Watch On The Rhine

“I do not tell you this story to prove that we are remarkable, but to prove that they are not”

Se llama “movimiento de resistencia” a un grupo dedicado a oponerse a un invasor en un país ocupado, o a un gobierno de un Estado soberano; y puede tratar de alcanzar sus objetivos bien mediante la resistencia no violenta, algunas veces llamada “resistencia civil”; o por medio del uso de la fuerza; y cuando emplea la violencia, aquellos que estén favorablemente dispuestos a ella, pueden hablar también de “luchadores por la libertad”
El antifascismo, por ejemplo, es la oposición a las ideologías fascistas, grupos e individuos; por lo que el movimiento antifascista comenzó en unos pocos países europeos en la década de 1920, y finalmente se extendió a otros países del mundo; siendo el momento más significativo poco antes y durante La Segunda Guerra Mundial, donde los poderes fascistas del Eje, se opusieron a muchos países que formaban Los Aliados de La Segunda Guerra Mundial, y docenas de movimientos de resistencia en todo el mundo.
De esa manera, el antifascismo ha sido un elemento de movimientos que ocupan muchas posiciones políticas diferentes, incluyendo:
Socialdemócratas, nacionalistas, liberales, conservadores, comunistas... con puntos de vista marxistas, sindicalistas, anarquistas, socialistas, pacifistas y centristas; y fueron parte del movimiento de resistencia durante La Segunda Guerra Mundial, y ocurrieron en todos los países ocupados por una variedad de medios, que van desde la falta de cooperación hasta la propaganda, la ocultación de pilotos estrellados, e incluso la guerra directa y la reconquista de las ciudades; y en muchos países, los movimientos de resistencia a veces también se denominan “The Underground”
Si bien, los historiadores y los gobiernos de algunos países europeos, han intentado retratar la resistencia a la ocupación nazi como algo extendido entre sus poblaciones, solo una pequeña minoría de personas participó en la resistencia organizada, estimada en 1 a 3% de la población de los países de Europa occidental; y en el este de Europa, donde el gobierno nazi era más opresivo, un porcentaje mayor de personas se encontraba en movimientos de resistencia organizados, por ejemplo, aproximadamente un 10 a un 15% de la población polaca.
Por otro lado, la resistencia pasiva por la no cooperación con los ocupantes era mucho más común; y en muchos casos, como por ejemplo en Noruega, en La Segunda Guerra Mundial, un movimiento de resistencia empleó tanto métodos violentos como no violentos, usualmente operando bajo distintas organizaciones y actuando en distintas fases o áreas geográficas al interior del país.
Y es que 1940 fue el año en que los nazis alemanes establecieron el gueto de Varsovia, y el infame Campo de Exterminio Auschwitz-Birkenau en la Polonia ocupada.
Sin embargo, no contaron con una resistencia alemana al nazismo, la llamada “Widerstand gegen den Nationalsozialismus” que fue la oposición de individuos y grupos en Alemania al régimen nazi entre 1933 y 1945.
Algunos de ellos se involucraron en una resistencia activa, con planes de eliminar a Adolf Hitler del poder mediante el asesinato y derrocar a su régimen; por lo que el término “resistencia alemana”, no debe entenderse en el sentido de que hubo un movimiento de resistencia unido en Alemania en cualquier momento durante El Período Nazi, análogo al Estado subterráneo polaco más coordinado, resistencia griega, partisanos yugoslavos, resistencia francesa, resistencia holandesa, movimiento de resistencia noruego y resistencia italiana.
La resistencia alemana, consistió en grupos pequeños, y generalmente aislados; y no pudieron movilizar la oposición política; a excepción de los ataques individuales contra los nazis, incluido Hitler o los actos de sabotaje, la única estrategia real era persuadir a los líderes de la Wehrmacht para que dieran un Golpe de Estado contra el régimen, como el intento de asesinato de 1944 contra Hitler, que tenía la intención de desencadenar tal golpe…
Como consecuencia, aproximadamente 77 mil ciudadanos alemanes fueron asesinados por una u otra forma de resistencia por los tribunales especiales, los tribunales marciales, los tribunales populares y el sistema de justicia civil; y muchos de estos alemanes, habían servido en cargos gubernamentales, militares o civiles, lo que les permitió participar en la subversión y la conspiración; además, decenas de miles fueron llevados a Los Campos de Concentración nazis, de los que se sospechaba, o que realmente se enfrentaban a la oposición.
Y es que la resistencia en Alemania era “resistencia sin el pueblo”, y el número de alemanes comprometidos con la resistencia al régimen nazi, era muy pequeño; tanto que incluyó a ciudadanos alemanes de etnia no alemana, como miembros de la minoría polaca que formaron grupos de resistencia como “Olimp”
Así, los que se oponían al Régimen Nazi estaban motivados por factores tales como el maltrato a los judíos, el acoso a las iglesias, y las duras acciones de Himmler y La Gestapo.
Con el éxito arrollador del ataque de Hitler a Francia, en mayo de 1940, hizo la tarea de deponerlo aún más difícil.
Por otra parte, la mayoría de los oficiales del Ejército, y sus temores de una guerra contra las potencias occidentales, al parecer resultó infundada, y satisfecho por la venganza de Alemania contra Francia por la derrota de 1918, se reconcilió con El Régimen de Hitler, y eligieron ignorar su lado más oscuro; por lo que la tarea de dirigir los grupos de resistencia por un tiempo, se redujo a la población civil, a pesar de un núcleo duro de los conspiradores militares, se mantuvo activo.
Para entonces, el nacionalsocialismo no era simplemente un partido como cualquier otro; con su total aceptación de la criminalidad, era una encarnación del mal, de modo que todos aquellos, cuyas mentes estaban en sintonía con la democracia, el cristianismo, la libertad, la humanidad, o incluso la mera legalidad, se vieron obligados a la alianza...
Peor debido a sus muchas diferencias, la oposición nuevamente no pudo formar un movimiento unido, o enviar un mensaje coherente a posibles aliados fuera de Alemania.
Fueron los alemanes individuales, o pequeños grupos de personas que actuaban como “la resistencia desorganizada”, quienes desafiaron al Régimen Nazi de varias maneras, sobre todo, aquellos que ayudaron a los judíos a sobrevivir al Holocausto nazi, ocultándolos, obteniendo documentos para ellos, o ayudándolos de otras maneras.
Más de 300 alemanes han sido reconocidos por esto.
También incluyó, particularmente en los últimos años del Régimen, redes informales de jóvenes alemanes que evadieron servir en La Juventud Hitleriana, y desafiaron las políticas culturales de los nazis de varias maneras.
Ya en la primera semana de abril de 1940, había pocas personas en el mundo que habrían creído que en menos de 3 meses, Dinamarca, Noruega, Bélgica, Holanda y Francia, caerían bajo el yugo alemán.
Pero hubo algunos hombres, personas ordinarias, no profetas, que intuyeron que esta tragedia estaba en ciernes.
Ellos lucharon desde que se dieron cuenta, y estamos en deuda profunda con ellos.
Esta es la historia de estos hombres.
“On her lonesome lips a smile”
Watch On The Rhine es un drama del año 1943, dirigido por Herman Shumlin.
Protagonizado por Bette Davis, Paul Lukas, Geraldine Fitzgerald, Lucile Watson, George Coulouris, Beulah Bondi, Donald Woods, entre otros.
El guión es de Dashiell Hammett, basándose en la obra de teatro homónima escrita en 1941 por Lillian Hellman.
No confundir este filme con “Watch On The Rhine” un filme alemán titulado originalmente como “Die Wacht am Rhein o Aus des Rheinlands Schicksalstagen”, que es una película histórica silenciosa de 1926, dirigida por Helene Lackner, y protagonizada por Hans Mierendorff, Ernst Winar y Gustav Adolf Semler.
En esta ocasión, con su camuflado mensaje comunista, ambos guionistas eran izquierdistas, y padecieron problemas durante La Caza de Brujas; por lo que Watch On The Rhine trata de una soflama contra la supuesta neutralidad y “desconocimiento” de los estadounidenses sobre lo que pasaba en Europa durante La Segunda Guerra Mundial.
Lillian Florence Hellman, fue una dramaturga y guionista de cine estadounidense, conocida por su compromiso político con causas izquierdistas, por su relación sentimental con el escritor Dashiell Hammett, autor de las novelas de detectives clásicas, “The Maltese Falcon” y “The Thin Man”; y por su larga amistad con la escritora Dorothy Parker, de quien fue su albacea.
Hellman abordó con sus obras, las tremendas rivalidades internas de una aristocrática familia sureña en “The Little Foxes” de 1939; que fue llevada al cine por William Wyler con Bette Davis en el papel estelar; y más tarde en Watch On The Rhine de 1941, también con Bette Davis.
Como obra de teatro, Watch On The Rhine se estrenó en Broadway, el 1 de abril de 1941, y tuvo 378 presentaciones.
Ella la escribió en 1940, cuando su llamado a una alianza internacional unida contra Hitler, contradecía directamente la posición comunista en ese momento, siguiendo “El Pacto de no agresión nazi-soviético” de agosto de 1939.
Pero fue Dashiell Hammett quien escribió el guión de la versión cinematográfica que apareció en 1943.
Jack L. Warner pagó $150.000 por los derechos de la obra, porque sentía que se centraba en el patriotismo, y que haría una prestigiosa película propagandística en plena Segunda Guerra Mundial.
Sobre la elección del elenco, Bette Davis estaba filmando “Now, Voyager”, por lo que el productor Hal B. Wallis empezó a buscar otra actriz para el papel de Sara Muller, mientras Dashiell Hammett comenzó a escribir en guión en su granja de Pleasantville, New York.
Y es que Hellman no pudo escribir la adaptación ella misma, ya que fue contratada para trabajar en el guión de “The North Star” (1943); fue entonces cuando ella recomendó que se le asignara a Hammett la tarea, ya que él estaba muy familiarizado con el material; además, Hammett también necesitaba el dinero.
Con todo, Bette Davis con mucho gusto asumió un papel secundario, ya que quería que el público viera lo que consideraba una película muy importante, y también porque admiraba los escritos de Lillian Hellman, que habían trabajado recientemente en la versión cinematográfica de Hellman, “The Little Foxes” (1941)
No obstante hay que señalar que Bette Davis peleó duro con el estudio, por poner su nombre como uno de los mejores, ya que sabía que su parte era esencialmente un papel secundario; y esta fue una pelea que perdió, cuando el estudio calculó correctamente que la gente haría cola para ver una película de Bette Davis, en lugar de una de Paul Lukas.
El productor, eligió al actor de origen húngaro, quien había interpretado el papel en Broadway; mientras tanto, Hammett tuvo que dejar el guión durante un tiempo por una lesión en la espalda, y cuando estaba listo para reanudar su trabajo, “Now, Voyager” estaba a punto de terminar su rodaje.
Wallis envió a Davis, firme partidaria del Presidente de EEUU; Franklin D. Roosevelt, y feroz oponente del Partido Nazi, el guión; y de inmediato aceptó la oferta.
Ya con Davis como Sara en el reparto, Wallis alentó a Hammett para embellecer lo que esencialmente fue un papel secundario, y hacerlo digno de la condición de estrella de la protagonista.
El rodaje comenzó el 15 de junio de 1942, solo 1 semana después de que finalizara la producción de “Now, Voyager”, y prácticamente sin descanso para Davis.
Como resultado, desde el principio, Davis se enfrentó con Herman Shumlin, quien había dirigido la obra de teatro, pero no tenía experiencia en dirección de películas.
Su sobreactuación, hizo que Wallis le enviara a Shumlin numerosas notas, instando al director para que bajara el tono de su actuación; por lo que Shumlin amenazó con renunciar, porque no estaba contento con el director de fotografía Merritt B. Gerstad, quien finalmente fue reemplazado por Hal Mohr, con el fin de apaciguar al director.
Mientras tanto, Davis también se enfrentó con Lucile Watson, quien estaba repitiendo el papel de la madre que había interpretado en el escenario, porque era una republicana, cuyas opiniones políticas contrastaban fuertemente con las de la demócrata Davis.
Con todo, el filme tuvo varias escenas de exteriores rodadas en Washington que tuvieron que ser cortadas de la película, antes de su lanzamiento, debido a las restricciones en tiempo de guerra sobre la filmación de los edificios del gobierno.
El esfuerzo hizo de Watch On The Rhine una película distinguida... incluso mejor que su poderosa versión teatral original, pues expresa el mismo tema principal, pero con más amplitud y en términos más afectivos de emoción personal; por lo que la película conserva el tema vital de la obra original; y en realidad, lleva la tema más allá, haciéndolo más profundo, y lo hace con convicción apasionada y habilidad enorme; tanto que el filme fue nominado para El Premio de La Academia como Mejor Película; Paul Lukas ganó su nominación como Mejor Actor; Lucile Watson fue nominada como actriz secundaria, y Dashiell Hammett fue nominado por escritura.
Los que perdieron, lo hicieron contra “Casablanca” un filme del que Watch On The Rhine tiene muchas similitudes.
La acción tiene lugar en 1940, cuando el ingeniero de origen alemán, Kurt Muller (Paul Lukas), su esposa estadounidense, Sara Bette Davis) y sus 3 maravillosos hijos:
Joshua (Donald Buka), Babette (Janis Wilson) y Bodo (Eric Roberts), cruzan la frontera de México hacia los Estados Unidos para visitar al hermano de Sara, David Farrelly (Donald Woods), y a su madre, Fanny (Lucile Watson) en Washington DC.
Durante los últimos 17 años, la familia Muller ha vivido en Europa, donde Kurt respondió al ascenso del nazismo, participando en actividades antifascistas.
Sara le dice a su familia, que están buscando refugio en suelo estadounidense, pero su misión se ve amenazada por la presencia del huésped, Teck de Brancovis (George Coulouris), un conde rumano; que llega junto a su esposa estadounidense, La Condesa Marthe de Brancovis (Geraldine Fitzgerald), que ha estado conspirando con los alemanes en la capital del país.
Por su parte, Teck busca en la habitación de Los Muller, y descubre en una maleta cerrada, una pistola y el dinero destinado a financiar operaciones secretas en Alemania.
Poco después, Los Muller descubren que su amigo Max Freidank, miembro de la resistencia, ha sido detenido, y debido a que una vez rescató a Kurt de La Gestapo, Kurt planea regresar a Alemania para ayudar tanto a Max como a las personas detenidas con él.
Consciente de que Kurt estará en gran peligro si los nazis descubren que está regresando a Alemania, Teck les exige $10.000 por guardar silencio, pero Kurt lo mata…
Al darse cuenta de los peligros a los que Kurt se enfrenta, Fanny y David están de acuerdo en ayudarle a escapar.
El tiempo pasa, y cuando Los Muller dejan de tener noticias de Kurt, Joshua anuncia que planea buscar a su padre tan pronto como cumpla los 18 años.
Aunque angustiada por la posibilidad de perder a su hijo y su marido, Sara decide ser valiente en la hora de la partida de Joshua.
Watch On he Rhine es una película llena de sentido, poder y belleza:
Su sentido reside en su firmeza frente a una de las ironías más trágicas de la civilización; su poder se deriva de la seguridad con que cuenta una historia mordaz; y su belleza radica en su divulgación del valor y la dignidad humana.
Sin duda, una de las mejores películas para adultos de estos tiempos, donde los personajes se impulsan solos; en especial, Paul Lukas tiene aquí la oportunidad de ser sin duda el excelente actor que siempre ha dado muestras de ser; y Bette Davis se somete a un papel secundario, casi con un aire de gratitud al poder al fin interpretar un papel decente y admirable.
No es una interpretación muy colorida, pero la tranquila lealtad y el heroísmo contenido no proporcionan muchos medios para el espectáculo histriónico, y La Davis es lo suficientemente artista como para no tener que demostrar que ella es una estrella.
En conclusión, el final que se le ha dado a la película, donde avanza la historia unos meses, y muestra a la esposa preparándose para dejar que su hijo mayor siga a su padre de vuelta a Europa; es dramáticamente superfluo, pero el espíritu es bueno en estos tiempos; tanto que agrega el heroísmo a una buena, sincera y franca película.
En definitiva, es un film muy duro, muy fuerte en lo que se dice, por la vivencia y la experiencia, donde el horror de la guerra se palpa tan cercano sin entrar en el campo de batalla, y eso es un gran logro.
“I fight against fascism.
That is my trade”
Decía Lillian Hellman:
“Los únicos hombres en La Tierra que merecen su estadía en este mundo, son aquellos que luchan por el bienestar de otras personas”, una mujer consecuente con lo que decía y escribía; que vivió comprometida con la causa de los judíos; antifascista acérrima; defensora de las minorías raciales en EEUU y en el mundo, y una mujer contestataria contra el oprobioso Comité de Actividades Antinorteamericanas que, por años, se dedicó a perseguir a los mejores artistas e intelectuales de los EEUU, por sus ideas liberales y “anti-establishment” de izquierda, si se quiere; y con aquellas palabras, la escritora que, tras ser anunciada por Jane Fonda en la gala de los premios Oscar en 1976, ocasionara la más grande ovación con el público de pie; quería significar que la vida es compromiso, entrega al bien común, espíritu solidario, defensa de los oprimidos y exaltación de la verdad.
Así vivió Hellman y el espíritu libertario de sus obras, en contra de todo lo que maltrate al hombre del común, y podemos verlo reflejado en sus novelas, obras de teatro y guiones cinematográficos, entre los cuales hay títulos tan relevantes como el que ahora nos ocupa.
Y es que tras haberse firmado El Pacto de no-agresión entre Alemania y La Unión Soviética en agosto de 1939, Hellman comenzó a escribir esta obra de profundo carácter antifascista, la cual terminaría al año siguiente, siendo publicada y llevada a escena en Broadway en el año 1941.
Como dato, el título original, que podría traducirse como “Vigilancia en El Rin”, lo tomó de la canción patriótica alemana, “Die Watch am Rhein”; y para la producción cinematográfica, se contó con el mismo director que hiciera el montaje teatral de la obra, el acreditado Herman Shumlin, y el mismo actor que la protagonizara durante casi 400 representaciones, Paul Lukas; pero esta vez con guión de Dashiell Hammett.
Todo ello hace que Watch On The Rhine sea un magnífico drama, donde la guerra se lleva en las almas, y la manera como el conflicto bélico influencia y mina el espíritu de la sociedad civil, queda aquí profunda y profusamente reflejado con el conflicto interior que vive la prestigiosa familia Farrelly, cuando de Europa regresa la hija que, por largos años, estuvo ausente del hogar.
Con su esposo, un alemán antifascista de espíritu sangrante, y sus 3 hijos, Sara Farrelly va a poner al día en la realidad que vive el mundo, a una familia que, para ella y los suyos, tiene los brazos abiertos y el corazón henchido.
Como lo esperaba el productor, Jack L. Warner, luego de que viera la obra teatral, el filme resultó ser un especial llamado a la toma de conciencia, y lo más bello es que lo logra sin mostrar ejército alguno, sin un campo de batalla, ni una bomba que explote.
Basta presenciar esa imponente lucha entre los opositores que habitan entre las 4 paredes de aquel hogar, para que comprendamos, no solo que una familia es un país en micro, sino que con vigor y verdadero talento, se puede plasmar un profundo drama y un debate ideológico y moral de enorme altura.
Watch On The Rhine se desarrolla alrededor del tiempo de La Segunda Guerra Mundial.
Los Muller están cruzando la frontera mexicana para comenzar su vida en Estados Unidos... en realidad, para visitar a la familia de Sara en Washington DC.
La familia está compuesta por Sara, la madre; Kurt el padre alemán; Joshua, el hijo mayor; Babette, la niña linda e inocente; y Bodo, el bebé de la familia, a quien le gusta usar palabras grandes y trata de actuar de manera inteligente.
Mientras tanto, la madre de Sara, Fanny, se está preparando para el regreso a casa de su hija; y para ello, tiene la ayuda de la ama de llaves, y la amiga, llamada Anise (Beulah Bondi)
El tercer grupo de personas es el hermano de Sara, David; y El Conde Teck junto a Marthe; donde aparentemente David está enamorado de Marthe pero se admiran desde lejos… mientras en Teck encontramos un personaje viscoso; que a menudo participa en juegos de póker en La Embajada Nazi con altos funcionarios del partido en EEUU.
Así, cuando Los Muller llegan a Washington DC, están encantados; y comenzamos a aprender sobre el trabajo de Kurt, como lo hace el resto de la familia...
Él es un líder del Movimiento de Resistencia “The Underground”; por lo que Teck sospecha de ellos cuando descubre que tienen una maleta cuidadosamente cerrada.
Por lo que una tarde, irrumpe en el maletín, y encuentra dinero, una pistola y un sello con las letras MF…
Recordando haber escuchado una charla oficial nazi del líder “Underground” Max Freidank, llama al Barón Phili von Ramme (Henry Daniell) para que lo vea.
Teck se da cuenta que Max Freidank fue arrestado recientemente; sin embargo, el recuento sigue siendo sospechoso… y llama a La Embajada y le pregunta a un hombre, cuánta información valdría un líder de La Resistencia; y le dice:
“Si él estuviera en los Estados Unidos, no tanto.
Pero si pudiéramos sacarlo del país, usted podría nombrar su precio...”
A Teck le gusta cómo suena esto, teniendo en cuenta cómo Marthe y él han acumulado una gran factura.
Además, quiere volver rico a la Europa en decadencia; y obtiene una lista de las descripciones de los líderes de La Resistencia.
Esa noche, cuando Sara se está preparando para la cena, abre un cajón para obtener un pañuelo o algo por el estilo, cuando ve que el candado del maletín ha sido manipulado...
Ella lo toma y lo examina, y encuentra que el arma fue puesta en el lugar equivocado.
Ella baja las escaleras y se le dice a Kurt...
Teck le dice a Kurt, que pensó que él era Max Freidank; pero luego comienza a leer la descripción, haciendo coincidir a Kurt con un miembro de la resistencia.
De esa manera, Teck exige el dinero del maletín; pero Kurt no se lo dará.
Fanny va a la caja fuerte para obtener su dinero para pagarle a Teck; mientras tanto, Kurt golpea y lo derriba a Teck; y le dice que sabe que él es una persona viscosa, y que sabe que si lo deja ir ahora, lo entregará a los nazis tan pronto como le paguen; por lo que lo lleva afuera y le mata.
Adentro, Sara pide un boleto de avión para Kurt; y luego les explica a Fanny y a David lo que le tuvieron que hacer, y cómo ella sabe que nunca volverá a ver a Kurt… pero Kurt entra y dice que lamenta haber tenido que hacerlo, pero que el hombre habría puesto en peligro a muchas más personas.
Él le dice a Fanny, que pueden darle un par de minutos para despedirse de sus hijos, y luego llamar a la policía, o que pueden perdonarlo y darle la oportunidad de llegar a Europa.
Fanny bendice su viaje; mientras Kurt sube las escaleras y se despide de los niños; él le da su bendición, y da la responsabilidad a Joshua.
Luego se despide de Sara, y se va.
Un par de meses después... es invierno.
Sara está sentada junto al fuego, mientras Joshua está sentado en un escritorio trabajando en un mapa...
Él está dibujando una ruta; y Sara solo puede adivinar que Joshua está tratando de planificar una ruta para rescatar a Kurt.
Joshua lo admite, y le dice que ella debería haber pensado que esto sucedería, que es su responsabilidad hacer esto; por lo que también le pide a Sara que envíe a Bodo cuando llegue el momento… cosa que Sara asiente.
En la primera media hora brillan los hijos del matrimonio, es extraño ver a Bette Davis relegada a un segundo plano durante todo el comienzo, hasta que la película comienza a tomar énfasis promediando el minuto 50, con la acechanza del villano de turno.
Se trata de un filme más teatral que cinematográfico, cuyo desarrollo descansa en sus diálogos, y que mantiene ese principio escénico de dedicar un momento de brillo a cada intérprete.
Por supuesto, en el húngaro ganador del premio Oscar a mejor actor por su trabajo, recaerá el peso actoral, logrando en la despedida de sus hijos, el momento culminante de dramatismo, especialmente si uno puede concentrarse en la época de realización del filme.
Laudada por la crítica de EEUU, Watch On The Rhine genera interés genuino desde el punto de vista histórico, patriótico y político, ocultando sabiamente sus resortes propagandísticos; y volcando toda su acidez en la vieja aristocracia europea, y la implacable jauría nazi-fascista, donde la autora, no obstante revistió del paternalismo usual a la aristocracia de EEUU; como ejemplo basta que la acción está ambientada en la mansión materna de Sara, servida por criados de color, que están facultados a exigir disculpas de su ama si es que esta les llega a gritar...
Imposible no mencionar la sentida actuación de Bette Davis, quien, con plena complacencia, acogió un papel que reivindica a las mujeres; y Lucile Watson, adorable como la madre consecuente con las enseñanzas de compromiso social que su esposo transmitió a sus hijos; y George Coulouris, muy eficaz como el ave de mal agüero que se infiltra en aquella gran familia.
Sin embargo, el filme tuvo problemas durante su producción:
El Jefe del Código de Producción, Joseph I. Breen, se opuso a la escena en la que a la familia se le da un recorrido por la casa, incluido el baño que inicialmente tenía un tiro claro de un inodoro... recordar que una toma de un servicio sanitario está prohibido ser exhibido en pantalla.
Y es que La Oficina Hays, era un organismo creado en 1922 por las grandes compañías cinematográficas, que promovía una regulación interna según un estricto “código moral”
Si bien duró hasta 1945, las películas hollywoodenses tenían que ajustarse a este código si querían “el visto bueno”
Bueno, pues en este filme se lo saltan por el morro…
Toda la película está encaminada a un hecho moralmente discutible que ocurre casi al final...
Para La PCA, entidad a cargo de supervisar las películas, le preocupaba que Kurt Muller escapara de la justicia por el asesinato de Teck de Brancovis, y La Oficina Hays sugirió que se estableciera que Kurt fuera asesinado por los nazis al final de la película, para mostrar que pagó por su crimen.
Pero Lillian Hellman se opuso, y el estudio se mostró de acuerdo en justificar que Kurt había disparado a Teck, y la escena fue finalmente mantenida en la película.
No obstante, La Hellman le añadió algunas escenas para justificar el hecho, y ahí creo que es donde pierde la película.
Vale, encaminar un metraje a un hecho controvertido, puede resultar, pero tanto discurso justificativo paradójicamente, hecha a perder algo el discurso del filme.
Con todo, La Oficina Hays elevó su protesta.
Y La Hellman alegó que sí era aceptable moralmente el hecho, ya que estaban en tiempos de guerra; y como era una película de propaganda, se salió con la suya, e incluso al protagonista, Paul Lukas, le dieron el Oscar por su actuación, y la película fue elegida para una exhibición benéfica con la presencia del Presidente Roosevelt.
Curiosamente, Lillian Hellman escribió la obra en 1939, antes de estallar la guerra...
Termino citando positivas palabras que dice Sara recordando a su papá:
“Hemos vivido luchando en medio de la oscuridad, pero cada día, cada hora, el hombre avanza un poco hacia una vida digna y en plena libertad”
Esas son palabra que aún hay que tomar en cuenta en pleno siglo XXI.
“We've been shaken out of the magnolias”
“Die Wacht am Rhein” o “La Guardia del Rin” es un himno patriótico alemán, cuyos orígenes tienen sus raíces en la enemistad histórica franco-alemana, siendo particularmente popular en Alemania durante La Guerra Franco-Prusiana y La Primera Guerra Mundial.
El poema original fue escrito por Max Schneckenburger en 1840, y generalmente se canta con música escrita por Karl Wilhelm en 1854, compuesta 7 años después de la muerte de Schneckenburger.
El origine nos lleva a los repetidos esfuerzos franceses para anexar la orilla izquierda del Rin, que comenzaron con las devastadoras guerras del rey Louis XIV; donde las fuerzas francesas estaban llevando a cabo campañas masivas de tierra quemada en el sudoeste alemán.
Estas políticas se implementaron completamente durante Las Guerras Napoleónicas y la creación de La Confederación del Rin en 1806 a 1813.
En los 2 siglos transcurridos desde La Guerra de Los 30 Años hasta la derrota final de Napoleón, los habitantes alemanes de las tierras del Rin sufrieron repetidas invasiones francesas.
Con la desaparición de Napoleón, dio un respiro a los alemanes, pero durante La Crisis del Rin de 1840, El Primer Ministro francés, Adolphe Thiers, presentó la afirmación de que el río Rin superior y medio, debería servir como “frontera oriental natural de su país”; y los estados miembros de La Confederación Alemana, temían que Francia reanudara estos diseños.
Durante La Era de Vormärz y las revoluciones de 1848, surgió un movimiento de romanticismo en El Rin, destacando la importancia cultural e histórica de la cuenca del Rin, y los territorios alemanes en la orilla izquierda del río, alrededor de las ciudades de Colonia, Worms, Trier y Speyer.
Así, Nikolaus Becker respondió a estos eventos escribiendo un poema llamado “Rheinlied”, en el que juró defender El Rin; mientras el comerciante, Max Schneckenburger, inspirado por los elogios alemanes y la oposición francesa que recibió, escribió el poema “Die Wacht am Rhein” que dice:
“Una llamada ruge como el trueno, como choques de espadas y el romper de las olas:
Al Rin, al Rin, nuestro Rin alemán.
¿Quién defenderá esta noche nuestro arroyo divino?
Querida patria, permanece en paz, querida patria, permanece en paz.
¡Firme y leal permanece La Guardia, La Guardia del Rin!
¡Firme y leal permanece La Guardia, La Guardia del Rin!
A través de 100 mil hombres destella rápidamente, y los ojos de todos brillan intensamente; alemanes íntegros, piadosos y fuertes, protegen la sagrada frontera del país.
Levanta la vista al Cielo, donde los padres héroes miran hacia abajo, y juran con orgullosa pugnacidad:
¡Tú Rin permanecerás alemán como mi pecho!
Mientras una gota de sangre aún brille, mientras un puño pueda empuñar una espada, y un hombro pueda sostener un rifle.
¡Ningún enemigo entrará en tu orilla!
Y aunque a mi corazón llegue la muerte, tú nunca caerás en manos extranjeras.
Tan ricas son tus aguas en el fluir, ¡como rica es Alemania en sangre de héroes!
El juramento resuena, como corren las olas las banderas ondean en lo alto al viento:
Al Rin, al Rin, al Rin alemán todos queremos ser los guardianes.
Así que lidéranos, con nuestra aprobación; con confianza en Dios.
¡Coge la espada!,
¡Viva Wilhelm!
¡Abajo con la escoria!
¡Borra la vergüenza con sangre enemiga!”
En el poema, con 5 estrofas originales, se hace una “llamada atronadora” para que todos los alemanes se apresuren y defiendan el Rin alemán, para asegurarse de que “ningún enemigo ponga su pie en la orilla del Rin” como dice en la 4ª estrofa; y 2 estrofas con un texto más específico, fueron agregadas por otros más tarde.
A diferencia del antiguo “Heil dir im Siegerkranz” que alababa a un monarca, “Die Wacht am Rhein” y otras canciones escritas en este período, como “Deutschlandlied”, cuyo 3° verso es El Himno Nacional actual de Alemania; y “Was ist des Deutschen Vaterland?” o “¿Cuál es la patria del alemán?” de Ernst Moritz Arndt, llamaron a los alemanes a unirse, a dejar de lado el seccionismo, el sectarismo y las rivalidades de los diversos reinos y principados alemanes, para establecer un estado alemán unificado, y defender la integridad territorial de Alemania.
Fue cuando, a raíz de la derrota francesa posterior, El Primer Ministro prusiano, Otto von Bismarck, logró La Unificación de Alemania, y se estableció El Imperio Alemán, incluida Alsacia-Lorena; por lo que “Die Wacht am Rhein”, además del “Heil dir im Siegerkranz”, fue 2° Himno Nacional, No Oficial.
Así, la canción se hizo famosa, y tanto el compositor como la familia del autor, fueron honrados y recibieron una pensión anual de Bismarck.
Por su parte, Schneckenburger trabajó en La Restauración Suiza, y su poema fue puesto primero en música en Berna por el organista suizo J. Mendel, e interpretado por el tenor Adolph Methfessel para El Embajador prusiano, von Bunsen.
Esta primera versión no se hizo muy popular; pero cuando Karl Wilhelm, director musical de la ciudad de Krefeld, recibió el poema en 1854, produjo un escenario musical, y lo realizó con el coro de sus hombres el 11 de junio, el día del aniversario de plata del matrimonio de Prinz Wilhelm von Preussen, más tarde Emperador Wilhelm I.
Desde La Primera Guerra Mundial hasta 1945, “Watch On The Rhine” fue una de las canciones más populares en Alemania, rivalizando nuevamente con “Deutschlandlied” como El Himno Nacional de Facto; y ya en La Segunda Guerra Mundial, el informe de radio de Wehrmachtbericht, comenzó con la melodía, hasta que fue reemplazado por la fanfarria de “Les Préludes” de Liszt en 1941.
Más tarde, el título de la canción, también se usó como el nombre en clave de la ofensiva alemana en 1944, conocida hoy como “La Batalla de Las Ardenas”
Sin embargo, el escenario previsto en la canción, es decir, “un enemigo que se acerca al Rin y trata de cruzarlo, y jóvenes patrióticos alemanes que se movilizan en masa para defender el río con sus vidas”, nunca se produjo en realidad; lo mismo es cierto también para la ofensiva alemana en La Batalla de Las Ardenas de 1944 , que como se señaló, usó “Watch On The Rhine” como su nombre en clave, pero en realidad tuvo lugar lejos del río.
Y en 1945, cuando los enemigos de Alemania finalmente estaban a punto de cruzar El Rin, Alemania estaba en sus últimas etapas, y La Batalla de Remagen terminó con los estadounidenses cruzando el río con relativa facilidad.
Hoy, las tierras a lo largo de la orilla occidental del Rin, entre Suiza y
Los Países Bajos, son principalmente parte de Alemania.
El Sarre, Renania-Palatinado y Renania del Norte-Westfalia, son estados federales alemanes; Alsacia y el norte de Lorena, son partes de Francia con un elemento cultural alemán.
La enemistad franco-alemana, terminó en 1963 con El Tratado del Elíseo y la implementación de la amistad franco-alemana, de modo que el peligro de una invasión que se cernía durante siglos sobre ambas naciones, ya no existe.
Hoy, la canción solo tiene un significado histórico en Alemania, y rara vez se canta o se toca; pero ha figurado en obras de teatro y películas, tanto que fue el título de una obra de teatro que luego se convirtió en una exitosa película que acercó a los estadounidenses la precaución sobre una Segunda Guerra Mundial.

“When the time comes...
When it comes, I will do my best”



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