, cuando el jefe del estudio de MGM, Louis B. Mayer se enteró de su deseo, le dijo:
“¿El público no comprará boletos para ver granjeros estadounidenses, y quieres darles granjeros chinos?”
Por lo que Thalberg tuvo que apelar a Nicholas Schenck, director ejecutivo de Loew's Theatres Inc., y Presidente de MGM, para hacer la película.
Se dio permiso, pero Thalberg nunca vivió para ver la película completada; pues murió antes del estreno, siendo esta la primera vez que el nombre de Irving Thalberg aparece en pantalla; por lo que la película fue dedicada a él “como su último gran logro”
Con un presupuesto de $2.8 millones, una pequeña fortuna en ese momento, tardó 3 años en hacerse; además, debido a las condiciones en China en ese momento, a la inestabilidad política general y las guerras en todo el país, el gobierno nacionalista estaba luchando contra una invasión japonesa, y al mismo tiempo luchando contra los rebeldes comunistas y varios caudillos locales poderosos; que impidió filmar allí.
Así que MGM convirtió una granja de 500 acres en Chatsworth, California en tierras de cultivo chino, y grabó la película allí.
The Good Earth fue nominado a 5 Premios de La Academia, incluyendo:
Mejor Película, director, y edición, y ganó:
Mejor Actriz (Luise Rainer) y Mejor Fotografía; siendo por 2º año consecutivo que Luise Rainer gana El Oscar a La Mejor Actriz, convirtiéndose en la primera artista en ganar 2 Premios de La Academia.
La acción sigue a Wang Lung (Paul Muni), un campesino labrador que vive en paz con su familia, y en armonía con la tierra.
Un día, su padre arregla para casarlo con O-Lan (Luise Rainer), una de las esclavas de La Casa Grande, y el matrimonio significará la llegada a la familia de una mujer que, además de ser muy atractiva, también es hacendosa, honesta y comprometida.
Pero la felicidad que ha empezado con varios hijos, una buena tierra y una familia en paz... de pronto habrá de oscurecerse ante los reveses de la naturaleza, los violentos conflictos sociales, y las decisiones improcedentes.
Eliminemos cualquier discusión sobre el uso de actores no asiáticos que desempeñan roles asiáticos...
Para 1937, los jefes de estudio creían que cualquier actor podría/debería ser capaz de desempeñar cualquier papel; los actores tenían contratos y no siempre tenían la opción de elegir qué papel desempeñaban.
Fin de la historia.
The Good Earth es una gran historia épica de amor, derechos individuales, estratos de clase, y cuestiones de género… muy adelantada para su época; con 2 actuaciones brillantes de Luise Rainer y Paul Muni.
Desde el principio, Wang la trata con respeto, durante un tiempo en que las mujeres eran vistas como poco más que ayuda contratada; pasan por los altibajos de todas las relaciones, y aunque la historia puede tener lugar a fines del siglo XIX y principios del XX, la historia y muchos de sus sentimientos son muy creíbles; que la hacen un drama de proporciones épicas, que hace escala en todos los elementos de narración de las películas de la época, a saber, una de cal y otra de arena para nuestros protagonistas en el devenir de sus vidas.
Y tan pronto les va todo sumamente bien como se les tuerce todo, no es que me queje de un esquema mil veces repetido y de probada eficacia, pero hay algunas veces que funcionan mejor y otras peor, y concretamente, en ésta película, todo, absolutamente todo funciona bastante bien.
Aparte del hecho de que la película dura entre 5 y 10 minutos más de lo necesario, y las representaciones de Charley Grapewin y Walter Connolly son los típicos personajes de dibujos animados de 1930, The Good Earth es una película realmente maravillosa que, desafortunadamente, se ha convertido en una víctima de corrección política.
En definitiva, adelantada a su tiempo desde el fondo y la forma, es una gran película con características de epopeya, que abarca la juventud y madurez de un agricultor chino y su familia, con momentos de gran belleza así como de gran dureza.
“Hunger makes men mad”
Como en tantas otras épocas del cine de Hollywood, a finales de los años 30 florecieron una serie de producciones “de prestigio”, en donde cada estudio ponía todo su empeño a la hora de dar vida una película; generalmente desarrollada o ambientada en un hecho del pasado, o quizá de otro país…
Algo que por cierto con el paso del tiempo no ha ido evolucionando demasiado; y el productor estrella, Irving Thalberg, persistió y se acercó al Presidente de MGM y al jefe de su empresa matriz, Loew's Incorporated, Nicholas Schenck para respaldarlo en una empresa que parecía muy difícil de realizar; y lo hizo.
El 30 de octubre de 1935, se anunció que la próxima gran epopeya de MGM sería The Good Earth, protagonizada por Paul Muni y Luise Rainer, dirigida por Victor Fleming.
Originalmente, los servicios del director George Hill habían sido adquiridos, y su esposa, Frances Marion, escritora por contrato de MGM, había presentado un guión de continuidad basado en la novela y la obra.
Hill filmó algunas tomas exteriores de ubicación en China, durante 1932 y 1933; que luego se utilizó en The Good Earth y “The Painted Veil” (1934), pero la producción se detuvo cuando Hill se suicidó en su casa de playa, el 9 de agosto de 1934.
El proyecto se detuvo mientras una gran cantidad de otros escritores se alistaban para trabajar en el guión; y en el transcurso de los próximos 2 años, no menos de 9 escritores más trabajaron en partes o en toda la historia:
Claudine West, Jules Furthman y DuBose Heyward, ya habían trabajado en tratamientos y guiones antes de la partida de Marion, y continuaron haciéndolo con otros escritores que llegaron al proyecto entre fines de 1934 y 1936, incluidos:
Marc Connolly, Tess Slesinger, Talbot Jennings, Franz Schutz y Marion Ainslee.
Felix E. Feist contribuyó a las escenas de prueba; y hubo cierta preocupación por la representación de los chinos en algunas secciones de la novela; por lo que MGM solicitó reescrituras para dar una visión totalmente comprensiva de China.
La mayoría de ellos, fueron para unir a la familia y eliminar cualquier referencia a Lotus como prostituta, que se convertiría en cantante en la película…
El asunto entre Lotus, Wang y el hijo mayor, también se atenuó para evitar molestias.
Así, la filmación comenzó en serio en 1936, con Victor Fleming al timón, sin embargo, debido a problemas de salud, Sidney Franklin lo reemplazó rápidamente; y cuando MGM preguntó sobre la posibilidad de hacer la película en China, el gobierno chino estaba dividido sobre cómo responder.
La hostilidad inicial se derivó del resentimiento hacia la novela, que los críticos acusaron, se centró solo en el atraso percibido del país, mientras que algunos funcionarios del gobierno, esperaban tener el control si el trabajo de filmación se hiciera en China.
El propio Generalísimo Chiang Kai-shek intervino, tal vez a instancias de su esposa, Soong May-ling, cuya educación estadounidense la convirtió en una defensora de la cooperación; y debido a que La Guerra Chino-Japonesa estaba en progreso, el gobierno chino amenazó con no aprobar la película, si algún actor japonés fuera elegido para algún papel; y se otorgó el permiso con la condición de que la opinión de China fuera favorable, que el gobierno chino supervisara y aprobara las tomas realizadas en China, y la estipulación no forzada, de que todo el elenco fuera chino.
El gobierno en Nanjing, no previó la simpatía que crearía la película, y cuando MGM decidió filmar en el lugar en China, los funcionarios tomaron medidas extraordinarias para controlar la producción, lo que obligó al estudio a contratar a un General Nacionalista para que los asesorara sobre escenarios y trajes auténticos, que curiosamente, este material se perdió misteriosamente, y se tuvo que filmar nuevamente en California.
Al tiempo que hubo informes de que MGM distribuyó una versión diferente de la película en China; y toda la diplomacia internacional desaceleró la producción, creando una atmósfera desagradable.
Por tanto, la filmación tuvo lugar en 500 acres de campo en las afueras de Los Ángeles, que se convirtieron en tierras de cultivo chinas, y se trajeron agricultores chinos para cultivar durante todo el rodaje.
El área estaba ajardinada, para que coincidiera con ubicaciones reales, y estaba salpicada de cabañas de granjeros y edificios exteriores que se doblaban como cuartos de reparto y equipo.
En respuesta a las inquietudes planteadas sobre la descripción de China como un lugar equivocado para su gente, especialmente los campesinos, Thalberg sugirió que el gobierno chino envíe un embajador para supervisar los procedimientos, y disipar cualquier temor.
Poco después, El General Ting-Hsiu Tu, llegó con su familia para asesorar al director sobre las costumbres chinas y mantener la precisión; pero también fue reemplazado…
La producción de la película de 1936, duró del 28 de febrero al 23 de julio.
Como otra de las tragedias de la producción, Irving Thalberg murió el 14 de septiembre, solo 4 meses y medio antes de su estreno en Los Ángeles, el 29 de enero de 1937, a los 37 años de edad; de ahí que los créditos de la película declararan que este era “su último gran logro”
La acción tiene lugar en el norte de China, antes de La Primera Guerra Mundial
El joven agricultor, Wang Lung, se casa con O-Lan, una esclava de La Gran Casa, la residencia de la familia más poderosa de su aldea.
O-Lan demuestra ser una excelente esposa, trabajadora y quejumbrosa; por lo que Wang Lung prospera y compra más tierras; mientras que O-Lan da a luz a 2 hijos y 1 hija.
Mientras tanto, La Gran Casa comienza a declinar...
Todo está bien, hasta que llega una sequía, y la hambruna resultante lleva a la familia al borde.
O-Lan da a luz a una 2ª hija, pero la mata poco después del nacimiento para evitar que muera de hambre.
Desesperado, Wang Lung considera el consejo de su tío pesimista e inútil (Walter Connolly) de vender su tierra por comida, pero O-Lan se opone.
En cambio, viajan hacia el sur, a una ciudad en busca de trabajo.
La familia sobrevive rogando y mendigando; y cuando un revolucionario pronuncia un discurso para tratar de obtener apoyo para el ejército que se acerca a pesar de la lluvia en el norte, Wang Lung y O-Lan se dan cuenta de que la sequía ha terminado; y anhelan regresar a su granja, pero no tienen dinero para un buey, semillas y comida.
La ciudad cambia de manos, y O-Lan se une a una mafia que saquea una mansión.
Sin embargo, ella es derribada y pisoteada; y cuando regresa, encuentra una bolsa de joyas, que esconce en la confusión.
Esta ganancia, inesperada permite que la familia se vaya a casa y prospere una vez más; pero del botín, O-Lan solo pide que se quede con 2 perlas para ella.
Pasan los años, y los hijos de Wang Lung crecen y se convierten en jóvenes educados, y él se ha vuelto tan rico, que compra La Gran Casa.
Luego, Wang Lung se enamora de Lotus (Tilly Losch), una bella y joven bailarina en la casa de té local, y la convierte en su segunda esposa.
Así comienza a encontrar fallas en la degastada O-Lan; y desesperado por obtener el afecto de Lotus, le da las perlas de O-Lan a Lotus.
Cuando Wang Lung descubre que Lotus ha seducido a su hijo menor (Roland Lui), le ordena a su hijo que se vaya.
Luego, un enjambre de langostas amenaza a todo el pueblo.
Utilizando una estrategia ideada por el hijo mayor (Keye Luke), todos se unen para tratar de salvar los cultivos.
Justo cuando todo parece perdido, el viento cambia de dirección, eliminando el peligro.
El casi desastre, hace que Wang Lung vuelva a sus sentidos; y se reconcilia con el hijo menor.
El día de la boda de este último, Wang Lung devuelve las perlas a O-Lan, antes de que ella muera, completamente agotada por una vida dura.
Sin molestar a las festividades de la boda, Wang Lung sale silenciosamente de la casa, y contempla un melocotonero en flor, plantado por O-Lan el día de su matrimonio y llegada a la casa de Lung; donde reverentemente él murmura:
“O-Lan, tú eres la tierra”
The Good Earth comienza con 2 rótulos importantes:
El primero, es la dedicatoria a Irving Thalberg, el gran genio de la producción cinematográfica, “el muchacho maravilla del cine”, que con 25 años llegó a ser vicepresidente de MGM.
Thalberg era el productor total, la persona capaz de controlar todas las fases del proyecto cinematográfico, que murió en 1937; por lo que la película está dedicada a él.
El otro rótulo, el principal, son unas palabra de loa al pueblo chino, a su esfuerzo y humildad, un canto a su vínculo con la tierra, lugar en donde se alcanzan los valores a través del esfuerzo, del sufrimiento de doblegar la naturaleza que nos da y nos quita, que trae la lluvia cuando debe y cuando no, que seca los campos y nos trae las plagas, pero que es la prueba que da la dimensión de nuestra capacidad de resistencia y de fe.
La metáfora de la tierra como elemento que nos sustenta y que nos mantiene unidos, está presente desde el mismo título de la obra de Buck, identificándose con las virtudes en la frase final de Wang Lu tras la muerte de su esposa:
“O-Lan, tú eres la tierra”
Por lo que, quienes se alejan de ella y del trabajo, acaban mal.
Así, la película consta de 3 actos muy distintos:
El primero comienza con el día de la boda de Wang Lu con O-Lan.
Asistimos en esta primera parte al crecimiento de la familia y al esfuerzo por hacer la tierra productiva; pero la naturaleza cambia, y donde había cosechas, pronto lo destruirá todo una terrible sequía.
“El hambre vuelve locos a los hombres”, sentenciará un personaje, después de que los amigos de Wang Lu entren a la fuerza en su casa, ante el rumor de que tienen comida; y descubrirán que su comida no es más que tierra con agua caliente para calmar el hambre.
Wang Lu se niega a vender la tierra a estafadores que quieran aprovecharse; y parte con la familia, los 3 hijos al sur, para intentar encontrar una ocupación.
La segunda parte nos los muestra mendigando por las calles, y con la tentación de vender a una hija como hicieron con O-Lan.
Son momentos terribles, que concluyen con el estallido de La Revolución.
“¿Qué es la revolución?”, pregunta Wang Lu en medio del tumulto, donde se pregunta de nuevo si es algo que tiene que ver con la comida…
Un golpe de suerte hará que encuentren la riqueza en forma de diamantes que servirán para regresar ricos a casa, a la tierra.
El dinero, que les ha traído la salvación y les ha devuelto a casa, será su maldición, durante el acto final.
Wang Lu enriquecido, deja la casa y compra la que fue el lugar de encierro de su esposa, La Casa Grande, de la que se va distanciando por su amor al lujo.
La ruina final de la familia, la trae una segunda esposa, que O-Lan acepta formalmente si es lo que su marido desea.
La recién llegada trae todos los males, y distancia a los hijos del padre.
La unión final llega cuando una plaga de langosta amenaza con destruirlo todo y dejarles en la ruina total.
Todos los que se habían dispersado o enemistado, se unen en la defensa de las cosecha.
Es la tierra la que les une de nuevo, padre e hijos, marido y esposa.
Pero es la figura de O-Lan, la mujer abnegada y educada en la obediencia y la sumisión, vendida como esclava, humillada con una segunda esposa, es la pieza principal de la obra, en su defensa de la tierra como valor fundamental.
Curiosamente, The Good Earth tiene paralelo en ese sentido con “Gone With The Wind” que se llevó al cine 2 años después.
Ambas novelas fueron escritas por mujeres, las 2 fueron Premio Pulitzer y las 2 identifican los valores tradicionales de la tierra, frente al caos del mundo y de las personas.
Las 2 novelas crean poderosos personajes femeninos, la rebelde Scarlett O’Hara y la obediente O-Lan, personalidades opuestas pero  representantes de unas mentalidades y culturas distintas, pero un mismo tipo de mujer.
Scarlett es Tara, y O-Lan las parcelas de tierra en la que enterrará la noche de bodas el hueso de melocotón que su marido ha despreciado tirándolo al suelo después de comerlo; siendo ese su especial ceremonia de matrimonio con la tierra.
Sin olvidar que ambas actrices ganaron el premio Oscar por sus papeles.
De esa manera, lo que había comenzado con un rótulo de alabanza a las virtudes de humildad y capacidad de sacrificio del pueblo chino, era en realidad, la inusual atención a un proyecto en sus más mínimos detalles; y es innegable que The Good Earth se describa como un melodrama de tintes folletinescos, caracterizado por su ambiente rural y la descripción desde una complaciente mirada occidental, de unos personajes totalmente diferentes en cultura y avances a los característicos de nuestra sociedad.
Sin embargo, esta no es la mejor opción a la hora de valorar las considerables cualidades de su resultado fílmico, que centrándolas en el seguimiento de una novela que predica la resignación de los pobres como la mejor vía para la redención personal; el film sigue minando interés en nuestros días, precisamente por una puesta en escena llena de viveza, que concede una gran importancia al ritmo cinematográfico y a un extraordinario trabajo de ambientación y atmósfera visual.
En varios momentos, es fácilmente perceptible que en algunas secuencias se aplica una planificación claramente inspirada en Sergei Einsenstein, caracterizada por el montaje de planos cortos con efectos impactantes.
Con el recurso reiterado del fundido en negro, la película logra desarrollar un ritmo ágil, lo que permite que, con el recurso de elipsis, se logre como en todo relato novelesco, avanzar años en la historia central.
La película logra asimismo un par de “set pieces” realmente admirables:
Una de ellas, es la odisea que sufre O-Lan al integrarse en el seno de las masas que asaltan el palacio en la ciudad, donde está a punto de morir pisoteada por los campesinos que buscan enseres para robar.
Pero sin duda alguna, en The Good Earth  se desarrolla una larga secuencia que ejerce además como catarsis moral de su relato, y que es la que describe la lucha contra la invasión de las langostas.
Un fragmento admirable en su propia fisicidad que se podría retener sin duda entre los más impactantes del cine en los años 30; y dentro de este conjunto de cualidades, lo cierto es que la película del olvidado Sidney Franklin, que en aquellos años era el prototipo del realizador de prestigio; hay un relativo bache con la aparición del personaje de la joven china que fascinará a nuestro protagonista.
Pese a la necesidad de su presencia como tal, introduce un ritmo un tanto moroso que se disipará definitivamente con el advenimiento de la señalada plaga de insectos.
En cualquier caso, con sus logros y pequeños reparos, nos encontramos con una interesante y olvidada muestra de un tipo de cine “de productora”, que procuraba aunar con sus talentos más adecuados, una labor de equipo, y con cuyo esfuerzo colectivo, le ha permitido llegar hasta nuestros días con una notable fuerza dramática; por lo que es, en cierto modo, el testamento cinematográfico del gran Irving Thalberg, el hombre que hizo que el cine sea como lo amamos, y que encumbró con su talento y osadía a la MGM.
A la fuerza dramática de la historia, a la épica de la lucha del hombre de a pie por salir adelante contra todas las adversidades, ambientada en una aldea campesina de la China de principios de siglo, se unen unas interpretaciones de una gran fuerza, que le valió el Oscar a Luise Rainer y la nominación a Paul Muni.
Las durísimas condiciones de vida de los labradores, son mostradas con bastante meticulosidad y atención al detalle:
La siembra, la recogida, las inclemencias meteorológicas y naturales, en un alarde de aproximación al realismo; obra del gran director de fotografía, Karl Freund; que tuvo su recompensa con el Oscar; y los efectos especiales, una parte muy destacada, son muy avanzados para la época; como lo fue la secuencia de la plaga, de un tratamiento fotográfico asombroso; la secuencia de la revuelta, pocas veces se ha retratado tan bien al populacho fuera de control; y una secuencia de montaje que parece haberse realizado ayer…
Como dato, los expertos en efectos especiales, no pudieron producir una plaga de langostas de aspecto auténtico; y justo cuando estaban a punto de abandonar la escena, recibieron la noticia de que una verdadera plaga de langostas, estaba ocurriendo a varios estados de distancia; por lo que un equipo de camarógrafos se apresuró a la escena para capturarlo todo en la película.
Otras escenas de gran fuerza, son la muchedumbre entrando en palacio, la durísima escena en que alimentan a los niños con tierra cocinada; o las muertes del buey y la niña recién nacida, son momentos capturados por un fuera de campo que golpean mucho al espectador.
Del reparto:
Lo más destacable resulta sin duda la actuación de Paul Muni, un actor que disfrutaba con los papeles difíciles, y debió estar encantando con este reto.
Y aunque no se encuentra entre las mejores interpretaciones de su carrera, consigue salir airoso del reto sin parecer ridículo, algo no demasiado fácil.
Su caracterización como ciudadano chino, fundamental para la credibilidad de la historia, está bastante conseguida, al igual que la de Luise Rainer; siendo para ella, su 3ª película estadounidense; y es quizás por la que es más recordada; tanto que la película consolidó su lugar en la historia de los Oscar, y resultó ser un punto de inflexión, no solo en su contrato con MGM, sino también en su carrera en Hollywood como un todo.
Como O-Lan, Luise ofrece una actuación de integridad sostenida y estoicismo.
Se cuenta que cuando se le presentó por primera vez el guión, se sorprendió al descubrir que O-Lan tenía tan pocas líneas de diálogo, y estaba convencida de que sería, “un aburrimiento hilarante”
Pero Sidney Franklin la convenció de que dentro de la quietud de esta mujer, había un personaje con el que el público podía identificarse, y una mujer que merecía ser escuchada; por lo que Luise comenzó a observar a los chinos locales, sus movimientos, su discurso y la forma en que interactuaban entre sí, decidida a llevar no solo la vida a O-Lan, sino también la verdad.
En la novela original de Buck, O-Lan habla mucho más que en la película, pero la decisión de eliminar la mayor parte de su diálogo, la convierte en una actuación muy diferente.
Los magníficos ojos, y los pequeños gestos de Luise, le dan vida a esta oprimida esclava, y vemos su transformación de ama de casa mansa, a madre y proveedora.
Después de solo 2 roles previos en los que Luise jugó comedia ligera y romance, en “Escapade” y la oscarizada “The Great Ziegfeld”; el público estadounidense debió haberse sorprendido al ver a su nueva estrella, sin glamour, en un papel tan introspectivo; cuando está en su apogeo, y todavía tiene el poder de conmover al público.
No obstante, muchos observadores modernos han comentado que Luise no merecía el Oscar, principalmente por el hecho de que venció a Greta Garbo en “Camille”, una actriz que nunca ganó...
Pero la retrospectiva no debe usarse para juzgar su desempeño; en ese momento, para esa audiencia, fue una actuación reveladora, y una que muchos de sus contemporáneos, incluido Garbo, habrían tenido problemas para igualar.
El papel le dio una audiencia completamente nueva en El Lejano Oriente, que se entusiasmó con su interpretación, a pesar de su origen étnico.
Tal fue su posición con la comunidad chino-estadounidense en los EEUU, que ella participó en un evento en El Madison Square Garden, dirigiéndose a más de 22,000 personas, en el momento de la invasión japonesa de China.
Y es que, en contra de lo habitual de la época, exceptuando los personajes principales, el resto de actores eran oriundos chinos, que llegaron a ser casi 1500 extras.
Al respecto, La Oficina de Producción que regía El Código Hays, que era La Junta de Censura de facto en Hollywood, supervisó el guión en ese momento, e insistió en reescribir para eliminar el tema contencioso.
En total, exigieron más de 20 reescrituras.
Porque el guión de la película simpatizaba más con China que la novela.
El hijo de Wang Lung, por ejemplo, era ahora un representante de la China moderna, que va a la universidad y dirige a los aldeanos.
La familia es una unidad sana y cariñosa, incluso el tío, que en la novela explota a Wang Lung, y el aspecto sexual de Lotus, se minimiza.
La escritora, Pearl Buck, pretendía que la película fuera proyectada con todos los actores chinos o chino-estadounidenses... de hecho, Irving Thalberg también imaginó solo actores chinos, pero tuvo que admitir que el público estadounidense no estaba listo para tal película.
Y aunque Anna May Wong había sido sugerida para el papel de O-Lan, las reglas anti-mestizaje del Código Hays, requerían que la esposa del personaje de Paul Muni fuera interpretada por una actriz blanca.
MGM, le ofreció a Wong el papel de Lotus, pero ella se negó, diciendo:
“Me estás pidiendo, con sangre china, que haga el único papel antipático en la película, con un elenco estadounidense que representa personajes chinos”
Muchos de los personajes, fueron interpretados por actores blancos hechos para parecer asiáticos a través de “la cara amarilla”, una técnica de maquillaje desarrollada por Jack Dawn, y utilizada por primera vez en esta película.
Sin embargo, algunos de los actores secundarios, incluyeron actores chino-estadounidenses.
El blanqueo, es una práctica de “casting” en la industria del cine en la que los actores blancos son elegidos en papeles no blancos; donde “blanquear” es alterar de una manera que favorezca, ofrezca o atienda a las personas blancas, como interpretar a un artista blanco en un papel basado en una persona no blanca, o personaje de ficción.
En el cine, la práctica es tan antigua como la propia industria; tanto que la lista de películas en las que los actores blancos han jugado otras carreras, incluye todo, desde comedias románticas hasta aventuras de acción y fantasía, hasta épicas históricas; donde los roles afroamericano y los roles de ascendencia asiática, han sido encalados.
Por otra parte, la película peca de dejarse llevar por los convencionalismos de Hollywood, acabando con un previsible final feliz, que es exactamente el contrario al que muestra la novela.
Aunque cabe reconocer que está bien conectado con el tema de la película, el retorno del hombre a la tierra, pierde ese tono irónicamente cruel que hacía más redonda la historia.
En general, la película es bastante fiel al contenido de la novela, salvo el desenlace y algunos detalles como la figura del tío, mucho más suavizada y convertida en un secundario cómico; no obstante, a la hora de llevarla a pantalla, uno no puede dejar de detectar que ha estado filmada desde el punto de vista occidental, con esa visión tan fascinada por lo oriental, que siente especial interés por aquellos detalles más exóticos.
Sin olvidar el horripilante tratamiento a la mujer, que será un tema de cierre para esta nota.
No olvidar también el crédito a George W. Hill, Victor Fleming, Gustav Machaty y Sam Wood, que dirigieron momentos del filme en su etapa de rodaje.
Por último, antes de que Herbert Stothart y Edward Ward se comprometieran a proporcionar la música, se llevaron a cabo negociaciones con el compositor austríaco, Arnold Schoenberg, quien se sabe, hizo algunos bocetos musicales para la partitura.
Algo también trae algunos insertos de la ópera “Turandot” de Puccini que son utilizados en algunos momentos clave.
“O-Lan, the earth has forgotten us”
Hay un problema implícito en The Good Earth, que es de profundo interés para todas las mujeres.
¿Se suponía que la mujer era una esclava, que trabajaba y tenía hijos, que sufría en silencio, que se sometía por completo a su marido, y que no tenía vida libre propia?
Esos son temas que todavía aquejan a muchas mujeres en pleno siglo XXI; y se muestra en el papel de Luise Rainer, la esposa que trabaja en los campos y en la casa, desde el amanecer hasta la oscuridad, sufre tontamente cuando hay hambre, trabaja hasta la hora de tener a su hijo, nunca se queja, considera a su hombre como su señor y maestro.
Interpretada con soberbia dignidad y moderación por una actriz de genio, esta mujer no solo es una típica esclava china; sino también el símbolo de una mujer paciente y sufriente a lo largo de los siglos y en todos los países, este y oeste.
En los distritos agrícolas atrasados y en las áreas deprimidas, su tipo existe hoy en día, incluso en La Gran Bretaña Ilustrada.
Una generación o 2 atrás, antes de que la mujer ganara la emancipación, estos hechos eran comunes.
En los días de nuestras madres y abuelas, todavía creíamos que los hombres deben trabajar, y las mujeres deben llorar.
Por cierto, ellos también tenían una gran parte del trabajo; generalmente los más grandes, porque trabajaban fuera de la casa y dentro de ella, y no podían llamar suya una hora del día.
Aunque la película es la historia de la vida cotidiana de una mujer en China, gran parte es la típica vida agrícola y laboral en otros lugares.
A medida que se desarrolla ante la mujer de hoy, sentada en un cine cómodo, puede contar con sus bendiciones y estimar qué tan lejos ha viajado su sexo durante las últimas décadas.
Ella no está mirando a algún extraño habitante de otro mundo; ella está contemplando su propia ascendencia; ella misma, en términos generales, como podría haber vivido, si hubiera nacido medio siglo antes, o en alguna zona rural remota ayer.
Debería ayudar a curarla de algunos de esos molestos descontentos de hoy en día cuando ve lo que una mujer tuvo que soportar, y aún soporta, muchos de ellos, incluso en una era de progreso.
Hoy en día, la mayoría de las mujeres viven una vida plena.
Tienen acceso al Parlamento y a las profesiones.
Los dispositivos que ahorran mano de obra en el hogar, les brindan ocio, la radio les brinda amplios intereses, generalmente pueden elegir libremente al hombre que será su esposo y padre de sus hijos y, dentro de lo razonable, el tipo de vida con la que van a compartir él.
Y, sin embargo, el sacrificio de uno mismo, por el esposo, la familia y el sustento, es el único factor dominante en la vida del trabajo pesado de la película.
Cuando la pisotean los disturbios de la ciudad, y encuentra la bolsa de joyas caída, no piensa en sí misma; ella no refleja:
“Esta es mi liberación, esto me comprará mi libertad de toda esa esclavitud”
Solo piensa en lo que significará para su hombre, su capacidad de regresar a la tierra, y reparar los estragos del hambre.
No por un segundo se le ocurre pensar en sí misma, aunque su vida ha sido de dificultades y luchas sin límites; y cuando se muere de dolor, nuevamente sus pensamientos no son de sí misma, sino de su esposo.
“¿Qué hará él cuando me haya ido?
¿Cómo se las arreglará sin mí?
¿Quién lo cuidará en la casa y compartirá el trabajo en el campo?”
Son estos ansiosos sondeos que sus ojos expresan tan elocuentemente en sus últimos momentos con él; y parece que apenas se da cuenta del cruel destino que la ha deprimido o de sus propios sufrimientos.
Y es que muchas mujeres hoy en día pueden recordar a madres cuyas vidas fueron casi tan sacrificadas:
Se dedicaron, de corazón y alma, al hogar y la familia, trabajaron hasta los huesos para ahorrar gastos, y reclamaron poco o nada más que el afecto del esposo y los hijos como recompensa.
Rara vez iban a alguna parte, o hacían amigos y gastos personales.
Crecieron prematuramente, y se alejaron haciendo tareas aburridas.
El esposo, no siempre apreciaba los sacrificios hechos por su bien; y a veces bebía y jugaba sus ganancias, mientras la esposa devota soportaba la peor parte de la preocupación, las golpizas; y lo ayudaba a salir de sus problemas…
Sin embargo, nada podría sacudir su fidelidad hacia él, el hogar y los niños.
Mientras pudiera mantener la casa intacta, pagar su camino con los comerciantes, mantener a los jóvenes razonablemente alimentados y felices, ella consideraba que era lo suficientemente recompensada.
Y frecuentemente, su vejez era de penuria.
Por todo ello, había una virtud estoica en la esposa sacrificada del tipo que Luise Rainer interpreta tan conmovedoramente.
Quizás, la mujer actual, en algunos casos, ha ido demasiado lejos en la dirección opuesta; pero:
¿Quién puede dudar de que la autorrealización y la emancipación del trabajo pesado han beneficiado enormemente a las mujeres, dado a los hombres una verdadera compañía, criado hijos más inteligentes y hecho del mundo un lugar mejor y más humano para vivir?
¿Y quién sabe, qué papel puede desempeñar la mujer emancipada en el futuro, al redimir a la humanidad del flagelo de la brutal guerra sin sentido?
Esa sí sería en realidad, “una buena tierra”

“When I go back in that house, it will be with my son in my arms.
I'll have a red coat on him... and red flower trousers... and a hat with a gilded Buddha and tiger-faced shoes, and I'll go into the kitchen where I spent my days as a slave and into the great hall where the old mistress sits with her pipe, and I'll show myself and my son to all of them”



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